Como Discernir entre Profetas Falsos y Verdaderos

Anuncio
Cómo Discernir entre Profetas Falsos y Verdaderos
Por el Profeta Cliff Bell
¿Cómo es que algunos de estos profetas falsos pueden tener milagros en sus
ministerios. ¿Cómo es que hay gente sanada y milagros a través de uno que tiene pecado
en su vida? ¿Es la existencia de milagros una señal de la aprobación de Dios sobre su vida
y ministerio? En esta enseñanza quiero responder a estas preguntas importantes…
Primero tenemos que entender que debe de haber manifestación del poder de Dios, incluso
milagros y sanidades y liberación en los ministerios de ministros verdaderos. Marcos 16:17 -18
dice:
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas; 18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño;
sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
En Juan 14:12 Jesús declara, “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo
hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.”
Sabemos según Hebreos 13:8 que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Si estas
fueron las señales del Evangelio verdadero en aquellos días, debe seguir igual hoy porque Dios no
cambia.
No obstante, también tenemos que entender que Dios no es el único que puede producir un
milagro. Hay más que una fuente de poder espiritual, y tenemos que discernir cuál sea la
fuente. ¿Recuerde usted de los magos del Faraón que hicieron milagros con el poder del diablo en
Éxodo Capítulo 7? El diablo produjo milagros para engañar al Faraón. Claro, el poder de Dios
siempre es mayor.
Es triste que muchos ministros que predican la verdad en cuanto a la salvación no permitan que
Dios les use para hacer milagros y demostrar el poder verdadero de Dios. El pueblo de hoy está
buscando un poder verdadero, y muchos están siendo engañados por los milagros del diablo
porque los siervos de Dios no están demostrando el poder de Dios que es mayor. El diablo tiene
cierto poder para producir milagros. Si alguien va a un curandero, el diablo puede permitir que un
espíritu de enfermedad salga de él porque quiere que esa persona quede engañada. Al diablo no
le importa si alguien sea sanado si puede mantenerlo bajo un engaño que garantiza su eternidad
en el infierno. No debamos ser tan impresionados simplemente por el hecho de que hay
milagros. Tenemos que discernir quién hizo el milagro. Las dos opciones son Dios o el diablo.
Es igual con la profecía. Hay dos fuentes de inspiración espiritual. La muchacha en Filipos en
Hechos capítulo dieciséis profetizaba bajo la influencia de un demonio de adivinación. Lo que
profetizaba era acertado. Sin embargo, la fuente era demoníaca en origen.
¿Cómo podemos discernir si la fuente de un milagro es de Dios?
El milagro que es de Dios será hecho en el nombre de Jesucristo. 1º Timoteo 2:5 dice
claramente, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre.” Cristo mismo nos enseñó orar al Padre Celestial directamente en Su nombre de Jesús.
1
La belleza del Evangelio de Cristo es que Cristo rasgó el velo (Mat. 27:51; Efe. 2:14) que nos
separaba de Dios y nos dio acceso directo al Padre. Hebreos 4:16 dice que podemos acercarnos
al trono de Dios confiadamente. ¿Por qué, entonces, iríamos a otra persona si es que podemos ir
directamente al Padre que nos ama? Nunca en las Sagradas Escrituras somos dados permiso de
orar a otra persona sea viva o muerta.
Me asombro de la cantidad de personas que dicen que son cristianos, pero todavía oran a los
santos o van a un curandero. La oración que no sea a Dios el Padre en el nombre de Jesucristo es
no solamente errónea, es una forma de idolatría, y los que lo hagan están arriesgándose ser
engañado por un demonio. Si el milagro es hecho en el nombre de un santo o aun de María,
entonces es una violación de la enseñanza clara de la Biblia y no puede ser de Dios. Lo que es de
Dios será hecho únicamente en el nombre de Jesucristo y la gloria será solo para Él.
El milagro que es de Dios es hecha por el poder de Dios sin el uso de materias de ocultismo
ni idolatría. La sangre de Jesucristo para siempre es suficiente precio para nuestra salvación. Y
es por las heridas de Cristo solamente que somos sanados (2ª Pedro 2:24). Dios aborrece el uso
de talismanes. Algunos confíen en dijes, velas, hierbas, rezos, mantras, etc., pero estas cosas del
ocultismo son una abominación a Dios. Algunos Cristianos hasta abusan del uso de aceite o
pañuelos confiando en los objetos en vez de confiar en Dios. Tenemos razones bíblicas de usar
aceite o pañuelos (Santiago 5:14; Hechos 19:11-12). Pero tenemos que entender que Dios es El
que sana. No hay nada sobrenatural con el aceite aunque un hombre de Dios ha orado para
bendecirlo. Es todavía solamente aceite.
Recuerdo una vez que mi padre, un gran hombre de Dios y misionero en México desde 1973, oró
por un enfermo. Sintió que Dios le guiaba usar aceite. Normalmente usamos aceite de oliva
(porque era el aceite común en los tiempos bíblicos); pero mi padre estaba en un lugar remoto y
no hubo tal aceite. Entonces mi padre abrió la tapa de su camioneta y puso aceite del motor sobre
su dedo y ungió al enfermo en el nombre de Jesús. El enfermo quedó sanado. Veamos que toda
autoridad nos es dada en el nombre de Jesús. La autoridad y el poder no están en el aceite sino
en el nombre de Jesús. El uso del aceite es solamente un símbolo de la unción del Espíritu Santo.
Entonces, ¿Cómo es que hay gente sanada y milagros a través de uno que tiene pecado en
su vida? Si ese ministro predica suficiente de la Palabra de Dios, y el enfermo cree en la Palabra
de Dios, Dios puede sanarlo a pesar del pecado en el ministro.
Veamos un verso importante… Marcos 16:20 dice de los doce discípulos, “Y ellos, saliendo,
predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que
la seguían.”
Notemos que el Señor no estaba confirmando a los discípulos, sino a Su propia Palabra. Cuando
Dios hace milagros, no está confirmando al hombre. Está confirmando a Su Palabra. La Palabra
de Dios es viva, poderosa y eficaz. Cuando predicamos suficiente de la Palabra de Dios, los
oyentes pueden responder a esa Palabra con fe y ser sanados por Dios. Eso no quiere decir que
el predicador tiene una vida perfecta. De hecho, no existe un predicador con una vida
perfecta. Dios usa vasos de barro, con todas nuestras faltas. Así que la existencia de milagros no
es una señal de la aprobación de Dios sobre nuestras vidas y ministerios.
En la misma manera, el hecho de que alguien profetiza algo que se cumple tampoco es una señal
de que es un profeta verdadero. ¿Cómo, pues, podemos conocer quien es un profeta
verdadero? Mateo 7, versos 21 al 23 nos revelan cómo reconocer a profetas verdaderos entre los
falsos. Revela que habrá algunos que ni son salvos pero que profetizan, echan fuera demonios y
2
que tienen milagros en sus ministerios. En este pasaje, la clave es que más que una vez dice
quelos conoceremos por sus frutos. No por sus milagros. No por sus profecías. Los
conoceremos por sus frutos.
¿Cuáles son los frutos de un profeta verdadero? El fruto es el resultado de nuestro ministerio y
también es nuestro carácter. Gálatas 5:22 y 23 nos revela cuáles son las cualidades del fruto del
espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza. Estas
son las cualidades de Cristo mismo. Nuestro llamado como cristianos, y aun más como ministros,
es desarrollar el fruto del Espíritu en nuestras vidas – o sea, ser como Cristo. Un profeta verdadero
hace un esfuerzo de desarrollar estas cualidades en su vida.
Un profeta verdadero no será soberbio porque entiende que Dios mismo resiste a los soberbios
mas da gracia al humilde (1ª Pedro 5:5). Un profeta verdadero no será un tipo independiente,
porque entiende que para tener autoridad hay estar bajo autoridad. Un profeta verdadero se sujeta
a las autoridades en la iglesia y edifica a la iglesia. Un profeta verdadero es uno que es enseñable
y recibe corrección con humildad. Aprende de sus fallas, y sigue creciendo en gracia. Un profeta
verdadero ama a Dios, a Su Palabra y a Su Iglesia.
Es cierto que lo que profetiza uno es una señal que es un profeta. Pero aun más importante
es su carácter. Un profeta verdadero será responsable por lo que dice y el fruto de su ministerio
es que edifica a la iglesia. Regresando a la muchacha de Filipos, su profecía era acertada. Sin
embargo, el fruto de su “ministerio” era negativa – era una distracción al ministerio verdadero de
Pablo y Silas. El don falso imitaba y trataba de fingir como si era en el mismo nivel que el don
verdadero para promoverse a si mismo. Esto ocurre mucho en la iglesia de hoy. Hay gente que
profetizan bajo la influencia de un espíritu de adivinación, y aunque suena correcto el fruto es
negativo, no edificante, atrae gloria a la persona en vez de Cristo, y distrae de lo que Dios
realmente quiere cumplir.
Unas guías para discernir si una profecía es de Dios son:
1. El mensaje de la profecía está claramente de acuerdo con principios de la Palabra de Dios,
la Biblia (Hebreos 4:12; 2ª Tim. 3:16).
2. El resultado (el fruto) de la profecía es que edifica, consuela y/o exhorta en una manera
positiva (2ª Cor. 14:3-5).
3. La profecía ministra vida y no muerte (Juan 6:63).
4. La ministración apoya y fluye con lo que Dios está haciendo en el servicio y en la iglesia
(1ª Cor. 14:33, Sant. 3:13-18).
5. La profecía en alguna manera avance el Reino de Dios y da gloria a Cristo y no al hombre
(Apoc. 19:10).
Recuerde que hay muchos cristianos que conocen a Dios y que tienen dones verdaderos,
pero les faltan entrenamiento y enseñanza. Su falta de conocimiento (entrenamiento y
enseñanza) resulta en errores. Oseas 4:6 revela que el pueblo de Dios “fue destruido porque le
faltó conocimiento.” No debamos condenar una persona quien tiene motivación correcta pero su
profecía no sale cien por ciento perfecto. Por lo menos éste está haciendo algo, mientras miles de
otros creyentes no están haciendo ningún esfuerzo para utilizar sus dones. Debamos dar gracia a
estos. Lo que es de mayor importancia es que éste reciba corrección por su pastor o por alguien
en el liderazgo y que aprenda de sus errores y siga adelante.
Espero que esta enseñanza le sirva en su vida espiritual para mejor discernir lo que es de Dios y lo
que no es de Dios.
3
Descargar