07. Daniel Fernández Pérez.qxd - CICCP

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Las infraestructuras de saneamiento
en un área metropolitana
El caso de la aglomeración urbana de Bilbao
Daniel Fernández Pérez
DESCRIPTORES
AGUA
SANEAMIENTO
AREAS METROPOLITANAS
ESTUARIOS
REGENERACIÓN URBANA
BILBAO
El área metropolitana de Bilbao
La cuenca y el estuario del Nervión
La en otro tiempo denominada Comarca del Gran Bilbao, que
hoy preferimos llamar Bilbao Metropolitano, es una aglomeración urbana de 900.000 habitantes, articulada en torno a la
ría de Bilbao o ría del Nervión (Fig. 1), si bien, como área funcional, rebasa el entorno de la ría propiamente dicho y se extiende por la costa hacia Plencia, Gorliz y Lemoiz, por el este,
y hacia Muskiz por el oeste, a la vez que remonta los valles de
los ríos tributarios del estuario (Kadagua, Nervión, Ibaizabal y
Asua), hacia Alonsótegui, Arrigorriaga, Galdakao y Lezama.
La aglomeración urbana está compuesta por 35 municipios
que ocupan el 25 % del territorio histórico de Bizkaia, aunque
concentran el 80 % de su población y el 43 % de la del País
Vasco. El municipio de Bilbao apenas contabiliza 350.000 de
los 900.000 habitantes de la metrópoli.
Hoy como ayer la ría marca el devenir del Bilbao Metropolitano:
El sistema fluvio-estuárico del Nervión-Ibaizabal, formado
por la cuenca y el estuario del Nervión, junto con las aguas
costeras próximas, conforma una unidad de gestión hídrica
indivisible (Fig. 2).
En conjunto, el sistema drena una cuenca de unos 1.630
kilómetros cuadrados, lo que supone aproximadamente el
73 % del territorio histórico de Bizkaia. El 90 % de esta cuenca, corresponde a las subcuencas hidrográficas del Cadagua,
Nervión e Ibaizabal, y el 10 % restante a las subcuencas del
Asua, Galindo y Gobela.
Se trata de un territorio densamente poblado. La población asentada en el mismo asciende a 1.006.000 habitantes,
de los cuales 969.000 corresponden a Bizkaia (95,5 % de su
población), 34.000 a Álava (cuadrilla de Ayala) y 3.000 a
Burgos (valle de Mena).
Dentro de este sistema hidrográfico se distinguen tres categorías de aguas superficiales:
a. Ríos: todas las aguas dulces que fluyen a través de las
cuencas hidrográficas vertientes al estuario del Nervión.
b. Aguas de transición (estuario del Nervión): aguas estuáricas comprendidas entre el límite de influencia de las mareas y la línea imaginaria que une Punta Galea con Punta
Lucero. Esta masa de agua en sentido estricto habría de
ser considerada como “aguas de transición”; sin embargo,
las alteraciones morfológicas que han sufrido el cauce y
las márgenes del estuario aconsejan su clasificación como
“aguas muy modificadas”.
c. Aguas costeras: aguas marinas situadas en el entorno costero próximo al abra de Bilbao.
En la demarcación se localizan varias playas que constituyen zonas protegidas (en virtud del artículo 6 y del anexo IV
de la directiva 2000/60/CE), por albergar masas de aguas de
“… tú eres Nervión, la historia de la villa
tú, su pasado y su futuro
tú eres recuerdo siempre haciéndote esperanza
y sobre cauce fijo, caudal que huye…”.
Miguel de Unamuno
El Consorcio de Agua Bilbao Bizkaia (antes Consorcio de
Aguas del Gran Bilbao) es el responsable de los servicios de
abastecimiento de agua y saneamiento “en alta” en el área
metropolitana de Bilbao. Su ámbito de actuación se extiende
asimismo a otros 19 municipios de las cuencas medias y altas
del Kadagua, Ibaizabal, Arratia y Nervión y de las cuencas
del Mercadillo y del Butrón, adyacentes a la del estuario. El
Consorcio agrupa a un total de 54 municipios y da servicio a
1.012.000 habitantes (90 % de la población de Bizkaia).
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Fig. 1. Aglomeración urbana de Bilbao.
Fig. 2. Cuenca del Nervión y aglomeración urbana de Bilbao.
baño sujetas al marco legislativo establecido por la directiva
76/160/CE. Tres de estas playas están situadas en la zona este del abra de Bilbao y el resto en la zona costera adyacente.
Asimismo, el propio estuario del Nervión podría ser considerado como una zona protegida en su conjunto, por ser
una “zona sensible” en el sentido de la directiva sobre aguas
residuales 91/271/CE. Su carácter de zona protegida podría incluso venirle, en un futuro, de su “uso recreativo”. No
obstante, este estuario no ha sido declarado, hasta la fecha,
ni como zona sensible, ni como zona de uso recreativo.
El estuario del Nervión: la ría y el abra de Bilbao
Características morfológicas
El estuario del Nervión está formado por el curso de dicho río
sometido a la influencia de las mareas. Tiene una longitud
aproximada de 23 kilómetros desde su cabecera hasta el mar.
En el mismo se pueden distinguir claramente dos zonas con
características físicas muy diferentes. La zona exterior (desde
Portugalete hasta la línea imaginaria que une Punta Lucero
con Punta Galea), denominada “abra de Bilbao”, consiste en
una bahía semiencerrada con una superficie de unos 30 km2
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y una profundidad media de unos 25 metros. Esta zona, de
carácter marino y en la que la estratificación salina es débil,
almacena el 90 % de toda el agua estuárica. La zona oeste del
abra, en la que predomina el uso industrial de las márgenes,
alberga al puerto de Bilbao y se encuentra profundamente
modificada. Sin embargo, en la zona este, en la que predomina el uso residencial, las márgenes se encuentran mucho
menos alteradas. En esta zona se localizan las playas de Las
Arenas, Ereaga y Arrigunaga, que son, junto con el entorno
adyacente, profusamente utilizadas con fines recreativos.
La zona interior del estuario, de unos 15 kilometros de longitud (comprendida entre el límite de influencia de mareas, situado en el barrio bilbaíno de La Peña, y Portugalete), está formada por un canal mareal cuya anchura (sin contar las dársenas) y profundidad (en media marea) oscilan entre 50-150
metros y 4-10 metros, respectivamente. En esta zona interior,
conocida como “ría de Bilbao”, la columna de agua presenta
una fuerte estratificación salina durante todo el año, siendo ésta más acusada cuanto más cerca del límite de mareas.
El estuario del Nervión es actualmente una creación completamente artificial, como consecuencia de la pérdida de
marismas y dunas, la canalización y rectificación de su tra-
zado y la construcción de los diques exteriores que convirtieron el abra de Bilbao en un puerto comercial. La ría de Bilbao, que fue originalmente el área estuarina más extensa de
la cornisa cantábrica, conserva en la actualidad únicamente
un 68 % de su superficie original.
Características hidrográficas
Según la clásica definición de Pritchard, un estuario es un cuerpo de agua costero semiencerrado que tiene conexión libre
con el océano y dentro del cual el agua salada es considerablemente diluida con agua dulce proveniente del drenaje terrestre. Por lo tanto, en el interior de los estuarios se produce la
mezcla de las aguas saladas del mar (salinidad = 35 g/l) y las
dulces de los ríos (salinidad = 0,5 g/l), existiendo un marcado
gradiente longitudinal de salinidad desde la zona interior hacia la exterior del estuario. Así, considerando la salinidad media anual en toda la columna de agua, el estuario del Nervión
es mesohalino en su zona interior (salinidad entre 5 y 18 g/l)
y euhalino en la zona exterior (salinidad entre 30 y 40 g/l).
El grado de penetración de la cuña salina en el estuario y
también la estratificación o el grado de mezcla dependen de la
amplitud y fase mareal y del caudal de los ríos tributarios.
Fig. 3. El río y el mar pugnan por el estuario.
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Cuando el caudal fluvial es bajo, el agua de mar penetra hasta
la zona de influencia de las mareas (sobre todo en la pleamar),
aunque a medida que avanza va mezclándose con agua dulce.
Sin embargo, cuando el caudal fluvial es elevado, el agua dulce, que ocupa una buena parte del volumen del estuario, impide la penetración de la cuña salina. Por otro lado, durante las
mareas vivas el grado de mezcla entre aguas marinas y dulces
es mucho mayor que durante las mareas muertas (Fig. 3).
Formulación, desarrollo y culminación
del Plan Integral de Saneamiento de 1979
En el año 1900, disponía Bilbao de un sistema de saneamiento que puede considerarse excepcional para aquella
época. Dos colectores, uno por la margen izquierda del Nervión y otro por la margen derecha, recogían las aguas residuales de una red de alcantarillado separativa para, mediante dos pasos subfluviales, conducirlas, en la zona más
baja de la ciudad, Elorrieta, a un gran depósito enterrado y,
posteriormente, a través de una estación de bombeo, con una
tubería de impulsión de casi 15 kilómetros, enviar las aguas
al mar, en un lugar de la costa próximo a Punta Galea.
Este proyecto, de principios del siglo XX, fue abandonándose hasta llegar prácticamente a su inutilización total a principios de los años setenta. La construcción del Canal de Deusto en la década de los cincuenta había seccionado el colector
principal, recogiéndose en la época final únicamente las
aguas del barrio bilbaíno de San Ignacio.
Las aguas de Bilbao acabarían vertiéndose directamente
a la ría, al igual que lo venían haciendo el resto de los municipios de la cuenca.
De ese modo la calidad del agua del estuario fue deteriorándose progresivamente, llegando a alcanzar una situación
de extrema degradación ambiental (desaparición de flora y
fauna, altos niveles de metales pesados en el agua y en los
sedimentos, contaminación microbiológica de las playas del
abra…) como consecuencia del efecto de los numerosos vertidos industriales y domésticos descargados de forma incontrolada y sin ningún tratamiento previo.
La ría de Bilbao había pasado, a lo largo de los primeros
75 años del pasado siglo, de ser una ría de baños y pesca,
a ser una “cloaca navegable” (Figs. 4, 5 y 6).
Un desarrollo económico desordenado, que desencadenó
unos fortísimos movimientos migratorios y provocó un rápido
crecimiento poblacional del área (la población se cuadruplicó entre 1900 y 1975), había acabado con todo vestigio de
vida acuática.
En esta coyuntura se constituye el Consorcio de Aguas en
marzo de 1967, como respuesta organizativa, de carácter
supramunicipal, a los graves problemas de abastecimiento de
agua y saneamiento del área metropolitana.
En junio de 1979 se lanza el Plan Integral de Saneamiento de la ría, en el que se establece como objetivo de calidad
final el conseguir un agua tal que “permita la presencia en todo el sistema fluvial de vida acuática, dentro de un amplio
marco de diversidad de especies”, y la recuperación de las
playas interiores del abra.
Fig. 4. Bañistas en la cabecera de la ría a principios del siglo
XX.
Fig. 5. Interior de la ría, hacia 1960.
Fig. 6. Confluencia del Kadagua con el Nervión en 1975.
Se estudiaron dos bloques de soluciones:
— Soluciones con planta depuradora de tratamiento primario,
emisario submarino y vertido de las aguas tratadas al mar.
— Soluciones con plantas depuradoras de tratamiento secundario y vertido de las aguas tratadas al estuario.
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Fig. 7. Solar destinado a la EDAR de Galindo en 1984.
Finalmente prevaleció, tras numerosos estudios y discusiones,
la segunda de las opciones. Las dificultades técnicas de construcción del emisario, el mayor coste de inversión inicial de éste y la aplicación del principio de prudencia, en un contexto de
incertidumbre en cuanto a impactos ambientales y a evolución
normativa, inclinaron la balanza hacia la opción que proporcionaba un mayor control sobre la contaminación vertida al
medio natural, es decir, por la que se apoyaba menos en la capacidad de asimilación de contaminantes del medio receptor.
Además, hubo otro factor que debió de jugar un papel
determinante a la hora de decantarse por una u otra alternativa, y fue el de la disponibilidad de suelo para construir una
gran depuradora. No es fácil encontrar o habilitar, en un
área metropolitana, una parcela de suelo de 40 hectáreas
para implantar una estación depuradora de aguas residuales. Me atrevería a decir que en la mayoría de los casos ése
es el punto arquimediano sobre el que se levanta la infraestructura del saneamiento.
La “solución emisario” contemplaba una única estación depuradora que debía ubicarse en el puerto exterior de Bilbao, el
cual por aquellas fechas, recién acabada la construcción del dique de Punta Lucero, ya disponía de un amplio espejo de agua
abrigada. El inconveniente radicaba en que las obras de relleno de los muelles aún estaban pendientes de programar, con lo
cual la zona portuaria abrigada era simplemente eso: agua. En
cambio, para la “solución de plantas depuradoras” se podía
disponer de dos excelentes parcelas de suelo, Galindo y Lamiako, y la primera de ellas de forma inmediata (Fig. 7).
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La evolución posterior de estos emplazamientos es sumamente ilustrativa y les resultará familiar a muchos planificadores: con el proceso de regeneración ambiental y urbana experimentado por la ría en el último decenio, y el cambio de orientación socioeconómica del Bilbao metropolitano (de aglomeración industrial a metrópoli de servicios), los suelos ocupados
por las depuradoras de Galindo y Lamiako (esta última a construir en el período 2005-2008) han pasado de ser solares
ociosos a ser espacios de oportunidad y alto valor urbanístico,
engullidos por la ciudad y rodeados de desarrollos urbanos de
nuevo cuño, de carácter residencial y de servicios. Esto dará
lugar, sin duda, a requerimientos cada vez más exigentes sobre su integración urbanística en el entorno, cuando no a una
crítica abierta a la idoneidad misma de su ubicación (Fig. 8).
Por lo demás, el estancamiento poblacional del área metropolitana de Bilbao, que se inicia en los años ochenta y se
mantiene en la actualidad, y la reducción de los vertidos de
aguas residuales industriales, aconsejaron una revisión “a la
baja” de las hipótesis iniciales de diseño. Se eliminó del proyecto, por innecesaria, la EDAR de Etxebarri, conectando su
“sistema colector” a la red de saneamiento de Galindo. Además, se anexionó el sistema Lamiako al de Galindo, de forma
transitoria (en tanto hubiera capacidad sobrante en la EDAR
de Galindo), mediante un bombeo y cruce subfluvial de conexión. Como consecuencia, el esquema de saneamiento de
la ría de Bilbao (Fig. 9) quedó consolidado en un solo “sistema de saneamiento de la aglomeración urbana de Bilbao”,
con dos estaciones depuradoras interconectadas.
Fig. 8. EDAR de Galindo (primer plano) y parcela de la EDAR de Lamiako (margen derecha; 2002).
Fig. 9. Esquema de saneamiento de la ría de Bilbao.
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El despliegue de la extensa y compleja red de saneamiento se hizo a partir de la EDAR de Galindo, irradiando a
partir de ella los ejes fundamentales del “sistema colector” supramunicipal, que intercepta los vertidos de aguas residuales
de las redes locales de alcantarillado a las diferentes masas
de agua superficiales. La disposición profunda de los tramos
troncales de la red ha permitido independizar su trazado de
la trama urbana, si bien ha dado lugar a costosas infraestructuras de intercepción (Fig. 10).
A fecha de hoy, 25 años después de la formulación del
Plan, están recogidas y depuradas el 98 % de las aguas residuales que se generan en el área metropolitana de Bilbao. El
próximo año 2006, con la conexión de Alonsótegui, Arrigorriaga y Miraballes se podrá dar prácticamente por concluido el Plan Integral de Saneamiento de la ría, tal y como fue
formulado en 1979.
Todos los municipios del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia estarán dotados de sistemas de saneamiento y depuración de aguas residuales. Quedarán por completar únicamente1 algunos sistemas que afectan a municipios no incorporados al Consorcio en la actualidad, y en cuencas distintas
a la de la ría, como es el caso del Medio Butrón (municipios
de Mungia, Gatika, y Maruri).
Con esto, todas las aglomeraciones urbanas de las cuencas vertientes al estuario del Nervión contarán con sistemas
de colectores de aguas residuales y estaciones depuradoras
con tratamiento secundario, a excepción de las del medio y
alto Nervión (Llodio, Amurrio y Orduña, principalmente), cuya construcción, lamentablemente, aún no se ha iniciado.
El saneamiento de la ría
en el contexto de la revitalización
del área metropolitana de Bilbao
El impulso promotor y tractor del Plan Integral de Saneamiento de la ría de Bilabao no respondió a un apercibimiento de carácter judicial o administrativo sino que surgió de la
voluntad de los municipios del área metropolitana de dar
vuelta a una situación de degradación ambiental particularmente notoria e insostenible.
En el año de su lanzamiento (1979), aún no había sido
promulgada la directiva 91/271/CEE de aguas residuales
urbanas (tampoco España pertenecía a la Unión Europea), ni
tampoco existían planes de regularización de vertidos (el régimen actual de autorizaciones de vertido tiene su origen en
la Ley de Aguas de 1985). Es cierto que existía la obligación
legal de no contaminar las aguas, pero el régimen legal de
protección del medio ambiente y la administración encargada de hacerlo cumplir estaban ampliamente desbordados
por la realidad.
El saneamiento de la ría fue en cierto modo una avanzadilla del fenómeno de revitalización urbana del Bilbao metropolitano que acabaría cristalizando en los años noventa,
después de que la crisis de los ochenta pusiera de manifiesto en toda su crudeza el agotamiento del modelo económico
de las décadas precedentes. Estos años ven aparecer el Plan
Estratégico del Bilbao Metropolitano (1990), el Plan General
de ordenación Urbana de Bilbao (1991), la sociedad pública Bilbao ría 2000 (1993), el Plan Territorial Parcial del Bilbao Metropolitano (avance, 1994), el Plan para la Desem-
Fig. 10. Interceptor Nervión-Ibaizabal. Pozo de Urbi.
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Fig. 11. Recuperación de la ría. Muelle de Abando (2004).
bocadura del Galindo, Baracaldo (programa europeo URBAN, 1995) y el Acuerdo Interinstitucional para la Revitalización de la Margen Izquierda (1997).
Podemos identificar cuatro pilares básicos en este empeño
institucional y social de regeneración del área metropolitana
de Bilbao:
1. El cambio de identidad de la comarca, de aglomeración
industrial a metrópoli de servicios.
2. La identificación del entorno de la ría como el espacio en
el que ha de producirse la transformación de la economía
bilbaína.
3. La reconversión de la ría-puerto, ineficiente y jalonada de
grandes plantas industriales, en un espacio adecuado para una economía más diversificada y moderna.
4. La reurbanización del espacio de la ría.
Dos factores clave, a su vez, posibilitan e invitan a emprender este proyecto:
1. El traslado de las actividades portuarias desde el interior
de la ría al abra, o parte exterior del estuario.
2. El saneamiento de la ría de Bilbao.
En estos últimos años hemos podido ver cómo los sueños
se iban haciendo realidad, y cómo el mundo virtual de las
maquetas se iba convirtiendo en el mundo real y tangible que
se había soñado, jalonado, con una profusión poco habitual,
por construcciones de gran acierto funcional y valor arquitec-
Fig. 12. Recuperación de la ría. Regata Ingenieros-Deusto (2004).
tónico: Metro de Bilbao, Museo Guggenheim, Palacio Euskalduna, Aeropuerto de Bilbao, puentes de Euskalduna, P. Arrupe y Zubí Zuri, etc. (Fig. 11).
Paralelamente, la vida ha ido progresivamente volviendo
a la ría. Hemos podido constatar (por medio de un extenso
programa de seguimiento ambiental, iniciado en 1984, que
afecta tanto al agua como a sedimentos, plancton, bentos,
peces y aves) una clara mejoría del medio natural (Fig. 12).
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Revisión del Plan Integral
de Saneamiento de 1979
Transcurridos 25 años desde que se lanzara, el 29 de junio
de 1979, el Plan Integral de Saneamiento, y a punto de concluir su construcción, se ha realizado una profunda revisión
de los objetivos iniciales y del esquema de solución, a la luz
del comportamiento real del sistema y de los resultados del
programa de seguimiento ambiental, de acuerdo con la reciente Directiva Marco del Agua, y antes de construir la última gran pieza del sistema (EDAR de Lamiako), que ha de
servir para descongestionarlo y ajustar sus prestaciones.
Dos han sido los asuntos críticos identificados en esa reflexión estratégica que ha supuesto la revisión del plan:
1. La vulnerabilidad del sistema.
2. El establecimiento de objetivos de calidad más precisos y
exigentes, que se cumplan tanto en tiempo seco como en
tiempo de lluvia.
Vulnerabilidad
El sistema de saneamiento implementado responde a un modelo de máxima centralización de depuración y vertido. El 90 %
de las aguas residuales de la cuenca vertiente al estuario están
recogidas y depuradas en una sola EDAR (o en una pareja, Galindo-Lamiako) y vertidas en la ría. El 10 % restante está repartido en otras siete u ocho depuradoras, ubicadas en los tramos
medios/altos de los ríos tributarios. Esto indudablemente favorece la situación ambiental de los ríos,2 al trasladar la mayor
parte del vertido depurado a una masa de agua, la ría, con mejores condiciones para recibirlo (mayor volumen de dilución).
Con todo, el vertido a la ría es relativamente importante
(recordemos que corresponde a una aglomeración urbana de
900.000 habitantes) en relación con el tamaño relativamente
modesto del estuario.
El funcionamiento del sistema de saneamiento de la ría depende sin paliativos del buen funcionamiento de la EDAR de
Galindo (y, en menor medida, del de la futura EDAR de Lamiako). Tanto la línea de tratamiento de agua como la línea de tratamiento de fangos deben funcionar ininterrumpidamente, sin
fallos, las 24 horas del día, los 365 días del año. Un vertido accidental de agua residual sin depurar de la EDAR de Galindo,
durante unas pocas horas, puede tener un efecto demoledor sobre una ría plenamente recuperada. El sistema debe tener incorporadas, en su configuración o en su diseño, la fiabilidad y
redundancia necesarias para imposibilitar esa eventualidad.
Asimismo, la línea de tratamiento de fangos debe estar
dotada de la robustez y capacidad de reserva suficiente para afrontar las averías o las paradas técnicas programadas
de mantenimiento preventivo.
Objetivos de calidad más precisos
y exigentes en tiempo seco y en tiempo de lluvia
Cuando aún no ha concluido el Plan Integral de Saneamiento,
el grado de la recuperación alcanzado en la ría es notable. La
concentración media anual de oxígeno disuelto (O2), en cualquier punto, supera el 60 % de la saturación, lo que posibilita
el que aparezca una amplia variedad de especies piscícolas
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que entran y salen con la marea, de invertebrados que colonizan el fondo, y de algas (macroscópicas) que crecen en los
muelles o flotan (microscópicas) y se dejan llevar por la marea.
La calidad promediada anualmente en cada tramo de la
ría varía a lo largo del año y varía en cada punto con la profundidad. Empeora apreciablemente junto al fondo, en los
tramos interiores del estuario; se reduce asimismo en verano
y con mareas muertas, cuando el aporte de agua bien oxigenada proveniente del río o del mar disminuye, y, asimismo,
puede empeorar ocasionalmente por efecto de los reboses de
la red de saneamiento durante episodios lluviosos de gran intensidad, que pueden estar muy localizados territorialmente y
no ir, por tanto, acompañados de una crecida simultánea de
los caudales de los ríos.
El carácter aleatorio de los fenómenos hidrometeorológicos,
y por lo tanto del impacto del sistema de saneamiento en el medio receptor, ha de tener, pues, una réplica consecuente en los
criterios de calidad, que han de referirse a un nivel de cumplimiento en porcentaje del tiempo total (habitualmente, 95 %).
Este carácter estocástico de la eficacia del sistema de saneamiento y de su impacto en el medio natural, fundamentalmente por su comportamiento durante los episodios de lluvia,
es de particular importancia en lo relativo a la calidad bacteriológica del agua en las playas del abra. Efectivamente, una
vez que estén recogidas y transportadas a plantas depuradoras todas las aguas residuales generadas en la cuenca, la calidad bacteriológica del agua en las playas de ArrigunagaEreaga y Las Arenas estará determinada:
1. Por la contaminación introducida por los efluentes de las
EDAR de Galindo y Lamiako, que requerirán desinfección.
2. Por los desbordamientos de los aliviaderos de la red de saneamiento durante lluvias de gran intensidad.
3. Por la contaminación “de fondo” introducida por los ríos
Nervión, Kadagua, Asua y Gobela.
4. Por la resuspensión de los sedimentos, aún contaminados,
de los cauces.
La calidad futura del agua de las playas, y la de la propia ría, estará condicionada, sobre todo, por el comportamiento del sistema en tiempo de lluvia.
Por otro lado, con la mayor transparencia de las aguas
que nos trae la recuperación de la ría, aumenta el riesgo de
crecimientos indeseados de microalgas oportunistas en episodios conocidos como blooms algales.
La cuestión de si la ría es, o no, zona sensible a la eutrofización puede resultar controvertida y tiene en cualquier caso una respuesta llena de matices. Este asunto no se ha abordado hasta la fecha en el marco del Plan Integral de Saneamiento y es inaplazable el hacerlo ahora. La pregunta se puede reformular en el sentido de si los nutrientes (principalmente nitrógeno y fósforo) aportados por las aguas residuales del
millón de habitantes que habitan la cuenca del Nervión, pueden condicionar la recuperación alcanzable de la ría, y de si
su eliminación puede resultar una medida eficaz.
En resumen, un factor determinante en la revisión del Plan
Integral de Saneamiento es la mayor exigencia en los objetivos de calidad y una mayor garantía de su cumplimiento en
términos probabilísticos a lo largo de todo el año y de todos
los años, teniendo en cuenta que el sistema ha de funcionar
satisfactoriamente tanto con caudales de aguas residuales de
“tiempo seco”, como durante los numerosos días del año en
que la lluvia nos acompaña en esta verde tierra nuestra.
Estos objetivos de calidad los hemos de desplegar en normas de calidad relativas a las aguas de baño y en normas de
calidad ecológica general que, a la espera de que se desarrollen los indicadores biológicos, hidromorfológicos y fisicoquímicos que recoge la DMA, hemos reducido a la de concentración de oxígeno disuelto en el agua.
Cumplidas las normas guía que hemos propuesto, entendemos que alcanzaremos el “buen estado ecológico” de las
aguas que exige la DMA, particularmente si además se adoptan las medidas propuestas de control de la eutrofización.
Actuaciones propuestas
La utilización intensiva y extensiva de diversos modelos matemáticos encadenados (precipitación-escorrentía, alcantarillado, depuración, estuario interior/ría, estuario exterior/abra y
dilución de efluentes en medio marino) ha permitido simular el
conjunto infraestructura de saneamiento-medio receptor, comprender su funcionamiento y optimizar el dimensionamiento y
funcionalidad del sistema de saneamiento.
Como consecuencia, se han podido establecer, de forma
fundada, las siguientes propuestas:
1. Control de la contaminación en tiempo de lluvia: se puede
y se debe reducir la frecuencia de vertidos al estuario por
desbordamiento de la red a tres o cuatro veces al año. Para ello hay que acarrear hacia las EDAR de Galindo y Lamiako en torno al 95 % de la escorrentía pluvial sobre cuencas urbanizadas. Asimismo hay que incrementar la capacidad de almacenamiento de la red con nuevos tanques de
tormenta (125.000 m3 adicionales, aproximadamente).
Con estas premisas el volumen influente al conjunto de
EDAR Galindo-Lamiako se distribuiría como sigue: un 44 %
del total correspondería a aguas residuales domésticas e
industriales vertidas a la red, un 30 % a aguas de escorrentía de los sistemas unitarios, y un 26 % a aguas parásitas o de infiltración.
Normalmente carece de sentido y es contraproducente
acarrear agua residual a una EDAR para luego verterla
allí sin depurar. Hay que proporcionar tratamiento primario a todas las aguas residuales que lleguen a una EDAR
(salvo, tal vez, del orden de uno o dos vertidos al año, en
cabecera de planta).
Se puede y se debe proporcionar, asimismo, tratamiento biológico a la totalidad del influente de la EDAR al menos un 85/90 % del tiempo. Durante el 10/15 % del tiempo restante, una parte del caudal influente recibirá tan solo tratamiento primario.
2. Eutrofización de la ría y riesgo de blooms algales: la cuenca vertiente a la ría es pequeña y la población asentada
es grande (un millón de personas). Las EDAR de Galindo
y Lamiako, aun contando con proceso de desnitrificación,
aportarán el 50 % del nitrógeno que recibe la ría.
El tiempo de residencia del agua dulce en el estuario interior es del orden de 10 días en estiaje, tiempo suficiente
para que se produzca un bloom algal. Con la recuperación de la calidad de la ría está aumentando la trasparencia de las aguas y, con ello, el riesgo de crecimiento indeseado de algas. De hecho se han producido episodios de
blooms algales en 2002 y 2003.
Es necesario reducir el contenido de nitrógeno y fósforo en
el efluente de las EDAR de Galindo y Lamiako, en el supuesto de vertido a la ría. En caso de vertido al mar (emisario submarino) no sería necesaria eliminación alguna de nutrientes.
3. Desinfección bacteriológica de efluentes: para alcanzar los
objetivos de calidad de agua de baños en las playas interiores del abra es necesario desinfectar incluso los caudales
más altos de tiempo de lluvia vertidos en Galindo y Lamiako (hasta percentiles superiores al 98 %). Esto exige unas instalaciones de desinfección (en principio, por rayos ultravioleta) con capacidad conjunta del orden de 15 a 18 m3/seg.
4. Emisario submarino: el vertido en la ría de los efluentes de
las EDAR de Galindo y Lamiako requiere su desinfección
previa y la instalación de tratamientos terciarios de eliminación de nitrógeno y fósforo. En cambio, el vertido en
mar abierto, a través de un emisario submarino, hace innecesarios dichos tratamientos, no afecta significativamente al medio marino o a la costa, y permite alcanzar un nivel de recuperación ambiental de la ría muy superior. Además, debido a la favorable localización del punto de vertido y de la disposición profunda del mismo, la solución de
emisario submarino dota al saneamiento de la aglomeración urbana de Bilbao de una robustez que difícilmente se
puede proporcionar por otro medios.
Por estas razones la solución finalmente propugnada es
la de trasladar el punto de vertido, desde su ubicación actual en el interior del estuario, a una zona mucho más
adecuada, a tres kilómetros de la costa y 40 metros de
profundidad, mar adentro.
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Daniel V. Fernández Pérez
Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
Director Técnico del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia
Notas
1. Además, queda por resolver de forma satisfactoria el saneamiento de los pequeños núcleos y viviendas aislados de los sistemas colectores de las aglomeraciones
urbanas. El saneamiento de los núcleos rurales y de las zonas periurbanas, así como la delimitación entre saneamiento público y privado, está siendo objeto de un
estudio especial en el ámbito del Consorcio. Afecta a 4.000 vertidos (2% de la población), agrupados en 200 núcleos de 6 a 75 viviendas cada uno y 700 núcleos
de 1 a 6 viviendas. La solución de partida (pendiente de validar), consistiría en conectar 160 núcleos a la red de alcantarillado municipal, construir 40 pequeñas
EDAR para 40/80 habitantes en otros tantos núcleos, y rehabilitar y acondicionar
2.500 fosas sépticas con filtro de arena y drenaje a cauce (saneamiento individual
–privado–, sin alcantarillado, para los 700 núcleos restantes).
2. Las aguas utilizadas y vertidas provienen de cuencas externas, por lo que los ríos
mantienen en todo su recorrido su régimen natural de caudales.
I.T. N.o 71. 2005
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