LOS MITOS SOBRE EL SUICIDIO*

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LOS MITOS SOBRE EL SUICIDIO*
*Por: Leonardo Aja Eslava
Los mitos sobre el suicidio son un conjunto de ideas erradas que están inmersas en las creencias populares y que de
una u otra forma, al ser falsas, impiden que las personas actúen adecuadamente ante situaciones de amenaza o riesgo.
Por esta razón, es importante romperlos. De este modo podrán aumentar las probabilidades de acciones más acertadas
ante este tipo de situaciones.
Los siguientes son algunos de los mitos existentes alrededor del suicidio (Wekstein, 1979; Davison & Neale, 1996;
Pérez Barrero, 2005):
Mito N°1: Los que hablan sobre suicidio no lo llevan a cabo.
Hechos: De cada 10 personas que se han suicidado, 8 habían advertido de forma clara sus intenciones.
Estadísticamente hablando, significa que dos de ellas no quisieron hablar (20%) y que se conocía el propósito del 80%
de quienes lo hicieron.
Mito N°2: El suicidio se produce sin previo aviso.
Hechos: Los estudios realizados muestran que muchos suicidas proporcionan un sinnúmero de indicios y advertencias
sobre sus intenciones. Por ello, es importante que aprender a identificar las posibles señales y signos de alerta. También
es cierto, que hay casos en los cuales no hay ninguna clase de aviso, pero no son el grupo que constituyan la mayoría,
afortunadamente.
Mito N°3: Las personas suicidas están decididas a morir.
Hechos: La mayoría de las personas suicidas están indecisas sobre vivir o morir, es decir, se encuentran en una
condición de ambivalencia. Lo que hacen es apostar por la muerte dejando que sean otros quienes las salven. Casi nadie
se suicida sin que los demás sepan como se sienten. En todo caso, cualquiera que se encuentre en esta situación puede
recibir algún tipo de orientación, guía o ayuda.
Mito N°4: Una vez que una persona esté en estado suicida, lo estará para siempre.
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Hechos: Las personas que desean quitarse la vida están en estado de crisis suicida sólo por un tiempo. De todas
formas, esto no excluye realizar un trabajo terapéutico para descartar posibles intentos en el futuro.
Mito N°5: La mejoría después de la crisis suicida viene a significar que el riesgo de suicidio se ha superado.
Hechos: Son muchos los suicidios cometidos al cabo de 3 meses de comenzada la aparente mejoría, momento en el
cual la persona tiene la suficiente energía como para poner sus ideas y sentimientos mórbidos en práctica. Sucede
particularmente en episodios depresivos. La señal importante es que la tranquilidad de la persona coincida con una
resolución del problema o evento precipitante. De no ser así, hay que estar alerta con esas “recuperaciones
espontáneas” y llamadas por otros, “las depresiones sonrientes”.
Mito N°6: El suicidio es mucho más frecuente entre los ricos o, a la inversa, se presenta casi exclusivamente entre los
pobres.
Hechos: El suicidio no es una enfermedad de los ricos ni es la maldición de los pobres. Está representado
proporcionalmente en todos los niveles de la sociedad.
Mito N°7: El suicidio se hereda o está en la familia.
Hechos: Es un patrón individual. Se hereda una predisposición frente a trastornos depresivos, pero no la idea suicida
como tal. Sigue siendo muy compleja la discusión entre cultura y genética. Así como hay casos de personas que mueren
por suicidio y hay existencia de antecedentes familiares de este tipo (validación de la genética), hay otros casos en
donde se presenta la situación sin antecedentes familiares (validación de la cultura).
Mito N°8: Todas las personas suicidas son enfermas mentales. El suicidio es casi siempre la actuación de una persona
psicótica.
Hechos: Los estudios realizados sobre cientos de notas de verdaderos suicidios indican que aunque la persona suicida
es extremadamente infeliz y se encuentra alterada, no se trata necesariamente de una enferma mental, entendida como
psicótica. De hecho, hay evidencias de pensamiento racional y de estar en contacto con la realidad. Por otra parte, el
peligro de esta generalización es enfocar la conducta suicida únicamente en las personas con trastornos psicóticos o
esquizofrénicos. Es cierto que la existencia de trastornos mentales es un factor de riesgo muy importante, pero no se
reduce sólo a ello.
Mito N°9: Ser miembro de un grupo religioso en particular, es un buen indicador de que la persona no va a
considerar el suicidio.
Hechos: Es un error creer que la fuerte prohibición que existe dentro de la religión católica, es un freno eficaz para
evitar la actuación suicida de una persona. En el mismo sentido, que una persona se identifique con una religión, no
implica que enmarque en ella todas sus creencias particulares.
De otra parte, desde lo ideológico, cierto tipo de sectas pueden crear condiciones que propicien el suicidio. Ejemplo
de ello pueden ser los “Bomberman” (hombres bomba), que se amarran dinamita a la cintura, entran a un restaurante y
activan la carga. Aunque al respecto, vale aclarar que los medios de información se han encargado en buena medida de
difundir ideas erradas acerca de que todos los musulmanes son potenciales suicidas. En el mismo sentido, son muchos
los pertenecientes a esta religión que afirman que estas son actuaciones de grupos sectarios que distorsionan la
interpretación del Corán.
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Mito N°10: El motivo del suicidio se puede establecer fácilmente.
Hechos: La verdad es que es muy difícil entender por qué una persona decide suicidarse. Por ejemplo, un revés en la
situación económica seguido de la actuación suicida, no lo explica fácilmente.
Mito N°11: Una persona con una enfermedad física terminal, no contempla la posibilidad del suicidio.
Hechos: Teniendo en cuenta las condiciones de padecimiento físico y moral, propio y de los seres queridos, el
suicidio es una posibilidad que frecuentemente se puede contemplar como medio para darle fin lo antes posible al
sufrimiento, aun cuando la muerte se perciba como un hecho inminente. Esta es la base que se ha tenido en cuenta para
hacer reformas legales en los países en donde es permitido el suicidio asistido, que es una situación muy diferente a la
eutanasia o la distanasia.
Mito N°12: El suicidio es influido por las estaciones del año, la latitud y las condiciones climatológicas en general o
los días de la semana.
Hechos: No hay datos suficientes para sostener estas creencias. Hay muchas publicaciones que hablan de la depresión
estacional o la influencia de los largos meses de luz y sombra en muchos países del norte. Si esto fuera totalmente
cierto, no se podrían explicar las altas tasas de suicidio en la China, Hungría o Australia, en donde no ocurren estos
fenómenos.
Mito N°13: El suicidio es influido por factores cósmicos como las fases de la luna o el paso de un cometa.
Hechos: No hay evidencias que confirmen lo anterior. En la eventualidad de que lo fuera, el trabajo de prevención
carecería de sentido.
Mito N°14: El suicidio es un evento aislado.
Hechos: Aun cuando existe un debate muy amplio en este sentido, se hace clara la conexión con un factor
desencadenante, sin que éste pueda determinarse como la causa última.
Mito N°15: Pensar en el suicidio es algo más bien raro.
Hechos: Estimaciones sobre estudios realizados con muestras no clínicas, sugieren que la idea del suicidio está
presente desde un 40% hasta un 80% de la población. Esto significa que este grueso de personas ha pensado al menos
una vez en la vida en la idea del suicidio. Otra cosa, es cuando la ideación comienza a tener una frecuencia e intensidad
cada vez mayor.
Mito N°16 (especialmente presente entre terapeutas): Preguntarle a una persona sobre sus ideas de suicidio,
especialmente si está deprimida, puede llevarla a querer intentarlo.
Hechos: Uno de los principales aprendizajes en la labor clínica, es indagar con detenimiento sobre la ideación y su
estructura. Además, preguntar es concederle tácitamente un permiso a la persona para que hable sobre algo que puede
considerarse como un secreto inconfesable. De hecho, muchas personas se sienten más aliviadas al poder expresar sus
ideas sobre el suicidio.
Mito N°17: Las personas que realizan intentos con medios de baja letalidad, no están considerando seriamente la idea
de matarse.
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Hechos: Aquí se confunde la letalidad con la intención. Algunas personas no están bien informadas sobre la
nocividad del método que van a emplear, como puede ser la utilización de píldoras. El método empleado no
necesariamente está en consonancia con la intención subyacente.
Mito N°18: Todos los que comenten suicidio están deprimidos.
Hechos: Si bien es cierto que la depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentemente asociados con el
suicidio, no es exclusivo. Hay otras perturbaciones mentales también altamente influyentes en la posible conducta
suicida de una persona: No todo suicida está deprimido, ni toda persona deprimida termina suicidándose.
-Nota: Los mitos que vienen a continuación son el resultado de conversaciones que sea han sostenido con muchas
personas, a lo largo de los años de nuestro ejercicio profesional. Demuestran fehacientemente las consecuencias de
creer lo incorrecto-.
Mito N°19: Todas las personas que amenazan con suicidarse, lo hacen para manipular a otros.
Hechos: No necesariamente la manipulación es la principal motivación para realizar un intento de suicidio. Y si es
así, le da mayor gravedad al posible hecho.
Mito N°20: Las personas que amenazan con suicidarse, sólo quieren llamar la atención.
Hechos: Aquí hay un imaginario en el que se afirma que llamar la atención no es bueno. Posiblemente quien amenaza
con suicidarse quiere llamar la atención y por lo mismo hay que dársela: está dando señales de auxilio.
Mito N°21: Las personas que se suicidan o lo intentan, lo hacen impulsivamente.
Hechos: Esta creencia está muy enclavada incluso en los círculos académicos y es sumamente peligrosa. Aquí se
confunde la actuación suicida, con el proceso y el desarrollo de la idea suicida. El porcentaje de personas que repentina
e inexplicablemente cometen suicidio, es muy bajo (Pérez Barrero, 2005).
A éste hecho se le denomina suicidio en “corto circuito” y está altamente asociado a personas con problemas
psicóticos o con trastorno límite de la personalidad. Contrariamente, los porcentajes más elevados de suicidios e
intentos del mismo están caracterizados por una planeación y deliberación de semanas, meses e incluso años. Si
realmente la impulsividad fuera el activador final de la conducta suicida, los trabajos sobre autopsia psicológica y las
labores mismas de prevención no tendrían razón de ser (Pérez Barrero, 2005).
Por último, insistimos en la importancia de romper los mitos expuestos: si se entiende que las personas que están
considerando el suicidio, dan señales y que no todas están manipulándonos, sino buscando medios para ser socorridas,
tal vez seamos más sensibles en detectar el posible riesgo y generar mecanismo de ayuda y protección para la persona
en crisis.
Bibliografía
Davison, G. Neale, J. (1996) 6ª ed. Abnormal Psychology. New York: Jonh Wiley & Sons, Inc.
Pérez Barrero, S. (2005) Los mitos sobre el suicidio. La importancia de conocerlos. Revista Colombiana de
Psiquiatría. 34(3): 386 – 394.
Wekstein, Louis. (1979). Handbook of Suicidology. New York: Brunner/Mazel Publisher.
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