Veinte temores fundados de los funcionarios ante la crisis económica E n la última década la Administración Pública vivió las vacas gordas, y ahora que corren tiempos de vacas escuálidas, Sevach se aventura a avanzar una profecía realista del impacto de la crisis económica sobre los 2 millones y medio de funcionarios españoles, si se cumplen los malos presagios de gurus y analistas. No deja de ser sintomático y preocupante que por primera vez en la democracia, las Universidades públicas de Madrid han visto recortado sensiblemente la subvención nominativa, esto es, el dinero autonómico para afrontar los costes de personal, con la consiguiente desesperación de los rectores que han de “buscarse la vida” para pagar las nóminas del profesorado y el personal. Este dato trae a la mente del funcionario aquello de “cuando las barbas de tu vecino veas mojar, pon las tuyas a recortar….”. Por eso, para el punto crítico álgido o de máxima turbulencia económica, situado en el segundo trimestre del año 2009, y de no mediar un milagro económico, los frentes en que se manifestará la crisis para los funcionarios serán múltiples y pueden sintetizarse en veinte aspectos sensibles. Las dos herramientas jurídicas, resistentes al control judicial, que permitirán “adelgazar” el estatuto funcionarial son, de un lado, la todopoderosa potestad de autoorganización y de otro lado, ese comodín que son las “necesidades del servicio”. Veamos las posibles manifestaciones negativas para los funcionarios de la crisis. www.sitacyl.es 1º Congelación retributiva encubierta. Las dotaciones del famoso Capítulo I de los presupuestos estatales, autonómicos, locales e institucionales (gastos de personal) se verán frenadas y “con marcha atrás”. La subida anunciada de un incremento en los presupuestos estatales para el ejercicio 2009 de un 2% (por mucho que se fuerce y maquille gubernamentalmente para aparentar un 3,9%), no sólo estará por debajo de la previsible inflación (tanto si se cumple la previsión del gobierno del 4,5% como la del Banco Mundial que está semana situó su pronóstico en el 2,6%), sino que todo gerente público sabe que basta la manipulación de la contabilidad pública y de las Relaciones de Puestos de Trabajo para desvanecer el impacto real de tan exigua subida en el bolsillo del funcionario. 2º Minoración de pensiones públicas. Para ahorrar todo vale y los costes de derechos pasivos de los funcionarios son un botín codiciado por el Gobierno para aplicar a otras necesidades no burocráticas, con la ventaja de que tales recortes a funcionarios no sólo no despiertan quejas en la ciudadanía sino incluso insana complacencia. Para ejemplo valga el botón de la reducción de pensiones de la guardia civil ya acometida en los presupuestos. 3º Flexibilidad en la concesión de excedencias y licencias sin sueldo. Hay que incentivar la salida de la Administración para arrojar lastre presupuestario y poder remontar el vuelo. 4º Endurecimiento del régimen de incompatibilidades para empujar a la opción del abandono de la función pública. Enemigo que huye puente de plata. 5º Desaceleración de procedimientos de promoción interna. Una promoción interna comporta incremento de costes salariales por el arrastre de los trienios de los promocionados, su demanda de puestos de trabajo de mayor nivel y retribución, la provisión de las plazas que dejan libres y que no suelen amortizarse,etc. www.sitacyl.es 6º Convocatorias de oposiciones en turno libre por goteo. En efecto, el desenlace de tales convocatorias libres se orientará, por sabia indicación de la autoridad convocante al Presidente del tribunal de turno, posiblemente a consolidar el personal interino que se presente por el turno libre (se matan dos pájaros de un tiro y se ahorran costes), o a dejar plazas vacantes, con el consiguiente ahorro. 7º Las funcionarizaciones quedarán suspendidas. Todo procedimiento de reconversión de personal laboral en funcionarial comporta normalmente la garantía negociada de la conservación de las retribuciones de origen, y además incentivos económicos o de otra índole. Por ello, la patronal administrativa no tendrá interés en empujar tales procedimientos que le cuestan dinero público. 8º Reposición de efectivos o cobertura de plazas vacantes bajo mínimos. La tasa de reposición de efectivos incidirá en mayor o menor medida sobre distintos colectivos funcionariales. Es fácilmente pronosticable que en el común ámbito burocrático (funcionarios de cuerpos o escalas generales) la tasa efectiva de reposición será cero mientras que la tasa de reposición será superior en cuerpos o escalas especiales (sanitarios, policiales, etc). 9º Las decisiones sobre permutas de funcionarios o provisión de puestos de trabajo con incorporación de funcionarios de otra Administración se pondrán en cuarentena. Tales funcionarios aterrizan con sus niveles consolidados y trienios, o sea, con mayores costes, resultando más económico cubrir la necesidad con los propios efectivos o funcionarios de nueva incorporación. 10º Las prejubilaciones quedarán ralentizadas. La Seguridad Social a duras penas podrá asumir más costes y el Estado frenará las iniciativas encaminadas a tales operaciones en el ámbito de la función pública. 11º Reajuste gravoso de plantillas y tareas. La reducción de personal incidirá en los eslabones más débiles: interinos sin plaza, interinos con plaza y personal laboral (donde mediante indemnización por despido improcedente podría afectar al personal indefinido). Y si las competencias públicas asumidas se mantienen intactas pero han de atenderse con menos personal pues evidentemente el esfuerzo individual aumentará, y disminuirá la calidad del servicio prestado. www.sitacyl.es 12º Congelación de medidas de ayuda o asistencia social a los funcionarios. En particular los anticipos a cuenta de la nómina se paralizarán y se fijarán techos bajísimos. Asimismo, las estipulaciones de pactos y acuerdos con los sindicatos sobre ayuda social se aplicarán inercialmente hasta que la “coartada” de la crisis permita al directivo público “recortarlos”. 13º Los medios materiales de los funcionarios serán víctimas de la obsolescencia. La austeridad impone ahorro de medios (ordenadores, equipos, manuales, etc), y el funcionario tendrá que atender nuevas y modernas demandas ciudadanas con medios viejos. Y ello sin olvidar los ecos de algunas medidas pintorescas del pasado como no llevar corbata para ahorrar en aire acondicionado. 14º Involución del gasto en materia de representación del personal. El número de “liberados” se reconvertirá a la baja, de igual modo que se frenarán o reducirán las dotaciones de La Juntas de Personal (permisos, cursos, locales…). 15º La Administración potenciará la externalización de servicios. Los Directivos y Gerentes públicos promoverán ofertas competitivas de empresas (que en tiempos de crisis, serán baratas) con el fin de no soportar con el coste de personal fijo y de plantilla de tales servicios. En definitiva, se primará la externalización sobre la profesionalización. 16º Nepotismo en la Administración. En tiempo de crisis, se producirá un trasiego de personal político que intentará buscar refugio para sí o para los suyos, como personal eventual o directivo en una Administración pública cuyos gobernantes tengan sintonía ideológica, y el desembarco de tales “pateras” políticas desplazará o provocará la amortización de plazas de funcionarios o su desplazamiento a puestos menos atractivos y peor retribuidos. 17º La carrera profesional, con sus complementos y primas, quedará aparcada indefinidamente. Si se aprobase, incluirá sabias disposiciones adicionales o transitorias para posponer su aplicación a larguísimo plazo hasta que escampe la crisis económica. 18º El régimen de formación de los funcionarios padecerá recortes. En efecto, su asistencia a cursos, experimentará un frenazo, y desplazamientos y dietas pasarán a la historia. 19º Los funcionarios como cabeza de turco. La insuficiencia de medios de la Administración para cumplir sus programas y garantizar los servicios públicos demandados en el año 2009 provocará una deficiencia en el servicio prestado que se imputará críticamente y de forma instintiva a los funcionarios (y no a los políticos ni a la coyuntura económica). www.sitacyl.es 20º Desencanto funcionarial. Por si fuera poco, el funcionario que se ve sometido a tales restricciones en su trabajo y que está preocupado por la hipoteca, la nómina o perentoriedad equivalente, tendrá muy difícil esbozar una sonrisa y mostrar talante festivo al ciudadano. Y por último, la incidencia sociológica de la crisis: si en tiempos de bonanza los funcionarios son criticados por la restante población, en tiempos de crisis económica serán mirados con envidia y resentimiento. Pero eso sí, al barco público intentarán subir todos los náufragos del empleo. Es cierto que la crisis se superará, que los funcionarios sobrevivirán pero no es menos cierto que del mal trago no se librará nadie, y por muy vilipendiados que sean los funcionarios, no será plato de gusto que siendo tan trabajadores por cuenta ajena como los del sector privado, sufran negativas condiciones de trabajo y vean frustradas sus conquistas por un trabajo digno. www.sitacyl.es