Un artículo olvidado de Mariano José de Larra

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Borja Rodríguez Gutiérrez
Un artículo olvidado de Mariano José de Larra
En un fundamental artículo, «Reconstrucción de un periodo decisivo en la
vida de Larra», aparecido en 1937, F. Courtney Tarr daba noticia en una
nota a pie de página (1979, p. 174, nota 8) de la publicación en 1854, en
Semanario Pintoresco Español (v. XIX, pp. 11-12) de un artículo hasta
entonces inédito de Larra: «Teatros. La Empresa nueva. Reformas teatrales.
Discurso dramático-político». Este artículo no ha sido incluido hasta
ahora en las diversas colecciones de artículos de Larra, quizás por
ciertas dudas sobre su autoría.
«La Empresa nueva» aparece, efectivamente, en el Semanario Pintoresco
Español en las fechas que Courtney Tarr indica, pero la revista madrileña
no añade ningún texto que explique la publicación de ese artículo,
diecisiete años después de la muerte del autor. En el Semanario Pintoresco
habían aparecido ya con anterioridad otros artículos de Larra, hasta
entonces inéditos: en 1851 «Representación de la tragedia titulada La
muerte de Abel, largo tiempo prohibida». (v. XVI, pp. 2-3), « Atrás» (v.
XVI, pp. 28-29) y «Adelante» (v. XVI, pp. 66-67). Al primero de los
artículos citados se agrega una nota de la dirección:
Tenemos la satisfacción de anunciar a nuestros lectores que el
Semanario publicará algunos artículos inéditos del malogrado Larra,
que debemos a la buena amistad de su hijo. Entre ellos se encuentra
uno titulado Adelante que prohibió la -232- censura y otro
escrito en vista de esto con el título Atrás que sufrió igual suerte
que el primero.
En 1852 ve la luz en el Semanario un nuevo artículo de Larra, «Teatros. Un
procurador o la intriga honrada, comedia nueva». (v. XVII, pp. 3-4). Un
año después en 1853 (v. XVIII, p. 5) se publica «Fígaro al director de El
Español, para deshacer varias equivocaciones», con la siguiente nota:
Hace algunos años que en cada tomo del Semanario damos a conocer uno
o más artículos del inolvidable Fígaro; en este número aparece uno
de los pocos escritos inéditos que de él nos quedan, y en el
siguiente saldrán también a la luz, por vez primera, algunas octavas
desconocidas de Espronceda. El Semanario de 1853 se inaugura, pues,
recogiendo en sus páginas dos producciones de Larra y Espronceda que
el público no ha leído.
En 1854 se produce la publicación, como Tarr indicaba, del artículo de
Larra que nos ocupa: «La empresa nueva». Al contrario que en las ocasiones
anteriores no se añadía ninguna nota aclaratoria sobre esta obra, al
parecer inédita. Sin embargo Tarr se equivocaba; en realidad no se trataba
de un artículo inédito cuando apareció en el Semanario Pintoresco Español.
He podido documentar la publicación de este artículo cuatro años antes, en
1850, en una revista madrileña: El Bardo. Periódico mensual de literatura,
una revista de breve vida y que fue lanzada como artículo de «lujo» con
gran calidad de papel e impresión y tamaño folio. El ejemplar de la
revista que estoy citando se conserva en la Biblioteca Menéndez Pelayo y
corresponde a julio de 1850, si bien una corrección autógrafa de don
Marcelino lo fecha en agosto de ese mismo año. En dicho número el artículo
de Larra ocupa la página 43.
En el ejemplar de la revista al que nos referimos hay colaboraciones de
Narciso Sáenz Serra, José Mayolas, Vicente Barrantes, y del hijo de
Fígaro, Luis Mariano de -233- Larra y Wetoret. Fue el propio Larra y
Wetoret quien puso a disposición de la revista el artículo de su padre
como relata el director de El Bardo, Francisco de Paula Villalobos, en ese
mismo número, en una Advertencia a los lectores:
Llamamos la atención a nuestros lectores hacia el artículo satírico
del malogrado Fígaro, el cual lo debemos a la amistad que nos une
con su hijo D. Mariano de Larra. Sería hacer muy grave ofensa a
nuestros lectores ponderar aquí su mérito; y sólo debemos
advertirles para que lo comprendan mejor que la reforma teatral que
la ocasionó fue la del Teatro de la Cruz, cuando se permitió, por
vez primera, que hombres y mujeres ocupasen juntamente la tertulia.
De aquí sacaba Fígaro, con su colosal talento armas para atacar el
ministerio de entonces, y armas tan bien templadas que la junta
censora tuvo por conveniente volverlas a la vaina con esta
resolución: La Junta no estima la publicación de este artículo. Por
la Junta: Rico. Húbole de corregir y dulcificar un tanto su autor,
según se desprende del siguiente firman [sic]: A pesar de las
modificaciones que se han hecho en este artículo no puede
publicarse. Escosura1. Y Fígaro tuvo que renunciar a verlo impreso,
aumentando el número no despreciable de los que había escrito con
igual suerte. Inédito permanecería como los demás si deseando
nosotros manifestar al público el agradecimiento que le tenemos por
el favor que nos dispensa, no lo habríamos adquirido para El Bardo.
En una nota al final del artículo se añade lo siguiente: La dirección del
Bardo no ha adquirido otro derecho al artículo anterior que el de
imprimirlo una sola vez. Por consiguiente los herederos de Fígaro,
prohíben su reimpresión bajo las penas ordinarias.
-234Sabemos, por tanto, que hubo dos versiones del mismo artículo, pero sólo
conservamos una, ya que no existe diferencia entre el texto de 1850 (El
Bardo) y el de 1854 (Semanario Pintoresco Español). Hay que decir, sin
embargo, que fue escrito, originariamente, con destino al periódico El
Español, como se desprende de la siguiente frase de Fígaro: «Perdónennos
nuestros lectores, si redactores cual somos del Español, no nos es posible
prescindir de tono y colorido general de redacción...».
Podemos fechar el artículo en 1836 y más exactamente entre el 25/26 de
marzo de 1836 y el 18 de abril del mismo año. Los días 25 y 26 de marzo
aparecen en El Español dos breves críticas teatrales de Larra: «La muerte
de Torrijos. Ejecución militar en dos actos a beneficio del señor Lombía.»
(día 25) y «A beneficio del señor López.» (día 26). En estas dos críticas
Larra se ocupa de las últimas actividades de la empresa cesante del
teatro, como se puede ver en el comienzo del primer artículo:
La empresa al morir no trata siquiera de caer decorosamente como los
gladiadores romanos; o quiere sin duda en su extraña modestia,
hacernos olvidar los muchos motivos que de elogios nos ha dado.
(Larra, 1960, II, 188).
Este es pues el límite anterior. El límite posterior lo encontramos en el
artículo «Teatros y algo más». Publicado en El Español el 18 de abril de
1836, Larra analiza la labor de la empresa cesante y se pregunta sobre la
actividad de la empresa nueva. Finaliza el artículo con el siguiente
párrafo en el que inequívocamente se refiere a la prohibición por la
censura de «La Empresa Nueva», ya que cita frases (que el mismo Fígaro
pone en cursiva) que aparecen en el artículo censurado.
Así lo haremos si la censura nos lo permite, porque es bueno
advertir a nuestros lectores que no siempre Fígaro es grave por
elección suya. No; pero en tiempo de Calomarde, en -235- tiempo
de Cea, en tiempo de Martínez de la Rosa, podíamos al menos
divertirnos con el teatro; en el día hemos adelantado en el
particular; es decir que hemos ganado mucho en cuanto a la
perspicacia de los señores censores, y si decimos en un artículo por
casualidad: La empresa de los teatros ha recurrido a la Reina de los
quince años, la censura exclama: ¡alusión!. Si añadimos: al tomar la
empresa la administración de los teatros, se ha visto abandonada de
sus mejores amigos, la censura exclama: diatriba contra el
Ministerio. Si concluimos por último: La empresa no ha querido
darnos su programa, pero podemos estar seguros de que en menos de
seis meses dará fin del teatro, aunque no lo promete: grita la junta
censoria, creyendo amenazada en esta frase la felicidad de la
patria: infame sátira contra el presidente del Consejo.
Y, sin embargo, ¿qué hay de común entre esa expresión y el señor
presidente del Consejo? ¿Dónde está la alusión? ¿Ha dado fin de algo
en seis meses, ni en ningún otro término semejante?
Entienda la censura algún día que cuando escribimos de teatros, sólo
de teatros escribimos, y que el satírico, el que hace daño al señor
presidente del Consejo de Ministros no es el escritor de teatros,
sino el censor que le aplica la alusión.
(ibid. II, 203).
El dos de mayo de 1836 se publica en El Español un nuevo artículo de
Larra, con un título significativo: Teatros. Artículo sin alusiones
políticas. Reproduce párrafos enteros de La Empresa Nueva.
La Empresa Nueva
Ha presidido además a esta importante innovación el gran pensamiento
que en política nos está llevando hace tanto tiempo a la felicidad:
habiendo comenzado las reformas por la parte más elevada del teatro
cualquiera puede conocer que así en teatro como en política, nos
viene las reformas de arriba abajo y no de abajo arriba. Luminosa
concepción que preside a nuestra época y que aleja la posibilidad de
todo esceso revolucionario. La revolución se anuncia así en la
escena como en -236- la península, poco menos que llovida, y
baja cual benéfico rocío desde el trono hasta el pueblo, desde las
bambalinas hasta las lunetas.
En el ínterin que van saliendo las demás reformas que el teatro
exije, no podemos dejar de alabar ésta que por el pronto aparece
como el bautista y precursor de las demás. Confusión de poderes y de
atribuciones en el sistema político, confusión de géneros en un
mismo teatro, confusión de primeras partes y de coristas en la
ópera, confusión de sexos en la tertulia. Admirable armonía que rije
en nuestra regeneración social.
Teatros. Artículo sin alusiones políticas
(Van en cursiva las modificaciones que Larra introduce)
Pero, eso sí, a esta innovación ha presidido el gran pensamiento que
en política nos rige desde la otorgación del Estatuto. Habiendo
comenzado las reformas por la parte más elevada del teatro
cualquiera puede conocer que así en teatro como en política, nos
vienen las reformas de arriba abajo y no de abajo arriba: gran
fortuna que aleja de nosotros toda posibilidad de exceso
revolucionario. La revolución se anuncia así en la Península como en
la escena, poco menos que llovida, y baja cual benéfico rocío desde
el trono hasta el pueblo, desde las bambalinas hasta las lunetas.
Mientras van saliendo las demás reformas, no nos cansaremos de
alabar ésta que por el pronto aparece como el bautista y precursor
de las demás. Confusión de poderes y de atribuciones en el sistema
político, confusión de géneros en un mismo teatro, confusión de
primeras partes y de coristas en la ópera, confusión de sexos en la
tertulia. Admirable armonía que preside a nuestra regeneración.
Larra, como se ve, mantiene su combate con la censura y consigue
introducir en este nuevo artículo gran parte del texto que fue censurado.
Al día siguiente, tres de mayo, aparece Teatros, revista del mes de abril,
en el que se ocupa de las representaciones teatrales a las que se aludía
en La Empresa -237- nueva. Podemos concluir, pues, que en su lucha con
la censura de Mendizábal, Larra no cejó y continuamente intentó que su
producción, de un modo u otro, fuera conocida por el público, volviendo a
introducir gran parte de los escritos censurados en nuevos artículos.
BORJA RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ
I.E.S. «Santa Cruz» Castañeda. Cantabria
La empresa nueva.-Reformas teatrales
Discurso dramático-político2
La nueva empresa, compuesta de actores de cuya idoneidad para dirigir no
tenemos todavía motivos para dudar, parece no ser en su sistema mera
continuadora de la cesante. No será desde luego, la rutina el mal que la
detenga en las mejoras que de sus luces tiene derecho a esperar el público
de la capital; seguramente que va á seguir otro camino y que para ella
estaba reservada esta peligrosa aventura de enderezar los muchos entuertos
que tanto tiempo ha reclaman en el teatro un caballero andante. Deseosa de
innovaciones y de poner en planta novedades, ha comenzado las reformas del
arte dando entrada indistintamente en las dos tertulias á los dos sexos.
Por aquí se puede deducir que no será ciertamente el apego á los rancios
usos el que la detenga en la atrevida senda del progreso, y esta profunda
combinación que tanta parte va á tener en la suerte de las comedias y en
la resurrección del gusto amortiguado por el teatro, nos es una excelente
garantía de que no será, en lo sucesivo la separación de sexos en las
altas regiones del teatro, un obstáculo como lo ha sido hasta ahora al
desarrollo de las facultades de los escelentes (sic) autores que pisan las
tablas en el día. Ha presidido además á esta importante innovación el gran
pensamiento que en política nos está llevando hace tanto tiempo á la
felicidad: habiendo comenzado las reformas por la parte más elevada del
teatro cualquiera puede conocer que así en teatro como en política, nos
vienen las reformas de arriba abajo y no de abajo arriba. Luminosa
concepción que preside á nuestra época y que aleja la posibilidad de todo
esceso (sic) revolucionario. -238- La revolución se anuncia así en la
escena como en la península, poco menos que llovida, y baja cual benéfico
rocío desde el trono hasta el pueblo, desde las bambalinas hasta las
lunetas.
En el ínterin que van saliendo las demás reformas que el teatro exije, no
podemos dejar de alabar ésta que por el pronto aparece como el bautista y
precursor de las demás. Confusión de poderes y de atribuciones en el
sistema político, confusión de géneros en un mismo teatro, confusión de
primeras partes y de coristas en la ópera, confusión de sexos en la
tertulia. Admirable armonía que rije (sic) en nuestra regeneración social.
Perdónennos nuestros lectores si redactores cual somos del Español, no nos
es posible prescindir del tono y del colorido general de redacción que en
esta era de perfectibilidad nos fuerza a adoptar el progreso: y no vayan a
creer que criticamos la medida de la admisión de los dos sexos en la
tertulia: buena nos parece, hablando en conciencia, y en este artículo
solo la consideraremos relativamente á las demás reformas teatrales á que
abre la marcha.
La empresa nueva al entrar en el poder y al encontrar el arte en un estado
muy semejante al que presentaba la España en setiembre, no ha querido, sin
embargo dar su programa3; apartándose en esto del uso adoptado en los
países más cultos, dejando á un lado el ejemplo vivo de la Inglaterra y la
Francia, países que no nos cansaremos nunca de imitar y citar por lo mucho
que se parecen al nuestro4, y barrenando la práctica de toda tierra
constitucional, ha asido con mano fuerte del gobernalle o sea timón del
teatro, y ha comenzado por desarraigar abusos, cogiendo osadamente y
lanzando con brazo vigoroso las bandas de los hombres entre las filas
apiñadas del sexo hermoso: llevando de esta suerte a cabo la única fusión
posible en el estado actual de las cosas y la única que el pueblo
conservará eternamente gravada (sic) en el corazón con caracteres de fuego
o de cualquiera otro elemento que sirva para escribir. Ha comenzado por
obrar, dejando el hablar para -239- luego: no ha dado su programa, no
ha querido prometernos que en habiendo un poco de órden (sic) y
tranquilidad daría fin del teatro en seis meses como el gobierno de la
facción, acaso porque quiere hacerlo sin decirlo, así como otros lo dicen
sin hacerlo.
Pero la empresa, conociendo cuán arriesgado es desterrar abusos
envejecidos, ha respetado también derechos adquiridos, intereses sociales
anteriores a su existencia: en este sentido ha sido respetada y conservada
la pintura de los coliseos, vieja es verdad, emanación de otra época, pero
útil todavía por no haber otra que sustituirle. No basta derribar, es
preciso saber que se pone en lugar de lo que se derriba: borrada la
pintura del teatro ¿qué otra se le sustituye? Apagada la actual araña ¿qué
otra máquina que dé menos luz se pudiera poner de pronto? Es fuerza,
señores, meditar mucho estas consideraciones antes de llegar una mano
imprudente a las arañas de los coliseos. ¿A qué nos conduciría, por otra
parte, el aumentar las luces en el teatro? ¿A ver mas claro el teatro, á
vernos mas claros nosotros mismos? Bueno está el teatro, señores, buenos
estamos nosotros para vistos¡
Con respecto al personal de las compañías, la oposición con su virulenta
costumbre hace a la empresa multitud de cargos, acaso no bastante
meditados. Y seguramente que entrara de lleno en la cuestión si la
urgencia de las circunstancias me lo permitiera. Verdad es que las
compañías están tan lejos de completarse como el ministerio. Pero,
señores, olvidamos que cuando la empresa entró en el poder sus mas tiernos
amigos la abandonaron; su tierna amiga, la señora Díez, se fue a
Barcelona5; su tierna primera dama, la señora Rodríguez, se negó á formar
parte de la compañía só pretesto (sic) de jubilarse6; el mismo tiernísimo
director de escena invitado a tomar la presidencia, se negó a partir con
la empresa la responsabilidad que tomara sobre sus hombros!!!7 ¿Quién
había de querer, señores, entrar en unos cargos de los que es imposible
salir con lucimiento? La empresa de los teatros se vió, pues, en la
imposibilidad de completar las compañías. No se arredró por eso, sin
embargo, y echo mano de su corista para tenor, y de una segunda dama para
primera, y de todo lo que encontró, en fin, para todo lo que necesitaba.
-240Se dice que la empresa sigue los pasos de la empresa anterior, y trata de
llevarnos las funciones con piececillas de Scribe, y se dice bien; pero
¡qué injusticia al mismo tiempo! se cita lo malo y se calla lo bueno: mas
de una semana lleva ya la empresa de existencia ¿y qué beneficios puede
echarle en cara el público, como a la empresa anterior que nos procuraba
uno cada día, cuando no nos daba uno en el teatro cada día? Téngase
presente, pues, la ausencia de todo beneficio para el público que presenta
la actual empresa, y téngase en consideración sobre todo el estado del
país, la ninguna cooperación que en el público encuentra la empresa de los
teatros, la escasez de recursos; téngase presente que las piezas que se
echan son de Scribe, así como las campanas de las que se hizo cargo el
ministerio eran de los conventos8; y que al disponer de ella la empresa
está tan en las facultades como el otro cuando disponía de las citadas
campanas9; y séase indulgente, sobre todo, con la empresa, considérese que
la empresa es otro de los hombres de bien que tanto abundan en nuestra
época, y que si no mejora la máquina no es seguramente por mala fé sino
por no alcanzársele mas. Ella, como el ministerio, compromete su fortuna
propia en la causa del teatro: y si uno y otro se arruinan al arruinarse
el teatro y el país, mal se les puede acusar de mala fé, no de no ser el
uno bastante patriota y la otra bastante dramática!! Agréguese a esto que
cuando el publico encuentra, amén del teatro de la Guerra, otro teatro mas
barato a que concurrir, cual es el Estamento, de mucha mejor compañía,
donde se oye mucho menos el apuntador, y muy mas rico de luces que los del
Príncipe y de la Cruz, y donde está viendo representarse hace unos días
una función nueva que tanto llama la atención de la capital, titulada Los
amigos íntimos10, es imposible que la empresa de los teatros trate de
hacer esfuerzos inútiles para luchar con tan poderoso rival, esfuerzos que
solo servirían para poner en claro su impotencia.
-241La empresa ha empezado su administración dramática con La reina de quince
años, con Las gracias en la vejez, con Luis XI.
¿Y qué tiene, en fin, señores, La reina de quince años? ¿Qué tiene Luis
XI? ¿También son malas las gracias en la vejez? ¿Qué le faltará á la
señora Pérez11? Examinemos esos tres cargos; pero ya veo los periódicos
señores, ya leo... y confieso que me hace derramar lágrimas y enternecido
tal cual estoy suplico solo a mis tiernos lectores que me dispensen, si no
puedo continuar y si me veo forzado a dejar para mañana el examen de estas
tres dramáticas novedades.
FÍGARO
Bibliografía
García Tejero, A. (1858). Historia político-administrativa de Mendizábal
dedicada al pueblo liberal español. Madrid: Establecimiento Tipográfico de
J. A. Ortigosa, 1858. 2 t.
Larra, Mariano José de (1960). Obras de Mariano José de Larra. (Fígaro).
Madrid: Biblioteca de Autores Españoles. 1960. 4 t.
Tarr, F. Courtney (1979). Reconstrucción de un período decisivo en la vida
de Larra // Larra / ed. de Rubén Benítez (ed). Madrid: Taurus, 1979, p.
171-193.
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