213 PARTICIPACION OBRERA - CAMPESINA EN LA TRANSFORMACION ECONOMICA 1982. PAK'IU 1P A P O N OKRUUA- CAMPES] NA EN LA TRAKSJORMACIOK ECONOMICA- El, papel revolucionario de la juventud se ha hecho presente du­ rante la insurrección, la Cruzada de Alfabetización, las Campa­ ñas de Salud, la defensa mediante la Vigilancia y las Milicias, la organización y movilización de los organismos .de masas, la concientización y el estudio, acercándose poco a poco hacia ac­ tividades cada vez más productivas y cada vez más revolucionarias, como son el trabajo productivo voluntario y las tareas de trans­ formación económica. Esta vez, se trata de contribuir en la cons­ trucción del sueño más preciado de -nuestros héroes y mártires, el poder de los obreros y campesinos cambiando la forma de producción, cambiando la sociedad y cambiando ellos mismos, mediante la participación y la gestión en el campo. 1. Los obreros agrícolas Los obreros agrícolas son los principales responsables de la creación de la riqueza en Nicaragua, nos referimos a los asala­ riados délos cortes de café, algodón, caña de azúcar, ajonjolí, sorgo y a los charladores de la ganadería. Trabajadores que no tienen empleo permanente, sino que solamente durante el tiempo de zafra o de corte, razón por la cual tienen que ir después del corte a buscar donde trabajar, ya sea en la ciu­ dad, el campo, en un pedazo de tierra, o quedarse desemplea­ do gran parte del tiempo., Estos compañeros producen el 80o de las divisas del país y sobre sus hombros recae el peso de 215 los principales p u n i d o s di des ar rol1o di* 13 nuevo socie­ dad, los mismos provocios que darán' empleo permanente a nuestros trabajadores, rodemos afirmar que estos compañe­ ros constituyen la mayoría de la clase trabajadora nicara­ güense, el grueso del proletariado nacional en tiempo de cortes. 2. Los campesinos Aquellos medianos y pequeños productores dedicados a produ­ cir con fuerza de trabajo familiar la principal alimentación para nuestro pueblo, maíz, frijol y hortalizas, constituyen el grueso del campesinado nicaragüense. La mayoría son cam­ pesinos pobres que cuando terminan la cosecha van también a trabajar a los cortes como obreros agrícolas. En total, los trabajadores del campo son a la vez obreros agrícolas y cam­ pesinos, según los momentos y necesidades, productores de di visas y de alimentos, moradores de los campos y montañas de nuestro país. Sobre esta fuerza recae la esperanza del desa rrollo y de la transformación de la sociedad nicaragüense. Durante el somocismo y en la sociedad anterior, estos traba­ jadores fueron los más marginados y explotados, a pesar de ser los principales productores de la riqueza nacional. tes todo se producía en el campo An ­ y todo se consumía en la ciudad y en el extranjero, hoy se trata de cambiar esa sitúa ción. 3. La Reforma Agrari a El principal mal que existia en el régimen anterior era la ■ .*> - 216 propiedad privada de unos ])ocos sobre* la tierra y demás me ­ dios de producción, quedando el resto de productores campe­ sinos sin nada con que trabajar o trabajando sobre las peo­ res tierras del país. La reforma agraria'significa el movi­ miento en que los expropiados de antes expropian a sus expropiadores; los campesinos se liberan de los terratenientes, co­ merciantes, prestamistas, usureros y señores en general de to­ das las comarcas; es el regreso de la riqueza a sus legítimos dueños que la trabajarán en forma individual, en cooperativas, o en empresas de reforma agraria; es la concientización, edu­ cación, formación, organización, movilización y participación de los trabajadores del campo en la riqueza y en la gestión económica, social, política e ideológica de la nueva sociedad. 4. £1 desarrollo agropecuario Otra de las características del régimen anterior es el subde­ sarrollo y la dependencia de nuestra economía, el estancamien­ to de nuestras fuerzas productivas, técnicas y formas de pro­ ducción atrasadas, falta de infraestructura física y social, escasez de cuadros técnicos-profesionales, condicionamiento de nuestra economía por el mercado capitalista mundial, que nos imponía qué teníamos que producir, cómo teníamos que pro­ ducir y el precio en que debíamos comprar y vender nuestros productos. El subdesarrollo y la dependencia nos obligaron a tener que vender la mayor parte de la producción y a limi­ tar cada vez mas el consumo para mantener el lujo de las cla­ ses y países dominantes. En otras palabras, lo que se produ­ 217 cía en Nicaragua no m * reinvertía aquí mismo, Jando como resultado que nuestras tierras se cansaban, nuestras fami­ lias trabajadoras se morían, nuestras minas y demás recur­ sos naturales se arrasaban y saqueaban. Ahora, se trata de Invertir lo que más podamos, de desarrollar la técnica avan­ zada y adecuada a nuestras necesidades, de producir más y con mayor rendimiento, de buscar nuevos mercados y mejorar precios, de producir lo que más nos rinda, y de distribuir mejor nuestros proyectos. 5. Las empresas de reforma agraria Con lo que quitamos al somocismo, la revolución formo el Area de Propiedad del Pueblo, organizándola en empresas de refor­ ma agraria, es decir empresas administradas por el Estado donde los excedentes pertenecen a toda la nación. En el campo existen 80 empresas de reforma agraria, divididas en Complejos que a su vez son divididas en fincas (Unidades de Producción estatal UPES). Estas empresas controlan el 20% de la producción nacional, el 30% de la producción agroexpor tadora, la mitad del arroz y del azúcar, gran parte de la producción de pollos y huevos, gran parte del procesamiento agroindustrial , y todo el tabaco. Pasar la riqueza de manos de grandes propietarios ociosos y explotadores a manos de la sociedad, constituye el primer paso para cambiar la forma de producción en Nicaragua. El segundo paso consiste en crear y desarrollar formas de participación y gestión de los trabajadores en esas empresas sindicatos y Consejos Consultivos o Consejos de empresas, Complejos y fincas, donde los trabajadores se ejerciten en la administración y en la decisión del funcionamiento de las unidades productivas. Las cooperativas agropecuarias Los campesinos necesitan tierras, pero sin capital no sirve mucho, necesitan además tractores, cosechadoras, fertilizan­ tes, insecticidas, almacenamientos, aviones para fumigar, se­ mentales para mejorar la raza, asistencia técnica y conoci­ mientos agronómicos para aumentar los rendimientos, centros de cultura y educación, etc., etc.. Y mientras más peque­ ñas sean las parcelas menos producirán y menos podrán usar todas estas cosas. Es por ello que la revolución recomienda que los campesinos junten sus manos, sus tierras, sus instru­ mentos de trabajo y sus esperanzas en formas diferentes de producir, como son las cooperativas agropecuarias, sobre todo en condiciones en que la revolución no tiene un tractor o un avión para cada campesino. Las cooperativas pueden ser de servicio (CCS) donde los campesinos se juntan para conseguir crédito o para conseguir un tractor, y pueden ser de produc­ ción (CAS) donde juntan la tierra y el trabajo en una sola Unidad de Producción. El movimiento cooperativo significa además que los campesinos se juntan alrededor de la comunidad para discutir socialmen­ te cuestiones de salud, de defensa, de educación, así como 219 cualquier otra decisión que quieran tomar en común y para interés de todos los miembros de la localidad, es­ te nivel de participación y de organización implica un pa ­ so más en el cambio de las forma dad. de poder de nuestra socie­ En el campo existen ya muchas formas de vida comunita­ ria o juntas comunales que funcionan democráticamente. 7. La alianza obrero-campesina La alianza obrero-campesina significa el intercambio soli­ dario entre productores materiales frente a los terratenien­ tes y capitalistas ociosos y explotadores , implica que los obreros tengan acceso a productos de alimentación y los cam­ pesinos a productos manufacturados a precios que le permitan al campesinado un mejor nivel de producción y de vida (ins­ trumentos de trabajo, salud, educación) y a los obreros la posibilidad de invertir en grandes obras de desarrollo para toda la clase trabajadora en su conjunto. Implica además el apoyo del campesinado a los cortes de la agroexportación, y pue los obreros agrícolas puedan también dedicarse a produ­ cir no solamente productos agroexportables, sino también pro ductos de consumo interno. Finalmente, la alianza obrero- campesina es la garantía de la unidad nacional, de la produc ción, del desarrollo y de la transformación. 8. Las organizaciones populares en el campo Los obreros agrícolas y el campesinado necesitan estar orga­ nizados para poder participar en la transformación de la eco 220 nomía y de 3a sociedad. La transformación es nn proyec­ to colectivo que lucha contra la propiedad individualis­ ta que vuelve miserables a la mayoría de la población, que lucha contra el comercio acaparador, contra la mercan tilización de la vida y contra el poder disperso y parcela­ do. En el campo existen diferentes organizaciones popula­ res, tales como, la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), que representa los intereses de los obreros agrí­ colas y que desarrolla estructuras sindicales y de gestión para lograr que los trabajadores lleguen a administrar ellos mismos sus empresas; la Unión Nacional de Agricul­ tores y Ganaderos (UNAG), que expresa los intereses e in­ quietudes de los productores pequeños y medianos, que tra­ baja en organizar cooperativas de producción, de consumo, de comercio, de crédito y por la instauración de poderes locales en todas las comunidades; la Central Sandinista de Trabajadores (CST), que representa a los trabajadores per­ manentes de las empresas agrícolas e industriales, que lu­ cha por la unidad- de la clase obrera en toda Nicaragua y por los intereses de toda la clase en su conjunto (no so­ lamente por el grupo de obreros de una fábrica), estimulan­ do al mismo tiempo la gestión obrera en todos los centros de trabajo. También se organizan las mujeres, los jovenes, los niños, pero tales organizaciones se desarrollan mas en la ciudad que en el campo, debido a que en el campo la organización 221 gira más bien alrededor de las actividades product jv a s . El poder local La revolución tiene el poder político en sus manos y su principal tarea es mantenerlo y fortalecerlo, también comienza a controlar y gestionar la economía, nacionalizan­ do la banca y el comercio, enfrentando la planificación al mercado, distribuyendo los excedentes con criterios so­ ciales (el crédito para trabajar, las inversiones, la salud, la educación, el subsidio a los servicios básicos, las im­ portaciones, la infraestructura, etc.), creando formas nue­ vas de producción como la producción estatal y las coopera­ tivas agropecuarias, etc. Pero la principal obra transfor­ madora es la creación del poder popular, fomentando las or­ ganizaciones populares, movilizando sus principales fuerzas sociales y formando instancias de gestión para participar en las decisiones estatales y locales, Consejo Nacional de Reforma Agraria, Consejos Regionales de Reforma Agraria, Co­ mité de la Pequeña y Mediana Producción para asuntos de po­ lítica económica, Comités Zonales para el cumplimiento de todas las tareas de la revolución, Consejo-de Estado, etc. En el campo se desarrolla alrededor del movimiento coopera­ tivo una de las manifestaciones más novedosas del poder lo­ cal, conjunto de campesinos cooperados o conjunto de coope^ rativas de servicio y de producción que han concretado la consigna de la defensa y la producción, a través de estruc­ turas comunales (reunión, asambleas, comités, etc.) donde 222 se distribuyen las tareas de la defensa y de la producción. Trabajadores que se turnan para participar en las tareas de las milicias, de la vigilancia o de la huerta; que trabajan en la cooperativa y que hacen también trabajo en las fincas donde se cae el café; que tienen delegados en los Comités de Educación Popular (CEP) o en las Brigadas de Salud; que discuten libre y colectivamente los problemas de la comuni­ dad, que comienza como cooperativas de servicios, pero que poco a poco se asocian además en parcelas o actividades co­ lectivas (compra de una camioneta, construcción de caminos, huerta en común, otros). Revolucionariamente estamos en presencia de una forma de pro­ ducir y de vivir diferente, donde reina la colaboración, la solidaridad, los intereses colectivos, el interés de satis­ facer las necesidades sociales de defender la soberanía, de mejorar el nivel de vida y de trabajo de ellos y de las fu­ turas generaciones. Nuevas formas de ser que van creando nuevos valores, valores que tenemos que apropiarnos para co­ mentarlos, fomentarlos, estimularlos, distribuirlos por to­ do el territorio nacional, gritarle al mundo que estamos na­ ciendo y viviendo diferentes, que estamos construyendo el p o ­ der popular, que las funciones del antiguo Estado se están descentralizando, y que todo esto es obra fundamentalmente de obreros y campesinos. 10. El proyecto revolucionario Ciertamente que los obreros y campesinos tienen grandes li- miIíjcíoncs , producto de la herencia de] régimen anterior, pero también es cierto que solamente ellos podrán heredar el mundo antiguo, solamente su fuerza organizada llegará al final. Y nuestra principal obra como revolucionarios es la de apoyar el proyecto de los obreros y de los campe­ sinos, contribuir a su organización, movilización, partici­ pación y gestión en las unidades productivas, en el Estado y en todas las localidades del país. Los obreros están en la mejor posición paTa enfrentar las manifestaciones más noci­ vas y miserables del capital ocioso y explotador, tarea que solo podrán desarrollar junto con los campesinos. Y obre­ ros y campesinos juntos defendiendo sus intereses, defienden los intereses de todos los otros sectores sociales de toda la nación. Es aquí donde la juventud tiene un papel histó­ rico incalculable, apoyar con su fuerza el proyecto revolu­ cionario, servir como el caballo de troya de la reacción y de la contrarrevolución. Siendo conscientes que la única forma de cambiar esta socie­ dad es cambiando las formas de producir y de vivir, compar­ tiendo la práctica de los campesinos y de los obreros, in­ tercambiando con ellos conocimientos y experiencias, compar­ tiendo el goce creador y transíormador de vivir de otra ma­ nera, fieles creyentes de que el campo de lo posible es hoy mucho más ancho que nunca, de que tenemos que hacer tantas cooperativas como trincheras y barricadas hicimos durante la insurrección, que no regresaremos hasta no haber ayuda­ do a formar y consolidar una cooperativa, al igual que no regresamos de 1:* frutada liasl.i no haber al fabet i rado a 224 nuestros campesinos. Ayudar a formar el poder popular en el campo constituye el reto más difícil y más fantástico a la vez, para decir­ le al mundo que aquí seguimos haciendo la revolución, por­ que estamos construyendo una nueva sociedad que cada vez se parezca menos a la sociedad anterior, y que el proyec­ to revolucionario, una vez comenzado no parará jamás. 2