PERSONALIDAD TEMA 1 • Psicologías de la personalidad mundanas y académicas A nivel mundano o coloquial la personalidad cumple la función de fingir explicaciones sobre el diferente comportamiento de las diferentes personas. Se comete habitualmente el error grave de confundir la causa de una conducta con su descripción más o menos técnica. Describe un fenómeno pero no es su causa (extravertido, machista) A nivel académico cada escuela psicológica tiene su propia definición y a menudo está realizada en términos inventados por las propias escuelas. Estos términos acostumbran a no tener ninguna dimensión empírica. Por tanto, las definiciones de personalidad son incontrastables, no se pueden enfrentar. Los propios términos en los que se expresan las teorías impiden que se puedan demostrar. Lo ideal sería una psicología empírica y demostrable, pero la propia naturaleza de la psicología hace que sea especulatoria. • El carácter global de la psicología de la personalidad. La conducta humana. La psicología de la personalidad no delimita su área de estudio. No hay nada del comportamiento humano que no le interese. De hecho ya se choca con el propio concepto de conducta, uno de los más complicados y difíciles de definir. Conducta abierta y encubierta Abierta − es aquella a la que pueden tener acceso otras personas además del individuo que se está comportando (conducta pública, ej. Dar clase) Encubierta − es aquella a la que sólo tiene acceso la persona que se comporta (recordar, pensar). Hay toda una tradición del pensamiento occidental que ha entendido que los fenómenos encubiertos no son conductuales sino mentales. Tienen una naturaleza diferente a la de la conducta (dualismo de Descartes − 2 naturalezas: el pensamiento, el mundo físico) CAUSA −−−−−−−−−−− EFECTO MENTE−−−−−−−−−−−CONDUCTA La clave de la discrepancia entre las dos posturas está en la diferente consideración que una postura y otra hacen de la naturaleza de la que nosotros hemos llamado, conducta encubierta (pensamientos, emociones, deseos) En una primera postura dualista o mentalista se entiende que estos fenómenos encubiertos no tienen la misma naturaleza que la conducta abierta, sino que pertenecen a otra orden, pertenecen a la mente. Y, por tanto, se puede apelar legítimamente a estos fenómenos mentales para explicar los fenómenos conductuales (la conducta la causa la mente). 1 La segunda postura, que llamaremos materialista o conductista (no dualista), entiende que toda la actividad del organismo, sea pública o privada, tiene la misma naturaleza. Todo ello es conducta (la conducta la causa la experiencia histórica, el ambiente). El carácter ambicioso de la psicología de la personalidad hace que su objeto de estudio sea particularmente confuso. Es la más especulativa, la que más se dedica a estudiar fenómenos supuestos internos e inmedibles. Y en este sentido, la psicología de la personalidad actual ha invertido por completo el significado que originariamente tenía el concepto de personalidad. PROSOPON −−−− PERSONA (En latín la máscara de los actores en teatro.) La persona tiene una naturaleza estrictamente pública. En el teatro el personaje es su acción. No tiene sentido invocar ninguna esencia del personaje fuera de la obra. Clásicamente la personalidad es la que el individuo hace. En la actualidad, por el contrario, se considera que la personalidad es lo profundo, lo íntimo, lo que está detrás del comportamiento. • Los trastornos de la conducta humana : las enfermedades mentales Clásicamente la psiquiatría distinguió dos grandes grupos de enfermedades mentales. El primero, el grupo de las neurosis (trastornos neuróticos), se trataban de trastornos del ánimo, de las emociones, fundamentalmente de la ansiedad y de la depresión (psiquiatría menor). El segundo bloque de trastornos son las psicosis (trastornos psicóticos), relacionados con la locura, más graves, donde además del estado de ánimo alterado, el paciente presenta alteraciones en su percepción y su pensamiento (alucinaciones y delirios principalmente). Actualmente ya no existe esta división. Lo primero que hay que destacar es que las neurosis parecen estar sometidas a modas. En distintas épocas se registran mayoritariamente distintos tipos. Y de hecho, las neurosis son propiamente un trastorno moderno muy vinculado a la estructura de la vida en la ciudad actual. Tan sólo hay una forma neurótica que sí estaba documentada en la antigüedad y es la histeria (neurosis histérica). Ya los escritos del grupo de Hipócrates en el s. IV a.c. describen lo que Hipócrates llamó el síndrome del útero migratorio. El útero de aquellas mujeres abstemias de sexo vibraba nervioso, y si pasaba mucho tiempo sin practicar sexo, emigraba por el cuerpo, lo que daba lugar a trastornos. Después de la Edad Media, la histeria, empezó a relacionarse con fenómenos de brujería, diabólicos, etc., y ya sería Freíd a finales del s. XIX, el que daría la primera teoría moderna del origen de la histeria. Se distinguen dos tipos de histeria: 1 − Histeria de conversión: en la que la mujer padecería una serie de problemas físicos sin que hubiera una 2 causa orgánica (cegueras, desmayos, parálisis imposibles). Y, por tanto, se suponía que obedecían a algún problema espiritual o anímico que se estaba fisicalizando, convirtiéndose en orgánico. • − Histeria de disociación: donde la mujer presenta unos cambios de humor tan exagerados que podría hablarse de múltiples personalidades (bajo una personalidad no recuerda lo ocurrido bajo otra). En la actualidad, la histeria es un fenómeno prácticamente desaparecido. Sin embargo hay algunos trastornos que recuerdan a ella: trastornos alimentarios, personalidad mútiple La segunda clase de neurosis es la neurosis depresiva, ya más actual. Se caracteriza por la presencia de una tristeza y un pesimismo morboso acerca del yo, del mundo y del futuro. Y, un segundo componente, tiene que ver con la inhibición conductual que presenta el paciente (el paciente deja de hacer cosas). Aquellas cosas que le gustaba hacer ya no le agradan ni le apetecen lo más mínimo. Se corta el rango de actividades. El grado de esta patología oscila entre leve y extremadamente severo, con peligro para la propia vida, derivado de conductas suicidas. El siguiente y tercer trastorno neurótico es la neurosis fóbica o fobia. Se caracteriza por una respuesta de miedo aterrador ante estímulos que no tendrían que provocarlo. Y, además, la presencia de una respuesta de escape o evitación ante tal estímulo. Se encuentran miedos ante todo tipo de cosas: miedo a girar a la derecha, a las baldosas azules. Sin embargo, algunos estímulos en concreto parecen tener facilidad para crear fobias. Se trata de animales, determinadas configuraciones espaciales (espacios abiertos, espacios cerrados), elementos que tengan que ver con la enfermedad y la muerte y la oscuridad. Las fobias habitualmente son trastornos leves. Pero en ocasiones las fobias si pueden ser trastornos muy incapacitantes (ej. La fobia social − temor a las relaciones personales). El cuarto trastorno neurótico es la neurosis de angustia, hoy más bien llamada ansiedad. Consiste en la presencia ocasional de momentos de intenso malestar psíquico acompañado de un gran desajuste psicofisiológico. La persona se encuentra invadida por el pánico, con consecuencias físicas. En la actualidad son llamados ataques de pánico, o de ansiedad. Y no suele haber nada en concreto que los desencadene. Todo esto suele durar entre 10 y 30 minutos. Sin embargo, es un trastorno que tiene buen pronóstico. El mejor tratamiento es la información a la persona que lo sufre. La última forma neurótica, es la llamada neurosis obsesivo compulsiva. Consta de un primer componente en donde el paciente se encuentra invadido por una serie de pensamientos morbosos que le provocan una intensa ansiedad y que no puede evitar pensar por mucho que luchen contra ellos (es justamente al tratar de evitar pensar en ello, cuando se les mete más en la cabeza). Hay obsesiones con todo tipo de contenidos, pero habitualmente, en la mayoría, el contenido de la obsesión tiene que ver con la enfermedad y la muerte, la culpa, la limpieza y el orden y la comprobación. El segundo elemento es la compulsión. Se trata de una serie de conductas extremadamente estereotipadas y ritualizadas que tranquilizan al paciente ante sus pensamientos obsesivos. Son conductas injustificadas y el paciente lo sabe, pero le tranquilizan. El problema , es que estos comportamientos, van invadiendo su vida hasta ocuparla por completo. El segundo gran bloque de trastornos es el de los llamados psicóticos. Estos ya son mucho más serios. Hay dos grandes cuadros psicóticos: − La esquizofrenia: Se caracteriza por una extremada frialdad afectiva y social, un gran autismo emocional en el sujeto y, lo que clásicamente se llamaba, una retirada del mundo para aislarse en un mundo propio. También destaca la presencia de trastornos delirantes y alucinatorios. En general, los trastornos psicóticos aparecen entre los 15 y los 30 años. 3 − La psicosis maniaco depresiva: en esta se alternan fases de intensa depresión psicótica muy atormentada (depresión delirante) y una enorme inhibición conductual (pasan esta etapa sin hacer nada), con fases maniacas en las cuales el sujeto muestra una euforia descontrolada y una alegría exagerada (todo lo contrario a la fase anterior). Hay pacientes en los que abundan más unas fases u otras. La farmacología controla estos trastornos bastante bien. Parece haber cierto consenso entre los psicólogos que los trastornos psíquicos necesitan para ocurrir de una cierta fragilidad fisiológica en la persona y también de ciertos acontecimientos ambientales (circunstancias de la vida), especialmente en el caso de las psicosis, aunque también en las neurosis. En rigor, las psicosis sí podrían ser consideradas enfermedades (del sistema nervioso). Pero en el caso de las neurosis no está claro que se ajusten bien al concepto de enfermedad. Sin embargo, históricamente ha sido la medicina la que se ha enfrentado a los trastornos neuróticos. En un primer momento la medicina se enfrentó a al trastorno neurótico desde un punto de vista cualitativista, es decir, entendiendo que la diferencia entre lo normal y lo neurótico era de todo o nada. Freíd fue el primero que entendió que esto era un gran error. De tal forma que décadas más tarde, la medicina ya entendía los fenómenos neuróticos desde un punto de vista cuantitativista. Ya no era una cuestión de todo o nada, sino que ahora era una cuestión de grados. Hay que entender que tanto un punto de vista como otro, son médicos que entienden el trastorno neurótico asimilándolo al concepto de enfermedad. Hay una tercera postura, psicológica no médica, según la cual la diferencia entre lo normal y lo neurótico no es ni cuantitativa ni cualitativa sino que sencillamente no existe. Se entendería ahora que los procesos que dan lugar a los comportamientos neuróticos son los mismos que dan lugar a los comportamientos normales, es decir, que no existen conductas enfermas, procesos conductuales patológicos. Para cierta psicología la distancia entre lo normal y lo patológico es trivial, no le incumbe al psicólogo. En el campo de las neurosis habría que entender que la gente no tiene enfermedades sino problemas. 1.5. Aspectos formales de las teorías de la personalidad 1 − Los conceptos sobre los que se construye la teoría han de ser conceptos operativos (esto quiere decir empíricos, medibles) en cuyo juicio no entren para nada criterios subjetivos del psicólogo. Deben referirse a fenómenos o relaciones entre fenómenos. Este requisito ya no es cumplido por muchas teorías de la personalidad, como el psicoanálisis que posee numerosos fallos formales. 2− Que las teorías sean falsables, que cumplan el criterio de falsación de Popper. Decía que las únicas teorías científicas válidas son aquellas que se pudiera llegar a demostrar que son falsas. Entendía que le proceder científico se basa en intentar validar hipótesis. El principio de falsación de Popper indica que las teorías se miden por su capacidad predictiva, que las teorías deben explicitar que fenómenos en caso de ocurrir indicaran que la teoría es falsa. 3− Que las teorías cumplan el principio de parsimonia. Este principio dice que entre dos teorías que explican igualmente bien un fenómeno, la preferible siempre es la más sencilla. Las teorías no deben incorporar elementos innecesarios, superfluos. Se conoce también en ocasiones como la navaja de Occam (Ockham), (cortar todo lo innecesario). Este principio es particularmente necesario en psicología de la personalidad, donde abunda mucho la charlatanería, etc. 4− Pediría que las teorías fuesen extensas. Que pudiesen explicar la generalidad del comportamiento humano. 5− Se pediría que las teorías fuesen fértiles. Esto es, que se deriven de ellas aplicaciones útiles. Una teoría sale fortalecida cuando de ella se han derivado aplicaciones que se han demostrado que funcionan. 2 CONTEXTO SOCIOHISTÓRICO DE APARICIÓN DE LA PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD Partimos de a constatación de que el interés por el psiquismo y por la personalidad humana no aparece hasta 4 finales del s. XIX en Occidente. En la Antigüedad estas cuestiones sobre la personalidad se ventilaban mediante tipologías temperamentales, es decir, clasificaciones sencillísimas de los caracteres humanos. Las más famosa de estas tipologías es la de Hipócrates que distinguía cuatro temperamentos humanos en función de cual de los cuatro humores (fluidos) del cuerpo humano, predominase en cada individuo. Aquéllos en los que predominase la sangre, tendrán un carácter sanguinario (emprendedor, optimista, energético, animoso). En los que predomina la flema como humor tendrán un carácter flemático (pausado, calmado, estable). En los que predomina la bilis tendrán un carácter colérico (irritable, enfadado, amargado). Por último si el humor predominante es la bilis negra tendremos un carácter melancólico (triste, depresivo, que añora el pasado). A partir del s. XIX la psicología comienza a acaparar interés académico. El motivo de este interés por la psicología es un proceso socio histórico muy peculiar que comienza en el Renacimiento, y que ya cuajo con forma propia en las ciudades a finales del s. XIX (Viena de Freís, Praga de Kafka), y que en la actualidad se encuentra exageradamente presente. Este proceso tiene que ver con la aparición por primera vez en la historia del ámbito de lo íntimo y lo privado en la vida de los individuos y con individualización de la sociedad. Ahora nace un nuevo hombre, en el sentido humano, la persona individual o individuo que se caracteriza porque por primera vez en la historia goza de objetos propios, personales, que sólo usa él. Tiene un espacio personal y realiza una serie de comportamientos a solas. Este individuo que llamaremos el burgués (ciudadano), se caracteriza por ensalzar su individualidad, por acentuar lo que le separa del grupo, por ensimismarse en lo propio y extrañarse ante lo ajeno. 2.1. La aparición de la persona individual Nuestra idea del yo está provocada por cambios materiales en nuestras conductas cotidianas materiales. Vamos a repasar las diferentes áreas del comportamiento en donde la conducta fue variando. La conducta de comer En la Antigüedad la familia comía alrededor de una pota o un caldero metiendo la cuchara en la olla. Se comía lo que había, para todos igual. A partir de ahí poco a poco comienzan a aparecer los platos individuales y comienzan a individualizarse los utensilios de comer. Poco a poco la comida ha ido tiñéndose de mayor privacidad e intimidad, convirtiéndose la vergüenza y el asco en sus barreras. El uso del cuarto de baño Antiguamente las necesidades fisiológicas eran algo normal, y no se hacían en cualquier parte, pero se tomaba como algo normal compartirlo con otras personas, no tener un momento privado para ir al servicio. Poco a poco aparecen los objetos higiénicos personalizados. Es ahora cuando aparece mi peine, etc. Y parece que ocultamos que tenemos realizamos nuestras necesidades fisiológicas. El dormir Clásicamente el dormitorio es una sala de la casa donde se duerme. Todos los miembros de la casa dormían en la misma cama y en la misma sala. Poco a poco los dormitorios comienzan a separarse por generaciones: abuelos, padres e hijos y, más tarde, ya por sexos. En la actualidad cada vez son más las parejas que duermen en habitaciones separadas. La cama también se personaliza más que nunca. El individuo la siente como propia. Clásicamente la cama era un mueble para dormir y no había ningún asco en compartirla. El sexo Antiguamente el sexo se encontraba integrado en la vida cotidiana de los individuos. Por ejemplo, los hijos ilegítimos compartían palacio con los legítimos sin problemas. El adulterio era una falta menor, que no tenía la carga de dramatismo que adquirió posteriormente. El sexo clásico es trivial, feliz e irresponsable. Todo cambió con la llegada de la reforma protestante y también con la llegada de la sífilis de América. En el s. XX 5 el sexo s encuentra circunscrito al ámbito doméstico y el adulterio es vivido como una falta dramática que o rompe la familia o la deja marcada para siempre. El antiguo sexo feliz, poco a poco se problematiza. La muerte Digamos que el ideal clásico de muerte suponía que el patriarca, el anciano, moría en su cama, rodeado por su familia y una vez muerto, se celebraban too tipo de actos sociales, como el velatorio. El cuerpo se maquillaba, se vestía, se metía en el ataúd y se enterraba. Ideal de muerte. El ideal actual supone morir en un centro hospitalario a solas o con poca gente alrededor o con técnicos sanitarios, tras lo cual el cadáver es incinerado y la familia no recibe. No hay velatorio. Es más, el propio concepto de muerte se ha convertido en un tabú. El énfasis del concepto del gusto Antiguamente el gusto era uno de los cinco sentidos y como tal, se refería a los sabores de las cosas. Sin embargo, con la llegada de la burguesía, el gusto comienza a extenderse a toda clase de objetos y prácticas cotidianas (el capricho). Y junto al concepto de gusto se potencia el concepto de buen gusto, que cumpl la función de clasificar económicamente a la gente en una época de la ciudad moderna en donde tal clasificación no sería clara. El arte Artes narrativas En el drama clásico, el protagonista se ve envuelto en una trama que le sobrepasa, que le trasciende como persona. Frente a este drama clásico (Edipo), aparece en los últimos siglos el drama burgués, el drama pequeño, donde los asuntos ya no van más allá de la vida de los protagonistas. En la actualidad los grandes productos narrativos que consume Occidente son estrictamente intrascendentes, triviales, frívolos. Lo que le pasa a los protagonistas no sale de las puertas de su casa. No les afecta lo que ocurre en el mundo. Artes plásticas El retrato. Clásicamente el retrato incluía elementos alusivos a la dimensión social del retratado. El parecido físico importa poco. Poco a poco el retrato se vuelve más abstracto, las pistas sociales se debilitan y comienza a importar más el parecido físico del retratado. Como consecuencia de todo esto aparece el ciudadano que radica justamente en esa área íntima que ha sido retirada del mundo social. El yo se vuelve hipereflexivo y en ocasiones ni siquiera el individuo tiene acceso a sí mismo. La intimidad adquiere una valoración de autenticidad y de pureza. Clásicamente la intimidad era una anomalía (nunca hasta el s. XVIII, según Elías, alguien pidió quedarse sólo) y hoy en día, por el contrario, es la norma. Y frente a él las relaciones sociales, que tradicionalmente habían sido la esencia del psiquismo, hoy en día se convierten en lo accidental. En este contexto la máscara griega (esencia antes) en la actualidad sí oculta una supuesta esencia, el auténtico yo. De tal forma el mundo privado se infla excesivamente y pretende desvincularse del mundo material. El individuo se vuelve idiota (no ve más allá de sus narices). 2.2.Causas materiales y justificaciones ideológicas de la persona individual 1 La llegada del capitalismo en donde el individuo se define no tanto por su cuna, cuanto por su función laboral. De tal forma, que el capitalismo permite una ligerita movilidad social. Además, el capitalismo potencia el concepto de gusto individual justamente para dar salida a un mercado excesivamente inflado o 6 artificioso. 2 La popularización de los medio de comunicación. En primer lugar la lectura se extiende y los libros comienzan a ser objetos habituales y la gente comienza a leer. Con la popularización de la lectura, la Iglesia pierde el monopolio de la cultura, y por tanto, el monopolio del juicio. Pero además, en la segunda mitad del s. XX llegó la televisión y lo cambio todo. Porque la televisión abre la sociedad estructurada clásica y comienza a ofrecer una oferta inabarcable de proyectos vitales, todos ellos equivalentes en su atractivo. Y en este sentido el individuo queda desarraigado de su contexto. A su vez, la publicidad contribuye a fomentar la idea del auténtico yo, ya que la publicidad actual ya no alaba las características del producto sino que pretende convencer al espectador de que dicho producto es la auténtica identidad perdida del individuo. 3 La principal causa de la aparición del individualismo tiene que ver con la aparición de la ciudad moderna, con la vida en núcleos de población muy numerosa. A diferencia del pueblo, las relaciones en la ciudad se caracterizan por el anonimato y por la falta de conceptualización del otro como persona. A diferencia de lo que ocurre en el pueblo, en la ciudad, el otro provoca miedo o asco. A su vez, la ciudad moderna está experimentando un curioso auge de viviendas habitadas por una sola persona. En el pueblo el grupo ejerce el control sobre la conducta de sus individuos. En la ciudad el grupo ya no controla al individuo y hace falta un nuevo tipo de instancia que controle el comportamiento: la conciencia, el sentimiento de culpa y el autocontrol. A consecuencia de nuevo hombre (el burgués) aparecen una serie de corrientes de pensamiento que vienen a dar soporte ideológico a la nueva forma de vida. La primera es el protestantismo. Todas las religiones cristianas modernas tiran hacia el protestantismo en la ciudad. El protestantismo se caracteriza porque acepta que el individuo puede relacionarse con Dios sin ningún intermediario, directamente. El católico no puede relacionarse con Dios directamente, necesita de la Iglesia, de la Comunidad para poder ligarse a la divinidad, relacionarse con Dios. El católico no tiene porque saber leer, no lo necesita. El protestante sí. Es la religión de la ciudad, y el catolicismo la religión del grupo. No se puede ser católico en la ciudad ni protestante en el pueblo. EL protestante se salva por su fe. La Fe es un principio personal e íntimo, mientras que el católico se salva por sus obras. La segunda de las ideologías es el racionalismo, es decir, la idea de que la verdad es alcanzable mediante el ejercicio de una razón abstracta, formal, de la que todo hombre por su condición humana está dotado. 2.3. Retrato del individuo occidental de fin de siglo Ideas modernas: 1 Se entiende que la vida tiene como objeto desarrollar las propias potencialidades. Esto es, distinguirse del grupo, o lo que es lo mismo, ser uno mismo. En este sentido es de gran importancia en la actualidad la idea de independencia y la idea de originalidad. La idea de originalidad es de nuevo también interesada o comercial. 2 Otra característica muy propia de los tiempos modernos es el auge que experimenta el concepto de sentimiento. Una gran cantidad de prácticas se dedican únicamente a provocar sensaciones extravagantes en los individuos. Debido a este énfasis en el sentir, el individuo se ve atrapado en una trampa narcisista que le lleva a estar atendiéndose a sí mismo en exceso y preguntándose en todo momento como se está sintiendo. En la sociedad actual se instaura una dictadura del bienestar y una medicalización de todo malestar. El individuo está convencido de que tiene derecho siempre a estar bien. Nunca como ahora el esfuerzo o el sufrimiento fueron tan demonizados. E rechaza cualquier tipo de molestia. La gente se siente legitimada para 7 no hacer algo sólo porque es pesado. Además aspectos de la vida que anda tenían que ver con las emociones, en la actualidad se emocionalizan. 3 Otra de las características tendría que ver con el cambio del concepto de carácter a personalidad. Cushman repasó los manuales de educación que se escribieron en los últimos siglos y encontró que a finales del s. XIX el ideal de la educación iba encaminado a lograr un cierto tipo de integridad moral que se conseguía mediante el esfuerzo y el sacrificio, mediante la adherencia a las normas morales, mediante la modestia y el uso restringido de los placeres. Estos factores daban lugar a la forja del carácter de los individuos y el modelo perfecto era el héroe. Sin embargo, Cushman encuentra que en los años 20 y 30 del siglo pasado cambian los contenidos de los manuales de educación y ahora lo que se pretende lograr es sujetos plenamente exitosos en sus actuaciones públicas, lo cual se consigue cultivando la pose y el encanto, la salud y los arreglos personales. Esa forja se va cambiando por la forja de la personalidad y el héroe queda sustituido por el famoso. Uno de los principales motivos del cambio es la llegada del cine. De pronto, el famoso se vuelve 1000 veces mejor que el héroe. Los medios de comunicación rechazan al héroe por la celebridad, que no se distingue por su esfuerzo sino por su excentricidad y su trivialidad. El héroe quiere ayudar a los demás. El famoso sólo quiere ser él mismo. 4 Una característica podría ser como la moral clásica, que es básicamente comunitaria, se sustituye por otro tipo de moral (conjunto de normas que guían su vida) que es básicamente individual. Clásicamente dichas normas regulaban las relaciones interpersonales. Hoy en día, queda relegada junto a un conjunto de normas acerca de cómo debemos gestionar nuestro cuerpo. Nunca como hasta hora las relaciones interpersonales han estado tan abiertas, desestructuradas y sin embargo, ha habido tanta presión acerca de cómo debemos gestionar físicamente nuestro cuerpo. En este contexto, la medicina se convierte en la nueva religión, es decir, en la disciplina que proporcionan aquellas normas que han de prevalecer por encima de ninguna otra en caso de conflicto. En este sentido, las materias clásicas de la filosofía moral pasan ahora a ser asunto de los médicos. Todo se ha cientificalizado, en el mal sentido de la palabra. 5 Una característica muy propia es el mito de la naturaleza que adopta la siguiente forma: el ciudadano se siente insatisfecho y sin embargo, explica su insatisfacción bajo la forma de que ha dejado de ser él mismo, de que ha dejado de ser natural. La solución, por tanto, pasa por volver a la naturaleza tanto a la naturaleza salvaje, verde (hierba, árboles) como a civilizaciones tan alejadas que el burgués ve como puras naturales. La nostalgia de lo que nunca ocurrió. El burgués considera que la solución a sus problemas consiste siempre en volver a. 6 El mito de la juventud. Clásicamente se ha entendido que la cumbre de la vida se encontraba en la edad adulta de tal forma que los niños querían ser adultos y estos adoptaban la vejez a regañadientes. La adultez se pensaba entre los cuarenta y los sesenta. En la actualidad esta se ve sustituida por la de que la cumbre de la vida tiene lugar en la juventud. Los niños quieren ser jóvenes y los adultos intentan patéticamente aferrarse a esa juventud en decadencia. La juventud como tal surge después de la 2ª Guerra Mundial donde, por primera vez en la historia, un gran colectivo de gente resulta ser biológicamente adulta pero socialmente infantil. 7 El mito de la cultura. La idea según la cual la cultura es algo intrínsecamente bueno y, por tanto, será buena cualquier actividad humana que se considere cultural. 8 8 El victimismo, según el cual, el individuo actual responsabiliza de todo lo que le pasa a cualquier tipo de elemento menos a él mismo. Esto tendría que ver con lo que Hugues ha denominado la teoría de la queja. El caso es que la actitud de victimismo permite al individuo el doble juego de aunar por un lado el prestigio moral de la víctima junto con las condiciones objetivas del verdugo. No es de extrañar que ahora más que nunca se registren trastornos del control de los impulsos. 9 El la actualidad la lógica del gusto se ha convertido en el prototipo básico de buena parte de la actividad. En resumen, resulta que el individuo actual se ve avocado hacia una autopercepción frívola. Y en esta teoría de autopercepción vacía juegan un papel muy importante las religiones baratas. Aparece entonces lo que se ha llamado el hombre proteico o el individuo flotante o el yo vacío o el individuo disperso. Es decir, aquel individuo que en curso de su vida va transitando al tun tun por varias identidades adoptando de ellas lo aparente. Y en este contexto de pronto la gente empieza a quejarse de sus emociones y empieza a reclama especialistas que les puedan ayudar. Los trastornos neuróticos, son trastornos muy vinculados a la lógica de la ciudad que requieren para aparecer de un cierto nivel económico y de un cierto nivel de ocio que requiere también la coexistencia de varios sistemas subnormativos equivalentes y competitivos entre sí. Y que requiere también, como no, de una hipertrofia (exageración) del ámbito de lo íntimo. Los trastornos emocionales o neuróticos son completamente reales. Y finalmente resulta que la ayuda emocional se incorpora en la sociedad actual como un elemento más del ocio, de la ocupación. 3. INTENTOS DE CLASIFICACIÓN DE LAS TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD 3.1. Clasificación en función de la metodología investigadora Clásicamente se ha considerado que existen tres grandes formas de hacer psicología de la personalidad en función de que se utilice una u otra de tres grandes metodologías para hacerlo: el método clínico, el correlacional o el experimental. EL método clínico es el más rudimentario y primitivo de todos y el más practicado al comienzo de la psicología de la personalidad. Se basa sencillamente en el análisis puramente ensayístico, especulativo o literario de una cosa que el terapeuta ha tratado en terapia. A partir de ahí, especula que características de la personalidad humana se ajustan a lo tratado. Es problema de este método es que no es más que un conjunto de valoraciones personales del autor sin ningún tipo de control sobre tal práctica. Que un paciente mejore en terapia no quiere decir que sea gracias a ella. Este método no es bueno para probar teorías. Además el terapeuta siempre se haya influido por sus propias teorías previas, con lo cual es muy fácil que interprete los materiales clínicos a tomar de sus previos prejuicios. Este método es el usado habitualmente por psicoanalistas y por humanistas. El método correlacional es un método empírico que, mediante una metodología estadística, pretende conocer hasta que punto en las personas dos características ocurren a la vez, o lo que es lo mismo, hasta que punto en la gente dos variables covarían. Hay un índice estadístico llamado correlación de Pearson que permite valorar numéricamente el grado de relación entre variables. Correlación de Pearson: rxy = x.2y 9 N La r de Pearson oscila siempre entre −1 y +1 siendo el valor absoluto de r indicativo de la intensidad de la relación entre x e y, y siendo el signo de r indicativo de la dirección de la relación. A mayor valor de r mayor posibilidad de predicción. − Si da +, a más de uno más de otro. − Si da −, a más de uno menos de otro. − r =0 sin no hay ninguna relación entre x e y. El problema que tienen los estudios carrelacionales es que no permiten concluir relaciones causales entre las variables estudiadas. No sabemos cual causa cual. Puede ser que x cause y o viceversa, o que una tercera variable cause x e y. Casi todo en la naturaleza está relacionado con casi todo. Este método es el fundamentalmente usado por los psicólogos factorialistas. El método experimental es muy complejo. Podríamos definirlo como el método que se basa en la libre manipulación de una variable por parte del experimentador que llamaremos variable independiente (VI) y en el registro de otra variable en los sujetos experimentales que llamaremos variable dependiente (VD). En condiciones de contra de terceras variables que llamaremos variables contaminantes. Este método es el más potente de todos y es el que permite concluir con certeza y con rigor las relaciones cusa − efecto en los fenómenos conductuales. Pero tiene un grave problema y es que hay algunas variables que por su propia naturaleza, por motivos materiales o éticos no pueden ser manipuladas libremente y no pueden funcionar como variables independientes. Esta metodología experimental es la utilizada fundamentalmente por los psicólogos cognitivistas y conductistas. 3.2 Clasificación en función del indeterminismo/determinismo de la teoría Las teorías de la personalidad se distinguen en función de si consideran que la conducta humana está gobernada por leyes causales (determinismo) o que la conducta humana responde a la libertad humana y por tanto no tiene causas (indeterminismo). Desde el indeterminismo se entiende que el hombre está radical y esencialmente distinguido de la naturaleza. La naturaleza está gobernada por leyes y por tanto los fenómenos naturales que ocurren no podrían no haber ocurrido. Pero en el hombre se halla localizada una singularidad por la cual su actividad no obedece a causas naturales, sino a la libertad del hombre, a su voluntad, a su responsabilidad. Para el indeterminismo el ser humano es causa de sí mismo y, por lo tanto, se le puede responsabilizar de sus actos. Por el contrario, desde el determinismo se entiende que la conducta humana es un fenómeno natural más, y como cualquier otro obedece a leyes causales que en el caso del hombre serán muy complicados. Por otro lado, que en ocasiones nuestra conducta nos parezca inmotivada no quiere decir que los sea. La historia del pensamiento humano es una constante progresión, desde el indeterminismo hasta el determinismo. 10 Para el indeterminismo, la psicología científica podrá ir avanzando, pero por mucho que avance siempre quedará de forma irreductible en el hombre, que no podrá ser alcanzado con la psicología. Este reducto de libertad ha adoptado muchas formas y se le reconoce por ejemplo en el alma cristiana o en el yo humanista. 3.3 Clasificación en función del carácter estructuralista/funcionalista de la teoría Un estudio estructural de un objeto pretende establecer la arquitectura de sus partes, la lista de componentes, pretende diseccionar la estructura del objeto estudiado. Por el contrario un estudio funcional lo que pretende es conocer como funciona, como se relaciona con el medio. Lo ideas es observar usando las dos maneras de estudio. Pero en psicología las teorías o bien han acentuado el aspecto estructural y han concedido poca importancia al funcional, o bien han hecho lo contrario. 3.4 Clasificación de las teorías en función de su carácter idiográfico/nomotético Se trata esta distinción de una oposición muy compleja y muy malentendida que nace en Windelband y pasa por Allport. Entenderemos por psicología idiográfica aquélla que parte del supuesto de que todos los hombres son iguales y que por tanto el estudio de un hombre ya no está hablando de la condición humana. Así pues, la psicología idiográfica usa una metodología de casos únicos buscando descubrir a través de ellos principios generales de todas las personas o bien, entendiendo que no hay tales principios generales y que, por tanto, no cabe sino estudiar casos individuales. Y, al contrario, la psicología nomotética entiende que existen categorías radicalmente diferentes de hombres y que por tanto, un individuo tan sólo nos está hablando de su grupo y no del conjunto de la especie humana. De ahí que los psicólogos nomotéticos dediquen su teoría a descubrir cuales son esos principios que permitan clasificar a las personas. Para a continuación estudiar las diferentes leyes psíquicas que tiene cada categoría de individuo. La psicología idiográfica es una psicología de individuos mientras que la nomotética es una psicología de las diferencias entre individuos, más de grupos. 3.5 Clasificación en función de que las teorías sean mentalistas/ambientalistas. Aquí la distinción tiene que ver con el lugar a donde se va a buscar las causas de la conducta, bien a la propia persona que se comporta en cuyo caso hablamos de mentalismo, o bien al ambiente en donde vive la persona que se comporta, en cuyo caso hablamos de ambientalismo. Ésta es la distinción más importante de todas. 3.5.1. Modelo intrapsíquico Se caracteriza por entender que el motor de la conducta se encuentra en el individuo, y por tanto, la explicación de la conducta habrá de hacerse en términos personales. Características: − Enfatizar variables personales no observables y entender que la conducta es una especie de signo, o de señal, o de indicio, o de símbolo o de sombra de esas variables personales que se pretenden estudiar. Por tanto la conducta tiene un valor importante pero siempre secundario a lo verdaderamente protagonista que es la mente, los elementos mentales inobservables. 11 − Su interés en sustancializar la mente y en suponerla como algo tópico (extenso, que se puede tocar). − Enfatizar la estabilidad temporal y la consistencia situacional de la conducta. − Utiliza metodología clínica si son idiográficos. Y usa metodología correlacional si además de intrapsíquicas son nomotéticas. 3.5.2. Modelo ambientalista Para el ambientalismo el individuo es básicamente reactivo ante las circunstancias ambientales que inciden sobre él. Características: − Enfatizan la conducta y no especulan supuestas variables internas − Se trata de psicologías parsimoniosas (navaja de Occam), simples, analíticas muy atadas a la objetividad de los datos. − Estas teorías enfatizan la variabilidad conductual, se decir, quitan importancia a la consistencia y estabilidad de la conducta. − Estas teorías enfatizan el aprendizaje como explicación de la conducta. 3.5.3. Revisión crítica de esta clasificación La oposición entre mentalismo y ambientalismo no es más que la aplicación al campo de la psicología de la personalidad de la oposición dualista cartesiana res cogitans /res extensa (mente/física, mente/mundo). Ante este problema han aparecido en las últimas décadas un grupo de autores que se hacen llamar interaccionistas y que pretenden haber resuelto la polémica. Pero este intento de solución no ha entendido que el mentalismo y el ambientalismo son posturas imposibles de promediar. Se podría pensar que mentalistas y ambientalistas defienden uno de los dos términos del par cartesiano y niegan el otro. En verdad unos y otros se caracterizan por aceptar ambos términos del par, si bien, reconstruyendo uno de ellos como un epifenómeno (fenómeno secundario) del otro. Así las cosas, no cabe término medio. El caso es que el mentalismo, el ambientalismo y el interaccionismo no son sino las tres posibles vías que puede tomar la psicología dualista, es decir, aquélla que entiende que la persona y el mundo son sustancias trascendentales, independientes e irreductibles. Frente a estas tres psicologías cabría proponer una psicología no dualista que no entienda que el mundo existe al margen del hombre o el hombre al margen del mundo. Se trataría de una psicología materialista y no metafísica. 12