FIESTAS JUDÍAS

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FIESTAS JUDIAS Y LA VERDAD PRESENTE
MINISTERIO CLAMORFINAL CHILE
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¿La verdad presente para hoy incluye las fiestas judías?
“Por eso siempre os recordaré estas cosas, aunque vosotros las sabéis, y estáis confirmados en la verdad
presente” (2 Pedro 1:12).
La Biblia enseña claramente que a través de toda la historia de nuestro mundo, Dios, a su debido tiempo, ha
dado una verdad presente para una generación en particular. Su salvación dependía en prestar atención y
obedecer esa verdad presente, por otro lado su destrucción sería el resultado de desobedecerla y rechazarla.
Siempre ha habido verdades aplicables a todas las épocas y por lo tanto deben ser predicadas y aceptadas
por los hijos de Dios en todo tiempo, como ser: el amor, la esperanza, el arrepentimiento, la obediencia, el
agradecimiento y la alabanza. Estas verdades son oportunas siempre pero cuando Dios ve una necesidad
especial para determinada generación él le da una verdad presente, la cual debe ser obedecida a fin de
obtener la salvación.
Por ejemplo, en los días de Noé, Dios le dio una verdad presente que era un mensaje urgente: “Así dijo
Dios a Noé: ‘Decidí poner fin a todo ser viviente, porque toda la tierra está llena de violencia a causa de
ellos. Por eso los destruiré con la tierra. ‘Hazte un arca de madera de ciprés’” (Génesis 6:13, 14).
Sin duda, muchos que tenían mucha fe en Dios se perdieron en el diluvio porque que no hicieron caso ni
obedecieron la verdad presente de un diluvio.
Al profeta Jonás se le dio una verdad presente para transmitir a los habitantes de la ciudad de Nínive. Así
que, de acuerdo a la Palabra del Señor, Jonás se levantó y fue a Nínive: “Y Jonás se levantó, y fue a Nínive
conforme a la orden del Eterno. Nínive era una ciudad muy grande, de tres días de camino para recorrerla.
Jonás entró en la ciudad, y caminó un día pregonando: ‘De aquí a cuarenta días la ciudad de Nínive será
destruida’” (Jonás 3: 3, 4).
Note cuán diferente fue la reacción de ellos en comparación con la de los antidiluvianos: “Y los hombres de
Nínive creyeron a Dios, proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor. La
noticia llegó hasta el rey de Nínive. Y él se levantó de su trono, se quitó su vestido, se cubrió de cilicio, y se
sentó sobre ceniza. Mandó anunciar en Nínive: ‘Por orden del rey y de sus grandes: Hombres y animales,
bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna, no se les dé alimento, ni beban agua. Sino cúbranse de cilicio todos
los hombres, y clamen a Dios con toda su fuerza, y conviértanse cada uno de su mal camino, de la rapiña
que está en sus manos. Tal vez Dios se aplaque, y desista del furor de su enojo, y no perezcamos’. Cuando
Dios vio lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino, tuvo compasión, y no les mandó lo que les
había dicho” (Jonás 3: 5-10).
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Juan el Bautista fue llamado por Dios para predicar a los judíos que el Mesías había venido a Israel, como
lo había prometido, pero ellos rechazaron esa verdad presente: “Vino a lo que era suyo, y los suyos no lo
recibieron” (Juan 1: 11).
El resultado trágico está registrado en las palabras de Cristo: “Y cuando se acercó y contempló la ciudad,
dijo llorando: ‘¡Oh, si al menos conocieras en este día, lo que toca a tu paz! Pero ahora está encubierto de
tus ojos’” (Lucas 19: 41, 42). “Vuestra casa os queda desierta” (Mateo 23:38).
Hoy, en este tiempo del fin, Dios ha dado la última verdad presente en su mensaje de advertencia, como se
encuentra en el Apocalipsis: “¡Reverenciad a Dios y dadle honra, porque ha llegado la hora de su juicio!
Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas... ¡Ha caído, ha caído la gran
Babilonia!... Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, éste
también beberá del vino de la ira de Dios” (Apocalipsis 14: 9, 10).
Ahora es el tiempo de dedicar nuestras energías a la verdad presente pues, su aceptación o rechazo significa
la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso Satanás realiza grandes esfuerzos para engañar al remanente
de Dios, haciéndoles perder su precioso tiempo en requisitos que Dios dio en el pasado y en previas
exigencias divinas que no tienen nada que ver con la verdad presente que Dios nos ha dado para el tiempo
final.
Elena de White resume esta tragedia diciendo: “Nuestros hermanos necesitan comprender los oráculos de
Dios; necesitan tener un conocimiento sistemático de los principios de la verdad revelada, que los preparará
para sobrellevar aquello que está por sobrevenir a la tierra, e impedirá que sean llevados de aquí para allá
por todo viento de doctrina” (Testimonios selectos, t. 4, p. 71).
Así es como el diablo está tratando de distraer a los santos para que dejen de proclamar el último mensaje
de advertencia de la verdad presente y estén desprovistos de la preparación necesaria para la crisis venidera.
Pidamos al Señor que nos ilumine al considerar este tema. Hay todavía un número cada vez mayor de
cristianos sinceros que creen que debemos practicar las fiestas descritas en el Antiguo Testamento. Por eso
necesitamos la guía del Espíritu Santo mientras buscamos la verdad presente para este tiempo del fin.
Un estudio cuidadoso de la Palabra de Dios nos revela que hay cuatro tipos de leyes en las Escrituras, a
saber: la ley moral, la ley ceremonial, la ley civil y las leyes de salud.
Las escrituras enseñan que una de estas leyes fue abolida con la crucifixión de Cristo. Al leer los textos
bíblicos siguientes descubriremos cuál de estas leyes fue abolida en la cruz.
“Abolió en su carne la Ley de los mandatos y ordenanzas (ritos- versión Valera 1909), para crear en sí
mismo de los dos un nuevo hombre, haciendo la paz” (Efesios 2: 15).
“Canceló la nota de nuestra deuda, que consistía en ordenanzas (ritos-versión Valera 1909) desfavorables
a nosotros; la quitó, y la clavó en la cruz” (Colosenses 2: 14).
Note que ambos versículos se están refiriendo a las leyes llamadas ordenanzas las cuales fueron abolidas,
clavadas en la cruz y eliminadas. La pregunta es: ¿Cuál de estos cuatro tipos de leyes tratan sobre
ordenanzas? Dejemos que la Biblia nos dé la respuesta.
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Leemos sobre la Pascua: “Este día os será memorable. Lo celebraréis como fiesta al Eterno durante
vuestras generaciones, por estatuto [ordenanza] perpetuo”. “El Señor dijo a Moisés y a Aarón: ‘Esta es la
orden [ordenanza] de la Pascua. Ningún extraño comerá de ella’ (Éxodo 12:14, 43).
En estos versículos, la fiesta de la pascua es designada, como una ordenanza, rito o estatuto. Por lo tanto,
esta fiesta debía ser abolida. La fiesta que seguía a la pascua era la fiesta del pan sin levadura.
“Guardaréis la fiesta del pan sin levadura, porque en este mismo día yo habré sacado vuestros ejércitos de
Egipto. Por eso guardaréis este día en vuestras generaciones por costumbre [ordenanza] perpetua”
(Éxodo 12: 17). “Por eso guardaréis este rito [ordenanza] a su tiempo, de año en año” (Éxodo 13: 10).
Siendo que esta fiesta del pan sin levadura también se llama ordenanza, también esta fiesta debía ser
abolida. Además leemos sobre otras ordenanzas que involucran ciertos sábados, luna nueva y fiestas
solemnes de Jehová, que también se llaman ordenanzas:
El rey Salomón dijo: “He aquí, yo tengo que edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, para
consagrársela, para quemar incienso aromático ante él, y para la colocación continua de los panes de la
proposición, y para ofrecer holocaustos mañana y tarde, los sábados, nuevas lunas y fiestas de Jehová,
nuestro Dios; lo que ha de ser [ordenanza] perpetuo en Israel” (2 Crónicas 2: 4).
Leyendo un poco más adelante en 2 Crónicas se nos da los nombres de estos días de fiesta solemnes:
“Entonces Salomón ofreció holocaustos al Señor sobre el altar del Eterno, que había él edificado delante
del pórtico. Para ofrecer cada cosa en su día, conforme mandó Moisés, en los sábados, nuevas lunas y
fiestas solemnes, tres veces al año: a saber, la fiesta del pan sin levadura, de las semanas y de las
cabañas” (2 Crónicas 8:12, 13).
Estos versículos identifican claramente que las fiestas solemnes se llamaban ordenanzas. Por lo tanto todas
debían ser clavadas en la cruz al ser abolidas por la muerte de Cristo. No debemos dejar pasar el hecho, que
estos días de fiestas no deben ser observados por los cristianos de hoy, porque los sacrificios de animales
eran una parte compleja de estas ceremonias que señalaban al cordero de Dios que moriría en el calvario.
Dios explicó claramente que los sacrificios de animales y las ordenanzas de los días de fiesta terminaron
cuando en el servicio del santuario terrenal “el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo” (Mateo
27: 51).
Ningún cristiano que esté en pleno uso de su razón observará las leyes ceremoniales de las fiestas y
sacrificios en nuestros días.
El espíritu de profecía confirma que Dios nunca aceptará ese tipo de adoración porque dice:
“El rasgamiento del velo del templo demostró que los sacrificios y los ritos [ordenanzas] judaicos ya no
serían aceptados” (Historia de la redención, p. 405).
“Todo el plan del culto de los sacrificios era una predicción de la muerte del Salvador para redimir al
mundo. No habría eficacia en estas ofrendas cuando el gran suceso al cual señalaran durante siglos fuese
consumado.
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“Puesto que toda la economía ritual simbolizaba a Cristo, no tenía valor sin él. Cuando los judíos sellaron
su decisión de rechazar a Cristo entregándole a la muerte, rechazaron todo lo que daba significado al templo
y sus ceremonias. Su carácter sagrado desapareció. Quedó condenado a la destrucción. Desde ese día los
sacrificios rituales y las ceremonias relacionadas con ellos dejaron de tener significado, como la ofrenda de
Caín, no expresaban fe en el Salvador. Al dar muerte a Cristo, los judíos destruyeron virtualmente su
templo. Cuando Cristo fue crucificado, el velo interior del templo se rasgó en dos de alto a bajo, indicando
que el gran sacrificio final había sido hecho, y que el sistema de los sacrificios rituales había terminado para
siempre” (El Deseado de todas las gentes, p 137).
Para que esto quede totalmente claro, leemos en la carta 230 de 1907 que esto no solamente incluía los
sacrificios de animales sino las ordenanzas de los días de fiesta que estaban conectadas con ellos: “El
pueblo a quien Dios había llamado para ser columna y base de la verdad, había llegado a ser representante
de Satanás. Hacía la obra que éste deseaba que hiciese, y seguía una conducta que representaba falsamente
el carácter de Dios y le hacía considerar por el mundo como un tirano. Los mismos sacerdotes que servían
en el templo habían perdido de vista el significado del servicio que cumplían. Habían dejado de mirar más
allá del símbolo, a lo que significaba. Al presentar las ofrendas de los sacrificios, eran como actores de una
pieza de teatro. Los ritos [ordenanzas] que Dios mismo había ordenado eran trocados en medios de cegar la
mente y endurecer el corazón. Dios no podía hacer ya más nada para el hombre por medio de ellos. Todo el
sistema debía ser desechado” (Ibíd., p. 27).
Y luego leemos: Por consiguiente “las leyes ceremoniales y los sacrificios de los judíos habían cesado con
la muerte de Cristo” (La fe por la cual vivo, p. 83).
Todavía hay quienes aseveran que Pablo guardó los días de fiesta y enseñó que nosotros debemos hacer lo
mismo. Sin embargo, la sierva del Señor explica claramente la naturaleza de la predicación de Pablo a los
judíos porque ella dice de Pablo:
“Cuando había dado muchos discursos sobre el tema dio testimonio de que el Mesías en verdad había
venido y predicó el simple mensaje de Jesucristo, esta era la astucia que Pablo menciona diciendo que
encontró duplicidad en ellos.
“Él trató de dejar los prejuicios de lado y ganar almas para la verdad, se abstuvo de atacar a los judíos por el
hecho de que las leyes ceremoniales ya no tenían vigencia, y amonestó a Timoteo a que quitara cualquier
circunstancia que hiciera que ellos rechazaran su obra. Cumplió con sus reglas y ordenanzas hasta donde
fueran consistentes con su misión a los gentiles, no procedió con hipocresía hacia los judíos ni trató de
engañarlos pero dejó de lado sus sentimientos personales por amor a la verdad” (Life scketches of Paul, p.
161).
“La ley ceremonial fue dada por Cristo. Aun después de ser abolida, Pablo la presentó a los judíos en su
verdadero marco y valor, mostrando el lugar que ocupaba en el plan de la redención, así cómo su relación
con la obra de Cristo” (Patriarcas y profetas, p. 383).
En la revista Review & Herald, February 25, 1896: “La circuncisión y observancia estricta a la ley
ceremonial habían sido las condiciones por medio de las cuales los gentiles podían ser admitidos en la
congregación de Israel pero esta separación había sido abolida por el evangelio” además Elena de White
afirma de Cristo:
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“Él barrió todas las ceremonias antiguas y no dio ninguna autoridad a nadie para restaurarlas” y nada puede
ser más claro.
Con razón Pablo nos dice que estas fiestas ceremoniales fueron clavadas en la cruz: “Anulando el acta de
los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la
cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en
la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo” (Colosenses 2:14–17).
En las Escrituras Pablo amonesta a todos los cristianos a no celebrar estos días de fiesta de la antigüedad,
llamados días santos: y en sus mismas palabras en el original griego, que se encuentran en la Concordancia
Strong número 1859, la expresión día de festividad religiosa significa una fiesta aceptable o solemne y esto
no se refiere al sábado del cuarto mandamiento sino a los sábados anuales fijados en diferentes días de la
semana cada año.
Pablo pasó mucho tiempo amonestando en contra de las enseñanzas judías que decían que las fiestas
solemnes aún debían ser celebradas.
Con razón Pablo habló en forma inconfundible: “Pero ahora que conocéis a Dios, o más bien, que él os
conoce, ¿cómo os volvéis de nuevo a los débiles y pobres elementos, a los que queréis de nuevo
esclavizaros? Guardáis los días y los meses, las estaciones y los años. Temo por vosotros, que haya
trabajado en vano en vuestro favor” (Gálatas 4: 9–11).
¿Observó usted las palabras: días, meses, estaciones y años? Éstas se refieren a los sábados ceremoniales, la
nueva luna, sus festivales y sus fiestas señaladas.
Pablo realmente está cuestionando si había trabajado en vano para demostrarle a los cristianos que Cristo
había cumplido todas estas ceremonias.
Ahora observemos otro versículo: “Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas” (Efesios 2: 15).
Con relación a este versículo la inspiración nos dice: “Hay una ley que fue abolida la cual Cristo la quitó
de en medio y la clavó en la cruz. Pablo la llama la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas.
Esta ley ceremonial que Dios dio por medio de Moisés con sus sacrificios y ordenanzas debía ser
observada por los hebreos hasta que el tipo se encontrara con el antitipo, en la muerte de Cristo como el
cordero de Dios para quitar los pecados del mundo, entonces todos los sacrificios y oblaciones del sistema
ceremonial debían cesar.
“Pablo y los otros apóstoles trabajaron para mostrar esto y repetidamente resistieron a los maestros
judaizantes que declaraban que los cristianos debían observar las leyes ceremoniales” (Sign of theTimes,
September 4, 1884).
En Gálatas Pablo especifica claramente que hemos caído de la gracia y estamos destituidos de Cristo si
obedecemos estas ordenanzas. “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia
habéis caído” (Gálatas 5: 4).
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Confío en que pueda ver el peligro de observar estas ceremonias judías que encontraron su cumplimiento en
Cristo.
Quiero decirlo claramente: Aquellos que persisten en guardar los días de fiestas están negando que, llegado
el tiempo en 27 d. C. Cristo vino y murió, y no aceptan lo que dice la Palabra de Dios y el espíritu de
profecía. ¿Cómo puede algún adventista del séptimo día hoy, que dice tener la fe de Jesús mencionada en
Apocalipsis 14:12 negar a nuestro amado Salvador guardando días de fiestas, cuya finalidad es mostrar que
Cristo no ha venido por primera vez?
Observemos más detalladamente. La fiesta de la pascua del pan sin levadura fue cumplida porque leemos:
“...Porque nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5: 7).
El pan sin levadura era la ofrenda de la vida inmaculada de Cristo porque él dijo: “Yo Soy el pan de vida”
(Juan 6:35).
El cordero pascual, el pan sin levadura, las primicias de los primeros frutos representaban la muerte de
nuestro Salvador, su vida sin mancha y su resurrección. Como cristianos ahora celebramos la Cena del
Señor que Cristo instituyó en lugar de la pascua porque Jesús dijo:
“Porque cada vez que comáis este pan, y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga”
(1 Corintios 11: 26).
“Al establecer el servicio sacramental para que tomara el lugar de la Pascua, Cristo dejó para su iglesia un
monumento conmemorativo de su gran sacrificio por el hombre. ‘Haced esto dijo él, en memoria de mí’.
Este era el punto de transición entre dos dispensaciones y sus dos grandes fiestas. La una había de concluir
para siempre; la otra, que él acababa de establecer, había de tomar su lugar, y continuar durante todo el
tiempo como el conmemorativo de su muerte” (Su maravillosa gracia, p. 152).
“Este rito [ordenanza] no atañe tanto a la capacidad intelectual del hombre como a su corazón. Su
naturaleza moral y espiritual lo necesita. Si sus discípulos no hubiesen necesitado esto, no les hubiera sido
dejado como el último rito establecido por Cristo en conexión con la última cena, e incluyéndola. El deseo
de Cristo fue dejar con sus discípulos un rito que hiciera a favor de ellos precisamente lo que necesitaban;
que sirviera para liberarlos de los ritos y las ceremonias que hasta ese momento habían practicado como
esenciales, y que perderían su valor con la recepción del Evangelio. Continuar con esos ritos sería un
insulto a Jehová” (Comentario bíblico adventista del séptimo día, p. 1114).
Nada puede ser más obvio.
Considere ahora la fiesta de las semanas llamada el Pentecostés. Esta tuvo su cumplimiento cincuenta
días más tarde y se la conocía como la fiesta de la cosecha, que era posible gracias a la lluvia tardía que
facilitaba la siega en Pentecostés. Fue en esa fiesta que el Espíritu Santo descendió con todo poder sobre los
discípulos.
Después del Pentecostés venía la fiesta de las trompetas. Esta fiesta se llevaba a cabo diez días antes del
día de la expiación. Esta fiesta también fue cumplida a los diez años (recuerde un día por año de la
profecía) cuando de acuerdo a la profecía de Daniel 8:14 y Daniel 9: 24-27 en la profecía de las 2.300
tardes y mañanas, debía haber un período de arrepentimiento antes del gran día de expiación que comenzó
el 22 de octubre 1844. En ese momento Cristo pasó del lugar santo al santísimo en el santuario celestial. La
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historia revela que el mayor llamado al arrepentimiento de este lado de la cruz ocurrió en el período de diez
años que precedió a 1844, cuando todo el mundo fue conmovido por el movimiento milerita a principio de
los años 1800, según estaba predicho en el antitipo de la fiesta de las trompetas. Así que esta fiesta también
ha sido cumplida. Bien podría volverse a cumplir dentro de la historia en repetición, eso lo maneja el Señor
del cielo.
Después venía el día de la expiación. Mi pregunta es: ¿Esto ya se ha cumplido? Y mi respuesta es: No, no
todavía, porque aun está en desarrollo.
Guardar esta fiesta hoy es negar que Cristo está en el lugar santísimo haciendo expiación por nuestros
pecados, lo que hace que sea imposible que nos beneficiemos de su obra en el santuario celestial. Este no es
el momento para estar preocupados por las fiestas judías del pasado, Elena de White enfatiza en una forma
muy clara que la preparación para la expiación es la verdad presente para este tiempo. “Estamos en el gran
día de la expiación, y la sagrada obra de Cristo en favor del pueblo de Dios que se está llevando a cabo
ahora [1882] en el santuario celestial, debería ser motivo de nuestro constante estudio” (Comentario
bíblico adventista del séptimo día, tomo 7-A Suplemento, p. 479).
“Debemos enseñar a nuestros hijos lo que significaba el típico día de la expiación. Que era un período
especial de solemne humillación y confesión de los pecados delante de Dios. El día antitípico de la
expiación ahora debe ser de la misma índole. Todo el que enseña la verdad por precepto y ejemplo dará a la
trompeta un sonido certero. Debemos cultivar la espiritualidad porque no es natural para nosotros elevar la
mente al cielo. Tenemos que hacer una gran obra, la de inspirar a la gente a renunciar a las costumbres y
prácticas mundanas y aceptar una norma más elevada de espiritualidad, piedad y a trabajar más
fervientemente para Dios. Tenemos la magna obra de proclamar el mensaje del tercer ángel, dar la última
nota de advertencia al mundo” (Testimonies, Vol. 5 p. 520).
¿Se humillarán nuestras familias y congregaciones ante el Señor en este día de expiación? ¿Se apartarán de
los pecados que contaminan la vestimenta del carácter, y los separa de Dios? Hoy es el día de oportunidad.
No espere un futuro más conveniente, cuando la cruz sea más liviana, cuando las inclinaciones del corazón
carnal sean subyugadas con menos esfuerzo. Hoy dice el Espíritu de Dios “Si oyereis su voz hoy, no
endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4: 7). Hoy ocúpese de su tarea porque mañana podría ser
demasiado tarde. El sentimiento que tiene ahora podría no ser tan fuerte mañana. Satanás puede tenderle
una trampa, su candelero podría ser removido de su lugar y quedar abandonado en la oscuridad.
No se niegue: “El Testigo verdadero dice: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo’. Toda amonestación,
reprensión y súplica de la Palabra de Dios o de sus mensajeros es un llamamiento a la puerta del corazón.
Es la voz de Jesús que procura entrada. Con cada llamamiento desoído se debilita la inclinación a abrir. Si
hoy son despreciadas las impresiones del Espíritu Santo, mañana no serán tan fuertes. El corazón se vuelve
menos sensible y cae en una peligrosa inconsciencia en cuanto a lo breve de la vida frente a la gran
eternidad venidera” (El Deseado de todas las gentes, p. 454).
“El Huésped celestial está ante vuestra puerta mientras que estáis amontonando obstáculos para estorbar su
entrada. Jesús está llamando mediante la prosperidad que os da. Os colma con bendiciones para probar
vuestra fidelidad, a fin de que puedan fluir de vosotros hacia otros. ¿Permitiréis que triunfe vuestro
egoísmo? ¿Malgastaréis los talentos de Dios y perderéis vuestra alma debido al amor idólatra [egoísta] de
las bendiciones que él ha dado? (Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 978).
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“Este es nuestro tiempo de lavar y planchar: tiempo cuando debemos limpiar nuestros mantos del carácter
en la sangre del Cordero. Juan dice: ‘He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’ (Juan 1:
29). ¿No le permitiremos que los quite? ¿No dejaremos que nuestros pecados se vayan? (Comentario
bíblico adventista del séptimo día, t. 7-A, p 250).
“Os ruego, hermanos y hermanas, que trabajéis con fervor para aseguraros la corona de la vida eterna. La
recompensa será digna del conflicto, digna del esfuerzo... En la carrera que corremos, todos podemos
recibir el premio ofrecido: una corona de vida eterna. Yo quiero tener esa corona; es decir, quiero tenerla
con la ayuda de Dios. Me propongo aferrarme firmemente a la verdad para ver al Rey en su hermosura” (En
lugares celestiales, p. 357).
Antes de terminar considere la última de las fiestas del año judío que se llamaba la fiesta de los
tabernáculos. Nuevamente debemos hacer una pregunta muy importante, ¿se han cumplido, para el pueblo
de Dios en nuestros días, las condiciones proféticas para la fiesta de los tabernáculos? No, definitivamente
no. Para el Israel antiguo el propósito de esta fiesta era recordarles como Dios los había liberado de la
esclavitud egipcia y por su amante cuidado los había protegido y los había traído a la tierra prometida. Por
eso se les exigía que fueran a Jerusalén al cerrar el año judío y morar en cabañas hechas con las ramas de
los árboles. Durante esta fiesta debían celebrar que el día de la expiación se había completado. Todos los
pecados pasados habían sido eliminados del santuario y enviados al desierto, por medio del chivo
expiatorio. Ahora, nosotros que estamos viviendo en el tiempo del fin, no podemos celebrar la fiesta de los
tabernáculos porque nuestro día de la expiación está en proceso. Nuestros pecados pasados todavía no han
sido eliminados del santuario celestial. Además, todavía no hemos llegado a la tierra prometida y entrado en
la nueva Jerusalén, donde habitaremos en moradas transitorias hasta que finalmente seamos restaurados a la
tierra nueva, donde “Edificaremos casas, y habitaremos en ellas” (Isaías 65:21).
No obstante, tocante a estos hechos, el espíritu de profecía estimula al pueblo de Dios en el presente a
realizar retiros espirituales o campestres, donde se dedique tiempo para recordar como Dios ha guiado el
desarrollo del mensaje adventista como así también a su hijos fieles, el cuerpo de creyentes (verdadera
iglesia de Cristo), librándonos de las falsas enseñanzas del papado y del protestantismo apóstata y
separándonos, para que seamos un pueblo santo, el remanente de Dios. Además, debemos examinar
detenidamente lo que podemos esperar, al acercarnos al tiempo del fin, y cómo podemos enfrentar la prueba
final y estar listos para ver a Jesús.
Por medio de estas sugerencias Elena G. de White no nos está diciendo que debemos guardar los días de
fiestas sino que nuestros retiros espirituales deben llegar a ser exposiciones llenas de las gloriosas verdades
de la segunda venida de nuestro Salvador que pondrá fin a nuestro peregrinaje por este mundo lleno de
pecado.
Por otro lado ella dice: “en general se opina que los sacrificios y las ofrendas de los Hebreos no tienen
ningún significado para los cristianos y que no sería de ningún interés para ellos, esta opinión no tiene
fundamento. Es verdad que las ceremonias de la ley Mosaica no se deben observar ahora pero, una vez que
sean comprendidas correctamente se verá que son todas importantes verdades sagradas. Estos ritos
asignados por Dios mismo eran, como tantas otras luces, para iluminar el sendero del antiguo pueblo de
Dios y para dirigir sus mentes al gran sacrificio que sería ofrecido por los pecados de los hombres”.
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“Visto a la luz de la cruz contienen las más preciosas lecciones para el pueblo de Dios hoy” (Review &
Herald, January 9, 1883).
Esto es lo que Elena de White tenía en mente cuando habló acerca de los retiros espirituales en la Review &
Herald, November 17, 1885: “Sería bueno que tuviésemos como la fiesta de los tabernáculos, una gozosa
conmemoración de las bendiciones de Dios hacia nosotros como pueblo. Así como el pueblo de Israel
celebraba como Dios había liberado a sus padres y los había preservado milagrosamente durante su
peregrinaje desde Egipto hasta la tierra prometida, así el pueblo de Dios en el presente debería evocar con
gratitud las diferentes maneras que El ideó para hacerles recordar la dependencia en Dios de aquellos que
primero dirigieron esta obra. Debemos considerar con gratitud los antiguos hitos y renovar nuestras almas
recordando la benevolencia de nuestro apreciado Ayudador”.
Luego en Bible Eco, December 8, 1893 dice lo siguiente: “Las fuerzas del enemigo se están fortaleciendo y
somos despreciados como pueblo, pero, ¿no uniremos nuestras fuerzas para venir a la fiesta de los
tabernáculos? No pensemos que es algo sin importancia, permita que el ejército del Señor esté en pie
representando la obra de Dios y su causa en Australia. Que ninguno busque excusas en momentos como
éste. Una de las razones por las que hemos organizado el congreso en Melbourne es que deseamos que la
gente de la vecindad se familiarice con nuestras doctrinas y obra. Queremos que sepan lo que somos y en lo
que creemos. Que todos oren y pongan su confianza en Dios. Aquellos que están bloqueados por el
prejuicio deben oír el mensaje de advertencia para este tiempo. Debemos encontrar medios para llegar al
corazón de las personas, por lo tanto vengan al retiro espiritual aunque tengan que hacer un sacrificio para
hacerlo y el Señor bendecirá sus esfuerzos por honrar su causa y avanzar su obra”.
No hay duda alguna en cuanto a la enseñanza al leer Manuscript Releases Vol. 18, p. 270: “¿Escucharán la
voz de Cristo? ¿Se apartarán de los intereses personales respondiendo: Sí, Señor, vendremos y con gozo
sacaremos agua de la cisterna de la salvación? Entonces la influencia de su vida será una continua fiesta de
los tabernáculos, una ofrenda de gratitud continua por un sinnúmero de bendiciones inmerecidas. Aquí la
sierva de Dios, es evidente, está hablando en forma figurativa o simbólica, una vida constantemente
agradecida, un tipo de “fiesta de los tabernáculos” en la aplicación del símbolo que esta prefigura.
Finalmente tengamos en cuenta lo que fue compartido al principio: “El pueblo a quien Dios había llamado
para ser columna y base de la verdad, había llegado a ser representante de Satanás. Hacía la obra que éste
deseaba que hiciese, y seguía una conducta que representaba falsamente el carácter de Dios y le hacía
considerar por el mundo como un tirano. (Esto es profecía en cumplimiento actual a través del pueblo
adventista profeso y nominal representado por la corporación de la IASD)
Los mismos sacerdotes que servían en el templo habían perdido de vista el significado del servicio que
cumplían. Habían dejado de mirar más allá del símbolo, a lo que significaba. Al presentar las ofrendas de
los sacrificios, eran como actores de una pieza de teatro.
Los ritos [ordenanzas] que Dios mismo había ordenado eran trocados en medios de cegar la mente y
endurecer el corazón. Dios no podía hacer ya más nada para el hombre por medio de ellos. Todo el sistema
debía ser desechado” (El Deseado de todas las gentes, p. 27).
Llenemos nuestras mentes con la verdad presente. No nos dejemos entrampar por el gran engañador ni nos
enredemos con las fiestas del Antiguo Testamento de tal manera que dejemos de cumplir los requisitos del
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cielo para la expiación final y dejemos de dar el último mensaje de advertencia de la verdad presente, el
mensaje de los tres ángeles.
Demos gracias al Espíritu Santo por guiarnos en este estudio y roguemos a nuestro Padre Celestial, en
nombre de nuestro Señor Jesús que nos ayude a concentrar nuestras mentes en el mensaje de los tres
ángeles, que es la verdad presente para este tiempo del fin, y que no nos involucremos en las fiestas del
pasado que fueron abolidas en la cruz, a no ser que estudiemos su significado simbólico y profético en el
gran reloj divino de los acontecimientos proféticos finales. Aprendamos a seguir al Cordero celestial por
dondequiera que va ahora.
Nota Adicional:
Para un estudio adicional y complementario, remítanse a la Biblia de Estudio con los comentarios del
Espíritu de Profecía de E.G. de White o hacerlo en SDABC 7-A (Comentario Bíblico Adventista del
Séptimo Día, tomo 7-A) buscando los comentarios a los textos citados.
 Comentarios sobre Juan 13 bajo“tomarle el pulso a la conciencia” comentando 1 Cor. 13.
 Comentarios acerca de 2 Corintios, capítulos 2 y 3.
 Efesios 2:14-16 Comentario bajo “las ceremonias terminaron en la cruz” comentando Rom. 3:31
 Leer todo el libro de GALATAS
 Además se puede complementar esta investigación con el capítulo 32 “La Ley y los 2 Pactos” del
libro Patriarcas y Profetas de E.G. de White. En el Deseado de todas las gentes y El Gran
Conflicto así como en muchos otros libros inspirados se recalca la diferencia entre la Ley Moral, la
de los 10 mandamientos, la cual es eterna y la Ley Ceremonial, la cual si bien son estatutos
“perpetuos” son tan perpetuos como muchas cosas que ya no son vigentes, por haber caducado su
propósito en el marco de la teocracia, además se debe entender lo que en la Biblia significa
perpetuo o sea, fue perpetuo hasta que se cumplió su propósito como lo fueron las leyes, por
ejemplo de apedreamiento, de circuncisión, la manera de festejar las fiestas, la manera de vestirse
de los que ministraban ante Jehová, las leyes de esclavitud y un sin número de “estatutos
perpetuos” que se hallan en los primeros capítulos de la Biblia. A la pascua Dios la denominó como
estatuto perpetuo hasta la cruz de Jesús. Los que creen en la observancia actual de las fiestas
judías, o sea judaizantes modernos, aluden a la vigencia de los estatutos y leyes de salud dados en
aquel entonces como prueba adicional de que todo lo demás no puede haber perdido su vigencia,
pero las leyes de salud están en relación no a ceremonias sino a leyes naturales que siempre
existieron por lo tanto no hay que mezclar o confundir ambas, pues una cosa son las leyes
ceremoniales y otra son las leyes naturales de higiene y salud. Las leyes ceremoniales, ritos y
fiestas eran profecías y simbolizaban el ministerio del gran cordero Jesús, cuando éste vino a la
tierra y comenzó su ministerio y obra de redención, El mismo terminó con los símbolos para
continuar con la realidad de su propia vida, ahora dejamos de mirar los símbolos para mirar al
verdadero Cordero, sumo sacerdote y consumador de la fe (ver Hebreos 12:2) todas las ceremonias
y el ritual judío relacionado con el santuario o el templo, posteriormente, nos presentan el plan de
redención y lo que Cristo hizo, hace y hará para nuestra redención y salvación, por eso como dijo
Pablo, la ley ceremonial fue justa, buena y perfecta, mas ahora debemos seguir al cordero por
dondequiera que va para cooperar con El en nuestra salvación.
 Por ejemplo ahora es el gran día de la expiación y Jesús está queriendo limpiar nuestra vida y al
mismo tiempo nuestro registro celestial de todo pecado, por lo cual es tiempo de afligir en
humillación nuestras almas, tiempo de profundo análisis del corazón, confesando y abandonando
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todo pecado y contaminación que nos separa de Dios de modo que no seamos cortados de su
pueblo.
Quiera Dios concedernos su colirio celestial para discernir con claridad lo que es VERDAD PRESENTE
cosa que nos podamos enfocar en su obra misionera final y no estar confundidos con toda clase de viento
de doctrina, engañados por el enemigo de las almas. Alabado sea nuestro buen Dios por su Santa Palabra y
por su Hijo, nuestro Señor y Redentor Jesús.
Si Dios te ha bendecido con el presente estudio, compártelo con algún otro hermano / a que lo esté
necesitando pues el engaño está bien extendido a través de todo el mundo así como la confusión, debemos
regresar a la segura palabra profética, a toda palabra que sale de la boca de nuestro Dios, obedeciéndole a
El antes que a ningún hombre o mujer. El Señor todopoderoso te bendiga ricamente así como guarda tu
alma en sus manos de amor. Amén. Ven Señor Jesús.
MINISTERIO CLAMORFINAL CHILE
WWW.CLAMORFINAL.JIMODO.COM
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