attachment_id=338 - Fraternidad y Progreso N° 28

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RITUAL DE RECONOCIMIENTO CONYUGAL
(Texto: Del Diccionario Enciclopédico de la Masonería, Escrito y Ordenado por el RH Lorenzo Fraud Abrines)
TENIDA BLANCA
DECORACIÓN Y DISPOSICIÓN DEL TEMPLO
Sin alterar el decorado de Ten ordinaria de Apr el recinto será revestido de adornos
blancos y con el mayor esplendor. La parte musical debe ser organizada con todo esmero.
Próxima a la gradería del Or se halla colocada la mesa de reconocimiento conyugal y
sobre ella, bajo un velo, los siguientes emblemas:
a).- El Cordón Conyugal, azul y blanco, de dimensiones suficiente para ligar a ambos
esposos.
b).- El cordón azul, de adopción, destinado a la esposa.
c).- Una varilla de cristal, limada al medio como para poderla trozar fácilmente.
d).- Tres vasitos de cristal, conteniendo sucesivamente vino y agua los dos primeros; vacío
el tercero.
e).- Un canastillo con flores y frutas, y un Ritual impreso de la ceremonia.
f).- Un candelabro de tres brazos, vestido de flores, al centro de la mesa – apagado al
principio.
g).- Una canastilla de flores, destinadas a ser repartidas entre los masones.
h).- El anillo conyugal.
i).- En lo alto de la gradería del Or dos mesitas, delante de las cuales, toman asiento el
Gr Exp y el Gr Maest de Cer. Sobre cada una de ellas un canastillo con las
flores destinadas a la concurrencia profana.
j).- Bajo los asientos de los HH, inclusive los del Or, canastitas de pétalos de flores,
para ser arrojadas a los esposos, como se indica.
k).- Al centro del recinto, sobre una baja tarima tapizada de colorado, dos sillones para los
esposos.
Es conveniente que en los muros no falten los cuadros alegóricos del Gabinete de
Reflexiones.
El trono del Ven, y sobre todo el “Triángulo radiante”, resplandecerán de luz, tanto como
sea posible.
ENTRADA Y COLOCACIÓN DE FRANCMASONES Y PROFANOS
1º.- Los MMaest de Ceremonias 2º y 3º van colocando la concurrencia de damas en las
hileras paralelas de sillas más centrales, dejando desocupados los asientos destinados a las
damas del cortejo nupcial, que serán los mas próximos a los sillones. Los hombres
ocuparan las demás hileras, con excepción de las últimas, exclusivamente para los HH.
2º.- En seguida, el Gr Maest de Cer 1º y el Gr Exp conducen en dos columnas a los
HH, deteniéndose en la primera grada del Or. Traen sólo las joyas del gr y de sus
Talleres, y aún, si lo desean, las condecoraciones masónicas o profanas que tengan
derecho a ostentar. Traen igualmente espada, desenvainada, vuelta la punta hacia abajo.
Visten de negro preferentemente, siendo de rigor el guante y corbata blancos. Pueden
vestirse los trajes e insignias profesionales y oficiales admitidos en la sociedad.
Si los asientos fueran escasos, deben excusarse la asistencia de HH que carezcan de
traje negro.
3º.- Los primeros compases de una marcha nupcial anuncian al Ven y su cortejo. Los HH
alzan las hojas de sus espadas, la empuñadura hacia el pecho. El Ven aparece entre
columnas avanzando siempre, y las espadas son elevadas en alto, hasta que llega a su
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trono. Lo precede el Port Est con su insignia y lo sigue el Port Esp con ésta al
brazo. Luego, los Altos GGr del 18 inclusive hasta el 33. Si asistieran miembros del
Sup Cons, del Poder Simbólico, Presidente de la Gran Logia del Gran Consistorio o
del Areópago, marcharán al lado del Ven y bajo la bóveda de acero.
Pero, si asistiera a la ceremonia el Sob Gr Com o Gran Maestre, en ejercicio, la
bóveda de acero será reservada exclusivamente para ellos. En tal caso, entrarán los
últimos, recibiéndolos el Ven en la galería, abrazándolos y ofreciéndoles el mall y
sentándolos a su lado, si rehúsan presidir.
Rota la bóveda de acero, los HH sin desorganizar las filas, van a ocupar sus puestos.
Ningún resorte más eficaz de propaganda como las tenidas Blancas, destinadas a hacernos
conocer y juzgar por la sociedad. Por lo mismo, es conveniente que su ceremonial sea
ejecutado con el mayor esmero y austeridad.
Según sea la calidad de la concurrencia, el discurso del Orador puede ser sintetizado,
sustituido por otro, más adecuado al ambiente y aún suprimido totalmente.
Por iguales motivos, se autorizan cortes en las elocuciones del Ven, que parezcan
largas, pero, en cualquier caso, las alteraciones deben ser confiadas al grupo más
intelectual del Taller, al que se le recomienda escrupulosa y concienzuda discreción. La
parte musical debe ser muy selecta, en lo posible.
APERTURA
(El V M de pie da un golpe de mall. La marcha cesa)
Señoras y Señores: la Francmasonería abre las puertas de sus Templos a todas las
creencias y aspiraciones honestas, para protegerlas en su seno de fraternidad
laboriosa. Las abre también con el deseo de arrojar por ellas, como siembra
fecunda, las verdades científicas desentrañadas del misterio y que, en su fe
consciente, espera ver mañana frondoso ramaje de justicia sobre los hombres y
sobre la sociedad. Gracias, señores, por haber venido a oír la palabra, tan modesta
como sincera, de la francmasonería, en esta solemne ceremonia de
RECONOCIMIENTO CONYUGAL.
(Da un golpe de mall y los HH se ponen de pie)
VM ¡A mí HH míos, por la aclamación de la francmasonería: Ciencia, Justicia y
Trabajo!
HH
¡Ciencia, Justicia y Trabajo!
(Se sientan)
VM H 1er. Vig: Podéis hablar sin reservas, desde ya vais a ser escuchado por
selectos espíritus y generosas almas.
(El 1er. Vig se pone de pie y se mantiene en esa actitud durante el siguiente
diálogo con el Ven. Éste se sienta)
1er. Vig En el vestíbulo del Temp se encuentra nuestro H ……, acompañando a una
señora de bondadoso aspecto, con la cual acaba de unirse en matrimonio bajo la
ley del Estado, y solicita para ella la protección de la francmasonería.
VM Nuestro excelente H ………… ejercita un derecho; pero, como todo derecho
implica un deber correlativo, ambos definidos en la noción de la justicia, centro de
todas las armonías sociales, condición de toda felicidad duradera, al conceder la
protección solicitada, es prudente que nos expliquemos con quienes van a
recibirla, por cuanto, importando el acto un compromiso recíproco éste carecería
de todo valor y eficacia, si no fuera consciente y deliberadamente contraído por
las partes. El matrimonio es una institución tan delicada y trascendente, que de los
fines que se le atribuyan y de la reglamentación positiva que se le dé para realizar
esos fines, dependerá el mejoramiento físico y moral de la raza humana, mediante
VM
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el mejoramiento de los individuos, polo imantado de toda justicia. La sociedad
civil, que nos favorece con su presencia en este acto, se halla pues, de igual modo
interesada en conocer el concepto que sobre el matrimonio profesa nuestra Orden
y si lo consiente la pareja que reclama su protección.
1er. Vig Reconozco la sabiduría de vuestras previsiones y el alto interés crítico, que el acto
debe despertar en quienes van a recibir sus efectos. La Orden Francmasónica es
una filosofía y un procedimiento esencialmente educadora, del punto de vista de
una elevada moralidad colectiva, aunque busque la fuente de sus preceptos
dominantes la biología de los individuos. Así contemplado el problema, el
matrimonio contiene el desiderátum del porvenir; y si bien, en el estado actual del
progreso, no es todavía posible asentar esa institución sobre las bases y para los
fines de una escrupulosa selección física e intelectual de los individuos por la
familia, que tal es el ideal de la ciencia y debe ser el de la jurisprudencia, el rito
masónico destina esta ceremonia a la expresión y propaganda de ese criterio, y de
esos anhelos, muy interesados en que vayan haciéndose carne en las conciencias,
para que pase a la legislación civil del Estado. Dadnos, pues, vuestras órdenes
Ven Maest.
VM HH Gr Exp y Maest de Cerem, conducid a los esposos, H 2º
Maestr de Cerem, que la Luz, el más bello y comprensivo de nuestros
símbolos, irradie la mesa de reconocimiento Conyugal.
(Apenas encendido el candelabro, se inicia una marcha nupcial. Los HH  se
ponen de pie. Los esposos y su cortejo son introducidos entre columnas. La
marcha continúa pianísima por algunos momentos más, para no ahogar la voz
del Ven extinguiéndose gradualmente, como si sus ecos se alejaran
¡Bien venidos seáis, jóvenes esposos!. La Francmasonería ha escuchado vuestra
demanda de hospitalidad, hondamente conmovida por la confianza que le
testimoniáis respecto a sus principios y de su carácter. Nos corresponde
justificarla con leal franqueza. Los fines de amor, de conservación y de felicidad
que la vida envuelve en sí misma, que promete e impone a la unión de los sexos
sólo son susceptibles de complementarse, dentro de la especie y para la especie,
mediante un estado de cierta cultura; pero, como acerca de los procedimientos
interpretativos y de las disposiciones legales de esos mandatos de la naturaleza
reinan opiniones y miras diferentes, que pueden anular o extraviar aquellos
propósitos de la unión conyugal, la francmasonería no debe, honesta y
juiciosamente, acordaros su protección, sin previo examen de su parte y de la
vuestra, sobre la naturaleza del matrimonio, leyes naturales que lo rigen e ideales
que persigue.
(Con un gesto de la mano invita a los HH a sentarse. La Marcha cesa).
Desde luego, el hecho de haber invitado a la sociedad civil a presenciar esta
ceremonia es bien sugestivo. Por él reconocemos un doble aspecto en el
matrimonio: el sexual y el de sus proyecciones humanitarias. A cierta altura de la
evolución ontogénica del individuo, se inicia el amor en la forma de una tendencia
poderosa, producto de las energías vitales, envolviendo en vagos ritmos
misteriosos nuestro corazón y nuestra mente. Así comienza la naturaleza su honda
poesía, latente como en la hinchada yema la poesía de la flor, pero, la finalidad de
este ingenuo y perfumado idilio del primer amor, se pierde difusa en los
horizontes de la especie y de sus evoluciones futuras de progresiva
perfectibilidad…. Se ama sin alcanzar el por qué y para qué se ama…. No
importa, la naturaleza efectuará su obra inmortal.
Ya veis qué profundo sentido adquiere para la francmasonería científica el vínculo
elemental de los sexos, cuán graves son las dificultades para establecer, si no su
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teoría generatriz, el código que debe gobernar la familia. Y bien, tal es el objeto
de esta ceremonia destinada a la exposición de los prolegómenos científicos, que
encaminen a la solución racional del capital problema, sin invadir el orden
jurídico positivo. Os ruego que ocupéis vuestros asientos de honor, para que
entremos con calma en el análisis.
(El Gr Exp y Gr Maest de Cerem hacen tomar asiento a los cónyuges
y cortejo. El Ven continúa).
Joven esposa: No me sorprendería, si multitud de interrogaciones han asaltado
vuestra mente al penetrar en este recinto, envuelto en espeso misterio para quienes
no han podido aun ser aquellas satisfechas….. Voy, pues, a descorreros el velo
por completo.
Desde luego, disipad esos temores sagrados, que abisman el alma del viajero al
penetrar en los viejos santuarios, que la leyenda puebla de fantasmas divinos.
Señores: en el Templo masónico, sin altares, porque la Verdad y la Justicia no los
consagran, sino en la conciencia, no encontraréis dioses ni fetiches, ni reliquias
religiosas milagrosas, espíritus flotantes en lo invisible, sino hombres reales,
limitados e imperfectos: aman, sufren, dudan; pero, trabajan, estudian, buscan
para sí y para sus semejantes esa fecunda y consoladora paz, que la certidumbre
posible extiende sobre las almas, semejantes a un óleo sobre las heridas del
combate! De estas bóvedas no descenderán a vuestros oídos otras voces místicas
que las de vuestra propia vida, con un lenguaje y sus misterios, que podréis
descifrar sin otro auxilio que el de vuestros raciocinios. Los símbolos y alegorías
que decoran estos muros, pierden todo carácter hierático, nebuloso, para fulgurar
como antorchas directoras en la noche sin rumbo hacia lo invisible. No esperéis
sorpresas. Serenaos y escuchadnos despreocupados, con la imparcialidad propia
de los espíritus superiores.
Ejerced ecuánimes la crítica y juzgadnos. La francmasonería profesa el libre
examen, principio que orienta al mundo a través del piélago de los errores, no de
otro modo que la brújula dirige a la nave por la líquida pampa sin orillas….. En
vez de una liturgia dogmática, los métodos de la Orden masónica giran en la
observación y en el análisis experimental de los fenómenos, convencida de que
sólo sobre ellos podrá construir con la mayor solidez posible una teoría del
universo y legitimar especulaciones sociológicas y políticas para la humanidad.
Así, jóvenes esposos: Dos vidas, sanas de cuerpo y de alma, confundiéndose en la
familia, en la patria, en la humanidad, por el amor y la justicia, tal es el grave
sentido y trascendencia de vuestra unión. ¿Persistís en que sea aceptada y
protegida por la francmasonería?
ESPOSOS ¡Persistimos!
VM Mediante el hijo, el carácter fisiológico del matrimonio, que resume el ser total de
los padres, se amplía, se complica y se idealiza en un fin sociológico, que abraza,
a la humanidad. El hijo es la realización tangible del amor, en todo lo que posee
de sabio, de tierno este soberano sentimiento, en sus previsiones, en sus éxtasis y
anhelos. El hijo es más que un desdoblamiento de nuestra personalidad; más que
una fusión de sustancias complementarias, para crear; el hijo propaga, fomenta o
corrige la herencia, como si respondiera a una política ulterior, que sólo en parte
podemos descubrir, dando la curiosidad pábulo y orientación a las ciencias. Si la
unión sexual manifiesta una “afinidad electiva”, obedeciendo a aquella ley
quimicofísica, que al carbono unió otras moléculas simples en el medioambiente
del agua y del calor, para producir la vida, el hijo, por las aptitudes transmitidas en
la herencia y por el trabajo educativo de adaptación representa una potencia
positiva nueva: trae desarrollos más ponderados, así como un producto de cultura
lleva en sí y determinará la cultura del siglo próximo.
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Entonces, nobles esposos, regularizar, ampliar y fortificar vuestra personalidad,
para transmitirla al hijo; en seguida, prepararle un ambiente de familia, para que
sea propicio al desarrollo perfectible de la herencia, en armonía con las exigencias
sociales, legítimas, no otra debe ser la voluntad del amor y el programa del
matrimonio fuera de cuyos fines, amor y matrimonio se reducirían en el mejor
caso, a un estéril y pasajero sentimentalismo voluptuoso, con los peligros de una
regresión.
De manera, que ya en razón de las calidades que los padres transmiten a sus hijos,
ya por los métodos y calidad de instrucción que aplican a su formación, es en el
hogar donde se elabora primordialmente la suerte de las generaciones, la
perfectibilidad de la especie, de la raza, de la Patria.
¿Os comprometéis, en consecuencia, a organizar con tales fines vuestra sociedad
de esposos sobre la base del amor y la justicia, orientada hacia la fraternidad
solidaria de todos los hombres?
ESPOSOS ¡Aceptamos el compromiso!
VM ¿Contraéis formal compromiso de educar a vuestros hijos como elementos útiles
de conservación y mejoramiento de la sociedad civil, esto es, educarlos
posiblemente en la ciencia, en la justicia y el trabajo?
ESPOSOS ¡Nos comprometemos!
VM Bajo tales promesas, voy a proceder al reconocimiento de vuestra unión, por un
himno, cuyas notas llegarán a nuestros oídos a manera de un concierto de vida
Universal
(Si no fuera posible cantarse la poesía, ni recitarla una sola vez al ritmo
pianísimo de la música, ella al menos debe dejarse oír algunos momentos)
VM Nobles esposos: El himno del amor, que vence a la muerte por voluntad de la
Vida, celebra vuestro himeneo y le dicta su ley de armonía, dulce y grave, en la
emoción suprema de la energías creadora, Incomparable es el deleite del amante
beso; pero, pensad que en ese beso palpita el porvenir de las generaciones futuras.
H Porta Est, cubrid con la insignia simbólica de la Orden la cabeza de los
esposos, como sello tutelar de los votos que van a pronunciarse. Y vos, H Gr
Exp, levantad el velo de la mesa de Reconocimiento Conyugal.
Tened entre ellos el Cordón simbólico, en signo de que sus existencias deben
constituir siempre una sola, para que así, fundidas por los efectos y el sano
criterio, por la franqueza y la sinceridad, puedan transmitirla a sus hijos, como lo
más precioso de los patrimonios.
(El Port Est va a colocarse a espaldas de los esposos, inclinando
ligeramente la insignia sobre ellos. El Gr Exp levanta el velo, y continuará
ejecutando las órdenes del Ven, que las irá impartiendo, como sigue)
Entregad al H ……… el anillo conyugal, y que él mismo lo coloque en el dedo
de su gentil esposa, como una consagración visible de aquella exquisita afinidad
recíproca, que en hora feliz unió por primera vez sus almas, y que luego ratificó el
raciocinio.
(El esposo se pone de pie, coloca el anillo y se sienta)
Depositad en sus manos la varilla de cristal. Ella posee la pureza inmaculada, la
transparencia y el brillo de un rayo de luz: tal debe ser también el cariño
compartido en aras de la naturaleza y bajo la salvaguardia de la moral social. Pero,
sabed igualmente que esta varilla es frágil; por eso, nuestros vigilantes
pensamientos y acciones deben mancomunarse, para que el cristal no se rompa. El
amor es la ley de la vida; pero, con la inteligencia de conservar y perfeccionar la
vida misma, en el equilibrio de sus elementos; y cuando así se aplica a
desenvolver la personalidad del individuo y de los grupos y sociedades que el
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individuo constituye, en una correspondencia justa de medios y de fines, de
derechos y deberes, se llama Moral científica, porque su fuente no es abstracta
sino biológica. La Moral es el móvil y el fin de la vida en las relaciones de los
individuos y de los pueblos, síntesis de todas las ciencias, criterio de toda
civilización, ambiente de toda dicha sólida para el hogar, de toda prosperidad para
las naciones. El amor sin moral es un extravío, y cuando se infringe en la higiene
y en la educación intelectual, conduce a la degeneración, al crimen y a la muerte.
Si el amor, como instinto conserva orgánicamente la especie, el amor como
justicia crea y mantiene el orden de las sociedades. En un sentido más lato,
considerad que esa varilla de cristal simboliza la justicia, que, como esposos y
como padres, debéis realizar en las relaciones de familia y proyectarla, por los
hijos, en la sucesión de las generaciones. Retomad la varilla simbólica, H Exp
(Éste la toma, la eleva en alto y la rompe, a la vista de los esposos)
Gr Exp¡Ved cuán fácilmente puede quebrarse!
VM Estoy muy lejos de temer ese desastre para vuestra unión. Sin embargo, no
olvidéis que el hogar doméstico es un desiderátum: cuando no se asienta en la
razón, y asume para la sociedad la más grave de las enfermedades, porque el
germen morboso reside entonces en lo más hondo del tejido, por decirlo así, en la
célula social, que es la familia, y de allí se propaga sutilmente en la sociedad civil
y política. ¿Cómo, en efecto, realizará la sociedad sus funciones si los órganos
están enfermos?. En tal caso, vuestro criterio ilustrado, confirmando las
inspiraciones instintivas del amor a la conservación y a la felicidad ¿no es verdad
que os advierte, que sería preferible extirpar la célula enferma, si resiste a la
curación?.
H Exp ofrecedles el vino, como emblema de la salud y de la fuerza,
resultantes de una higiene sabia, consecuencias de costumbres morales, porque
éstas envuelven la condición impuesta por la naturaleza, no sólo para la dicha
personal, sino también para la de los hijos. Presentadles, también el agua, para que
en un tercer receptáculo mezclen ambas sustancias, en significación de que, en el
hogar, deben fusionar sus caracteres, sus ideas, sus sentimientos, para que, por la
herencia y por la educación el hijo resulte la unidad armónica de sus mejores
cualidades.
Quitadles el Cordón conyugal y sustituidlo con el de adhesión, uniendo sus
cuellos, a fin de que les recuerde el lazo que los va a ligar a nuestra Institución y a
la Humanidad, personalmente y por sus descendientes.
Ahora Gr M de C y Gr Exp, conducid las columnas de HH al centro
del recinto, para que formen la Cadena de Unión, símbolo vivo de la comunidad
palpitante, que en éste como en todos los actos masónicos existe entre los cerebros
y los corazones de tantos miles de hermanos esparcidos por el planeta.
(Al ritmo de la música, se forma en semicírculo la Cadena, hasta la penúltima
grada del Or, figurando como últimos eslabones, pero sin unirse, el Gr
Exp, Gr M de C. Los HH se mantienen con los brazos cruzados y las
espadas en su diestra, pendientes hacia abajo. El 1er. y 2do. Vigilante
permanecen en sus tronos, de pie. La música cesa una vez formada la Cadena y
que el VM se ha puesto de pie, para decir:)
Pero ….. ¡nuestra Cadena está rota! …… ¿Es que uno de sus eslabones vivientes
se ha perdido o retardado?. Explicadme este desagradable suceso, H 1er. Vig.
1er. Vig En todo caso, H VM, sería un accidente pasajero, porque los extravíos de
uno de nuestros HH no puede afectar sustancialmente al conjunto de los que,
como veis, permanecen fieles en sus puestos.
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Por consiguiente, la Cadena simbólica de la fraternidad masónica tampoco se
disolverá nunca, en tanto no se apague a la entrada de sus talleres ese Triángulo
flamígero, Calor y Luz, símbolo de verdad, de justicia y de trabajo!
VM Exactamente H; pero esa onda de pensamiento, de trabajo, y de justicia no llega
hasta mi en estos momentos, desde que la Cadena no viene a cerrarse en vuestro
Ven Maestro Hiram, que yo represento. Insisto, pues, en que es necesario
averiguar la causa de la perturbación de esa armonía de la vida, de la armonía
entre las naciones, que es nuestro ideal apasionadamente perseguido!
(Según a la columna a que pertenece el esposo responderá el 1º ó 2º Vig)
…. Vig La causa VM, no es la traición intencional, deliberada, sino la ausencia, pero,
momentánea, de un H perteneciente a la columna de obreros que habéis puesto
bajo mi vigilancia.
VM ¿Pero por qué ha ocurrido ese hecho, que importa un ataque a la Orden y a la
sociedad civil?
…. Vig Este H se halla retenido bajo el encanto de la mujer, que él eligió por esposa.
VM Pero, entonces, no acojamos en nuestro seno a una joven, que emplea la seducción
para que su esposo, su otro yo, infrinja los deberes contraídos!
…. Vig Es, sin embargo, indudable que ella ama a su esposo, nuestro H y que acepta la
solidaridad de sus destinos.
VM Sea: pero, bien lo sabéis, y lo venimos repitiendo: el amor, como simple instinto,
no valdrá más en el hombre que en las especies inferiores, si el hombre no lo
eleva a la razón científica del matrimonio trascendental, que socializa, mejora y
dignifica. Lo que diferencia radicalmente al amor humano en su carácter de
gradual perfectibilidad, paralelamente con la evolución ascendente de las demás
instituciones civilizadas. De manera, que estoy autorizado a creer, que si en su
origen lo que esa joven la ligó a nuestro H …… no fue sino una simple afinidad
material, tal sentimiento no ha evolucionado aún en su espíritu… ¡Protestemos
pues, cuanto antes, de toda complicidad con una semejante unión, que no se
encuadra en nuestra filosofía moral de la familia humana!
LOS HH ¡Protestemos!
VM ¿Qué pensáis Gr Exp?
GrExp Si esa joven, hoy esposa y mañana madre, va efectivamente a conducirse como un
resorte de inhibición enervante de la actividad social, un elemento disolvente en
vez de una argamasa de unión entre su marido y sus hijos, entre sí y con la
sociedad civil y la política, opino también que es de elemental justicia repudiar a
esa Señora! Llamada a ser calor y luz, estímulo generoso, ella pondrá una venda
en los ojos de nuestro H ……. y secará en su corazón la savia de la vida moral!.
VM ¿Podéis defender a vuestra esposa H …..… ?
ESPOSO ¡Oh, si Ven Maestro!. Desde luego, os lo afirmo: si mi esposa no hubiera
poseído todas las cualidades de bondad activa y de rectitud enérgica, que nuestra
Orden y la estabilidad social exigen de la mujer, no importa la humildad de la
clase a que pertenezca, en el orden aleatorio de la fortuna, creedme, Ven
Maestro y HH míos, que, aún amándola por sus atractivos físicos con toda la
pasión que le profeso, yo no la hubiera destinado a compartir mi existencia, y
menos aún a ser la madre de mis hijos!. Si, al elegirla, sólo hubiera obedecido a
sus seducciones exteriores, por otra parte tan fugaces o superficiales, yo me
declararía culpable de torpe criterio, de grosero egoísmo personal; puesto que me
constituiría, por ese solo hecho, en probable agente del más funesto de los delitos
contra la sociedad y el Estado, porque los hijos de una mujer sin otras
condiciones, incapaz de ser madre e institutriz, produciría hijos dañosos a la
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sociedad, siendo yo su cómplice!. Tranquilizaos HH míos. ¡Ella va a ofreceros
una prueba de que es digna de mi defensa!.
(La joven es conducida por su marido a la gradería del Or, y une las manos
de aquel a los eslabones aislados de la Cadena. Se oye una armonía musical,
suavísima)
VM Noble esposa: Sed siempre la inspiración fecunda de vuestro amado esposo, para
que nunca rompa los eslabones de la fraternidad humana, pensando, que su fuerza
será también la de vuestros hijos!.
(La cadena de abre en dos alas. El Port Est sube al Or y reconduce a la
esposa a su asiento, situándose él en la silla del esposo)
Y si es vuestro esposo quien rebaja el vínculo contraído, la francmasonería lo
llamará al orden, y os lo devolverá más bueno y cariñoso que nunca, o de él
renegará para siempre!.
Confiamos, señora, en que cooperaréis a los fines, que, por sus Libros Rituales,
asigna la francmasonería nacional a la esposa en el hogar, a todos los masones en
la obra humanitaria en que se halla empeñada a través de los siglos. Aportáis,
desde luego la gracia exquisita, el encanto delicado, la inextinguible benevolencia
propios de vuestro sexo. Y, sobre todo, un día, madre augusta y clarividente, nos
educaréis hombres para la ciencia, para la justicia y para el trabajo!.
H Exp: que el QH ……. lleve a su tan estimable compañera, en un
abrazo, el testimonio de nuestra fe en sus virtudes!.
¡HH! ¡Levantad vuestras espadas protectoras!.
Esposo ¿Prometéis ayudaros con abnegación y solicitud en todas las
circunstancias, adversas o felices, confundir vuestras penas y alegrías en una
común ternura?.
ESPOSOS ¡Lo prometemos!
VM Y yo recojo esos solemnes votos en nombre de la francmasonería de este Oriente!.
(Los HH besan las hojas de sus espadas y vuelven éstos a bajarse hacia el
suelo. El Gr Exp y el Port Est conducen a los conyugues a la última
grada del Or. El VM acompañado del Port Est , desciende hasta allí.
Cesa la armonía musical. El Gr M de C, entrega al VM el canastillo
de flores y frutas, quien lo pasa a manos de la esposa, diciéndole:)
Hermana: En nombre de la Logia …………… recibid este canastillo de flores, en
testimonio de nuestro afecto respetuoso y de nuestros anhelos por veros feliz y
considerada en el círculo encantador de la familia. Las flores son la imagen de
vuestra juventud, fresca y brillante, de la que se destaca el perfume de vuestras
gracias y virtudes.
(Se toca un Himno Masónico. Desde los primeros compases, el Gr Exp y
Port Est llevan lentamente, a los esposos, a sus asientos mientras los HH
los cubren de pétalos de flores. A esta apoteosis de la esposa y de la madre ideal,
se le puede dar toda la brillantez compatible con el carácter del acto. Los HH
sin deshacer sus filas, pasan respetuosamente delante de los esposos y ocupan
sus asientos, para escuchar el Himno. Terminado el canto, el VM dice:)
VM H Orador, tenéis la palabra.
ORADOR Pronuncia una alocución relacionada con la ceremonia de reconocimiento
matrimonial. Cuando haya terminado su discurso, dice él:
VM la beneficencia es uno de los corolarios de nuestra doctrina de fraternidad
solidaria. No la consideramos, pues, como un sentimentalismo más o menos
refinado, sino, ante todo, como una idea y un procedimiento, de justicia teórica y
de justicia práctica, fluyendo de esa idea y de ese sentimiento un manantial de los
más nobles impulsos y emociones. Jamás se reúnen los masones sin depositar su
9
VM
VM
TODOS
óbolo para los vencidos en la lucha oscura, tan cruel a veces, que la ignorancia de
las leyes de la vida, y en su consecuencia, que la fatalidad de un orden de cosas
imperfecto impone desigualmente a los seres humanos. En este concepto el acto
más fecundo de caridad es la educación domestica y pública, como medio a la vez
selectivo para que la institución del matrimonio mejore las condiciones de lucha
de los hombres y vayan preparando un estado de paz en las armonías del derecho.
H Hospit, que nuestra nueva hermana, tan dichosa y tranquila, inicie el acto
entre los masones; que la acompañe su esposo, como una recomendación de que
ambos no sólo no deben olvidar nunca al menesteroso, sino también aunar sus
cuidados inteligentes con el propósito de que sus hijos no necesiten nunca de la
limosna.
(Se hace la colecta, principiando por el Or, al compás de una música
delicada. Un M de C ha entregado a la esposa, el saco, así como a su
marido un canastillo de ramitos de flores, que aquella irá distribuyendo a cada
H, en seguida de haber éste depositado su ofrenda caritativa. El H coloca
las flores en el ojal de su traje. No se recoge dinero de la concurrencia profana.
El Port Est habrá ido, desde los primeros momentos, a colocarse al lado del
trono del VM. Los MM de C regalan flores a la concurrencia profana y
un ejemplar de este Ritual a cada Jefe de Familia. Terminada la colecta, los
esposos la llevan al VM, quien, sin contarla, entrega la cantidad a la
Hermana)
HH míos. Acabo de entregar el producto del Tronco de beneficencia a nuestra
buena hermana, señora …….. de ………, con recomendación de que lo distribuya
entre los más pobres y dignos de socorro. Le he entregado también un ejemplar
impreso del Ritual de esta ceremonia, no sólo como un feliz recuerdo para ella y
para nosotros sino también para que se lo explique a sus hijos cuando se
encuentren en estado de poder formar familia.
(La armonía musical cesa. El VM da * un golpe de mal y los HH se
ponen de pie)
Señores: una vez más recibid en nombre de la Francmasonería el testimonio de
nuestra gratitud. Cualquiera que sea la impresión que llevéis de este recinto, os
aseguro que hemos sido francos y sinceros ante vosotros.
Queridos esposos: que cada uno de vuestros actos, en felicidad o el infortunio,
importe como un sello del compromiso que habéis contraído. No dejéis nunca
apagar en vuestras almas la vida que piensa para obrar, y que obra para la
perfectibilidad social. ¡Id tranquilos!¡La Orden permanecerá constantemente
velando a las puertas de vuestro hogar; y vuestros hijos serán sus hijos!
(Se vuelve a ejecutar la marcha nupcial. El VM estrecha la mano de los
HH esposos; y estos, precedidos por el Gr Exp y Gr M de C,
abandonan el recinto, bajo las flores, que los HH les arrojan al paso. Los
otros MM de C invitan a la concurrencia profana a abandonar también el
Templo. Cuando no hayan quedado sino masones, el VM cierra los trabajos
con estas palabras:)
HH míos: Retirémonos en paz, satisfechos por este nuevo triunfo de la
francmasonería, para la Ciencia, para la Justicia y para el Trabajo.
¡Ciencia, Justicia y Trabajo!
Texto: Del Diccionario Enciclopédico de la Masonería
Escrito y Ordenado por el RH Lorenzo Fraud Abrines
Tomo V - Editorial Del Valle de México S.A. de C.V.
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