a un olmo seco

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Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Este poema lleva por título “A un olmo seco”, escrito por Antonio Machado, autor
perteneciente a la Generación del 98. El poema se inserta en la obra más conocida del
autor, Campos de Castilla (1912). Esta obra significa el encuentro con Castilla, con el
paisaje de sus tierras altas donde proyectará su estado de ánimo y encontrará la
expresión de la realidad nacional e histórica de España. Hay también en este libro
nostálgicos recuerdos personales, reflexión sobre los grandes temas de la existencia
humana y una preocupación patriótica en actitud crítica. Por último, hay que notar la
ampliación al paisaje andaluz y los elogios a diversos escritores contemporáneos: Rubén
Darío, J.R. Jiménez, Unamuno, Azorín, etc.
El texto es una descripción sensible y patética de un viejo olmo, el cual resurge a la vida
gracias a la primavera. Se describe la situación de un árbol a orillas del río Duero que
está a punto de fenecer a causa de un rayo que lo ha partido en dos mitades. Aun así, el
poeta nos muestra un halo de luz al final de la composición, una esperanza de que pueda
renacer, gracias a la vida que aún encuentra en él, una rama verdecida.
El poema consta de 30 versos (heptasílabos los versos 2, 21, 25 y 28; endecasílabos los
demás) que no mantienen una forma estrófica fija a lo largo de todo el poema.
El arranque del poema (v.1-14) constituye un soneto típico del modernismo. Su fórmula
métrica queda resumida de la siguiente manera: 11A 7b 11A 11B / 11C 11D 11C 11D /
11E 11F 11E / 11F 11G 11G. El segundo bloque estrófico es de mayor extensión que el
soneto. En esta parte se produce una combinación de heptasílabos y endecasílabos
entrelazados por la rima, y con algún verso suelto, es una silva ajustada a la siguiente
fórmula métrica: 11H 11H 11I 11J 11I 11J 7k 11K 11L 11Ø 7l 11F 11M 7f 11M 11F.
El poema se puede dividir en tres grandes núcleos temáticos:
a) Versos 1-14: se hace una descripción general del estado del árbol y de su
situación y entrono, citando también la aparición de las hojas nuevas con la
llegada de la primavera y también lo compara con otra especie, los álamos.
b) Versos 15-27: el poeta expresa su deseo de dejar constancia escrita de la
aparición maravillosa de esas hojas entre tanta muerte.
c) Versos 28-30: el poeta expresa un deseo de esperanza.
El estilo que se presenta en el siguiente poema es totalmente nominal, ya predominan
sustantivos y adjetivos y muy pocos verbos. Su ritmo es lento, por ejemplo en la
primera estrofa solamente aparece un verbo. Los tiempos verbales presentes en el texto
son el presente, pasado y futuro. Estos verbos presentan dos modos verbales, por un
lado, el modo indicativo, porque expresa la acción como un hecho real y posible, y, por
otro lado, el modo subjuntivo que se puede percibir en su forma de posibilidad en
algunos aspectos. La presencia de adjetivos especificativos hace que el poema tenga un
valor descriptivo y detallista, así de esta manera enriquece al texto.
En lo que se refiere a los recursos léxico-semánticos que emplea Machado, el léxico que
se usa es de carácter popular y, a diferencia de otros poemas del autor, en este poema no
hay un léxico arcaico o rural. Esto ayuda a que el poema sea claro y sencillo. Dentro del
poema se pueden diferenciar cuatro campos semánticos. El primero es el color:
“amarillento”, “blancas”, “grises”,” rojo” , “blancas” ,” verdecida”, estas hacen
referencia a la descripción de elementos que forman el poema. El segundo es la vejez:
“centenario”, “podrido”, “polvoriento”, “viejo”, “hendido”, esos definen la situación del
olmo. En tercer lugar la atmósfera: “rayo”, “sol”, “luz”, ”lluvia”, todos estos fenómenos
son los que de alguna manera u otra han hecho que el olmo esté seco. Y por último
lugar el paisaje: “valles”, “barrancas”, “ribera”,”sierra”.
En lo que respecta a los recursos estilísticos:
* Hipérbaton: versos 1-4, 13-14, 15-16 y 19-21.
* Bimembración: versos 3, 8, 10, 25 y 29.
* Metáfora: verso 6 (musgo amarillento= enfermedad), 12 (ejército de hormigas en
hilera= enfermedad), verso 30 (primavera= vida o juventud).
* Aliteración de consonantes nasales (m, n) en los versos 5-8.
* Aliteración de consonantes vibrantes (r, rr) en los versos 19-21.
* Encabalgamiento: los siguientes encabalgamientos se producen por un sustantivo
cuyo complemento del nombre o adyacente se presenta en el verso siguiente en forma
de oración subordinada adjetiva. Esto se produce en los versos 5 y 9.
* Símbolo: versos 21 (mar = paso de la vida), 24 (río = vida) y 24 (mar= muerte).
* Personificación: versos 5-6 (colina que lame el Duero)
* Símil o comparación: verso 9 (no será, cual los álamos cantores).
* Anáfora y paralelismo parcial: versos 15, 19, 22 y 24 de la palabra antes.
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