(Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2007; 54: 137-139) EDITORIAL Los retos de futuro de la vía aérea en Anestesiología Las dificultades en el manejo de la vía aérea siguen siendo hoy, al igual que en la década anterior, la primera causa de paro cardíaco en anestesia1 y son responsables del 50% de las complicaciones severas no fatales de causa anestésica2. Las causas institucionales de este problema podrían resumirse en un déficit en la formación sobre el manejo de la vía aérea difícil y una previsión insuficiente de las técnicas alternativas de control de la vía aérea y del plan de actuación necesario ante estas situaciones. Las causas intrínsecas radican en la baja incidencia de la vía aérea difícil y la dificultad para su predicción. Los esfuerzos dedicados a mejorar el aprendizaje de las técnicas de manejo de la vía aérea son insuficientes. En el año 2004 sólo el 15% de los hospitales del Reino Unido disponían de un programa de formación en vía aérea3. En Nueva Zelanda el fibrobroncoscopio está al alcance de 98-100% de los anestesiólogos, pero sólo el 14% se considera experimentado en su uso y el 20% se consideran novatos4. Algunos factores favorecedores del déficit formativo son el uso creciente de los dispositivos supraglóticos (un tercio de las anestesias en el Reino Unido en 2003)3 y la creciente complejidad de los pacientes, con una incidencia de obesidad en aumento. A ello se suman el mayor número de cirugías emergentes y de actos anestésicos no supervisados por anestesiólogos experimentados y el desarrollo del consentimiento informado, que limita las posibilidades de practicar nuevas técnicas3. El conocimiento de que la ventilación difícil y no la dificultad de intubación es la principal responsable de la morbilidad y mortalidad asociada a la vía aérea ha promovido el desarrollo de técnicas de ventilación supraglóticas alternativas a la mascarilla laríngea [Laringeal Tube® (LT, VBM Medizintechnik GMBH, Sulz, Germany), Easy Tube™ (Ezt, Rusch, Inc., Betschdorf, France)] y el diseño de modificaciones de la mascarilla laríngea que permiten la ventilación y la intubación traqueal (LMA Fastrach™, LMA CTrach™, LMA North America, San Diego, CA) o la reducción del riesgo de broncoaspiración (LMA Proseal™, LMA North America, San Diego, CA). La difusión de los algoritmos de vía a aérea difícil ha promocionado el uso de algunas de las “viejas” técnicas de ventilación de rescate, como el Combitube™, (ETC, TycoHealthcare/Mallinckrodt Nellcor Puritan Bennet, St. Louis, MO)5 y ha generalizado el uso de las guías elásticas [Portex Venn Tracheal Introducer™ (Smiths Medical ASD, Keene, NH, Hythe, Kent, England), Frova Intubating Introducer™ (Cook Critical Care, Bloomigton, IN)]. La guía elástica soluciona hoy el 90% de las situaciones de intubación difícil imprevista6. Las técnicas percutáneas de cricotomía y traqueotomía se perfilan como una alternativa a las técnicas quirúrgicas7,8. Las nuevas técnicas de intubación facilitan la visualización de la glotis mediante sistemas de transmisión de la imagen por vídeo o fibra óptica [Glidescope® (Saturn Bio7 medical Systems, Inc., Burnaby, British Columbia, Canada), Airtraq™ (Prodol Meditec S.A., Vizcaya, Spain), Bonfils Retromolar Intubation Fiberscope™ (Karl Storz Endoscopy, Tuttlingen, Germany/Culver City, CA), UpsherScope™ Ultra (Mercury Medical, Clearwater, FL)]. La intubación mediante estos dispositivos es subjetivamente más fácil que con la laringoscopia directa, aunque su superioridad en cuanto a rapidez, éxito de la intubación y número de intentos está por demostrar9-11. La intubación con guía luminosa (Trachlight™, Laerdal Medical Corp., Stavanger, Norway) y la mascarilla laríngea Fastrach™ emergen como técnicas de intubación alternativas ante una laringoscopia difícil inesperada12. Esto es debido en parte a su bajo coste, su gran disponibilidad, la sencillez de la técnica, su potenciación en los algoritmos de las sociedades americana y canadiense de anestesiología13,14 y su uso creciente en los hospitales y programas de entrenamiento de la vía aérea. En Canadá en el año 2003 las técnicas de intubación alternativas tras el fracaso de la laringoscopia fueron la guía luminosa (45%), el fibrobroncoscopio (26%) y la Fastrach™ (20%)8. No hemos de olvidar, sin embargo, que la guía luminosa es una técnica de intubación y no un dispositivo de ventilación como la Fastrach™. El uso de relajantes musculares facilita la intubación con Trachlight™ y reduce las complicaciones de la técnica, pero la relajación muscular sólo debe utilizarse, en este contexto, en aquellos casos de intubación difícil que no asocien una dificultad de ventilación con mascarilla laríngea o facial15. Las diferentes sociedades de anestesiología han desarrollado o actualizado sus planes de manejo de la vía aérea difícil, en relación a la aparición en el mercado de estos nuevos dispositivos de control de la vía aérea13,14,16,17. Además, se ha promovido la creacción de secciones o entidades dedicadas a la difusión de estos avances: Society for Airway Management (http://sam.zorebo.com), European Airway Management Society (http://www.eams.eu.com), Difficult Airway Society (http://www.das.uk.com). En los Estados Unidos de América el número de casos de muerte o lesión cerebral durante la inducción anestésica, relacionados con la vía aérea difícil, se redujeron del 62% en el periodo 19851992 a 35% en el periodo 1993-1999, en estrecha relación con el desarrollo y aplicación de los algoritmos de manejo de la vía aérea difícil de la Sociedad Americana de Anestesiólogos (ASA)18. En Europa la situación es diferente así el 22% de los hospitales universitarios alemanes19 y el 46% de los servicios de anestesia daneses20 carecen de un plan de actuación en caso de vía aérea difícil. En España la magnitud del problema es desconocida. La toma de decisiones en el manejo de la vía aérea debe considerar, no sólo las dificultades de intubación, sino también las dificultades de ventilación con dispositivos supraglóticos, las dificultades de acceso a la membrana cricotiroidea, el riesgo de broncoaspiración, la tolerancia del paciente a la apnea, así como la habilidad y experiencia del 137 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 54, Núm. 3, 2007 operador con las técnicas de intubación y ventilación alternativas21. Son necesarias mayores inversiones en material y educación, para la adaptación de los algoritmos de manejo de la vía aérea a las características de cada centro. Sería conveniente aumentar el nivel de exigencia en formación sobre vía aérea en los planes de formación de especialistas. Además, deberían promoverse los programas de formación continuada con simuladores22, aulas de habilidades y entrenamiento en quirófano. Aunque algunos servicios disponen de estos modelos de aprendizaje23,24 su uso debería generalizarse a nivel estatal, con el respaldo de las sociedades de anestesiología. El segundo escollo a superar radica en las dificultades de predicción de la vía aérea difícil, que hacen que uno de cada tres casos de vía aérea difícil no sea previsto en la evaluación preoperatoria25. Los datos preliminares (no publicados) del estudio de evaluación del riesgo anestésico asociado al tabaco y la enfermedad respiratoria en Cataluña (ARISCAT) del año 2006 muestran una incidencia de vía aérea difícil imprevista de 3,2%. El valor predictivo de las pruebas propuestas para la evaluación de las dificultades de manejo de la vía aérea es muy limitado, debido a la baja incidencia de la vía aérea difícil: son útiles para identificar a los pacientes fáciles, pero tienen un elevado número de falsos positivos y son poco útiles para cambiar nuestra conducta anestésica26. Las pruebas predictivas son interdependientes 27: el valor predictivo de la clase de Mallampati mejora si ésta se combina con la medición de la distancia tiromentoniana28,29, la apertura oral aumenta 12 mm con la extensión atloccipital completa30, la evaluación de la apertura oral debe combinarse con la valoración de la subluxación temporomandibular31 y el cociente altura/distancia tiromentoniana mejora la especificidad de la distancia tiromentoniana32. La combinación de pruebas y la inclusión en las escalas de valoración de la vía aérea de los antecedentes de vía aérea difícil, patología asociada a la misma y síntomas de compromiso de la vía aérea ha mejorado el valor predictivo de los índices multivariantes33. Dos recientes metanálisis han demostrado la escasa utilidad de la clase orofaríngea de Mallampati como prueba única en la predicción de la intubación difícil28,34. Sin embargo, la clase de Mallampati debe considerarse de gran utilidad en los pacientes en los que la dificultad de manejo de la vía aérea radica en la desproporción entre el tamaño de los tejidos blandos orofaríngeos y el tamaño del espacio mandibular anterior, hacia el que éstos deben desplazarse con la pala del laringoscopio, como la obesidad, la acromegalia, el síndrome de apnea obstructiva del sueño y la mujer gestante35-38. La ventilación difícil con mascarilla facial comparte factores de riesgo con la intubación difícil y se presenta asociada a ésta39. El sobrepeso, la presencia de barba, la edentación, la edad mayor de 55 años, la historia de ronquidos o apnea del sueño, la clase de Mallampati elevada, la limitación de la protrusión mandibular y el cuello grueso se han identificado como factores de riesgo de ventilación difícil con mascarilla facial39,40. 138 Los factores que dificultan o contraindican el uso de la mascarilla laríngea y el Combitube™ son: la apertura oral limitada, la presencia de masas orofaríngea o hipofaríngeas, el riesgo de broncoaspiración y la patología esofágica21. La sospecha de un riesgo elevado de intubación y ventilación difíciles debe orientar al anestesiólogo hacia la elección de técnicas de intubación despierto41; el paciente debe ser informado de los riesgos del manejo de la vía aérea y de las ventajas de reducir aquellos factores de riesgo modificables (pérdida de peso, afeitado previo a la cirugía). Los casos de vía aérea difícil deben ser registrados e identificados42. La hipertrofia de las amígdalas linguales se ha identificado como un factor común en casos de vía aérea difícil inesperada, con dificultades de intubación y de ventilación43. Para la evaluación preoperatoria de estos pacientes, así como en los pacientes programados para cirugía otorrinolaringológica se ha propuesto la faringoscopia vía nasal. Esta técnica permite, con una mínima preparación del paciente, evaluar el tamaño de las amígdalas linguales, el riesgo de obstrucción en la inducción anestésica y las dificultades de la laringoscopia y del uso de los dispositivos supraglóticos21. En los próximos años será preciso un mayor esfuerzo colectivo para promover la docencia y la investigación en el campo de la vía aérea difícil. Las mejoras de los sistemas de aprendizaje, visualización e instrumentación de la vía aérea, el desarrollo de los dispositivos supraglóticos y los avances en la predicción deberán ser integradas en nuestros algoritmos de actuación. Ello contribuirá a aumentar la seguridad de nuestros pacientes y a mejorar la calidad de nuestros actos anestésicos. E. Massó Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario Germans Trias i Pujol. Badalona (Barcelona). BIBLIOGRAFÍA 1. Irita K, Kawashima Y, Iwao Y, Seo N, Tsuzaki K, Morita K et al. Annual mortality and morbidity in operating rooms during 2002 and summary of morbidity and mortality between 1999 and 2002 in Japan: a brief review. Masui. 2004;53(3):320-35. 2. Fasting S, Gisvold SE. Serious intraoperative problems - a five-year review of 83,844 anesthetics. Can J Anaesth. 2002;49(6):545-53. 3. Cook TM. (Still) time to organize training in airway management in the UK. Anaesthesia. 2006;61:727-30. 4. Dawson AJ, Marsland C, Baker P, Anderson BJ. Fibreoptic intubation skills among anaesthetists in New Zealand. Anaesth Intensive Care. 2005;33(6):777-83. 5. Agro F, Frass M, Benumof JL, Krafft P. Current status of the Combitube™: A review of the literature. 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