147-15-12 CÁMARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA

Anuncio
147-15-12
CÁMARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL CENTRO: San
Salvador, a las ocho horas treinta minutos de nueve de agosto de dos mil doce.
Por recibido el oficio No. 1337 procedente del Juzgado de lo Civil de Soyapango,
juntamente con el PROCESO SUMARIO DE TERMINACION DE CONTRATO DE
ARRENDAMIENTO Y DESOCUPACION POR NECESIDAD DE HABITAR, promovido por
don CARLOS DANIEL CARTAGENA, a esa fecha de […], empleado, del domicilio de
Mejicanos, en su carácter personal, contra doña JOHANA ELIZABETH AGUIRRE
CÁRCAMO, de [...], del domicilio de [...], remitido en revisión de la sentencia definitiva
pronunciada, constando de 103 folios útiles.
I. DEL PRINCIPIO DE RESERVA LEGAL
En virtud del principio de “Reserva Legal”, debe de entenderse que el tribunal superior
tiene el poder y el deber de reexaminar la procedencia de la admisibilidad de los recursos; en
consecuencia, y a pesar del examen hecho por el Juez A-quo, se entiende que si está mal
denegado lo debe admitir o viceversa, si está mal concedido, lo debe rechazar. La cuestión es
uniforme tanto en doctrina como en jurisprudencia, al declararse reiteradamente aquél principio,
señalándose que el tribunal Ad Quem no queda atado por la decisión del juez inferior,
manteniendo su total “potestad decisoria y su indudable ajenidad a la tramitación y concesión o
denegación del recurso”. Claro está que, según lo expuesto, es de suponer que tal re-examen
puede y debe hacerse de oficio, aún cuando las partes no lo planteen.
El proceso es una relación jurídica entre dos partes: una que pretende (acciona) y
otra que contradice (se defiende). Por el principio del contradictorio, -esencial para la búsqueda
de la solución- las dos partes se enfrentan delante del tercer imparcial: el Juez (Tribunal), el otro
sujeto del proceso. En puridad, se puede distinguir, jurídicamente, tres calidades: parte (procesal),
sujetos del derecho (de la relación sustancial) y legitimados para pretender (accionar),
legitimados en la causa. O sea, que una cosa es ser titular del derecho, de la relación sustancial
(el deudor, el acreedor, el propietario, el vendedor, etc.), estar en una situación jurídica activa o
pasiva, haber celebrado un contrato, contraer obligaciones, etc.; y otra cosa es tener la necesaria
legitimación para accionar (pretender), puesto que la pretensión (acción) es autónoma,
independiente del derecho. Naturalmente que ambas condiciones son, por lo general,
coincidentes, ya que el que puede (y debe) defender en juicio un derecho, es su titular. Sin
embargo, en ocasiones el legitimado, por excepción, es otro. Esto sucede por ejemplo cuando el
ministerio público actúa en el proceso por los ausentes, menores, incapaces, etc.
II. ASPECTOS PREVIOS.
La recurrente interpone recurso de revisión, según dice, de la sentencia definitiva, por
manifestar que la misma no ha sido dictada conforme a derecho.
Aclarándose que quien
interpone el recurso no es la persona que ha sido demandada en el proceso, pero expresa que en
su calidad de tercero interesado (sic) interpone el recurso de revisión de la misma; al respecto es
necesario hacer el análisis siguiente:
La tercería es la intervención en el proceso de un tercero, cuyo interés (pretensión) son
distintos o iguales a los del demandado, pretendiendo hacerlos valer en el proceso de que se trata.
Los terceros opositores pueden tener lugar tanto en el juicio ejecutivo como en el juicio
ordinario (Arts. 455 al 463 Pr.C); disponiéndose en el Art. 456 Pr.C., que: “Tercer opositor es
aquel cuya pretensión se opone a la del actor o a la del reo, o a la de los dos. En los dos
primeros casos se llama opositor coadyuvante, y en el tercero excluyente”.
Es decir, que cuando el tercero reclama un derecho análogo al de una de las partes, se
llama coadyuvante, y cuando su derecho es incompatible con los de ambos, es excluyente.
En términos generales, la intervención de terceros en el proceso jurisdiccional se
encuentra condicionada por los siguientes presupuestos, de obligatoria verificación oficiosa por el
juez, ya que se trata de un caso de excepción, pues, en principio el proceso es una relación entre
dos partes, a saber:
A) QUE EXISTA CONEXIDAD entre la pretensión del tercero y el objeto procesal para
admitir su consideración y decisión juntamente con éste, es decir, que la pretensión del tercero
tiene que ser conexa con el objeto del proceso para permitir (o determinar) que se trate y resuelva
juntamente con este. No puede admitirse que el tercero deduzca una nueva pretensión, sino que
debe ser conexa con la que las partes controvierten en el proceso en curso, sea coincidente o
excluyente (en contraste), pero siempre relacionada con aquella.
B) QUE SE ALEGUE Y DEMUESTRE UN INTERES PROPIO, ACTUAL Y
DIRECTO en la causa que se controvierte, en la litis entre otros sujetos. En primer lugar, que se
requiera un interés propio y cierto para evitar la intervención de un tercero que alegue un derecho
ajeno al que se debate en el proceso (thema decidendum); luego, que sea actual, lo que no implica
que no pueda ser eventual, pero sujeto a una eventualidad cierta, esto es, que se trata de algo que
acaecerá, no una simple probabilidad. Algunos autores, dicen que el interés invocado debe ser
“legítimo”, esto es, basado en el derecho, pues no basta el simple interés; y
C) QUE EXISTA UN PROCESO PENDIENTE, pues esta intervención carecería de
sentido práctico si el proceso no se ha iniciado o se ha terminado.
Además la demanda de tercería debe regirse por las reglas generales, a falta de otra
especial, y cumplir los requisitos generales. En cuanto al procedimiento, la regla general es la de
que toma la causa en el estado en que se encuentra.
Si se trata de una tercería coadyuvante, el procedimiento no se altera, pues el tercero
forma una sola parte con la primitiva.
En cuanto a los efectos, es de señalar, en primer término, que la promoción de una tercería
implica un incidente en el juicio, que hay que sustanciar con las partes en el mismo y dictar una
sentencia (interlocutoria) que haga lugar (o no) a la admisión del tercero. Puesto que el juez debe
de verificar los presupuestos (competencia, conexidad, interés, etc.) que hagan admisible la
intervención, y si no se cumplen, rechazar la tercería; por lo que se considera que hay una
cuestión (incidental) de previo y especial pronunciamiento.
Por lo que la admisión de la tercería significa, no sólo que el juicio se seguirá con la
nueva parte (pues al ser admitido, el tercero pasa a serlo), sino, también, que la sentencia debe
resolver la cuestión planteada por el tercero, junto con la pretensión principal.
En el caso de autos, doña Mirna Francisca Cárcamo, mediante escrito presentado a fs. 81
p.p., argumenta haber sido notificada de la sentencia definitiva y por no estar de acuerdo con la
misma, interpone recurso de revisión en base al Art. 54-A Ley de Inquilinato, como tercero
interesado (sic), expresando una serie de argumentos que en manera alguna demuestran la calidad
en que dice comparecer, por lo que su condición de parte, procesalmente hablando, no se
encuentra legitimada. Y es que la calidad de parte es esencialmente procesal y ésta viene dada por
una determinada posición en el proceso, es más, esta sentencia no la afecta en su casa de
habitación, ya que la pretensión está dirigida a otro inmueble.
De lo dicho, esta Cámara no puede acceder a la pretensión de doña Mirna Francisca
Cárcamo pues no ha demostrado su calidad de parte interesada en el proceso, pues a la misma no
le asiste ningún derecho sobre el inmueble de mérito y además no es parte demandada, como
tampoco se puede ubicar como tercero excluyente o coadyuvante, de acuerdo a lo relacionado en
la presente. No obstante lo anterior, el Jueza A-quo luego de haberse dictada la correspondiente
sentencia, le dio intervención, teniéndole como tercero interesado (sic), sin ser parte, y es quien
recurre del fallo en revisión, admitiéndosele en tal calidad, el recurso dicho por el tribunal A quo
y remitiendo los autos a esta Cámara, recurso que a la luz de lo dicho deviene en inadmisible.
Por lo expuesto, y siendo consecuentes, ante la inadmisibilidad de la pretensión incoada
por doña Mirna Francisca Cárcamo (fs. 81 p.p.), no estando legitimada para comparecer en el
proceso y sobre todo, no siendo parte en el mismo, el recurso por ella interpuesto deviene en
ilegal y así debe declararse. Todo en base a los Arts. 1061 inc. tres Pr.C. y 62 Ley de Inquilinato
en virtud de la función integradora del derecho.
Esta Cámara no puede soslayar el hecho de que el Juez A-quo, haya admitido el recurso
que incoara doña Mirna Francisca Cárcamo -sin haber demostrado su calidad de tercero
interesado- de la sentencia definitiva que pronunciase, por lo que se le exhorta al iterado Juez a
poner responsabilidad, acuciosidad y diligencia en los procesos que ante su tribunal penden, a fin
de evitar en un momento determinado, perjuicios a las partes.
En suma, pues, con base a lo anteriormente considerado, esta Cámara PROVEE:
DECLÁRASE INADMISIBLE POR ILEGAL el recurso de revisión interpuesto por doña Mirna
Francisca Cárcamo en el proceso de mérito. Al ser notificada en legal forma la presente, queda
de derecho consentida y ejecutoriada la misma, debiendo en seguida procederse a su
cumplimiento, por lo que, oportunamente vuelva la pieza principal al Juzgado de su origen, con
la certificación de ley para los fines de rigor. HAGASE SABER.
PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.
Descargar