Especial HOMENAJE AL SCIENCE TIMES EN SU 25 ANIVERSARIO «SOY PERIODISTA CIENTÍFICO GRACIAS AL SPUTNIK» HOMAGE TO SCIENCE TIMES «I AM A SCIENCE JOURNALIST IN ITS 25TH ANNIVERSARY: THANKS TO THE SPUTNIK» John N. Wilford El inicio del suplemento Science Times hace más de 25 años fue una decisión estrictamente de negocio. El primer satélite artificial, el Sputnik, sirvió como impulso para que John N. Wilford, creador del suplemento, orientara su profesión hacia el periodismo científico y convirtió al suplemento de ciencia Science Times en un referente mundial de buen periodismo científico, impulsando la creación de otros suplementos de ciencia y la presencia de la ciencia en los medios de comunicación. e han pedido que hable en este Seminario de periodismo científico –que se celebra en el marco del Forum de las Culturas 2004– sobre la manera en que The New York Times informa y escribe sobre ciencia, medicina y tecnología; en particular, sobre nuestra experiencia con la sección semanal Science Times. Desde noviembre de 1978 –hace más de 25 años–, esta sección sale cada martes. Siento un cierto orgullo inmodesto a la hora de hablar de Science Times: sus orígenes y su evolución, sus imitadores, sus influencias en la comunicación de la ciencia. En primer lugar, pongamos las cosas en contexto. Algunos de ustedes quizá no se den cuenta de lo relati- M 18 Q UARK The creation more than 25 years ago of the Science Times supplement was based on a business decision. The first artificial satellite, the Sputnik, served as an impulse to John N. Wilford, creator of the supplement, to devote his career towards science journalism and turned the science supplement, Science Times, into a world reference of good science journalism, boosting also the creation of other science supplements and the presence of science in the mass media. vamente nuevo que es el periodismo científico entendido como especialización. Antes de la Segunda Guerra Mundial, tan sólo un puñado de periodistas en mi país estaban especializados en informar sobre ciencia o medicina. Las cifras son todavía hoy relativamente bajas: tal vez un millar de escritores y editores de ciencia a tiempo completo y, quizá, un número similar de otros profesionales que trabajan en instituciones científicas difundiendo noticias sobre investigación. En un principio, la expansión del periodismo científico reflejaba el incremento de la investigación durante y después de la guerra. Cada mes parecía traer nuevos descubrimientos relacionados con antibióticos y vacunas, aviación y mísiles, la naturaleza de la materia. NÚMERO 34 octubre - diciembre 2004 Y en octubre de 1957 llegó el Sputnik, el primer satélite artificial terrestre. Entonces el periodismo científico despega de verdad y levanta el vuelo, podríamos decir metafóricamente que impulsado por el famoso Sputnik. Efectivamente, yo soy periodista científico gracias al Sputnik. Un editor me preguntó si me ofrecía voluntario para escribir algunas piezas sobre medicina en el marco de un equipo ampliado de redactores sobre ciencia. Yo justo empezaba y no tenía una formación sólida en ciencias pero, en aquellos años, la mayoría de nosotros éramos periodistas que aprendíamos mientras trabajábamos. Me gustó la experiencia de estar continuamente aprendiendo cosas nuevas y transmitiéndolas al gran público. Creo que la segunda gran transición del periodismo científico, después del Sputnik, empezó cuando The New York Times estableció una sección semanal dedicada exclusivamente a noticias de ciencia y de medicina aunque, como jefe de redacción de ciencia de aquel entonces, reconozco que mi apreciación puede estar sesgada. Durante las conversaciones que mantengo con científicos, a menudo sale la pregunta: «¿por qué The Times decidió iniciar Science Times?». Mi respuesta parece decepcionarlos. Sospecho que los científicos quieren escuchar que la sección semanal era un reconocimiento de que su trabajo, investigar y descubrir, era el motor de la cultura moderna, una fuerza de iluminación y progreso, además de ofrecer también material para historias interesantes. Sin duda es así y, si uno hurga lo suficientemente hondo, eso estaba implícito en la línea de pensamiento que sostenía la creación de la sección. Pero la motivación inmediata no era altruista. Se trataba, simplemente, de la preservación del diario. Los periódicos son –no lo olvidemos– un negocio. En 1976, The Times estaba buscando nuevas vías de aumentar la cantidad de lectores y de inserciones publicitarias en una coyuntura económica que vivía momentos bajos. Eran días de experimentar, sobre todo en Nueva York. Así que The Times empezó a crear secciones nuevas y más atractivas. Cada día se añadía una sección ampliada sobre negocios. Y, también cada día, se dedicaba una sección nueva a un tema diferente: «deportes» el lunes, «vida» el miércoles, «hogar» los jueves y «fin de semana» los viernes. Al cabo de dos años, la experiencia estaba consolidada, excepto en lo relativo a los martes: ¿qué sección temática para ese día? Los editores no sabían qué hacer. Algunos gestores sugirieron publicar una sección sobre moda, pensando que aportaría beneficios en publicidad. Pero A.M. Rosenthal, el editor ejecutivo, se resistía. Según sus palabras, quería algo que tuviera «más fuerza y más dignidad». Y apostó por la ciencia... Finalmente, ganó Rosenthal. John N. Wilford J ohn N. Wilford es periodista científico y ha sido galardonado dos veces con el premio Pulitzer. Se incorporó a The New York Times en 1965, donde empezó su carrera y dirigió el suplemento Science Times. Anteriormente ya había trabajado para The Wall Street Journal y Time. En 1984 ganó el premio Pulitzer por la cobertura nacional de temas científicos; en 1987 compartió el mismo premio con otros periodistas de The New York Times por el trabajo en equipo en la cobertura del accidente del Challenger y de sus consecuencias. También es el autor, coautor y editor de ocho libros. [email protected] Q UARK NÚMERO 34 octubre - diciembre 2004 19 ¿Qué enseñanza podemos extraer de todo esto? En primer lugar, reconocer y enfatizar que la búsqueda y distribución de noticias es un negocio. Podría no haber existido jamás una sección sobre ciencia si ésta no se hubiera vendido como parte de un gran rediseño del diario para atraer nuevos lectores y anunciantes. En segundo lugar, Science Times enseguida fue un éxito entre los lectores, incluyendo médicos y científicos. La edición y venta del diario se incrementó los martes y para gran satisfacción de los gestores, la sección empezó a generar beneficios, no inmediatamente pero lo suficientemente rápido como para cerrar la boca a los que se oponían. Los ordenadores personales aparecieron en este período, y las empresas suplicaban por un espacio para anunciarse en la sección de ciencia. ¿Qué otras enseñanzas podemos extraer? Para que una nueva sección sobre ciencia sea un éxito viable se necesita algo más que un buen envoltorio y un buen diseño. Hay que invertir en un equipo capaz de desarrollar un periodismo cuidadoso y reflexivo. En esa época, The Times tenía un equipo de diez periodistas de ciencia y medicina: el mayor del país y, en nuestra opinión, también el mejor. Y estábamos dispuestos a ir a más. Ya nos estábamos moviendo más allá de la dieta usual de noticias diarias hacia artículos en profundidad que relacionaban desarrollos que emergían desde diversas áreas científicas. Empezamos a escribir sobre toda la ciencia con una mirada más crítica, más consciente, por ejemplo, de los efectos no deseados de la tecnología. También habíamos abierto el espacio «Los científicos en el trabajo» para humanizar la figura del científico y acercar a los lectores a sus laboratorios y a sus mentes. Durante meses intenté persuadir a los redactoresjefe de que nos dieran un escaparate para lo que ya estábamos haciendo en artículos ocasionales que aparecían en diferentes partes del diario. Se hizo evidente que el espacio estaba siendo muy modesto. Finalmente en el transcurso de los años, las primeras 3-4 páginas con que contaba Science Times han crecido y hoy doblan sobradamente su espacio inicial. El equipo ha aumentado hasta superar las 25 personas, que incluyen diversos editores, infografistas y especialistas fotográficos, un direc- 20 Q UARK NÚMERO 34 octubre - diciembre 2004 tor de arte, así como redactores fijos freelance y una plantilla de 18 redactores a tiempo completo. El ejemplo de Science Times Y, por supuesto, no tan sólo producimos el Science Times los martes. El resto de días publicamos un promedio de dos o tres artículos, algunos de los cuales son temas de portada. Hay noticias de ciencia a diario. En este sentido, para algunos pesimistas nos convertimos en un tema preocupante. Temían que una sección semanal produjera un efecto de aislamiento, y que toda la ciencia se viera confinada en una especie de gueto, alejada de las noticias de actualidad. Contrariamente, el éxito de Science Times parece haber animado a los editores a pensar que la ciencia y la medicina son temas valiosos para elaborar grandes piezas en las páginas de información general. El éxito inicial de la sección cultivó y alimentó un éxito aún mayor. Creo, además, que Science Times representa un significativo paso adelante en la comunicación de la ciencia tanto al público general como hacia otros científicos, y se impuso como ejemplo a seguir. Teníamos un diario influyente que cada martes dedicaba varias páginas a los avances científicos y médicos. Se afirmaba, en consecuencia, que los temas de ciencia debían formar parte de la dieta lectora de una persona bien informada. También se estaba diciendo a compañeros periodistas de todas partes que la ciencia es noticia, y que la manera responsable de cubrir esas noticias consistía en pasar de las piezas breves a artículos en profundidad que situaban a las nuevas investigaciones en un contexto más amplio. En artículos más largos y reflexivos, intenQ UARK 21 NÚMERO 34 octubre - diciembre 2004 22 tamos corregir una de las debilidades del periodismo: el dar cuenta de los hechos sin aliento y de forma supersimplificada. ¡La contextualización es vital en el caso de la información científica! La respuesta de los científicos ha sido gratificante. Casi desde el inicio, la sección ha sido un clásico en las aulas escolares, e incluso los científicos lo encuentran útil para mantenerse al día de lo que acontece en disciplinas diferentes de la propia. En esta época de la especialización, la comunicación entre científicos de campos diversos puede ser tan importante como la comunicación con el público general. Otra manera de medir el éxito de la sección es contar el número de veces que los científicos, o bien sus instituciones, han ejercido presión para aparecer en Science Times. Sucede varias veces a la semana. Y me da la sensación de que la reputación de la sección ha animado a los científicos a hablar más libremente y más en detalle con nuestros periodistas. Ha mejorado incluso la propia capacidad de los científicos para explicar las cosas. Alguien dijo una vez que los científicos y los periodistas tienen mucho en común en la búsqueda del conocimiento, y nada en común cuando se trata de presentar resultados. Los científicos responsables, por ejemplo, van paso a paso, inspirados por una pista, hipótesis o intuición, y ven sus descubrimientos como meras partes incrementales de una comprensión más global. Generalmente suelen evitar las grandes reivindicaciones de sus resultados, que es para lo que viven los redactores de grandes titulares. Los periodistas, por otro lado, son impacientes. Sostenemos que si hemos de esperar a que encaje cada posible pieza del rompecabezas de una investigación, la historia no se contará nunca, o un competidor la contará antes. La dictadura del tiempo está en la esencia del periodismo, y siempre estará. A pesar de ello, nos encontramos con que los científicos parecen confiar más en nosotros ahora, porque son lectores asiduos de Science Times. Por descontado, esto nos ofrece una ventaja. Como la mayoría de la investigación está financiada por los contribuyentes, la publicación informal de los logros a través de los medios de comunicación se ve como una forma útil de informar al público y a sus representantes electos, que están en posición de marcar las prioridades Q UARK «Los nuevos lectores, espectadores y oyentes dicen que están interesados por la ciencia, pero no son conscientes de que no están bien informados.» NÚMERO 34 octubre - diciembre 2004 de la investigación y aportar más dinero. Justo el mes pasado, un arqueólogo nos comunicó por correo electrónico que enseñó a un posible patrocinador un artículo que yo había escrito en Science Times, y obtuvo un cheque por una cantidad considerable para financiar una expedición. ¡Fantástico! Science Times ha tenido sus imitadores, lo que es gratificante. Varias docenas de periódicos crearon sus propias secciones de ciencia, y otros empezaron con páginas semanales sobre ciencia. Muchos de ellos, sin embargo, no han sobrevivido. Argumentan que no pudieron conseguir la publicidad que justificase su existencia. Probablemente sea cierto. La mayoría de los que han sobrevivido publican sobre todo temas de salud, y casi nada de ciencia. Incluso Boston Globe y The Dallas Morning News, que tenían dos de las mejores secciones de ciencia del país, ahora contienen mayor número de noticias sobre salud en detrimento de artículos sobre investigación médica y científica. Es una tendencia desalentadora. Nosotros no nos llegamos a sumar a esa tendencia. Hace unos seis años, en The Times rediseñamos y ampliamos la sección de ciencia, principalmente destinando más espacio a temas médicos y de salud. Noticias sobre investigación médica, estudios epidemiológicos en profundidad y nuevos tratamientos de enfermedades son parte legítima de una sección de ciencia. Pero no las últimas dietas de moda y tablas de ejercicios gimnásticos. En los años venideros, viviremos una lucha continuada para mantener la ciencia a la cabeza del tratamiento periodístico de la ciencia. Internet está llena de argumentos y contrargumentos en ciencia y medicina. También la televisión por cable. Nuestras revistas dedican más páginas a dietas y a ejercicios que a investigación básica y biología, genética, física y cosmología. Uno de los retos del periodismo científico serio en este siglo será ayudar al público para que pueda orientarse a través de la maraña de suposiciones, y de consejos pseudocientíficos y en conflicto que actualmente conforman muchas de las informaciones sobre ciencia. Uno de los miembros del equipo original de Science Times, Boyce Rensberger, es ahora el director de un programa de periodismo científico en el Q UARK NÚMERO 34 octubre - diciembre 2004 23 Intervención de John N. Wilford (a la izquierda) y Vladimir de Semir durante el Seminario «Periodismo científico en un mundo diverso» 24 Massachusetts Institute of Technology (MIT) y escribió recientemente un artículo sobre los problemas a los que se enfrenta el periodismo científico. Boyce se preguntaba: «¿Por qué tantos editores y productores de televisión aceptan noticias sobre ciencia triviales y descontextualizadas cuando no parecen tolerar un trabajo de tan poca calidad en un redactor de deportes o de política?». Y respondía que ello se debía a una confusión sobre el público ampliamente aceptada: que tan sólo unos pocos lectores se interesan por la ciencia. Se equivocan. Boyce cita encuestas que muestran que el 70 % del público está interesado en temas de ciencia, significativamente más que los que afirman interesarse por deporte o política. Al mismo tiempo, esas mismas encuestas muestran que tan sólo el 17 % se considera bien informado sobre los desarrollos científicos y tecnológicos. En otras palabras, Boyce Rensberger observa: «Los nuevos lectores, espectadores y oyentes dicen que están interesados, pero son conscientes de que no están bien informados. En conclusión: el público quiere saber más». Q UARK Parece, por tanto, que hay una demanda de más noticias de ciencia, no de menos. Y creo que esa demanda no hará sino aumentar. Jamás la ciencia había sido tan importante en nuestras vidas. El tratamiento y la posible cura de enfermedades. La mejora de las comunicaciones y del transporte. Conseguir una comida mejor y más segura. Espiar a los terroristas. Crear o contrarrestar armas de destrucción masiva y residuos tóxicos. La previsión meteorológica. Proteger y mejorar el medio ambiente. Comprender la realidad y las consecuencias del cambio climático global... Éstos son tan sólo algunos de los aspectos más obvios de la ciencia. Luego están los beneficios cualitativos de descubrimientos que contribuyen a nuestra comprensión del sentido de la vida: el origen de la evolución del universo y de la vida misma, la naturaleza de la materia y la energía, los orígenes de la cultura humana. Nuestro reto es encontrar maneras de lograr que la ciencia sea lo suficientemente interesante como para atraer a la audiencia. No simplificando las noticias, sino haciéndolas irresistibles y manifiestamente importantes –e indispensables– para cualquiera que quiera estar bien informado. La ciencia es vital en este proceso de aprendizaje continuo. Un periodista no podría pedir un tema más importante y retador, uno que te mantiene atrapado toda tu vida en aprender más y más. Nunca me he arrepentido de la casualidad que me llevó a desarrollar una carrera como periodista científico. ¡Gracias Sputnik! Nunca falla: cada martes, cuando abro las páginas del Science Times, me lleno modestamente de orgullo por haber estado presente en su creación, por saber que continúa pisando fuerte y que es hoy una referencia mundial del periodismo científico bien hecho. ¶ NÚMERO 34 octubre - diciembre 2004