participacion obrera - campesina en la transformacion economica

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PARTICIPACION OBRERA - CAMPESINA EN LA
TRANSFORMACION ECONOMICA
1982.
PAK'IU 1P A P O N OKRUUA- CAMPES] NA
EN LA TRAKSJORMACIOK
ECONOMICA-
El, papel revolucionario de la juventud se ha hecho presente du­
rante la insurrección, la Cruzada de Alfabetización, las Campa­
ñas de Salud, la defensa mediante la Vigilancia y las Milicias,
la organización y movilización de los organismos .de masas, la
concientización y el estudio, acercándose poco a poco hacia ac­
tividades cada vez más productivas y cada vez más revolucionarias,
como son el trabajo productivo voluntario y las tareas de trans­
formación económica.
Esta vez, se trata de contribuir en la cons­
trucción del sueño más preciado de -nuestros héroes y mártires,
el poder de los obreros y campesinos cambiando la forma de producción, cambiando la sociedad y cambiando ellos mismos, mediante la
participación y la gestión en el campo.
1.
Los obreros agrícolas
Los obreros agrícolas son los principales responsables de la
creación de la riqueza en Nicaragua, nos referimos a los asala­
riados délos cortes de café, algodón, caña de azúcar, ajonjolí,
sorgo y a los charladores de la ganadería.
Trabajadores que
no tienen empleo permanente, sino que solamente durante el
tiempo de zafra o de corte, razón por la cual tienen que ir
después del corte a buscar donde trabajar, ya sea en la ciu­
dad, el campo, en un pedazo de tierra, o quedarse desemplea­
do gran parte del tiempo.,
Estos compañeros producen el 80o
de las divisas del país y sobre sus hombros recae el peso de
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los principales p u n i d o s di des ar rol1o di* 13 nuevo socie­
dad, los mismos provocios que darán' empleo permanente a
nuestros trabajadores,
rodemos afirmar que estos compañe­
ros constituyen la mayoría de la clase trabajadora nicara­
güense, el grueso del proletariado nacional en tiempo de
cortes.
2.
Los campesinos
Aquellos medianos y pequeños productores dedicados a produ­
cir con fuerza de trabajo familiar la principal alimentación
para nuestro pueblo, maíz, frijol y hortalizas, constituyen
el grueso del campesinado nicaragüense.
La mayoría son cam­
pesinos pobres que cuando terminan la cosecha van también a
trabajar a los cortes como obreros agrícolas.
En total, los
trabajadores del campo son a la vez obreros agrícolas y cam­
pesinos, según los momentos y necesidades, productores de di
visas y de alimentos, moradores de los campos y montañas de
nuestro país.
Sobre esta fuerza recae la esperanza del desa
rrollo y de la transformación de la sociedad nicaragüense.
Durante el somocismo y en la sociedad anterior, estos traba­
jadores fueron los más marginados y explotados, a pesar de
ser los principales productores de la riqueza nacional.
tes todo se producía en el campo
An ­
y todo se consumía en la
ciudad y en el extranjero, hoy se trata de cambiar esa sitúa
ción.
3.
La Reforma Agrari a
El principal mal que existia en el régimen anterior era la
■ .*> -
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propiedad privada de unos ])ocos sobre* la tierra y demás me ­
dios de producción, quedando el resto de productores campe­
sinos sin nada con que trabajar o trabajando sobre las peo­
res tierras del país.
La reforma agraria'significa el movi­
miento en que los expropiados de antes expropian a sus expropiadores; los campesinos se liberan de los terratenientes, co­
merciantes, prestamistas, usureros y señores en general de to­
das las comarcas; es el regreso de la riqueza a sus legítimos
dueños que la trabajarán en forma individual, en cooperativas,
o en empresas de reforma agraria; es la concientización, edu­
cación, formación, organización, movilización y participación
de los trabajadores del campo en la riqueza y en la gestión
económica, social, política e ideológica de la nueva sociedad.
4.
£1 desarrollo agropecuario
Otra de las características del régimen anterior es el subde­
sarrollo y la dependencia de nuestra economía, el estancamien­
to de nuestras fuerzas productivas, técnicas y formas de pro­
ducción atrasadas, falta de infraestructura física y social,
escasez de cuadros técnicos-profesionales, condicionamiento
de nuestra economía por el mercado capitalista
mundial, que
nos imponía qué teníamos que producir, cómo teníamos que pro­
ducir y el precio en que debíamos comprar y vender nuestros
productos.
El subdesarrollo y la dependencia nos obligaron
a tener que vender la mayor parte de la producción y a limi­
tar cada vez mas el consumo para mantener el lujo de las cla­
ses y países dominantes.
En otras palabras, lo que se produ­
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cía en Nicaragua no
m
* reinvertía aquí mismo, Jando como
resultado que nuestras tierras se cansaban, nuestras fami­
lias trabajadoras se morían, nuestras minas y demás recur­
sos naturales se arrasaban y saqueaban.
Ahora, se trata de
Invertir lo que más podamos, de desarrollar la técnica avan­
zada y adecuada a nuestras necesidades, de producir más y
con mayor rendimiento, de buscar nuevos mercados y mejorar
precios, de producir lo que más nos rinda, y de distribuir
mejor nuestros proyectos.
5.
Las empresas de reforma agraria
Con lo que quitamos al somocismo, la revolución formo el Area
de Propiedad del Pueblo, organizándola en empresas de refor­
ma agraria, es decir empresas administradas por el Estado
donde los excedentes pertenecen a toda la nación.
En el
campo existen 80 empresas de reforma agraria, divididas en
Complejos que a su vez son divididas en fincas (Unidades de
Producción estatal UPES).
Estas empresas controlan el 20%
de la producción nacional, el 30% de la producción agroexpor
tadora, la mitad del arroz y del azúcar, gran parte de la
producción de pollos y huevos, gran parte del procesamiento
agroindustrial , y todo el tabaco.
Pasar la riqueza de manos
de grandes propietarios ociosos y explotadores a manos de la
sociedad, constituye el primer paso para cambiar la forma de
producción en Nicaragua.
El segundo paso consiste en crear y desarrollar formas de
participación y gestión de los trabajadores en esas empresas
sindicatos y Consejos Consultivos o Consejos de empresas,
Complejos y fincas, donde los trabajadores se ejerciten en
la administración y en la decisión del funcionamiento de las
unidades productivas.
Las cooperativas agropecuarias
Los campesinos necesitan tierras, pero sin capital no sirve
mucho, necesitan además tractores, cosechadoras, fertilizan­
tes, insecticidas, almacenamientos, aviones para fumigar, se­
mentales para mejorar la raza, asistencia técnica y conoci­
mientos agronómicos para aumentar los rendimientos, centros
de cultura y educación, etc., etc..
Y mientras más peque­
ñas sean las parcelas menos producirán y menos podrán usar
todas estas cosas.
Es por ello que la revolución
recomienda
que los campesinos junten sus manos, sus tierras, sus instru­
mentos de trabajo y sus esperanzas en formas diferentes
de
producir, como son las cooperativas agropecuarias, sobre todo
en condiciones en que la revolución no tiene un tractor o un
avión para cada campesino.
Las cooperativas pueden ser de
servicio (CCS) donde los campesinos se juntan para conseguir
crédito o para conseguir un tractor, y pueden ser de produc­
ción (CAS)
donde juntan la tierra y el trabajo en una sola
Unidad de Producción.
El movimiento cooperativo significa además que los campesinos
se juntan alrededor de la comunidad para discutir socialmen­
te cuestiones de salud, de defensa, de educación, así como
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cualquier otra decisión que quieran tomar en
común
y para interés de todos los miembros de la localidad, es­
te nivel de participación y de organización implica un pa ­
so más en el cambio de las forma
dad.
de poder de nuestra socie­
En el campo existen ya muchas formas de vida comunita­
ria o juntas comunales que funcionan democráticamente.
7.
La alianza obrero-campesina
La
alianza obrero-campesina significa el intercambio soli­
dario entre productores materiales frente a los terratenien­
tes y capitalistas ociosos y explotadores , implica que los
obreros tengan acceso a productos de alimentación y los cam­
pesinos a productos manufacturados a precios que le permitan
al campesinado un mejor nivel de producción y de vida (ins­
trumentos de trabajo, salud, educación) y a los obreros la
posibilidad de invertir en grandes obras de desarrollo para
toda la clase trabajadora en su conjunto.
Implica además el
apoyo del campesinado a los cortes de la agroexportación, y
pue los obreros agrícolas puedan también dedicarse a produ­
cir no solamente productos agroexportables, sino también pro
ductos de consumo interno.
Finalmente, la alianza obrero-
campesina es la garantía de la unidad nacional, de la produc
ción, del desarrollo y de la transformación.
8.
Las organizaciones populares en el campo
Los obreros agrícolas y el campesinado necesitan estar orga­
nizados para poder participar en la transformación de la eco
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nomía y de 3a sociedad.
La transformación es nn proyec­
to colectivo que lucha contra la propiedad individualis­
ta que vuelve miserables a la mayoría de la población,
que lucha contra el comercio acaparador, contra la mercan tilización de la vida y contra el poder disperso y parcela­
do.
En el campo existen diferentes organizaciones popula­
res, tales como, la Asociación de Trabajadores del Campo
(ATC), que representa los intereses de los obreros agrí­
colas y que desarrolla estructuras sindicales y de gestión
para lograr que los trabajadores lleguen a administrar
ellos mismos sus empresas; la Unión Nacional de Agricul­
tores y Ganaderos (UNAG), que expresa los intereses e in­
quietudes de los productores pequeños y medianos, que tra­
baja
en organizar cooperativas de producción, de consumo,
de comercio, de crédito y por la instauración de poderes
locales en todas las comunidades; la Central Sandinista de
Trabajadores (CST), que representa a los trabajadores per­
manentes de las empresas agrícolas e industriales, que lu­
cha por la unidad- de la clase obrera en toda Nicaragua y
por los intereses de toda la clase en su conjunto (no so­
lamente por el grupo de obreros de una fábrica), estimulan­
do al mismo tiempo la gestión obrera en todos los centros
de trabajo.
También se organizan las mujeres, los jovenes, los niños,
pero tales organizaciones se desarrollan mas en la ciudad
que en el campo, debido a que en el campo la organización
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gira más bien alrededor de las actividades product jv a s .
El poder local
La revolución tiene el poder político en sus manos y su
principal tarea es mantenerlo y fortalecerlo, también comienza a controlar y gestionar la economía, nacionalizan­
do la banca y el comercio, enfrentando la planificación
al mercado, distribuyendo
los excedentes con criterios so­
ciales (el crédito para trabajar, las inversiones, la salud,
la educación, el subsidio a los servicios básicos, las im­
portaciones, la infraestructura, etc.), creando formas nue­
vas de producción como la producción estatal y las coopera­
tivas agropecuarias, etc.
Pero la principal obra transfor­
madora es la creación del poder popular, fomentando las or­
ganizaciones populares, movilizando sus principales fuerzas
sociales y formando instancias de gestión para participar
en las decisiones estatales y locales, Consejo Nacional de
Reforma Agraria, Consejos Regionales de Reforma Agraria, Co­
mité de la Pequeña y Mediana Producción para asuntos de po­
lítica económica, Comités Zonales para el cumplimiento de
todas las tareas de la revolución, Consejo-de Estado, etc.
En el campo se desarrolla alrededor del movimiento coopera­
tivo una de las manifestaciones más novedosas del poder lo­
cal, conjunto de campesinos cooperados o conjunto de coope^
rativas de servicio y de producción que han concretado la
consigna de la defensa y la producción, a través de estruc­
turas comunales (reunión, asambleas, comités, etc.) donde
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se distribuyen las tareas de la defensa y de la producción.
Trabajadores que se turnan para participar en las tareas de
las milicias, de la vigilancia o de la huerta; que trabajan
en la cooperativa y que hacen también trabajo en las fincas
donde se cae el café; que tienen delegados en los Comités
de Educación Popular (CEP) o en las Brigadas de Salud; que
discuten libre y colectivamente los problemas de la comuni­
dad, que comienza como cooperativas de servicios, pero que
poco a poco se asocian además en parcelas o actividades co­
lectivas (compra de una camioneta, construcción de caminos,
huerta en común, otros).
Revolucionariamente estamos en presencia de una forma de pro­
ducir y de vivir diferente, donde reina la colaboración, la
solidaridad, los intereses colectivos, el interés de satis­
facer las necesidades sociales de defender la soberanía, de
mejorar el nivel de vida y de trabajo de ellos y de las fu­
turas generaciones.
Nuevas formas de ser que van creando
nuevos valores, valores que tenemos que apropiarnos para co­
mentarlos, fomentarlos, estimularlos, distribuirlos por to­
do el territorio nacional, gritarle al mundo que estamos na­
ciendo y viviendo diferentes, que estamos construyendo el p o ­
der popular, que las funciones del antiguo Estado se están
descentralizando, y que todo esto es
obra fundamentalmente
de obreros y campesinos.
10. El proyecto revolucionario
Ciertamente que los obreros y campesinos tienen grandes li-
miIíjcíoncs , producto de la herencia de] régimen anterior,
pero también es cierto que solamente ellos podrán heredar
el mundo antiguo, solamente su fuerza organizada llegará
al final.
Y nuestra principal obra como revolucionarios
es la de apoyar el proyecto de los obreros y de los campe­
sinos, contribuir a su organización, movilización, partici­
pación y gestión en las unidades productivas, en el Estado y
en todas las localidades del país.
Los obreros están en la
mejor posición paTa enfrentar las manifestaciones más noci­
vas y miserables del capital ocioso y explotador, tarea que
solo podrán desarrollar junto con los campesinos.
Y obre­
ros y campesinos juntos defendiendo sus intereses, defienden
los intereses de todos los otros sectores sociales de toda
la nación.
Es aquí donde la juventud tiene un papel histó­
rico incalculable, apoyar con su fuerza el proyecto revolu­
cionario, servir como el caballo de troya de la reacción y
de la contrarrevolución.
Siendo conscientes que la única forma de cambiar esta socie­
dad es cambiando las formas de producir y de vivir, compar­
tiendo la práctica de los campesinos y de los obreros, in­
tercambiando con ellos conocimientos y experiencias, compar­
tiendo el goce creador y transíormador de vivir de otra ma­
nera, fieles creyentes de que el campo de lo posible es hoy
mucho más ancho que nunca, de que tenemos que hacer tantas
cooperativas como trincheras y barricadas hicimos durante
la insurrección, que no regresaremos hasta no haber ayuda­
do a formar y consolidar una cooperativa, al igual que no
regresamos de 1:* frutada liasl.i no haber al fabet i rado a
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nuestros campesinos.
Ayudar a formar el poder popular en el campo constituye
el reto más difícil y más fantástico a la vez, para decir­
le al mundo que aquí seguimos haciendo la revolución, por­
que estamos construyendo una nueva sociedad que cada vez
se parezca menos a la sociedad anterior, y que el proyec­
to revolucionario, una vez comenzado no parará jamás.
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