LOS ELEMENTOS Máe de ^una vez, en efecto, se han utilizado,

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da superficie perfectamente indiferente, lo
g^ue pudiéramos llamar vacía, para las mencionadas sensaciones de frío y d•2 calor.
Algo parecido ocurre con el ^lolor, para el
que igualmente exist•en "puntos de dolor",
perfectamente distanciadós entre sf, aunque
ahora se ofrezcan en mayor abundancia, manifestándose a este respecto una constitución
de máxima defensa de nuestro organismo :
unos 700 en el adoptado campo experimental.
Asf, pues, los que pudiéramos llamar nuestros sentidos de presión, calor, frío y dolor,
no obstante su aparente homogeneidad, manifiestan patentes soluciones de continuidad
en este caso comprobable con escaso esfuerzo, como con otros medios puede.conseguirse
en• el análisis de 1^ materia.
LOS ELEMENTOS
Hemos empleado en lo que precede, y en
diversas ocasiones, únos términos cuya verdadera acepción debemos justificar:
Mire el referido curioso lector, que antes
nos interrogaba, por dónde, pocas líneas deapuéá de manifestar sus inquietudes, va a encontrar la explicación de algo en lo que tal
vez ni aún reparó, cumpliéndose así la regla
general que, en nuestro consejo, le dejábamos enunciada.
^
Máe de ^una vez, en efecto, se han utilizado,
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como quien no quiere la cosa, las expresioñes d^e "elemento" y de "materia elemental".
^ Materia elemental ! Pero, I es que puede
haber otra clase de materia? Sí : la que no es
elemental ; la compuesta. Y a ésta, a la materia compuesta, se la puede divídir en otras
elementales, que serán, en resumen de cuentas, aquellas que en estado de pureza o debidamente mezcladas o combinadas entre sí,
forman ]a total Naturaleza.
^ Z Hay muchas sustancias elementales? Sobre esto se puede escribir también ]a correspondiente historia.
Hace 2500 años que Thales (^uno de .los siete sabios de Grecia) admitió que sólo existía
un elemento, una materia fundamental: el
agua. Otro filósofo griegu; Anaxím^enes, la
estimó que era el aire. Luego surgió la idea
(Empédocles ; siglo v antes de J. C.) de que
una sustancia no podía explicar la plenitud
de los fenómenos, y predominó durante siglos
la teoría de los cuatro elementos : agua, aire,
tierra y fuego. Pero como era evidente que
ciertas sustancias, como el oro y la plata, no
conténían ni agua ni aire, la palabra elemento se empleó freGUentemente para designar,
no lo que constituía una sustancia, sino más
bien alguna de sus propiedades, y así pudo
decirse que el oro participaba de las propiedades de la tierra y del agua, porque, como
la tierra, no se altera bajo la acción del calor,
,y, como el agua, puede tornar ei estado líqui,
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do si se te catienta suficiente^n^erite.^;°De ^th€
los dos sentidos que se dierori`: a la i:anti^a
palabra elemento : el de "constituyen^"_, ^r,' el
más frecuentemente usado, dé ^ propiédad". ^
de un cierto ouerpo.
; ."
' '^
Hoy sabemos perfectamente que^ el faegó
no es materia, sino la manifestación de uno
de los que hemos llamado fenómenos químicos. Que la tierra, aunque material, no es una
cosa simple, sino que está compuesta par un
conjunto de miles de materias (actualmente
conocemos, en nú^meros redondos, sobre dos
millones de sustancias distintas) y de bastantés elementos. Que el aire es una mezcla de
diversos gases, principalmente oxigeno y nitrógeno. Y que e1 agua, finalmente, es ^una
combinación de tios elementos muy conocidos : el oxígeno y el hidrógeno. De modo que
la clasificación de los antiguos, tan sugestiva
y tan poética, ya rio tiene valor alguno.
Hasta el presente la Química ha descubierto 92 elementos--bastantes más que Empédocles-, pero con la ventaja de que los nu^estros son realmente indescomponibles desde el
punto de vista químico, Esta estabilidad qufmica es sólo una parte del asúnto, porque
empleando otros métodos aún podremos descomponer los elementos.
' Aproximadainente ]a cuarta parte de los
eIementos se en^uentran en la Naturaleza en
estado libre, o sea sin combinar; los otros se
halla^ en combinacipn cpn otros elementos
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formando compuestos, necesitándose un proceso químico para ponerlos en libertad.
De e^ tos 92 elementos hay, en condiciones
normales: dos ]íquidos (bromo y mercurio),
once gaseosos (oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fluor, cloro y los seis nobles), y los demás, sólidos.
Un elemento es, pues, un cuerpo simple
que no se puede seguir descomponiéndo por
métodos químicos, y el final precisamente de
esta descomposición es lo que hemos llamado
átomo.
Tomaremos un ejemplo de Karlson. Alto
y esbelto crece un pino en el bosque. Se le
corta, se trabaja, y de su madera se hace una
mesa, o se envfa a la oportuna fábrica para
que lo transforme en pasta de papel. Difícilmente puede reconocerse el pino en la mesa
acabáda, y menos aún en el papel de periódico, y, sin embargo, sigue siendo madera. Pero
el qufmico, en el laboratorio, escudriña su
composición con aparatos y reactivos, y determina con toda seguridad que la madera
está constituída, esencial^mente, por tres sustancias : el carbono (la misma que forma el
carbón, la mina de nuestro lapicero o el codiciado diamante) ; el oxígeno (gas indispen.sable para la vida), y el hidrógeno (gas lige=
ro empleado para henéhir los globos dirigibles). Estos tres cuerpos: carbono (C), oxígeno (0) e hidró^eno (H) no pueden s^r ^a
descompuestos ni por el químico más hábil;
son cuerpos simples, elementos.
ABUNDANCIA ftELAfiIVA DE LOS ELE^IENTOS
Por lo que nosotros podemos j uzgar, existe una sorprendente desigualdad en la distribución de los elementos en la Naturaleza.
El oxígeno representa, aproximadamente, la
mitad del peso de la parte sólida de la corteza terrestre, ocho décimas partes del peso
de los mares y una cuarta parte del de la
abmósfera; y nuestro demasiado estimado
cuerpo humano contiene algo más del 60 por
100 de oxígeno. El silicio, elemento más
abundante después del oxígeno; constituye
más de la cuarta parte de la corteza terrestre; en el mundo inorgánico el silicio es el
elemento característico, casi en tan gr^,n extensión como lo es el carbono en el reino orgánico, i Para qué continuar ! La siguiente
tabla, de F. ^V. Klarke, muestra que un 99
por 100 de la materia que forma la corteza
de la Tierra está compuesta de 12 elementos :
Eletnento
A ^
13
C
Oxigeno• ...............
sílícío ..................
Aluminio ..............
Híerro .................
Calcio ..................
47,33
27,74
7,85
4,50
3,47
85,78
"
"
"
0,05
60,02
25,80
7,30
4,18
3,22
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