Psicoanálisis y actualidad: problemáticas para una investigación

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Psicoanálisis y actualidad: problemáticas para una investigación1
Conferencia leída en las Jornadas Clínicas 2009 (CAPs),
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.
Dr © Pablo Cabrera P.
Prof. del Departamento de Psicología (Universidad de Chile)
¡Por donde partas,
es hasta donde llegarás!
(Hölderlin)
Noticia Preliminar, 28 de junio de 1955.
Las primeras investigaciones revelaron que el antiguo Mirador que servía de dormitorio a
Alejandra fue cerrado con llave desde dentro por la propia Alejandra. Luego mató a su
padre de cuatro balazos con una pistola calibre 32. Finalmente, echó naftalina y prendió
fuego.
Esta tragedia, que sacudió a Buenos Aires por el relieve de esa vieja familia argentina, pudo
parecer al comienzo la consecuencia de un repentino ataque de locura. Pero ahora un nuevo
elemento de juicio ha alterado ese primitivo esquema… ese elemento explicaría por qué
Alejandra, no se suicidó con una de las dos balas que restaban en la pistola, optando por
quemarse viva.
(Ernesto Sábato. Sobre Héroes y Tumbas. 1961)
En esta ocasión, quisiera hacer algunas reflexiones en torno al psicoanálisis y el
lugar de la investigación en la clínica, para finalizar planteando algunas preguntas respecto
a lo actual. Problematizaré la idea de lo nuevo en el psicoanálisis, diferenciándolo de lo
actual. Son notas, en último término, que intentan esbozar un proyecto de investigación.
Hace unas semanas hemos tenido la ocasión de escuchar al psicoanalista francés
Cristophe Dejours2, en el marco de un intercambio docente organizado por el Magister en
Clínica de Adultos de nuestra universidad. Su conferencia trata sobre algunos hallazgos
encontrados en una clínica del trabajo psicoanalítica. Plantea que los cambios en la
1
Este texto lo presenté en la mesa de la “Unidad de Investigación en Clínica Psicoanalítica”. Esta Unidad está adscrita al Departamento de Psicología de la Universidad de Chile y es coordinada por el Prof. Roberto Aceituno y yo. 2
Psicoanalista Francés. Director del Laboratorio de Psicología del trabajo y de la acción del CNAM.
1 organización del trabajo, caracterizados por la tecnologización extrema, han interferido en
el lazo social, provocando un sentimiento de soledad inédito, el cual no tendría un sostén
social como sí ocurría hace unas décadas. La consecuencia ha sido la emergencia de nuevas
psicopatologías. Aparecen síntomas de sobre-carga; también, un aumento en los suicidios,
en donde llama la atención la elección de lugar y el modo. Acontece en el lugar de trabajo:
un individuo, dispara a algunos colegas y luego con la misma escopeta, esa mañana
rutinaria, se revienta la cabeza… También comenta la aparición de muertes sorpresivas en
individuos sin antecedentes médicos; por último observa el aumento de síntomas
psicosomáticos. El Prof. Dejours señala la necesidad de articular en su marco comprensivo
una doble centralidad, cuyos ejes serían la dinámica de lo Icc y la dinámica del trabajo.
Dicho esto ¿Tiene algún alcance esa doble centralidad en la práctica psicoanalítica
individual? Tesis en esta dirección, en donde se comprende la formación de síntoma o de
sujeto considerando las transformaciones culturales, las encontramos en varios autores
contemporáneos , como por ejemplo, Jean Pierre Lebrun3, Jean Jaqcues Rassial4, Julia
Kristeva5. Y entonces, las transformaciones culturales ¿generan nuevos materiales en y para
el psicoanálisis? ¿Reclama aquello contextualizar al psicoanálisis… en qué nivel? Pienso
que puede orientar esta pregunta algunas puntualizaciones sobre las condiciones básicas de
como comprendo el psicoanálisis.
Freud en 1920, define al psicoanálisis como “… el nombre: 1) de un procedimiento
que sirve para indagar procesos anímicos difícilmente accesibles por otras vías; 2) de un
método de tratamiento de perturbaciones neuróticas, fundado en esa indagación, y 3) de una
serie de intelecciones psicológicas, ganadas por ese camino, que poco a poco se han ido
coligando en una nueva disciplina científica.”6 Quisiera enfatizar el orden que establece.
Dice que el psicoanálisis se define por su modo de trabajo. Noten que el modo que
presenta, de suyo implica un conocimiento de su objeto a ceñir: la dinámica de lo
inconciente, en su dimensión metapsicológica. Dimensión, sin embargo, que podrá
encontrar su momento de efectividad clínica, en aquello que Laplanche llama disposición
subjetiva: la escucha de lo Icc fundada en la asociación libre. Si la escucha está obturada,
ningún valor tiene la teoría, excepto la del simulacro, el soliloquio y el dominio del proceso
secundario… es tiempo perdido.
La asociación libre del analista, dispuesta en la atención libremente flotante, sobre
la superficie del relato del paciente está sostenida en la dinámica de la transferencia. Lo
dicho despierta ocurrencias, afectos, fantasmas, en último término, investiduras de objeto,
3
Lebrun, J.P. (1996) “Hipótesis de las nuevas enfermedades del alma. Argumentos para una
clínica psicoanalítica de lo social”. En Aceituno, R. Psicoanálisis. Sujeto, discurso, cultura. Ed.
Diego Portales. Pág. 33.
4
Rassial, J.J. El sujeto en estado límite. Ed. Nueva Visión. 2005. Pág. 28.
5
Kristeva, J. Las nuevas enfermedades del alma. Ed. Cátedra. 1993. Pág. 15.
6
Freud, S. “Psicoanálisis”. Vol. XVIII. Obras Completas. Ed. Amorrortu. 1978.
2 que le dan dirección a la asociación. La palabra libre no refiere a libre de determinaciones,
sino, libre de censura. La asociación es atraída por las marcas que ha dejado el
desplazamiento de investiduras sexuales reprimidas. Hay ahí, una conquista de la escucha,
lograda por el analista en su análisis, siempre incompleto, y luego, complementada por
aspectos técnicos y teóricos de su dominio. “Ello”, en alemán “das es”, despierta con lo
que un paciente dice mediante censura, y no escucha. El sentido específico que Freud
indica con escuchar, consiste en “…“abandonarse por entero a sus “memorias
inconcientes”»; «Uno debe escuchar y no hacer caso de si se fija en algo»”7.Dice bien:
abandonarse por entero a la escucha. También nos advierte, que lo escuchado adquiere su
significado con posterioridad8. Por tanto, el lugar del no – saber en la escucha, ocupa un
lugar crucial en esta práctica de pensamiento, y entonces, la experiencia de la investigación
cobra un sentido radical, en tanto, avanza siempre, en una historia por descubrir con otro,
en otro, con uno. El conocimiento en la clínica es siempre un hallazgo logrado por
conquista entre analista y analizado sobre y en lo Icc.
La interpretación, sostenida en lo anterior, perfila el modo para acceder a la
formación (bildung) de lo inconciente. El énfasis en la interpretación está en la
fragmentación, el desmontaje y la historización de cada fragmento de lo que trae un
paciente: un sueño, un síntoma, un extravío… “… mientras esperaba en la entrada, dice un
paciente, recordé la rabia que me provocaba de niño tener que golpear la puerta antes de
entrar a la pieza de mis padres en las mañanas de los domingos”. La escena que trae es de
los 6 años y la rabia en ella llega hasta hoy. ¿No nos recuerda la tragedia de Hamlet, que a
pesar de todo se mantuvo en el umbral de la puerta, y al final, decidió entrar, ya estando
fuera? Lo que antecede a esta escena de infancia fueron los deleites que antes disfrutó en
esa alcoba y ahora se ve expulsado… ¿con quién disfruta? ¿quién lo expulsa? ¿serán
tiempos distintos? ¿En qué está el curso del análisis donde aparece esta ocurrencia?¿Qué es
lo esperado cuando está tras la puerta? El psicoanálisis avanza per vía di levare, quitando
material, al igual que Da Vinci dice de la escultura9. Esa alusión de Freud, es acertada bajo
el supuesto neoplatónico de las artes de fin de la Edad Media y el Renacimiento: restando
trozos de material, la obra advendrá en su verdad. Ahora, sea la resistencia de la piedra
bruta en los dominios de la escultura, del blanco y el vació al punto y la línea en la plástica,
del silencio y el ruido a la melodía y su sostén armónico en la música, la obra se
manifestará tal y como es, siempre y cuando la resistencia lo permita. El problema técnico,
acá como allá, es la resistencia ¿de la espesura del material o de la censura del paciente?,
¿del pulso y el intelecto del escultor o del analista frente a aquello que busca hacer emerger,
al mismo tiempo que lo angustia y convoca más allá de sí mismo? Insisto: El conocimiento
7
Freud, S. “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”. Obras Completas. Vol. XII. Ed.
Amorrortu. 1978.
8
IDEM.
9
Freud, S. “Sobre Psicoterapia” (1904). Obras Completas.Vol. VII. Ed. Amrrortu. 1978.
3 en la clínica es siempre un hallazgo por conquistar. Al respecto Lacan, en 1954, nos
recuerda con Freud, que la resistencia la podemos entender como “Todo aquello que
destruye/suspende/altera el progreso de la labor analítica…”10, bajo la forma ejemplar del
que dice en sesión “¡No se me ocurre nada!” Lo dice el paciente, lo decimos a veces
nosotros en silencio, también. En esa misma dirección, Freud sostiene en Las Resistencias
al Psicoanálisis (1924) que lo resistido en la resistencia, no es tanto ciertas figuras del
deseo, como la actitud que presenta la conciencia frente a él; que el aparato psíquico, así
como la cultura misma, se resiste a dar un lugar real a aquello originario; que no es por
mera casualidad el rechazo a lo más cercano y evidente que el infans nos muestra en su
cruda desnudez. Ayer y hoy el problema sigue siendo la resistencia a la sexualidad infantil
perversa y polimorfa.
El contexto social y su incidencia en las nuevas enfermedades del alma, como las
nombra Julia Kristeva, podemos rastrearlas en la mayoría de los textos llamados culturales
de Freud, al menos desde 1908.11. Sin embargo, en su sentido etiológico, los contextos de
vida se supeditan a la construcción del aparato psíquico, que presenta como pre – condición
la articulación entre lo hereditario y la sexualidad infantil, de acuerdo a la ecuación
etiológica que Freud nos presenta. El contexto se agrega al trabajo cuantitativo que impone
la pulsión al aparato psíquico, y en el análisis seguimos los destinos de pulsión dentro de lo
cual, las más de las veces, se presenta en constelaciones sintomáticas mixtas, una
amalgama, entre las llamadas neurosis actuales en el centro de las neuropsicosis de defensa.
Pero ahora, ¿Existirán en el individuo experiencias que no pueda recordar y no
obstante estén presentes en el sufrimiento psíquico? El reverso de la resistencia es un
material positivo que está por advenir en una relación directa de fuerza. Aquello resistido se
repite en el síntoma, en la transferencia… en el destino de alguien. Freud en Análisis
Terminable – Interminable, publicado en 1937, vuelve sobre dos aristas que están en las
dificultades del fin de análisis. Dentro de ella está la resistencia, pero además las
condiciones del yo. “Uno está tentado de responsabilizar, nos dice Freud, a la primera -la
intensidad pulsional- por la plasmación de la otra -la alteración del yo-, pero parece que
esta última tiene su propia etiología, y en verdad hay que confesar que con estas
constelaciones no estamos lo bastante familiarizados.”12. Nos indica así, a dos años de su
muerte, que hay un territorio aún por explorar, y que está en el centro de las oscuridades del
psicoanálisis. Resalta así las problemáticas del yo y sus alteraciones en las resistencias al
fin de análisis. Esta observación clínica la podemos ampliar si consideramos que lo
hereditario, nos presenta, primero, una “x” biológica, un quantum pulsional, inabordable en
un punto por el análisis, y pone un sello singular a las intensidades presentes en alguien.
10
Lacan, J. Seminario I. Clase 7 de Enero 1954.
Freud, S. La “moral sexual “cultural” y la nerviosidad moderna”. Obras Completas. Vol. IX. Ed.
Amorrortu. 1978.
12
Freud, S. “Análisis Terminable – Interminable”. Obras Completas. Vol. XXIII. 1978.
11
4 Ese quantum contiene, en segundo lugar, las llamadas fantasías originarias. Por último, la
pulsión contiene la herencia de la cultura que se ha inscrito en el ello y se transmite al
individuo por vía del ideal, tal como plantea en el “El yo y el ello”, de 1923, dejándonos
algo más complejo que un mero sustrato biológico en su psicoanálisis. Por último, un año
después, en 1924, Freud observa las distintas relaciones entre neurosis y psicosis y la
función del yo en ellas. A riesgo de simplificar, plantea que entre la contracción de una
neurosis y una psicosis, encontramos una tercera nosografía con las neurosis narcicistas, en
que toma preeminencia el conflicto entre el yo y el super yo, como lo observa en algunos
casos de melancolía. Las condiciones del yo aparecen aquí determinantes en la resolución
del conflicto, además de un destino de ellos que sigue la vía de alterar al yo, en tanto, nos
dice, puede “… evitar la ruptura hacia cualquiera de los lados deformándose a sí mismo,
consintiendo menoscabos a su unicidad y eventualmente segmentándose y partiéndose. Las
inconsecuencias, extravagancias y locuras de los hombres aparecerían así bajo una luz
semejante a la de sus perversiones sexuales…”13. Abre de este modo toda una problemática
del yo o del narcicismo, que continuará en otros textos como “La negación” (1925), “El
fetichismo” (1927), “La escisión del yo en el proceso defensivo” (1938), cruzado por los
destinos de pulsión sexual, lo que nos lleva a preguntarnos, por las condiciones de
construcción del aparato psíquico, las vicisitudes de la sexualidad infantil en la prehistoria
del sujeto, y los modos de transmisión entre generaciones.
Considerando lo anterior, me parece que hay que pensar el modo de dar cabida en
esta investigación psicoanalítica, que llamaría clásica, a tres ámbitos que Missenard señala
en la introducción del coloquio realizado en París en 1987, cuyo tema era el trabajo de lo
negativo en la clínica actual. Antepongo las siguiente preguntas a sus observaciones ¿Hay
nuevas configuraciones psicopatológicas o variaciones en las mixturas y vías de tramitación
pulsional? Missenard nombra las siguientes: “…las neurosis de vacío, las patologías
narcisistas, las enfermedades del ideal…”14 ¿Qué lugar dar a la trasmisión inter –
generacional en la construcción del aparato psíquico y en la construcción del síntoma? Nos
dice “… lo denegado en un progenitor puede prolongarse de manera directa en el delirio de
un hijo. Lo denegado en uno es trasmitido en otro y lo determina en su patología… es lo
negado, reprimido, forcluido lo que se transmite…”15 Por último, me pregunto ¿Cuáles
serán las inscripciones que fundan al aparato psíquico? ¿Qué lugar tendrán aquellas de la
temprana infancia que quedan sin registro verbal en el sepultamiento del complejo de
Edipo? Y luego ¿Cuáles son las formas y las condiciones de inscripción de la
representaciones-cosa? Nos dice, “… el deseo inconciente no remite sólo a lo reprimido
(constituido, por ejemplo, por representaciones verbales antes concientes) sino también a lo
13
Freud, S. “Neurosis y psicosis”. Obras Completas. Vol. XIX. Ed. Amorrortu. 1978.
Missenard, A. “Introducción: registros de lo negativo en nuestros días”. En: Lo negativo: figuras y
modalidades. Ed. Amorrortu. 1989. Pág. 14.
15
Idem. Pág. 15.
14
5 que nunca ha sido representado y que en consecuencia, permanece no representable, al
menos por medio de palabras.”16, tal como se puede observar en el análisis de la infancia.
Con estas puntualizaciones para una investigación en torno a lo actual y lo arcaico,
planteo que el psicoanálisis se debe aún, más allá de las transformaciones culturales y de lo
nuevo, a su investigación en torno a la sexualidad reprimida desde lo actual de la vida
anímica. Continuar, significa acá, sostener la vía de acceso fundamental a la sexualidad
reprimida Icc, reconociendo que en su vasto imperio, con sus prolongaciones en el “yo”, en
el “super yo” y la “realidad”, en los destinos de pulsión y las marcas en el narcicismo, aún
se presentan territorios del sujeto, sino in-abordados, presentes en la penumbra que
reclaman ser escuchados en la actualidad.
El destino de Alejandra, que continúa Ernesto Sábato en su escritura, re-tumba y
acompaña nuestro interés por esta investigación.
Santiago de Chile, 20 de Noviembre de 2009.
16
Idem. Pág. 16.
6 
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