El actor y el director en el teatro para la infancia

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EL ACTOR Y EL DIRECTOR EN EL TEATRO
PARA LA INFANCIA
(Estracto de la Ponencia de Jon Lucían)
El actor es la materia prima del proceso escénico y, el director, es como el
jefe de orquesta del espectáculo.
Los problemas del actor son de dos clases; éticos y profesionales.
Los actores que en el teatro para niños se sienten ajenos vuelcan esta sensación de fracaso sobre la escena y, el niño, con su sensibilidad, descubre esta in_
satisfacción que se propaga del escenario a él.
El niño siente el espectáculo más que cualquier adulto, lo vive, se entrega
completamente y se convierte en un verdadero colaborador.
Invitado un gran actor a una serie de espectáculos para niños, este, realizó
su papel perfectamente bien desde el punto de vista artístico, pero con la sensación de hacer una concesión de su verdadero trabajo. Los niños escucharon
pero no aceptaron. El que lo sustituyó, aunque menos brillante, conquistó inmediatamente al pequeño público.
Por esto, el primer problema, es el de formar una compañía de entusiastas,
de convencidos.
En muchos profesionales existe la creencia de que representar para los niños es camuflarse de animal o convertirse en niño, en una especie de farsa sin
ningún valor artístico.
Por experiencia directa de mi compañía, puedo decir que, pasando de Dumas a Racine, de Goette a Gozzi y Dickens, sin contar los clásicos rumanos
y los autores contemporáneos para niños, nuestros actores han superado todas tos prevenciones y perjuicios que podrió haber habido al comenzar su carrera como actores para un teatro para niños.
Superado el problema de encontrar actores "entusiastas"y desechados los
prejuicios, se puede afrontar otro problema: el artístico profesional. Hoy el
teatro para los niños está de moda, es el teatro de nuestro tiempo, más unido a la vida y a las necesidades actuales; es el teatro abierto al mayor número
de posibilidades escénicas, entregado al público más exigente. Por tanto, el
"actor total" puede afrontar e identificarse con el público infantil en una plena dignidad artística y con unos medios imprevistos: danza, canto pantomima, que debe dominar si se dedica al teatro para niños.
El actor que se dirija al niño no debe "recitar" sino vivir su parte en una libre y absoluta compenetración.
Pienso que, reunir experiencia, disciplina, exigencia artística y
por llegar a la perfección son el único secreto.
ambición
Y veamos ahora el director que, como he dicho, es el "mago"del
especia-
culo, el director de orquesta, el creador intérprete que tiene en sus manos el
especia culo,que dirige el complejo artístico, que modela y canaliza los esfuerzos de las diferentes personalidades artísticas a una meta única, que da a la comedia el carácter, el calor y la unidad de tono.
Dedicándose al teatro para los niños el director debe conocer a fondo su
público, debe ser un entusiasta como los actores y, es más ser consciente de
que el niño debe ser preparado, trabajado para sentir, primero la obra de arte
y, después, para comprenderla.
El placer estético precede a la comprensión estética y no debe confundirse
con esta. Los excesos estilísticos, intelectualistas, pedagógicos, llevan al peque
ño espectador al aburrimiento frente a cosas que no puede ni sentir ni comprender porque están desproporcionadas a sus necesidades artísticas.
Es necesario comenzar con el método empírico emotivo para atraer al niño
hacia el universo del arte; haciendo reclamo de los combinados plásticos y sugestivos de la imagen fácilmente accesibles al niño, se obtiene la primera convicción artística bajo la impresión dominante de la emoción estética delante
de lo bello. Solamente después de haber superado esta primera etapa se puede
comenzar la actividad de comprensión del arte.
Para poder recorrer el fino laberinto psicológico del niño, d director debe
ser un buen psicólogo, pero no tiene a su disposición más que las reacciones
en masa de las calidades intelectuales de su pequeño público. La realización
de un espectáculo inferior al nivel intelectual del niño, genera en el público
una insatisfacción que se advierte en el desinterés y en la inquietud de la sala.
Naturalmente,para
inducir al niño a penetrar en el estado de espectador,
para sacarlo de espectador pasivo y transformarlo en espectador activo, es necesario estimularlo, invitarlo a ejercitar su fantasía.
A ctualmente, el teatro está pasando, poco a poco, del dominio del autor al
del director, que puede y debe inventar un nuevo lenguaje expresivo. Hoy, la
comedia debe ser considerada por el director y, en particular, por el director
de teatro infantil, como una "obra abierta"; abierta a una serie infinita de pq
sibles lecturas, abierta a una germinación continua de significados y relaciones
nuevas, abierta a una recomposición según el espíritu de nuestro tiempo con
su particular sensibilidad, con sus problemas, su lenguaje y su ritmo.
Resumiendo: la tendencia observada (sobre el material relativamente escaso que tenemos a nuestra disposición) da amplia materia de reflexión sobre numerosos e interesantísimos fenómenos de un mundo que se está desarrollando
con tanta intensidad como es el del teatro para niños. Nos preocupan algunas
desviaciones y algunas lagunas y nos llenan de entusiasmo para un posterior
trabajo cada vez más intenso y apasionado.
Invito a todos los que amamos el teatro a dar un carácter universal al teatro
para los niños en un mundo que está particularmente falto de orden, de equilibrio, de ideales;a luchar contra la introducción del teatro de violencia, de negación, de absurdo y de incomunicación.
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