Capítulo 1

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Agradecimientos
Al Staff Excomulgado: A Alessita, Angiee,
Anna-abc, Aretusa, Clo, Dannen, Elle-bo,
Maria21 y Nelly Vanessa por la
Traducción; a Anyab74 por la
Diagramación; a Angiee y Dannen por la
Corrección de Traducción, a Kiti08 por la
Corrección y a Mdf30y por la Lectura Final
de este Libro para el Club de Las
Excomulgadas…
A las Chicas del Club de Las
Excomulgado, que nos acompañaron en
cada capítulo, y a Nuestras Lectoras que
nos acompañaron y nos acompañan
siempre. A Todas….
Gracias!!!
Argumento:
¿Puede el amor de los Colters, darle la fuerza para superar la tragedia de su
pasado?
Cuando el oficial de policía Seth Colter ve a la delicada y mal vestida belleza
en la cola del comedor donde está sirviendo, sus entrañas se apretaron ante
la idea de ella en las calles, sola y con frío. Más desconcertante es el instinto
oscuro y posesivo, que le dice que ella le pertenece.
Para Lily Weston, su hogar es un rincón aislado en un callejón trasero, hasta
que Seth le ofrece un lugar donde quedarse. Ella desconfía de su
ofrecimiento, pero hasta una noche fuera del frío es demasiada tentación
para resistir.
Seth está convencido de que Lily es suya. El problema es, que cuando sus
hermanos posan sus ojos en ella, el mismo instinto primitivo sale rugiendo a
la superficie. Los Colter nunca imaginaron que seguirían el camino poco
convencional de sus padres, pero no pueden ignorar su mutua necesidad de
ofrecerle a Lily su protección, y su amor. Pero antes que Lily y los hermanos
puedan forjar un futuro juntos, tienen que sanar las profundas heridas de su
pasado.
Capítulo 1
Seth Colter caminó a la cocina y fue recibido con un coro de ‘holas’ por
varios de los oficiales de su distrito.
“Oye hombre, no pensé que lo fueras a lograr,” dijo Craig Sumner.
Seth le sonrío, sorprendido de lo bien que se sentía al ver a los chicos con
los que había trabajado durante algunos años. “Dije que estaría aquí.”
“¿Como te sientes?” le pregunto Rob Morgan mientras le daba una palmada
en la espalda.
“Mejor,” le hizo saber Seth, y por primera vez en semanas, se dio cuenta
que era cierto. En verdad se sentía mejor. Estuvo durmiendo mejor
últimamente, y sus sueños no estaban tan llenos con las imágenes de un
hombre sin rostro, sosteniendo un arma y el explosivo dolor de una bala
metiéndosele en el hombro.
“Oye, ¡eso es genial! Estarás de regreso antes de lo que piensas,” dijo
Craig.
Seth asintió. Si, el estaría de regreso. Odiaba no estar trabajando. Odiaba
estar lejos de la camarería de sus compañeros policías. Al principio, se había
encerrado en su casa, negándose a recibir visitas. No quería su lástima.
Estaba muy resentido por el hecho de que ellos estuvieran trabajando y él
estuviera atrapado en su casa, tomando pastillas para el dolor y esperando
recuperar el uso de su brazo.
“¿Que quieres que haga?” preguntó Seth.
Craig le arrojo un delantal. “Ponte detrás de la línea de servicio. Abrimos
para el almuerzo en 15 minutos. Y apúrate, Margie es muy estricta con sus
normas.”
“Escuché eso.”
Seth dio la vuelta para ver a una pequeña señora de cabello gris, parada
detrás de él, sus ojos verdes estaban llenos de afecto.
“Hola Seth.” Ella dio un paso adelante y le dio un abrazo. “Es tan bueno
verte de nuevo. ¿Te estás cuidando bien?”
Ella le dio una palmada suave en la mejilla para asegurarse, y él sonrío
mientras la abrazaba.
“Estoy bien, Margie. Y tú, ¿cómo estás?”
“Oh, estoy igual que siempre. Ocupada. Tal como me gusta. Ahora deberías
ir a tu puesto, antes de que abra las puertas. Parece que hoy tenemos
mucha gente haciendo cola para comer.”
“Si, señora.” Dijo él sonriendo.
“¿Ves?” dijo Craig. “Es una completa esclavista.”
Sintiéndose mejor de lo que se había sentido en algún tiempo, Seth se puso
su blanco delantal de cocinero y caminó por detrás del buffet para pararse
detrás del pollo horneado.
“Huele bien, Margie. ¿A quien convenciste para traer la comida esta vez?”
del pregunto Seth.
Ella sonrió. “Pedí un favor… o dos.”
El río. Margie Walker era una buena persona. Era una madre adoptiva para
muchos, pero debajo de ese exterior ‘bueno como el oro’, yacía una mujer
manipuladora que no lo pensaba dos veces antes de dirigir a otras personas
para que ayudaran en sus causas. Su proyecto favorito era El Lugar de
Margie. Un nombre simple, pero era apropiado. Cada día, con lluvia o con
sol, ella abría sus puertas para las personas sin hogar y siempre tenía
comida suficiente como para alimentar a cuantos pasaran por esas puertas.
Nadie estaba completamente seguro de cómo lo lograba, pero siempre lo
hacía.
La estación de policía en la que trabajaba a menudo era voluntaria, y ellos
trabajaban por turnos. Seth y otros cinco policías venían una vez al mes
para servir, aunque él no había venido en tres meses.
“Esta bien muchachos, estamos abriendo.” Dijo Margie mientras caminaba
hacia las puertas.
Por las siguientes dos horas, un flujo constante de gente paso por la cola.
Los trabajadores de la cocina sacaban más comida, a medida que las
bandejas se vaciaban, y otros lavaban los trastes.
La cola había disminuido cuando Seth levanto la vista, y vio el más
asombroso par de ojos azules que había visto en su vida. En el proceso de
extender la pieza de pollo con las pinzas, se detuvo sorprendido, mirando a
la mujer parada frente a él, sus pequeñas manos se aferraban a la bandeja
de comida.
Había algo infinitamente frágil en ella, e igualmente llamativo. Su estomago
se apretó, y por un momento se olvido de respirar. O tal vez era incapaz de
hacerlo.
Vestida con un andrajoso y desgastado suéter, y un par de jeans tan
gastados, que parecían casi blancos, la mujer lo miró, rizos oscuros
escapaban de la gorra que llevaba.
Era hermosa. Y cautivadora. Su mirada se veía herida y tenues manchas
oscuras bordeaban sus ojos. Una fiera urgencia de protegerla brotó dentro
de él, desconcertándolo.
Sus dedos se tensaron alrededor de la bandeja, y ella empezó a caminar
hacia delante, sin el pollo que él todavía sostenía en el aire como un idiota.
El lo puso en su plato.
Luego ella sonrió, y eso le quitó el poco aliento que le quedaba y lo apretó,
de
manera
dolorosa,
desde
sus
pulmones.
“Gracias,”
le
dijo
ella
dulcemente.
Ella avanzo en la cola, mientras un hombre se movía hacia el lugar donde
ella estuvo y miro a Seth expectante. Todavía mirando a la mujer, Seth puso
bruscamente la siguiente pieza de pollo en la bandeja del hombre,
preguntándose que demonios acababa de pasar.
Observó mientras ella se sentaba lejos de los demás, encontrando una
esquina donde había solo dos sillas en una pequeña mesa que tenía vista a
la ventana.
“¡Oye, Despierta!”
Seth giró para ver Craig parado a su lado, con su delantal en la mano.
“Margie nos ordenó descansar y tomar el almuerzo. Toma un plato y únete a
nosotros. Ella puso a uno de los trabajadores de la cocina a cargo por si hay
algún rezagado.”
Sintiéndose de todo menos hambriento, Seth tomó un plato y siguió a sus
amigos a una mesa en la parte más lejana de la habitación. No había mucha
plática. La mayoría de las personas comía en silencio, aunque había algunas
diálogos entre la gente que venía con regularidad y se conocía o los que
pasaban ratos juntos en las calles.
El se sentó en un lugar en el que podía ver a la mujer y se desconectó de la
conversación para poder observarla con detalle.
Ella comía delicadamente y nunca levantó la mirada o hizo contacto visual
con alguna de las otras personas. Cuando no estaba mirando hacia su
comida, miraba hacia la ventana, observando a la gente pasar por la
congestionada calle. Había algo que lo intrigaba en su mirada, y otra vez, la
urgencia de protegerla emergió con fuerza hacia el exterior.
“¿Quien es ella?” dijo de pronto.
“¿Quién es quién?” le preguntó Craig.
Rob miró hacia arriba y siguió la mirada de Seth. “¿Te refieres a ella?”
“Si, no la he visto aquí antes, pero ya han pasado algunos meses. ¿Cuando
empezó a venir?”
Craig se encogió de hombros. “No la había visto antes. No estaba aquí el
mes pasado. A lo mejor es nueva. Margie debe saberlo. Ella habla con todo
el mundo”.
Seth frunció el ceño, no le gustaba la mirada cansada en el rostro de la
mujer. Era joven, quizá veinte o algo mayor, demasiado joven para estar en
la calle. La primavera en Denver era por lo general dura, con copiosas
cantidades de nieve. Ella era tan menuda, y todo lo que llevaba era un
suéter y el gorro. Se congelaría hasta morir.
“¿Que es lo que te molesta hombre?” le preguntó Rob.
Seth negó con la cabeza “Nada.”
Se forzó a comer, pero siguió mirando a la mujer mientras las otras
personas terminaban de almorzar y empezaban a salir. Ella se quedó, aun
después de haber terminado de comer. Puso su plato a un lado y él frunció
el ceño cuando vio que todavía había una buena parte de su comida en el
plato. Ella descansó la barbilla en su mano y continúo mirando por la
ventana.
Él maldijo cuando uno de los trabajadores de la cocina vino a recoger su
plato, porque aunque el trabajador no le dijo nada a la mujer, la hizo
apresurarse a levantarse. Ella echó un vistazo a su alrededor con mirada
culpable, como si se hubiera quedado más de lo debido, y luego se apresuró
hacia la puerta sin mirar atrás.
Antes de darse cuenta, se puso de pie, apresurándose a seguirla. No era
algo que pudiera explicar. Tenía que ir tras ella. Tenía que saber a donde
iba, si estaba a salvo.
Ignorando las exclamaciones de sorpresa de Craig y Rob, salió a la calle y
miró hacia la derecha y la izquierda para ver en qué dirección se había ido.
Viendo su silueta retirándose hacia la derecha, la siguió.
Mantuvo su distancia, no queriendo asustarla. Se sentía como un maldito
acosador, y a lo mejor eso es lo que era. No había un motivo razonable para
seguirla. Y ciertamente no tenía nada que ver con sus instintos de policía. El
reaccionaba ante ella como hombre, y había algo acerca de ella que
llamaba, una parte de él que no había despertado antes.
La siguió por seis cuadras. Sus manos estaban en puños a sus costados. Ella
no tenia sentido de auto-preservación. Nunca levantó la mirada, nunca miró
atrás para asegurarse de que no estaba siendo perseguida. Caminaba
tranquilamente con la abundante masa de cuerpos que pasaban, y el
apresuró su paso para no perderla.
Camino más lentamente cuando ella dio vuelta en un callejón. Se acercó
cautelosamente. Lo último que quería era caer en una maldita trampa. Giró
en la esquina y miró detenidamente hacia abajo para verla oculta entre dos
cajas de cartón. Ella desapareció de su vista, y él se quedó ahí por un
momento, luchando contra el enojo y… no estaba seguro contra que más.
No había deseado que fuera una indigente. Había esperado que tuviera
problemas monetarios y necesitara la comida gratis, pero que tuviera un
lugar para quedarse, y protección del frio. Un refugio de las calles que se
llevaban vidas todos los días.
¿Que tenía esta mujer que despertaba tal respuesta en él? En su trabajo,
veía todo tipo de personas. Las hambrientas, las que no tenían hogar, las
abusadas. Había muchas mujeres jóvenes con necesidades, pero ninguna de
ellas había despertado en él esa emoción de ayudar y proteger.
Era presuntuoso por su parte. A lo mejor ella no lo necesitaba. Quizá estaba
bien sola, pero algo en sus ojos le dijo que ese no era el caso. Ella
necesitaba a alguien, y el quería ser esa persona.
Era una locura. Se preguntó si aquella bala, de casualidad, le habría dado en
la cabeza. Pero eso no detuvo sus pasos determinados hacia las cajas al
final del callejón.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca para ver sobre el borde de una de
las cajas, vio que ella estaba sentada cruzada de piernas en lo que parecían
ser viejas toallas, y estaba absorta en un destartalado libro. Después de leer
cada página, quitaba una de sus manos del libro y la sostenía en su boca
mientras soplaba para calentarla, y luego la regresaba al libro para cambiar
otra página.
Su pecho se apretó y dio un paso adelante. Su pie chocó con un vaso
plástico desechado y la cabeza de ella se levantó de repente. Hubo alarma
en sus ojos cuando lo vio y se levanto en posición de pelea.
Con un rápido y ligero movimiento, él engancho su muñeca antes de que se
fuera corriendo. Era cuidadoso en no lastimarla, solo prevenía que huyera.
Un pequeño llanto de miedo escapó de sus labios, mientras sus ojos se
abrían ampliamente y lo miraba fijamente.
“Lo siento. No tengas miedo. No te lastimaré, lo juro. ¿Me recuerdas del
Lugar de Margie? Te serví comida allí hace una hora.”
Aunque no se relajó, ella asintió y lo miró fijamente al rostro como juzgando
la validez de su juramento de no lastimarla.
“Si te suelto, ¿prometes no correr?”
Lo miró como si estuviera loco.
El levantó su otra mano en señal de rendición. “Déjame corregir eso.
¿Prometes no correr mientras yo no haga algo que te asuste?”
Lo estudió por un momento y luego, lentamente, asintió de nuevo. El relajó
su agarre y lentamente retiró sus dedos, estudiando su lenguaje corporal en
busca de cualquier signo de que tuviera intenciones de huir. No la podía
culpar por no confiar en el, pero de repente, el que lo hiciera era la cosa
mas importante, lo que más deseaba en el mundo.
“¿Que es lo que quieres?” pregunto ella secamente.
El sonido de su voz lo llenó. Era agradable. Una sensación eléctrica se
generó en su cuello y bajó por su cuerpo como la corriente de un rio. Quería
que hablara de nuevo. Que dijera su nombre.
“Yo…” ¿Que era lo que quería? ¿Y como decirlo? Rió suavemente y negó con
la cabeza. “Vas a creer que estoy loco.”
Ella sonrió entonces, y eso la hizo ver tan hermosa que a él le dolió.
“A lo mejor ya creo que estas loco. Te quedaste mirándome de manera muy
extraña en la cola. Me preocupé de que a lo mejor te hubiera hecho enojar.”
“No. No claro que no,” se apresuro a decir él. “Mira, ¿irías a otro lugar
conmigo?” Ante su mirada de sorpresa se apresuro a continuar. “Hay una
cafetería muy cerca. Es un ambiente cálido y allí podemos sentarnos y
hablar.”
Lo miró confundida y le dijo. “Pero acabo de comer. Y tu también.”
El frunció el ceño porque ella no había comido mucho. “¿Te gusta el café?
¿El chocolate caliente?”
“Me encanta el chocolate caliente,” dijo ella con añoranza.
El se aferró a eso, como un hombre moribundo luchando por la respiración.
“Entonces ven conmigo a la cafetería. Podemos tomar chocolate caliente y
puedes hablar conmigo. ¿Que dices?”
La perplejidad todavía era visible en sus ojos azules. Ella mordió su labio
inferior claramente confundida, tratando de decidir si aceptar o negarse.
“Soy un oficial de policía,” dijo él. Buscó en su bolsillo y saco su placa.
“Estas completamente a salvo conmigo.”
Ella miro su placa y él podía jurar que durante un instante, pudo ver
lágrimas en sus ojos, pero se recuperó de inmediato.
“¿Cual es tu nombre?” le preguntó. “El mío es Seth. Seth Colter.”
“Lily,” dijo ella suavemente. “Solo Lily.”
Lily. Le sentaba bien. Delicado y hermoso como ella.
“Bueno, Solo Lily. ¿Vendrás conmigo a tomar una taza de chocolate
caliente?”
Ella respiró hondo. “Está bien.”
El alivio corrió por sus venas hasta que el pensó que saldría por su piel.
Tendió su mano hacia ella, no muy seguro de cómo tomaría el gesto. Solo
sabía que tenía que tocarla.
Con una mirada extraña en su dirección, ella deslizó sus pequeños dedos
dentro de su mano. El tomó su mano, dándole calor a sus fríos dedos, y
luego la sacó del callejón.
Capítulo 2
Lily caminó junto a Seth hasta que encontraron la cafetería en la esquina de
la siguiente calle. Incluso entonces, él no liberó su mano. Esta se sentía
fuerte y reconfortante alrededor de la suya. Fuerte y macizo como el mismo
Seth.
Ella estudió su perfil, tan discretamente como pudo, sin ser descubierta
mirándolo. Él tenía la apariencia de un policía —ó la que ella asociaba con
oficiales de policía. Su mirada estaba alerta y en constante movimiento para
asimilar su entorno.
Era alto y de contextura sólida. No excesivamente musculoso como un
culturista, pero estaba en buena condición física, y llevaba la fuerza en sus
rasgos. Mandíbula dura, intensos ojos azules, y sin embargo, también había
en él una tranquilidad y dulzura que la atraían. Quizás era la razón por la
cual, inexplicablemente, estaba yendo con él a la cafetería.
La escoltó hacia una mesa junto a la ventana y liberó brevemente su mano
para poder deslizarse al otro lado de la mesa, frente a ella. Inmediatamente,
volvió a tomar posesión de su mano.
Un aleteo divertido apareció en su estómago, mientras su pulgar acariciaba
la curva de su mano y sus nudillos. Estaba desconcertada por este hombre y
por qué la había seguido desde el comedor de beneficencia. ¿Qué quería, y
por qué insistía en tocarla en todo momento?
Una camarera se acercó, y Seth ordenó dos tazas de chocolate caliente. La
emoción y el deseo se enroscaron en el estómago de Lily ante la idea de ese
rico y dulce brebaje. Era su bebida favorita en el mundo, y había pasado
demasiado tiempo desde que fue capaz de disfrutarlo.
Cuando se marchó la camarera, Lily levantó la mirada hacia Seth y
preguntó, “¿Por qué me seguiste?”
Sus labios se retorcieron en una triste mueca. “Ni siquiera sé cómo
responder a eso, Lily. ¿Has sido alguna vez tan afectada por alguien sin
saber por qué? ¿Te has sentido alguna vez obligada a ver de nuevo a esa
persona, aún sin saber nada de ella?”
Después de una cuidadosa consideración, ella negó con la cabeza. ¿Estaba
diciendo que era así como se sentía después de verla en la cola? Eso ni
siquiera tenía sentido. Él era un oficial de policía y ella no era nadie. Sin
nombre y sin rostro. La gente pasaba junto a ella cada día sin verla. ¿Por
qué razón Seth la vería?
“No puedo soportar la idea de que estés en las calles,” admitió él. “Te seguí
porque esperaba que tuvieras algún lugar adonde ir. Un refugio. Cualquier
cosa menos un lugar entre cajas de cartón en un callejón desierto.”
La pena apretó su garganta, y el pesar y la vergüenza antiguos burbujearon
hacia la superficie. Bajó la mirada para que él no pudiera ver cuan afectada
estaba por su compasión.
Él le apretó la mano. “No te estoy juzgando, Lily. Estaba preocupado. Es una
gran diferencia. No quería que estuvieras en las calles porque yo trabajo las
calles. Veo lo que hay allí afuera cada día. No te quiero allí.”
Su tono la sorprendió. Para alguien quien acababa de conocerla, mostraba
una desconcertante cantidad de preocupación.
Ella se encogió de hombros, en absoluto indiferente a la calidez de su
mirada ó la sinceridad de sus ojos. “No todo el mundo tiene una opción.”
Pero tú la tuviste y elegiste alejarte. El pensamiento se arraigó y le recordó
las consecuencias de sus decisiones.
Él no pareció muy contento con su respuesta, y en realidad, pareció querer
discutir, pero la camarera regresó con sus tazas de chocolate caliente.
Ella tomó la taza con impaciencia y sopló suavemente sobre la superficie,
inhalando todo el tiempo mientras el rico aroma a chocolate llenaba su
nariz. Cerrando los ojos, sorbió, saboreando el primer delicioso sorbo,
cuando alcanzó su lengua.
Suspirando, bajó la taza y levantó la mirada para encontrar a Seth
observándola con atención.
“¿Vendrías a mi casa, Lily? Te prepararé todo el chocolate caliente que
quieras.”
Estaba tan atónita por la directa pregunta, que la taza casi se le deslizó de
los dedos. La apoyó en la mesa con un discordante ruido sordo, y un parte
del líquido se derramó por encima del borde y sobre la mesa.
Antes de que pudiera responder, él cerró los ojos y exhaló. “Eso sonó mal.
Realmente mal. No quise decirlo de la manera que lo dije.”
“¿A qué te referías entonces?”
“Quiero que estés a salvo. No tienes razones para confiar en mí. No me
conoces, pero maldita sea, yo siento como si te conociera. Cuando te vi en
la cola, hubo algo, y no puedo ponerle nombre. Sólo sé que necesito saber
que estás a salvo.”
Nerviosa por la vehemencia en su voz, se echó hacia atrás en el asiento,
con la taza en sus manos como una barrera protectora. “No sé qué decir.
Quiero decir, ¿qué responde alguien a eso? Por supuesto que no puedo ir.”
“¿Por qué no?” rebatió él. “Lily, seamos honestos. Estás viviendo en una
caja de cartón. Te estoy ofreciendo una cama cálida, una ducha tibia,
comida y todo el chocolate caliente que pudieras desear.”
Las manos de ella comenzaron a temblar. Era una locura que considerara
decir que sí, incluso por medio minuto. Pero había pasado tanto tiempo
desde que había tenido cualquiera de esas cosas. Dolía pensar en la vida
que había dejado atrás, la vida que la había dejado a ella detrás. No quería
recordar. Dolía demasiado, la herida estaba todavía demasiado fresca.
“¿En qué estás pensando?” preguntó él con suavidad.
Ella sacudió la cabeza, rehusándose a volver atrás, aún por un momento.
“Quédate por una noche,” dijo él. “Por lo menos dame eso. Déjame cuidarte
esta noche. Hablaremos del mañana cuando llegue.”
Una noche. ¿Cómo podía decir que sí? ¿Cómo podía decir que no? Seth
agitaba emociones que no se había permitido sentir en mucho tiempo. No
estaba
completamente
segura
de
querer
darle
la
oportunidad
de
descongelar su helado corazón. Y él podría. Ella reconocía eso.
“¿Por qué?” preguntó con impotencia. “No me conoces. No soy nadie para
ti.”
“Tú no eres nadie, Lily,” dijo con voz gentil. “No se quién te convenció de
que eres nadie, ó si eres tú misma quien ha perpetuado esa mentira, pero
eso es lo que es. Una mentira.”
Tomó otro largo trago del chocolate caliente y se imaginó sentada en su
casa, bebiendo más, permitiéndose a sí misma olvidar el pasado. Olvidar su
presente.
“Está bien,” dijo ella antes de que pudiera convencerse de lo contrario.
“Creo que debo estar loca. Esto simplemente no se hace. Sé que sientes
lástima por mí, pero no deberías. No sabes…”
Él levantó su mano. “Sé todo lo que necesito saber. Eso es suficiente por
ahora. Cuando confíes en mí, puedes contarme el resto.”
Ella sacudió la cabeza, pero él se estiró a través de la mesa y tomó una de
sus manos, acercándola para poder sostenerla una vez más.
“Confiarás en mí, Lily. Lo sé de la misma forma en que te reconozco. Vamos
a ser algo el uno para el otro.”
De nuevo, ella negó con la cabeza, sintiéndose impotente. Pero él
simplemente se levantó y la puso de pie.
“Mi camioneta está estacionada el Lugar de Margie. Deberíamos regresar
ahora, antes de que empiece a oscurecer.”
***
Seth abrió la puerta de su casa y la sostuvo, mientras esperaba que Lily
caminara delante de él. Ella estaba nerviosa y al límite, y él no sabía qué
hacer para hacerla sentir más a gusto. Tomaría tiempo —tiempo que estaba
dispuesto a invertir— para hacerla comprender que no tenía intenciones de
hacerle daño.
Ella se quedó atrás, claramente incómoda de entrar en su casa. El pasó
rápidamente junto a ella, permitiéndole quedarse entre él y la puerta.
Quería que se sintiera a salvo y sin presiones.
“La habitación de huéspedes está bajando por el pasillo,” dijo. “Y el cuarto
de baño está justo al lado. Pensé que podrías instalarte y ponerte cómoda.
Cocinaré una buena cena y después podemos descansar y ver una película.
No comiste mucho en el almuerzo. Debes estar hambrienta.”
Ella sonrió y las sombras se levantaron y huyeron de sus ojos.
“Y, por supuesto, habrá un montón de chocolate caliente,” agregó con una
amplia sonrisa.
“No puedo esperar,” dijo ella con voz ronca.
Le indicó con un gesto que lo siguiera por el pasillo hacia su habitación.
“Hay algo que quiero mostrarte en el cuarto de baño principal. Sé que te
señalé la habitación y el baño de huéspedes, pero pensé que podrías querer
tomar un baño en la bañera del mío.”
Cuando encendió la luz, vio su mirada nostálgica fija en la gran bañera en el
rincón. Honestamente no era algo que él usara ó necesitara. Ni siquiera la
había llenado de agua alguna vez. Siempre utilizaba la ducha. Pero podría
ver a Lily en ella, hundida hasta la nariz en el agua caliente.
Su corazón latió un poco más fuerte y se le apretó la entrepierna porque de
repente la vio desnuda en la tina. Sacudió la cabeza, sintiéndose como un
bastardo por el giro de sus pensamientos.
“¿Estás seguro que no te importa?” preguntó ella con ansiedad.
Pero Seth pudo ver lo mucho que deseaba estar en esa bañera. Sonrió y la
tocó suavemente en la mejilla. “Porqué no te bañas ahora y yo comenzaré a
preparar la cena.”
La dejó para que abriera el grifo de agua, y se dirigió a la cocina para ver
qué podía hacer para la cena. Por suerte para él, había ido al supermercado
el día anterior, por lo que tenía todos los ingredientes a mano para una
comida decente.
Sus padres le habían enseñado a cocinar —habían enseñado a todos sus
hermanos a cocinar— porque: A. su madre era inútil en la cocina y B. sus
padres vivían por una verdad: las mujeres debían ser valoradas y
protegidas, y no había una mujer más amada ó valorada que Holly Colter.
Quizás de ahí venía el abrumador impulso protector que sintió cuando vio
por primera vez a Lily.
Sacudió la cabeza. No, sentía una cierta obligación con cualquier mujer que
lo necesitara, pero era diferente con Lily. Ella era suya. No podía explicarlo
—la verdad estaba totalmente desconcertado por ello—, pero no luchaba en
contra. Se sentía… correcto.
Después de dorar las chuletas de cerdo en la sartén, unió la cazuela y luego
la metió en el horno. No era exactamente cordon blue, pero las chuletas de
cerdo guisadas eran una gran reconfortante comida, y Lily lucía como si
necesitara consuelo más que nada.
Puso el cronómetro y entonces su teléfono celular sonó. El tipo de repique
señaló que era alguien de la familia Colter. Probablemente su madre. Con
una sonrisa, sacó su teléfono y dijo hola.
“Hola cariño.”
La voz de su mamá, llena de calidez y amor, llegó por la línea. Se relajó. Era
una reacción natural en torno a ella. No sabía de alguien que no hiciera lo
mismo cuando ella les hablaba.
“Hola, mamá. ¿Cómo estás?”
“Estoy bien. Más interesada en saber cómo estás tú. No has llamado en un
tiempo.”
Había un suave reproche en su voz, que él no pasó por alto. La culpa lo hizo
encogerse.
“Lo siento,” murmuró. “No he tenido mucho que decir.”
“¿Te estás sintiendo bien? ¿Todavía estás dolorido?” preguntó ella con
ansiedad.
“Estoy bien, mamá. Lo juro. El hombro ya casi no me molesta. Tengo una
evaluación psicológica la semana que viene, y mientras no eche espuma por
la boca debería estar habilitado para trabajar.”
“Deberías venir a visitarnos antes de regresar al trabajo, Seth. Ya no te
vemos lo suficiente. Después de volver al trabajo, nunca lo harás.”
“Veré que puedo hacer. Lo prometo. ¿Cómo están los papás?” Preguntó.
Ella suspiró pero le permitió cambiar de tema. “Están tan bien como
siempre. Ethan está en la cuidad ayudando a tu hermano a hacer algunas
reparaciones en el bar. Tuvieron problemas anoche.”
Seth frunció el ceño. “¿Qué clase de problemas? ¿Está bien Dillon?”
“Oh, él está bien. Era simplemente un grupo de universitarios borrachos.
Rompieron una ventana. Lacey los encerró y pasaron la noche en la cárcel.”
Seth sonrió. La vida en Clyde. Nunca cambiaba.
“Adam y Ryan están aquí. ¿Quieres hablar con ellos?”
Aunque fue expresado como una pregunta aparentemente inocente, era
todo lo contrario. Era una orden, y una que no se atrevió a ignorar. Su
mamá estaba cerca de ser la mujer más dulce en la tierra, pero también era
una tirana cuando se trataba de la familia.
“Claro, pon a uno de ellos.”
Seth suspiró y esperó.
“Hijo, ¿cómo estás?”
La voz de Adam Colter, tan áspera como siempre, llegó por la línea, y Seth
sonrió. Maldita sea, era bueno escuchar sus voces. Su mamá estaba en lo
correcto. Él no llamaba lo suficientemente seguido.
“Estoy bien, papá. ¿Cómo andan las cosas por allí? ¿Está bien mamá?”
Adam suspiró. “No es tu madre por la que necesitas preocuparte.”
Seth se echó a reír. “¿Con qué los está poniendo de culo ahora?”
“Contigo,” dijo Adam sin rodeos. “Ya sabes, si vinieras a verla, nuestra vida
podría volver a ser pacífica.”
“¿Es culpa mía que te hayas casado con una tirana?”
“No me hables irrespetuosamente chico,” gruñó Adam. “Todavía puedo
azotar tu culo.”
Seth se rió de nuevo y sintió aligerarse la opresión en su pecho. Una
opresión que no se había dado cuenta que tenía últimamente.
“¿Cómo están todos los demás? ¿Cómo va la práctica de Michael?”
“Bien. Realmente bien. Está más ocupado que un empapelador manco. Tu
madre permanece tras él para que duerma lo suficiente. Ryan, Ethan y yo le
seguimos diciendo que la única manera en que el chico tenga éxito en su
práctica es si sale allí afuera donde están los animales. Conoces a tu madre,
sin embargo. A ella sólo le preocupa que esté comiendo y descansando.”
“Sip, te creo totalmente,” dijo Seth divertido. “Mamá dijo que Dillon tuvo
algunos problemas en su negocio.”
Hubo silencio por un momento y Seth se tensó.
“Dillon no estaba allí cuando ocurrió. Estaba tu hermana. Tu madre no sabe
esa parte, así que no lo menciones.”
“¿Qué? ¿Callie regresó? ¿Cuándo ocurrió y por qué nadie me lo dijo?”
“¿No se detuvo a visitarte cuando aterrizó en Denver?”
Seth frunció el ceño. “No, es lo primero que escucho al respecto. Pensé que
todavía estaba en Europa. Recibí un correo electrónico de ella hace un par
de semanas y nada desde entonces.”
“Tu madre está convencida de que algo le pasó. Callie tiene los labios
sellados, no dice nada al respecto. Simplemente apareció hace unos días y
le preguntó a Dillon si podía trabajar detrás de la barra en su bar.”
“Maldita sea,” murmuró Seth. Él y Callie eran cercanos. Todos sus hermanos
lo eran, pero él siempre había compartido una relación más cercana con su
hermana pequeña que con sus dos hermanos. Y ella no le había dicho ni una
palabra acerca de regresar.
Ella siempre se dejaba caer por su casa cuando llegaba o salía de Denver.
Fue ella con la que se había quedado después de ser dado de alta del
hospital, y sólo se marchó a Europa cuando él le juró que estaba bien y que
ya no necesitaba mimos.
El hecho de que no se hubiera detenido a verlo en su camino a casa sólo
podía significar que estaba ocultando algo.
“Entonces dijiste que Callie estaba trabajando anoche y que Dillon no
estaba cerca. ¿Qué ocurrió? ¿Fue herida?”
Adam se rió entre dientes. “Oh diablos, no. No nuestra niña. Cuando los
idiotas intentaron empezar alguna mierda con ella, lanzó a uno de ellos por
la ventana.”
Había una nota de intenso orgullo en la voz de su papá que hizo sonreír a
Seth. Eso era algo que Seth podía decir sobre Callie.
Al crecer con tres
papás y tres hermanos mayores, había aprendido tempranamente como
patear culos y después tomar nombres1. Ella no aguantaba mierda de nadie.
1
Patear culos y tomar el nombre: es una expresión del ejercito (marines), y se
utiliza en acciones militares.
“Lacey está pensando en retirarse,” dijo Adam abruptamente.
Seth giró los ojos. “Papá, ella ha estado pensando en retirarse por los
últimos diez años. Nunca ocurrirá. Van a sacar su esqueleto fuera de la
oficina del comisario a los noventa.”
Lacey England fue el comisario de Clyde por largo tiempo y además era la
madrina de Seth. Mimaba a todos los niños Colter, pero desde que tuvo
edad suficiente, Seth la había seguido en todo, siempre interesado en los
arrestos que hacía.
Ella estuvo más que complacida cuando él había ingresado a la academia
de policía y tomado un trabajo como oficial de policía en Denver. Ninguno
de sus hijos la había seguido en el servicio público, y le había dicho riendo a
todo el mundo, que Seth era el hijo de su corazón.
“No, ella realmente lo dice en serio esta vez,” dijo Adam con un suspiro.
“Dan no está bien de salud, Seth. Piensan que es cáncer. Están pensando en
mudarse para que él pueda estar más cerca de mejores hospitales.”
“Oh, maldita sea,” murmuró Seth. “Eso es muy malo.”
“Ella quiere que consideres mudarte a Clyde para que puedas ser nombrado
y desempeñar su cargo por el resto del tiempo para el que fue elegida.
Todavía quedan dos años. Tendrías garantizado el trabajo para cuando
lleguen las elecciones.”
“Oh Cristo, papá. Sabes que no quiero su trabajo.”
“Tal vez deberías pensarlo. Estarías más cerca de casa y de la familia. Es un
buen trabajo. Todo el mundo te conoce por aquí. Eres un maldito buen
policía.”
Seth reprimió un gruñido. Una vez que una idea se plantaba en las cabezas
de su mamá y papás, era imposible persuadirlos. Lo fastidiarían y
embaucarían hasta que rogara por clemencia.
“Es un buen momento para un cambio. Un nuevo comienzo después del
tiroteo. Claro, las cosas serían más tranquilas aquí, pero sería tu ciudad.”
“Lo pensaré, papá, ¿de acuerdo?”
Adam dio un refunfuño de incredulidad.
Un sonido en la cocina hizo que Seth se girara para ver a Lily sentada en la
pequeña barra de desayuno. Ni siquiera la había oído entrar. Lo miraba
tentativamente, como si le preocupara estar entrometiéndose.
Él le sonrió y luego levantó un dedo para señalar que sólo sería un minuto
más.
“Mira papá, tengo que irme. Te llamaré mañana para comprobar las cosas.
Dile a mamá que iré a verla antes de volver al trabajo.”
“Si le digo eso, vas a venir aunque tenga que bajar a Denver y traerte yo
mismo,” advirtió Adam.
Su padre no estaba bromeando y Seth lo sabía bien. “Lo sé. Voy a ir.”
“Está bien, hijo. Te llamaré más tarde. Te quiero.”
“También te quiero, papá. Dale a mamá un beso de mi parte y dile a los
otros papás que los veré pronto.”
Adam se rió entre dientes y colgó.
Seth volvió a poner el teléfono en el bolsillo y giró su atención a Lily.
La nariz de ella se arrugaba con confusión. “¿Tienes más de un papá?”
“Uh, si. Tres.”
“¿Padrastros? Debe ser lindo tener una relación cercana con ellos.”
Había una nota nostálgica en su voz que le decía a Seth que ella pensaba
que una cercana relación familiar en cualquier contexto era agradable.
“No exactamente. Tengo una familia poco común.”
Ella inclinó la cabeza hacia un lado por un momento como si fuera a decir
más,
pero
entonces
se
sonrojó
como
si
pensara
que
se
estaba
entrometiendo.
Él se rió entre dientes. “Puedes preguntar. Quiero mucho a mi familia. No
cambiaría ni una sola cosa acerca ellos, pero mi crianza definitivamente no
fue típica.”
“¿Cómo es eso?”
“Tengo tres padres y una madre. Mi madre está en una relación con tres
hombres.”
La boca de Lily se abrió por la sorpresa. Pareció querer decir algo pero
guardó silencio. Luego volvió a levantar la mirada hacia él. “¿Cómo es eso
posible?”
Seth se encogió de hombros. “Los tres la querían más que a la vida y los
amaba. Ella se casó con el mayor de los tres hermanos pero se ha
comprometido con todos ellos. Tuvieron cuatro hijos. Yo soy el mayor.
Tengo dos hermanos menores y mi hermana es la pequeña.”
“Wow. Quiero decir… wow. ¿Y no sabes cuál es tu padre biológico?”
Él sonrió. “Nop. A ellos no les importa. A mí no me importa. Aunque hay
muchas bromas ahora que somos adultos. Mamá jura que soy hijo de Ethan.
Lo que quiere decir, sin embargo, es que soy relajado y no un fenómeno
como mis dos hermanos menores. Michael es el más parecido a la
personalidad de Adam, aunque tal vez no tan intenso. Y todos nosotros
juramos que Dillon fue incubado porque nadie se atribuirá responsabilidad
por él.”
Lily se echó a reír. “Eso es tan bonito. Debes haber crecido con tanto amor.”
Una vez más la nota nostálgica se arrastró dentro de su voz. A él le dolió la
soledad que escuchó en sus palabras.
“Lo hice. Una cosa es segura, sin embargo. Mis hermanos y yo no nos
libramos de nada mientras crecíamos. Era imposible con cuatro padres en la
foto.”
Ella se echó a reír nuevamente, y él sintió su risa todo el camino hasta su
alma.
“Suenas muy orgulloso de ellos.”
“Lo estoy. No los cambiaría por nada.”
“¿Qué hacen tus hermanos y hermana?”
“Te diré qué. ¿Por qué no preparo una taza de chocolate caliente para
nosotros? La cena no estará lista hasta al menos una hora. Podemos ir a la
sala, ponernos cómodos, y te diré lo que quieras saber.”
Ella le regaló una sonrisa beatífica. Era todo lo que él podía hacer para no
estirarse y tocarla. Quería arrastrarla dentro de sus brazos y asegurarle que
nada malo le volvería a pasar. Y luego quería probar esa boca que lo había
tentado desde el momento en que había puesto los ojos en ella en el Lugar
de Margie.
La observó retirarse hacia la sala. Ella se acurrucó en el sofá, metiendo sus
pies desnudos bajo ella. Cuando alcanzó la manta que yacía sobre el
respaldo, él se maldijo por no haber prendido un fuego mientras ella estaba
en el baño.
Unos minutos más tarde, llevó dos humeantes tazas de chocolate caliente a
la sala y puso la suya sobre la mesa de café. Ella alcanzó la suya con ambas
manos, acunándolas en torno a la cálida superficie, como capturando y
reteniendo el calor tan cerca de ella como le fuera posible.
Sin una palabra, él se acercó a la chimenea de piedra y lanzó unos troncos,
desde el bastidor, dentro de la hoguera. Unos momentos después, los
primeros parpadeos de las llamas lamieron la madera seca.
Regresó al sofá, donde tomó asiento en el extremo opuesto al de ella.
“¿Mejor?”
Ella sonrió. “Perfecto.” Luego sacudió la cabeza. “Aun estoy desconcertada
por todo esto, Seth. No debería estar aquí. Esto es… una locura.”
Sus dedos se agitaron contra la taza, y tenía una mirada tan perpleja en el
rostro, que él se apresuró hacia delante encima del sofá hasta que su rodilla
se apoyó en la de ella.
Tocó su mejilla, dejando que sus dedos le rozaran el pómulo y luego
descendieran a su mandíbula. Ella cerró los ojos y hociqueó dentro de su
palma como si le hubieran negado por mucho tiempo los placeres de
contacto de otra persona.
“Estoy teniendo mi propio conjunto de pensamientos de qué-demonios-estáocurriendo,” dijo él con sinceridad. “Pero no voy a luchar contra lo que sea
que pasa entre nosotros. Desde el momento en que te vi, supe que ibas a
ser una parte de mí. Una gran parte de mí. No lo entiendo, pero no voy a
luchar contra ello. No quiero luchar contra ello.”
“Yo no quiero tampoco,” susurró ella.
El triunfo ardió a través de él con salvaje intensidad. Era primitivo y oscuro,
y no estaba del todo cómodo con ello, pero no era algo que pudiera
controlar.
“Voy a besarte, Lily,” murmuró.
Los labios de ella se separaron en un suspiro sin aliento, justo un momento
antes de que él se acercara y presionara su boca contra la de ella en el más
ligero de los toques.
Saboreó el primer contacto y la eléctrica sensación que se deslizó sobre él,
aguijoneando cada terminal nerviosa de camino a su entrepierna. Acunó su
barbilla y profundizó el beso, hundiendo su lengua para saborear el dulce
chocolate en la de ella.
Ella era suya. Ese hecho golpeaba con ritmo constante a través de su
cuerpo. Su sangre pulsaba por sus venas, susurrándole que la tomara, que
llenara el vacío que no había sabido que existía dentro de el. Uno que ella
podía llenar.
Mía. Era todo lo que podía hacer para no decirlo. Únicamente la idea de
asustarla evitaba que la palabra brotara por su garganta.
No quería finalizar el beso. Quería hacerlo eterno. Quería llevarla a la cama
donde la besaría y la probaría el resto de la noche.
Es demasiado pronto.
El pensamiento resonó en su mente tan claro como si lo hubiera dicho en
voz alta.
Con un gruñido, se apartó. Ella parpadeó y le devolvió la mirada con
nebulosos ojos confundidos. Sus labios temblaban y estaban húmedos por la
lengua de él. Se llevó una temblorosa mano a la boca, y él supo que ella
sintió lo que él le hizo. Los labios de él hormigueaban y se sentían vivos,
como si fuera a morir si no la besaba de nuevo.
“Seth, ¿qué está pasando aquí?” preguntó ella.
Le tocó el rostro nuevamente, pasando la mano con trazos dulces. “No lo sé,
Lily. Pero estoy seguro como el infierno que voy a seguir averiguándolo.”
Capítulo 3
Michael Colter se detuvo ante la casa de su hermano Seth y apagó el motor
de su Jeep Cherokee. Apenas había pasado el amanecer, pero Seth no era
de los que dormía hasta tarde. Probablemente ya estaba levantado con una
taza de café.
Salió al aire frío de la mañana y ahogó un bostezo. Dejar Clyde a las tres de
la mañana no fue propicio para una noche de sueño reparador, pero estaba
despierto y probablemente no dormiría, así que no había esperado para
hacer su viaje a Denver.
Caminó tranquilamente hasta la puerta principal, llamó una vez y se
permitió entrar. Siempre lo hacía reír que Seth fuera un policía y nunca
trabara la puerta. Demasiados años de vivir en una montaña con el clan
Colter. No mucha gente en su sano juicio intentaría irrumpir allí.
“¿Seth?” llamó mientras cerraba la puerta tras él.
Mientras entraba en la sala, Seth salía de la cocina, previsiblemente con una
taza en su mano. Pero no olía a café. Michael olfateó el aire. ¿Chocolate?
“¿Renunciando a las buenas cosas?” preguntó Michael con una amplia
sonrisa.
“¿Michael? ¿Qué demonios estás haciendo aquí?” exigió Seth.
Michael arqueó una ceja mientras se abría camino hacia donde estaba de
pie su hermano. “También me alegro de verte.”
Seth apoyó su taza y luego agarró el brazo de Michael y lo abrazó. “Sabes
que estoy encantado de verte, idiota. Simplemente no te esperaba. Anoche
hablé con mamá y papá. Ninguno dijo nada acerca de que vendrías.”
“Eso es porque no les dije,” dijo Michael secamente. “No eres el único que
no les informa sus movimientos a mamá y a los papás de forma regular.”
Seth se echó a reír pero después se puso serio. “¿Qué sucede? Y no me
digas que nada. No te hubieras arrastrado hasta aquí a esta hora sin llamar
si algo no estuviera mal.”
Michael suspiró. “Simplemente me llamarás La reina del drama.”
“No te he llamado La reina del drama desde que estabas en quinto grado,”
refutó Seth. “Escúpelo.”
“¿Puedo tomar un poco de café ó has cambiado tu veneno? Por el aroma,
me estoy preguntando si esa bala no te transformó en un mariquita.”
Una peculiar mirada cruzó la cara de Seth, pero antes de que Michael
pudiera presionarlo, Seth se volvió hacia la cocina.
“Vamos, te prepararé una taza y luego tienes que hablar rápido. Tengo
cosas que hacer.”
Michael parpadeó sorprendido. Seth no solía ser tan brusco. ¿Qué demonios
le pasaba a su culo esta mañana?
“Siéntate y habla mientras preparo el café,” dijo Seth, señalando la mesa.
“¿Alguien te dijo alguna vez que tu hospitalidad apesta?” refunfuñó Michael.
Seth le lanzó una mirada y Michael levantó las manos. “Está bien, está bien.
Es Callie.”
Ante la mención de Callie, Seth frunció el ceño mientras vertía agua en la
cafetera.
“Papá dijo que estaba de regreso y que algo estaba pasando.”
“Si,” contestó Michael. “Algo.”
“¿Cuál es el problema?”
“No lo sé. Me gustaría saberlo. Es la razón por la que vine. Esperaba que
fueras a casa por unos días. Quizás hable contigo. Estoy… estoy preocupado
por ella. Todos están preocupados por ella.”
Seth exhaló y se pasó una mano por el pelo. Cuando se volvió hacia
Michael, la preocupación había oscurecido sus ojos.
“¿Ella no habló con nadie? ¿Ni siquiera con Dillon?”
Michael negó con la cabeza. “Nop. Está más callada que Ryan.”
“Te lo digo, hombre, Callie tiene que ser su hija biológica. No hay manera
que pueda ser tan parecida a él y ser la hija de Ethan ó Adam.”
Michael se echó a reír. “A Ryan le gusta pensar eso. Es bastante
malditamente presumido al respecto. Ella luce y se comporta justo como
él.”
“Escalofriante,” murmuró Seth. “¿Así que tampoco ha hablado con él?”
De nuevo, Michael sacudió la cabeza. “No ha hablado con nadie, Seth. Está
volviendo locos a mamá y a los papás.” Regresó a casa luciendo como un
animal herido. Durante varios días se encerró en la casa de mamá y papás
y no dejó la montaña. Luego bajó y le pidió trabajo a Dillon. Ha estado
trabajando detrás de la barra desde entonces.”
“¿Y qué es eso de un problema la otra noche?” preguntó Seth.
“Bien, es sólo eso. Sabes que Callie no aguanta mierda de nadie, pero por lo
general es tolerante. Se ríe de todo. Los chicos eran típicos universitarios,
cabezas huecas. Habían bebido demasiado. Por lo que dijo Lacey, uno de los
testigos jura que todo lo que hizo el chico fue hablarle rudo a Callie.
Inofensivo. Lo lanzó a través de la ventana.”
Seth silbó. “Parece que nuestra chica tiene algo de ira sin resolver.”
“¿Cuál fue tu primera pista?” preguntó Michael con sequedad.
La mirada de Michael fue atraída hacia la entrada de la cocina donde se
sorprendió al ver una mujer parada en la puerta. Estaba vestida con lo que
parecían ser un par de viejos pijamas de Callie. Sus ojos estaban amplios
con… ¿miedo? Parecía ansiosa, y observaba a Michael como si temiera que
fuera a saltar y atacar.
Una sensación extraña se inició en su nuca y bajó por su columna,
extendiéndose como un reguero de pólvora. ¿Qué diablos? No podía apartar
los ojos de ella. Tenía los ojos azules más asombrosos que hubiera visto
alguna vez en una mujer. El cabello le caía sobre las orejas y hasta la
barbilla en rizos suaves. Se veía… encantadora, como una delicada hada
cobrando vida.
¿Y qué coño estaba haciendo él aquí soñando con malditas hadas? ¡Por
Jesucristo!, parecía estar perdiendo su siempre amada mente.
Estaba comenzando a pensar cosas estúpidas, como que haría cualquier
cosa para quitar ese miedo de su mirada. Quería protegerla.
Y ella estaba saliendo del dormitorio de su hermano. Ó por lo menos de esa
zona en general.
“¿S-Seth?” preguntó ella con voz titubeante. Pero antes que Seth pudiera
responder, dijo, “Debería irme. Tengo que marcharme.”
Su voz era un suave susurro. Y antes de poder detenerse, Michael estuvo de
pie ¿para hacer qué? ¿Evitar que se fuera?
Se obligó a sí mismo a quedarse allí, mientras Seth se apresuraba hacia la
mujer.
“Lily, no,” dijo Seth con voz suave y urgente mientras tomaba sus hombros
con las manos.
Entonces su nombre era Lily. Michael observó mientras Lily se deslizaba
fuera del agarre de Seth, mirando hacia Michael mientras lo hacía.
“Cariño, es sólo Michael. Mi hermano Michael. ¿Recuerdas?, te conté todo
acerca de él anoche”
“El veterinario,” dijo ella con voz ronca.
“Si, correcto. Acaba de comenzar su práctica en casa.”
“Debería marcharme,” dijo de nuevo, y Michael la vio avanzar hacia el
pasillo que conducía al dormitorio.
“Quédate y desayuna. Te preparé una taza de chocolate caliente.
Probablemente ya está frío, pero puedo ponerlo en el microondas para ti.”
Ella vaciló, con su mirada yendo entre los dos hermanos.
“Necesito vestirme,” dijo con voz débil.
“Está bien. Estaré aquí en la cocina. Prepararé el desayuno para que puedas
comer cuando salgas.”
Se había ido antes de que Seth pudiera decir otra palabra. Cuando se volvió
de nuevo hacia Michael, había algo decididamente desesperado en los ojos
de su hermano mayor. Una desesperación que por alguna razón, Michael
sentía en igual medida.
“¿Quién es ella?” carraspeó Michael. Diablos, ni siquiera podía hablar bien.
Tenía un nudo en la garganta del tamaño de una roca.
Seth envió una impaciente mirada a su hermano. “Lily,” dijo bruscamente.
“Sólo Lily.”
“¿Quién es ella para ti?”
Seth se dio la vuelta, con los ojos ardiendo. “¿Por qué diablos quieres saber
eso?”
“Quiero saber,” dijo Michael. “Necesito saber porque, diablos, acabo de
tener la reacción más poderosa hacia una mujer, que he tenido en toda mi
vida, y necesito saber si estoy cazando en el territorio de mi hermano.”
Seth se quedó boquiabierto. “Mantente malditamente lejos de ella.”
“Entonces es así,” dijo Michael con gravedad. “La has reclamado.”
“¿Estás loco? Acabas de conocer a la mujer. ¿Qué planeas hacer, llevártela
sobre el hombro?”
“Quizás,” dijo Michael con calma. “Probablemente.”
“Sobre mi cadáver.”
“¿Cuándo la conociste?” preguntó Michael. Seth no había mencionado a una
mujer. A nadie. Él se habría enterado. Los papás no habrían mantenido algo
como eso en secreto. Habrían estado demasiado ocupados cayendo sobre
él.
“Ayer,” dijo Seth una voz áspera, cabreada.
“¿Ayer? ¿Ayer? ¿Y estás descargándote conmigo por que acabo de
conocerla?” se rió Michael. “Maldito hipócrita.”
Y entonces llegó el pensamiento. Se atascó en su cabeza como si alguien lo
hubiera golpeado con un martillo. Había entrado en la casa de su hermano y
encontrado a una mujer a la que inmediata y absolutamente tenía que
tener. No era solamente sexual. No, su reacción hacia ella ni siquiera fue
sexual. Fue emocional. A un nivel que ni siquiera podía explicar.
La misma mujer por la que su hermano estaba teniendo un episodio sicótico
de hombre de las cavernas.
“Oh no,” susurró. “Oh, diablos no.”
“¿De qué estás hablando?” exigió Seth.
“Maldita sea, pensé que eran tonterías. Pensé que eran tonterías malas que
los
papás
inventaron
para
hacer
que
mamá
se
sintiera
suave
y
sentimental.”
Seth se le opuso, cara a cara, respirando fuego por lo cabreado que estaba.
“De. Qué. Mierda. Estás. Hablando.”
Michael cerró los ojos y dejó escapar una risita de impotencia. “Es algún
jodido gen Colter. Tiene que serlo. No hay otra explicación.”
Seth lanzó las manos hacia arriba. “Juro por Dios que si no empiezas a
hablar con algún maldito sentido, voy a sacarte la mierda a golpes.”
“Piénsalo, Seth. Cuántas veces hemos escuchado la historia a lo largo de los
años. Los papás conocieron a mamá y supieron inmediatamente y con
absoluta certeza que ella era la única. La única. Dijeron que fue instantáneo
y tan poderoso que no tuvieron ni una opción de lucha. Querían amarla y
protegerla, envolverla en algodón y encerrarla lejos del mundo por un
centenar de años. Ahora dime. ¿Es eso lo que sientes cuando miras a Lily?
Porque seguro como el infierno que para mí es así, y es peor para mí,
porque yo ni siquiera conozco a la maldita mujer.”
Seth se veía como si alguien lo hubiera golpeado entre los ojos con un bate.
Por un momento, Michael pensó que Seth iba a golpear algo, a él.
“Eso es una locura,” dijo finalmente Seth. “Ella es una mujer hermosa. Por
supuesto que tienes una reacción fuerte hacia ella. Probablemente no te has
echado un polvo en un año.”
“No hay necesidad de volverse ofensivo,” Michael arrastró las palabras.
“Probablemente he tenido suerte por lo menos dos veces desde la última
vez que te despojaste del traje de monje. Y claro, ella es hermosa, pero da
un paso atrás por un momento, Seth. Realmente mírala objetivamente. No
es la mujer más hermosa que tú ó yo hayamos visto.”
El labio de Seth se levantó en un gruñido y Michael levantó la mano.
“Déjame terminar. Hemos visto un ilimitado número de mujeres que eran
hermosas hasta el infarto, pero dime. ¿Te sentiste de esta manera con
ellas? Tú la miras y ves algo más allá de la belleza. Lo sé porque yo vi la
misma maldita cosa.”
Seth negó con la cabeza. “No estoy escuchando esto. Esto es una locura.
Nuestros papás pueden haberse enamorado de la misma mujer, pero no
puedes decirme que nosotros haremos lo mismo.”
“Te estás olvidando de los abuelos. Explica eso, Seth. Si no hay alguna
mierda equivocada en la piscina de genes, entonces, ¿por qué tu y yo
estamos a punto de llegar a los puños porque ambos estamos determinados
a acercarnos a Lily?”
Los ojos de Seth parecían embrujados mientras asumía todo esto. “Maldita
sea, Michael, esto no es lo que quería. No puede ser posible. Tiene que ser
alguna estúpida coincidencia.”
“Sip, bien, créeme, compartir una mujer con mis dos tontos hermanos no es
exactamente de mi agrado tampoco, pero a menos que uno de nosotros
sufra un rápido cambio de sentimientos, ó vamos a tener que hacer algunos
serios compromisos, ó uno de nosotros va a ir a casa, con mamá, en una
caja de pino.”
“No voy a tener esta conversación contigo en este momento,” escupió Seth.
“Hay cosas sobre Lily que no sabes. No puedo ni siquiera convencerla de
bajar la guardia a mí alrededor. Ella entró aquí, te vio, y ahora está lista
para fugarse.”
“¿Qué diablos está ocurriendo?” preguntó Michael, ahora completamente
serio.
Seth bajó la mirada a la taza de chocolate caliente, maldijo y luego la metió
en el microondas. Entonces, como dándose cuenta del tiempo que había
pasado desde que Lily se había ido a vestir, miró su reloj y frunció el ceño.
“Se ha ido por demasiado tiempo,” murmuró.
Michael observó a Seth dando fuertes pisotones por el pasillo. Unos
segundos después oyó, “¡Hijo de puta!” Y después, el inconfundible sonido
de un puño golpeando la pared.
Michael se puso de pie, con la adrenalina corriendo fuertemente por sus
venas. Seth salió disparado hacia el pasillo y se metió en el comedor. Luego
salió, con la cara grabada en piedra.
“¿Qué diablos está ocurriendo?” exigió Michael.
“Mientras tú y yo estábamos aquí discutiendo por Lily, ella se fue.”
Michael levantó las cejas ante la urgencia en la voz de Seth. “¿No
regresará?”
“No, maldita sea. Ella no tiene hogar, Michael. No tiene un lugar donde
quedarse. La encontré entre dos cajas de cartón en la maldita calle. Está
asustada y sola, y no tiene donde ir. Me tomó una eternidad convencerla de
venir aquí, y ahora ha corrido asustada.”
El estómago de Michael tocó fondo con un ruido sordo. “¿Sin hogar? ¿Qué
demonios?”
Seth dio vueltas como si no pudiera decidir qué hacer primero. Tomó sus
llaves y después metió los pies en sus zapatos.
“Si, sin hogar. Le serví en el comedor de beneficencia ayer. Soy voluntario
allí una vez al mes. Ella entró y bam. Quiero decir, aun no sé lo que ocurrió.
Cuando se marchó la seguí porque no podía soportar la idea de que no
tuviera un lugar a donde ir. La encontré en un callejón, con frío y sola.”
“Hijo de puta,” murmuró Michael.
Seth lo señaló con el dedo. “Ahora mismo no me importa una mierda lo que
sientes por ella ó lo que piensas que sientes. Me importa una mierda el
jodido gen Colter que crees que obtuvimos de los papás. Todo lo que me
importa es conseguir que ella regrese. Aquí. Donde pertenece. Saca tu culo
hasta tu Jeep para que puedas ayudarme a buscar. Todo lo demás
simplemente va a tener que malditamente esperar.”
Capítulo 4
Seth pulso el número del móvil de Michael mientras salía a la calle. Michael
contestó al primer tono.
“Ella no puede haber ido lejos, Michael. Recorreremos el perímetro de la
casa y haremos el camino desde la casa hasta el centro. Probablemente se
dirige al único lugar que conoce."
“Mantendré los ojos abiertos."
Seth colgó y centro su atención en las calles. En cada intersección,
avanzaba lentamente, mirando a cada lado buscando cualquier signo de
ella.
Durante una hora recorrió las calles que circundan su vecindario,
gradualmente dirigiéndose hacia el paisaje urbano del centro Denver. Ella
podría haber cogido un autobús. Podría haber caminado todo el camino. O
podría estar en cualquier punto entre medio. Con frío. Sola.
Una lluvia suave comenzó a caer, casi seguro como precursora del
aguanieve y la posterior nieve. Seth maldijo mientras encendía los
limpiaparabrisas. Esto no sólo hacía casi imposible verla, sino que ahora ella
tendría frío y estaría mojada sin ninguna protección contra los elementos.
"¿Dónde estás, Lily?" murmuró mientras bajaba por una estrecha calle a
solamente unas manzanas del café donde él y Lily tomaron chocolate
caliente. "¿Por qué te marchaste? ¿De qué huyes? "
Al final de la calle, pisó de golpe los frenos, cuando se encontró con un mar
de luces azules frente a el. Los coches patrulla estaban por todas partes.
Dos furgonetas de los SWAT bloqueaban el tráfico sobre dos calles. Varios
coches camuflados se mezclaban con las ambulancias y camiones de
bomberos. Parecía como si el mundo entero a su alrededor se hubiese ido al
infierno.
Reconociendo a su teniente, Seth redujo la velocidad para aparcar y luego
se bajo de la camioneta, capeando la lluvia mientras esta se deslizaba por
su cuello.
"¡Teniente!" llamó mientras corría.
El teniente Monday se giró, con expresión sorprendida cuando vio a Seth.
Entonces frunció el ceño. "¿Qué diablos haces aquí, Colter?"
"¿Qué está pasando?" preguntó Seth.
Monday, irritado, pasó una mano por su pelo. "Los jodidos traficantes de
droga están en guerra por el territorio. Solo deseo que los cabrones se
maten unos a otros y terminemos con esto, pero insisten en tomar la vida
de civiles inocentes. Tengo cuerpos en ocho cuadras. La mayor parte de
ellos los estúpidos en cuestión, pero tengo al menos tres espectadores en
bolsas de cadáver y dos más de camino al hospital."
El estómago de Seth se apretó con un nudo. "Mierda".
El teniente alzó la vista. "¿Por qué estás aquí?"
“Busco a alguien. Su nombre es Lily. Baja. Tal vez 1,55 cm. Pelo negro corto
y rizado. Vívidos ojos azules. Si la hubiese visto, la recordaría."
Monday frunció el ceño. "No la recuerdo, pero hoy he visto un montón de
malditas caras. Compruébalo con Houston ahí. Él tiene una lista de la gente
que tenemos identificado.”
“Gracias, teniente."
Seth se apresuró hacia donde estaba Carl Houston dando órdenes por su
radio.
"¡Oye, hombre!," dijo Seth mientras Carl se volvía. "El teniente dijo que
tienes una lista de víctimas."
"¿Buscas a alguien?"
"Sí. Una joven llamada Lily. Sin apellido."
Carl recogió un portapapeles y hojeó las páginas. "Tenemos dos mujeres
hasta ahora. Una no está identificada. Es mayor. El cuerpo de la señora se
encontró en un callejón. La pilló el fuego cruzado. La otra es una prostituta
llamada Star."
El alivio lo aplastó. "Bien, gracias, Carl."
Seth se dio la vuelta para alejarse, y Carl lo llamó. "¡Eh!, ¿qué estás
haciendo aquí de todos modos?"
Seth lo ignoró y siguió caminando. Mostró su placa al grupo de oficiales que
habían acordonado la calle y pasó la cinta para regresar a su camioneta.
Marcó el número de Michael, esperando como el infierno que su hermano
tuviese mejor suerte que él.
***
Michael ignoró los enfurecidos truenos mientras iba más despacio hacia una
señal de Stop para mirar por la intersección. Las sirenas en la distancia le
decían que algo grande estaba pasando. Probablemente un choque múltiple
en el centro. Se estremeció mientras aceleraba hacia la siguiente manzana.
Odiaba la ciudad. Odiaba el tráfico. Odiaba la gente. La mayoría de la gente
en cualquier caso. Los animales eran una mucho mejor compañía.
Encontró un lugar para aparcar al borde de la acera y salió, tirando de su
chaqueta sobre sus orejas. No vería nada desde la camioneta con este
tiempo, y podría mirar en todos los rincones a pie.
Su teléfono sonó, y él lo sacó de su bolsillo.
"¿Has tenido suerte?" preguntó Seth.
"No. Acabo de salir para buscarla a pie. La lluvia hace difícil ver cualquier
cosa."
"Ten cuidado. Unos cabrones traficantes de droga tienen una pelea por el
territorio. Va a ser mucho más difícil encontrar a Lily con todo este caos."
"Te llamaré si la encuentro" dijo Michael antes de la pulsar el botón de
colgar.
Frunció el ceño cuando bajó por otra calle transversal y tembló mientras la
lluvia se deslizaba por su cuello. Estaba loco por ir al centro Denver a buscar
a una mujer con la que solo había pasado unos minutos. Aún más loco por
que su corazón estuviese a punto salirse de su pecho solo por pensar en no
encontrarla.
Después de una hora, apretaba sus dientes por la frustración. Caminaba por
un callejón entre dos calles principales y casi la pasó por alto.
Captó un movimiento con el rabillo de su ojo y se detuvo de inmediato, su
mirada se fijó en la pequeña mujer que agazapada al lado de un basurero,
con la cabeza sobre sus rodillas.
La adrenalina corrió por sus venas. Los vellos de su nuca se pusieron de
punta ante el repentino reconocimiento. Era ella. Tenía que ser ella. Vestía
un desgastado gorro tejido, pero su pelo se veía liso por la lluvia saliendo
por los bordes.
Se hizo un ovillo, lo más pequeño posible, y por poco no la ve. Él podría
haber pasado junto a ella, y muchos otros probablemente lo hicieron, y no la
habían visto, y si lo hicieron no les importó.
"¿Lily?"
Ella reaccionó violentamente al escuchar su nombre. Su cabeza se levantó,
y sus ojos se abrieron asustados encontrando los suyos. Automáticamente,
ella se levantó como si quisiera escapar.
"Lily, soy yo, Michael. El hermano de Seth. ¿Recuerdas? No voy a hacerte
daño. Estoy aquí para ayudarte. "
Lentamente ella se deslizó hacia atrás hasta la pared, con una mano sobre
el pavimento agrietado. El otro brazo lo sostuvo apretado contra su pecho
en un gesto de autodefensa.
"¿Por qué estás aquí?"
Él se agachó para poder mirarla a los ojo. "Quiero que vuelvas conmigo, Lily.
Seth está preocupado. Yo estoy preocupado. No tienes la necesidad de estar
aquí fuera. Hace frío y llueve. Te vas a enfermar."
Lo
miró
fijamente,
sus
ojos
nublados
por
la
confusión.
"Estoy
acostumbrada."
"Pero no tienes por qué."
"Fue sólo por una noche," susurró ella.
"No tiene por qué ser así."
Ella levantó la cabeza, la inquietud se mostraba en su cara. Él deslizó sus
dedos, suavemente, sobre su pómulo. De manera consciente o no, ella
acarició su palma con la nariz y cerró los ojos.
El gesto le dijo mucho. Él supo el momento en el que ella se dio cuenta de
su desliz. Se puso rígida y se alejó, pero no antes de que él viera el anhelo
en su mirada.
Ella le recordaba, de muchas maneras, a los animales amaba que tanto.
Cautelosa. Pero hambrienta de amor y afecto. Ambos necesitaban una
mano sumamente gentil.
Intentó una táctica diferente. "Lily, cariño, hace frío y está lloviendo. Seth
está recorriendo el centro, congelándose el culo, y está enfermo de
preocupación por ti. Ven conmigo para que todos podamos refugiarnos de
este clima. Haré chocolate caliente y te conseguiremos algo de ropa seca.
Mi chocolate caliente es mejor que el de Seth de todos modos."
Ella frunció el ceño y cambió ligeramente de posición, haciendo muecas. Su
frente se frunció mientras la miraba fijamente de manera interrogante.
"¿Estás bien? ¿Estás herida?"
Ella sacudió la cabeza. "No. No, estoy bien."
Él le ofreció su mano, esperando que la tomara, que accediera a venir con
él. Él no había exagerado el hecho que hacía un maldito frío.
En lugar de deslizar su mano en la de él, ella se empujó para levantarse con
la mano apoyada sobre la tierra, pero mantuvo el otro brazo apretado
contra su pecho. Su postura era extraña, y el fruncimiento de su ceño se
profundizó cuando ella se tambaleó al ponerse de pie.
Por un momento ella estuvo de pie, con la mano contra la pared del callejón,
y ella se apoyó, con la cabeza inclinada como si tomara aire.
Él esperó, sin querer presionarla, pero contuvo su aliento mientras esperaba
para ver si accedía a irse con él.
Ella dio un paso para alejarse de la pared y casi cayó al piso.
Michael se abalanzó hacia adelante y la sostuvo antes de que sus rodillas
cediesen completamente. Ella se sentía ligera e infinitamente frágil contra
su pecho. Ella se estremeció y tembló, y su respiración se hizo rápida.
Durante un largo momento, él simplemente la sostuvo, disfrutando de la
sensación de ella acurrucada en sus brazos. Quería que se sintiera segura,
por lo tanto no hizo ningún movimiento brusco. Solamente dejó que se
acostumbrase a tenerlo tan cerca.
"Estoy bien" susurró ella. "Puedes soltarme."
De mala gana él se alejó, pero procuró mantener sus manos sobre sus
hombros. Su ropa estaba húmeda, y él estaba más determinado que nunca
a llevarla a la casa de Seth, y entonces, ellos podrían conseguirle ropa seca
y calentarla. ¿Después de eso? ¿Quién demonios sabía? ¿Qué iba a hacer?
¿Reclamar a la mujer que su hermano claramente ya había reclamado?
Sus labios dibujaron una severa línea, la atrajo protectoramente a su lado,
para poder protegerla de del clima tanto como fuera posible. Caminaron por
el callejón, y al final, ella miró aprensivamente hacia la calle.
"No estoy lejos" murmuró Michael. "Voy a llevarte dentro donde está
caliente y llamaré a Seth. Él te está buscando."
Ella tembló y frunció el ceño cuando la condujo hacia delante. "No debería
hacerlo."
Michael se giró con sorpresa. "¿No debería estar buscándote? ¿No debería
haberse preocupado?"
“Ninguno de los dos."
Él quería discutirlo, pero no lo hizo. Seth podía librar sus propias batallas.
Michael tenía que imaginar cómo diablos pasaría él mismo las defensas de
Lily.
Cuando su Cherokee estuvo a la vista, Michael aceleró su paso y casi
arrastró a Lily con él. El interior estaba todavía caliente cuando él abrió la
puerta de pasajeros. La ayudó a subir, cerrando la puerta tras ella y se
apresuró para ir al lado del conductor.
Entró, encendió el motor y puso la calefacción al máximo antes de sacar su
teléfono móvil. Lily se acomodó en el asiento y se inclinó lejos de él, de
modo que su hombro derecho descansara contra la ventana.
Su expresión era cautelosa, pero ahora parecía más cansada que otra cosa.
Y preocupada.
"Seth, la encontré. Nos dirigimos a tu casa."
"Gracias a Dios," respiró Seth. "Los veré allí."
Michael puso el Jeep en marcha y comenzó a moverse, frunciendo el ceño
cuando los limpiaparabrisas solamente hicieron un lío más grande en el
cristal. Él tenía a la chica. Pero ahora, ¿qué haría con ella?
Le echó un vistazo de reojo cuando se paró en un semáforo y estudió sus
delicados rasgos. Entonces sacudió la cabeza. Jodidos genes Colter. No
había otra explicación. Tenía que devolvérsela a Seth y correr como el
infierno. Pero sabía que no podía. Estaba bien metido en esta extraña
situación e iba a sobrellevarlo.
Seth podría retirarse.
A mitad de camino a la casa de Seth, los ojos del Lily se cerraron. Pasaron
sobre un bache en el camino, y ella no se movió. Parecía agotada.
Cuando vieron en el camino de entrada de Seth, este no había llegado aún.
Michael aparcó y se inclinó para sacudir con cuidado a Lily y despertarla.
"Lily" dijo en voz baja. “Despiértate, cariño. Estamos en la casa Seth."
Él deslizó su mano más hacia arriba en su brazo y curvó sus dedos sobre el
material húmedo, mientras la sacudía un poco más fuerte.
Un destello rojo atrajo su atención, mientras su mano se movía hacia arriba.
Giró su palma y miró fijamente, con aturdimiento, la capa de sangre roja y
pegajosa sobre su piel.
Su mirada se dirigió de nuevo a su cara, y su palidez tomó un significado
más siniestro. Tocó su suéter otra vez, y tiró del material. El rojo se
distinguía bien sobre el material negro, pero una vez más, sus dedos se
separaron brillando por sangre fresca.
Su pulso se aceleró y su pecho se estrujó hasta que cada respiración pasaba
dolorosamente a través de sus labios. Esto no estaba bien. No era nada
bueno en absoluto.
"Ah, Lily" susurró. "¿Qué demonios te ha sucedido ahí fuera?"
Capítulo 5
Lily se revolvió, y durante un momento no tuvo ninguna conciencia de su
entorno. ¿Dónde estaba? Parpade y luego oyó una voz baja a su izquierda
acompañada de una mano sobre su hombro.
Ella trató de volverse, pero el dolor astillaba bajo su brazo.
"Tranquila, no te muevas demasiado rápido. "
Michael. El hermano de Seth. Él había ido por ella. Ella estaba en su
camioneta. Miró el parabrisas para ver donde estaban aparcados.
Delante de la casa de Seth.
De nuevo ella trató de escaparse, pero Michael la contuvo con una apacible
mano. Cuando la separó, ella estaba atontada al ver su palma roja con
sangre. Ella miró fijamente el aturdimiento y la preocupación en sus ojos y
luego miró abajo, a su brazo.
"¿Qué ha pasado?”
“Esperaba que tu pudieras decírmelo, " dijo Michael con voz severa.
Ella sacudió su cabeza. “No lo sé. No me había dado cuenta… Estaba todo
tan borroso."
"Tengo que meterte dentro entonces podré mirar tu brazo y ver que todo
está bien. Quizá debamos llevarte al hospital. "
Inmediatamente, náuseas llegaron a raudales por su estómago. El olor del
hospital vibraba en su nariz. La visión. Los sonidos. Ella no podía volver allí.
Nunca podría volver allí. Los llantos distantes. Negaciones gritadas.
Conmoción. Su mundo que estrellándose a su alrededor.
Ella se estremeció y deliberadamente cerró su mente, rechazando volver a
aquel lugar.
"Ningún hospital. "
Las palabras sonaron ásperas sobre sus labios. Los ojos de Michael
llamearon por la sorpresa, y la estudió pensativamente.
"Quizá no tengamos otra opción, Lily. "
Ella sacudió su cabeza otra vez, no haciendo caso del dolor que la
impetuosa acción le causó.
Michael suspiró y abrió su puerta. Camino alrededor, hasta su lado y abrió
su puerta. Durante un momento él estuvo de pie allí como si estudiara el
mejor modo de manejarla. Ella fue sacudida por las diferencias entre él y
Seth. Aunque Seth fuera el policía, Michael… parecía más intenso. Un poder
sutil emanaba de él en ondas. Había confianza en sus movimientos, y su
actitud sugería que él estaba acostumbrado a las responsabilidades y hacer
que la gente siguiese sus indicaciones.
Su pelo era más largo. Sujeto sobre sus hombros, pero estaba apartado
detrás de sus orejas como si impacientemente lo metiera allí a menudo. La
única semejanza que ella podría encontrar con Seth era el color de su pelo y
ojos. Los dos tenían hermosos ojos azules, aunque los de Seth fueran más
claros. Y su cabello era una sombra más oscura de marrón.
"Te diré que." dijo él finalmente como si tomará una decisión. "Por ahora,
iremos dentro entonces podré echar una mirada. Hasta que sepa con qué
tratamos, no tiene sentido tener esta discusión. "
La alcanzó, para ayudarla, pero ella empujó sus manos.
"Puedo andar. Estoy bien. "
Su boca formó una mueca de desaprobación, pero no presiono. Él
simplemente dio un paso atrás y la esperó para salir.
Ella balanceó sus piernas hacia fuera y trató de bajar demasiado rápido. Sus
pies golpean el suelo, y un gemido escapo por la acción de sacudir la parte
superior de su cuerpo. Michael maldijo, y antes de que ella pudiera
protestar, la atrajo a su lado, soportando su peso cuando comenzaron a ir
hacia la casa.
Una vez dentro, el calor fluyo sobre ella, deshelando un poco el
entumecimiento
de
sus
miembros.
Podría
parecer
el
paraíso
pero
rápidamente se convirtió en infierno cuanto más fluía en sus brazos.
Michael la sentó sobre el canapé y se arrodilló delante de ella, su mirada fija
e intensa se encontró con la suya. "Voy fuera a la camioneta a coger la
bolsa. No quiero que te muevas. "
Ella trató de reír pero sus labios temblaron por el esfuerzo. "Pensé que eras
veterinario. "
Sus ojos brillaron y él rió. “Lo soy. Pero gente… animales… ¿Que diferencia
hay? "
Ella se rió de su broma, pero puntualmente calló cuando el movimiento
demostró ser demasiado.
Él se levantó y se apresuró hacia fuera y otra vez ella se encontró mirando
fijamente alrededor de la casa de Seth, recogiendo los olores y la atmósfera
de la casa
Carecía del toque femenino, pero no había visto ninguna prueba de que
Seth estuviera implicado con alguien. La besó. Actuando como si le
importara, aunque ella no podía tentarse a creer eso. Ella no hizo nada para
estimular su atención - no debería. Había gastado demasiado tiempo
tratando de hacerse invisible.
La vida era para que otros la vivieran. Para ella era sobrevivir.
Michael volvió poco después llevando una gran bolsa de lona, que puso en
el suelo delante del canapé. Se arrodilló frente a ella y cogió su mano, con
sus dedos moviéndose cuidadosamente sobre los suyos de una manera
tranquilizadora.
"Tenemos que quitarte el suéter, pero no quiero sacártelo por la cabeza por
lo tanto voy a cortarlo sobre tu brazo entonces podré ver de dónde viene la
sangre."
Ella echó un vistazo entre su brazo, él y luego asintió. Él pareció aliviado por
su aceptación y abrió su bolsa para sacar las tijeras.
Él comenzó por su muñeca donde el puño andrajoso de su suéter casi
engullía su mano. Él trabajó metódicamente hacia arriba hasta que la
manga se deshizo en dos pedazos distintos. Ella exhaló un aliento cuando
vio la sangre rezumar bajo el interior de su brazo.
“¿Tienes algo bajo el suéter? " preguntó él con cuidado.
“Una camiseta, " dijo ella con voz ronca.
“Bien. Voy a cortar el suéter. No es recuperable de todos modos. "
En unos segundos más, él tenía el suéter completamente abierto y ella se
arriesgó
a
echar
otro
vistazo
a
su
brazo.
La
sangre
salpicaba
completamente sobre la parte superior. Ella parpadeó, tratando de ver que
estaba mal, que había pasado, pero el mundo parecía más vertiginoso que
hacia un momento.
“Inhala profundamente" dijo Michael. “Y mira lejos. Céntrate en otra cosa."
En otra cosa. ¿En qué? Él tocó su brazo, y ella se estremeció aunque esto no
doliera.
"Lo siento", murmuró él "Tengo que conseguir limpiar esto. ¿Qué ha pasado
ahí fuera, Lily? ¿Qué puedes decirme? "
"No sé. Era todo tan confuso. Todo el mundo gritaba y corría. Había tantos
disparos. No sabía a dónde ir, así que solamente corrí. "
"Parece que te dio una bala perdida, " dijo él con gravedad.
Su cabeza se mecía hacia atrás para mirarlo fijamente, en shock. "¿Tiro?
¿Fui disparada? Pero no me acuerdo. Significa, que no sentí nada. Mi brazo
no comenzó a dolerme hasta que yo me oculte en el callejón, pero… "
"La adrenalina hace esto a veces. Tú estabas en el modo de lucha. El dolor
no te golpeó hasta que tú caíste de aquel ajetreo. "
"¿Es eso… está mal?”
Él paso rozando un dedo bajo la línea de su mandíbula y se demoro en la
pendiente en su barbilla. "No es muy malo. Parece un roce. Realmente
pienso que yo debería llevarte al hospital. ¿Si es el dinero lo que te
preocupa…? "
Ella sacudió su cabeza antes de que él pudiera seguir. "No es eso. No
significa, que tenga seguro medico o un modo de pagar, es que odio los
hospitales. No voy a volver allí." Ella tembló y miró lejos, haciendo caer su
mano. "Nunca".
Él contuvo un soplido. "No puedo obligarte a ir, Lily, incluso si es lo que
pienso que deberías hacer. Puedo parar la hemorragia - la herida no es muy
profunda - pero la infección es mi primera preocupación. Te daré una
pomada tópica pero realmente creo que te han disparado. ¿Tienes idea de
cuánto tiempo ha pasado desde tu última vacuna contra el tétanos? "
Ella casi se rió. Esto era una conversación tan común. Una que ella podría
tener con su médico de cabecera. Las cosas no fueron tan normales en
mucho tiempo.
"Estaré bien. "
La puerta de la calle se abrió con una explosión y Seth voló dentro, su
mirada inmediatamente se fijo en Lily. Su frente fruncida, y una mezcla de
preocupación y confusión cruzaron su cara.
"¿Qué demonios ha pasado?” Él se precipitó y se agachó al lado de Michael.
“¿Qué pasó? ¿Estás bien? "
Ella miró fijamente a los dos hermanos, desconcertados por su preocupación
y su cuidado. Ella no era nadie para ellos y aún así la hacían creer que si lo
era.
“Ella recibió una bala, " dijo Michael.
"¿Qué?” Seth miró fijamente la sangre de su brazo y luego atrás a Michael.
"¿Estás loco? Ella debería estar en el hospital. ¿Por qué no la has llevado? "
Lily se puso rígida y comenzó a sentarse hacia delante, su objeción se poso
en sus labios. Michael con cuidado empujó su espalda.
"Ella no va a ir al hospital. Está bien. Puedo cuidar de ella. "
"Estás loco " Seth dijo entre dientes. " Ella todavía sangra, por Dios. "
La miró, muy preocupado de que se alejase de él, y no pudiera tocarla para
tranquilizarla.
"Ella no quiere ir, Seth. Ya lo he intentado. Ahora déjeme limpiar esto de
encima y conseguir vendarlo para parar la hemorragia. No es grave." Seth
pasó una mano por su pelo y se echó atrás. Él se levantó y se paró un
momento, pendiente de Michael y ella, luego él se movió para sentarse a su
lado sobre el canapé, mirando como Michael seguía su cuidadoso
tratamiento sobre la herida.
"Has debido estar muerta de miedo" dijo Seth. “¿Por qué te fuiste, Lily?
Podrías haberte quedado aquí, no en el centro, en medio de una guerra de
bandas. "
La frustración - y la sinceridad - de su voz la asustaron. Había un tono
posesivo que la cautivo y la asustó todo al mismo tiempo.
"Solamente pensé que debía irme" dijo ella, no sabiendo que más decir. Ella
quiso apaciguarlo, pero al mismo tiempo, esto la frustró ya que la situación
entera la confundía.
Michael hizo una pausa mientras colocaba una venda sobre su herida. "¿Te
asustó mi aparición?”
¿Asustada? Era probablemente la palabra incorrecta. Inestable. Su aparición
hizo reventar la burbuja de ficción que había existido la noche anterior.
"No, no me asustó" dijo ella.
“No te quiero de vuelta en las calles, Lily, " dijo Seth con ferocidad.
Ella asintió con la cabeza y lo miró, arriba. "¿Dónde me quieres entonces?”
Sus azules ojos centrados atentamente en ella. No había ninguna
inseguridad, ninguna vacilación, ninguna indirecta de que él no hablara
desde el corazón. Él deslizo sus dedos sobre su cara, apacible y quizás un
poco inestable.
“Aquí. Conmigo. "
Capítulo 6
A pesar de su determinación de no permitirse el lujo que la fantasía Seth le
ofrecía, no pudo detener el anhelo, el deseo de contacto humano. Afecto.
Conversaciones casuales. Ella se había condenado a una vida solitaria, pero
no quería estar sola. No estaba destinada a estar sola.
Su cerebro sabía que ya era hora de dejar de castigarse a sí misma, que era
el momento de perdonarse y seguir adelante, pero su corazón estaba
completamente roto. ¿Y cómo repararía algo así? ¿Cómo podía liberarse de
algo tan terrible, algo que podría haber evitado?
Era estúpido y melodramático hasta la médula. Lo sabía. Pero no detuvo la
avalancha de dolor, a veces tan fuerte que se preguntaba si la vida no era el
peor castigo de todos.
Esperaba—todos los días esperaba a que el dolor parara. Todo el mundo
decía que el tiempo curaba las heridas— perdonaba todos los pecados.
"Lily", preguntó Michael con voz suave.
Ella parpadeó y miró hacia abajo. Había terminado de vendarle el brazo. La
gasa era gruesa y voluminosa y previniendo que su brazo yaciera
totalmente en contra de su lado. Le dolía ferozmente pero lo acogió con
beneplácito. De algún modo era mejor que la insensibilidad que parecía
apoderarse más con cada día que pasa.
"Voy a tener que hacerte un cabestrillo. Prefiero que no muevas mucho el
brazo hasta que sane la herida."
"¿Cuánto tiempo tengo que llevarlo?"
"Pocos días. No mucho."
Se volvió a Seth. "¿Tiene algún ibuprofeno?"
"Ella necesita algo más fuerte que eso” gruñó Seth.
“Estoy bien” dijo ella rápidamente. "En serio."
Seth le lanzó una mirada incrédula, pero fue a buscar el medicamento.
“Tiene razón, sabes," dijo Michael después de que Seth se había ido. "No
necesitas estar fuera en las calles. No antes. No ahora. Ni nunca."
Apartó la mirada, desconcertada por la intensidad en la suya. "No tengo
ningún lugar adonde ir."
"Mírame, Lily."
A regañadientes, ella se volvió hacia él. de nuevo.
"Tienes un lugar. Te estamos ofreciendo uno."
"¿Estamos?"
Michael apretó los labios por un momento. "Sí, nosotros. No sé lo que está
pasando aquí, Lily. No puedo explicarlo, pero vamos a solucionarlo."
Sus labios se separaron cuando su boca se abrió. Seth volvió entonces y le
tomó la mano. Dejó caer dos píldoras en su palma y luego le tendió un vaso
de agua. Se las tragó y luego se recostó en el sofá, cerrando los ojos.
Labios firmes apretaron contra su frente, y abrió los ojos para ver que Seth
se inclinaba, con su beso cálido y dulce en su piel.
"¿Quieres estar aquí o en la cama que dormiste anoche?"
La idea de tener que moverse era insoportable. "Aquí".
Seth se enderezó. “Voy a buscar una manta y algunas almohadas para que
estés cómoda."
Cuando lo vio alejarse, parecía que no había considerado siquiera
marcharse. Todavía no. La idea de volver a su mundo la atemorizaba a
muerte. Podría quedarse aquí. Sólo por poco tiempo.
******
Seth miró a Lily que había caído en un sueño intranquilo. Se movía con
frecuencia, el ceño fruncido estropeaba las líneas delicadas de su rostro.
Luego miró a su hermano que miraba a Lily con absoluta fascinación.
Esto era una locura. Él ni siquiera sabía cómo abordar el tema. Y ¿qué diría
de todos modos? ¿Váyanse a la mierda? ¿Ella es mía? O bien, ¿cómo te
sientes acerca de compartir?
Como si sintiera su agitación, Michael se volvió y cogió la mirada de Seth.
"Creo que deberíamos darle un hogar."
Seth frunció el ceño y le indicó a Michael que lo siguiera a la cocina.
"¿Hogar?", le preguntó después de que estuvieron fuera del alcance de su
oído. "Yo vivo aquí. "
"Esto no es un Hogar," sostuvo Michael. "Tenemos que llevarla a la
montaña. Esta inquieta aquí, y tendrías que preocuparte en todo momento
si se va de nuevo. Ahí... ahí podría descansar. Comer buena comida y tener
un techo sobre su cabeza."
"¿Estás
sugiriendo
que
la
llevemos
donde
mamá?",
Preguntó
con
incredulidad Seth.
Michael vaciló. "No. A mi casa."
Los ojos de Seth se estrecharon. “Hablas en serio, acerca de ella. No vas a
parar con eso."
"¿Lo harías tú?", Preguntó Michael.
"Por supuesto que no."
"Ella nos necesita. Necesita un hogar, un lugar donde se sienta segura. Nos
necesitas en el hogar, Seth. Callie te necesita. Mamá y los papás te quieren
allí. Simplemente tiene sentido que llevemos a Lily de regreso a Clyde."
Seth se pasó una mano por el pelo. Había olvidado por completo a Callie.
Había olvidado todo desde que Lily había desaparecido.
"¿Qué estamos haciendo aquí, Michael? ¿Estamos realmente teniendo en
cuenta el tipo de relación tienen nuestros papás con mamá?"
"No veo que tengamos una opción", dijo Michael en voz baja.
"Cristo. ¿Qué hay de Dillon? ¿Vamos a tener que poner a Lily ante él. para
ver si él pierde la cabeza también?"
Michael sonrió levemente. "¿Me estás preguntando si yo creo que es posible
que vaya a reaccionar como nosotros?"
Seth asintió.
Michael exhaló un suspiro. "Sí, estoy pensando que es posible. Voy a ir a
meter Lily bajo su nariz y decir ¿hey, te gusta? Uh, no. Pero infiernos puedes
estar seguro voy a estar observando para ver cómo reacciona cuando se la
presente."
"Jesús, esto es raro. Más que raro. He sido testigo de este tipo de cosas toda
mi vida, pero nunca pensé por un minuto que me gustaría compartir una
mujer con mis hermanos."
"No eres el único que lucha, Seth. Esto no es exactamente como yo
imaginaba mi vida tampoco."
“Sí, lo entiendo." Miró en dirección a la sala de estar de nuevo. "Entonces,
¿cómo vamos a convencerla de que vaya a casa con nosotros?"
"Podemos secuestrarla", dijo Michael con un encogimiento de hombros.
Seth lo miró como si estuviera loco. Tal vez lo estaba.
"Soy un policía, ¿recuerdas?"
"Simplemente estoy sugiriendo que la llevemos a dar un paseo. Un largo
viaje. Y si acabamos en Clyde, mucho mejor. Si realmente se asusta,
siempre la podremos traer de regreso, pero no creo ni por un minuto que
cualquiera de nosotros vaya a permanecer de brazos cruzados y mirarla de
nuevo ir a las calles."
"Por supuesto que no."
"Así que la llevaremos a Clyde a mi casa. No quiero abrumar a mamá y a
nuestros papás de inmediato o se sentirá como una emboscada. Creo que
deberíamos facilitarle las cosas allí, acogiéndola en nuestra familia."
"Asumes demasiado, Michael. ¿Y si ella no quiere tener nada que ver con
nosotros? Está huyendo de algo o alguien. Podría estar en un montón de
problemas."
"Para citar a uno de nuestros padres, cuando pusieron los ojos en mamá,
alejarse simplemente no era una opción. Estaban dispuestos a hacer lo que
tenían que hacer para que se quedara. Si no recuerdo mal, había mucho de
cocinar, cuidado del cuerpo y adoración."
Seth rodó los ojos. “Depende de a quién le preguntes. Por supuesto, mamá
dirá que es una tontería."
Michael negó con la cabeza. "No, eso vino directamente de la boca de Ryan.
Infiernos, Seth, ves que siguen estando a su alrededor por más de treinta
años."
"Esa es la manera en que debe ser", murmuró Seth.
"Pero, ¿será así para nosotros?"
"No lo sé", dijo Seth con frustración. "¿Te das cuenta de lo estúpido de esta
conversación? No podemos hacer que nos quiera a cambio."
“No, pero puedes estar malditamente seguro que le mostraremos nuestra
solidaridad y, finalmente, nuestro amor."
“Sí, tienes razón. Muy bien, así que secuestrémosla. Cristo, no puedo creer
que voy hacer esto."
Michael rió entre dientes. "No es como si fuera un secuestro real, y míralo
de esta manera. Ella será la más mimada en cautiverio de la existencia."
"Tengo que empacar una maleta. Probablemente deberíamos salir antes de
que oscurezca. El tiempo ya es muy desagradable."
"Ve, pues. Voy a velar por Lily mientras consigues juntar tus cosas."
Capítulo 7
Lily se despertó con ligeras caricias en la curva de su mejilla. Abrió los ojos
para ver Seth arrodillado frente al sofá, la cara pegada a la suya. Trató de
incorporarse, pero la empujó suavemente hacia abajo.
"¿Pasa algo malo? ¿Cuánto tiempo estuve dormida?"
En lugar de contestar se inclinó y le rozó los labios. Sólo un simple, delicado
susurro en la boca, que se fue casi antes de que estuviera allí.
"No hay nada malo. Vamos a secuestrarte. Pero prefiero que me digas que
quieres ir con nosotros."
Había un humor ligero en sus palabras que le hizo preguntarse si hablaba en
serio en ese asunto. Ella inclinó la cabeza hacia un lado y luego miró detrás
de él para ver a Michael en la puerta de entrada de la sala de estar
moviendo la cabeza.
"¿A dónde vamos?", Preguntó. Entonces se dio cuenta de lo ridícula que era
la pregunta. Se sonrojó, pero Seth solo sonrió.
"Te vas a casa con nosotros", dijo Michael desde la puerta.
Antes de que pudiera expresar su confusión acerca de esa declaración, Seth
habló.
"A casa en Clyde. No te quiero en las calles, Lily, pero no voy a llevarte allí
contra de tu voluntad, tampoco. Quiero que vengas con nosotros. Necesito
que vengas con nosotros." El trazó de la línea de sus labios, y el fuego
brillaba en sus ojos. "Vamos a ver donde nos lleva esto, cariño. Vamos a
cuidarte."
Su mente se borro por un momento, y quedó entre los dos hermanos. El
dolor era un latido sordo en su brazo, olvidado en el aliento de anticipación.
Seth estaba cerca, tan cerca, y se dio cuenta que quería que la besara. Peor
aún, la misma extraña añoranza llenaba la idea de Michael hiciera lo mismo.
De tocarla y dejar que su cálida voz tierna fluyera sobre ella.
Era porque había vivido demasiado tiempo en el vacío. ¿Qué fue lo que dijo
acerca de los animales hambrientos de afecto? ¿Tenían permitir que alguien
la tomara de mascota? Eso era lo que ella sentía. Sentimentalmente
privada. Carente de las comodidades humanas básicas, como el amor y la
aceptación.
No los merecía. Pero Dios, que los deseaba.
"¿Lily?" Seth pronuncio.
Poco a poco, ella asintió.
Esperaba el triunfo en los ojos de Seth, pero lo que vio fue de alivio. Que
abrigó un poco el frío que encerraba su alma, eso de que se preocupara por
ella. Que le importara.
"Ahora, hay algunas cosas que debes saber antes de irnos", continuó Seth.
"Y necesito que seas sincera conmigo. ¿Estás en algún tipo de problema?
Porque si es así, puedo ayudar. "
Ella negó con la cabeza. No era del tipo de problemas al cual él se refería. El
policía en él probablemente pensaba que era una fugitiva escondiéndose.
"Está bien, ¿estás huyendo de alguien?" Sus ojos se arrugaron cuando lo
pregunto, y su mandíbula se apretó. "¿Hay alguien que quiere hacerte
daño? No quiero poner en peligro a mi familia por traerte a casa si hay
alguna amenaza que necesito saber. Si la hay, tienes que decirme sobre ella
para que pueda eliminarla. "
Una vez más negó con la cabeza, y vio la frustración reflejada en las
miradas de ambos. De Seth y Michael.
"No hay nada de eso", dijo ella en voz baja. "No tienes ninguna razón para
creerme, pero nunca podría ponerte en peligro o a tu familia. Comprendo si
ya no quieres... hacer esto. "
Algunos pecados no son tan blancos y negros. No, no había nadie
persiguiéndola. Pero eso no significaba que no hubiera hecho algo terrible.
El tiempo no había atenuado la culpa o el dolor, pero se la hizo más capaz
de bloquearlos.
"Podemos aceptar eso. Por ahora." Advirtió por el tono de Michael que no
continuamente le permitirían evadir el problema para siempre. Y tal vez
"por ahora" era lo que necesitaba. Sólo un poco de tiempo para ser alguien
más. Para vivir la vida de alguien y escapar de la propia.
Seth parecía que quería presionarla, pero sacó una camisa de franela y un
par de jeans que se veían como de su tamaño.
"Sé que tu brazo duele, pero tenemos que conseguirte algo de ropa decente
antes de irnos. La camiseta que está abajo no te protegerá si se abre. Me di
cuenta de que hay algunos agujeros en tus jeans, y mi hermana dejo unos
cuantos aquí que puedes probarte."
Sin esperar una respuesta, Seth empujó los cobertores lejos y la ayudó a
sentarse en el sofá. Luego cuidadosamente le puso la camisa de franela
sobre los hombros. Metió su brazo sano a través de la manga y luego
enderezó lentamente su brazo herido para que pudiera caber a través de la
otra manga.
Le abotonó la camisa, sus persistentes dedos unieron cada uno mientas iba
bajando por su pecho. Sus senos se tensaron y latieron, y la avergonzaron
sus pezones que empujaban contra la suavidad del material. La camisa era
lo suficientemente grande así que tal vez no podía notarlo, pero era muy
consciente de cada toque.
El saberlo la sobresaltó, pero era agradable. No, no agradable. Esa palabra
era demasiado suave para describir el placer que zumbaban por sus venas
como la miel dulce. Era cálido y eléctrico y la trajo a la vida como estar al
sol después de tanto tiempo en el frío.
Para su sorpresa, él no perdió el tiempo para desvestirla de sus jeans. Le
desabrochó el botón y la ayudó a ponerse de pie y luego bajó el material al
suelto sobre sus caderas hasta que se quedó sólo en bragas y la camisa de
franela demasiado grande colgando sobre sus rodillas.
Ella echó una mirada a Michael, con las mejillas encendidas, pero la miró
discretamente a lo lejos.
"Agárrate de mi hombro", dirigió Seth mientras sostenía los pantalones
vaqueros abiertos a sus pies.
Se preparo a sí misma, sus dedos se deslizaron sobre la buena musculatura
de su cuello hasta que se apoderó de su hombro. Luego se metió en los
pantalones y le permitió subírselos por su cuerpo y abrochárselos en la
cintura.
Le quedaban bien con sólo una o dos pulgadas de sobra en la cintura. Sus
caderas eran más delgadas, pero no siempre lo fueron. Hubo un momento
en que sus curvas eran más exuberantes y más redondeadas. Vivir en la
calle hacía a una persona ágil y eficiente.
Un pensamiento súbito se le ocurrió. Fue rápido y doloroso y le cortó hasta
la médula. ¿Cuánto tiempo pretendían que se quedara con ellos? ¿Un día?
¿Una semana? ¿Cuánto más difícil sería volver a la vida que había forjado
para sí misma después de tener unos días al sol?
Michael atrapó su mirada y debió haber visto la desolación que sentía.
Cruzó la sala, los labios estirados. Seth apenas había retrocedido cuando de
repente Michael estaba allí, tan cerca que podía sentir las vibraciones de su
cuerpo. Podía olerlo. Su calidez la envolvía y la atrajo más cerca.
Le alisó la mano por su pelo, sus dedos se arrastraron a través de los
mechones y luego descansaron en su nuca. "¿Qué estás pensando?"
No se le ocurrió nada más que ser honesta. "Me imaginaba lo difícil que será
volver a mi vida después de..." No se atrevió a decir nada más. A veces la
verdad era más dolorosa al ser dicha.
Michael maldijo bajo y fuerte, y luego le tomó la mandíbula en su mano e
inclinó su cabeza mientras sus labios bajaron sobre los de ella. Fue una
sorpresa para sus sentidos. Una sacudida que meció su columna vertebral y
le envió ondas de hormigueo a la conmoción de su cuerpo.
No fue tan dulce y suave como el beso de Seth. La dolorosa percepción que
sentía con Seth era más como bomba que explotaba mientras Michael
alimentaba sus labios.
Oh Dios, ¿qué debería estar pensando Seth?
Empujó a Michael con la mano buena, y dio un paso atrás de inmediato. Su
respiración se hizo irregular, vaciló y dio un paso al lado, alejándose de
Michael mientras buscaba la reacción de Seth.
Él estaba allí. A su lado, su brazo deslizándose alrededor de su cintura para
darle apoyo. Sus labios presionados en la parte superior de su cabeza en un
gesto de consuelo y ¿tranquilidad?
Miró hacia arriba, buscando en su mirada alguna señal de que estaba
enojado, pero vio algo completamente distinto. Vio preocupación por ella. Y
algo que se parecía notablemente a la aceptación.
Michael le cogió la mano y le frotó el pulgar sobre la parte superior de sus
nudillos. "Esto va a parecerte una locura, Lily, pero no queremos que te
vayas. Nosotros no vamos a mantenerte por algunos días y luego echarte.
No espero que lo creas -todavía- pero no quiero que te preocupes. "
Seth la apretó contra él y murmuró bajo a su oído: "Queremos que te
quedes, cariño. Confía en eso nada más."
Ella respiró hondo y se preparó para dar el paso. Estaba un poco mareada, y
al mismo tiempo el aumento de anticipación... corría por sus venas. Por
primera vez en tanto tiempo, se sintió viva, como si tuviera algo por qué
vivir.
Había una palabra para eso, una emoción tan ajena a ella que le tomó un
momento para comprenderla. Allí, brillante como un faro al final de un
larguísimo túnel oscuro había... esperanza.
Capítulo 8
Lily durmió casi todo el camino a Clyde. Michael había arreglado unas
cuantas almohadas en el asiento trasero de su jeep y la cubrió con una
manta para que estuviera cómoda. Seth los siguió en su camioneta.
El viaje duró una hora más, debido al clima y al hecho de que Michael no
quería empujar a Lily una vez que salieron de la interestatal y entraron a los
caminos del condado.
Para el momento en que se detuvo junto a su cabaña, ya era de noche. Lily
se movió y levantó la cabeza, la manta se le deslizó desde los hombros
hasta la cintura.
La puerta trasera se abrió y Seth asomó la cabeza. "¿Estás bien, cariño?"
Lily asintió, pero Michael pudo ver la cautela en sus ojos. Salió y esperó a
que Seth ayudara a Lily a salir del asiento trasero. Después de envolverla
fuertemente en la manta, Seth la llevó con prisa hacia la puerta, pero ella se
detuvo y levantó la cara al cielo para atrapar los copos de mullida nieve
que caían en espiral.
Ella cerró los ojos cuando uno se pegó a sus pestañas, y luego todo el rostro
se iluminó con su sonrisa. Michael estaba encantado. Se quedó estupefacto
ante lo hermosa que se veía bañada en la suave luz de la luna mientras los
copos de nieve bailaban a su alrededor.
Luego ella abrió los ojos y empezó a avanzar de nuevo ante la urgencia de
Seth. Cuando llegó al porche, se detuvo de nuevo, su mirada abarcando la
entrada.
"¿Esto es tuyo?" le preguntó a Michael.
Él estaba desconcertado por su escrutinio. Lo irritaba sentirse de repente
tímido, en lo referente una casa de la que estaba muy orgulloso. Estaba
clavada en la base de la montaña en la cual vivían sus padres,
intencionalmente rural y rodeada por ponderosos pinos enormes. Estaba a
sólo unos minutos de la ciudad pero lo suficientemente lejos para permitirle
la privacidad que ansiaba y el aislamiento que lo motivaba. Pero ahora le
preocupaba que le desagradara a Lily. ¿Y si no quería quedarse?
"Sí," dijo. "Es mío."
La sonrisa de ella era brillante. "Me gusta. Es exactamente como algo que
hubiera elegido yo."
El anhelo en su voz le provocó dolor. La aprobación lo alivió.
"Me alegro que te guste," dijo con voz ronca.
"Hace frío. Tenemos que entrar," le dijo Seth a Lily. Caminaron dentro de la
casa, y Michael encendió la calefacción. Él mantenía la casa bastante fría
cuando estaba sólo, pero no quería que Lily se muriera de frío.
Mientras Lily echaba un vistazo por la sala, a Michael se le ocurrió que ella
hoy no había comido ni una maldita cosa. Infiernos, tampoco él, pero era
probable que Lily se hubiera perdido muchas más comidas que él.
"Tengo restos de chile en la nevera. ¿Están interesados?"
Seth se frotó el estómago y contrajo la cara. “Sí, me muero de hambre."
Lily frunció el ceño un momento, como si no se hubiera dado cuenta que se
había perdido alguna comida. A Michael le molestó inmensamente que esto
fuera normal en su mundo.
“Sí, yo también tengo hambre. Chile suena maravilloso. ¿Lo hiciste tú
mismo?"
Michael asintió con la cabeza.
Ella sonrió. "¿Tanto tú como Seth cocinan? Tu madre debe estar muy
orgullosa de que hayan aprendido las habilidades."
La risa retumbó en el pecho de Michael y Seth también dio grititos. Lily los
miró confusa.
“Lo siento,” dijo Michael. "Nuestra madre no puede cocinar ni para salvar su
vida... Nuestros padres se morirían de risa ante la idea de que hubiéramos
aprendido a cocinar de ella.”
"Oh, ¿así que ellos cocinan?"
Seth asintió con la cabeza.
"Eso es genial,” dijo Lily. "¿No les molesta?"
Michael sonrió. "No, en absoluto. En la mayor parte del tiempo, nuestra
madre no tiene que mover un dedo. Está irremediablemente malcriada y
esa es la manera que le gusta a nuestros padres."
"Ellos la aman mucho,” dijo Lily con tono melancólico.
“Sí, lo hacen,” respondió Seth.
“Siéntate y ponte cómoda," instó Michael. "Seth puede encender el fuego y
comeremos en la sala. Después voy a ver tu brazo. Quiero mantenerlo
vigilado de cerca para asegurarme que no se forme infección"
"Cualquier cosa que me mantenga fuera del hospital," dijo Lily a la ligera.
Ella había perdido algunas reservas en torno a ellos. Michael se sentía
alentado por su capacidad de bromear con ellos y disfrutar de una
conversación casual. Él y Seth se miraron, y la expresión de Seth reflejó la
misma satisfacción.
"Si en algún momento Michael piensa que necesitas un médico de verdad,
vas a ir", dijo Seth.
"¿Médico de verdad?" preguntó Michael con fingida incredulidad. "Me hieres,
hermano. Pasé muchos años en la escuela de medicina, muchas gracias."
"Los veterinarios son los médicos de verdad," lo defendió Lily.
Su vehemencia hizo sonreír a Michael. Al parecer ella había cobrado vida, el
color le inundaba las mejillas y le hacía chispear los ojos con emoción.
"Simplemente no quiero que te enfermes," dijo Seth con brusquedad.
Ella le sonrió y luego levantó el brazo y lo golpeó con cuidado. "No me duele
mucho. Quiero decir, me hubiera imaginado que algo que suena tan
dramático como herida de bala que me tendría tumbada en el suelo del
dolor."
Seth rotó su brazo y se lo frotó distraídamente ante las palabras de ella.
"Seth lo sabe," dijo Michael. "Estuvo tirado por un tiempo después de ser
alcanzado por una bala."
Lily se dio la vuelta, con los ojos muy abiertos. "¿Fuiste tiroteado? ¿Cuándo
ocurrió esto? ¿Estás bien ahora?"
Seth parecía sorprendido por su reacción, pero Michael ya se imaginaba que
ella era leal y protectora.
"Estoy bien," aseguró Seth. "Voy a volver a trabajar pronto."
Ella miró con preocupación. “Eres un policía. Lo recuerdo. ¿Deberías
regresar tan pronto?"
Él sonrió ampliamente. “Sí. A menos que quiera quedarme sin empleo."
"¿Dónde te dispararon?"
Se tocó el hombro y la mirada de Lily siguió su mano. "¿Fue malo?"
"Bastante malo”, respondió Seth.
A regañadientes, Michael los dejó a ambos solos para ir a la cocina a
calentar el chile.
Cuando regresó unos minutos después para poner las
bandejas de televisión2, un fuego crepitaba en el hogar y Lily estaba
sentada cómodamente en el sofá, Seth en el otro extremo.
Todo parecía totalmente doméstico. Curiosamente doméstico. No era como
si no estuviera acostumbrado a ver una escena así en la casa de sus padres,
2
Bandejas de TV, son unas bandejas con patas para apoyar en el sofá, o bien
pequeñas mesas plegables que sirven para comer una persona en el sofá, delante
del televisor.
¿pero en su cabaña? A pesar de la familia en la que había crecido, nunca
había esperado tener el mismo tipo de relación que sus padres. Si le
hubieran preguntado, se habría reído. Para él, sus padres eran únicos.
Ahora parecía que se estaba dirigiendo por el mismo camino. Ahora
comprendía por qué sus padres no fueron capaces de alejarse de su madre,
porque seguro como el infierno que él no podría alejarse de Lily.
Puso las bandejas y regresó a la cocina para comprobar la cazuela de chile
que había dejado calentando. Después revolverlo rápidamente, lo repartió
entre tres cuencos y los llevó de nuevo en la sala de estar.
Los tres se sentaron a comer juntos con una facilidad que lo sorprendió,
dado la compleja situación. Todavía había tanto que no sabían de Lily. Sin
embargo, él estaba contento, de contestar sus preguntas, acerca de su
práctica, de Clyde y de cualquier otra cosa que se imaginara. Él y Seth se
turnaban en responder a sus preguntas, pero Michael se dio cuenta de lo
cuidadosa que era para no divulgar ninguna información sobre sí misma.
Para el momento en que Michael había terminado de comer, Lily estaba
inclinada de costado, con los ojos casi cerrados. Seth alargó la mano, cogió
suavemente la cuchara de su mano y la puso en su bandeja de televisión.
"¿Está preparado tu cuarto de invitados?" le preguntó Seth a Michael en voz
baja.
Michael asintió con la cabeza.
"Me quedaré en el sofá y Lily puede tener la cama de invitados."
Lily se movió y giró los ojos desenfocados a los dos hombres. "No, tú
deberías tomar la cama, Seth. El sofá está bien para mí."
Seth le frotó el pómulo con los nudillos y sacudió la cabeza. "No es una
opción, cariño. No te molestes en discutir, porque ganaré.”
Ella inclinó la cabeza hacia un lado. "¿Siempre consigues lo que quieres?"
“No, pero seguro como el infierno que espero obtener lo que quiero ahora
mismo."
Ella no le preguntó qué quería. Tampoco lo hizo Michael, porque sabía que
su hermano quería lo mismo que él.
A Lily.
Capítulo 9
El nerviosismo revoloteaba en el pecho de Lily mientras Seth conducía el
sinuoso camino hacia la ciudad. Michael había cumplido con su deseo de
hacerle un cabestrillo, aunque ella se hubiera esforzado por convencerlo de
que no era necesario.
Ahora su brazo estaba asegurado a su lado y vestido con un vendaje nuevo
gracias a la cuidadosa atención de Michael.
Después del desayuno, Seth le había pedido ir a la ciudad con él.
Sorprendida, no había sabido qué responder. Acceder a las actividades
normales... parecía tan normal. Doméstico.
Cuando aparcaron en el pequeño pueblo de Clyde, miró con curiosidad los
edificios a su alrededor, los pequeños comercios y el encanto rústico. Seth
estacionó frente a un bar en una esquina que abarcaba un tercio de la
manzana. Ella alzó la vista hacia al letrero sobre la entrada y vio las
palabras Mountain Pass en neón azul.
Miró hacia el costado y vio que el aparcamiento estaba vacío y luego vio la
señal de cerrado contra el cristal de la puerta principal. Le dirigió una
mirada inquisitiva a Seth mientras él apagaba el motor.
"Sólo será un minuto. Hay alguien aquí con quien tengo que hablar," dijo.
"Luego vamos a comprarte algo de ropa."
El calor le cubrió las mejillas, pero antes de poder argumentar, él salió y
caminó hasta
su lado. Le tomó la mano libre, la ayudó a descender del
camión y luego la llevó dentro del pub.
El suelo estaba lleno de cáscaras de cacahuetes; y el olor a cedro junto al
persistente aroma de los alimentos cocinados se cernía en el aire.
"¿Callie?" Llamó Seth.
El silencio le dio la bienvenida. Llevó a Lily hacia la barra y la ayudó a subir
a uno de los taburetes.
"Ya vuelvo. Simplemente ponte cómoda. Callie debe estar en la parte de
atrás."
Lily metió los pies debajo del peldaño del taburete y apoyó el brazo libre en
la rugosa madera. Seth le pasó la mano por encima del hombro.
"No tardaré ni un minuto."
Lily hizo un gesto afirmativo. "Voy a estar bien. Ve a hablar con tu
hermana."
Él se inclinó y le besó la sien, demorándose un minuto con los labios antes
de alejarse y caminar detrás del mostrador hacia la puerta al otro lado.
********
Michael se detuvo en la cabaña de sus padres y echó un vistazo para ver
qué camionetas estaban en el camino de entrada. Los padres se habían ido
ó estaban fuera en el terreno porque sólo la SUV de su madre estaba allí.
Salió y caminó hacia la puerta, sin molestarse en llamar. Irritaba a su madre
que sus hijos actuaran como invitados.
"¿Mamá?"
Cerró la puerta detrás de él cuando entró en la sala de estar.
"¿Michael?"
Holly Colter se apresuró por la esquina, con su sonrisa cálida y acogedora.
La encontró a mitad de camino y la dejó ponerse de puntillas para abrazarlo
hasta que la cabeza le diera vueltas. Sonrió cuando lo apretó muy duro y
luego le dio unas palmaditas en la mejilla mientras se alejaba.
"¿Dónde has estado? Adam pasó por allá para verte ayer, pero no pudo
encontrarte en ningún lugar, y no estuviste contestando el teléfono celular."
"Fui a ver a Seth."
En ese momento, su madre abrió ampliamente sus ojos, y se cogió el pecho
con ambas manos. "¿Cómo está? ¿Está bien?"
Michael sonrió. "Él regresó conmigo."
"¿Qué? ¿Dónde está? ¿Por qué no está aquí ahora?” exigió.
Él levantó las manos. Su madre podía ser feroz cuando sus polluelos
estaban involucrados. "Está en la ciudad comprobando a Callie."
"Oh." El rostro de su madre se vino abajo y la preocupación le arrugó la
frente. "Es bueno que esté hablando con ella. Tal vez le dirá lo que anda
mal."
Michael no le contó sobre Lily. No estaba seguro de qué decir, de todos
modos. Necesitaba hablar con los papás.
"¿Están aquí los papás?"
"Ethan y Adam están en el prado de Callie, y Ryan está afuera, en el establo
con los caballos."
Michael se inclinó para besar la mejilla de su madre. “Muy bien, gracias. Iré
afuera. Necesito hablar con él."
"¿Michael?” llamó ella, deteniéndolo mientras se abría camino hacia la
cocina.
Se volvió para mirarla.
"¿Está todo bien? ¿Contigo quiero decir?"
Sonrió. “Sí, mamá. Bien. Vendré a verte antes de irme."
"Y trae a tu hermano a cenar esta noche", le ordenó.
“Sí, señora."
Michael salió por la puerta de atrás y tomó el gastado y familiar camino
hacia el establo. Ryan estaba dentro, hablándole en voz baja a un caballo
que acariciaba cariñosamente en el pecho.
"Oye, papá, ¿tienes un minuto?"
Ryan levantó la vista y dejó caer la mano del cuello del caballo. "Michael,
¿dónde demonios has estado? Tenías a tu madre totalmente preocupada, y
el Señor sabe que está lo suficientemente preocupada por sus otros hijos."
Michael se rió entre dientes. "¿Me he metido alguna vez en problemas?"
Ryan soltó un bufido. "Tú y Dillon. Es un milagro que sobreviviera a sus
infancias. Torturaron al pobre Seth sin cesar y nos volvieron locos a todos
en el proceso."
Él caminó hacia Michael y le pasó el brazo sobre los hombros. "¿Qué pasa,
hijo?"
Michael le permitió a Ryan llevarlo fuera hacia la luz del brillante sol. Tan
desagradable como fue el día anterior, la primavera había ganado la batalla
una vez más, y estaba ligeramente más cálido.
Caminaron hasta el extremo de la zona de vallado que daba a la pendiente
de la pradera de Callie. Ryan se apoyó en la cerca de madera recién
sustituida miró de reojo a Michael.
No dijo nada, pero Ryan nunca fue particularmente copioso de palabras. Él
simplemente esperó a que Michael dijera lo que tenía en mente.
"He conocido a una mujer", dijo Michael, sorprendido por lo nervioso que
estaba de tener esta conversación con su padre. De treinta años y todavía
se sentía como un adolescente que se enamora de su compañera de clases.
Ryan levantó una ceja en dirección a Michael. "Lo dices como si fuera algo
malo."
Michael se pasó una mano por el pelo y dejó escapar el aliento. "Es
complicado."
Ryan se rió entre dientes. "Conocer a una mujer siempre es complicado. Así
que, cuéntame sobre ella. ¿Cómo demonios te las has arreglado para
conocer a una mujer cuando pasas más tiempo con tus animales de lo que
lo haces con la gente?"
Michael metió las manos en los bolsillos y se balanceó sobre los talones. "La
conocí cuando fui a casa de Seth ayer."
Ryan frunció el ceño ante eso. "¿Qué estabas haciendo ahí? ¿Hay algún
problema?"
"No. Quería hablar con él de Callie. Convencerlo de venir para que quizás
descubriera lo que está pasando con ella."
"¿Y lo hizo?"
"Sí, él está ahora en la ciudad."
"Tu mamá está preocupada por ella." Los ojos de Ryan parpadearon, y
enfocó la mirada en el distante pedazo de tierra de igual nombre ‘Callie’.
"Estoy preocupado por ella."
Ryan se volvió hacia Michael. "Entonces, ¿dónde conociste a esta mujer?
Ella debe haberte dado una primera impresión infernal si la acabas de
conocer y ya te tiene atado con nudos."
"No hay manera fácil de preguntar esto", murmuró Michael. "Quería saber
acerca de ti y los papás. Y mamá.”
Ryan le lanzó una mirada inquisitiva, pero no lo interrumpió.
"Conocí a Lily en casa de Seth."
Miró a Ryan, esperando que su padre hiciera la conexión.
Los labios de Ryan se unieron y dibujaron el entendimiento. "Ah. Maldita
sea. Entiendo que esta mujer es importante para Seth."
"La acaba de conocer también", dijo Michael con frustración. "El día antes
que yo. Cristo, esto es complicado, papá. Tú tienes que saber que ninguno
de nosotros se ha inmutado nunca acerca de la manera en que crecimos.
Pero ninguno de nosotros tampoco imaginó nunca seguir el mismo camino.
Quiero decir, parece una locura. Hace un par de días, me habría reído en tu
cara y no sólo hubiera dicho que no pasaría sino que nunca funcionaría. Y
entonces conocí a Lily, vi la manera en que Seth estaba con Lily, y supe que
ninguno de nosotros va a retroceder ni un centímetro."
"Entonces ¿qué es lo que quieres saber? ¿Si funciona? ¿Si nos amenazamos
mutuamente con matarnos al principio? ¿Qué?"
"Quiero saber qué tipo de gen de mierda les trasmitieron a sus hijos," se
quejó Michael.
Ryan tiró la cabeza hacia atrás y se echó a reír. Suspiró, palmeó el hombro
de Michael y luego lo apretó.
"No es gracioso. ¿Qué demonios se supone que debo hacer?"
"La cuestión no es tanto lo que vas a hacer sino más bien acerca de cómo lo
está manejando Seth."
Michael lanzó un suspiro. "No es más feliz que yo al respecto."
“Parece que tienes un problema entonces."
"¿Te dijo alguien alguna vez que tienes un don para el entendimiento,
papá?"
Ryan se rió entre dientes. “Tu madre me habría acusado de no ser
demasiado útil para el departamento de diálogo."
"¿Tu y los papás tuvieron… problemas? ¿Al principio? Cuando conocieron a
mamá, quiero decir."
Ryan sacudió la cabeza. "Ya sabíamos, me refiero a que antes de conocer a
tu mamá, ya sabíamos que tendríamos la misma esposa. No puedo hablar
por Ethan y Adam, pero bueno, simplemente lo sabíamos. Realmente no
puedo explicarlo. Suena bastante estúpido ahora que cuando éramos mucho
más jóvenes, creamos nuestro negocio, y vivíamos juntos. Es el tipo de
situación en la que crecimos, por lo que sólo parecía inevitable. Eso y que
en realidad no tomamos ningún fuerte interés por una mujer, mucho más
allá del sexo. Mierda, no estoy teniendo esta conversación con mi hijo,"
murmuró Ryan.
Michael hizo una mueca. "Dios no, no quiero oír hablar de sus vidas
sexuales antes o después de mamá."
"Mira, entiendo que no esperaras y ni siquiera quisieras esto. Pero lo que
tienes que preguntarte es si esta mujer vale la pena. Si ni tú ni Seth van a
ceder, entonces, o bien tiene ella que tomar una decisión o lo tienes que
hacer tú."
"Haces que parezca tan simple."
“Lo es. La decisión es la parte fácil. Hacer que funcione es la parte difícil."
"Siempre recuerdo que tú y los papás y mamá están tan… enamorados
¿Tuvieron problemas al principio?"
"¿Más allá de que tu obstinada madre decidió que necesitaba dejarnos para
protegernos?"
El ceño oscureció la cara de Ryan. Michael sonrió. Incluso después de tantos
años, hablar del pasado garantizaba cabrear a sus padres.
"Entramos en la situación con los ojos bien abiertos. Sabíamos qué esperar.
También sabíamos que teníamos que hacer más trabajo incluso que tu
madre, porque mientras que nosotros sólo teníamos una cónyuge para
complacer, ella tenía que enfrentarse a tres personalidades muy distintas, y
no queríamos abrumarla. Se requirió algo de paciencia, un poco de
morderse la lengua, pero sobre todo se requirió compromiso de todos
nosotros. Todos queríamos tiempo con tu madre a pesar de nuestro inusual
arreglo por lo que cada uno de nosotros tuvo que ser sensible a eso y no ser
un idiota cuando uno de los otros quería tiempo con tu madre a solas."
"Usted sabías que ella era la elegida. Quiero decir, en el momento en que la
viste."
“Sí. Una especie de cruce entre "estoy jodido" y ser golpeado por un rayo."
Los labios de Michael se retorcieron en una sonrisa triste. “Sí, eso lo
describe bastante."
"Entonces, ¿cuándo tendremos la oportunidad de conocer a esta mujer?"
Preguntó Ryan de manera casual.
"Es complicado."
"Ya has dicho eso. ¿Algo que deba saber?"
"Ella no tiene hogar."
La cara de Ryan se ensombreció. "¿Qué?"
"Ella no tiene un hogar. Seth le sirvió en el comedor donde es voluntario.
Casi pierde la cabeza ante la idea de que estuviera en la calle. La llevó a su
casa con él y luego me presenté a la mañana siguiente. Ella desapareció.
Fuimos a buscarla, y recibió un balazo en una pelea entre distribuidores de
drogas en el centro de la ciudad."
“Bueno, diablos”, murmuró Ryan. "Así que ustedes dos no saben nada
acerca de esta mujer."
"Casi lo mismo que sabían ustedes de mamá cuando la sacaron de la
nieve," dijo Michael beligerante.
Ryan levantó las manos. "Entendido. Sólo pienso que deberían tener
cuidado."
"Eso está bien y fácil de decir, pero ya estoy totalmente envuelto en esto,
papá. Es una locura, pero desde el momento en que la vi, la reconocí. Ella
es mía. No puedo escapar."
"No es una locura," dijo Ryan. "Sé exactamente de dónde vienes."
"Diablos, sólo espero saber hacia dónde voy” murmuró Michael.
***
Seth asomó la cabeza en la pequeña oficina para ver a Callie con la cabeza
inclinada sobre una pila de papeles.
"Oye, pequeña."
Levantó de golpe la cabeza y la alegría le iluminó las sombras bajo los ojos.
"¡Seth!"
Se levantó de un salto y se lanzó a través de la habitación hacia él. La
agarró y se tambaleó hacia atrás, riéndose de su exuberancia.
"¿Qué estás haciendo aquí? ¿Estás bien? ¿Cómo está tu hombro?"
"Whoa, una pregunta a la vez. Y yo haré las preguntas, señorita."
Ella frunció el ceño y dio un paso atrás. "¿Quién me delató?”
"Elige tú," dijo Seth. "Todos están preocupados por ti, Callie. ¿Qué está
pasando? ¿Y qué haces al pasar por Denver sin detenerte? Yo ni siquiera
sabía que estabas en casa hasta que uno de los papás me lo dijo.”
Ella suspiró y se pasó una mano por el largo pelo castaño oscuro. "Estoy
bien. En serio."
Seth la clavó con la mirada.
"Seth, no lo hagas. ¿Está bien?"
"No me mientas, Callie. A mi no. Te conozco mejor que eso."
El dolor cruzó por los ojos de ella, y a él, el pánico le serpenteó por la espina
dorsal.
"¿Qué te pasó, pequeña?"
Las lágrimas brillaron por un brevísimo momento antes de que parpadeara,
y la vulnerabilidad se hubiera ido, sustituida por una dura coraza.
"Voy a estar bien. Sólo necesitaba... sólo necesitaba estar en casa."
"Lo entiendo, y me alegro de que estés aquí. Sabes que puedes hablarme
de lo que sea."
Ella sonrió. "Lo sé. ¿Y tú? ¿Estás en casa por un tiempo?"
Fue entonces cuando se acordó de Lily, sentada sola en el bar. Miró a su
hermanita, y lo que sea que ella vio en su expresión, la hizo llevarse las
manos al pecho.
"Dime", exigió.
"¿Me ocultas cosas y luego esperas que yo desembuche?"
Ella revoloteó los ojos. "Estoy deprimida, Seth. No acabada. Tengo que
superarlo antes de poder hablar de ello. Ahora, ¿qué hay de ti?"
Él suspiró, sabiendo que Callie lo descubriría en pocos minutos de todos
modos. Ahora mejor prepararla.
"He conocido a alguien”, comenzó. "Su nombre es Lily.”
"Lo dices como si fuera algo malo. Mamá estará encantada. Casi puedo oírla
suspirando la palabra nieto."
“Sí, bueno, hay un pequeño problema."
Ella levantó una ceja. "¿Eh?"
“Sí. Michael la conoció también."
Por un momento se le quedaron los ojos en blanco y luego brilló la
comprensión y abrió la boca con sorpresa.
"Oh, mierda”, susurró ella.
Capítulo 10
Lily se movió en su taburete y se inclinó hacia adelante en la barra,
manteniendo el brazo en cabestrillo apuntando en dirección opuesta. En
realidad le molestaba, más hoy, que cuando había recibido el disparo.
Tendría que haber pedido más ibuprofeno antes que ella y Seth hubieran
dejado la casa de Michael, pero estuvo demasiado nerviosa y curiosa acerca
de dónde la llevaban.
Había escuchado lo suficiente de la conversación entre Seth y Michael para
saber que Callie era su hermana, que había regresado recientemente de
Europa y que toda la familia estaba preocupada por ella.
Michael y Seth eran probablemente los mejores hermanos mayores del
planeta. Lo que había visto en ellos sólo cimentó su opinión de que eran
generosos en extremo y muy cuidadosos.
La puerta del bar se abrió, y ella giró su mirada en esa dirección,
sorprendida cuando un hombre alto, musculoso, con los brazos tatuados,
una gorra de béisbol hacia atrás y un pendiente colgando de la oreja pasó al
interior.
Ella no sabía si sentir miedo o fascinación, pero todavía él no la había visto,
por lo que se contrajo en el mostrador, contenta de verlo desde la distancia.
Era un hombre grande. Caderas angostas, pero amplio de hombros. Su
apretada camiseta mostró un sólido muro de músculos en su pecho y las
mangas cortadas cortas marcaban los abultados brazos.
Un complejo entramado de tatuajes serpenteaba por ambos brazos y se
envolvía alrededor de sus muñecas. Además del pendiente, no llevaba joyas
ni adornos, y su pelo, que pensaba podría ser largo, era apenas visible
debajo de su gorra.
Era delicioso.... Esa fue la palabra que le vino a la cabeza antes de que
pudiera reflexionar sobre lo absurdo de la observación. Delicioso y
fascinante, con vivos ojos verde pálido rodeados de pestañas que harían a
una mujer adulta llorar de envidia.
Luego se volvió y la vio. Sus miradas se encontraron, y sus labios se
abrieron por la sorpresa - de que, no estaba segura. Se sintió ansiosa de
inmediato, a pesar de no temer al hombre. Tal vez debería, pero Seth
estaba a un grito de distancia.
El hombre ladeó la cabeza y la observó con atención mientras lo estudiaba.
Luego sonrió, y ella quedó fascinada por los hoyuelos a ambos lados de su
boca. Perfecto, dientes rectos, blancos que brillaban y le guiñó un ojo.
"Hola, dulzura", dijo mientras se acercó a la barra.
Entonces vio el cabestrillo y frunció el ceño ferozmente.
"¿Qué diablos te pasó? ¿Estás bien? "
Ella miró su brazo, después de haber olvidado por completo de que estaba
herida. "Me dispararon."
"¡Oh dios! ¿Hablas en serio? "
Él se dejó caer sobre un taburete a su lado, su cuerpo grande ocupando
mucho más espacio que ella.
"¿Qué estás haciendo aquí, de todos modos? ¿Hay algo que pueda hacer por
ti? "
"No, a menos que tengas algún ibuprofeno", dijo con tristeza y levantó el
brazo como referencia.
Él frunció el ceño. "Seguro como el infierno. Déjame conseguirte algo. ¿Qué
tal unos OJ? "
Ella parpadeó con confusión. "¿Tú trabajas aquí o algo así?"
"O algo", dijo mientras caminaba por el pasillo. "En realidad, es mío. O solía
pensar eso, hasta que mi hermana irrumpió en el bar y se hizo cargo. La
estoy dejando"
Lily abrió los ojos. "Debes ser Dillon", exclamó.
Se medio paro. "Sí, ese soy yo. ¿Cómo lo sabes? ¿Eres una amiga de Callie?
"
"No he conocido a Callie."
Empujó el vaso de jugo de naranja por encima del mostrador y luego
sacudió varios ibuprofenos en su palma. "Aquí, tienes, toma estos para que
te sientas mejor."
A medida que se las tragó, él se inclinó hacia delante en el mostrador hasta
que estuvo demasiado cerca. La miró como si pudiera ver, detrás de sus
capas y murallas defensivas, directamente a su corazón.
Ella tuvo que mirar hacia otro lado, pero se encontró que estaba fascinada.
Él era tan malditamente guapo.
"Me tienes en una situación de desventaja, dulzura. Sabes mi nombre, pero
yo no sé el tuyo."
Tragó saliva. "Lily".
"Muy bonito," murmuró. "Ahora, Lily. ¿Dime, que estás haciendo aquí? Una
mujer hermosa como tú no debería estar sentada sola en un bar vacío.
Alguien debería cuidar de ti y de tu brazo. "
"Llegué con Seth. Está hablando con Callie. Creo. "
Dillon frunció el ceño y se enderezó, dejó las palmas de sus manos
descansando en la curva de la barra. "¿Seth está aquí?"
Ella asintió con la cabeza.
"¿Por qué soy siempre el último en enterarse de estas cosas?", preguntó
Dillon en un tono exasperado. Luego descansó su mirada de nuevo en ella,
acariciando por encima de su piel como un pincel mojado en el fuego.
"¿Sí eres de Seth? Y si es así, ¿por qué diablos no supo cuidar mejor de ti? "
Ella se ruborizó hasta las raíces de su pelo, pero se sintió obligada a disipar
su creencia y también defender a Seth.
"Yo no soy de nadie. ¡Qué manera tan absurda de decirlo! La gente no es
una pertenencia. Y Seth ha cuidado muy bien a mí. Tengo mucho que
agradecerle”.
Un destello parpadeó entre los ojos de Dillon. Su mirada carnal y
depredadora. Ella contuvo el aliento y cambió de nuevo su postura en el
taburete para no perder el equilibrio.
La mano de Dillon salió disparada, y la agarró del brazo ileso para
estabilizarla. Por un momento la tenía en el mostrador, y luego disminuyó la
distancia, su mirada nunca la dejó.
"Así que no eres de Seth."
"¡Yo no he dicho que lo sea!"
Lo miró, sus mejillas calientes por el esfuerzo. Él le devolvió la sonrisa,
fusionando su exasperación con la calidez de su mirada.
"Vamos, Lily, dime algo. ¿Estás comprometida? ¿Implicada de alguna forma?
Me fascinas. ¿Cómo es que te dispararon? Y si no está con Seth, ¿acaso mi
hermano perdió la polla cuando le pegaron un tiro?"
Su boca se abrió, y luego se echó a reír. Se secó las lágrimas con el dorso
de la mano y luego se rió más fuerte.
"Eres un seductor terrible", acusó a ella.
Pero aún cuando le reprochó, la constatación de que ella no se había
divertido tanto en mucho tiempo zumbaba a través de su conciencia. Y
también lo hizo la culpa por la manera despreocupada que ella se rió y
disfrutó del breve momento.
Ella miró hacia abajo y luego se retiró, odiando la impotencia que sentía en
su interior. Estaba cansada de sentir que nunca sería feliz de nuevo.
¿Cuánto sería suficiente...? ¿Cuánto?
Una mano firme la agarró por la barbilla y la giró. Dillon se había movido en
torno a la mesa y ahora estaba a un soplo de distancia, su cuerpo ocupó
casi su espacio, llenándolo de calor.
"¿Estás mal?", Preguntó sin rodeos. "¿Te duele?"
"Cuando venga Seth. Estoy lista para irme. "
"Yo no estoy listo para que te vayas."
Su mirada se giró hacia arriba, y ella tuvo la loca idea de que quería besarla.
¿Todos los hombres Colter iban besando a mujeres que apenas conocían? La
verdadera pregunta era ¿por qué lo hacía?
"¿Lily?"
"Sí", respondió con voz ronca.
"Quiero darte un beso. Debo advertirte que suelo hacer las cosas que
quiero. Te estoy echando a perder de esta manera. Así que mientras te
estoy diciendo que quiero darte un beso, la cosa es, que vas a hacer."
"¿Lo harás?"
Trató de alejarse pero le cogió la nuca y la mantuvo en su lugar mientras su
boca se cernía sobre ella tentadora.
"Si. Mírame. Te lo advertí”.
Antes de que pudiera decir otra cosa, los labios de ellos se encontraron. El
beso fue tan agresivo y eléctrico como era él, también juguetón. Bailó en las
comisuras de su boca, tiró de su labio inferior entre los dientes
mordisqueando, antes de calmar la piel suave con la lengua.
"Sabes igual de dulce que tu aspecto", murmuró en su boca. "Bésame de
nuevo, Lily. Pruébame. Muéstrame que no soy el único
que se está
volviendo loco aquí."
"Esto es una locura", susurró. "Dillon, no podemos. Acabo de conocerte. Tú
no me conoces. Estoy aquí con tu hermano... y Michael."
Dillon frunció el ceño. "¿Michael? ¿Qué es lo que Michael tiene que ver con
esto? "
"Él me besó también”, murmuró ella, con la esperanza de que Dillon se
dejara intimidar por esta información. En su lugar, se echó hacia atrás y se
sentó en el taburete junto a ella, la intriga parpadeó en sus ojos.
"Besaste a Michael, pero no a Seth, ¿quién es el qué está cuidando de ti?"
Ella se sonrojó hasta que su cara parecía quemada, por la vergüenza. "Seth
me besó."
"Estoy escuchando un montón de que ellos te besaron, pero nada de que les
devolvieras esos besos."
"Esta conversación es ridícula”, protestó ella. "Me dieron un beso. Les dí un
beso. Todo es una locura. Ellos querían traerme aquí.” Hizo un gesto
mirando por la ventana hacia la ciudad mientras hablaba. "Nos quedamos
en lo Michael la última noche. Dicen cosas locas como que quieren que me
quede, pero no nos conocemos. No debería haber dejado que ninguno de
ellos me besara, y maldita sea que no debería haberles devuelto el beso”.
"Si ellos sentían la mitad de la locura que estoy experimentando ahora, no
hay una maldita cosa que podrías haber hecho para evitar que te besaran."
Ella contuvo el aliento hasta que sintió que la sala flotaba a su alrededor.
“Sí, Lily, esto significa que voy a besarte otra vez. Y espero como el infierno
que me devuelvas el beso. "
Colocó las palmas en sus mejillas, intercalando su rostro entre las manos.
Luego bajó su boca y la devoró. Con un hambre tan sensual que su pulso se
puso fuera de control.
Él recorrió el interior de sus labios con su lengua y luego empujó hacia su
interior, cálido y dulce, acariciando con su lengua hasta el techo de su boca.
Se balanceó en la silla y extendió su mano para agarrar su pecho como
apoyo. Fue como reunirse con un muro de ladrillos. Sus dedos se clavaron
en sus músculos, y se encontró siguiendo sus bordes y acariciando sus
bultos.
Cuando él se alejó, le puso ambas manos en la cintura para sostenerla en su
lugar. Su respiración se produjo en ráfagas irregulares, y tenía los ojos
verdes de cristal iluminados con brillantes chispas de conciencia.
"Tú no puedes pertenecer a Seth, pero puedes estar segura como el infierno
que vas a pertenecerme a mí, cariño. A partir de ahora, voy a ser el único
hombre que te va a besar y maldito, al único que vas a devolverle el beso".
Ella se bajó del taburete y dio un paso atrás, dispuesta o bien a irse a
encontrar a Seth, o simplemente salir a la calle.
Ir a cualquier lugar, pero no quedarse aquí con este magnífico hombre,
juguetón con el que le daba ganas de hacer cosas locas como reír. Y darle
un beso de nuevo hasta que él pidiera aire.
Estuvo demasiado tiempo sin un hombre. Era la única explicación de su
reacción a los hermanos Colter. O tal vez habría reaccionado de esta
manera a cualquier grupo de hombres que de repente la llenaran de calidez,
afecto y pasión....
"Toma el resto de tu OJ", dijo Dillon suavemente. "No te quise asustar.
Quiero que te quedes. Ponte cómoda. "
"Me voy a dar una puñalada ahora," dijo una mujer desde el otro lado de la
barra.
Lily giró la cabeza hacia arriba para ver de pie junto a Seth a una pequeña
morena con ojos brillantes de color azul.
"A juzgar por la mirada en el rostro de mi estúpido hermano, yo diría que ya
no es sólo por Michael de lo único que tienes que preocuparte cuando se
trata de tu mujer."
El rojo envolvió a Lily. Ella, literalmente, pudo sentir
el rubor, que se
arrastró por su rostro. Ella se sentía más que mortificada. Se llevó las
palmas hacia abajo y se apartó de la lucha, con la intención de escapar de
la torpeza de la escena.
Dillon envolvió sus brazos alrededor de su cintura mientras ella trataba de
maniobrar y suavemente la llevó en su contra bajo el amparo de su brazo.
"Callie, pequeña, tú sabes, te quiero mucho, pero en serio vas a tener que
trabajar en esa boca tuya antes de que te metas hasta el culo en
problemas.”
Su hermana sonrió a Dillon como si realmente no le importara un bledo lo
que le decía.
“Veo que ya has conocido a mi hermano menor, Lily," dijo Seth. "Esta es mi
hermana, Callie. El bebé de la familia Colter. "
Lily asintió con la cabeza en dirección a Callie, insegura de si la otra mujer
estaba en realidad de broma o si estaba lista para arrancarle una tira de
piel.
Callie sonrió sin embargo, y cruzó la habitación para tomar a Lily por su
mano buena. "Estoy muy contenta de conocerte, Lily. Seth me estaba
contando de ti. Me alegro de que estés aquí.”
Lily sintió la agitación en la voz de Callie, por lo que se preguntó cuánto
Seth le había contado a su hermana. Lily podía oír la pena en la voz de
Callie y su desconcierto.
"Gracias," dijo ella porque no podía pensar en nada más que decir.
Aún ubicada en el firme control de Dillon, Lily trató de de distanciarse,
mirando
a
Seth.
intensamente,
Pero
Seth
enfocando
a
no
parecía
Dillon,
molesto
estudiando
o
cada
celoso.
uno
Miraba
de
sus
movimientos, hasta sus expresiones faciales.
Dillon la apretaba contra sí, no permitiendo que se escapara, al tiempo que
mantenía una conversación con sus hermanos, mientas Lily incordió la
charla tratando de escapar.
"Tenemos que hablar, Dillon," le dijo Seth en voz baja.
Dillon gruñó, beligerante. "Sí, así lo parece."
"Y Michael. También él está involucrado. "
Callie arrugó la nariz y luego procedió a hacer palanca para alejar a Lily del
lado de Dillon. "Yo propongo llevarme a Lily a casa. A mamá le encantará
tener a otra chica para cacarear, y puedo conseguir que nos cocinen el
almuerzo. De esta manera, no vamos a estar nadando en testosterona,
mientas sus cabezotas mantienen su pequeña charla."
"Creo que es una excelente idea, Callie", dijo Dillon. "Que Adam mire su
brazo mientras están allí. Todavía me estoy muriendo por saber cómo
infiernos ella recibió un disparo, pero estoy seguro de Seth me lo explicara
todo, ¿no, Seth?"
Seth frunció el ceño. "Lily se queda conmigo. Ella no se va a ninguna parte.
"
"Oh, vamos, Seth. ¿Estás seguro que quieres que esté presente cuando los
tres se empiecen a quejar y lamentar y tengan su concurso de mear? No la
culparía si sale corriendo y gritando todo el camino de regreso a Denver."
"Te hago cargo de ella, Callie. Te estoy encargando su seguridad. Asegúrate
que se queda contigo. "
"Tendría que haber estado contigo." Le dijo Dillon mientras miraba hacia
Seth con los ojos brillando. "No putees a Callie, cuando tú la dejaste aquí en
el bar sola. Ella está herida, y cualquiera podría haber entrado aquí. "
Los ojos de Seth se estrecharon con el insulto.
Callie ladeó la cabeza. "Por el amor de Dios, los dos. Ella es una mujer
adulta. No necesita una niñera. "
"Hazlo por mí y mi tranquilidad", insistió Seth. "¿Puede ser? Necesito saber
que está bien y lo más importante que no se va por su cuenta a ninguna
parte. "
Dillon resopló de nuevo, y Seth le lanzó una mirada asesina que decía que
no iba a aguantar mucho más de su hermano menor.
Callie se encogió de hombros: "Bueno, está bien. Voy a tratar de no forzar
mi lucha por esta cosita diminuta y con un brazo atado a la cintura. Quiero
decir, no me gustaría hacerme daño. "
"Pequeña, eres un poco sarcástica," murmuró Dillon. "¿No es de extrañar
que te quiera tanto?"
Callie tomó la mano de Lily y la apretó tranquilizadoramente. "Vamos. Te
llevaré a la casa. Te garantizo que no vas a querer estar cerca de estos. Las
cosas se van a poner un poco turbias. Cuando los hombres hablan de sus
sentimientos nunca son un espectáculo agradable. "
Lily ahogó la risa ante la irreverencia de Callie, pero le preocupaba lo que
podría suceder en su ausencia. Ella no estaba del todo segura de lo que
estaba pasando, pero sabía que estaba involucrada, y lo último que quería
era ser un problema entre los hermanos.
"¿Te voy a recoger más tarde, cariño?", dijo Seth.
Lily asintió con la cabeza, pero mientras se alejaba, miró a los hombres y
sintió un extraño aleteo el fondo de su pecho.
Capítulo 11
La conducción fue tranquila, Lily estaba agradecida de que Callie no fuera
una de esas personas que tuvieran que llenar el silencio con cháchara sin
sentido o que le hiciera un centenar de preguntas.
El mini SUV de Callie con facilidad subió en zigzag la montaña, aunque Lily
todavía estaba nerviosa por la proximidad.
Sin embargo, la vista era espectacular, y Lily no podía dejar de dar
profundos suspiros de satisfacción, ya que subieron más alto.
Cuando se acercaron a la enorme casa, Lily jadeó con deleite.
"¿Aquí es donde vive tu familia?"
Callie sonrió. "Impresionante ¿no?"
"Eres muy afortunada," dijo Lily con nostalgia. "Este es un lugar hermoso. Y
privado”.
Callie se detuvo, cuando abrió la puerta. Luego miró a Lily. "Uhm, ¿Seth te
ha hablado de nuestra familia? ¿Acerca de nuestros padres? "
Lily asintió con la cabeza. "Él dice que tiene tres padres."
Callie pareció aliviada. "Está bien. No quería que entraras y te preguntaras
qué diablos estaba pasando. O que tal vez pensaras que estabas siendo
secuestrada por alguna secta."
Lily se echó a reír y bajó fácilmente por su lado del coche. Esperó a Callie
para que liderara el camino, ya que a medida que se acercaban a la puerta
principal, las burbujas de nervios subían arriba y abajo por su garganta.
Callie abrió la puerta. "¿Mamá? ¿Papás? ¿Hay alguien en casa? "
Hizo un gesto para que entrara a Lily, y Lily entró en la sala de estar que le
recordó en muchos aspectos a la casa de Michael. Emanaba la misma
sensación hogareña, pero a mayor escala. Los muebles eran ricos y
masculinos, pero buscando, Lily pudo ver los detalles de la femineidad en
las cortinas y en los cojines de colores dispuestos en los sofás. Imágenes de
la familia colgaban de las paredes y cubrían toda la superficie disponible de
la mesa del centro y las mesas laterales.
Sobre la chimenea había un retrato grande de toda la familia, y Lily obtuvo
su primer vistazo de los "papás".
Allí, en medio de todos los hombres estaban Callie y su mamá. Todos
parecían tan felices, el amor emanaba y Lily sintió que la envolvía como en
un cálido abrazo.
Este era un lugar que gritaba hogar. Los bebés y los niños. La risa y los
buenos tiempos. El nudo en la garganta de Lily creció hasta que cada
respiración era una agonía.
"Callie, que pronto volviste a casa. No te esperaba hasta tarde esta noche."
Lily se volvió para ver a quien tomó por uno de los padres a pocos metros.
"Oye papá, traje a Lily a casa. Espero que puedas darnos algo de comer"
Lily sonrió al escuchar el tono zalamero en la voz de Callie.
Callie se volvió a Lily a continuación. "Lily, este es mi padre, Ethan. Papá,
esta es Lily. Es una amiga de... de Seth."
Ethan se acercó a Lily con la mano extendida. Sus ojos eran cálidos y
acogedores, llevaba una sonrisa amable.
"Hola, Lily. Es muy agradable conocerte."
Su mirada se dejó caer en el brazo atado, y frunció el ceño.
"¿Están mis otros padres por aquí?" Callie le preguntó. "Pensé que Adam
podía echarle un vistazo a su brazo. ¿Y dónde está mamá?"
Ethan rió entre dientes. "Estaré encantado de conseguir a las señoras algo
de comer. ¿Por qué no se ponen cómodas? Voy a llamar a Adam y a tu
madre. Están con Ryan. Creo que acaba de regresar de montar a caballo."
"Yo te ayudaré", dijo Callie en un apuro. "Lily, toma asiento. No quiero que
exageres."
Callie siguió a su padre a la cocina, y en cuanto estuvieron fuera del alcance
del oído, Ethan le dio una mirada divertida.
"Bueno, ¿qué pasa? Nunca te ofreces para ayudar en la cocina. ¿Estás
enferma?"
Callie hizo una mueca. "Necesitaba hablar contigo y los demás papás, lejos
de Lily. No sé que es lo que les han dicho, pero no quiero que se sienta
incómoda. Creo que mis hermanos idiotas están haciendo suficiente por su
propia cuenta. "
Ambos miraron cuando la puerta trasera se abrió y su mamá entró seguida
por Adam y Ryan.
"¡Callie!", Exclamó su madre, y antes de que Callie pudiera responder, fue
atrapada en los brazos de su madre que la apretó casi hasta la muerte.
"Ughhh, mamá, sólo me viste hace unas horas", se quejó Callie.
"Pero no esperaba verte por varias más", dijo Holly con una sonrisa. "Así
que es una grata sorpresa."
Adam revolvió el pelo Callie y le dio un beso en la parte superior de su
cabeza. "¿Tomando hoy las cosas fáciles?"
"Casi", murmuró Callie. "Mira, necesito un favor. ¿Puedes echar un vistazo a
una herida por arma de fuego?"
Ryan y Adam fruncieron el ceño, y antes de que pudieran explotar, Callie
alzó las manos. "Obviamente, no es a mi. Lily está aquí. En la sala de estar.
Seth me pidió si la podías revisar. Michael le hizo un arreglo en su casa
cuando pasó.
La ceja de Ryan subió. "¿Michael con Lily?"
Sus padres intercambiaron unas miradas mientras que su madre miró a su
alrededor con desconcierto.
"Bueno, creo que podría ser más de Seth", dijo Callie con cuidado. "Pero
están en la ciudad intentando arreglarlo."
"¿Podría alguien decirme qué demonios está pasando? ¿Quién es Lily?"
exigió Holly.
"Llévame a la sala", dijo Adam. "Me gustaría conocerla. Voy a echarle un
vistazo a la herida también mientras estoy allí. "
"Ella es bonita", ofreció Ethan. "Y tranquila. Parece muy reservada”.
"Me gustaría conocerla también", dijo Ryan con el ceño fruncido.
"Sólo si me prometes no asustarla a muerte," dijo Callie.
Ryan alzó las cejas. "¿Qué?"
"Si la haces salir corriendo, Seth me va a patear el culo", señaló Callie.
"Prefiero mantener la paz en la familia."
"¿Podría decirme alguien qué está pasando?" Holly casi gritó.
Ryan le poso una mano sobre el hombro a Holly, y se calmó. Siempre
sorprendía a Callie cuánto podría lograr con un simple toque. A ella le
encantaría decir que sus padres eran cursis y brutos, pero el hecho era, que
sus padres estaban tan enamorados de su madre que cada vez que Callie
los miraba juntos, era presa de un deseo tan intenso que dolía.
"Michael y Seth han encontrado a una mujer -la misma mujer", le dijo Ryan
a su esposa. "Lily".
Holly parpadeó por un momento mientras miraba entre sus maridos.
"Creo que se puede añadir a esa lista a Dillon," dijo Callie. "La conoció en la
ciudad hace un rato y hay algo de química entre ellos."
“Bueno, mierda, "sopló a Adam. "Esto podría complicarse."
Ryan se encogió de hombros. "No es más complicado de lo que fue para
nosotros al principio."
"¿Quieres decir qué...?" Holly se interrumpió y se pasó una mano por el
pelo.
"Sí, eso es lo que queremos decir", contestó Ryan.
"¡Dios mío!", dijo Holly, la preocupación oscureciendo sus ojos.
"Ryan dice que está sin hogar," dijo Ethan en voz baja.
"Ella es diferente", ofreció Callie. "No sé su historia, pero hay algo en ella.
Ella está... triste. "
"Vamos a involucrarnos nosotros", dice Holly, tirando de la mano de Callie.
"Quiero conocer a la chica en la que mis hijos están interesados"
Callie pensó en que toda la familia fuera a la sala de estar, haría
probablemente a Lily correr derecha a la puerta principal, pero no había
mucho que pudiera hacer al respecto ahora.
"Sólo háganselo... fácil", advirtió. "Lily luce tan frágil."
"Herida por arma de fuego lo estarías tu también," dijo Adam secamente.
Callie disparó a su padre una mirada y luego caminó por delante de sus
padres a la sala de estar. Lily estaba sentada en el sofá, sentada en el borde
como si fuera a huir en cualquier momento. Ella levantó la vista cuando
todos ellos entraron y abrió mucho los ojos.
"Lily, quiero que conozcas al resto del clan", dijo Callie en un tono alegre.
"Esta es mi madre, Holly Colter, y estos son mis otros dos padres, Adam y
Ryan."
Lily miró con cautela a la gente de pie junto a Callie. Adam y Ryan la
miraron como si estuvieran tratando de conocer todos los secretos que
había en su cabeza. Holly, por otra parte, se apresuró y de inmediato
envolvió a Lily en sus brazos.
"Oh, pobrecita. ¿Es tu brazo herido?" Se volvió hacia los demás. "Adam, ven
a ver su brazo, Ryan puedes darle algo para el dolor. Ella está temblando."
"Ella probablemente tiene miedo de ti," dijo Ryan arrastrando las palabras.
Holly le frunció el ceño ferozmente.
"Me tomé algunos ibuprofenos," dijo Lily en voz baja. "Dillon me los dio en el
pub".
"Oh, bueno, bueno, entonces. ¿Todavía duele? "
Holly se sentó a su lado y le hizo un gesto a Adam para que se acercara.
"Estoy bien. En serio. No quiero ser una molestia."
Holly hizo un sonido desdeñoso mientras Adam cayó sobre una rodilla
delante de Lily.
"¿Qué pasó?" Adam preguntó en voz baja.
"Lugar equivocado en el momento equivocado", dijo Lily.
"Parece que Michael te arregló bien. ¿Te importa si miro?"
Adam miró sintiéndose furioso, pero tuvo el cuidado de tratarla con
suavidad, casi como si tuviera miedo de asustarla a muerte.
Se relajó y asintió con la cabeza y vio a Ryan por el rabillo del ojo.
Él también la miraba. Podía sentir las preguntas que estaban en el aire. Ellos
sentían curiosidad por ella, pero hasta ahora se habían mordido la lengua.
Adam abrió el cabestrillo y luego la gasa alrededor de su brazo. El vendaje
estaba pegado con la sangre seca, y con cuidado lo quitó. Ella hizo una
mueca cuando le quedó el brazo libre y resistió la tentación de frotarse el
dolor.
“Lo siento”, murmuró Adam.
"¿Cómo se ve?", Preguntó ella con ansiedad. "Michael dijo que si se
infectaba me haría ir al hospital."
Adam se rió entre dientes. "Parece que ella comparte tu punto de vista
sobre los hospitales, Ryan. Y se ve bien. Un poco rojo alrededor de la herida
pero por lo demás se ve muy limpio. Voy a poner un poco de pomada
antibiótica y un vendaje para mayor seguridad. "
Sus hombros se cayeron. "Gracias. Es usted muy amable."
Ethan entró dando vueltas a la sala de estar, metió las manos en los
bolsillos. "El almuerzo está listo. Espero que BLTs esté bien. "
"¿Tocino extra?" Lily preguntó esperanzada. Luego se sonrojó porque
sonaba ingrata.
Ethan sonrió. "Ya había pensado en hacer algunos extra. No va a ser ningún
problema agregar algunas piezas más en tu sándwich. "
Lily sonrió entonces, y los otros miraron con fascinación como la joven
delante de ellos pasó de ser simplemente bonita a absolutamente
impresionante.
Capítulo 12
"Entonces, ¿qué está pasando contigo y Lily?", preguntó Dillon.
Seth se apoyó en el mostrador y escudriñó a su hermano menor. Esto era un
infierno de una nota. "Michael estará aquí en cualquier momento. Vamos a
esperar por él para que no haya repetición."
"Hábleme de ella, entonces.”
Seth vio la tensión en Dillon, cómo se acurrucó con los dedos flexionados y
hacia adentro y hacia fuera a sus lados. Dillon… Dillon era por lo general
tranquilo y tenía una actitud completa de me-importa-un-bledo sobre la vida
en general. Seth nunca lo había visto tan enredado por una mujer.
Hasta ahora.
"Ella está en problemas", comenzó Seth.
"¿Qué tipo de problemas?" Exigió Dillon.
“No estoy del todo seguro”.
"¿Alguien anda detrás de ella?"
En la expresión de Dillon había crecido una tormenta, y parecía que el
mundo como él quería patear el culo de alguien.
"No, no lo creo, de todos modos. Caray, no lo sé."
“¿Qué sabes, entonces?” preguntó con impaciencia Dillon.
"Yo le serví en un comedor de beneficencia hace dos días. Ella está sin
hogar."
El ceño de Dillon se oscureció. Los músculos de sus brazos ondularon y
apretó su mandíbula. "¿Ella está qué?"
"Ella vivía en la calle. Yo le hablé de ir a casa conmigo. Michael llegó a la
mañana siguiente. No sé si la asustó o qué, pero ella se fue. Michael la
encontró en un callejón, y cuando llegó de vuelta a mi casa, descubrió que
había recibido un disparo durante una pelea cubierta en el territorio del
centro. La trajimos aquí. La idea fue de Michael. Dijo que todo el mundo
estaba preocupado por Callie, y bueno, yo quería a Lily en algún lugar
donde no tuviera que preocuparme de ella escapando hacia la ciudad".
La puerta de entrada produjo un ruido discordante y Michael entró. Él miró a
sus dos hermanos y sus labios se retorcieron como si supiera muy bien lo
que había sucedido. Infierno, él probablemente lo esperaba.
“Supongo que conoció a Lily”, dijo Michael.
“Sí, la conocí. La quiero", dijo Dillon sin rodeos. Pero entonces dejó a Dillon
ser un hombre de las cavernas cuando se trata de estos asuntos. Para él
todo era en blanco y negro. Nada en el medio. Y cuando quería algo, él
nunca aceptaba un no por respuesta.
“Sí, bueno, hay un problema con eso", dijo Michael sorprendiendo a Seth.
"Me dijo que ustedes dos la besaron", dijo Dillon casualmente.
Seth miró bruscamente hacia él. "¿Por qué nos discutes por besarla?”
"Debido a que la besé también. Creo que ella me estaba advirtiendo", dijo
con un encogimiento de hombros que claramente expresó que le daba lo
mismo, ya sea que lo estuviera advirtiendo o no.
“No seas cabrón, Dillon”, advirtió Michael. "Aún tú no puedes ser tan obtuso.
Piensa en ello. ¿Los tres la conocemos y tenemos esta desconcertante,
reacción de locos por ella?”
Dillon se apoderó de la parte posterior de su cuello y miró hacia Michael
como si fuera un insecto que estaba a punto de aplastar. "No me estás
convenciendo de que los tres estamos destinados a tener el mismo tipo de
relación con Lily que nuestros padres han tenido con mamá. Eso es una
locura”.
A pesar de que Seth se encontraba bastante loco por sí mismo, se sintió
obligado a hablar. "¿Por qué es tan loco? Quiero decir, obviamente, ha
sucedido en el pasado".
Dillon sacudió la cabeza. "Has perdido la cabeza de mierda. Piensa en lo que
estás diciendo. ¿Desde cuándo se ha previsto algo como esto? Quiero decir,
sí, pensé en ello cuando tenía doce años y me pregunté si estábamos
dirigidos hacia el mismo camino que los papás, pero luego crecí”.
"Mira, yo no pensaba en esto tampoco", gruñó Michael. "Pero que me
condenen si me aparto y permitir que tú o Seth se alejen con Lily. Si quieres
apartarte, está bien, di la palabra".
"Cristo", murmuró Seth. "Estamos tomando mucho por sentado aquí.
Estamos sentados en torno decidiendo el destino de Lily y ninguno de
nosotros le ha preguntado lo que quiere. No sabemos nada de su pasado”.
"No recuerdo a los papás haciendo muchas preguntas idiotas sobre las
cuestiones delicadas cuando mamá golpeó su radar", gruñó Dillon.
"Pensé que no estabas considerando una relación como la que han tenido"
Michael contestó bruscamente.
"Estoy diciendo que su método ha funcionado muy bien".
Seth miró fijamente a Dillon. “Sí, bueno, son afortunados de que no les
patee las bolas. El acto cavernícola podría funcionar para ti, pero no es lo
que estoy haciendo con Lily".
"¿Ustedes dos están en realidad teniendo en cuenta compartir a esta
mujer?", preguntó con incredulidad Dillon.
La respiración de Seth fue contenida. Se ha insinuado. Él y Michael habían
bailado en torno al tema, pero aquí estaba en blanco y negro.
"Déjenme preguntarles esto", dijo Michael. "Si la hacemos elegir. Si ella
incluso ha escogido uno de nosotros, ¿los otros dos van a estar contentos
alguna vez de ver a su hermano tener una vida con ella? Esto no es una
atracción pasajera —al menos no para mí. ¿Qué va a hacer nuestra familia
para que ella esté con uno de nosotros o ninguno de nosotros? ¿Puede
alguno de ustedes realmente apartarse?"
Seth apretó los labios y se pasó una mano por el pelo. Luego miró a Dillon.
"Esto es una locura”, murmuró Dillon. "La gente no se enamora a primera
vista. Y definitivamente no de la misma mujer".
"Que se lo digan a los papás", dijo Michael. "Dítelo a ti mismo."
"Quieres que decida. Aquí y ahora. Me he pasado diez minutos con ella, ¿y
quieres que me comprometa a compartirla con mis hermanos?", preguntó
con incredulidad Dillon.
"No," dijo Seth en breve. "Pero si nosotros no manejamos esto bien, no
habrá que tomar una decisión. Ella ya ha huido una vez. No la quiero por ahí
sola. Fría y asustada. El infierno, ella podría haber muerto".
Michael asintió con la cabeza.
"Jesús," Dillon incitó.
"Voy a ir a casa", dijo Seth. "Vosotros hacer lo que queráis".
Pasó junto a sus hermanos y por la puerta, sin mirar hacia atrás.
***
Treinta minutos después, Seth se deslizó a la entrada de la casa de sus
padres. La anticipación apresuró su paso mientras se dirigía hacia la puerta
principal. Había pasado demasiado tiempo desde que estuvo en casa. Allí
era donde estaba más cómodo. Antes de que pudiera llegar a la puerta, esta
se abrió y su madre se arrojó sobre él, envolviéndole en su abrazo. Él se
preparó y rió.
"Para una mujer tan pequeña, asestas un fuerte golpe, mamá".
“Te he echado de menos” dijo con fiereza. "Esperaste demasiado tiempo
para volver a casa."
Dio un respingo por su amonestación. “Sí, lo sé. Pero estoy aquí ahora”.
Ella sonrió y le acarició la mejilla. “Sí, lo estás. Entra. Tus padres estarán
encantados de verte”.
Metió su brazo con el suyo y lo acorraló hacia el interior. Sus papás estaban
tendidos en la sala de estar, y la televisión estaba encendida. Adam pulsó el
botón de silencio en el control remoto y lo arrojó a un lado mientras Ethan y
Ryan se pusieron de pie.
"Ya era hora, maldita sea", dijo Ryan mientras caminaba hacia Seth, con los
brazos extendidos.
Ryan lo abrazó y luego restregó la mano sobre la cabeza de Seth. "¿Cómo
estás, hijo? ¿Cómo está el hombro?"
"Bien. Estoy bien. Volveré al trabajo pronto”.
Ethan lo envolvió y lo agarró al lado en una llave. Seth se rió y se dejó
conducir hasta el sofá. Adam estaba de pie y cerró los brazos con Seth
antes de jalarlo con fuerza en un abrazo.
"Es malditamente bueno tenerte en casa", dijo Adam con brusquedad.
Seth se hizo hacia atrás y frunció el ceño mientras miraba alrededor de la
habitación. “¿Dónde está Lily?", exigió.
"Callie la llevó a montar", dijo Adam.
La boca de Seth se abrió. "¿Han perdido sus cabezas? ¿Dejaron a Lily ir a
montar? ¡Infierno, a ella le han pegado un tiro!"
"Cálmate", dijo Ryan. "Callie no es estúpida. Ella le puso en una buena
montura. Adam atendió su brazo”.
Seth agarró la parte posterior de su cuello y sacudió la cabeza. "Todos
ustedes están locos. ¿Dejarían a mamá en un caballo después de que ella
recibiera un disparo?"
Ethan frunció el ceño. "Por supuesto que no."
Holly giró los ojos.
“Entonces, ¿hay alguna razón para que dejaran montar a Lily?"
"Relájate", dijo Adam. "La subí en el caballo. Ella tiene la montura más
suave que tenemos, la que reservamos para los niños cuando vienen con
sus padres de caza. Puede llevar las riendas con una mano y el caballo de
Callie conducirá. Sólo bajarán a la pradera y regresaran. Lily estaba tan
malditamente entusiasmada con la posibilidad de montar a caballo, no
podía decirle que no."
Seth suspiró. "¿Cómo se tomó a la familia? ¿Estaba abrumada?"
Ethan se rió entre dientes. “Un poco nerviosa, tal vez, pero no abrumada”.
Se detuvo un momento y luego miró a Seth. "Me gusta, hijo. Ryan nos contó
acerca de su situación”.
“Sí, es una mierda. No la quiero por ahí. La quiero conmigo”.
Adán levantó una ceja. "Como lo hace Michael, al parecer."
"Y Dillon," murmuró Seth. "Es tan loco, ni siquiera puedo envolver mi
cerebro alrededor de ello. Dejé a Dillon y a Michael en la ciudad porque nos
llegábamos a ninguna parte. Me siento tan enojado con ellos porque recién
la conocieron, así que ¿cómo diablos pueden estar tan convencidos? Pero
entonces tengo que recordarme a mí mismo que yo sólo la conocí hace dos
días."
Su madre lo miró con preocupación en sus ojos. "Ella ya significa mucho
para ti."
"Sí, lo hace." Él se movió hacia su madre y luego se hundió en el sofá
delante de ella. “Dime una cosa, mamá. Todos hemos escuchado la versión
de los papás con los años. Sabemos que sabían que eras la indicada y que
tomaron el control, se hicieron cargo, de todas las cosas que no son
políticamente correctas que hagan los hombres. ¿Te asustaron? ¿Alguna vez
pensaste en alejarte? Tengo miedo a muerte de que empujemos demasiado
duro a Lily, y sin embargo no puedo sólo dejarla volver a su vida sin
mostrarle lo que su vida podría cambiar conmigo-nosotros".
Ella se sentó a su lado y rodeó con sus brazos su cintura. "No sé de qué me
asusté. Nunca tuve la idea de que tus padres me harían daño. Todo lo
contrario. Me sentí muy segura con ellos. Ellos se aseguraron de que me
sintiera segura. Estaba nerviosa y confundida, sin embargo. No entendía lo
que querían de mí, y cuando lo hice, no sabía cómo podría funcionar."
"Entonces, ¿cómo pasaste a través de todo eso?"
"Se redujo a la confianza. Y simplemente me pidieron que les y nos diera
una oportunidad. Suena tan básico, pero cuando se ponen así, ¿qué otra
cosa podía decir, aparte de sí? Ellos no estaban haciendo demandas de mí.
No me obligaban a tomar decisiones que no quería hacer. Sólo querían
cuidar de mí y para mí para dar a nuestra relación una oportunidad. Y así lo
hice."
"Haces que suene simple, como que he pensado mil veces sobre cada
aspecto de esto", dijo Seth con tristeza. "Tal vez eso es lo único que se
puede hacer, pedir una oportunidad."
"Sólo quiero que seas feliz", dijo su madre con su voz suave, dulce. "Quiero
que todos mis hijos sean felices, no importa cómo tiene que suceder. No
dudo por un momento que ustedes tres podrían hacer feliz a Lily. Pero
quiero que se aseguren de que ustedes serán felices con este tipo de
acuerdo”.
Él se inclinó y la besó en la mejilla. "Te quiero, mamá. Y gracias. Ayuda
obtener tu punto de vista".
“¿Dónde están tus hermanos ahora?” Preguntó Adam.
"Probablemente, justo detrás de mí. Michael está cabreado. Dillon no está
mucho mejor. La cena de esta noche debe ser interesante."
Su madre puso los ojos en blanco. "¿Cómo si ustedes tres peleando y
llevándolo a la mesa, a cena fuera algo nuevo?"
"Yo era tu niño bueno", Seth le recordó. "Michael y Dillon eran los engendros
del demonio."
"No podemos ni siquiera discutir ese punto", dijo Ryan cansado. "Esos dos.
Espero como el infierno que Lily sepa en lo que está metiendo."
"¿Cuánto tiempo han estado a caballo?", preguntó Seth. Trató de no estar
ansioso, pero lo estaba, por verla de nuevo y ver por sí mismo que se
encontraba bien.
"Camina conmigo al granero y vamos a esperar por ellas", dijo Adam.
"Necesito hablar contigo de todos modos."
Seth siguió a su padre, atrás y se apoyaron en la cerca para que pudieran
ver la ruta de acceso de las chicas tendrían que tomar de vuelta de la
pradera.
"¿Has pensado un poco más en tomar la plaza de sheriff durante la baja de
Lacey?"
"El infierno", murmuró Seth. "No he pensado en ello en absoluto. Esta cosa
con Lily ocurrió muy rápido. Quiero decir que un día, esperaba la siguiente
semana, consiguiendo hacer mi evaluación física e ir de vuelta al trabajo. Lo
siguiente que supe, estoy impresionado por una mujer que está en la peor
de las circunstancias, y peor, no sé nada al respecto. Y, sin embargo, ella es
mía. Y si eso no es una locura, no sé lo que es. Así que no, no he pensado en
el trabajo de Lacey".
“Bueno, me parece que podría ser un regalo del cielo y cayó en tu regazo en
el momento justo."
La frente de Seth se estrecho mientras miraba de nuevo a su padre.
"Piensa en ello. Dillon y Michael están aquí. Los dos tienen negocios aquí.
Estás a tres horas de distancia en Denver. ¿Cómo demonios es que va a
funcionar si están tratando de resolver las cosas con Lily? Sé lo suficiente
acerca de tus hermanos para saber que ellos son tenaces como el infierno.
De ninguna manera dejarán que Lily vuelva contigo. Ellos la quieren aquí
con ellos. Tu única opción podría consistir en un compromiso."
Seth juró por lo bajo largo y duro. “Tienes razón. Quiero decir, sé que tienes
razón. Pero ¿sheriff? Ese siempre ha sido el trabajo de Lacey. Ni siquiera
puedo imaginar que ella no esté. Es muy querida y respetada aquí. Ella
tiene zapatos difíciles de llenar."
"Si alguien puede, serías tú. La gente de por aquí necesita un rostro familiar
y amistoso. Se ponen nerviosos cuando los forasteros vienen y se hacen
cargo de la tarea de proteger sus intereses. Has vivido aquí toda tu vida.
Creciste con estas personas. Tienen confianza en ti."
Seth estableció los codos en la barandilla de madera y meditó la sugerencia
de su padre. ¿Dejar su trabajo en la policía? Incluso después de recibir el
disparo, no había considerado dejarlo, ni por un momento. Parecía cobarde
abandonar a la primera señal de adversidad y volver a casa a tomar el
trabajo de un alguacil que en su mayor parte no participa en nada más
grave que las disputas ganaderas o la alteración del orden público
ocasional.
"Déjame preguntarte algo", dijo Adam. "¿Qué te haría feliz? ¿Quedarte en
Denver, en tu trabajo actual, o volver a casa donde vive tu familia, donde
has vivido toda tu vida?"
Puesto así, era casi una obviedad. Este era su hogar sin importar los años
que había pasado fuera. Esta era su vida. Su familia. La gente que amaba. Y
ahora Lily. No la quería de vuelta en Denver. Ella podría tener un nuevo
comienzo aquí. Con él. Con sus hermanos si ella así lo decidía.
"Piensa en ello y ve a hablar con Lacey mañana. Ella va a estar molesta
cuando descubra que estabas en la ciudad y no te detuviste a verla."
Seth sonrió. “Sí, pero me va a perdonar."
"Aquí vienen ya", dijo Adam, señalando el camino.
Callie apareció primero, manteniendo a su caballo a un ritmo tranquilo,
mientras que Lily se balanceaba a la vista unos instantes más tarde, una
ridícula sonrisa pegada en su cara.
Esto golpeó derecho a Seth en el estómago, y por un momento se olvidó de
respirar.
"Ahora ya sabes por qué no podía decirle que no” murmuró Adam. "Ella es
hermosa, hijo. Pero asustadiza como un potro recién nacido. Vas a tener que
transitar un camino muy cuidadoso con ella."
Seth asintió con la cabeza. “Lo sé, papá. Créeme, lo sé."
Capítulo 13
Cuando Lily y Callie alcanzaron la parte superior de la pista que terminaba
en el establo Colter, Lily los vio a ambos Adam y Seth de pie junto a la valla
esperando.
"Uh oh, estás jodida", murmuró Callie. "Seth parece que se tragó un limón."
Cuando se acercaron, la mirada de Seth encontró a Lily, y sus labios se
retorcieron en una leve mueca. Su caballo se detuvo detrás del de Callie y
Callie se deslizó fácilmente de la silla. Seth se acercó y puso sus manos en
la cintura de Lily.
"¿Estás lista?", preguntó. "No quiero hacerte daño".
Ella sonrió y se inclinó por los hombros mientras él se apoderó de sus
caderas. Ella aterrizó frente a él, casi tragada por su cuerpo mucho más
grande.
"¿Dónde diablos está el cabestrillo?", exigió.
"Le pedí a tu padre que me lo quitara", dijo. "No lo necesitaba, y quería ser
capaz de mover mi brazo."
Seth le tomó los hombros y miró fijamente hacia ella. "Cariño, te dispararon.
Necesitas el cabestrillo y no necesitas estar fuera montando un caballo.
Debes estar dentro en el sofá."
Arrugó la nariz y entornó los ojos hacia él. "Es un corte. Si me hubiera herido
con una rama de un árbol, o tal vez un trozo de vidrio, no estarías
volviéndote loco por esta herida menor. Pero porque era una bala, es más
dramática. El resultado final es el mismo. Estoy bien. No necesito un
cabestrillo. En realidad, me siento mejor cuando puedo moverlo".
"Michael va a enfadarse", murmuró Seth.
Ella sonrió. "No, no es así".
Seth enmarcó su rostro entre las palmas de sus manos, los pulgares
acariciando sus pómulos. Ella tuvo la loca idea de que él iba a besarla, aquí
mismo, ahora mismo, con su hermana y su padre mirando.
Se dio cuenta de que no le importaba en absoluto.
Esta vez ella le devolvió el beso. Sus labios se deslizaron sobre los de ella,
ligero como una pluma, y luego se volvió, más duro esta vez, su lengua
sondeando para abrir su boca.
Ella suspiró y dejó sus labios separarse. Su gusto inundó su lengua al igual
que su calor se filtraba de forma nítida a sus huesos. Él envolvió sus brazos
alrededor de ella y la tiró tan cerca de su cuerpo que se sentía absorbida
por él.
Una mano extendida sobre la espalda, sosteniéndola en su contra, mientras
que la otra se curvó al lado de su cuello y la mandíbula mientras él inclinó la
cabeza para un mejor acceso.
Donde antes le había dado besos suaves, casi bromeando, o con
contención, incluso, ahora poseía su boca. No había otra palabra para ello.
Escalofríos corrieron por su columna vertebral y de nuevo la espalda,
extendiéndose por sus hombros y hacia abajo hasta que sus pezones
estuvieron tensos y se presionaban en su pecho.
El deseo era un emocionante viaje en el que ella no estuvo en mucho
tiempo. Había olvidado la alegría de un solo beso o el tacto, o cómo su piel
reaccionaba a la suave persuasión de un hombre. Cómo sus pechos se
hinchaban y apretaban, y lo mucho que le gustaba ser tocada allí.
O lo mucho que le gustaba ser besada. Y se alegró. Algunas alegrías nunca
se olvidan, no importa cuánto tiempo le fueran negadas.
"Sabes tan malditamente dulce", murmuró Seth contra sus labios. "Te deseo
tanto, Lily." La alejó y después apoyó su frente contra la suya. Pasó la punta
de su dedo sobre la línea de su mandíbula y permitió que siguiera así por los
labios.
Habían olvidado a su padre y su hermana, aunque cuando ella miró de reojo
vio que habían llevado los caballos hacia el granero, dejándola a ella y a
Seth solos.
Levantó la mirada para encontrar la de Seth, con sus pensamientos
confusos por los acontecimientos de la mañana.
"Seth, Dillon me besó antes. No entiendo por qué. Quiero decir, que sólo
acababa de conocerme. Pero también le di un beso. No sé lo que está
pasando. Estoy confundida... por todo esto. Pero pensé que debes saber,
que tenías el derecho a saber."
Seth separó los ojos con molestias. Pero no vio la ira. O los celos.
"Ven a caminar conmigo, Lily. Hay algunas cosas que tenemos que hablar."
Él puso su brazo alrededor de ella y la condujo fuera de la granja por un
camino de piedra que conducía a través de un grupo de álamos. Había un
banco en un pequeño claro, y la sentó en él, pero él se quedó de pie, con su
lenguaje corporal tenso e inestable.
"Probablemente crees que estamos todos locos", dijo. "Mi familia. Mis
hermanos. Cómo son las cosas con mis padres."
Ella negó con la cabeza. "No es una locura. Sólo diferente. Es obvio que tus
padres aman mucho a tu madre. Funciona para ellos".
"Quiero que funcione para nosotros", dijo sin rodeos.
Ella le devolvió la mirada, segura de que no había entendido. Él se pasó una
mano por el pelo y dejó escapar el aliento.
"Algo pasó cuando te conocí, Lily. Algo poderoso que estoy perdido en tratar
explicarlo. Todo lo que puedo decir es que yo sabía que estabas destinada a
ser mía. El problema es que lo mismo pasó con Michael y Dillon".
Ella miró hacia abajo, sin saber cómo responder. ¿Qué debía decir alguien
en una situación como ésta?
"Tú también lo sentiste, Lily. Te vi con mis hermanos. Respondiste a ellos
como me respondes a mí."
"No sé qué decir", murmuró.
Él se arrodilló delante de ella y tomó sus manos en las suyas. "Voy a pedirte
las mismas dos cosas que mis padres le pidieron a mi madre cuando la
conocieron. Tu confianza y una oportunidad."
Ella encontró su mirada, su corazón latía tan fuerte, que hizo que se
aturdiera.
"Hay cosas que no sabes."
"Y vamos a llegar a ellas. Con el tiempo”, dijo él en voz baja. "Quiero que
seas capaz de confiar en nosotros, y más que eso, quiero una oportunidad.
Danos la oportunidad de hacer que funcione."
El pasado aún la tenía firmemente en sus garras, pero ¿y si esta era la
oportunidad de cambiar su futuro? No podía cambiar lo que se hizo, pero no
podía pasar el resto de su vida pagando por sus errores una y otra vez.
Pero ¿y si cuando supieran la verdad ya no la querían? Era natural que
quisieran una familia. Habían crecido en una familia numerosa. Eso era lo
único que ella no podía darles. ¿Podrían aceptar eso?
Y luego se hundió. Ella estaba sentada aquí tranquila teniendo en
consideración una relación con tres hombres. Tres hombres que apenas
conocía. Había tantas preguntas sin respuesta que le dolía la cabeza.
"Sé que estás abrumada", dijo Seth. "El infierno, ¿quién no lo estaría? Pero
aquí es donde la confianza y la oportunidad entran, Lily. Tenemos mucho
que trabajar, y no será fácil. Pero podemos hacerlo".
"¿Podemos?"
Él le acarició un lado de la cabeza, los rizos saltaron hacia atrás después de
que los aplanara.
"Estoy enamorado de ti, Lily. Me siento estúpido incluso diciendo esto, pero
no altera lo inevitable."
Su aliento tartamudeó e hipó hasta que ella pensó que se ahogaba. ¿Amor?
A pesar de que ella negó con la cabeza en silencio, él asentía, reafirmando
sus palabras.
Sus ojos eran tan graves. Un azul intenso que parecía chamuscar
directamente su alma.
¿Cómo podía amarla, o pensar que la amaba?
"Seth, oh Dios. No lo sabes. Simplemente no lo sabes.”
"Entonces dime," dijo él suavemente. "Cuando estés lista, voy a escuchar, y
nosotros lo enfrentaremos juntos."
"Algo me dice que si estoy de acuerdo con... probar... sería tomar el camino
más fácil."
"¿Fácil?" Rió él. "No espero que ninguna parte de esto sea fácil. Fácil sería
alejarse. Duro va a ser quedarse y hacer que funcione."
Alejarse. ¿Podría hacerlo? Era lo que hizo antes y no fue fácil. Pero tal vez
hubiera sido más fácil que hacer frente a su realidad. Fue una cobarde por
mucho tiempo. Tal vez era tiempo de estirar la columna y comenzar a vivir
de nuevo. Tal vez no sería con estos hombres, pero ¿cómo iba a saber si no
lo intentaba?
Ella frunció el ceño entonces, porque Michael y Dillon no le habían dicho
nada a ella de esto.
"¿Estás hablando por Michael y Dillon?", Preguntó ella con vacilación.
Seth se echó hacia atrás y luego se levantó. "No. Estoy hablando por mí. No
puedo y no tomaré decisiones por ellos. No me saqué esto de mi culo, si eso
es lo que estás preguntando. Ellos son conscientes de lo que siento.
Michael... él fue el primero en traer esto a flote. Voy a ser honesto, he
luchado. Yo te quería. Todavía te quiero. Pero dependerá de ellos decir lo
que piensan y hasta aceptar o rechazar lo que te estamos ofreciendo".
"Oh."
Él le tomó la mano de nuevo y tiró de ella a sus pies. "Te he dado mucho
que pensar. No quiero sobrecargarte. Por ahora, sólo quiero que me
prometas que te quedarás. No más huidas. Vamos a ver a dónde nos lleva
esto. ¿De acuerdo?"
Ella respiró hondo y enroscó los dedos con fuerza alrededor de los de él. La
anticipación y el miedo anidaron en su pecho y revoloteaban alrededor de
su estómago como un loco paseo por el parque de atracciones.
Luego se encontró con su mirada y vio la esperanza reflejada y el mismo
miedo reflejados. Dejó escapar el aliento en una larga exhalación y dijo,
"Está bien."
Capítulo 14
Lily estaba un poco aturdida cuando ella y Seth regresaron a la casa. No
habían decidido nada. Sí, le dijo que había que intentarlo. Pero, ¿cuán
inocuo sonaba eso? Era como si ella le hubiera dicho que iba a intentar
algún plato nuevo. Pero lo que había acordado era una relación —una
relación— con tres hombres.
Risitas nerviosas burbujeaban y cosquilleaban en su garganta como un
refresco agitado. Estaba loca. Ella no tenía por qué entrar en una relación
con un hombre, y mucho menos tres. Y mientras que tenía por lo menos una
imagen de Seth y Michael, no sabía nada de Dillon. Había pasado sólo media
hora en su presencia. El beso fue peligroso, pero un beso no hace una
relación.
Ella negó con la cabeza mientras entraban en la cocina por la puerta
trasera. No había accedido a una relación. Ella accedió a darle una
oportunidad, y había acordado no abandonar.
La mayoría de las mujeres en su posición aprovecharía la oportunidad de
dejar una vida en las calles y permitir que un hombre cariñoso y tierno se
encargara de ella.
Ella no era como la mayoría de las mujeres.
La mano de Seth estaba instalada posesivamente en su cadera mientras
caminaban por la cocina hacia la sala de estar. Para su sorpresa, Dillon
estaba junto a la chimenea, una pierna levantada y su zapato plantado
contra la pared mientras se inclinaba hacia atrás.
Ella fue golpeada de nuevo por su presencia. En una familia de tradicional
vestimenta... vaqueros —estaba convencida de que todos parecían del
típico oeste, una familia de las montañas— Dillon sobresalía como una hoja
de acero entre cuchillos de plástico.
Gruesos brazos musculosos con tatuajes complejos. Ella se moría de ganas
de estudiar los patrones, por trazar con los dedos y ver hasta qué punto del
cuerpo recorrían. ¿Se extenderían a su pecho? ¿Su espalda?
Le fascinaba. Él irradiaba confianza y la autosatisfacción, como si estuviera
justo donde quería estar en la vida y no le importara si alguien más lo
encontraba en falta.
Ella miró a su alrededor, en busca de Michael, pero no lo vio en ninguna
parte en la sala de estar, a pesar de que estaba bastante llena con el resto
de la familia Colter. Todos estaban mirándola, unos un poco más sutil que
otros, pero ella sentía el peso de sus miradas midiendo la situación.
La tensión de punta, espesaba el aire. La mano de Seth fue una marca en su
cadera, mientras que la mirada de Dillon ardía en intensidad.
Ella se apartó de Seth, poniendo un poco de distancia entre ellos. Ya había
tanta atención en ella, y toda la familia parecía estar viendo y aguantando
la respiración para ver lo que sucedería entre Dillon y Seth.
Ya se arrepentía de haber dado su promesa a toda prisa. Esta era una
familia muy unida, y ella no era nadie. Ya era incómodo, y no había
intercambiado más que unas pocas palabras con Dillon. Lo último que
quería era ser la manzana de la discordia.
Su garganta se estrechó y el aire se sintió demasiado caliente, apretando a
través de su tráquea. Su instinto era huir, y sólo luchó contra la compulsión
unos segundos antes de que murmurar una débil excusa y volver hacia la
cocina.
Ella había dicho que necesitaba algo de beber, pero ni siquiera hizo una
pausa. Abrió la puerta trasera y salió al fresco aire de montaña. Respiró
profundamente, saboreando el olor a madera de pino y el alivio del aire
fresco, mientras fluía fácilmente a sus pulmones.
¿Cuándo se había convertido en un ratón? Esta persona nerviosa y vacilante
era una extraña para ella. Se había convertido en alguien que ya no
reconocía. Un sombra de la joven que había sostenido una vez el mundo en
sus manos.
La verdad del asunto era que estaba enojada. Enojada consigo misma. En el
instante en que ella entró en la sala de estar y se enfrentó a la familia
Colter, vio Dillon mirándola con tanta atención y el saber de la conversación
que había tenido asolas con Seth, se había sentido inmediatamente indigna.
Indigna.
¿Y por qué?
"Te mereces ser feliz, Lily” susurró. "Sal tú misma del castigo por los
pecados del pasado".
"Muy buen consejo."
Ella sacudió la cabeza para ver a Dillon, de pie justo tras ella. Ella no lo
había
oído
venir
por
la puerta.
Con
mucho
cuidado,
ella
avanzó
pausadamente hacia un lado, su mirada nunca lo dejó.
Sus ojos se oscurecieron con pesar, y él se pasó una mano por el pelo corto
y puntiagudo. "No fue mi intención asustarte, Lily".
Ella frunció ligeramente el ceño, no estaba segura de cómo tomar sus
disculpas.
Dio un paso hacia adelante. "En todo momento. Antes en el bar, y ahora. Te
he hecho sentir incómoda, y eso es lo último que quiero hacer. Seth está
listo para patear mi culo, y en verdad, me lo merezco."
"Seth dijo..."
"¿Qué dijo?"
"Dijo un montón de cosas. Sobre él, tú y Michael. Acerca de su familia.
Acerca de sus... sentimientos... hacia mí."
Dillon metió las manos en los bolsillos y se balanceó sobre sus talones. A
continuación, un brillo ligero apareció en sus ojos, y miró hacia la casa.
"¿Quieres ir a dar un paseo conmigo? ¿En mi moto?"
Ella parpadeó. "¿Tu moto?"
“Sí, conduzco una Harley. Bueno, tengo un camión también, pero la moto es
un infierno mucho más divertido para viajar cuando el clima es bueno."
Ella dudó. Esto se hacía más surrealista a cada minuto. Esperaba que en
cualquier momento despertara de un sueño. Todo parecía tan al azar. Algo
diferente en cada vuelta.
Abrázalo, Lily. Vive, por el amor de Dios. Hace dos días que vivías sola en un
callejón con el conocimiento de que siempre estarías sola. Ahora no tienes
que estarlo. Aunque sea sólo por un tiempo, saboréalo.
"Quiero pasar algún tiempo contigo, Lily. Sólo tú y yo. No Seth. No Michael.
Nada para confundir la cuestión. No quiero saber lo que Seth dijo sobre mí o
mis sentimientos. No me importa. Lo que me importa es la exploración de
este asunto entre tú y yo. Debido a que mis sentimientos —cualesquiera
que sean— serán explicados por mí. No por mi hermano."
"¿Y a nadie le importará si simplemente… desaparecemos?"
Él sonrió —una arrogante, segura de sí misma sonrisa — que hizo que se
alegrara en su interior. En ese momento ella alcanzó a ver el travieso
rebelde que era parte integral de su imagen.
"¿Necesitamos su permiso?"
Ella sonrió. “No, supongo que no. Aunque no quiero que Seth se preocupe.
No estaba contento de que me fuera a cabalgar con Callie por mi brazo."
Los ojos de Dillon se ensombrecieron mientras su mirada bajó a su hombro
y luego frunció el ceño. "¿Dónde está el cabestrillo?"
Ella giró los ojos. "Me lo quité. No lo necesito."
"Voy a tener cuidado contigo. Todo lo que tienes que hacer es abrazarte
fuerte a mí y mantener tu hombro contra mi espalda."
La idea de estar tan íntimamente presionada contra él le envió un aleteo de
concienciación a través de sus venas. Su vientre apretado y la adrenalina en
picos, enviando un rubor sobre su piel más profundamente hasta que ella
estaba al tanto del golpe lento de su pulso.
Dillon inclinó la cabeza en la dirección de la casa. "Están acostumbrados a
mis locuras. Ni siquiera parpadean. Seth podría ponerse nervioso, pero él ya
te ha tenido para sí mismo. Si él está tan interesado en que esto funcione,
va a tener que lidiar con esto."
Le tendió la mano, y por un momento ella la miró, estudiando los largos
dedos y la aspereza de su mano. Con cuidado, deslizó su mano sobre la
suya, absorbiendo la sensación de las chispas que saltaron entre ellos.
Él cerró el pulgar sobre la parte superior de su mano ella y frotó de arriba
abajo antes de apretar los dedos alrededor suyo.
"Ven conmigo, Lily".
Su voz fue baja, con un incentivo sensual en la simple petición.
"Sólo si vas a dejar que Seth sepa hacia dónde vamos", dijo a modo de
acuerdo.
Una vez más una arrogante sonrisa brilló y él tiró de su mano. "Muy bien,
entonces. Vamos a enfrentarlos juntos. ¿Los papás te alimentaron?"
Ella asintió con la cabeza.
“Muy bien, entonces voy a llevarte a cena después. Soy un buen cocinero y
no sólo con comida de bar que sirven en la taberna. Le prometeré a Seth
llevarte a casa a una hora decente."
Él sonrió cuando dijo lo último, y ella sonrió a cambio por la alegría de su
voz.
La guió hacia dentro, apenas tocándola, excepto por su agarre en la mano,
pero el calor de su cuerpo flotaba invadiéndola hasta que se inclinó hacia su
lado, queriendo esa maravillosa sacudida de nuevo conocimiento.
La conversación se detuvo cuando ella y Dillon volvieron a entrar en la sala
de estar, y una vez más había una especulación abierta en los rostros de los
Colter.
La mirada de Seth cayó a las manos unidas entre ella y Dillon. Su expresión
se mantuvo neutral, pero sus ojos le dijeron una historia diferente. Había
incertidumbre ahí, y olvidando que Dillon le iba a informar de que iban a dar
un paseo juntos, dejó caer la mano de Dillon y fue directa a Seth.
Ella flotaba cerca, con ganas de tocarlo, con ganas de ir a sus brazos, pero
no sabía cómo manejar situaciones como esta. Deseaba que los demás no
estuvieran allí porque se sentía como una actriz en una escena extraña.
Como si todo el mundo estuviera esperando a ver la gran revelación.
"¿Puedes venir afuera?" susurró a Seth. "¿Conmigo y Dillon?” Miró de nuevo
a Dillon mientras hablaba, preocupada de que él pensara que estaba
pidiendo el permiso sobre el que habían bromeado. No se trataba de
permiso. Se trataba del respeto, y a su manera quería tranquilizar a Seth.
Seth asintió con la cabeza y le tocó el brazo mientras se giraba en la
dirección de la puerta principal.
"Nos vemos más tarde chicos", anunció Dillon mientras seguía a Seth y a
Lily fuera. Se detuvo a enredar el pelo de Callie. "No llegues tarde al trabajo
esta noche, pequeña. Y trata de no hacer daño a mis clientes."
Hubo despedidas murmuradas, y Lily ya estaba fuera de la puerta principal,
pero luego se dio la vuelta, no queriendo que los Colter pensaran que tenía
mala educación. Cogió el marco de la puerta y sonrió a los padres de Seth y
Dillon.
"Gracias por su hospitalidad. Fueron muy amables”. Luego miró a Callie.
"Me gustó el paseo mucho. Gracias por llevarme."
Los Colter parecían un poco aturdidos, y ¿quién podría culparlos? Lily había
irrumpido en sus bien ordenadas vidas y volvió las cosas al revés en
cuestión de horas.
Se mordió el labio y oró porque no hubiera tomado una decisión que fuera a
dañar lo que evidentemente era una relación familiar muy estrecha.
Como si sintiera su preocupación, Holly sonrió y cruzó la sala de estar, ante
Lily momentos antes de envolverla suavemente en su abrazo.
“Eres muy bienvenida, Lily. Fue maravilloso conocerte. Eres bienvenida aquí
en cualquier momento. Espero que te veamos más pronto."
Sus ojos brillaban cuando se apartó, y Lily le devolvió la sonrisa.
Dillon se detuvo a plantar un ruidoso beso en la mejilla de su madre antes
que empujara a Lily hacia la puerta.
“Voy a llevar Lily a dar un paseo y cenaremos más tarde", anunció Dillon
cuando se acercaban a los vehículos estacionados en el frente.
La única reacción de Seth fue el pequeño giro de sus labios, pero miró a Lily.
"¿Estás bien para eso? No debes estar corriendo por todo el maldito lugar
con el brazo herido."
Hubo una nota acusadora en su voz, casi como si estuviera criticando a
Dillon por no tener más cuidado con ella.
Ella puso su mano sobre el pecho de Seth y la dejó allí mientras ñp miraba.
"Estoy bien, Seth. Un paseo suena bien. Y... bueno... si lo que dijiste es
verdad, entonces lo que necesito..." Luchó para decir las palabras, pero
tenía que ser lo más honesta y directa con ellos, ya que estaban con ella, y
si eso significaba expresar sus necesidades, entonces tenía que hacerlo.
"Acabo de conocer a Dillon. Hay una obvia atracción allí, pero tengo que
saber. Él tiene que saber. Todos tenemos que saber", añadió para dar
énfasis. "Me pediste una oportunidad, y estuve de acuerdo en darles esa
oportunidad, pero todos tenemos que asegurarnos de que esto es justo."
Seth la tomó en sus brazos, una leve sonrisa tirando de sus labios. "Una
manera de reiterarme mis palabras. Sólo me preocupo. Te quiero a salvo."
Miró de reojo a su hermano, pero no había fuego en su mirada. "Dillon es un
loco. No quiero que te mate."
Dillon sonrió y giró los ojos. "Vamos, hermano mayor. Déjala ir. Fuiste el que
estaba predicando tiempo y paciencia y cómo tenemos que hacer esto y
aquello. Es hora de predicar con el ejemplo."
Seth la besó, pero renunció a ella sin más argumentos. "Te veré más tarde
en la casa de Michael, ¿de acuerdo?"
Ella asintió y sonrió. Dillon la miró y luego hizo un gesto hacia su camioneta.
"¿Estás lista?"
Ella respiró hondo y se dirigió hacia llamativa camioneta roja Dodge de
Dillon. Ella miró a Seth y sus miradas conectaron por un último momento
antes de que se deslizara en el asiento del pasajero del vehículo de Dillon.
Capítulo 15
Lily lanzó miradas de reojo a Dillon, cuando se dirigían a la ciudad, pero no
se le ocurría nada que decir, por lo que permaneció en silencio.
Estaba tan nerviosa, inquieta como las personas que sale en una primera
cita, y suponía que para todos los propósitos prácticos, así era.
Siguió esperando que él iniciara la conversación. Pensaba que tenía muchas
preguntas sobre ella. Sus hermanos tuvieron que ponerlo al día de cómo la
habían conocido y las circunstancias de su vida. Pero él nunca dijo una
palabra. No sabía si estaba agradecida o si le molestaba no sintiera más
curiosidad por ella.
Entonces se tuvo que aguantar la risa. No, no estaba dispuesta a divulgar
las razones por las que estuvo sin hogar, y debería estar agradecida de que
parecían dispuestos a esperar. No presionaban, y tal vez por eso estaba
dispuesta a aventurarse por este camino poco convencional con ellos.
Se
había
tranquilizado
tras
reunirse
con
la
familia
Colter.
Estuvo
salvajemente curiosa y aprensiva, al conocer la dinámica de su relación con
antelación. Lo hacían parecer tan normal. Tan aceptable. Era obvio que los
mayores hombres Colter adoraban a Holly y que estaban a gusto con su
relación.
Tal vez había esperado tensión. Celos. Alguna señal visible de incertidumbre
con el arreglo. En cambio, había entrado en una casa muy normal y estuvo
rodeada por una sensación de calidez y amor. Y felicidad. Verdadera
satisfacción, y tal vez esa era la mayor atracción de todas para ella.
Ella estaba dispuesta a seguir adelante. Alejar la culpa y el terrible dolor que
fue una batalla diaria por tanto tiempo. ¿Cuánto tiempo había pasado?
Encontró que el tiempo tenía poco sentido cuando la meta era sólo
sobrevivir un día más en las calles.
Pero esa no era su vida. No fue así. Fue su decisión alejarse, aunque en el
momento que no había sentido ni había querido sentir cualquier otra
alternativa. Parecía tan tonto ahora, y estaba un poco avergonzada por su
falta de voluntad al darse por vencida. ¿Podría alguien comprender el
impulso de sus acciones?
Tal vez era el momento de cerrar ese capítulo en su vida y abrir otra puerta.
Todo lo que podía hacer era intentarlo. Dillon conducía por la calle principal
de Clyde, pasó su pub y giró en un camino pavimentado que subía por
encima de la ciudad. Se volvió polvoriento y pedregoso después de una
milla y pico, y miró curiosa a su alrededor mientras subían más alto.
"¿Vives aquí arriba?", Preguntó.
Él asintió. "No es mucho, pero me conviene."
Doblaron la curva por una carretera a un callejón sin salida en un claro. Ella
contuvo la respiración al ver la magnífica cabaña. Tenía tal vez un acre de
área despejada de hierba dividida por las rocas, pero más allá la zona
estaba cubierta de densos bosques, una mezcla de álamos y pinos.
"¿No es mucho? ¡Es hermoso!"
Lanzó una sonrisa de lado. "Me alegra que te guste. ¿Quieres echar un
vistazo alrededor antes de sacar la moto? "
Ella asintió con entusiasmo y abrió la puerta. De lo primero que se dio
cuenta fue del silencio. Sólo el rumor ocasional de las ramas de los árboles
con una suave brisa perturbaba la paz y la tranquilidad que cubría la zona.
Ella respiró hondo, disfrutando el aire fresco con aroma a pino. Sin esperar a
Dillon, vagó hacia adelante, atraída por el porche de cedro y la mecedora
que se balanceaba suavemente cada vez que una brisa soplaba ahí. A
medida que se acercaba, oyó el leve ruido del crujir de la silla. Se detuvo en
los escalones y bebió el hogareño, aire rústico de la casa, sentía que la
envolvía a su alrededor y se dirigió más cerca.
Dillon llegó a pararse a su lado y acurrucó a su brazo alrededor de su
cintura. "Este es, hogar, dulce hogar, o el piso de soltero como mi madre lo
llama."
"Es muy grande para ser un piso de soltero. No puedo esperar a ver el
interior."
Se la llevó por las escaleras y abrió la puerta a continuación, hizo un gesto
para que ella pasara delante de él.
"¿No cierras la puerta?" Le preguntó.
Él sonrió. "No hay razón aquí. Nadie se acerca a menos que esté de visita.
Soy la única persona que vive en este camino. Debo tener la segunda mitad
construida para que tengan acceso."
Echó un vistazo alrededor de la sala y tenía ricas artesanías en madera y
una gran chimenea de piedra que era la pieza central de la acogedora área.
"Todo parece hecho a la medida. ¿Has diseñado y construido los detalles?”
Un toque de color sacudió sus mejillas. "Lo hice todo yo. Bueno, mis papás
me ayudaron, pero yo diseñe e hice la mayor parte de la carpintería. Me
tomó dos años, pero es exactamente como lo quería."
Sus ojos se abrieron. "Es magnífico, Dillon. Tienes mucho talento."
Un sofá grande y suave le hizo señas. Se veía tan acogedor y confortable,
no pudo resistirse a probarlo. Tan pronto como se sentó, los cojines la
envolvieron y la chuparon hacia dentro del sofá.
Se quitó los zapatos y acurrucó sus pies bajo ella. Un suspiro se le escapó
antes de que pudiera retenerlo.
Dillon estaba a varios metros de distancia, sus ojos se oscurecieron
mientras la miraba. "¿Puedo decir lo natural te ves sentada en el sofá de mi
sala de estar, toda acurrucada como si estuvieras en casa?"
Era la primera vez que le había dicho algo directamente que insinuaba el
deseo de que se quedara. La había besado—caray que besó—pero mientras
que Michael y Seth fueron más habladores y cercanos, Dillon estuvo callado.
Hasta ahora.
"Me gusta verte aquí, Lily” dijo con voz ronca. "Perteneces a aquí."
Él se movió hacia adelante, lentamente, como si no quisiera asustarla.
Luego se sentó a su lado en el sofá y se volvió hacia ella. Se llevó la mano
un poco más a la rodilla y se inclinó hacia ella, deslizando su mano hasta su
muslo.
"Bésame, Lily. Esta vez bésame tú."
Ella contuvo el aliento y luego miró hacia su mano aún apoyada en su
muslo. Tentativamente extendió la mano y deslizó la palma hacia arriba por
su brazo, y luego hasta la muñeca, donde comenzaba su tatuaje. Trazó las
líneas con su dedo hasta que llegó a la manga de su camiseta.
"Me estás matando", dijo. "Bésame".
Usando el brazo para afirmarse, se inclinó hacia delante, nerviosa, pero
fascinada por la intensidad de su mirada. Tenía una boca sensual. Labios
gruesos que parecían totalmente besables. Y suficiente sombra de una
barba en su mandíbula para hacerlo malditamente sexy.
Le tocó la mejilla con la otra mano y deslizo sus dedos para sentir el roce de
la barba contra su piel.
Él cerró los ojos y se apoyó más, hacia su caricia justo cuando ella apretó
los labios con la suyos en el más ligero de los besos. Él se tensó bajo sus
dedos pero se mantuvo quieto, contento al permitir que ella fuera la
instigadora.
"Quiero ver tu tatuaje” susurró contra sus labios.
"Quiero que veas mucho más que eso", murmuró.
Él se alejó y tiró su camiseta fuera de sus vaqueros y luego la enrollo sobre
su cabeza. Los tenía en ambos brazos desde las muñecas hacia arriba. A
juego los diseños se rizaban sobre sus hombros y lamían hacia su cuello. No
era una imagen real—una imagen identificable—pero si una serie de
intrincadas líneas y formas. Parecía exótico, pero desconocidos.
"¿Cómo se te ocurrió hacerte esto?" Preguntó mientras se remontaba por
encima del hombro hasta que su dedo se detuvo en el hueco de su
garganta.
"Callie y yo fuimos a la India y Nepal, un verano. Vimos un poco el increíble
arte y los tatuajes. Callie tomó fotos y cuando volvimos, llevamos las fotos a
un artista en Denver que incorporó los diseños a unos más grandes que
eran el reflejo de todos los lugares que habíamos ido."
"Eso es increíble. Y que asombrosa experiencia. Eso debe ser muy
entretenido."
"Callie es nuestro espíritu libre. Ella ha viajado mucho. Apesta cuando se va
por mucho tiempo, pero ha estado en algunos lugares impresionantes."
Una vez más Lily repasó los patrones de colores con la punta de los dedos,
pero esta vez se permitió vagar las manos sobre su amplio pecho.
Los músculos se apretaron y tensaron bajo sus palmas, y sus ojos se
redujeron a rendijas. Él extendió la mano y le cogió ambas manos,
sosteniéndolas por las muñecas, todavía sobre el pecho.
"Tengo una idea mejor", murmuró. "Voto porque abandonemos el paseo en
moto y te lleve a mi dormitorio y te permita explorar mis tatuajes todo lo
que quieras, mientras yo estoy dentro de ti.”
Capítulo 16
Los ojos de Lily se abrieron, y su respiración se acelero hasta soplar
pequeñas nubes de aire en el cuello de Dillon. El la observó, prestando
atención, tratando de ver si se estaba moviendo muy rápido, muy pronto,
pero no era miedo lo que veía en su mirada. Ahí había interés, Y deseo, un
poco de vacilación pero no miedo. Sus manos temblaban mientras el la
sostenía y se le puso la piel de gallina en el cuello y los hombros, haciéndolo
querer lamer cada uno de sus poros.
El ardía por ella. Su piel picaba y estaba viva, y el sabía que no encontraría
un alivio hasta que estuviera enterrado profundamente en ella. El quería
sostenerla y calmarla y alejar las sombras, mirarla mientras ella se deshacía
debajo de él.
“¿Quieres esto Lily?” le urgió. “¿Quieres hacer el amor conmigo tanto como
yo quiero hacerlo contigo?”
Ella tragó y luego lamió sus labios en un gesto nervioso que él encontró
adorable.
“¿Que va a pasar con Seth y Michael?” preguntó en voz baja. Sus labios se
fruncieron en un gesto preocupado. “¿Como se supone que esto va a
funcionar? Siento que les estoy siendo infiel a ellos.”
Ella soltó sus manos y se las paso por su cara en un gesto frustrado. “No se
como funciona esto. Que es lo que tengo que hacer. No quiero joderlo antes
de que empiece.”
El pecho de Dillon se tenso y luego lo relajo. El tomó su mano otra vez,
quintándosela de la cara. Luego besó cada uno de sus dedos para suavizar
la tensión que estaba fluyendo de ella.
“No hay una manera correcta o incorrecta Lily. Si estoy yendo demasiado
rápido, dímelo. Solo se que cuando te vi tenia que tocarte. Y se que mis
hermanos se sintieron y sienten igual. Si has hablado con Seth, y si el te
explicó lo que te proponen, entonces sabes que ellos estarán bien con esto.
Tienen que estarlo. Es la única manera en que funciona. No les pediré
permiso cada vez que quiera hacerte el amor.”
“Tú dices ellos,” dijo rápidamente. Se le quedo mirando. “Dijiste que ellos
propusieron. No dijiste nosotros.”
El suspiro. “Si, puedo ver lo eso puede parecerte a ti. Como si solo estuviera
yendo con ellos y no estuviera completamente comprometido. A lo mejor no
lo estoy en este punto. Es difícil decirlo. Las cosas han pasado demasiado
rápido. Lo que si se es que he tenido una atracción inmediata hacia ti. Yo no
solía creer en eso del amor a primera vista. Mis padres dijeron que fue de
esa manera con Mamá, pero nunca lo creí en verdad.”
“¿Y ahora?”
El soltó el aliento. “Ahora se que puedes conocer a alguien y quererlo con
cada respiración que das, mental y físicamente. ¿Es eso amor? No lo se. Tal
vez. A lo mejor es el fundamento, el inicio. Las relaciones comienzan con
mucho menos, eso es seguro.”
“Tienes que usar condón,” espetó ella.
El parpadeó, las mejillas de ella se colorearon pero en las líneas de sus
labios la hacían tener un gesto determinado.
“No estoy protegida,” ella se apresuró a decir. “Quiero decir no es algo que
me he podido permitir y tampoco he tenido la necesidad, pero no quiero
quedar embarazada. Así que no me arriesgaré.”
Ahora había miedo en sus ojos. Dillon se alejo pero le sostuvo firmemente la
mano. Se la apretó y masajeó tratando de suavizar su tensión.
“Pequeña, te voy a proteger,” dijo gentilmente. “Claro que usare condón. Y
estoy seguro que los condones no son 100% fiables, así que mañana te
apartaré una cita en la clínica de la cuidad para que puedas acceder al
control de natalidad si es lo que quieres.”
Ella bajo la mirada, evitando la de él. “No tengo seguro, o manera de
pagarlo.”
La vergüenza en su mirada casi lo mato. Dios, él sufría por ella. Pero tenía
que dejar claro desde el principio que ellos iban a cuidar de ella, y que lo
último de lo que se tenía que preocupar era del dinero para estar protegida.
“Tenemos que tener ciertas cosas en claro, ¿okay Lily? Asumo que tu y Seth
tuvieron una charla larga en la cual te hizo saber que él, Michael y yo
queremos una cosa. Tú. Y estoy seguro que te hizo saber que eso quiere
decir que queremos ver a donde nos llevará esto. También asumo que
accediste, o no estarías aquí en estos momentos. Parte del trato, si
aceptaste, es que cuidaremos de ti. No lo haríamos de otra manera. Eso
significa proveerte de tus necesidades tanto emocional como físicas.”
Ella levanto su mirada para encontrarse con la suya. “Es fácil ver lo que yo
saco de esto. Pero, ¿y tú? ¿Y Seth y Michael? ¿Qué es lo que tú podrías sacar
de esta relación que no puedes obtener en otra parte?”
El levanto su ceja. “¿Tú piensas que solo queremos sexo?”
Ella se sonrojo y miro hacia abajo de nuevo. El situó su mano bajo su
barbilla y la hizo mirarlo de nuevo. “No, no pienso eso,” dijo cuando el
continuo viéndola. “Y si eso es lo que quisieras, podrías ir a buscarlo en otra
parte.”
“No estoy de acuerdo con eso, pero ese no es el punto. No me siento
atraído hacia las otras mujeres que están afuera. Me siento atraído hacia ti.
Si el sexo es todo lo que deseara, te tendría desnuda y debajo de mi en
estos momentos en vez de estar teniendo una de esas conversaciones
contigo del tipo que hacen que las bolas se le encojan a un hombre.”
“Si acepte, cuando Seth me explico todo esto…sobre nosotros…todos
nosotros, dije que estaba bien.”
“Entonces nos tienes que dar una oportunidad,” dijo Dillon mientras le
pasaba la mano por su mejilla. “Y tienes que confiar en que nosotros
cuidaremos de ti y te mantendremos.”
Ella volteo la mejilla y beso su palma. “Trataré.”
El sintió que su interior dio ese peculiar apretón, y el supo que ese momento
el estaba a bordo por el largo camino. No, estaba seguro que no había
considerado que compartiría una mujer con sus hermanos sin importar
como habían crecido. Pero sus padres lo habían hecho funcionar, y el se
estaba comprometiendo en hacer funcionar esta relación con Lily y sus
hermanos.
“Estoy dentro, Lily. A lo mejor no estaba seguro antes, pero ahora lo estoy.
No me iré a ninguna parte. Podemos hacer esto funcionar.”
Los ojos de Lily brillaron y su sonrisa iluminó toda su cara. Ella estaba tan
atónitamente hermosa que le dolió. Su mano acarició su cara, y de repente
se dio cuenta cuanto quería hacerle el amor. Sexo no. Quería saborearla y
apreciarla, amarla incondicionalmente.
“Cada vez que pienso que esto no puede funcionar y que soy una estúpida
por intentarlo, uno de ustedes hace algo que me hace creer. Yo también
quiero esto Dillon. Tanto que me asusta porque tengo miedo de que todo
sea una fantasía de la cual me voy a despertar.”
“Créelo Lily, esto no es algo que tomemos a la ligera. Nunca.”
“También quiero que creas en mi,” dijo ella. Su mirada sostuvo la suya y la
sinceridad ardió e hizo brillar a sus ojos azules. “No quiero que ninguno de
ustedes piense que me estoy lanzando a la primera oportunidad que tengo
de salir de la vida que tengo y poder ser alguien. Eso no es, lo juro.”
Él le cubrió su boca con sus dedos. “Shhh. No creo eso. Nadie de nosotros lo
hace. ¿Queremos ayudarte y cuidarte y asegurarnos de que no pasaras
ningún otro día en la calle? Claro que sí. Todo lo que quiero cambio eres tú.
Solo tú. Es más que suficiente. ¿Porque tú y yo no pasamos e resto del día
en el sofá? Miraremos una película o dos, o sólo estaremos aquí hablando.
Llamaré a mis hermanos y les diré que cocinaré la cena para todos
nosotros. Nos dará la oportunidad de estar todos juntos por primera vez y
espero que te ayude. Michael de seguro ya piensa que me escapé de la
ciudad contigo de todos modos.”
Lily sonrió y poso su otra mano en su boca para silenciar su risa. “Me
gustaría eso. Me gustaría demasiado.”
Llamo primero a Seth y este sonó sorprendido cuando Dillon le dijo que se
quedaría con ella en su casa, a lo mejor era él quien pensaba que se iría de
la ciudad con Lily. El ahogó una sonrisa y le dijo a Seth que llegara alrededor
de las 7. Después llamó a Michael.
“Hombre, ¿qué quieres?” dijo Michael tan pronto descolgó.
“Estoy con Lily.”
Hubo una ligera pausa. “Sí lo se. ¿Todo está bien?”
“Si, bien. No nos fuimos al final. Pasaremos la tarde aquí. Mirando una
película o dos. Pensé que seria buena idea si tú y Seth vinieran y cenaran
con nosotros. Y llamé a Seth y dijo que estaría aquí.”
“¿Como esta su brazo? ¿Has cuidado eso?”
“Si, está bien. Estaba indecisa en como ustedes la hacen reaccionar. Creo
que si podremos estar todos en el mismo cuarto seria diferente. Curaría
alguna de sus inseguridades.”
Michael suspiro. “Así que esto significa que ya estas abordo. Mira, Dillon
tienes que admitir que esto no sonó como la vez pasada que hablamos. Esta
es la decisión más grande que tomaremos. Ya hice la mía. Creo que tú y
Seth deberían de hacer la suya. Y ahora empieza la parte dura.”
“Si ya te escuche. Llegare como a las 6 no tengo ninguna llamada. Dile a
Lily… dile que la veré allí.”
“Claro.” Dijo Dillon mientras colgaba. Bajo el teléfono a la mesa de la cocina
y se paro ahí por un largo momento.
Cualquier persona sana estaría deseando joder ahora, pero el estaba
absoluta y completamente tranquilo con su decisión. No pensó por un
momento que todo sería un camino de rosas y que vivirán felices por
siempre. Pero lo que si sabía era que los Colters creían en la familia sobre
todo lo demás y ahora Lily era parte de la familia. El y sus hermanos irían
tras ella todos los días de su vida.
***
Seth dejó la casa de sus padres temprano para ir al pueblo a ver a Lacey.
Aparcó frente al departamento del sheriff, y antes de que lograra salir de su
camioneta, Lacey estaba en la puerta de entrada, con una mano apoyada
en su cadera mientras lo miraba.
“¿Quieres decirme porque no has venido a verme hasta ahora?”, le
preguntó. “La noticia que llegaste ayer a la ciudad me llegó.”
Seth sonrió y le tendió los brazos para un abrazo. “Tan mandona como
siempre, ya veo.”
Lo abrazó fuerte y luego casi lo arrastró a su oficina. Después de empujarlo
a una silla, ella dio la vuelta a su escritorio y tomó asiento.
“No voy a andar con rodeos. Estoy seguro que tu padre te ha contado. Me
gustaría que asumieras el resto de mi mandato. Voy a retirarme tan pronto
como encuentre un reemplazo.”
“Está bien.”
Ella parpadeó y luego se echó hacia atrás en su silla, la sospecha oscurecía
sus ojos. “¿Está bien? ¿Eso es todo? ¿No vas a discutir y dar los diez motivos
de tú lista de que no eres la persona adecuada para este trabajo?”
Aguantó con una sonrisa. “No.”
“Bueno, infierno. Estaba preparada para tener que pasar una hora dándote
distintas razones, y tú entras me sigues el juego.”
Esta vez se echó a reír. “Tan dramática como siempre, Lacey.”
Ella se inclinó hacia delante, con expresión seria. “¿Qué ha hecho que
cambies de opinión? Adam me dijo que estabas poco dispuesto a tomarlo en
consideración hasta ahora.”
“Quiero volver a casa”, dijo simplemente. “Mi trabajo es hacer aplicar la ley.
Nunca me imagine que no siguieras como sheriff, pero si vas a retirarte,
quiero el trabajo.”
“¿Tu brazo está curado? ¿Va todo bien en Denver?”
El sonrió ante la nota de ansiedad de su voz. “Todo está bien. Deja de
preocuparte. Encontré a alguien. Alguien con quiero empezar una vida
aquí.”
La mirada de Lacey se afiló. “¿Alguien que yo conozca?”
Seth negó con la cabeza. “No, y no vas a comprobar sus antecedentes,
tampoco. Ella dice que no tiene ningún problema, y le creo. Pero,
definitivamente, hay una gran cantidad de heridas en su pasado, y no
quiero empujarla demasiado duro. Tengo que pisar una delicada línea con
ella, todos nosotros tenemos que hacerlo. Su nombre es Lily”, dijo Seth
despacio. “Y debes saber, porque lo oirás más pronto o más tarde, y sé que
puedo contar con tu apoyo, que Michael y Dillon también están implicados
con Lily.”
Lacey se recostó de nuevo, sus ojos redondos por el shock. “Oh, mierda.
¿Esto es una broma?”
El negó con la cabeza.
“Bueno, condenación”, murmuró ella. “Nunca me lo hubiera imaginado.
Ciertamente esto ha estado lo suficientemente bien para tu madre y tus
padres, por lo que adivino que tu sabes que puede ser posible. Pero aún
así… Maldita sea.”
“Lacey, siento lo de Dan. Papá me contó. ¿Cómo está?”
Su expresión se derrumbó por un momento antes de sonreír alegremente.
“Lo está llevando bien. Hemos estado yendo y viniendo a Denver para que
pudiera recibir tratamiento. Me gustaría mudarme allí, sin embargo, es cosa
de él. Además, tenemos ese lugar en la montaña y por el ritmo que lleva se
ha convertido en más de lo que podemos mantener. Todos los niños se han
ido, por lo que ahora tiene sentido que nos movamos.”
“Si alguna vez puedo hacer algo, ya sabes que todo lo que tienes que hacer
es decírmelo.”
Ella se inclinó sobre la mesa para poner su mano sobre la suya. “Lo sé,
Seth. Y gracias.” Entonces se echó hacia atrás, volviendo a los negocios. “Ya
he hablado con el ayuntamiento sobre la posibilidad de que tu asumieras mi
puesto.”
El levantó una ceja.
“Bueno, tenía que prepararlos”, dijo ella a la defensiva. “Nadie quiere meter
a un forastero. Mis ayudantes son demasiado jóvenes y sin experiencia para
ocupar el cargo, y Jimmy demasiado viejo. El sólo quiere mantenerse otros
pocos años antes de retirarse. Si quieres el trabajo, es tuyo. La votación
será sólo una formalidad, pero tú ya los tienes en el bolsillo.”
“¿Para cuando?”, preguntó en voz baja Seth.
“Tan pronto como rellenes tu solicitud, en ese momento será oficial. Hay
papeleo que hacer y el Consejo celebrará una reunión para la votación. Me
imagino que podemos hacerlo en unos días, y tú puedes asumir que sea en
dos semanas. Esto me dará el tiempo suficiente para entregar mi renuncia y
poner mis cosas en orden.”
“Estaré triste por qué te vayas, Lacey.”
Ella sonrió. “Volveré de visita. Siempre consideré a esta mi ciudad.”
Seth hizo una pausa durante un momento y luego le echó nuevamente un
vistazo “¿Piensas que mi relación… con Lily pueda causarme problemas en
este trabajo?”
Lacey se echó hacia atrás y lo estudió por un momento. “Seré honesta,
Seth. No lo sé. La mayoría de la gente por aquí están familiarizados con la
forma en que creciste y de la relación de tu madre con tus padres. Hubo
muchos chismorreos cuando se hizo evidente hace años, pero rápidamente
se calmaron y la gente de por aquí tiende a no meterse en asuntos que no
les incumben. Tu madre es muy querida, y tus padres son muy respetados
en la comunidad. Tendrás a algunos que levanten una ceja, pero la mayoría
lo tomará con calma, pero nunca se sabe. Yo creo, que debes guardar
silencio por el momento, termina mi mandato y para cuando seas candidato
a la reelección, deja que las fichas vayan cayendo poco a poco. Si haces
bien el trabajo, pienso que todo esto no tendrá importancia, y como he
dicho, la gente de por aquí realmente, no desea que algún lince del exterior
entre y se haga cargo de la ciudad. Tendrás dos años para demostrar tu
valía. Luego dejarás que los votantes decidan.”
Seth asintió con la cabeza. “Supongo que tienes razón. No voy a esconder a
Lily como un sucio secreto, y se que mis hermanos se sentirán como yo. Si
esto no funciona, voy a encontrar otra cosa que hacer, incluso echando una
mano a mis padres en su negocio.”
“Sólo haz tu trabajo, Seth. De verdad es todo lo que puedes hacer. Y tengo
plena confianza en que obtendrás el apoyo de la comunidad en un corto
plazo.
Tendrás
que
tener en
cuenta
que
algunos
entrometidos
lo
considerarán su deber personal meter las narices donde no les importa,
pero que se jodan. No se llega a ser sheriff aquí sin dejar a unos cuantos a
lo largo del camino. Es la naturaleza de este trabajo.”
Seth sonrió abiertamente. “Maldita sea, pero te voy a extrañar, Lacey.”
La puerta de la oficina se abrió y se asomó la cabeza Linda. “Lacey, eres
necesaria en casa del anciano Witherspoon. Los perros de Grundy se
escaparon otra vez y Witherspoon está armando la de Dios es Cristo y está
apuntando con su escopeta.”
Lacey suspiró. “Iré ahora mismo.” Se levantó y caminó alrededor de su
escritorio, pero se detuvo para abrazar a Seth. “Estoy tan contenta que
regreses a casa. Me sentiré mucho mejor con mi retiro si sé que la ciudad
queda en tus manos.”
El la abrazó fuerte y sintió serpentear el primer cosquilleo de excitación por
su columna. Su ciudad. Tenía una connotación que le gustaba. El conocía a
cada uno de los que vivían allí. Había crecido en una comunidad muy unida.
La idea de haber regresado a casa, y no sólo por sólo ese trabajo, por Lily…
Como cambiaban las cosas tan rápidamente. Pero descubrió que no le
importaba lo más mínimo.
Capítulo 17
Michael llegó conduciendo a casa de Dillon y aparcó a lado de la camioneta
de Seth. Llegaba tarde y casi era de noche. Durante la tarde imaginó que
podría salir temprano, pero a última hora el estuvo inundado de
“emergencias”.
Subió los escalones de la entrada, y sin molestarse en llamar, empujó la
puerta principal. Fue inundado al instante por el olor de una buena comida.
Todo lo que Dillon cocinaba, Michael no podía esperar para comerlo. Su
estómago rugió cuando echó un vistazo y vio a Seth y a Lily en el sofá.
Seth estaba recostado en su lado y Lily en sus brazos, con sus ojos estaban
cerrados mientras Seth acariciaba la cadera de arriba abajo. Michael no
quería despertarla o molestarla, pero él quería tumbarse con ella.
Como si sintiese su presencia, Lily se movió y abrió sus ojos. Con su mirada
fija en su cara y sus ojos se abrieron con placer cuando le reconoció.
“Michael”, susurró ella.
Se empujó hacia arriba y Seth tomó su mano para ayudarla. En un momento
estaba en el sofá y al siguiente corriendo hacia Michael. La sorpresa y el
placer lo invadieron cuando ella voló a sus brazos y lo abrazo con fuerza.
“Estoy tan contenta de que vinieras”, le dijo cerca de su oído. “Pensé que
no vendrías.”
Colocó un rizo corto sobre su oreja y le besó en la sien, dejando que sus
labios permanecieran allí durante en largo momento. Le aplastó que ella
estuviera aquí con él y tan contenta por verlo. Que lo estuviese esperando.
Se había preocupado de que no viniese.
“No me lo perdería, o a ti”, murmuró. “Siento llegar tarde.”
“Veo que llegó el doctor”, Dillon arrastró las palabras desde la puerta de la
cocina. “¿Por qué no dejan de nuevo a Lily acomodarse y vienen a
ayudarme un segundo?”
Michael echó un vistazo cauteloso en dirección a Dillon. Cuando este estaba
en la cocina, esta era su dominio. Nadie entraba.
Dillon movió la cabeza hacia la cocina, y Michael se inclinó para besar a Lily
de nuevo.
“Vete a ponerte cómoda. Tardaré sólo un minuto.”
Lo agarró por un momento y le devolvió el beso antes de volverse hacia el
sofá. Michael se quedó el tiempo suficiente mirando como se colocaba de
nuevo al lado de Seth antes de que se dirigiera a la cocina para ver que
pasaba con Dillon.
“Maldita sea si no huele bien, cualquier cosa que sea”, dijo Michael.
“Langosta étouffée, cocina Cajun, cortesía de la muestra a la que fui la
semana pasada”, dijo Dillon mientras movía el contenido de la sartén.
“Estará lista en cuanto el arroz este hecho.”
Michael tomó asiento en uno de los taburetes y se apoyó en la encimera de
granito. Tenía que concedérselo a Dillon. Había necesitado dos años para
construirse esa casa, pero estaba exquisitamente terminada y miró la
cocina de gama alta y personalizada de arriba a abajo.
“Entonces, ¿qué pasa? No dejas nunca a nadie entrar a la cocina mientras
estás cocinando.”
Dillon echó un vistazo hacia la entrada y dejó de moverse. “Eres amigo del
doctor Burton de la clínica. ¿Crees que puedes mover algunos hilos y
obtener una cita para Lily cuanto antes?”
Michael frunció el ceño. “¿Qué está pasando? ¿Está peor su brazo? Maldita
sea, yo sabía que nadie se lo estaba tomando lo suficientemente en serio.”
Dillon levantó las manos. “So. Baja la velocidad. No tiene nada malo. Ella
necesita acceder a control de natalidad.”
La boca de Michael formó una O.
“Ella me insistió, o adivino que usaremos condones. Parecía hacer hincapié
sobre la posibilidad de poderse quedar embarazada. No puedo decir que la
culpe. Estaba preocupada porque no tiene seguro, o dinero para esto.”
Michael juró por lo bajo. Dillon levantó una mano otra vez. “Yo me ocupé de
esto. Le dije que nosotros estaríamos condenadamente seguros de cuidar
de ella y que nos aseguraríamos de que tuviera todo lo que necesitara. No
la quiero preocupada, por lo que esperaba que tú le consiguieras una cita en
la clínica rápidamente, para sacarnos este asunto de encima.”
“Sí, haré una llamada por la mañana. ¿Trabajas esta noche?”
“Se suponía que debería estar detrás de la barra, pero me cubre Callie y
tengo a Kenneth haciendo de gorila. No quiero que Callie se mezcle con
ningún cliente más. Tenemos suerte de que sólo era un manojo de
estúpidos estudiantes universitarios que no le hicieron daño.”
“Yo esperaba que Seth pudiera hablar con ella, pero obviamente nos hemos
concentrado en Lily.”
“No estoy seguro de que ella se lo contara, de cualquier manera. Ha sido
hermética desde que regresó a casa. Se que ella y Seth son muy cercanos,
pero con Callie somos amigos y ella se cierra como una ostra cada vez que
empiezo a hacer preguntas.”
“Deseo como el infierno saber lo que le pasó.”
“Tanto tú como yo, hermano.”
Dillon recogió la tapa de la cazuela del arroz al vapor y luego la volvió a
dejar caer para cerrar. El aplaudió y luego gritó hacia la sala de estar. “¡La
sopa está lista!”
“¿Alguna vez alguien te ha dicho lo sutil que eres?” le preguntó Michael.
Dillon sonrió. “La sutileza es un coñazo.”
Los hermanos alzaron la vista cuando Lily entró en la cocina con Seth
directamente detrás de ella. Ofreció tanto a Dillon como a Michael una
sonrisa vacilante, y Michael le ofreció su mano.
Cuando ella la tomó, el la atrajo al taburete a su lado, y envolvió un brazo
por su cintura. Se aproximó a su cabeza, inhalando su dulce olor.
“Te eché de menos hoy”, susurró él.
Ella se volvió y le regalo con una amplia sonrisa y luego apoyó su frente en
la suya. “Yo también te extrañé. Conocí a tu familia. Son todos geniales.
Tienes suerte de tenerlos.”
“Van a ser tu familia también”, señaló él.
Sus ojos se ensancharon como si no hubiese considerado este aspecto.
Había a partes iguales miedo y añoranza en su mirada. Y entonces ella
sonrió otra vez. “Adivino entonces que esto me hace afortunada a mi
también,.”
“Párense, vosotros dos”, se quejó Dillon cuando dejó caer los platos frente a
ellos. “Es hora de comer.”
Seth sacó el taburete al otro lado de Lily y se sentó, mientras Dillon
terminaba de servir los platos. El se sentó al final al lado de Seth.
“Empezar chicos. Espero que este buena.”
Lily dio un mordisco y dejó escapar un sonido de placer. “Esta maravillosa,
Dillon. Creo que podría ponerme enferma por comerla toda.”
“Esta muy bueno”, coincidió Seth. “Es obvio que no heredaste la capacidad
de mamá para cocinar.”
Michael soltó un bufido de risa mientras Dillon sonreía.
“Yo solía cocinar”, dijo Lily en tono melancólico. “Me encantaba.”
“Mi cocina es tu cocina”, dijo Dillon. “Y todo lo que hay en la despensa es
tuyo cada vez que quieras gastar tiempo aquí.”
Seth se aclaró la garganta y todo el mundo miró en su dirección. “Hablando
de cocinas y lugares. Tenemos que hablar de nuestro arreglo. Hablé con
Lacey hoy. Voy a asumir su trabajo en un par de semanas tan pronto como
todo el papeleo este acabado.”
“Oye, eso es grande”, exclamó Michael.
Lily disparó a Seth una mirada perpleja. “¿No vas a volver a Denver?”
Seth sonrió en su dirección. “No. Estoy tomando la plaza de sheriff aquí en
Clyde. Si vamos a comprometernos con esto, no puedo quedarme en
Denver. Michael y Dillon están establecidos aquí. Solo tiene sentido que yo
me mude.”
“Lo que nos lleva a la pregunta de dónde vas a vivir”, dijo Michael. “En
realidad, donde vamos a quedarnos. Juntos.”
“Aquí”, dijo Dillon.
Lily parecía que no tenía ni idea de lo que hablaban. Michael puso una mano
sobre la suya y la apretó de modo tranquilizador.
“Es lo que más sentido tiene”, continuó Dillon cuando nadie respondió. “Es
más grande que tu casa, Michael, y Seth no tiene alojamiento por aquí. Hay
espacio para ampliarla, y lo que es más importante, es privada.”
“¿Qué pasará con la casa de Michael?”, preguntó Seth.
“Podría convertirla en su clínica en vez de usar esa pequeña mierda de
oficina que tiene en el pueblo.”
La idea de Dillon era sólida. Michael necesitaba realmente más espacio para
su despacho, y la casa de Dillon era ideal para los cuatro.
“¿Qué piensas, Lily?”, preguntó Seth. “¿Te gustaría quedarte aquí?”
Michael entrelazó los dedos con los de ella y echó un vistazo para ver tanto
anhelo en la mirada de Lily que le dolió. El levantó su mano y le dio la vuelta
a su presa para depositarle un beso en la palma.
“Quédate con nosotros, Lily. No te arrepentirás.”
Lily, a su vez, miró a cada uno de los hermanos, el calor brillaba en sus ojos.
“¿Estáis todos seguros de que queréis… a mí? ¿Estáis seguros de que
queréis hacer esto?”
Tanto Dillon como Seth asintieron con la cabeza.
“Absolutamente”, dijo Michael.
“Está bien, entonces”, dijo ella en voz baja. “Me quedaré aquí con vosotros,
con todos vosotros.”
Michael no se había dado cuenta que su apretón era tan fuerte sobre su
mano hasta que se dio cuenta que ella se estremecía. El la dejó en libertad
de inmediato y luego le frotó los dedos en tono de disculpa.
Entonces echó un vistazo a sus hermanos, en silencio pidiendo su
compromiso. Había determinación en sus caras, y su atención se centraba
completamente en Lily. Pero cuando miró a Michael, el sabía que cada trozo
de ellos estaban tan comprometidos en esta relación como él.
Capítulo 18
La cena fue divertida. Para Lily fue una anticipación de los días por venir,
algo que la llenaba de esperanza y excitación. Los hermanos bromeaban y
jugaban sin piedad, pero había un sólido vínculo de lealtad y amor. El mismo
sentimiento que había tenido cuando había entrado por primera vez a casa
de sus padres.
Deseó ser una parte de ello. Algo sólido. Ser parte de una familia unida de
nuevo. Saber que había gente con la que podía contar.
Dillon se negó a permitirle ayudarle con los cubiertos, y en su lugar acorraló
a Seth para que lo ayudara con las tareas mientras Michael regresaba a la
sala con ella.
Tan pronto como estuvieron lejos de la cocina, Michael la detuvo y jaló a sus
brazos. Sus caderas encontraron las de ella en un urgente y hambriento
beso. Tibio y tan suave. Mordisqueó sus labios y después deslizó su lengua
entre ellos, golpeando sensualmente su lengua hasta que pudo probarlo y
sentirlo.
“Me estás volviendo loco hoy”, murmuró él. “Sabiendo que estabas con
ellos y sin poder estar contigo. Fue el maldito día más largo de mi vida”.
“Estás conmigo ahora”, dijo mientras le acariciaba con los dedos su sien y
después a través de su cabello.
“Eres fascinante. Hubiera podido imaginar a Dillon con su imagen rebelde
teniendo el cabello largo y tú con tu formal imagen de un hombre del
rancho lo tuvieras corto, y siempre muy limpio”. Le pasó los dedos por las
puntas del cabello.
“¿No te gusta?” la probó.
“Me gusta. Es sólo que me sorprende. Me gusta, creo. Seth parece tan
callado y enfocado y después tú apareces y fue como cuando te golpea un
tornado. Y después Dillon. No puedo decidir, pero algo me dice que son más
rebeldes que Dillon, y que de corazón, Dillon es realmente hogareño”.
Él parpadeó sorprendido y después rió. “Nunca le digas eso a Dillon. Lo
tomará como algo personal el que me encuentres más excitante y peligroso
que él”.
“Bueno, no dije eso”.
“Pero lo pensaste”, dijo Michael con una sonrisa. “Eso es suficiente para
mí”.
“Eres incorregible”
“No me llames cosas que no puedo deletrear”.
Ella rió y se recargó contra él. Aún estaban en medio de la sala, pero podían
estar en cualquier lugar y sería mágico.
Esa era la palabra – el sentimiento – en una palabra. Era magia. Un milagro
que no merecía pero por el que estaba agradecida.
Tres hombres que parecían demasiado buenos para ser verdad. Tres leales,
fuertes y devastadores hombres. Y todos la deseaban. Ellos deseaban tener
una vida con ella.
“Pagaría mucho por saber lo que estás pensando ahora mismo”.
Se dio cuenta de que sonreía – no, estaba radiante – de oreja a oreja.
“Estaba pensando en ti, Dillon y Seth. Aún estoy procesándolo todo. Parece
demasiado bueno para ser verdad”.
“Créelo” dijo justo antes de capturar su boca de nuevo.
Oh, pero le dolió. Sus pechos se tensaron contra su pecho y sus pezones se
endurecieron, rígidas puntas que rogaban por su toque – su boca. Su cuerpo
se inundó de calor. Su piel brilló y el deseo bajó hasta su vagina, como
fuego lento.
Se balanceó en sus brazos. Sus rodillas se doblaron mientras la tomaban de
las muñecas, llevándola firmemente hacia él. Parecía que había pasado el
día entero con añorándola. Quería hacer el amor con estos hombres, pero
estaba perdida en cómo.
Puso los brazos alrededor de su nuca y deslizó su boca bajo su mandíbula
hacia su cuello donde acarició y lamió el área sobre su pulso.
Él gruñó y se tensó contra ella, con los brazos como bandas de acero
alrededor de su cuerpo. Su erección se abultó contra su vagina, y se
ruborizó seductoramente, causando una dulce fricción entre ellos.
Se sentía viva. Eléctrica. Reviviendo después de un largo período de sueño.
El pasado ahora olvidado. Dolor. Arrepentimiento. Aquí, con esos tres
hombres, se encontró a sí misma de nuevo.
Se volteó cuando escuchó un sonido y vio a Dillon y Seth parados en la
puerta de la sala. Los ojos brillantes y la boca de Seth apretada en una línea
recta. Podía sentir su necesidad cruzar la habitación. Reflejaba la suya.
No era como si ella hubiera experimentado con esta clase de cosas.
Honestamente, la idea la aterraba. ¿Qué tal si se horrorizaban por lo que
quería? Nunca estuvo en una posición tan precaria. Se sentía como que
tenía un pie pegado en una pendiente en la que eso era su único apoyo.
Lentamente, se alejó de Michael y sus manos se movieron nerviosamente
hacia el dobladillo de su camisa. Antes de perder la compostura, levantó el
material sobre su cabeza y la dejó caer al suelo.
Parecía importante para ella dar el primer paso – especialmente la primera
vez – que hicieran el amor para no tener que escoger entre los hermanos.
Ahora, estaba contenta de que ella y Dillon no hubieran sucumbido al
sobrecogedor calor y deseo entre ellos esa tarde.
Quería darse a todos ellos en igual forma. Quería mostrarles que aceptaba y
deseaba a los tres y no a uno más que al otro.
Cuando sus manos cayeron hacia sus pantalones, sintió las súbitas
inhalaciones a su alrededor. Los hermanos se miraban unos a los otros,
aparentemente vacilando e inseguros como lo estaba.
Se quitó la ropa lentamente, sin apurar los movimientos hasta que
finalmente estuvo de pie, desnuda y dolorosamente vulnerable en la mitad
de la habitación.
Tres pares de ojos le quemaban la piel. Podía sentir la tensión cerniéndose
pesada en el aire. Algo eléctrico de hecho le pasó por los oídos, calentando
su cuerpo hasta el punto de la incomodidad.
Deseo. Lujuria. Necesidad.
Eran tangibles en todos los confines de la habitación. Pesados y casi
sofocantes.
Inspiró aire por la nariz y después se pasó los brazos protectoramente
alrededor de sí mientras esperando su respuesta. No tenía idea de qué
hacer a continuación.
Seth fue el primero en moverse. Se dirigió a través del cuarto y le desdobló
los brazos que ella tenía como un escudo que la protegía del mundo.
“No tienes que hacer esto, amor”, dijo suavemente. “No tienes que
probarnos nada”.
Ella sacudió la cabeza. “No entienden. Es lo que deseo. Juntos. La primera
vez. Parece importante que lo hagamos juntos, ¿No creen?”
Seth se volvió hacia sus hermanos como midiendo sus reacciones. La
mirada de Dillon ardía, con lujuria y deseo. Michael parecía un poco más
seguro, pero no había negación en la clara curiosidad – y excitación – de sus
ojos.
Seth se volvió de nuevo hacia ella con las manos sobre sus caderas y
después por debajo de sus pechos para tomar los pequeños montículos en
sus palmas. Sus pulgares pasaron sobre los pezones hasta que ella se
revolvió por la intensidad del deseo.
“Lo que creo que te deseamos de cualquier forma en que podamos tenerte,
y que si es lo que tú quieres, entonces nosotros también”, dijo él, su voz
estaba llena de sensuales gruñidos vibratorios.
“No sé cómo”, murmuró. “No sé qué hacer”.
El corazón de Seth se ablandó mientras miraba a la valiente y hermosa
mujer que estaba frente a él. Había arriesgado mucho tomando la iniciativa.
Quería mostrarles a los tres que los aceptaba. Igualmente. Y para su suerte,
se la hubiera comido primero si Michael o Dillon le hubieran hecho el amor
primero, sólo porque él había imaginado que ellos tenían un vínculo que de
alguna forma lo excluía.
Esta forma... no sería la más convencional, y estaba malditamente seguro
que no tenía ninguna experiencia con múltiples compañeros, pero era forzar
la realidad de su nueva circunstancia.
Hubo muchas noches, que el recordaba a sus padres compartiendo la
misma cama, y estaba malditamente seguro que no creía que estaban sólo
acurrucándose.
Sólo esperaba que no tuviera problemas de manejar la ansiedad justo
ahora.
Esperando calmar sus inseguridades, se dobló y la tomó en sus brazos.
Después se volteó hacia Dillon.
“Estará mucho más cómoda en una cama”.
Dillon se puso en acción y comenzó a subir hacia la habitación principal.
Michael lo siguió, detrás de Seth mientras él llevaba a Lily al dormitorio. En
el centro una magnífica cama king-size de cuatro postes. Seth la sentó
gentilmente y la acomodó para que estuviera en el centro, pero la arrastró
hasta que sus piernas colgaron sobre la orilla.
No iba a dirigir la maldita cosa. Sus hermanos podían imaginarlo por sí
mismos. Todo lo que Seth sabía era que quería hacer sentir a Lily
infinitamente querida, y que planeaba amar cada pulgada de ella.
Iba a ser exquisitamente amada, desnuda contra las sábanas, con su piel
pálida, roja de deseo. Honestamente no sabía quién empezaría. Estaba
cautivado quería probar cada pulgada de ella.
Sus piernas se abrieron lo suficiente para que pudiera ver la rosada y suave
piel de su vagina. Se dobló y le tomó las rodillas, abriéndoselas más
mientras ponía un beso en sus ingles.
Su reacción fue instantánea. Tembló y se retorció contra él.
Le besó todo el camino hasta los rizos que guardaban su feminidad y
después cruzó al otro lado para besar de regreso hacia abajo, hacia su
rodilla.
Ella gimió y se retorció contra él.
La cama se hundió y Michael escaló al colchón junto a donde Lily estaba.
Seth miraba fascinado como su hermano tomaba un pecho y bajaba la
cabeza para succionar el pezón.
La mano de Lily se enredó en el cabello de Michael, acercándolo,
sosteniéndolo para que se alimentara gentilmente de su pecho.
Seth bajó la cabeza una vez más y deslizó sus dedos sobre los labios de su
vagina, empujando para abrirlos con insistencia.
La rosada y delicada piel lo llamaba. Quería probarla. Lamer cada parte de
ella hasta que se retorciera y rogara piedad.
Besó la suavidad dentro de su ingle justo a un aliento de su vagina. Después
la mordió ligeramente, en círculos mientras otro estremecimiento la
recorría.
Usando sus dedos para apartar los pliegues, se movió en círculo sobre su
clítoris, soplando aire tibio antes de finalmente cerrar su boca sobre él.
Sus caderas se arquearon de la cama y él succionó gentilmente,
chasqueando la lengua sobre ese punto. Él cerró los ojos, saboreándola, la
delicada dulzura que era una parte de ella.
Se hundió más abajo, lamiendo el camino a su pequeña entrada. Bordeó las
orillas, probando con estocadas poco profundas metiendo su lengua,
absorbiendo su esencia.
La cama se hundió de nuevo y Seth miró a Dillon sobre Lily al otro lado.
Dillon cuidadosamente colocó un paquete de condones junto a las caderas
de Lily, un leve recordatorio de lo protector que era.
Después Dillon se agachó para tocar la mejilla de Lily antes de bajar su boca
hacia la de ella.
“¿Les dijiste?” Murmuró ella a Dillon. “Sobre los condones”.
Dillon le acarició la mejilla con emoción suave y la besó de nuevo antes de
decir. “Siempre te protegeremos, Lily. Tienes mi palabra”.
Su sonrisa fue brillante e hizo cosas curiosas dentro de Seth.
Era un poco irreal, esta mujer se extendía por debajo de los tres, Michael en
sus pechos mientras Dillon devoraba su boca. Sus manos vagando de arriba
abajo a sus lados, tomando sus pechos, sin dejar que sus bocas dejaran su
piel mientras Seth permanecía entre sus piernas.
Sus ojos estaban somnolientos y brillantes, llenos de pasión. Hacía dulces
sonidos de entusiasmo que estaban a punto de llevar a Seth más allá de su
control.
Introdujo un dedo en ella, mirando cómo se abrían sus ojos. Golpeó las
paredes de su vagina con la punta, abriéndose paso y hundiéndolo en su
calidez.
No podía esperar a estar dentro de ella. Su miembro se levantaba y estaba
tan malditamente hinchado que era un milagro que no hubiera ya regado
con su semilla.
Había algo intensamente erótico sobre verla completamente entregada.
Entregándose a su cuidado y al respeto de sus hermanos. Confiando en que
no la lastimarían y que apreciaban su confianza.
Alcanzó un condón y arrancó a toda prisa el envoltorio. Después la dejó lo
suficiente para arrancarse su ropa. Arrojó su camisa a un lado y rasgó sus
pantalones, desesperado de pronto por sentirla contra su piel.
Se puso el condón, haciendo una mueca por lo tieso que se sentía el látex
alrededor de su erección. Después se dobló sobre ella, acariciando su
longitud de arriba abajo antes de situarse en su apertura.
Alcanzó su mano que descansaba junto a su cadera y entrelazó los dedos
con los de ella justo antes de abrirse camino dentro de su caliente vagina.
Ella le apretó los dedos e hizo un sonido de placer alrededor de la boca de
Dillon.
Era estrecha. Tan apretada. Que no quería lastimarla, pero con cada
segundo que pasaba, luchaba con la urgencia de hundirse en ella tan fuerte
y profundo como pudiera.
Juntó los dientes hasta que la presión de su mandíbula le dolió. Retrocedió y
después cuidadosamente presionó hacia delante de nuevo.
Su tejido sedoso e hinchado lo mojó, tratando de salirse y tomarse
fuertemente para que no luchara con entrar y salir.
“Dulce Jesús, Lily, te sientes tan bien”, murmuró. “Tan malditamente bien”.
“Tómame” dijo ella lánguidamente, con tono aterciopelado. “No te
detengas, Seth. No me lastimarás”.
Él retrocedió una vez más, disfrutando abrir su vagina, y después se hundió
fuerte y rápido, quemándose hasta que sus bolas estuvieron casi dentro de
ella.
Ella gimió y se arqueó, sus músculos contraídos e inquietos hasta que la
sostuvo y la mantuvo contra él. Sus dedos flexionados y hundiéndose en los
suyos, y un extraño grito salió de sus labios.
Él permaneció ahí, dentro de ella, sintiendo sus contracciones y abrazo
alrededor de él. Después quitó su mano de la de ella y la pasó sobre sus
piernas que estaban sobre sus brazos, empujándola fuerte para tener un
mejor ángulo de entrada.
Retrocedió y se hundió de nuevo. El fuego explotó, quemando su camino
hasta sus bolas en la punta de su vagina. Su orgasmo comenzó,
levantándose fuerte y rápido, hirviendo dentro de él hasta el punto del
dolor. Cada terminación nerviosa gritaba. La electricidad arqueándose y
fluyendo, calentando sus venas hasta que la sangre zumbó.
Comenzó a dar estocadas. Fuertes. Rápidas. Llevándola hasta que estuvo
loca- indefensa contra su creciente erección.
Estaba
alerta
de
que
sus
hermanos
la
calmaban,
la
acariciaban,
murmurando en voz baja mientras que adoraban su cuerpo. Pero para Seth,
eran sólo él y Lily en este momento. Juntos tan íntimamente, él una
irrevocable parte de ella.
La reclamaba. La poseía. Le decía sin palabras que era suya – que siempre
lo sería – y que tenía su corazón y alma en la palma de sus manos.
Y después lo escuchó. Su nombre en sus labios. Saliendo de su garganta
como una rápido liberación entre ambos. No era una cabalgata gentil de
compenetración. Era como montar un tornado, tumultuoso y que te
mareaba tanto que perdió toda conciencia excepto de ella. Lily. Su mujer.
Suya.
Tiró contra ella, sus caderas bombeando espasmódicamente mientras el
primer chorro de su liberación entraba en su vagina. Gritó. Era parte dolor y
todo placer. Tan intenso que el cuarto se hizo negro a su alrededor.
Escuchó el vago sonido de sus hermanos quitándose la ropa, y se hundió
hacia adelante, junto con Lily en sus brazos mientras continuaba
penetrándola.
Lo rodeó con los brazos, acariciando de arriba abajo con su suave toque.
Sus labios sobre la cicatriz de su hombro, lentamente mientras ponía
pequeños besos sobre su piel. Siguió su boca con sus dedos, trazando
líneas. Cuando él bajó su mirada, vio sus labios que bajaban mientras
miraba la herida.
Bajó la cabeza para besarla y ella deslizó sus manos alrededor de su cuello,
sosteniéndolo con amor mientras los últimos vestigios de su liberación
sacudían su cuerpo.
Capítulo 19
Lily gimió cuando Seth se aflojó y se retiró de su cuerpo. Flotaba, en un
mundo brumoso a su alrededor. Se sentía lánguida y completamente
saciada. Sonrió en dirección a Seth, y después Dillon se movió entre ambos,
bloqueando su mirada.
Los ojos de Dillon eran fieros, órbitas oscuras que se quitaban el aliento. Se
inclinó, presionando su cuerpo con el de ella y sintió cada ondulado músculo
contra sus pechos.
La besó una vez. Caliente y robándole el aliento. No era el beso de un
hombre paciente que galantea a su mujer. No, este era uno que demandaba
respuesta, y ella se la dio, poniéndole los brazos a su alrededor mientras
que bajaba sus labios a los de ella de nuevo.
“Dime, Lily, ¿Puedes tomarme y a Michael al mismo tiempo?” Habló rasposo
contra su boca.
La excitación se enroscó y endureció su bajo vientre. Le dolieron los pechos,
y sus pezones en pusieron duros en su pecho.
“¿Cómo?” Murmuró.
Se apartó y extendió su mano para ayudarla a levantarse. La sentó y
después le pidió que se pusiera sobre sus rodillas.
Michael se subió a la cama frente a ella, y vio con una primera mirada su
largo y grueso miembro. El cuerpo de Michael era una cosa hermosa. Todas
las líneas de inclinación, tiesos músculos, estrechas caderas. Su erección
sobresalía y se balanceaba frente a sus labios.
Mientras Dillon besaba su espalda, Michael tomó su erección en su mano y
lentamente lo guió hacia su boca.
Mojó sus labios y después los abrió mientras él entraba. Por un momento lo
dejó ahí, con la cabeza apenas pasando sus labios. Después empujó más
lejos y probó a explorar sobre su lengua.
Salado. Picante. Un toque de almizcle. Todo hombre. Fuerte y masculino
como él. Aún tenía su mano alrededor de la base, y estaba tan dentro de su
boca como podía.
Dillon jugaba con la línea de su trasero, recorriendo con sus dedos hacia
arriba y abajo y después introduciéndolo en su vagina. Aún hinchado por
haber hecho el amor con Seth, se estremeció cuando sus tejidos se juntaron
alrededor de los tiesos dedos de Dillon como si fuera su miembro.
“Despacio, bebé”, murmuró Dillon. “No te lastimaré. Vamos a tomarte
suave y fácil. Tienes todo el tiempo del mundo para tomarme, y si te
lastimo, me lo dirás. Retrocederé inmediatamente”.
Ella cerró los ojos y permitió a Michael trabajar profundamente en su boca
de nuevo. Era gentil y paciente, manteniendo sus arremetidas superficiales
y lentas para darle tiempo a ajustarse.
Dillon metió su dedo dentro de ella de nuevo, pero esta vez lo hizo con
facilidad.
Ella
cuidadosamente
sintió
el
movía
frío
sus
del
lubricante
dedos
hasta
deslizarse
que
el
mientras
pasaje
él
estuvo
completamente recubierto.
Entonces se alejó, y un momento después, la punta de su miembro infringía
su entrada. Había algo quemando, extendiendo la sensación mientras
empujaba hacia adentro. Aún con el lubricante, era un ajuste perfecto.
Pero
era
dolorosamente
suave,
moviéndose
con
incrementos
de
movimiento, dándole tiempo para ajustarse a su tamaño y su posesión. Ella
se estiró alrededor de la base de su miembro hasta que estuvo
increíblemente llena.
La inquieta y nerviosa sensación estaba de regreso. Se empujó contra él,
queriendo más, esperando la deliciosa fricción de su miembro quemando a
través de su vagina.
Sus caderas finalmente encontraron su trasero y se presionó contra ella,
sosteniéndola firmemente por un largo momento. Después retrocedió hasta
que ella se retorció y trató de empujarlo de regreso nuevamente
Se balanceó hacia delante, tomando sus caderas para sostenerla en
posición. Michael ahuecó su mandíbula y la alimentó con su miembro, con
cada delicioso centímetro.
Los dos hombres se movían con ritmo, abatiendo su cuerpo entre los suyos.
Ella estaba vencida por ellos. Asombrada por ellos. Completamente
consumida por su necesidad de ellos.
En cierto punto Michael se salió, sus respiraciones se volvieron rachas
fuertes. Su pecho se movía con excitación, y sostuvo su miembro fuera
mientras acariciaba su mejilla con la otra mano.
“Estoy cerca”, murmuró. “Pero te quiero dentro cuando me venga. Quiero
hacer que te vengas de nuevo”.
“Bésame”, le suplicó ella suavemente. “Bésame mientras Dillon me toma”.
Michael se bajó hasta que estuvo al nivel de sus ojos. Ella se levantó para
tomar su cara y después fusionar juntas sus bocas. Sus lenguas
enredándose en duelo mientras Dillon la tomaba con más fuerza.
Los dedos de Dillon se hundieron a sus lados, más tiesos hasta que estuvo
segura que la habían marcado.
Más rápido y más frenético, se empujaba dentro de ella hasta que sintió sus
bolas golpeando su clítoris. Después se tensó todo, sosteniéndola profundo
todo lo que podía. Un gran estremecimiento recorrió su gran cuerpo, y tuvo
espasmos contra ella.
Se dobló y puso sus labios en el centro de su espalda. “¿Te lastimé?”
Ella sacudió la cabeza. “No”, murmuró. “Sé que nunca me lastimarías”.
“Esto puede ser un poco incómodo”, dijo, con arrepentimiento en su voz. Se
dobló y después sacó su tieso miembro de su cuerpo.
Sus rodillas temblaban tanto que amenazaban con doblarse. Michael la
tomó de los hombros y gentilmente la volteó hasta que estuvo de espaldas
de nuevo.
Bajó hasta que, medio cubrió, su cuerpo y carne tibios contra los de ella.
“¿Dónde te gustaría que te tocara?” Preguntó suavemente. “Dime cuánto
placer te doy, Lily”.
El calor le pasó por las mejillas, pero encontró su mirada, envalentonada por
la aprobación y verdadero deseo de darle placer que encontró en sus ojos.
“Aquí”, murmuró mientras se tomaba los senos y acariciaba las puntas de
sus pezones. “Y aquí”.
Apuntó hacia un lugar sobre su cuello debajo de sus orejas – la parte que la
volvía loca cuando se la mordisqueaban. “Y aquí”. Bajó la mano para
meterla entre sus piernas y acariciar su clítoris.
“Mmmm. No puedo esperar para probarte en todos ésos lugares”, dijo
Michael ronco.
Bajó la cabeza y pasó los dedos a lo largo de su columna vertebral hasta su
cuello, hasta que a su cuerpo entero se le puso la carne de gallina. Mordió,
succionó
y
besó,
atormentándola
sin
fin
hasta
que
se
retorció
incontrolablemente contra él.
Después puso atención en sus pechos, soplando sobre sus pezones y
viéndolos levantarse y tensarse como pequeñas gotas.
Sacó la lengua y lamió gentilmente las puntas, tomando turnos con uno y
otro. Ella se retorcía y levantaba su pecho, tratando de hacer que la tomara
con la boca.
El se rió entre dientes y siguió jugando y probándola hasta que gruñó con
frustración.
“Quiero que estés tan a punto que cuando me deslice dentro de ti,
desfallezcas”, murmuró contra su pezón.
“Oh Dios, estoy lista” dijo con voz extraña.
“No. Pero lo estarás”.
Comenzó por su esternón y lamió todo el camino hasta su ombligo,
montándola poco y después continuó hasta que besó la sensible piel justo
sobre los suaves rizos entre sus piernas.
“Ábrete para mí, corazón”.
Ella abrió las piernas, con la respiración atorada en su garganta cuando su
oscura cabeza se sumergió y su boca la encontró, caliente y mojada. Le
dolió la vagina por lo que hizo antes con Seth y Dillon, pero la boca de
Michael alejaba la molestia. Lamió y chupó, llevándola a una espiral que
llegaba a otro orgasmo. Le lamió la entrada y se deslizó dentro gentilmente
con pequeños empujoncitos.
Su boca era magia pura. Tenía una infinita paciencia y excelente instinto por
lo que estaba haciéndola sentir bien y la volvía loca. Y estaba decidido a que
fuera toda una experiencia para ella.
Sus dedos se doblaron sobre la sábana, y cerró los ojos cuando unas tibias
manos pasaron de su vagina hasta sus pechos. Sus ojos se abrieron para
ver a Seth y Dillon a cada lado, con sus manos mimando su piel.
Mientras Michael continuaba su sensual festín entre sus piernas, Dillon y
Seth bajaron sus bocas hacia sus pechos. Cada uno tomó un pezón entre
sus dientes y succionó hasta que ambos comenzaron a jalar con un ritmo
que la tenía completamente loca.
Estaba flotando en el borde, tan cerca de pasarlo, cuando Michael levantó la
cabeza. Ella murmuró en protesta y él le sonrió.
“Sólo un minuto, amor. Lo prometo. Te tengo que tener lista para tomarme.
No quiero lastimarte”.
Tomó el tubo de lubricante que Dillon había usado y vació una considerable
cantidad sobre su mano. Se puso el condón con la otra y aplicó lubricante a
la superficie entera de su miembro. Después puso sus dedos entre sus
piernas y se acomodó entre ellas, llenando el pasaje con el gel remanente.
Cuando se metió en ella, se dio cuenta que era más grande que los otros,
Seth y Dillon. Se extendió con experiencia, y ella contuvo el aliento mientras
luchaba con el intenso placer y la anticipación tanto como con la
incomodidad que su entrada le causaba.
Michael se detuvo y se quedó quieto, pero ella pudo sentirlo tan grande e
hinchado dentro de ella. “Respira, pequeña. Te tomaré lentamente.
Mírame”.
Ella encontró su mirada y le pasó los brazos sobre la cabeza. Se arqueó
hacia arriba, empujando sus pechos más firmemente contra las bocas de
Dillon y Seth. Sus sensuales movimientos, como de las de un gato, hicieron
que Michael gruñera. ¿Sabía ella siquiera cuán hermosa era? ¿Sabía que con
sólo una mirada él estaba completa y absolutamente perdido?
“Muévete conmigo”, murmuró. “Vente conmigo, Lily”.
Ella enredó sus piernas fuertemente a su alrededor y levantó las caderas
para recibirlo más profundamente.
Lento. Tan suavemente que las lágrimas llenaron sus ojos, Michael la
embistió. Cada empuje la estiraba para acomodarlo. Cada retiro tiraba de
sus entrañas y su vagina se apoderó de él, negándose a dejarlo ir.
Dillon la mordió en el pezón mientras Seth succionaba fuerte. Michael se
metía más profundo hasta que estuvo completamente dentro de ella,
cualquier movimiento para acercarse más era imposible.
Después deslizó sus dedos entre ellos y encontró su clítoris. Lo acarició,
rotando duros círculos mientras se movía adelante y atrás.
La fricción de su duro miembro contra su suave tejido combinado con la
presión sobre su clítoris y el asalto doble sobre sus pechos era más de lo
que podía resistir.
Ella explotó de pronto, agudo e implacablemente. Cayó sobre el borde y
comenzó una caída libre que fue vertiginosa por su altura y velocidad.
Soltó su crema sobre el miembro de Michael, y de pronto él pudo moverse
con mucha más facilidad. Embistió más fuerte y más rápido hasta que ella
sollozó por la enormidad de su orgasmo.
El tiempo pasó más lento. El dormitorio se volvió borroso. Perdió la
conciencia de todo excepto el increíble placer que bordeaba con el dolor
real. Nunca antes fue tomada en una cabalgata sexual tan intensa. Su
experiencia hasta ahora fue dulce. Suave. Amenazante. Cómoda, aún.
Predecible.
No sabía que podía ser así. No se había dado cuenta que podía perder el
control tan completamente.
Volaba. Esto era lo que se sentía en ser liberada y encarar al viento. No
quería regresar nunca. Quería seguirlos tomando – a ellos – y quedarse así
por siempre.
El aire sopló frío sobre su cara, y se dio cuenta que sus mejillas estaban
mojadas de lágrimas. Y aún quieta, no tenía idea de lo que la rodeaba.
Gradualmente, se dio cuenta de las suaves manos y gentiles voces que le
decían cosas dulces. Era hermosa. Era increíble.
Sonrió y cerró los ojos mientras absorbía el sentimiento de estar en paz. Por
primera vez en mucho tiempo, pudo sentir que el agujero de su corazón se
cerraba sólo un poco.
Sanar y olvidar eran necesarios en su vida. Y en los brazos de los hermanos
Colter, comenzaba a creer que justo tenía ambos.
Capítulo 20
Lily todavía dormía profundamente, hecha un ovillo en el centro de la cama,
con la cabeza enterrada en un montón de almohadas cuando los hermanos
se vistieron y se deslizaron silenciosamente de la habitación la mañana
siguiente.
Michael evitaba hacer contacto visual con Seth y Dillon mientras iban en
silencio hacia la cocina. Dillon sacó los ingredientes para un desayuno
rápido, mientras Seth se sentaba en la barra. El silencio era tan asfixiante
que incluso el más mínimo ruido que Dillon hizo sonó como un cañonazo.
Michael suspiró. “Bueno, ¿quién va a traerlo en primer lugar?”
“¿Traer el qué?”, refunfuñó Dillon.
Seth echó un vistazo bruscamente a Dillon. “No seas un culo. Podríamos
sacarlo de encima ahora, antes que Lily se despierte. Si tenemos problemas,
ahora es el momento de hablar de ellos para que no causen problemas más
tarde.”
Dillon se encogió de hombros. “Mira, yo no tengo ningún problema
¿Siempre voy a querer hacer el amor con vosotros dos en el cuadro? Por
supuesto que no. Pero dudo que desee más de lo que hicimos. Era
importante para ella no mostrar preferencias haciendo el amor con
cualquiera de nosotros en primer lugar. Si eso la hace que se sienta a gusto
con la situación entonces estoy totalmente de acuerdo. Voy a hacer todo lo
posible para hacerla feliz.”
“Nunca pensé que diría esto, pero estoy de acuerdo al cien por cien contigo,
Dillon”, dijo Michael.
Seth asintió lentamente. “Yo también. Ahora mismo, haré cualquier cosa
para hacer que ella esté más cómoda. Tenemos un montón de tiempo para
ir arreglando los giros de esta relación a medida que vayamos avanzando.”
“Así que, ¿qué tenemos en la agenda para esta mañana?”, preguntó Dillon
repartiendo tocino y los huevos en los platos.
Dillon fue siempre el planificador. Era por lo que tenía un maldito éxito en
todo lo que intentaba. Planeaba hasta la saciedad, y lo llevaba a cabo. El no
sabía lo que significaba la palabra fracaso. Si lo deseaba, el iba tras ello.
“Lily tiene que ir a la clínica, si puedes arreglarlo, Michael, pero el problema
es que no puedo llevarla. Tengo una reunión con mi contable que
probablemente me tomará la mayor parte del día. Tengo que hacer cuadrar
mis impuestos y quitármelos de encima, y tener ponerme al día con mis
informes trimestrales ya que estoy en ello. Va a ser un día malditamente
largo.”
Michael hizo una mueca. Dillon se ponía de mal humor cuando se trataba de
dinero. Es curioso, teniendo en cuenta la facilidad con que parecía ser capaz
de hacerlo. Tenía la capacidad de convertir en oro todo lo que su mano
tocará en cuestiones empresariales. Podía tomar cualquier tipo de negocio,
darle la vuelta o levantarlo de la nada. No todo el mundo lo sabía, pero el
maldito Dillon poseía la mayor parte de Clyde de una forma u otra.
“Puedo probablemente hacer que la vean, pero estoy lleno de citas hoy.
¿Seth, puedes llevarla?”, preguntó Michael.
“Sí, podría llevarla, y de paso solucionar todo el papeleo necesario para el
nuevo trabajo. En algún momento de esta semana, voy a tener que regresar
a Denver para dar el aviso, dejar mi casa y mover toda mi mierda para
aquí.”
Dillon se frotó el mentón, pensativo. “¿Qué pasa si llamamos a mamá para
que vaya con ella? Esto conseguiría un par de cosas. Una, Lily puede estar
incómoda sobre la naturaleza de la visita, si uno de nosotros va con ella.
Además, sé que se avergüenza por no poder pagar la factura. Si la lleva
mamá. Si mamá la acompaña, puede relajarse un poco, después de todo.
También le daría a mamá algún tiempo para pasar con ella, y quiero que
Lily se sienta parte de la familia.”
“No es una mala idea”, dijo Michael. “¿Por qué no la llamas mientras yo
llamó al Dr. Burton? Podría ser esta tarde, cuando la pueda ver, pero estoy
seguro que la verá si yo se lo pido.”
“Yo podría acercar a Lily a casa de mamá para que no tenga que ir conmigo
mientras relleno el papeleo”, dijo Seth. “Probablemente se aburriría como
una loca, y si Callie está alrededor, tal vez le gustaría ir a montar de nuevo.”
Michael frunció el ceño. “Ella no va a estar montando a caballo hasta que no
compruebe su brazo de nuevo y me asegure de que la herida no está
mostrando signos de infección. Juro que cada uno actúa como si no le
hubieran disparado hace unos días.”
“No vi que te preocupara anoche”, dijo Dillon arrastrando las palabras.
“Vete a la mierda. Fui muy cuidadoso con ella.”
“Ya basta, vosotros dos”, dijo Seth.
Dillon y Michael sostenían sus dedos medios al mismo tiempo y Seth se
limitó a sacudir la cabeza.
“Juro que vosotros dos siempre compartieron el mismo cerebro torcido y
demente.”
Michael levantó una ceja en dirección de Dillon. “Creo que está tratando de
insultarnos.”
Dillon se encogió de hombros. “Supongo que vamos a tener que
aguantarnos, ya que fue el que trajo a Lily a nosotros. Estoy seguro de que
se sentirá satisfecho por esto, ya que sin él nunca la habríamos encontrado.
·
“No había pensado en eso hasta ahora, pero tienes razón”, dijo Seth con
una sonrisa.
“Tú y tu boca”, se quejó Michael en dirección a Dillon.
Un ligero movimiento captado con el rabillo del ojo de Michael hizo que se
volviera en dirección a la puerta de la cocina. Lily se quedó allí mirando con
aspecto deliciosamente desaliñado. Sus ojos somnolientos miraron a los tres
hermanos, y jugueteaba nerviosamente en la puerta. Era obvio que había
desenterrado una de las camisas con botones de Dillon. El problema era que
le colgaba hasta por debajo de sus rodillas y había enrollado las mangas
varias veces sólo para conseguir tenerlas por encima de sus muñecas. Ella
parecía tan malditamente adorable que Michael tuvo que sonreír.
“Buenos días”, le dijo. Le tendió la mano y esperó a que viniera a él.
Tanto Dillon como Seth se volvieron a mirar en dirección a Lily, quien les
regalaba una sonrisa tímida.
Caminaba descalza por el suelo y cogió la mano de Michael. El la atrajo a su
lado y le dio un largo y pausado beso.
Cuando él se separó, le apartó el pelo de los ojos, arrastrándolo con sus
dedos para meterlo detrás de sus orejas.
“¿Dormiste bien?”
Ella se sonrojó. “Sí. Maravillosamente. La cama es como dormir en una
nube. No quería salir de ella.”
En este momento, tanto Dillon como Seth arrugaron el ceño ante el
recordatorio sutil de que pocos días antes ella estuvo durmiendo sobre un
fino cartón. Apenas un obstáculo entre el áspero hormigón del callejón y
ella.
La mandíbula del propio Michael se torció porque recordaba con bastante
claridad la vista de ella acurrucada en el callejón, y le asustaba a muerte.
Puso a Dios como testigo, que nunca pasaría otro día sin protección ante las
realidades más duras de la vida.
“Tengo que irme pronto”, le dijo con pesar. “Tengo un día lleno de citas.”
Ella se acurrucó en su pecho y le rodeó con sus brazos, abrazándolo
apretado contra ella. “Te echaré de menos. ¿Te veré esta noche? Quiero
decir, no sé ni donde me quedaré o donde te vas a quedar.”
“Tú te quedas aquí”, gruñó Dillon.
“Sí, me verás esta noche”, dijo Michael, haciendo caso omiso del estallido
de Dillon. “Vas a estar aquí al igual que Seth. Va a llevarme un poco de
tiempo arreglar las cosas en mi casa, pero voy a estar cerca de seguro.”
“Tengo una cita con mi contable que me va a tener atado la mayor parte del
día”, dijo Dillon a Lily. “Michael va a llevarte a ver al médico en la clínica, y
pensé que mamá podría acompañarte, así Seth podría rellenar todo el
papeleo que necesita para comenzar en su nuevo trabajo.
Lily se puso rígida contra Michael, y mordía nerviosamente su labio inferior.
“Yo no quiero molestarla. Podría ir yo sola. Quiero decir si Seth me acerca a
la ciudad, podría esperar sola allí.”
Michael le frotó la mano arriba y abajo por la espalda, aliviando un poco su
tensión. “En primer lugar, no eres una molestia. Mamá estará encantada de
poder pasar algún tiempo contigo. Si la conozco, te mimará, y te echará a
perder en seguida con ayuda de nuestros padres.
“Nosotros nos encargamos de todos los arreglos, cielo”, cortó Seth en voz
baja. “No hay absolutamente nada de lo que debas preocuparte. Yo pensé
en llevarte con mamá. Si Callie está alrededor, tal vez las dos pudieran a
montar otra vez, y después mamá podría llevarte a la ciudad cuando llegue
la hora de tu cita.”
Michael sintió su vacilación, pero también vio el deseo de sus ojos. El la
apretó contra él y la besó en la cima de su cabeza. “Nuestra madre va a
quererte, Lily.”
Ella sonrió. “Si estás seguro de que a ella no le importa, me encantaría ir a
la casa y tal vez ir a cabalgar con Callie otra vez. Incluso te dejaré que
revises mi brazo para que te tranquilices y veas que no está a punto de
pudrirse.”
El la golpeó ligeramente en el trasero. “Listilla. Y no pienses que no
comprobare la herida antes de que te vayas. También voy a asegurarme
que el doctor Burton la examine cuidadosamente cuando te vea esta tarde.”
“Haz la llamada entonces y yo podré hablar con mamá y avisarle lo que esta
pasando”, apuntó Dillon. “Lily, ¿beicon con huevos fritos está bien?”
Ella olfateó y se lamió los labios. “Es perfecto. Me encanta el tocino. El
beicon hace que todo sea mucho mejor.”
“Chica alegras mi corazón,” dijo Seth con una sonrisa.
Michael sacó su móvil y llamó al número privado del Dr. Burton. Nunca
pedía favores, y Michael había tratado a los animales de los niños del Dr.
Burton con un breve aviso en más de una ocasión, por lo que esperaba que
le devolviera el favor ahora.
Mientras hablaba con el médico, observaba a Lily reírse y relacionarse con
Dillon y Seth, y se maravillo de qué manera tan natural estaban jugando
todos. Tal vez fue porque tenían tantos recuerdos de sus propios padres que
reían y amaban de la misma manera, y se sentía correcto.
Después de obtener la garantía de que el doctor vería a Lily por la tarde,
Michael colgó. “A las dos y media”, le dijo a Dillon.
Dillon recogió el teléfono y marcó el número de sus padres mientras los
demás seguían comiendo.
“Hola, mamá”, dijo Dillon. “¿Cómo estás?” Sonrió al escuchar lo que le
estaba diciendo y luego dijo: “Oye, ¿Puedes hacernos un favor? Seth pensó
que podría llevar a Lily a tu casa para que pudiera estar allí, y tal vez ir a
montar otra vez con Callie. Todos tenemos un día bastante ocupado y Lily
tiene
una
cita
esta
tarde
con
el
Dr.
Burton
¿Crees
que
podrías
acompañarla?”
Dillon sonrió y después de un momento dijo, “Gracias, mamá. Realmente
apreciamos esto. Estate segura que se lo diré. Te veré más tarde. Te
quiero.”
El colgó y posó el teléfono. “Mamá dice que te dijera que estará encantada
que vayas a visitarla y que le gustaría ir al médico contigo.”
“Ella es tan agradable”, murmuró Lily.
“Sí, ella es fabulosa”, convino Seth. “No creo que haya mucha gente en el
mundo como ella.”
Lily robó una pieza de tocino del plato de Dillon y Michael sofocó la risa ante
la mirada de inocencia que puso cuando Dillon notó que su último trozo
había desaparecido.
“¿Quién demonios me cogió el beicon?”, exigió. El frunció el ceño a Seth
quien era más cercano y luego miró fijamente a Lily que parecía
decididamente culpable. “Tú pequeña ladrona”, dijo él con una risa. “El robo
de tocino es delito castigable con la muerte por estos lugares.”
Lily miró a Michael y, después, a su plato. “¿Vas a comerte ese último
pedazo?”
Su tono era tan optimista, que no podía decirle que sí. Lo recogió y lo acercó
a su boca. Ella sonrió abiertamente justo antes de tomar un morisco grande
de la tira.
Ella suspiró mientras masticaba. “Cielo. Esto es el cielo.”
Dillon se rió entre dientes. “Bueno, ya sé cómo mantenerte feliz.
Simplemente haciendo beicon todos los días. ·
Lily asintió con la cabeza enérgicamente.
Michael miró su reloj y luego se separó de la barra. “Tengo que irme,
pequeña. Ojala no tuviera, pero esperan los pacientes. Entra en la sala de
estar para que pueda echar un vistazo a tu brazo antes de irme.”
La siguió al otro cuarto y le pidió que se sentara en el sofá. El desabotonó la
camisa lo suficiente como para que pudiera deslizarse por debajo de su
hombro. Frunció el ceño cuando vio que la venda se había caído fuera o
bien ella se la había quitado la noche antes.
Pero cuando examinó la herida, sólo estaba ligeramente rosada. La herida
se había cerrado. El palpó el área alrededor, mirándola estrechamente
buscando signos de malestar, pero ella ni siquiera se inmutó un poco.
“Está bien”, reconoció. “Parece que ya está mejor. Dejaré de preocuparme
tanto ahora, y te dejaré en paz.”
Ella sonrió, pero le echó los brazos alrededor de su cuello y lo abrazó con
fuerza. “Me encanta que te preocupes por mí. Es algo agradable.” Entonces
se apartó y llevó su boca a la suya.
El la besó y saboreó su suave dulzura.
“Nos vemos esta tarde”, dijo.
“Claro que sí. Ten un buen día con mamá, ¿de acuerdo?”
Michael se despidió de sus hermanos y luego se dirigió al jeep. El aire de la
mañana era frío y el cielo estaba nublado. Se veía como si fuera a nevar.
Frunció el ceño, dándose cuenta que nunca había llevado a Lily a comprar
ropa. Las cosas habían ido mal al minuto que Dillon había entrado en el
cuadro.
Necesitaba de todo, incluso un abrigo, ropas que la mantuvieran caliente y
cómoda. No podía seguir usando las cosas viejas de Callie.
Al entrar en el Jeep, tomó su celular para llamar a su madre. Ella se haría
cargo del asunto, y si conocía a su madre, Lily estaría equipada de pies a
cabeza en tan sólo unas horas.
Capítulo 21
Cuando Seth y Lily llegaron a la casa de los padres de Seth, Lily vio a Callie
parada a distancia mirando la extensión de tierra debajo de la cabaña.
Seth apagó el motor pero se quedó sentado mirando a su hermana por un
largo momento.
“Se ve triste,” observó Lily.
Seth suspiró. “No estoy seguro de que es lo que esta pasando con ella. Algo
pasó en su último viaje al extranjero, pero no habla. Odio verla deprimida.
Ella siempre ha sido la alegre, la optimista de la familia.”
“Tal vez solo necesita algo de espacio,” dijo Lily despacio. “No es muy fácil
hablar cuando las heridas todavía están frescas.”
Seth volteo a verla a ella. “Lily, ¿es eso lo que paso contigo?”
Ella dudo y agarró la manija de la puerta. “Algunas heridas nunca curan.”
“Sanarás,” dijo tranquilamente. “Nos tienes a mi y a mis hermanos y a
nuestra familia. La familia cura hasta las peores heridas.”
El calor se propago por su corazón hasta que una sonrisa reflejó la alegría
que sus palabras le causaron.
“Ese es un sentimiento hermoso, Seth. Y sabes qué, te creo. En serio lo
hago. Siento… siento que todo estará bien nuevamente.”
Él se agacho, le agarro las mejillas y la beso. “Puedes contar con eso, amor.
Ahora entremos y veamos a mamá. Ella ha estado ansiosa por verte.”
Lily abrió su puerta para salir al aire frío. Estaba más frío que en la mañana.
Ella miro hacía al cielo y lo vio blanco con nubes grises.
“Apuesto a que nieva antes de que se acabe el día.” Dijo Seth.
Ella se estremeció pero en secreto esperaba que nevara. Antes, cuando
había vivido en las calles la nieve era un acontecimiento terrible. Sin alguna
manera de mantenerse caliente, la nieve podría significar la muerte. ¿Pero
aquí podría sentarse enfrente de la chimenea con chocolate caliente y mirar
la nieve caer por la ventana? Ella no podría pensar en algo más glorioso.
Seth abrió la puerta y llamo, “¿Mamá? ¿Papás? Ya llegamos.”
El apuró a Lily a entrar y cerró la puerta. Uno de sus papás entro a la sala,
¿Ethan? Ella estaba casi segura que era Ethan. Estuvo un poco perpleja y
conmocionada la primera vez que los conoció, pero el fue el que les había
preparado el almuerzo a ella y a Callie.
El sonrió gentilmente a Lily. “Hola Lily. ¿Cómo está tu brazo?”
“Oh, mi brazo esta bien. Michael hasta me dio un certificado de buena salud
esta mañana.”
Ethan sonrió. “Si lo obtuviste de Michael, entonces a puesto a que estas
bien.”
“¿Donde está mamá?” preguntó Seth.
“Llegara en un minuto.”
La mirada en los ojos de Ethan, la hizo pensar que ella y Seth habían
interrumpido un momento privado. Sus sospechas fueron confirmadas un
momento después cuando Holly entro a la sala, su cara estaba sonrojada y
sus labios hinchados. Ethan miro a su esposa, y la atrajo a su lado. La
ternura y el obvio amor que reflejaban sus ojos hicieron que el corazón de
Lily se derritiera.
Los ojos de Holly se incrementaron en cuando vio a Lily y se apuró a cruzar
el cuarto con sus manos levantadas. “¡Lily! Estoy muy contenta de que
hayas venido. ¿Cómo estas? ¿Esta bien tu brazo?”
Mientras hablaba, muy maternalmente paso su mano por la cara y pelo de
Lily hasta su brazo. Lily no podía más que dejarse consentir por esa mujer.
Había algo cálido y contagioso en ella.
“Estoy bien.” Dijo Lily, sonriéndole. “Gracias por acompañarme, aprecio que
te hayas ofrecido a ir conmigo a la clínica”.
Holly miro a Seth y dijo. “Y tu. ¿Ya conseguiste todo el papeleo para que tu
regreso a casa sea oficial?”
Seth sonrió y asintió. Holly se lanzó a los brazos de Seth. “Oh, estoy tan
contenta de que estés en casa.” Mientras se alejaba, lagrimas de alegría se
asomaban en sus ojos.
“Aw, mamá no llores.”
“Lloraré si quiero, odio que hayas estado lejos por tanto tiempo. Será
maravilloso tener a todos mis niños de vuelta en casa donde pertenecen. Y
rezo por que Callie no decida por regresar a sitios desconocidas.”
Seth sonrío y rodó los ojos. “Admítelo mamá. Preferirías que todos
viviéramos aquí bajo el mismo techo volviéndote a ti y a mis papás locos.”
“Bueno, pues si. Y me rehusó a disculparme por eso.”
El pecho de Lily se tenso mientras miraba el afecto y amor tan obvio que
había entre ellos. Ella levantó la mirada para ver a Ethan mirándola con
esos cálidos ojos cafés.
Holly llevo a Seth a la puerta. “Okay, así que vete. Me sentiría mucho mejor
si vas y llenas todo ese papeleo para hacerlo oficial. No te preocupes por
Lily. Callie y yo la cuidaremos.”
Seth se volteó y la beso en la mejilla. “Ya se mamá lo haré.” Entonces miro
a Lily y su gesto se suavizo. “Te veo después amor.”
Lily sonrió y lo despidió mientras el cruzaba la puerta.
Holly se volteo a ver a Lilly. “Okay. Tu y yo tenemos unas compras que
hacer.”
“Oh diablos,” murmuró Ethan. “Las dejare hacer sus cosas.”
“¿Que es lo que las dejaras hacer?” preguntó Ryan mientras entraba al
cuarto. El sonrió a Lily y se paró al lado de Holly. El besó a su esposa hasta
que ella dio un suspiro rasposo.
“Compras,” dijo Ethan por la forma en que lo dijo cualquiera supondría que
Holly hubiera dicho que mataría a alguien.
Lily no pudo parar su risa cuando Ryan dio un paso hacia atrás.
“Vosotros dos sois unos débiles,” murmuró Holly. “Al principio, estaban
gustosos y se ponían felices cuando le compraban cosas a su mujer.”
“Eso fue antes de que se convirtiera en un deporte de supervivencia.” Dijo
Ethan secamente.
“Lily necesita ropa, y Callie y yo la llevaremos a comprar lo que necesita. No
los necesitamos de todas maneras.”
“Las llevo sólo si no tengo que entrar con vosotras.” Se ofreció Ethan.
Holly giró sus ojos y miro a Lily. “Tu pensaras que después de unos treinta y
tantos años podría conducir e ir yo sola alguna parte. Ethan todavía se
asusta cuando quiero ir al pueblo sin ninguno de ellos.”
“El clima se supone que va a empeorar,” dijo Ryan con el ceño fruncido. “No
es mala idea que el las lleve chicas. La nieve se supone que empezara a
caer en una hora más o menos, y hay una gran probabilidad que empeore
en el transcurso de la tarde. Podría haber un pie de alto de acumulación.”
“Entonces dejare que Callie conduzca,” dijo Holly.
“Te llevaré en el Rover,” dijo Ethan. “Hay gran espacio para todos y ustedes
chicas pueden tomar su tiempo. No tengo prisa.”
Holly miro a Lily mientras le decía, “¿Ves con lo que tengo que lidiar?”
Lily trató de sofocar su risa pero aun así se le escapo.
Holly rodó sus ojos. “Solo espera, Lily. Si piensas que lo tendrás más fácil
con mis hijos, empieza a pensar de otra manera. Están chapados a la
antigua, y te diré que Micheal y Dillon son el peor par de cabezas duras con
los que me he encontrado. Es un milagro que hayamos sobrevivido a su
infancia.”
“Amen,” murmuró Ryan.
“Pienso que esta todo muy bien,” dijo Lily en voz baja.
“Y yo pienso que tu estas muy bien también. Si haces a mis hijos felices,
esta familia te amara por siempre.”
Ryan frunció el ceño. “Lily necesita un abrigo. ¿Crees que tú o Callie le
podéis prestar algo?”
“Oh, claro. Le daré uno del armario. Si alguno de vosotros le avisa a Callie,
nos podemos ir.”
Holly se apresuró, dejando a Lily en la sala con Ethan y Ryan.
“Avisaré a Callie y calentaré el carro,” dijo Ethan. “Dile a Holly que salgan
cuando estéis listas.”
Lily espero nerviosa por el regreso de Holly. Podía sentir a Ryan mirándola.
“Lily,” dijo Ryan suavemente.
Ella levanto la vista y lo miro.
“No tienes porque sentirte nerviosa a nuestro alrededor. Creo que
encontraras que somos muy tranquilos por aquí. Tú eres importante para
nuestros hijos, así que eso te hace importante para nosotros. Eres parte de
esta familia así que eso significa que te apoyamos. Todos nosotros.”
“¿Así como así?” susurró.
El sonrió y le dijo. “Si, así como así.”
Ella le devolvió la sonrisa. “Gracias. No se que más decir. Es todo tan difícil
de creer. ¿Cómo es que tuve tanta suerte?”
“Creo que mis chicos dirían que ellos son los afortunados. Y no tengo
ninguna razón para disuadirlos, ¿verdad?”
Ella rió y absorbió el maravilloso sentimiento de aceptación y de hogar.
“Creo que este te quedara perfecto, Lily” dijo Holly mientras regresaba a la
sala. “A lo mejor te queda poquito grande, pero servirá mientras te
encontramos uno apropiado en el pueblo.”
Lily tomo la chaqueta, disfrutándola.
“No tienes por qué llevarme de compras, Señora Colter,” dijo. “Si solo me
llevas a la clínica será suficiente.”
“Primero, llámame Holly. Señora Colter suena tan… viejo. Y segundo,
necesitas ropa. Mis chicos me han dado estrictas instrucciones en las cuales
me dicen que te compre lo que sea que necesitas. Entonces creo que te
comprare todo lo que yo crea que necesitas, no lo que tu creas. Y como no
quiero que mis chicos crean que no hice bien mi trabajo, estarás con un
armario nuevo cuando terminemos.”
Ryan soltó un gruñido. “Gracias a Dios que Ethan se ofreció de chofer.”
“Y hablando, Ethan dijo que saliéramos cuando estuvierais lista. Esta
calentando el Rover.”
“¿Estás lista?” preguntó Holly. “Agarra tu abrigo y nos iremos. No quiero
que llegues tarde a tu cita.”
Ethan las condujo a la ciudad, y cuando llegaron a la casa de Riley los
primeros copos de nieve empezaron a caer.
Holly llegó a la entrada mientras Callie y Lily salían del carro.
“Riley ha estado aquí desde siempre,” explicó Holly mientras caminaban
hacia la tienda. “Más tiendas han abierto a través de los años y te llevaré
ahí también por ropa, pero este es el mejor lugar para conseguir abrigos,
botas y jeans.”
Callie sonrió. “En otras palabras, si quieres algo bonito, tendrás que ir a las
boutiques de la calle principal.”
“Deberías de saber que la idea de bonito de Callie no es como la de las
otras personas,” le advirtió Holly.
Lily sonrió. “Me gusta como se viste.”
“Oh, me visto para encajar aquí,” bromeó Callie mientras empezaban a ver
los jeans. “Cualquiera que no ande en jeans, botas o camiseta de cuadros
obtienen miradas de los residentes.”
Holly agarró un par de jeans y los levanto, mirando a Lily con escepticismo.
“Puedes probarte estos pero me parece que están un poco grandes. Tienes
una cintura más chica que Callie y yo. Así que creo que eres por lo menos
una talla menos si no es dos. Empezaremos con estos, y veremos como te
quedan.”
Lily fue empujada al vestidor y nunca tuvo que salir. Callie y Holly seguían
mandándole cosas para que se probara. En una hora, tenia un brazo lleno
de jeans, dos abrigos, uno grueso y un ligero corta vientos, mas dos pares
de botas y dos pares de zapatos comunes.
“Es demasiado,” protestó Lily mientras Callie y Holly llevaban las ropas a la
caja registradora.
Callie levanto una mano. “Oh por favor, esto es una gota en el mar
comparado con uno de los viajes en los que he hecho a Seth llevarme. Están
contentos que el recibo solo haya sido esto.”
Holly sonrió pero asintió. “Callie nació comprando, demasiado para la
consternación de sus papás y hermanos.”
Lily se les unió en la risa, disfrutando del compañerismo de las mujeres.
Amigas. Dios, como había extrañado tener esos momentos sociales. Salidas
a comprar.
Holly miro su reloj. “Okay necesitamos ir a la clínica. Podemos ir a las
boutiques después de tu cita, o, si confías en Callie para que te escoja unas
pocas cosas para ti, puede ir mirando por ahí mientras nosotros estamos
con el doctor.”
Lily miró a Callie quien levanto sus manos en defensa. “Juro que lo haré bien
para ti. Tengo un muy buen ojo para buscar lo que se vera bien en ti. Y me
dará un inmenso placer ir a comprar con el dinero de mi hermano.”
Lily sonrió. “Confío en ti. Estoy segura que tus gustos serán mejores que los
míos.”
Holly apresuro a las chicas para salir de la tienda y hacia la camioneta
donde Ethan esperaba. Pusieron sus bolsas en el maletero y se subieron.
“¿Compraron todo lo que necesitaban?” pregunto Ethan.
“Llévanos a la Clínica,” dijo Holly. “Callie hará unas compras en la tienda de
enfrente mientras Lily esta en su cita.”
Dos horas después, Lily y Holly salían de la clínica, Lily sosteniendo la bolsa
con el paquete de pastillas y la prescripción que serviría por varios meses.
Callie esperaba en la camioneta con Ethan mientras Holly y Lily subían.
“Tuve llamadas de mis tres hijos demandando saber como te fue en tu cita
con el doctor.”
“Oh, todo esta bien,” dijo Lily. “Revisó mi brazo y dijo que estaba sanando
bien. No había porque alarmarse. Ya ni siquiera me duele.”
Ella no les iba a decir a ninguno de ellos cuál era la verdadera razón de su
cita, aunque estaba completamente segura de que Holly tenía una buena
idea.
Callie se acerco y descansó su brazo en el respaldo de la silla de Ethan.
“Voto por que vayamos a casa y que los papás nos preparen de cenar
mientras Lily hace una pasarela para Mamá y para mi.”
“Demasiado consentida, ¿no?” pregunto Ethan secamente.
“No lo voy a negar,” dijo Callie con una sonrisa.
Holly río. “Bueno, podría cocinar, pero de todos modos no creo que quieran
eso.”
“No, eso esta bien,” dijo Ethan. “Estoy seguro que cualquiera de nosotros
estará más que contento de cocinar para nuestras mujeres.” Miro de nuevo
a Lily mientras comenzaba a salir del estacionamiento. “¿Los chicos te
esperaban para cenar?”
“No lo se,” dijo Lily. “Estaban tan ocupados ahora. Dijeron que me verían en
la noche, pero no se cuando.”
“No te preocupes,” dijo Holly. “Ethan los llamara y les dirá que vengan a
ayudar. Ha pasado un largo tiempo desde que nos juntamos para cenar, y
no puedo pensar de una mejor ocasión que ahora.”
En verdad, Lily estaba emocionada. Ella sonrío y asintió y luego se recostó
en el sillón, pasando sus brazos sobre su pecho y sostuvo su felicidad cerca,
como si en cualquier momento se fuera a ir lejos de ella.
Capítulo 22
Seth y Michael llegaron a casa de sus padres al mismo tiempo.
“¿Cómo fue?” pregunto Michael mientras salía del coche y caminaba hacia
la parte frontal de la camioneta para encontrarse con Seth.
“Ya tengo todo. Hablé con alguno de los miembros del ayuntamiento. Están
muy emocionados de que me haya unido. Programarán una reunión
especial el lunes, pero es solo una formalidad.”
“Estas conforme con la decisión.”
Seth se paró por un minuto mientras miraba el lugar en el que había
crecido. “Si. Estoy bien. Contento de regresar a casa.”
Entraron a la casa y fueron recibidos por el sonido de las risas de las
mujeres. Michael intercambio una sonrisa con Seth mientras entraban a la
sala para ver a Lily modelando en una pasarela imaginaria enfrente de
Callie y de su madre.
Seth levantó una mano a Michael para indicarle que se callara y se quedara
ahí. El ver a Lily así sin preocupaciones, solo divirtiéndose era encantador.
La miro dar una vuelta y hacer poses mientras Callie y su madre la
animaban. La cara de Lily estaba llena de placer, sus ojos estaban brillantes
y contentos, y su sonrisa era de 10 mil vatios.
Sus padres se habían puesto en el corredor tras Lily, claramente en trance
como Seth y Michael estaban. Pero nadie se movió no querían arruinar el
deleite de las mujeres.
“Oh demonios, están bebiendo,” murmuró Michael.
Holly y Callie se sirvieron vino de una botella casi vacía, y le dieron a Lily
una copa y pusieron la botella abajo junto con las otras dos vacías en la
mesa de café.
“Jesús, ¿y nuestros padres lo aprobaron?” susurro Seth.
“Se ven muy divertidas.”
En medio de risas y de gritos de aliento, Lily posó una y otra vez, y al mismo
tiempo, vio a Seth y Michael en el pasillo.
Sus mejillas se ruborizaron, y por falta de una palabra mejor, los miró
horrorizada. Tropezó, luego se enderezó rápidamente y se dejo caer en un
sitio en el sofá donde estaban Callie y su madre.
Los padres comenzaron a aplaudir, a lo mejor para romper el momento
incómodo. Lily se volvió para verlos de pie en la puerta y su rostro solo se
volvió más carmesí.
Entonces hundió su cara en sus manos y dejó salir un gemido. Callie se
apresuró del sofá a la silla y la abrazó. Holly se paró, pero de todas
maneras, se veía más que un poquito achispada. Ella movió su brazo en
dirección a los padres y dijo. “Váyanse. Estamos teniendo un tiempo de
chicas aquí. Lo último que necesitamos en un montón de Neandertales
interfiriendo.”
“¿No importa si los Neandertales cocinaron la cena y la tienen ya en la
mesa?” dijo Adam arrastrando las palabras.
Holly dudó. “Depende de lo que cocinaron.”
“Buena respuesta, mamá,” cantó Callie.
“A lo mejor tenemos filetes asados, patatas al horno y todos los
ingredientes.” Dijo Ethan de manera casual.
“Es suficiente para mi,” dijo Callie. “¿Estas lista para comer, Lily?”
Lily trató de pararse pero cayó de nuevo al asiento. Después se río y se
pasó la mano por sus ojos para despejar las telarañas. Holly trato de ir a
ayudarla, pero casi se cae con la esquina de la alfombra.
“Por amor de Dios,” murmuró Ryan mientras se apresuraba a ayudar a
Holly. Miro a Seth y a Michael. “Deberían de venir a ayudar a Lily para ir a la
mesa. Creo que trataron de ver cuanto vino podrían tomar antes de
vomitar.”
Seth sonrió y empezó a ir hacia Lily mientras Ryan le ayudaba a Holly a ir a
la cocina.
“Hey, ¿y yo qué?” demandó Callie.
Michael le pellizco la nariz. “El día que tu no puedas soportar el alcohol es el
día en el que te internaré en un hospital.”
Ella rodó sus ojos y se fue a la cocina después de los demás.
Lily todavía se veía apenada y se sentó tranquilamente en la mesa de la
cocina mientras los padres ponían la mesa y los platos con los filetes.
Todos habían tomado su asiento y estaban por empezar a comer cuando
Dillon llamó desde la puerta principal.
“Aquí dentro, hijo.” Le contestó Adam.
Dillon entro a la cocina y sonrió apreciativamente. Después su vista se fue
hacia Lily y sin decir una palabra a alguien se fue hacia ella y se puso entre
su silla y la de Michael y la beso largo y duro.
“¿Todo va bien ahora?” murmuró.
Ella sonrió y asintió y luego Dillon se fue a sentar al final.
Holly tosió y todos miraron hacia donde estaba. “Solo quiero decir, antes de
que comamos todos, que maravilloso es tener a la familia en casa otra vez.
Extraño a mis chicos cuando no están.”
“Y una gran bienvenida a la más nueva adición a nuestra familia,” dijo Adam
mientras levantaba un vaso en dirección a Lily. “Por Lily.”
“¡Por Lily!” dijo el resto en coro.
Lily se veía como si estuviera peleando con las lágrimas. Sus ojos brillaban y
agarró la servilleta de la mesa para limpiarse la cara varias veces.
La cena estuvo… como en los viejos tiempos. Ruidosa. Bulliciosa. Seth
estaba un poquito preocupado por que al principio ellos abrumaran a Lily,
pero ella se veía como si estuviera disfrutando de la misma mientras su
miraba iba de un lado a otro entre las ruidosas conversaciones.
El regreso de Seth domino la conversación de la cena. Aunque su madre era
la que más hablaba, era obvio que sus padres estaban igual de contentos de
que él hubiera regresado a casa. Adam sonreía cada vez que miraba en
dirección a Seth, y el puso un brazo alrededor de Holly y la sostuvo cerca
mientras estaban en la mesa.
Hubo un momento, en que Adam se agachó y beso la parte superior de la
cabeza de Holly y le murmuró algo al oído. Ella agachó su cara y sonrío
hacia la mesa, su cara brillando de felicidad.
Seth miro a sus hermanos y miro la misma satisfacción en sus caras. La
misma alegría.
Solo Callie parecía un poco apagada, su sonrisa era tensa. El podía ver las
sombras bajo sus ojos y los signos de dolor en su interior.
Debería de ser duro cuando todos los demás estaban felices y ella estaba
lidiando con lo que sea que la hubiera hecho ir en busca de refugio.
“¿Chicas están lo suficientemente sobrias para poder ir solas a la sala?”
bromeó Ethan.
“Oh, estamos bien,” dijo Holly exasperada
“Odio comer e irnos,” dijo Seth. “Pero en serio necesitamos irnos ya. La
nieve ha empezado a caer muy fuerte y no queremos quedarnos
atascados.”
“A lo mejor seria mejor si se quedaran,” dijo Adam en una voz seria y
preocupada. “Esta oscuro y ha estado nevando ya por un rato.”
“Nos llevaremos el Jeep de Michael y dejaremos las camionetas de Seth y
mía aquí,” dijo Dillon. “Tenemos mucho de que hablar y un montón de cosas
en las cuales trabajar. Los vendremos a visitar pronto.”
Dillon se puso de pie y caminó para pararse detrás de Lily. El agarró sus
hombros y los apretó suavemente. “¿Estas lista?”
Ella miro hacia Seth y luego a Michael y asintió.
Hubo un coro de abrazos y despedidas, y Seth sonrió mientras Callie y su
madre iban y mimaban a Lily. Las mujeres bromearon y rieron acerca de su
tarde juntas, y luego Holly junto a los padres para que fueran y sacaran las
cosas de Lily del Jeep y las trajeran.
“¿Estás seguro que habrá espacio para todos nosotros?” Dillon bromeo
mientras él y Seth se paraban viendo todas las bolsas y cosas que estaban
siendo acomodadas detrás. “¿Qué tanto de nuestro dinero gasto nuestra
madre hoy de todas maneras?”
“Vosotros no queréis saber eso,” dijo Callie. Y luego en voz baja dijo, “No
regañen a Lily sobre esto. Era como si le hubiéramos estado sacando los
dientes cuando la hicimos acceder para que comprara todo lo que
necesitaba.
Dillon la abrazo y le beso la frente. “Gracias por hacerlo. Eres la mejor.”
“Me gusta, Dillon,” dijo Callie en voz baja. “También a mamá y a los papás.
No jodan esto.”
Seth sonrío a Dillon. “Déjaselo a Callie para que nos incluya a todos.”
Michael subió a Lily al asiento delantero y luego les hablo a Seth y a Dillon.
“Vamos vosotros dos, antes de que Lily se congele hasta la muerte.”
Seth y Dillon se apresuraron a quitar la nieve de sus hombros y luego se
subieron al Jeep.
“¿Te divertiste hoy?”
le pregunto Seth mientras
Michael salía del
estacionamiento a un camino lleno de nieve.
Lily se volteó y sonrió. “Sí, lo hice. Tu mamá y hermana son increíbles.”
“¿Cómo te fue con el doctor?” pregunto Dillon. “¿Conseguiste todo lo que
necesitabas?
Lily miro a Seth, Dillon y Michael. “Sí, lo hice,” dijo en voz baja. “Es buen
momento de hecho. Empiezo a tomar las píldoras el domingo después de mi
último periodo. Ese es el día después de mañana.”
Seth agarró y apretó el hombro de Lily. “Mientras tu sientas que tienes lo
que necesitas amor.”
Tomó más de lo normal conducir a través del pueblo hacia la casa de Dillon.
Cuando llegaron al porche, empezaron a quitar la nieve de sus botas. Dillon
abrió la puerta principal y dejó entrar a todos.
“Dame un minuto mientras enciendo la chimenea.” Dijo Dillon.
“Haré chocolate caliente,” dijo Seth.
“Eso nos deja a ti y a mi para acurrucarnos en el sofá,” dijo Michael a Lily.
Ella sonrió y se quitó los zapatos y los puso junto con los otros en la puerta.
Luego se sentó en el piso y se recostó en los cojines de Dillon.
Seth calentó la leche y luego le agregó chocolate para los cuatro. No estaba
seguro de si Michael o Dillan querían una taza pero hizo suficiente para los
cuatro. El se las arregló para ponerlas en una bandeja y las llevo a la sala
donde un fuego ya se encendía.
Dillon y Michael estaban sentados a cada lado de Lily, y ella se veía
adorable pero perdida entre los dos y todos los cojines.
Seth puso la bandeja en la mesa de café y se las dio. Luego se recostó en el
sillón y subió sus pies.
“¿Ya tienes todo listo, Seth?” preguntó Dillon
Seth asintió. “Si, regresaré a Denver mañana y ataré los cabos sueltos. No
me debería de tomar más que un par de días.”
Michael se volvió hacia Lily. “¿Quieres venir conmigo a la oficina mientras
Seth hace sus cosas? Hay muchos bichos para ver.”
La cara de Lily se ilumino. “Eso suena muy divertido. Adoro a los animales.”
Mientras Seth se sentaba y tomaba de su chocolate caliente, miró alrededor
a su nueva familia y a pesar de las reservas iniciales, la esperanza y la
anticipación y más que nada la satisfacción se apoderó de él.
Capítulo 23
Tres días después, Lily sostenía al gato que maullaba lastimosamente en
sus brazos mientras esperaba a que Michael terminara su evaluación. Le
pasó los dedos sobre las orejas y murmuró palabras sin sentido en un
esfuerzo por hacerle sentir mejor.
La pobre cosita estaba desaliñada, con frío y protestando de hambre.
“¿Qué le sucedió?” Preguntó Lily ansiosamente.
El gato había aparecido en la puerta de la clínica en una caja minutos
después de que Michael hubiera cerrado. Para cuando escuchó sus gemidos
lastimeros, el gato estuvo medio muerto de frío.
Michael sonrió. “La alimentaremos, nos aseguraremos de que está sana y
que no tiene serios problemas y después le trataremos de encontrar una
casa. Pero siendo honesto, recibo muchos de estos aquí y simplemente no
tengo espacio para acogerlos a todos. Usualmente tengo que llamar al
refugio que está en Gunnison”.
“Pero ¿No ponen a los animales a dormir si no les encuentran casas?”
Trató de quitar el estrés de su voz porque sabía que Michael no se sentía
más feliz que ella, y que tenía razón, no podía tomar a todos los perdidos
que aparecieran en su paso.
Los ojos se Michael se suavizaron. “Tratarán de encontrarles casa primero.
La eutanasia es el último recurso”.
Lily bajó la mirada al bulto de pelo y sintió las lágrimas en la orilla de los
ojos. Acarició al gato y sintió en respuesta la vibración de un ronroneo.
Después miró de regreso a Michael, con expresión de súplica. “¿Podría
llevármelo? Quiero decir ¿Llevarlo a casa? No quiero que muera sólo que
alguien no lo quiere más”.
Michael soltó el aliento y después miró de ella al gato. Entonces la miró de
nuevo, con ojos atribulados. Le tocó la mejilla y suavemente la acarició.
“¿Es así cómo te sentiste, Lily? ¿Cómo que nadie te quería más?”
El dolor creció en su pecho mientras luchaba con sus emociones. “Tal vez
no sentía que merecía que la gente me quisiera”, murmuró.
“Oh, Lily. Tienes un gran corazón. No puedo imaginar a alguien que no te
ame, es más, aunque fuera lo último que haga, me aseguraré de que no
sólo sepas que lo mereces, sino que lo esperes”.
Ella bajó la mirada hacia el gato acurrucado en sus brazos.
“Ella merece una casa y a alguien que la ame también”.
“Tengo la impresión de que va a ser imposible ganar esta discusión”, dijo
tristemente. “No puedo pensar en una sola razón para decirte que no”.
Lily pasó su mirada de regreso a Michael. “Entonces ¿Puedo quedármela?”
Él se pasó una mano por el cabello y después lo sostuvo por atrás
haciéndose una cola de caballo. “Sí, puedes quedártela. Dios me ayude. A
Dillon le dará un ataque.”
“¿A Dillon no le gustan las mascotas?”
“No más que el pensamiento de un gato arañando sus muebles de madera”,
dijo Michael con una sonrisa.
“La cuidaré bien y la mantendré lejos de los muebles de madera de Dillon”,
dijo Lily solemnemente.
Michael la jaló y le besó el cabello. “Sólo estoy bromeando, nena. La
empacaremos después de terminar de examinarla. Necesitará calor y estoy
seguro que deberemos tratarla contra las pulgas antes de llevarla a casa.
Tengo comida de gato aquí y podemos llevar algunas bolsas a casa para
que tengas lo que necesite”.
“¿Y una caja pequeña?” preguntó Lily. “No quiero que esté afuera en el frío.
Necesita permanecer adentro”.
“Y una caja pequeña”, estuvo de acuerdo Michael. “Podrá fijar su residencia
en el cuarto de la lavadora”.
Lily aplaudió con placer y después puso los brazos alrededor a Michael,
asustando al gato en el proceso. Brincó al mostrador cercano y observó
sospechosamente
mientras
Lily
bailaba
alrededor
de
la
habitación,
abrazando fuertemente Michael.
Michael rió. “Tranquila. Estás haciendo que me maree”.
“Gracias”, exclamó Lily. Después se levantó y lo besó de lleno en los labios.
El la sostuvo contra sí, llevándole la cabeza hacia atrás con la mano y
besándola. Su lengua se deslizó a lo largo de sus labios, demandando
entrar. Con un suspiro, ella la abrió y lo dejó. Su sabor aumentó en su boca
y flotó a través de sus venas hasta que todo lo que pudo respirar, oler o
probar era a él.
Cuando se alejó, sus ojos estaban mitad encendidos y mitad brillantes de
deseo. Sus manos vagando sobre sus caderas y a ambos lados de sus
pechos.
Después caminó de regreso hasta su pequeña espalda pegó contra la orilla
de la mesa de exploración. Plantó las manos sobre la mesa a cada lado de
ella, atrapándola con efectividad.
“¿No deberíamos irnos?” Preguntó Lily inocentemente.
“Bésame de nuevo, y los llevaré a ti y a tu gata de regreso a casa para
cenar”.
“Matón”, se quejó, pero se derritió contra su pecho y le pasó los brazos por
el cuello.
Olía bien. Sabía aún mejor. Metió los dedos en su cabello, dejando que los
mechones se deslizaran por las puntas mientras la besaba hasta dejarla sin
sentido.
Ambos tenían hambre y estaban sin aliento. Su excitación presionó en su
vagina, dura y urgente.
El gato maulló y saltó sobre la mesa de examen para correr hacia el lado de
Lily. Michael maldijo cuando el gato le hundió las garras en el brazo.
Lily rió y se recargó contra Michael. “Llévanos a mí y a mi nuevo gatito a
casa y aliméntanos. Tenemos hambre”.
****
Lily llenó los envases con comida y agua y se aseguró de que el lecho
estuviera bien situado antes de mirar al gato en el cuarto de la lavadora,
dejándolo allí hasta que conociera mejor los alrededores.
Cuando regresó a la sala, Michael esta frente al sillón, con ojos oscuros.
Inmediatamente se puso alerta. La excitación y el deseo se sentían pesados
en el aire. Grueso, tan grueso que se le erizaba el cabello en la nuca.
Se detuvo en la puerta, con la mano descansando en el marco. El la miraba
como si estuviera a punto de saltar. Su pulso se aceleró y su respiración se
atoró en su garganta hasta que le quemaron los pulmones.
Apuntó en su dirección. El poder de su mirada y la orden en sus ojos hizo
que le bajara un escalofrío por la espalda.
Sus piernas se volvieron de goma, dio algunos pasos vacilantes hacia él,
deteniéndose apenas en pie frente a él.
“Dime, Lily”, dijo con voz sedosa. “¿Qué tan agradecida estás porque traje
tu gato a casa?”
Luchó por sonreír, pero siguió el juego. Después se paró de puntillas y le dio
un inocente beso en los labios. “Gracias, estoy muy agradecida”.
“Entonces arrodíllate”, gruñó él.
Sus ojos se abrieron y el fuego bajó a su vagina y tensó cada músculo en su
ingle. Imágenes eróticas le pasaron por la mente mientras imaginaba
precisamente lo que quería hacer.
Nerviosas burbujas le pasaron por el estómago mientras lentamente se
arrodillaba frente a él. Su expresión era fiera, demandante, su cara con
líneas duras.
Lentamente se desabrochó los vaqueros, el sonido rompiendo el silencio.
Aflojó la cintura, bajándoselos hasta las caderas y sacando su miembro.
Dejando que sus pantalones cayeran justo bajo sus caderas, extendió su
mano libre y la tomó por detrás del cuello.
“Puedo ser dominante, Lily”, murmuró. “Me gusta controlar. Aunque, no
debes dejarte acobardarte por mí. Si voy demasiado lejos, dímelo.
Retrocederé”.
El calor le pasó por el cuerpo, debilitándola en el punto donde se unían sus
rodillas. Las palabras salían de su garganta, tan eróticas y sensuales. Lo
miró, toda la confianza que tenía en él brillo en sus ojos.
Estaba muy intrigada por la demanda en su voz. Su mano masajeó su nuca,
pero su agarre nunca cedió. Sus dedos eran firmes, aplicando presión
mientras guiaban su miembro hacia su boca.
“Abre”, dijo rasposo.
Tan pronto como abrió los labios, entró en su boca, profundo y rudo. Un
gruñido de réplica quedó en su garganta y vibró contra su miembro. Sus
labios encontraron sus nudillos y después él deslizó los dedos de alrededor
de su miembro, debajo de su barbilla mientras que introducía su erección
aún más profundo en su boca.
“Traga, nena. Traga su cabeza. Ordéñalo.”
Ella obedeció, fue extraño al principio, pero después rápidamente trabajo
magistralmente su garganta contra su enorme miembro. Un chorro de pre-
semen llenó la parte de atrás de su garganta, que se deslizó de su sedosa
punta.
Sus manos le tomaron el cabello, acercándola. Después se deslizaron a los
lados de su cabeza y la sostuvo en el lugar mientras comenzaba a darle
estocadas más fuertes en la boca.
“Demonios, ¿es a esto a lo que voy a regresar a casa cada noche?”
Michael se detuvo, con su miembro quemando en su boca. Lily miró a
ambos lados para ver a Dillon de pie, en la puerta de la sala. Sus ojos eran
vidriosos, y juzgando por la protuberancia de su ingle, no deseaba postergar
lo más mínimo la quemazón que el miembro de su hermano provocaba en la
boca de Lily.
Michael salió para darle un respiro aunque mantuvo sus manos en la
cabeza. Empujó profundo, manteniendo su boca abierta y arrastrando las
palabras perezosamente en dirección a Dillon.
“Me está mostrando agradecimiento por mi generosidad”.
“¿Oh? y ¿qué hiciste para merecer una mamada?” Demandó Dillon.
“Le dejé traer un gato a casa”.
“¿Qué hiciste qué?”
Lily se estremeció por el tono en la voz de Dillon, pero Michael la atrapo y
deslizo sus manos sobre su cara, aún con las caderas atrás y adelante en
pequeñas estocadas.
“Somos los orgullosos propietarios de un gato dejado en la puerta de la
clínica”, explicó Michael.
“Bien, demonios”, murmuró Dillon. “¿Qué te poseyó para traer algo con
garras a la casa? La maldita cosa destruirá mis muebles”.
Michael se retiró y le acarició la mejilla, pasando el pulgar sobre su labio.
“Lily pensó que necesitaba una casa, y yo estuve de acuerdo. Encuentro
que nuestra chica aquí tiene una manera de pedir que hace imposible
rechazarla”.
Lily miró a Dillon, preocupada de que estuviera verdaderamente enojado.
Tal vez mostraba algo del miedo en sus ojos, porque la expresión de Dillon
se suavizó inmediatamente y después se volvió rápidamente calculadora.
Fueron el brillo y la lenta sonrisa lo que le indicó a Lily que estaba en
problemas. Dillon avanzó, con ojos brillantes de la luz de un depredador.
“Me parece que no fui parte del arreglo y que debes mostrar un poco de
gratitud conmigo también”.
“Su boca está ocupada ahora”, dijo Michael. “Tengo planes para ella por
algún tiempo”.
“Pero no para su vagina”, ronroneó Dillon. “Desnúdate, Lily. No veo razón
para que no puedas acomodarnos a ambos al mismo tiempo”.
La carne de gallina recorrió su piel a gran velocidad. Cada terminación
nerviosa brincó. Sus pechos se hincharon y sus pezones se pusieron tan
tensos que la blusa aplastaba la punta dolorosamente.
“Ya lo escuchaste”, dijo Michael. “Desvístete e arrodíllate sobre el sillón”.
Él bajó la mano para ayudarla y lo tomó fuertemente, esperando que sus
rodillas no se atoraran al levantarse.
Sus dedos fueron hasta los botones de su camisa. Varias veces lo intentó y
volvió para desabrochar alguno. Mientras se quitaba la falda, caminó hacia
el sillón que parecía una gran otomana.
Se quitó el sostén, lo tiró y después se quitó los pantalones y la ropa
interior. Con una nerviosa mirada sobre el hombre, cuidadosamente trepó
sobre el cojín, posicionándose para que su boca y trasero estuvieran
fácilmente accesibles.
Michael caminó a su alrededor frente a ella mientras Dillon se acercó por
atrás y le pasó las manos sobre las nalgas. Después bajó y le pasó la lengua
por la línea entre ella hasta su pequeña espalda, enviando un escalofrío a
través de ella.
Michael puso la mano bajo su barbilla y levantó la cabeza mientras tomaba
su miembro con la otra mano y la llevaba a sus labios. Por un momento,
jugó con ella, pasándola la punta sobre la boca, de un lado al otro.
Más pre-semen se deslizó por la punta, mojando sus labios. Sacó la lengua,
y lamió la sustancia. La respiración de Michael escapó en un siseo, y ella
sonrió, sabiendo que le gustaba la erótica imagen de ella lamiendo sus
fluidos con los labios.
Dillon le pasó el pulgar y le abrió la vagina, después metió sus dedos hasta
que encontró su clítoris. Ella cerró los ojos y meneó las caderas mientras él
le acariciaba el dulce punto justo como a ella le gustaba.
Después puso su miembro en su apertura y empujó un poco. Su vagina
estaba cerrada, protestando por la invasión. Le acarició las nalgas y
continuó encajando su miembro mientras engañaba a su cuerpo para que lo
aceptara.
Michael agarró su mandíbula y guió su miembro para pasar sus labios
dentro de su boca una vez más. Entonces, tan pronto como estuvo en
posición, bajó las manos hasta sus pechos.
Pellizcó gentilmente sus pezones con dos dedos. El cuerpo de ella se tensó y
comenzó a mojar el miembro de Dillon con su líquido.
Con un gemido, se deslizó más dentro hasta que estuvo rodeándolo
completamente y sus bolas descansaban contra su montículo.
“Diablos”, Murmuró Dillon. “Lo que sea que estás haciendo, síguelo
haciendo porque acaba de soltar su crema en mí, y está a mi alrededor
completamente”.
Michael continuó con los pulgares retorciendo cuidadosamente los pezones
mientras se metía más y más profunda, más y más fuerte en su boca. Ella
estaba tan a apunto que la habitación se comenzó a nublar a su alrededor.
Estaba montando una nube de caliente intensidad sexual, y cada estocada
la llevaba más y más alto, más cerca del borde.
Ninguno era pequeño. Estaba completa y totalmente llena. Sobrecogida por
su poder y atrapada por sus manos. Empalada con sus miembros mientras
se movía entre ellos.
Sabían cómo tocarla. Sabían sus lugares dulces y jugaban sin piedad con
ella, determinados a llevarla hasta el último placer.
Pasó la lengua alrededor de la cabeza del miembro de Michael mientras él
retrocedía. Hizo un ruido extraño, se detuvo, pero después regresó para
tocar su lengua. Ella tragó como él le había enseñado, tomándolo más
profundo y trabajando en la parte de atrás de su garganta para rodear su
cabeza.
“Jesús. No puedo durar, nena. Dios, eres tan dulce. Tan buena. Nunca había
sentido algo tan bueno”.
Él retrocedió y sacó su erección de sus labios. “Te voy a montar
salvajemente, Lily. Y quiero que te bebas cada gota. Aunque te sostendré.
La decisión es tuya. Si te abrumo, o no te sientes cómoda, puedes
retroceder en cualquier momento”.
Lo miró y después lentamente se lamió los labios, su mirada tan sofocante
como podía. Bombeó su erección una vez más en su mano y después la guió
de regreso a su boca. Le dio un momento, como si quisiera estar seguro de
que ella estaba lista, y después comenzó a bombear en su boca rápida, con
estocadas fuertes.
Dillon se metía dentro de su cuerpo y después le sostuvo fuerte las caderas,
sosteniéndose contra ella mientras Michael trabajaba en el frente. Dillon
continuó deteniéndola, absorbiendo las emociones de atrás contra la fuerza
de la estocada de Michael.
Necesitaba venirse. Estaba desesperada por liberarse. Pero sabía que
mientras Dillon permaneciera quieto, permanecería en la orilla.
Michael se sentía enorme. Estaba tan rígido que era como una barra de
acero amontonándose en su garganta. Sus manos encontraron de nuevo sus
pechos, moldeándolos mientras sus caderas trabajaban espasmódicamente.
El primer chorro caliente de semen golpeó atrás de su garganta. Lo tragó
mientras él daba una estocada de nuevo y se esparcía por su lengua
llenando su boca más rápido de lo que ella podía tragarlo. Ella se sostuvo,
permitiendo que cubriera su miembro y lubricara su eje.
Él se movió más lento y sus movimientos se aligeraron hasta que su eje fue
más lento y mesurado. Ella tragó el remanente de su liberación y succionó
gentilmente mientras lamía los restos de su suave erección.
Cuando finalmente se alejó, Dillon retrocedió moviendo su hinchada vagina.
Se impulsó hacia delante, deslizándose como un cuchillo sobre mantequilla.
Michael continuó acariciando sus pechos, y capturando sus pezones entre
sus dedos, torciéndolos y jalándolos ligeramente mientras le llegaba el
orgasmo con rápida y agresiva intensidad.
“Por favor”, suplicó. “No te detengas”.
“No me estoy deteniendo”, gruñó Dillon. “Ven a mí, Lily. Báñate con mi
calor. Quiero sentir cómo te vienes alrededor de mi miembro”.
Las palabras explícitas le dieron la fuerza para llegar. Su cuerpo completo
se tensó. Michael tiró fuerte de sus pezones y con un fuerte grito, movió la
cabeza hacia atrás y empujó frenéticamente contra Dillon mientras ola tras
ola de intenso y agonizante placer le recorría el cuerpo como una marejada.
Tan pronto como su orgasmo llegó, Dillon comenzó a penetrarla más fuerte
y rápido, sus dedos hundidos en sus caderas. Era tan grande, y estaba tan
dura. Sentía que la partía, cada onda, cada estocada hasta que estuvo sobre
excitada.
Mientras su orgasmo disminuía, gimió contra el miembro de Dillon sobre su
piel hipersensible.
“Shhh, nena” suavizó él, pero se levantó y la penetró más gentilmente aún
en la agonía de su propio orgasmo.
Se dobló sobre ella y trabajó lento dentro y fuera, cuidando de no lastimarla.
Se sacudió una última vez y se sostuvo dentro de ella mientras las manos
vagaban por su cuerpo, tocando, acariciando.
Y después se alejó, y ella no pudo más que colapsarse sobre el sillón, su
cuerpo pesado por el esfuerzo.
Michael le quitó el cabello de la cara y le dio un beso en la mejilla,
besándola gentilmente en la oreja. Después juntó sus brazos y la levantó,
columpiándola para llevarla al baño.
“¿Porqué no tomas un baño en la bañera o una ducha caliente mientras
hacemos la cena?” dijo mientras le besaba la frente.
Ella gimió en sus brazos por un momento antes de permitirse deslizarse
hasta sus pies y golpear el suelo.
“Sólo una ducha rápida”, dijo con voz acuosa. “Si entro en la bañera, me
dormiré en dos minutos”.
Michael sonrió. “Bien, entonces. Tómate tu tiempo. Estaremos en la cocina”.
Capítulo 24
Lily se quedó en la ducha y el abrió al agua fría para librarse del calor
persistente que aún cocía a fuego lento sus venas. Estaba deliciosamente
dolorida, y todavía podía sentir la huella de sus manos sobre su cuerpo.
Su vagina palpitaba y pulsaba, y su clítoris estaba tan hipersensible que
incluso el pasar de la esponja sobre ella enviaba fragmentos de réplicas a
través de su ingle.
Se apoyó contra la pared y dejó que el agua cayera encima de su cabeza y
espalda mientras respiraba profundamente para calmarse y aliviar un poco
la tensión de sus músculos.
Cuando el agua se volvió demasiado fría, salió temblando de la ducha y
rápidamente se envolvió en una toalla para calentarse.
Se secó el cabello con la toalla y pasó un peine por los rizos hasta que su
apariencia tuvo un cierto orden. Luego se vistió rápidamente, con ganas de
regresar con Michael y Dillon.
Mientras caminaba a la cocina, inhaló el aroma de lo que cocinaban y se le
hizo agua la boca.
"Huele muy bien. ¿Qué tenemos?" Preguntó mientras se movía al taburete
al lado de Michael.
"Spaghetti", dijo Dillon. "No es muy elegante, pero llegué a casa más tarde
lo que quería. Esto es algo fácil de preparar."
"Mmm, huele delicioso y me estoy muriendo de hambre", admitió. "Michael
me prometió comida. No dijo nada acerca de querer que le sirviera."
Mantuvo una sonrisa jugando en su rostro mientras Michael volvía su
caliente mirada a ella.
"Servirme. Me gusta eso. Tal vez debería hacer una regla que tengas que
servirme a intervalos que variaran durante el día."
Dillon resopló. "Te vas desgastar."
“Al contrario. Tengo la sensación de que ella me habrá agotado antes",
bromeó Michael.
"Y ¿Cuándo puedo tener tu servicio?” Preguntó inocentemente.
La mirada de Dillon ardía. "Cada vez que malditamente lo desees, dulzura.
Estoy a tu entera disposición en cualquier momento que encuentres
necesidad."
Tendría que estar muerta no responder a eso. Sus pezones se apretaron de
nuevo y el deseo en ella creció completamente satisfecho agrupándose en
su hinchado vientre y saliendo a una velocidad alarmante.
Dillon finalmente bajó la mirada y sacó unos tallarines de la olla de agua
hirviendo para probarlos. Luego tomó el bote y se fue al fregadero para
verter el líquido en el colador.
"Seth llamó y dijo que estaría aquí esta noche", dijo Dillon.
"Oh, ¡Eso es maravilloso!" Exclamó Lily. "Creo que me quedaré despierta
para verlo. ¿Dijo a qué hora iba a llegar? Y ¿Si consiguió todo lo que
necesitaba en Denver?
No se había dado cuenta de lo ansiosa que sonó hasta que Michael movió la
mano por encima de su hombro y lo apretó tranquilizándola.
Dillon sonrió mientras servía tres platos hondos con espagueti y colocando
la espesa salsa en la parte superior.
"Será en algún momento después de la cena. Lo hacía cuando yo salía del
pub. No tenía mucho material que mover así que remolcará el tráiler con su
camión. Dijo que dejó el apartamento y le dio las llaves a su propietario, por
lo que parece que volverá para siempre."
Lily aplaudió de alegría, de y gozo tan profunda que le apretaba el corazón.
"Estoy muy contenta. Ahora todos podremos estar juntos."
Michael y Dillon intercambiaron sonrisas. "Sí, dulzura. Todos vamos a estar
juntos ", dijo Dillon.
Ya era tarde cuando Seth entró en la casa de Dillon. Aparcó a un lado y ni
siquiera se molestó en desenganchar el remolque. Estaba cansado y más
que impaciente por ver a Lily después de haber estado fuera durante tres
días.
Salió y se dirigió hacia la puerta principal. La luz exterior se había quedado
encendida para él, pero el interior parecía oscuro. La decepción se apoderó
de él ante la idea de que ya estuviera dormida.
Entró a la sala y cerró la puerta detrás de sí. Una lámpara estaba encendida
en la esquina y fue allí con la suave iluminación que vio a Lily enroscada en
el sofá, con la cabeza apoyada suavemente en el brazo de este.
Él sonrió. Lo estuvo esperado, pero se había quedado dormida.
Se llenó de ternura mientras caminaba lentamente hacia ella. Por un largo
instante, se quedó de pie, simplemente observando la ligera subida y caída
de su pecho.
Entonces, como si sintiera su presencia, ella se agitó y abrió los ojos. Su
sonrisa no se hizo esperar y lo calentó. Su rostro se iluminó, y saltó hacia él
antes de que pudiera estirar una mano para detenerla.
Ella le echó los brazos alrededor y lo abrazó fuertemente.
“Estoy tan contenta de que estés en casa”, susurró. “Te extrañé tanto.”
La abrazó y sólo la sostuvo, disfrutando de la sensación de ella contra su
cuerpo. Le besó la parte superior de la cabeza y puso la mejilla contra su
pelo.
“Yo también te extrañé, nena.”
Para su sorpresa, ella se apartó y luego se inclinó para tomar su boca en un
feroz y posesivo beso. Tenía la boca caliente y húmeda y luego se movió
para besar la ruta de su mandíbula y cuello.
Ella hundió sus dientes en la columna de su cuello y mordisqueó su camino
más abajo a su pecho. Apartó con impaciencia su camisa, como si no viera
la hora de tocarlo.
“Quítate la ropa”, instó con voz ronca, llena de pasión. “Rápido”.
Ya era difícil y doloroso, y no perdió tiempo quitándose los zapatos,
pantalones y camisa.
Antes de que pudiera llegar a su ropa interior, ella estaba allí, moviendo sus
manos en su cintura y tirando hacia abajo para liberar su pene.
Sus manos se cerraron en torno a su longitud y su boca, caliente y
exuberante, cubrió la cabeza, chupando profundamente.
Movió la mano en su pelo para mantener el equilibrio. Sus rodillas se
sacudieron tanto que era un milagro que no cayera al suelo.
Ella se hundió en el sofá, tirando de sus caderas hacia delante y él se quedó
en su boca. Se inclinó, apoyando las manos en el respaldo del sofá para
sostenerse a sí.
“Maldita sea”, murmuró. “Si este es el tipo de regreso a casa que puedo
esperar, voy a hacer un esfuerzo y salir más a menudo.”
Sus manos estaban en todas partes, por encima de su trasero, acariciando
ese lado y luego de regreso atrás, apretando y amasando mientras lo
chupaba malvadamente.
“¿Tienes condón?” Preguntó con voz ronca alrededor de su pene.
“En el bolsillo trasero”, consiguió decir.
Lo dejó el tiempo suficiente para recuperar el condón de sus vaqueros y
luego lo empujó hasta el sofá. Lo tendió contra los cojines, con las piernas
extendidas y su pene erecto mientras se recostaba sobre su vientre.
Se arrancó la camiseta larga que llevaba y para su deleite, no usaba ropa
interior debajo. Su mirada estaba clavada en su pequeño cuerpo, con
curvas, caderas redondeadas y regordetes pechos pequeños que sólo
rogaban por su boca.
Ella le lanzó el condón, y no perdió tiempo abriéndolo y rodándolo por
encima de su miembro. Tan pronto como lo hizo, se arrastró al sofá y se
sentó a horcajadas en sus muslos.
Uso sus hombros como apalancamiento, y se levantó para luego agacharse
y guiar su pene a su vagina.
No hubo juegos leves, ningún trabajo hasta el gran momento. Lo tomó
fuerte y rápido, y él estaba en su interior tan rápidamente que perdió
momentáneamente el conocimiento de todo, excepto su calor líquido que lo
rodeaba y lo tomaba como en un puño.
Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y comenzó a cabalgar,
exprimiendo lo que estaba ansiosa de tener con cada parte de su ser.
“Vas a tener que reducir la velocidad”, jadeó. “No voy a durar mucho
tiempo así, y quiero que sea bueno para ti.”
“Es bueno para mí”, dijo mientras bajaba la cabeza para fusionar su boca
con la suya.
Movió su cuerpo hacia adelante para poder extenderse más eficazmente,
llegando con sus pies hasta el suelo. El movimiento lo envió más profundo y
ambos se quedaron sin aliento por la plenitud exquisita.
“Maldita sea, Lily, no quiero hacerte daño”.
“Necesitas preocuparte de que yo vaya a hacerte daño”, murmuró.
Ella tomó un puño de cabello de su nuca en la mano y tiró de él hacia sí,
sosteniéndolo con salvaje abandono. Ella tenía hambre y era salvaje, su
vagina estaba desesperadamente aferrada a él con cada embestida.
Se echó a reír, la luz del sonido en el aire. “Hazme daño. Por favor. Desata
tu lado perverso conmigo. No voy a quejarme. Te lo juro. Soy tuyo”.
“Oh, sí, eres mío”, suspiró ella. “Todo mío.”
Se retorció encima de él, tomándolo mientras resistía más sus caderas.
Echó hacia atrás su cabeza, sus respiraciones se tornaron rachas fuertes,
desiguales.
Con una mano en su hombro, movió la otra mano entre ellos, sus dedos
encontrando su clítoris.
“El último es un huevo podrido.” La miró, con ojos brillantes de intensa
excitación.
La agarró por las caderas y la bajó. Fue rápido, y ella estaba resbaladiza. Su
preocupación de lastimarla había desaparecido mientras sentía el conocido
empuje.
Sus dedos se movieron más rápidamente sobre su clítoris y apretó a su
alrededor.
“Oh no, no lo harás”, murmuró.
Su risa gutural corrió por su piel, friendo cada una de sus terminaciones
nerviosas. La sentía en lo más profundo de sí mismo. Con un grito, él llegó
al clímax, justo cuando ella dejo escapar un grito intenso por su cuenta.
Su liberación explotando en su ingle, tan rápido y furioso que perdió la
concentración. Él actuó por instinto, sosteniéndola, siendo su dueño de la
forma más primitiva en que un hombre puede poseer a una mujer.
Sin embargo, era obra suya la posesión. Ella tenía su corazón en sus manos.
Era dueña de su alma.
Él se arqueó una última vez. Sus manos volando hasta los hombros y con
dedos dolorosamente hundidos en su piel, su cuerpo temblando y
temblando violentamente sobre él.
Luego reunió con fuerza en sus brazos y cayó hacia atrás contra el sofá.
Estaban tendidos, siendo una maraña de cuerpos, brazos y piernas, y
luchando para recuperar el aliento.
“Creo que tenemos que llamarlo un empate”, dijo entrecortado.
Ella sonrió contra su cuello y luego besó su pulso. “Estoy de acuerdo con
eso.”
“Gracias a Dios. No me gustaría pensar que tendríamos que hacerlo de
nuevo. Casi me mataste”, gruñó.
Su cuerpo se estremeció de risa, pero no hizo un esfuerzo por moverse.
Finalmente, levantó la cabeza para que pudiera mirarlo a los ojos. “Te
extrañé”.
Estuvo de repente tan abrumado por la profundidad de sus sentimientos por
esta mujer. Los días que estuvo fuera lo llevaban todos a eso. A Su regreso,
a sus brazos. Había un sentido de lo correcto y de pertenencia que se
encontró diciendo las palabras a borbotones.
“Te amo, Lily”.
Sus ojos se abrieron, pero en estalló la alegría de su expresión con el
resplandor de un amanecer sobre las montañas de Colorado. Si vivía hasta
los cien años, nunca olvidaría el brillo de sus ojos mientras los miraba sin
decirle nada.
No había salido como lo deseaba. Hubiera preferido un momento mejor en
el que poder poner palabras a sus sentimientos y su satisfacción total. Pero
ahí estaba, a raíz del mejor sexo que había tenido en su vida. Su mujer, en
sus sudorosos brazos, cálida y con amor. Tal vez no había mejor momento
que aquí y ahora.
“Oh, Seth”, Susurró.
Lo abrazó, aferrándose a lo único que valía la pena. Su corazón latía con
fuerza contra su pecho, y lo apretó hacia ella. Podía sentir la emoción
bullendo dentro de ella mientras luchaba por mantener la compostura. Por
alguna razón le satisfizo aún más.
Ella no respondió a sus palabras, y no se sintió amenazada por eso. Él sabía
que tenía mucho en que trabajar. Bastaba con que le hubiera ofrecido el
regalo de sí mismo. Con tiempo ella llegaría a confiar en su ofrecimiento y
se lo devolvería completamente.
Capítulo 25
“¡Lily! Estoy tan contenta de verte”, exclamó Holly mientras abría la puerta.
Lily sonrió, ya muy acostumbrada a los abrazos exuberantes de la otra
mujer.
“Entra, entra, hola hijo”, dijo Holly a Seth y le dio un beso en la mejilla. “Tus
padres te están esperando en el granero. Necesitan ayuda para redondear
las cosas que está necesitando Michael para empezar a trabajar en su
casa.”
“Sé cuando he sido despedido”, dijo Seth con una sonrisa. Se inclinó para
besar a Lily.
“Probablemente estaré fuera todo el día. Dillon va a reunirse con nosotros
por ahí después de que la muchedumbre del almuerzo se vaya en el bar.”
“Oh, voy a cuidar bien de ella”, dijo Holly.
“¿Dónde está Callie?” Preguntó Lily después de que Seth se hubo ido.
“Todavía está durmiendo. No salió del trabajo sino hasta después de las dos
de esta mañana. La dejaré dormir todo lo que quiera. No es bueno para ella
seguir funcionando con sólo unas pocas horas de sueño cada noche”, dijo
Holly con el ceño fruncido.
Lily tomó una respiración profunda y trabajó en su valor para preguntarle a
Holly: “¿Tendrás un cuaderno o papel en blanco y tal vez algunos lápices de
colores? O incluso sólo un lápiz.”
Holly la miró con curiosidad. “Oh, estoy segura de que tenemos. Todavía
tengo un montón de cosas que quedaron cuando los chicos y Callie eran
niños. Los chicos se burlaban de mí acerca por no tirar nada, pero imaginé
que algún día tendría nietos y todo eso sería muy útil.”
Lily se estremeció y confió en que Holly no oyera su exhalación rápida de
aire.
“Me encantará todo lo que tengas”, dijo en voz baja.
“Toma asiento y dame un minuto. Lo tengo todo en cajas en uno de los
armarios de almacenamiento.”
Holly se alejó y Lily se dejó caer en uno de los sillones en la sala de estar. A
su alrededor había señales de la gran familia bulliciosa. Fotos, toneladas de
ellas, todos riendo. Envueltos de amplias sonrisas y miradas de amor. Todo
el mundo parecía tan feliz. Ella quería eso. Ahora más que nunca.
Y luego sonrió porque estaba feliz. Seth la amaba. Michael y Dillon la
deseaban. Los quería. Estaba bien ser feliz. Su sonrisa se ensanchó hasta
que sus mejillas dolieron por el repentino ataque.
No sólo tenía a tres hombres maravillosos, deliciosos, sino una familia
grande y unida que parecían no dudarlo cuando se los necesitaba.
Eso era lo que las familias eran. No huían a la primera señal de adversidad y
no se culpaba a nadie.
Después de unos minutos en los que Lily se dejó caer en el sofá y abrazó su
nuevo conocimiento como un mullido oso de peluche, Holly regresó con un
montón de papeles, cuadernos, libros de arte y una caja llena de lápices de
colores, ceras de colores y marcadores.
Los posó en la mesa del café frente a Lily y le dijo: “Son todos tuyos.”
Lily aferró una hoja grande de papel en blanco. Un libro de arte para niños.
Pero era lo que quería. Entonces agarró un puñado de lápices de colores,
examinando las puntas de cada uno.
“¿Te importaría demasiado si bajara al prado de Callie?” Preguntó Lily.
“Quiero hacerle una sorpresa a Callie.”
Era obvio que Holly se estaba muriendo por hacer al menos una docena de
preguntas, pero sonrió y dijo: “Por supuesto. Sabes el camino. Eso sí, no te
vayas demasiado tiempo. Voy a tener el almuerzo listo para cuando Callie
se levante.”
Lily levantó una ceja.
Holly frunció el ceño con ferocidad. “Bueno, bueno, Ryan hizo el almuerzo y
me lo dejó para que lo calentara”.
Lily se echó a reír y luego Holly se unió a ella.
“Uno pensaría que después de más de treinta años iba a aprender a cocinar,
pero creo que mi marido está determinado a que nunca suceda. Tiene
demasiado miedo de que vaya a quemar la casa o le dé algún veneno.”
“Me gusta cocinar. Era bastante buena en eso.”
“Ah, entonces tú y Dillon deben divertirse. A ese chico le encanta crear
nuevas obras como las llama. Siempre está experimentando y poniendo
cosas nuevas en el menú del bar. A los lugareños les encanta ir a probar sus
nuevas recetas.”
Lily recogió sus cosas y se levantó del sofá. “No tardaré mucho tiempo”.
Holly sonrió. “Ten cuidado.”
Lily salió a la luz del sol. Aunque pocos días antes el suelo estuvo cubierto
por una capa de nieve, ahora era como si la primavera hubiera estado
siempre aquí. Flores creciendo a lo largo del camino de piedra en espiral
hacia debajo de la propiedad de los Colter y los árboles tenia hojas nuevas.
Algunas de las especies que floreaban ya tenía botones abriéndose.
Cuando llegó a un ligero alto de la pradera, se detuvo y se sentó sobre una
gran roca al lado del camino. La vista era simplemente perfecta, y la
pradera se extendía ante ella, cubierta de flores silvestres. Los picos de las
montañas sobresalían en todos los lados, aún cubiertos de nieve contra el
cielo azul brillante.
Durante mucho tiempo se limitó a mirar, absorbiendo la paz y la belleza que
parecían cubrir todo el paisaje. Entonces comenzó a dibujar. Estaba
totalmente centrada en su creación. De vez en cuando se detenía y
murmuraba en voz baja y después fruncía el ceño, cuando una línea no se
veía bien. Dio especial atención al color, mezclando cuando no tenía lo que
necesitaba.
Le dolía la espalda, pero siguió adelante. Una vez iniciado, no podía pararlo.
Era una compulsión. Sus dedos se sentían vivos. Su mano volaba a través
de la página.
Su muñeca estaba rígida y tenía los dedos tensamente enroscados en torno
a los lápices, y aún así siguió adelante, en búsqueda de la perfección.
El sol había empezado a desvanecerse en el horizonte cuando escuchó su
nombre que se elevaba el viento. Ella se enderezó y casi se cayó cuando
todos los músculos de su cuerpo gritaron en señal de protesta.
“¡Lily!”
Estaba mucho más cerca. Ella frunció el ceño. Sonaba como Dillon. Él llegó
desde tras, ella frotando una torcedura de nuevo y cuando trató de
levantarse, sus rodillas se doblaron y se dejó caer hacia abajo sobre la roca.
“Demonios”, murmuró.
“¡Lily!”
Sonaba como Michael.
“Estoy aquí”, gritó de nuevo.
Y después recogió los lápices dispersos que ahora yacían en el suelo, bajó
de la roca y se hincó, metiéndose las cosas que en sus bolsillos.
“¿Lily?”
“Aquí”, dijo ella de nuevo. “Sólo un minuto. Ya voy.”
Ella estaba cerrando de golpe el libro de arte cuando ambos Dillon y Michael
dieron la vuelta a la esquina.
“¿Dónde diablos has estado?”, exigió Michael. “Todo el mundo ha estado
muy preocupado por ti.”
Dillon levantó la voz y dijo: “Ya la encontramos. Está bien.”
Ella parpadeó con confusión. “Tu mamá sabía a dónde iba.”
Dillon frunció el entrecejo con exasperación. “Lily, eso fue hace horas. Te
perdiste el almuerzo.”
“¿Lo hice?”
Michael levantó la mano hacia el cielo que estaba en llamas con tonos rosa,
púrpura y oro.
“Has estado fuera durante más de seis horas.”
“Lo siento. Realmente, lo siento. No tenía idea.”
Dillon echó un vistazo a la libreta que tenía en sus brazos. “¿Qué estabas
haciendo?”
“Sólo pasando del tiempo”, murmuró. “Quería darle una sorpresa a Callie.”
Michael ladeó la cabeza hacia un lado. “¿Qué diablos puedes haber estado
haciendo por Callie que te hizo perder la noción del tiempo, para que se te
pasaran seis horas?”
Ella agachó la cabeza y movió sus pies, pero cuando lo hizo, los lápices se
derramaron de su bolsillo y cayeron al suelo.
Tanto Michael como Dillon se inclinaron para recogerlos y Lily retrocedió un
paso, con el labio inferior firmemente atrapado entre sus dientes.
“Lily”, preguntó Michael con suavidad. “¿Qué está pasando? ¿Está todo
bien?”
“Estaba dibujando”, dijo en voz baja. Tan bajo que los hombres se inclinaron
para escuchar. “Quería dibujar la Pradera de Callie para Callie. No es
mucho. No soy muy buena, pero sé que ella la ama, y pensé que podría
levantarle el ánimo.”
“¿Puedo ver?” Dillon pidió con cautela, extendiendo una mano hacia la
libreta.
Vaciló por un largo momento, pero luego le entregó el cuaderno,
aguantando las náuseas de su estómago. Ellos lo odiarían. Pensarían que
era una pérdida de tiempo. Y que había preocupado a su madre por nada.
Todo mientras hacía algo frívolo.
Dillon lo abrió con Michael mirando sobre su hombro y ambos se
congelaron. Sus ojos se abrieron en estado de shock y, después Dillon miró
por encima del borde a Lily, con la boca abierta.
“No debería dárselo, ¿verdad?” Lily se precipitó a decir. “Voy a romperlo.
Fue una idea estúpida de todos modos.”
“Santo Dios,” sopló Michael.
“Lily, esto es increíble”, dijo Dillon en el temor. “Absolutamente increíble.
¿Tú hiciste esto? ¿Todo hoy?”
Se sentía como un ciervo encandilado por los faros. Ella no sabía qué decir
pero asintió con la cabeza en su lugar.
Michael tomó el cuaderno de Dillon y lo examinó de nuevo, con una
expresión incrédula.
“Este es el dibujo más hermoso que he visto”, dijo Michael. “Se ve
exactamente como la pradera. Los colores, el paisaje, los árboles y
montañas. Es como mirar una fotografía. Es malditamente perfecto.”
Ella se sonrojó hasta que las mejillas le quemaron, y agachó la cabeza
mientras la timidez se apoderaba de ella.
Dillon metió los dedos por debajo de la barbilla y le dio un empujón. Sus ojos
la cuestionaban, y la ira se escondía en sus profundidades. “¿Por qué no
querías que lo supiéramos?”
“No es muy bueno”, dijo sin convicción. “Y se enojaron porque preocupé a
su madre. El tiempo simplemente voló. Lo cual tiende a hacer cuando estoy
dibujando. Sé que es una tontería.”
Dillon le puso las manos en los brazos y la guió hasta sentarse en la misma
piedra donde se había sentado por tantas horas.
“Tenemos que arreglar un par de cosas al aire libre aquí. En primer lugar,
no necesitas nuestro permiso o aprobación para hacer una maldita cosa. Si
quieres sentarte en los alrededores y pintar todo de púrpura, esa es tu
prerrogativa. En segundo lugar, tienes un talento increíble. El dibujo es
absolutamente brillante.”
“En tercer lugar, no dudes o te preocupes de que no vamos a aprobarlo.
Estoy tan malditamente orgulloso de ti que en este momento podría
estallar. Ni siquiera puedo ordenar mi cabeza con el hecho de que hayas
venido aquí y hayas creado esta réplica espectacular de un pedazo de tierra
que significa mucho para esta familia. Pensaste que podría gustarle a Callie.
Infiernos, ella se va a morir cuando vea esto. No tienes idea de lo que ese
pedazo de propiedad significa para ella o para todos nosotros. Ella nació
aquí. Se crió aquí, corriendo por todas estas montañas. Y has encontrado
una forma de encapsularla para que pueda verla, no importa dónde se
encuentre y lo lejos que esté de casa. Lily, este tipo de regalo no tiene
precio.”
“Oh”, suspiró ella.
“Ah, ¿Sí? ¿Es todo lo que puedes decir? “, Dijo Michael con una sonrisa.
“Siento haberlos preocupado”, murmuró. “Le prometí a tu mamá que
estaría de vuelta para el almuerzo. Probablemente piensa que soy una
completa tonta o que hice algo estúpido como perderme”.
“Estuvimos todos preocupados”, corrigió Dillon. “Danos un descanso.
Todavía no estamos acostumbrados a tenerte, y todavía nos preocupamos
de que huyas en cualquier momento. El viejo dicho de ser demasiado bueno
para ser verdad es mi paranoia.”
Ella sonrió entonces y se puso en pie, dando un paso adelante para poder
envolver sus brazos alrededor de la cintura de Dillon.
“No voy a ninguna parte. Se lo prometo.”
Le apretó la espalda y luego se alejó, mirando con cautela el dibujo que
seguía en manos de Michael.
“¿De verdad crees que es bueno? ¿Qué no es una pérdida de tiempo?”
Michael negó con la cabeza. “No sé de dónde sacas ésas ideas, Lily, pero te
voy a meter algo de sentido en esa cabeza tuya. No me importa si fue el
peor de dibujo hecho a mano. Si te gusta y te da placer, entonces
ciertamente no es una pérdida de tiempo.”
Su sonrisa fue más brillante esta vez y la tensión alivió su pecho. Las
mariposas revoloteaban dando vueltas y vueltas en su vientre hasta que se
sintió mareada con la sensación.
“Así que… ¿Creen que se lo deba dar a Callie? Pensé que podría enmarcarlo
o algo así.”
“Creo que Callie va a quedarse tan boquiabierta que no va a tener
palabras”, predijo Dillon. “No puedo esperar a ver su cara cuando se lo des.”
La radio de Dillon crujió y la voz irritada de Seth habló por el receptor.
“Maldita
sea,
Dillon.
¿Dónde
diablos
están
todos?
Dijiste
haberla
encontrado. ¿Está todo bien?”
Michael se rió entre dientes. “Será mejor regresar antes de que a Seth le de
un ataque y les informe a los de búsqueda y rescate”.
Echó un brazo sobre los hombros de Lily y luego, con cuidado le entregó de
nuevo el dibujo. Luego la besó en la sien y la apretó contra su costado.
Cuando regresaron a la casa, Seth se paseaba un lado a otro delante de los
escalones del porche, arrastrando la mano por su pelo. Cuando se volvió y
los vio acercarse, se acercó, con expresión sombría.
“¿Dónde diablos han estado?”, exigió.
Lily frunció el ceño. “¿Qué te pasa?” Preguntó beligerante.
Dillon y Michael echaron hacia atrás la cabeza y se rieran mientras Seth
parpadeaba sorprendido y se detenía a medio paso.
Pero Holly corrió detrás de Seth, y el ceño fruncido de Lily desapareció. Pasó
junto a los hombres y se apresuró hacia Holly, a pedirle perdón antes de
que llegara allí.
“Lo siento mucho”, espetó ella. “He perdido por completo la noción del
tiempo. No tenía la intención de que se preocuparan. Fue desconsiderado
de mi parte”.
Holly la sorprendió con risa. “Les dije a tus chicos que probablemente sólo
estuvieras disfrutando de la vista, pero perdieron sus cabezas y sacaron a
sus padres en tu busca. A Callie y a mí no nos preocupaba. No me pareces
del tipo que pasea y te pierdes.”
Metió el brazo en el de Lily y la guió hacia la casa, dejando a sus tres hijos
con la boca abierta en el patio.
“Apuesto a que tienes hambre ahora, ¿no?”
“Muerta de hambre”, admitió Lily.
“Ethan estaba poniendo la mesa cuando Seth salió a buscarte. Callie y yo
terminamos, así que podemos sentarnos a comer.”
Lily se sonrojó. “Siento que todos salieran a buscarme.”
“Me alegro de que no fui yo esta vez”, bromeó Holly. “Soy un poco un torpe,
y he tenido algunos accidentes antes.”
“Lily está de vuelta”, dijo Callie mientras daba vuelta a la esquina de la
cocina. “No puedo quedarme mucho tiempo. Tengo que ir a trabajar dentro
de poco.”
“Quería darte algo primero,” dijo Lily con timidez.
Callie se echó hacia atrás, sorprendida. “¿A mí?”
Lily abrió lentamente el libro de arte y cuidadosamente arrancó el papel de
su unión.
Entonces se lo entregó a Callie.
Con un destello de curiosidad en sus ojos, Callie tomó el papel y luego,
cuando bajó la mirada hacia el dibujo, se quedó estupefacta.
En ese momento, Michael, Seth y Dillon entraron corriendo junto con sus
padres en la cocina. Michael y Dillon sonrieron a sabiendas y levantaron un
dedo cuando los demás se dieron cuenta del aspecto aturdido en el rostro
de Callie.
Las lágrimas se reunieron y se agruparon en los ojos de Callie. Las manos le
temblaban, haciendo que el papel saltara y se tambaleara de su alcance.
Luego levantó la mirada a Lily.
“¿Cómo hiciste esto?”, Preguntó con asombro. “Se ve igual. Es perfecto.”
Los padres, Holly y Seth se reunieron alrededor, mirando lo que Callie
sostenía. Sólo Dillon y Michael se quedaron atrás. Dillon levantó el brazo y
se lo pasó por los hombros mientras que Michael movía el suyo alrededor de
su cintura.
“Te lo dije,” Le dijo Michael al oído.
Lily se agitó entre ellos mientras los demás miraban con asombro
estupefacto.
“Oh, Callie,” Holly dijo en voz baja. “Es tu prado.” Miró a Lily. “¿Tú dibujaste
esto? ¿Es por eso que querías papel y lápices de colores?”
“Sí”, murmuró Lily. “Sería mejor con óleo o lápices aún más vívidos. Tuve
que mezclar un poco los colores para conseguir el tono adecuado. No es mi
mejor trabajo”.
“Es perfecto”, dijo Adam tan bruscamente que Lily saltó.
La emoción brillaba en los ojos de los Colters mayores que se quedaron
mirando el dibujo en las manos de su hija.
“Ahí es donde nació nuestro bebé”, dijo Ethan.
“Simplemente pensé que, puesto que a Callie le encantaba tanto, podía
llevarlo consigo dondequiera que fuera y poderse sentir cerca de casa”, dijo
Lily.
Callie cuidadosamente entregó a su madre el dibujo y luego se acercó a Lily
y tiró de ella para darle un abrazo.
“Gracias”, susurró. “No tienes idea de lo mucho que esto significa para mí.
Voy a guardar este tesoro para siempre.”
La cara de Lily se calentó bajo el elogio franco y abierto de los Colters. Le
devolvió la sonrisa a Callie. “Estoy tan feliz que te haya gustado. Ha pasado
tanto tiempo desde que dibujé algo. Lo extraño”, dijo con nostalgia.
“Vas a tener todos los suministros que necesites en el futuro”, dijo Dillon
ferozmente.
“Incluso si tengo que conducir a Denver para conseguirlos. Quiero que
hagas una lista de todo, hasta qué tipo de pinceles, lápices y pinturas.
Tienes un talento increíble, Lily. Y es obvio que te hace feliz.”
“Lo hace,” ella dijo en voz baja. “No recordaba cuánto hasta ahora.”
“Vamos a comer”, dijo Holly, rompiendo el incómodo silencio. “Entonces,
pueden llevar a Lily a casa. Se ve como si estuviera a punto de caer.”
Capítulo 26
Fiel a la palabra de Dillon, a la tarde siguiente, había tantos materiales de
pintura apilados en la oficina de la casa, que Lily estaba pérdida en cuanto a
por dónde empezar su clasificación.
“Necesitamos el dormitorio extra, sin embargo, la oficina será un estudio
perfecto para ti”, dijo Dillon que llevaba la última caja. “Mucha luz natural,
con ventanas y claraboyas. Tan pronto como consigamos que Michael
transforme y convierta su casa en una nueva clínica, vamos a hacer que
añadan un cuarto a esta.”
“Puedo usar el sofá,” dijo Lily. Entonces se sonrojó. “Eso será en las noches
en que no esté con ninguno de ustedes.”
Dillon sonrió. “Como si eso fuera a pasar. Tenemos dormitorios suficientes
hasta que podamos añadir otro. Alguien será el tercero en discordia, y
cuando quieras estar sola, entonces uno de nosotros puede dormir en el
sofá.”
“Yo siempre quiero estar con ustedes”, dijo en voz baja. “No quiero estar
sola. He estado sola durante mucho tiempo. Ya sé lo que es. Estoy cansada
de estar sola.”
La sonrisa de Dillon se desvaneció y sus ojos se nublaron cuando la tomó en
sus brazos. “Nunca tendrás que estar sola otra vez, Lily. Tienes la última
palabra aquí. Puede tener tanto o tan poco de nosotros como desees. Nunca
vamos a empujarte más allá de tus límites.”
Lo besó con avidez, acurrucándose aún más en su abrazo. Le encantaba la
sensación de la pared sólida de sus músculos. La hacia sentir tan protegida
y querida. Amada.
“Te voy a dejar con esto”, dijo Dillon. “Que te diviertas con todas tus cosas y
usa todo el espacio que necesites. Tengo que correr a encontrarme con mis
padres en casa de Michael rápido. Quieren que les eche un vistazo a sus
planos.”
“Voy a estar bien. Suelo perder la noción del tiempo cuando estoy jugando
con mis cosas de arte. Probablemente voy a seguir estando aquí cuando
vuelvas.”
Dillon le dio un rápido beso, le dio unas palmaditas en el culo y luego salió
de la oficina.
Con una sonrisa de satisfacción, se dio la vuelta en un círculo. Realmente no
sabía por dónde empezar, pero estaba dispuesta a bucear y sumergirse en
la alegría de poner en el lienzo las imágenes que había guardado durante
las largas semanas y meses en las calles.
***
"Papá, ¿tienes un minuto?", preguntó Dillon a Adam.
Adam dejó la cinta métrica y miró a la puerta. "¿Supongo que porque
esperaste hasta que tus hermanos se fueran de la habitación para hablar,
que es un asunto privado?"
"Ya lo captaste."
"Sal a caminar conmigo", dijo Adam.
Los dos fueron al otro lado de la casa y salieron por puerta lateral hacia el
patio que daba a un pequeño valle a la izquierda.
"¿Todo va bien con Lily y tus hermanos?", Preguntó Adam.
Dillon suspiró. “Sí. Realmente mejor de lo que había imaginado. Para ser
honesto, tengo esta gran oportunidad que malditamente quiero hacer que
funcione, y para ser más franco, hubo una pequeña parte de mí que no
quería que funcionara porque la quería para mí mismo. Pero es bueno.
Francamente bueno, pero puedo decir honestamente que estoy contento
con el arreglo."
"Mientras tú y tus hermanos... y Lily... sean felices, hijo."
Dillon se agitó incómodo. "No es eso. Dios, sueno como un cobarde de
primera clase. No puedo creer que esté teniendo esta conversación con mi
padre, por el amor de Dios."
Adam se rió entre dientes. "No puedo esperar a escuchar esto".
"Antes, cuando tu y los otros padres conocieron a mamá. Sé que todos
dijeron que era ella. Sabían que era la única. Nunca te arrepentiste, bla, bla.
"
"Bueno, yo no lo llamaría, bla, bla," dijo Adam secamente.
"¿Pero cuando supiste que la amabas? ¿Fue instantáneo? ¿Cuando se lo
dijiste?"
El dolor aumentó en el rostro de su padre, y Dillon lamentó haberle hecho
esa pregunta.
"No, yo no se lo dije de inmediato", dijo Adam en voz baja. "Esperé hasta
que fue demasiado tarde. La amaba. Sabía que la amaba, pero una parte de
mí pensaba que si se lo decía demasiado pronto de alguna manera se
devaluaba. Como si se necesitara tiempo para que significara más."
"Sí, eso es lo que siento", dijo Dillon. "Me siento estúpido pensándolo, y
mucho mas al decirlo. Nunca lo había creído, enamorarse tan rápido y
fuerte. Sé que tu y mis otros papás han hablado de eso, pero para ser
honesto, siempre pensé que era un montón de mierda sin sentido."
Adam sacudió la cabeza. "Juro hijo, que no sé de quién eres hijo, pero me
apuesto a que debes ser mío. Bueno, excepto por los tatuajes y los malditos
pendientes. Todavía me desconcierta como el infierno de donde demonios
viene. Solía jurar a tu madre que te encontró en alguna parte. Pero piensas
como yo y eres tan cabezota y tan terco como yo. Déjame darte un pequeño
consejo, y puedes hacer con el lo que quieras. No esperes hasta sentir que
con el tiempo será más legítimo. Me contuve porque me preocupaba rebajar
el momento si lo decía antes de tiempo. Y tal vez me había convencido de
que todavía no era realmente amor. Lo único que sé es que estuve a punto
de perder a tu madre sin decirle cuánto la quería. Todavía me arrepiento de
ese maldito día en que fui demasiado testarudo para decirle esas las
palabras hasta que fue demasiado tarde."
"Me siento un poco ridículo. Nunca me he sentido así por una mujer antes.
No tan fuerte y rápido y profundo. Me siento como que estoy caminando por
encima de mi cabeza."
Adam sonrió. "Sí, conozco ese sentimiento. Pero Dillon, ¿qué estás
esperando, de todos modos? ¿Aprobación? ¿De quién? Nunca te ha
importado ni un culo de rata lo que cualquiera piensa de tu vida,
incluyéndome a mí y a tu madre y tus otros padres. Siempre has ido a tu
manera, marchando al ritmo de tu propio tambor y jodiendo a todo el que
trata de decirle que eres diferente. No me puedo imaginar que te detiene,
porque estás preocupado sobre el tiempo o algo igualmente absurdo."
"Sí, sí, tienes razón," se quejó Dillon. "Y sí. Nunca me ha preocupado lo que
piensen los demás. Hasta ahora. Me importa lo que piensa Lily. No quiero
estropear esto, papá."
Adam le puso la mano sobre el hombro a Dillon. "No, hijo. Lily parece una
chica tan dulce. Es obvio que se preocupa mucho de ti, Seth y Michael. Ella
tiene un corazón de oro, pero ha sido golpeada por la vida. Depende de ti
traerla de vuelta y hacer que se levante. ¿Qué mejor manera de hacerlo que
ofrecerle algo que ella necesita más que cualquier otra cosa en el mundo?
Tu amor."
Dillon exhaló un aliento. “Odio cuando tienes razón. Es aún peor cuando
haces que todo tenga más sentido."
Adam se rió entre dientes. "Enfurece también a tu madre. No es que llegue
a estar en lo cierto con demasiada frecuencia a su alrededor, tu sabes."
"Tu y los papás me enseñaron mucho al crecer", dijo Dillon en voz baja. "Si
puedo ser la mitad del hombre que eres tu y los padres, sé que podemos
hacer que esto funcione. No pude haber pedido una mejor infancia. No sé si
te lo he dicho últimamente, pero te quiero, papá. Yo no cambiaría nada
acerca de nuestra familia."
Adam trago con dificultad, y sus ojos brillaron con recelo mientras
arrastraba a Dillon en un enorme abrazo de oso. Dándole una palmada en la
espalda.
"Mejor que dejemos esta mierda cariñosa antes de que los demás nos
encuentren. Sabes que nunca dejarían de fastidiar."
Dillon esbozó una sonrisa. "Gracias, papá. Por darme la perspectiva,
supongo. Y tienes razón. No hay una razón muy buena en el mundo para
esperar cuando sé lo que hay en mi corazón."
Empezó a girar la cabeza para volverse y encontrar a los otros cuando su
padre lo tomo del brazo.
"Dillon, se que yo, Ryan y Ethan te dimos un tiempo difícil con la mierda que
tuviste cuando eras joven, pero quiero que sepas algo. Sabía que eras
especial desde el día en que naciste. Nos diste un susto de muerte y le diste
a tu madre todo tipo de problemas durante el parto. Y desde ese día en
adelante, nunca fuiste fácil. Pero no podría estar más orgulloso de ti.
Creciste fuerte e independiente con un firme sentido de valores, y eres
ferozmente leal. Tienes un sentido firme de la justicia, y siempre supimos
que cuando amaras, amarías con todo tu corazón, sin reservas y te
entregarías por completo. De todos mis hijos, siempre he sabido que eras el
más constante. Te quiero, hijo”.
"Bueno, maldita sea, papá. Si me haces llorar, voy a patearte el culo."
Adam se echó a reír y luego empujó hacia la puerta de Dillon. "Vamos a
buscar a tus hermanos y ver si podemos terminar con esto por el día. Tengo
una repentina urgencia de ir a buscar a tu madre y decirle cuánto la amo."
Capítulo 27
"Toc, toc!"
Lily apartó la pila de materiales de arte que estaba organizando para ver a
Holly en la puerta de la oficina de Dillon. Incluso el gato inclinó su cabeza en
señal de saludo, pero luego rápidamente se hizo un ovillo apretado en el
suelo junto a Lily antes de cerrar los ojos otra vez.
"¡Hey!", Dijo Lily con una amplia sonrisa.
"Espero que no interrumpir", dijo Holly.
"No, por supuesto que no. Vamos entra. Si puedes encontrar el camino
entre todo este desorden."
Holly se abrió paso en torno a unas cuantas cajas y llegó al lado de Lily.
"Con todos los chicos ocupados en los detalles de construcción de Michael,
pensé que podrías necesitar un poco de ayuda y alguna compañía."
Fue todo lo Lily pudo hacer para no abrazar a la otra mujer hasta ahogarla.
"Gracias. Sólo la compañía es agradable. "
"Veo que Dillon se pasó un poco", dijo Holly con una sonrisa.
Lily hizo un gesto triste. “Sí, todo son cosas geniales, sin embargo. He
estado pensando y dándole vueltas a todo eso. No esperaba que hiciera
esto. ¡Está loco! "
Holly se echó a reír. "Encontrarás que Dillon no hace nada a medias. ¿Has
comido? Si quieres tomar un descanso, me di cuenta de que Dillon dejó el
almuerzo en el refrigerador. Incluso puedo arreglármelas para calentarlo en
el horno."
Lily comprobó el reloj en el escritorio de Dillon, y abrió mucho los ojos. Ya
eran pasadas las dos. "Sí, podría comer. He estado perdida en mi propio
pequeño mundo aquí."
"Vamos entonces. Vamos a abordar el horno juntas, y prometo no quemar la
cocina de Dillon."
Lily se rió y siguió Holly fuera de la oficina y entraron a la cocina.
“Siéntate, siéntate", instó a Holly. "Quiero ser capaz de decir que preparare
a mi nuera por lo menos una comida. Me da derecho a presumir la próxima
vez que mis maridos hagan bromas pesadas sobre como cocino."
La manera informal que dijo nuera sacudió Lily. Se congeló consiguiendo
sentarse el taburete y miró a la otra mujer, pero Holly siguió como si lo que
había dicho fuera la cosa más natural del mundo.
Holly se volvió en ese momento y frunció el ceño. "¿Qué está mal?"
Lily se acomodo en el taburete y miró sus manos por un momento.
Holly se volvió al horno y metió la cazuela en el interior y luego se dirigió
caminando hacia Lily.
"Lily, ¿qué pasa?"
"Me dijiste nuera", gruñó ella.
El rostro de Holly se suavizó y luego sonrió suavemente mientras se
inclinaba sobre el mostrador.
"Sé que me estoy adelantando, pero conozco a mis muchachos. Conozco a
sus padres. Cuando se enamoran, aman apasionadamente. Con todo su
corazón. Hasta ahora, nadie les había robado el corazón. Hasta que llegaste
tu."
Lily trago mientras su pecho se apretaba tan lleno de emoción y
completamente pesado. Ella ni siquiera sabía qué decir.
Holly se inclinó sobre la barra y puso sus manos sobre Lily. "Voy a
preguntarte algo que no es de mi incumbencia, y no dudes en decírmelo. Sé
lo que mis hijos sienten por ti. Pero, ¿cómo te sientes tú al respecto?"
Lily levantó la vista para ver la preocupación y la consternación en los ojos
de Holly. Pero también la comprensión. Fue esa comprensión la que hizo a
Lily ser completamente honesta, incluso cuando la idea de decir en voz alta
todo lo que estaba en su corazón la aterrorizaba.
"Los amo", susurró. "¿Es tan estúpido? ¿Quiero decir, a tres hombres?"
“No, cariño” dijo Holly con suavidad. "No es estúpido, pero mira a quién le
estás hablando."
Lily se echó a reír al darse cuenta de cuán tonta la pregunta realmente fue.
"Oh Dios, Holly. Estoy tan aterrada. Me siento como si estuviera en el borde
de un acantilado con un pie en el aire, a punto de caer por encima del
borde."
Holly caminó alrededor de la barra y se deslizó en el taburete junto a Lily.
Ella envolvió sus brazos alrededor de sus hombros y la abrazó.
"Yo podría ser la única mujer en el mundo que sabe exactamente cómo te
sientes."
"Mi corazón me dice que los amo, pero mi mente se pregunta cómo es
posible amar a tres personas tan diferentes, al mismo tiempo."
"El corazón tiene una capacidad infinita de amor," dijo Holly. "Como una
mujer que ama a su familia, sus hijos, especialmente a sus hijos, sus
amigos, y amas a tu marido o amante. ¿Quién dice que no puedes amar a
tres hombres con todo tu corazón y alma? Quiero decir, realmente, ¿quién
hace las reglas? "
"Seth me dijo que me amaba", exclamó Lily.
Holly sonrió. "No me sorprende que él fuera el primero. Podría ser el de más
edad, pero es tan diferente a mi Adam en ese sentido. Adam... es difícil a
veces, y no es fácil que comparta lo que está en su corazón. Seth es más
abierto y honesto. ¿Dillon?" Ella suspiró al momento que mencionó su hijo
menor. "Ese muchacho es completamente impredecible. Y Michael es tan
intenso y centrado. Él tiende a ser más analítico."
Lily asintió. "Todavía me siento como que estoy conociéndolos a todos ellos
y sus personalidades. Es por eso que me pregunto cómo puedo saber que
los quiero."
"Te voy a decir una cosa ahora mismo. Si espera a conocer por completo a
alguien, vas a esperar para siempre. A veces hay que dejarse llevar por el
corazón. Incluso después de tantos años, todavía mis maridos hacen cosas
que me sorprenden. Yo no los conocía mucho tiempo más de lo que has
conocido a mis hijos, pero me arriesgué. Di el salto y nunca me he
arrepentido. Ni una sola vez. La vida se trata de tomar riesgos. A veces te
muerden en el culo, pero a veces encuentras la pura perfección."
"Esto va a sonar estúpido," dijo Lily en voz baja.
Holly se echó a reír. "Creo que ya establecimos que no hay nada sobre
cómo te sientas o reacciones a esta situación que sea estúpido. Normal, sí.
Estúpido, no."
"Yo no le dije que lo amaba."
Holly hizo una pausa, esperando que Lily continuara. Cuando Lily guardó
silencio, Holly le frotó la mano de arriba a abajo sobre brazo de Lily.
"¿No le correspondiste porque no estabas segura?"
"Aquí es donde viene la parte estúpida” murmuró Lily. "Yo no se dije por dos
razones. Bueno, tal vez tres. Uno, no quería que él pensara que lo estaba
diciendo porque él lo dijo primero. Dos, estaba tan sorprendida. No
esperaba las palabras y casi me desmayo. Y tres... me sentía culpable."
"¿Culpable?"
"No quería decírselo a él primero. Quiero decir antes de decírselo a Dillon y
Michael. No quiero que sientan como si mis sentimientos fueran más fuertes
hacia Seth. Todo esto suena tan ridículo, pero los quiero a todos o al menos
me siento cercana de ellos en una manera que nunca me he sentido sobre
alguien jamás. Y es diferente pero la misma cosa. No tengo un favorito.
¿Van a creer eso? ¿Que los quiero de forma diferente, pero por igual?" Ella
sacudió la cabeza. "¿Algo de eso tiene sentido?"
Holly abrazó Lily. "Tú podrías ser yo hace más de treinta años, querida. Y
sabes, en realidad era más difícil para mí emplazar mis sentimientos con
cada uno de mis maridos individualmente. Hay un montón de confianza que
tiene que entrar en una relación como esta. Tienes que confiar en que todos
van a hacer un firme compromiso contigo y que van a amarte con cada
parte de sí mismos. Pero a su vez, tienen que confiar en que vas a amarlos
con todo lo que tienes, individual y colectivamente. ¿Tiene sentido? Es lo
máximo que debes hacer. El resto depende de ellos. Ámalos. Tienen que
aceptar que el amor y la confianza va de eso."
Lily sonrió. "Tiene perfecto sentido. Gracias. He estado tan preocupada, no
sobre la relación misma. Ellos hacen que parezca tan... normal. Pero me he
preocupado por manejarlo de la manera correcta. ¿Qué pasa si cometo un
error? Me parece tan importante hacerlo bien al principio."
"Oh, vas cometer errores", dijo Holly con alegría. "Y créeme, también ellos.
Es en gran medida un proceso de descubrimiento al que hacer frente en el
camino. Pero lo más importante es que estéis comprometidos a hacer que
funcione. Mientras cada uno resuelva eso contigo, que eso es lo que quieres
y que vas a hacer todo lo necesario para que funcione, el resto se hará
cargo por sí mismo."
"Probablemente debo revisar el horno," dijo Lily mientras olfateaba el aire.
"¡Oh, mierda! De seguro me distraigo. Te digo que es por eso que me quedo
fuera de la cocina."
Holly se apresuró en ir al horno y sacó la cazuela. La colocó en un
salvamanteles grande sobre el mostrador y se inclinó para inspeccionarla.
"¡Creo que esta perfecta! Tú eres mi testigo, Lily. No sólo no quemé la
cocina, también la cazuela está a la perfección."
Lily se echó a reír, y en ese momento el sol parecía brillar un poco más a
través de la ventana de la cocina. Estaba bien. Era feliz. Podría hacer que
esto funcionara. Su futuro había dado un giro abrupto desde hace tan sólo
unas semanas. Y los únicos obstáculos a superar eran los que se imponía
ella misma.
Capítulo 28
Michael se limpió con el brazo su frente sudorosa y dejó el martillo que
estuvo usando. Una ojeada a su reloj le dijo que estaba retrasado. Él, sus
hermanos y sus padres habían pasado toda la semana tirando y
reconstruyendo.
Reorganizó todas sus citas para las mañanas para así poder tener las tardes
para trabajar con su familia en la nueva clínica, y como resultado estaba
cansado y hasta el punto de necesitar un descanso.
Necesitaban otra semana por lo menos para terminar la parte delantera, se
convertiría en la nueva zona de recepción. Tenían una sala de exámenes
terminada y el resto se podría construir con un horario más relajado ya que
Michael podría utilizarlo de forma temporal.
Él apenas había visto a Lily durante esos días, una situación que planeaba
poner remedio rápidamente.
"¿Has parado de martillear?", preguntó Ethan.
"Sí, creo que todos deberíamos tomarnos el día libre," dijo Michael. "Estoy
listo para ir a casa, ver a Lily y tal vez cenar juntos."
"No es mala idea.” intervino Ryan. "Las cosas se han vuelto tan
desesperadas que Holly y Callie se han apoderado de la cocina."
Ethan se estremeció y todos se echaron a reír.
"No hay razón para matarnos", dijo Adam medio de acuerdo. "Michael
todavía tiene la clínica en la que ha estado trabajando esta ahora."
Michael asintió. "Lily esta sola en casa en este momento. Dillon está
trabajando en el pub para darle a Callie una noche libre y Seth ha estado
metido en reuniones con sus ayudantes durante todo el día. "
"Entonces yo diría que es mejor que lleves tu culo a casa y cuides de tu
mujer", bromeó Ethan.
Pasaron los siguientes quince minutos guardando el equipo, y luego Michael
se despidió de sus padres y se metió en su Jeep. Él tamborileó con los dedos
con impaciencia en el volante mientras conducía por la ciudad más allá del
pub hacia el desvío que conducía a la casa de Dillon. Su casa. Iba a tener
que acostumbrarse al hecho de que la casa de Dillon era ahora su casa. De
todos ellos.
El crepúsculo estaba cayendo sobre la casa cuando se detuvo para
estacionarse. Seth no había llegado a casa aun, y estaba contento de esa
probabilidad a pesar de que no debería estarlo.
Pero él no iba a perder el tiempo sintiéndose culpable de tener unos
momentos a solas con Lily. Dillon y Seth ambos habían tenido sus
momentos, mientras que Michael estaba pasando entre sus consultas
medicas y la construcción de su nueva clínica.
Cuando entró en la casa, lo primero que notó fue que olía absolutamente
increíble. Su estómago gruñó. Hacía horas que había comido por última vez,
y estuvo babeando con el aroma especiado en el aire.
Siguió el olor a la cocina donde encontró a Lily tarareando mientras ponía
una sartén en la estufa. El gato estaba en el mostrador lamiendo su pata y
mirando a Lily con interés. De vez en cuando, Lily hacía una pausa y se
inclinaba para rascar las orejas del gato.
Sonriendo, se arrastró detrás de ella y luego deslizó sus brazos alrededor de
su cintura, sus labios fueron a su cuello.
"Mmmm, hola", dijo mientras se retorcía en sus brazos.
Ella le ofreció su boca, y él no se resisto ser derribado en un dulce beso.
"No estoy seguro de que es lo mejor, el olor o tu sabor", murmuró.
Ella sonrió. "Llegas a casa temprano. No estaba segura de cuándo tu y Seth
llegarían, así que empecé, pero podía esperar para siempre."
"¿Qué estás haciendo?"
"Pollo y gumbo de salchichas. ¿Te gusta?"
Suspiró. "Me encanta. Huele fantástico y me estoy muriendo de hambre."
Le tocó la mejilla y alisó su palma sobre la rugosidad de su barba
ensombrecida por la noche. "Ve a ducharte y relájate. Voy a servir tan
pronto como hayas terminado."
La besó otra vez y se aferró a ella durante un largo rato, simplemente
disfrutando del placer de volver a casa con su mujer cocinado para él.
Probablemente lo hizo convertirse en un Neandertal de la edad de piedra,
pero infiernos, ¿qué hombre no estaría completo y totalmente satisfecho?
"Dame quince minutos y estaré de vuelta", dijo mientras se alejaba.
Corrió a ducharse, asombrado de cómo se sentía revitalizado por hecho de
saber que iba a pasar la noche con Lily. La facilidad con la que habían
aceptado todos los arreglos de su nueva vida todavía lo sorprendía.
Era como si Lily hubiera sido siempre una parte de ellos. O que tal vez la
habían estado esperando todo el tiempo.
Él negó con la cabeza esa cursilería. ¿Quién era él para discutir con el
destino?
Regresó a la cocina donde Lily había puesto dos cubiertos en el mostrador.
Estaba sirviendo el gumbo de delicioso aroma en cuencos de arroz cuando
se deslizó en su taburete. Ella echó al gato del mostrador y luego puso los
vasos.
"Y, ¿cómo va la construcción?", preguntó cuando se sentó a su lado.
Esperó a su respuesta, saboreando la primera cucharada del caldo caliente
picante. "Maldita sea, esto esta bueno."
Ella sonrió. "Gracias. Me alegro que te guste."
"Respondiendo a tu pregunta, todo va bien. Más rápido de lo que
imaginaba. Mis padres han estado geniales. Han dedicado casi todo su
tiempo al proyecto, y Seth y Dillon han ayudado cuando podían. Ni siquiera
habría pasado la etapa de planificación, si no fuera por ellos."
"Es bueno tener tantos hombres que son buenos con las manos", dijo con
una sonrisa traviesa.
Se rió de la insinuación juguetona. "Suerte para ti, que ese es el caso."
"Te he echado de menos", dijo simplemente.
Bajó la cuchara y la atrajo hacia él, besándola, con la lengua caliente por el
gumbo. "Te he echado de menos. Es por lo que estoy en casa ahora. No
podía esperar más a verte."
Su sonrisa era tímida, pero sus ojos se iluminaron de placer. Su estómago
dio un vuelco de satisfacción al darle ella tanta alegría.
“Debes estar dolorido", dijo en una voz casual, ya que siguió comiendo.
"Pensé que tal vez después de la cena podemos ir a la sala y podría darte
un masaje."
Si alguien encendiera una cerilla bajo su culo, no sería nada comparado con
el calor que le quemaba el cuerpo al imaginar sus manos sobre su piel.
"¿Por qué, Lily?, ¿estás tratando de seducirme?"
Sus ojos se abrieron inocentemente. "¿De dónde has sacado esa idea? Sólo
estoy tratando de ser una buena chica y ofrecerle a mi hombre un poco de
consuelo después de un duro día de trabajo."
Él sonrió al escuchar el tono insolente de su voz. Se había relajado mucho
en el tiempo que estuvo con él y sus hermanos. Había bajado la guardia, sus
ojos llenos de problemas, y las sombras se habían desaparecido por la
nueva luz. Se burlaba de ellos y dejaba atrás la mierda del pasado. Se había
repuesto a como era ella.
Fue algo increíble de ver. Ella había florecido delante de sus ojos.
Se apresuró con su comida, lo que era un crimen, en realidad, dado lo
excepcional del sabor, pero había perdido todo el interés en comer en el
minuto en que hablaron de masajes.
Ella, en cambio, se tomó su tiempo, y él sabía que lo estaba torturando
deliberadamente.
"Solo para que lo sepas, no me enojo, soy vengativo," le gruñó al oído
mientras se levantaba para llevar su cuenco al fregadero.
Ella se echó a reír, pero no parecía excesivamente preocupada.
Se puso de pie al lado, esperando hasta que terminó. Tan pronto como alejó
su cuchara, recogió el cuenco y puso también el suyo en fregadero.
"Probablemente debería lavar los platos", dijo, lanzando una mirada dudosa
en el fregadero. "No me gustaría dejárselos a Dillon para que los limpie
cuando llegue.”
"A la mierda con Dillon," dijo Michael. "Hay cosas más importantes que
atender. Como a mí."
Sus ojos bailaban cuando ella pretendía considerar el asunto, y luego con un
exagerado suspiro, dijo: "Está bien, está bien. Entra en la sala de estar y
ponte cómodo."
Se empezó a sacar su ropa arrojándola tan pronto como llegó más allá de la
puerta. En el momento en que llegó al sofá, estaba desnudo. Detrás de él,
Lily se echó a reír.
"¿Qué clase de masaje crees que es esto?"
"Quiero tus manos por todas partes", gruñó.
Ella se paseó, con una sonrisa atrevida curvando sus labios. Luego se pasó
la lengua y su polla subió hacia arriba.
"¿Dónde… oh, por dónde debo empezar?"
"Tengo una buena idea", dijo esperanzado.
"Date la vuelta y estírate", dijo.
"¿Quieres que me de vuelta con una erección del infierno?"
Ella apretó los labios y sus ojos brillaron. "Bueno, sí. Sin duda, se puede
meter en alguna parte."
"Yo voy a decir donde la puedo meter", dijo misteriosamente.
Se frotó las manos. "Volvamos al principio. A menos por supuesto que
prefieras no recibir el masaje."
Colocando protectoramente sus partes sensibles, rodó con cautela y
acomodó su cuerpo boca abajo, extendiéndose a lo largo del sofá.
Lily se movió suavemente por detrás y le puso una rodilla entre sus piernas.
"¿Alguna vez alguien te dijo el buen culo que tienes?"
Él soltó un gruñido como respuesta.
Luego colocó ambas palmas en el centro de su espalda, y él se estremeció
de puro placer. Presionando suavemente, sus manos se alisaron sobre su
espalda hasta los hombros y hacia fuera, amasando los músculos cansados,
tensos.
Su calidez se extendió por su piel mientras continuaba frotando y
masajeando cada parte de su espalda. Contuvo la respiración cuando los
dedos pasaron por encima de su culo y luego se detuvieron y tomaron sus
cachetes.
Su polla se había convertido en una parte permanente de su estómago tan
duro como él. Era cada vez más incómodo. Sus bolas dolían, y su pene
temblaba contra el encierro al estar atrapado entre el sofá y su vientre.
Luego se inclinó y besó la parte baja de la espalda. Sólo un, dulce y suave,
beso. Cerró los ojos y se entregó a ella con ternura.
Durante media hora frotó y moldeo, tocó y confortó hasta que fue una masa
sin huesos, sin espinas en el sofá.
Entonces, finalmente, se levantó y le dijo que él diera la vuelta.
Con cuidado, el hombre se irguió y se volvió a un lado y luego de nuevo a su
espalda.
"Whoa", dijo mientras miraba a su turgente erección.
“Sí,” murmuró. "Me pongo de esta manera a tu alrededor."
Ella sonrió y volvió al sofá, esta vez a caballo entre las rodillas de manera
que sus piernas permanecieron juntas. La posición erecta su polla aún más
fuerte, y se quedó mirando como si estuviera a punto devorarlo. Dios,
esperaba como el infierno que fuera exactamente lo que pensaba hacer.
Lenta y deliberadamente, bajó su boca hasta que la cabeza estuvo a pocas
pulgadas de sus labios. Y sopló sobre él, enviando frío en lugares que no
creía que fuera posible tener frío.
Luego saco su lengua, lamiendo suavemente la punta. Su polla se
balanceaba en respuesta y se tensaba hacia arriba, tan duro que estaba al
punto de la agonía.
"¿No hay instrucciones para mí?" Ronroneó ella. "Pensé que te gustaba
tener de control."
"Oh, infiernos no", gruñó. "Lo estás haciendo muy bien sin mi intervención.
Es mi política no involucrarme en una larga discusión cuando estoy en una
posición vulnerable."
Ella se rió suavemente y lamió la punta de nuevo, esta vez trazado
alrededor de la cabeza rodeándola.
"Jesús, Lily. Me estás matando aquí."
Ella frunció los labios alrededor de la corona y con mucho cuidado empezó a
chupar su longitud en la boca, pulgada a insoportable pulgada.
Él se arqueó, tratando de obtener más de su boca, pero lo mantuvo a raya
sujetando la base con la mano y apretando.
Ella continuó su asalto bajando, lamiéndolo por la vena gruesa en la parte
inferior de su polla. Cuando llegó a mitad de camino, se deslizó de nuevo,
dirigiéndose a la punta. Antes de que él se alejara de su boca, ella bajó de
nuevo, esta vez le chupó tan profundo que se dio de bruces contra la parte
posterior de su garganta.
Tragó, ordeñándolo, trabajando la garganta alrededor de la cabeza hasta
que sus manos se curvaron en el sofá, desesperado y frenético.
"Esto podría ser un récord", dijo gimiendo. "Estoy cerca de dos segundos de
correrme."
Ella sonrió en torno a su longitud, pero se detuvo, permaneció quieta, lo
llevo a profundidad. Ella acarició sus bolas, ahuecándolas y las balanceó en
su mano mientras se echaba hacia atrás, dejando un rastro húmedo y tibio.
"Tienes la boca más asombrosa", dijo con voz tensa. "Jodidamente caliente,
mojada y apretada."
Su mano se deslizó de sus bolas alrededor de la base de su polla de nuevo.
Lo agarró, lo trabajó de arriba a abajo con la mano mientras sostenía la
punta en la boca. Y entonces fue por ello, tirando con fuerza y profundo,
moviendo la mano al ritmo con la boca.
Rápido. Duro. Profundo. Una y otra vez hasta que él gritó su nombre. Su
liberación hirvió profundo en sus bolas y se disparó la polla como un volcán
en erupción. Su grito fue salvaje y gutural mientras tomaba todo lo que le
daba y se sujetaba con avidez hacia abajo para obtener más.
Se derramó en su garganta, empujando más chorros con cada embestida.
Tragó y siguió deslizando su boca caliente apretada sobre su polla
palpitante hasta que su orgasmo término.
Él se dejó caer en el sofá, tan saciado y perdido que no podía moverse
aunque quisiera. Lily limpió cuidadosamente el resto de semen de su polla y
luego suavemente dejó ir su flácida erección.
"Ven aquí", dijo con voz ronca, llegando por ella.
La atrajo a su cuerpo hasta que ella estuvo encajada al ras contra él, con las
caras muy juntas. Se apartó los rizos de la frente y le acarició el pelo,
maravillado en este momento perfecto en el que todo el mundo parecía
correcto.
La emoción latía en su pecho, apretándolo, abrumándolo. Trató de
encontrar las palabras para expresar todo lo que ella significaba para él,
pero no obtuvo nada de sus no cooperadores labios.
Finalmente se las arregló para dejar salir lo único que sabía por encima
todas las cosas. Dos pequeñas palabras que él nunca le había dicho a otra
mujer.
"Te amo", susurró.
Sus ojos se suavizaron y brillaron en la penumbra. Había tanto amor en su
expresión, que su corazón se movió de un tirón en el pecho.
"También te amo," replicó ella en voz baja.
Envolvió sus brazos alrededor de ella y la aplastó contra su pecho,
temblando por la magnitud del momento. Apretó los labios firmemente en
su sien y simplemente se mantuvo allí, muy tembloroso, demasiado
asustado para hacer algo más que abrazarla.
Capítulo 29
Envalentonada por su declaración de la noche anterior, al siguiente día Lily
era una mujer con una misión. Se despertó con una profunda sonrisa de
satisfacción, del tipo que la gente aguarda durante toda la vida.
Bailó a lo largo de su rutina matutina, duchándose y vistiéndose. Logró salir
justo a tiempo para despedirse de Michael con un lujurioso beso y murmurar
un Te amo.
Luego se abrazó a si misma y casi sucumbió a la tentación de dejar salir un
chillido instintivo.
Se le ocurrió, mientras estaba tomando un desayuno rápido, que si bien
tenía un plan de ataque entre manos, no tenía forma de llevarlo a cabo. Ella
frunció el ceño. Bueno, ella no dejaría que algo tan simple como el
transporte la frenara en su misión.
En caso de duda, prevería un plan B.
Cogió el teléfono y marcó el número de Holly. Ella se quedó un poco
desconcertada cuando un hombre contestó al teléfono. No supo de
inmediato que Colter era y dudó, su lengua de repente no cooperaba nada.
“¿Hola?”
“Uh, hola” dijo en voz baja. “Soy Lily.”
“Lily, ¿cómo estás?”
Fue entonces cuando se dio cuenta de que era la voz tranquila de Adam la
que estaba al teléfono.
“Estoy bien” acertó a balbucear. “Tenía la esperanza de hablar con Holly.
¿Está ahí?”
"Iré a buscarla para ti. Dame sólo un minuto” dijo amablemente.
Lily esperó unos instantes y luego la voz alegre de Holly resonó a través del
receptor. "¡Hola Lily!"
"Hola, Holly. Me preguntaba si te importaría ser mi socia en el crimen de
hoy."
"Ahora eso suena intrigante. Estoy dentro. Sea lo que sea, estoy dentro."
Lily se echó a reír. "Necesito alguien que me lleva a la oficina de Seth y
luego necesito que me lleven al bar. No pasaré mucho tiempo en ningún
lugar.”
"Puedo estar lista en media hora."
"Gracias. Lo aprecio."
"En cualquier momento, Lily. Me alegro de hacerlo."
Lily terminó de arreglar su cabello e incluso se aplicó una ligera capa de
maquillaje, que Callie había escogido. Terminó poniéndose brillo de labios y
revisando su apariencia en el espejo.
Se quedó mirándose durante un buen rato, paralizada por lo cambiada que
estaba. Atrás quedaba la mujer triste, sin hogar y miserable de hace unas
semanas. En su lugar había una mujer joven, llena de amor y felicidad en
sus ojos. Esperanzada.
Ella se sonrió a sí misma y luego se apresuró a buscar sus zapatos y su
chaqueta ligera. Aunque la primavera parecía haber llegado finalmente, las
mañanas y las tardes eran todavía frescas.
Cuando Holly llegó a la casa, Lily se encontró con ella en los escalones de la
parte delantera de la casa.
“Te ves positivamente radiante hoy", dijo Holly mientras las dos mujeres se
montaban en el Rover.
"Tengo una misión", dijo Lily. "Pasé un poco de tiempo con Michael anoche,
pero Dillon y Seth están trabajando ahora mismo, y no puedo esperar un
minuto más. Tengo que decirles algo. Así que voy a ir a donde están."
Holly se echó a reír, encantada. "¡Oh, qué maravilloso! Me gustaría poder
ver la expresión de sus rostros. Será absolutamente impagable. ¿Quieres
que almorcemos después de sorprender a tus hombres?"
Lily miró y sonrió a Holly. "Me encantaría. Me gustaría mucho."
Holly sonrió en respuesta. "Genial. Y si no te importa, llamaré a Callie para
que se reúna con nosotras. Es bueno para ella salir. Pasa demasiado tiempo
encerrada en la casa, cuando no está trabajando. "
"Es realmente agradable tener buenos amigos," dijo Lily en voz baja.
Holly se acercó y le apretó la mano.
Se dirigieron primero al departamento del sheriff, en la calle principal. Había
unos cuantos coches aparcados en la parte delantera y Lily estaba a punto
de perder los nervios. ¿Qué pasaba si Seth estaba ocupado o estaba
enfrascado en una reunión? De repente lo que había planeado no parecía
apropiado.
"Vamos", le instó Holly. "Seth se alegrará de verte."
Tragando saliva fuertemente, Lily salió de la camioneta y se dirigió hacia la
puerta. Ella no había visto todavía el interior del departamento y no estaba
segura de lo que esperaba encontrarse.
En el interior había un área de recepción y una pequeña sala de estar con
dos personas sentadas, mientras que uno estaba hablando con la mujer de
personal en la mesa. Lily estaba de pie, sintiéndose torpe, a un lado,
mientras esperaba a que el hombre terminara su asunto.
Cuando por fin se alejó, la recepcionista se giró, con una sonrisa amigable
en su rostro, en su dirección, mientras Lily daba un paso adelante.
"¿En qué puedo ayudarla?"
"Me gustaría ver al Sheriff Colter," dijo ella, en voz baja.
"Creo que está al teléfono en este momento. ¿Tal vez hay algo en que
pueda ayudarla yo? "
"Si le dices que Lily está aquí, querrá verme", insistió ella en voz baja.
La mujer le dirigió una mirada inquisitiva. "Si tomas asiento, le haré saber
que estás aquí."
Tan pronto como Lily tomó asiento, la puerta de una de las oficinas del
fondo se abrió, y Seth apareció por la puerta, viéndose tan deliciosamente
espléndido con su uniforme, que Lily casi tuvo que limpiarse la baba de la
barbilla.
"¿Lily? ¿Está todo bien?"
Ella se puso de pie y se apresuró, a ir detrás del mostrador de recepción,
hacia él. Él se volvió a meter en su oficina y una vez que ella estuvo dentro,
cerró la puerta detrás de ellos.
Antes de que él pudiera decir otra palabra, ella se lanzó a sus brazos y le dio
un beso que lo dejó sin aliento. Él se tambaleó hacia atrás, apretándola
contra él, para estabilizarlos a ambos.
Él se echó hacia atrás y la miró a través de sus ojos vidriosos, con confusión
y una chispa de lujuria en sus profundidades.
"Whoa, ¿qué es eso?"
Lo besó otra vez y enroscó sus brazos alrededor de su cuello, apretándole
contra ella tan fuertemente como pudo.
Él abrazó su espalda, y ella absorbió su fuerza constante. Cerró los ojos
durante un buen rato, simplemente disfrutando de la conexión. El
sentimiento de lo correcto. Que éste era el lugar a donde pertenecía.
"Lily, cariño, ¿qué es lo que pasa?", preguntó en voz baja.
Ella se apartó y le regaló una brillante sonrisa, permitiendo que toda su
alegría y amor fluyera desde las profundidades de su alma.
"Te amo", dijo ella con fiereza. "Sólo quería decírtelo."
Entonces salió de sus brazos y sonrió tímidamente de nuevo. "Eso es todo lo
que quería. Tu madre me está esperando. Te veré esta noche."
Se
volvió
y
salió
de
su
despacho,
dejándolo
con
una
expresión
desconcertada, torpe, pero cuando volvió a mirar una vez más, él tenía una
sonrisa del tamaño de las montañas de Colorado.
Lily salió corriendo de la oficina, segura de que su rubor traicionaría el
propósito de su visita. Se deslizó en el Rover con Holly. Mientras Holly salía
de la plaza de aparcamiento, mirando de reojo a Lily.
"¿Y bien?"
Lily sonrió, y descubrió que no podía dejar de sonreír mientras se dirigían
hacia el bar.
"Digamos que le di a tu hijo algo en que pensar."
Holly se echó a reír y sacudió la cabeza. "¡Pobre muchacho! Probablemente
será un incompetente el resto del día."
“Uno hecho, ahora por el otro. "
Holly condujo hacia los dos bloques del bar, pero tuvo que aparcar en la
calle. La clientela del almuerzo ya estaba empezando a reunirse.
"Espero que no esté demasiado ocupado", murmuró Lily.
"Oh, probablemente estará en su oficina. Tiende a hacerse cargo de las
cosas de negocios por la tarde y luego se pone detrás de la barra cuando
Callie no está trabajando. Por supuesto, si están muy ocupados para el
almuerzo, arrimará el hombro, pero creo que es lo suficientemente
temprano para que puedas atraparlo en la oficina."
"Está bien, entonces", dijo después de una inspiración profunda. "Allá voy".
Lily hizo su camino a través de la gente que iba hacia el bar y echó un
vistazo hacia el interior que estaba lleno. Tres camareras se afanaban
alrededor de las mesas, dejando los pedidos de bebidas y las bandejas de
comida. Sólo dos personas se sentaban en la barra, y un hombre mayor
estaba limpiando el mostrador, mientras ellos bebían una cerveza y comían
nachos.
Ella irguió los hombros y se dirigió a la oficina como si tuviera todo el
derecho de estar allí. El anciano arqueó una ceja hacia ella, pero no dijo
nada cuando pasó a su lado.
Ella puso su mano sobre el pomo de la puerta para entrar, y entonces
cambió de opinión. Tal vez Dillon no estaba solo. Eso podría ser embarazoso
si le interrumpiera.
Así que se dio un paso atrás y llamó.
"Está abierto", se oyó decir a Dillon.
Ella respiró hondo y abrió la puerta para ver Dillon en su escritorio, xon la
cabeza abajo mientras examinaba una pila de recibos.
Él miró hacia arriba y se sobresaltó. Luego salió disparado de su asiento.
“¡Lily! ¿Qué diablos estás haciendo aquí? ¿Está todo bien? "
Tomando valor con ambas manos, atravesó la distancia que los separaba y
abordó a Dillon. La cogió en el aire, y ella envolvió sus piernas alrededor de
su cintura mientras le rodeaba con sus brazos su cuello.
Su boca encontró la suya, caliente y hambrienta. Lo devoró. No había otra
palabra para describirlo. Él se tambaleó hacia atrás y se hundió en el
pequeño sofá de dos plazas, que estaba contra la pared, con su cuerpo
todavía rodeándole.
Ella enmarcó su rostro con sus manos y lo besó salvajemente, a
continuación, bajó hasta la línea
de su mandíbula y más abajo hacia su
cuello. Ella le mordió y luego hundió sus dientes en la carne de la curva de
su columna justo debajo de la oreja.
"Santo infierno", murmuró.
"Te amo", dijo ella con fiereza.
Él se quedó total y absolutamente inmóvil, con sus músculos tensos. Sólo
una ligera contracción de su mandíbula, mientras la miraba intensamente,
traicionando cualquier movimiento.
Ella tocó su rostro, acariciándolo con tiernas caricias.
"Te amo", dijo otra vez. "No podía esperar un minuto más para hacértelo
saber."
Él abrió la boca para hablar, pero la dejó abierta. Y luego la apretó contra él,
sujetándola tan firmemente que apenas podía respirar.
"Dios, también te amo ", susurró contra su cabello. "Tanto que duele. He
luchado muy duro durante los últimos días, queriendo y necesitando
decírtelo. Esperando el momento perfecto. No queriendo abrumarte o
decirte palabras que no estabas dispuesta a escuchar."
Su cuerpo entero se sacudió contra ella, y alternó entre abrazarla hasta
ahogarla o acariciar su espalda con manos urgentes.
Entonces la soltó. "Ven aquí", gruñó mientras la arrastraba hacia un beso
que hacía que se le acelerara el corazón.
Metió los brazos por debajo de su culo y la levantó, poniéndose de pie, sin
ningún esfuerzo, con ella todavía en sus brazos. La llevó hasta su escritorio
y entonces barrió con un brazo todo el contenido del escritorio, tirándolo al
suelo.
Se cayeron con estrépito, y la soltó mientras su boca se fundía
acaloradamente contra la suya.
Le arrancó la ropa y se arrancó la suya. Ella todavía no estaba segura de
quien se desnudó primero. Tomó sólo el tiempo necesario para ponerse un
condón y luego abrió sus piernas y la arrastró hasta el borde de la mesa,
con sus manos sosteniendo su culo.
Él estaba dentro de ella antes de que pudiera procesar el que el estaba
desnudo, en su despacho, a punto de tener sexo salvaje y alocado.
Se quedó sin aliento cuando la penetró por completo.
"Recuéstate", dijo con voz áspera. "Recuéstate y sujétate con tus manos."
Ella se reclinó, echándose hacia atrás, hasta que sus manos se deslizaron
por la superficie pulida de la mesa. El colocó sus piernas por encima de sus
antebrazos y se introdujo en ella.
El escritorio crujió y se quejó, pero él no paró. Una y otra vez se sumergió,
penetrándola tan rápido y duro que ella estaba peligrosamente cerca de su
liberación apenas un minuto después.
Se inclinó hacia adelante, manteniendo su profundo ritmo, y su boca se
encontró con sus pezones, tirando de ellos con los dientes. Los mordió y
luego calmó el brote tenso con su lengua. Presionó besos tiernos y luego
volvió a mordisquearla abruptamente, hasta que ella era un simple cuerpo
retorciéndose de locura.
Sus dedos se engancharon en su culo, sosteniéndola. Luego se echó hacia
atrás, deslizándose completamente fuera. La abrió, completamente, con sus
manos y se impulsó de nuevo hacia delante, balanceándose hasta que ella
perdió su agarre.
Su espalda golpeó el escritorio, y él se inclinó con ella, nunca dejándola
sola, sus caderas bombeaban con urgencia mientras se enterraba en ella
una y otra vez, hasta que estuvo mareada y excitada por la alta intensidad
sexual que nunca había experimentado.
Ella se estaba emborrachando de la pasión. Su orgasmo era como cuchillas
afiladas, construyéndose y luego explotando sobre ella como un fogonazo
abrumador. Rápido. Intenso.
Ella comenzó a gritar su nombre, pero él deslizó una mano sobre su boca,
evitando el grito ronco de placer exquisito.
Ella ni siquiera sabía si él había terminado. Su cuerpo temblaba y se
estremecía alrededor de su pene. Dejó escapar pequeños gemidos con cada
embestida que enviaba ondas de placer, atravesando su cuerpo devastado.
Él se inclinó hacia adelante, rozando sus labios en los suyos. "Shhh, nena.
Está bien. Te tengo. Te amo."
Él todavía estaba dentro de ella, pero podía sentir el pulso de su polla
mientras bajaba de su propio orgasmo. Ella yacía sobre su escritorio,
extenuada, incapaz de moverse. Ni siquiera sabía su nombre en este
momento.
"Oh Dios, me mataste", gruñó él.
"Uh, huh. Esa era mi intención", dijo, arrastrando las palabras fuera.
Él se levantó cuidadosamente y se retiró de su cuerpo tembloroso. A
continuación, extendió una mano hacia ella y la ayudó a levantarse.
Ella recogió su ropa, pero no parecía conseguir que sus manos funcionaran.
Dillon suavemente cogió sus pantalones vaqueros y su camisa y la vistió
lentamente con manos tiernas. Cuando terminó, la tomó en sus brazos y
apretó sus labios sobre su frente.
"He querido decírtelo", susurró. "Lo siento, tuviste que ser tú la viniste a mí,
primero. Debería ser yo. Necesitaba habértelo dicho antes. Estaba
demasiado empeñado en que fuera el momento perfecto, el momento
perfecto. "
Ella le sonrió. "Ahora es perfecto."
Él le cogió la mano y se la llevó a los labios, besando cada uno de sus
dedos, antes de acariciar con su boca la palma de su mano.
"Eres perfecta. Te amo."
"También te amo", susurró.
Y entonces ella miró el reloj. "Oh, diablos, me tengo que ir. Tu madre me
está esperando en el coche. "
Su mirada de horror era cómica. "¿Viniste aquí y follamos como locos
mientras mi madre estaba esperando en el coche?"
"Bueno, en mi defensa, sólo tenía previsto decirte que te amaba."
Cerró los ojos. "Oh Dios. Esto es raro."
Lily se echó a reír. "No ha pasado tanto tiempo. Creo que establecimos un
récord para una follada rapidita”.
Sus ojos se oscurecieron. "Tengo la intención de ponerle remedio a eso más
adelante."
"Y yo lo espero con mucho interés."
Se puso de puntillas. "Te veré más tarde. Sólo espero como el infierno que
pueda caminar."
Su risa la siguió al salir por la puerta.
Capítulo 30
Lily echó una ojeada al pollo en el horno y se frotó las manos con alegría. La
comida de esta noche iba a ser el colofón de un día absolutamente perfecto.
Tarareaba y sonreía en su camino, alrededor de la cocina, mientras removía
con distracción las patatas y después comprobaba las verduras.
Era tan agradable tener gente para la que cocinar, otra vez. Le encantaba
cocinar. Adoraba estar en la cocina. Era la segunda cosa después de su
amor por el dibujo, y aquí... aquí podría disfrutar de ambos, sin problemas.
Unos minutos más tarde, ella consideró que el pollo estaba perfecto y lo
sacó del horno para que descansara en la estufa, mientras terminaba con
las patatas y las verduras las ponía a fuego lento.
Ella miró el reloj y dijo un silencioso, ¡sí! Los chicos llegarían a casa de un
momento a otro y tenía todo listo.
Ella se apresuró a colocar los platos y los cubiertos perfectamente en su
lugar. Luego llenó los vasos con hielo y puso la jarra de té a poca distancia,
para que se pudiera alcanzar con facilidad.
Después de que todos los otros alimentos estuvieron expuestos, trasladó el
pollo de del horno a una bandeja y la llevó a la mesa para cortarlo.
Antes de insertar el cuchillo en la carne, oyó que la puerta se abría y el
murmullo de voces masculinas.
Sus hombres. Solo el sonido de ellos le envió un escalofrío a través de su
espalda. Dejó caer sus manos sobre la mesa y miró con anticipación,
esperándoles a que dieran la vuelta a la esquina, hacia la cocina. Michael
fue el primero, seguido por Seth y Dillon.
"¿Necesitas ayuda con eso?" dijo Michael mientras él llegaba a su alrededor
y se acercaba para mordisquear su oreja.
"Huele maravilloso", dijo Dillon con un gemido.
"Pollo asado con miel, glaseado de albaricoque, junto con patatas de ajo y
hortalizas", anunció Lily.
Seth se puso la mano en su estómago y se tambaleó hacia atrás.
Lily sonrió y le entregó el cuchillo a Michael.
"Tomar asiento, muchachos. Tan pronto como Michael reparta, estamos
listos para comer. "
"Ya está echándonos a perder irremediablemente", dijo Dillon.
"No más de lo que vosotros me habéis echado a perder a mí."
Ella se dio la vuelta para tomar asiento junto a Dillon. Y cometió el error de
mirarle y ver el fuego en sus ojos. Ella se sonrojó e incluso sintió una oleada
de calor sobre su cuero cabelludo.
Él se rió por lo bajo y luego extendió la mano entre ellos para darle un
apretón a su mano.
Seth se colocó a su otro lado y deslizó su mano sobre su rodilla, subiéndola
hasta el muslo. Se la quedó mirando fijamente mientras su mano acariciaba
la pierna y luego apretó con más fuerza, transmitiendo deliciosamente la
emoción que ella veía en sus ojos.
Ella se inclinó hacia él, inhalando su aroma. “Sí, lo sabes.”
Los labios de Seth encontraron los suyos, en un suave beso. "También te
amo ", susurró. "Y eres bienvenida a maltratarme en mi oficina en cualquier
momento que desees."
Ella se echó a reír, pero no pudo mantener el calor de sus mejillas al
recordar la imagen mucho más explícita que había tenido lugar en la oficina
de Dillon, en el bar.
"¿Por qué tengo la impresión de que hay algo que me he perdido aquí?”
Preguntó Michael, levantando una ceja, mientras colocaba porciones de las
rebanadas de pollo en cada plato.
"Visité a Seth y a Dillon en el trabajo hoy", dijo con una sonrisa inocente.
"Pero no te quejes. Tuviste una atención especial anoche, antes de que ellos
llegaran a casa."
Las cejas de Dillon se alzaron. "¿Oh? Cuéntanoslo."
"Un masaje", dijo Michael con aire de suficiencia. "Después utilizo su forma
perversa conmigo."
“¿Y tú crees que eres el único que falta?" Seth le preguntó.
"¡Oh silencio!", Lily regañó. "Puedes tener un masaje en cualquier momento
que quieras."
"Sólo quiero que ella venga a la oficina todos los días para el almuerzo",
sonrió Dillon.
Ambos hermanos se volvieron para mirar a Dillon y Lily lo golpeó con fuerza
en el brazo.
Todos se rieron juntos, y la dulzura del momento surgió como la miel
atravesando la sangre de Lily. Comieron, bromearon. La risa llenaba el aire.
Diversión. Y alegría.
Ella suspiró mientras les miraba. Perfección.
Cuando terminaron de comer, Dillon se levantó y recogió todos los platos.
Los metió en el
lavavajillas sin ni siquiera aclararlos. Lily negó con la
cabeza.
"¿Qué?", Preguntó.
"No se ponen los platos con comida adherida en el lavavajillas", dijo con
exasperación.
"¿Por qué diablos no? Se trata de un lavavajillas. Lava los platos. Si fuera a
lavarlos a mano, no sería necesario el lavavajillas."
Michael y Seth se rieron, pero asintieron con la cabeza.
"Además, ahora estoy cansado y podemos pasar a cosas más importantes",
dijo Dillon con una sonrisa maliciosa.
Ella levantó una ceja. "¿Cómo por ejemplo?"
"Por ejemplo tú, desnuda, en la sala de estar."
"Oh, infiernos sí", murmuró Michael.
"Eso consigue mi voto", ofreció Seth.
"¿Es todo en lo que ustedes piensan?" Preguntó con fingida sorpresa.
"¡Sí!", fue la respuesta de los tres.
Ella se rió y se giró, con los dedos ya en la cintura de sus pantalones
vaqueros. Se apresuró a llegar a la sala, seguida de cerca por los otros.
Cuando llegó al centro, se detuvo y se giró para verles parados justo en la
puerta, con los ojos clavados en ella.
"¿Qué?", preguntó.
"Estamos esperando", dijo Michael.
Sus dedos se sacudieron, no de nerviosismo, ella se desnudó lentamente,
tomándose su tiempo con cada pieza de ropa que sacaba de su cuerpo.
Ella lanzó de una patada lejos sus zapatos y los pantalones vaqueros y se
puso delante de ellos, vestida sólo con el sujetador y las bragas. Sus
miradas la abrasaron, produciendo fuego en sus terminaciones nerviosas.
Sus pezones se endurecieron, empujando contra el delicado encaje de su
sostén.
Ella extendió sus manos detrás de ella lentamente para desenganchar el
sujetador y luego dejó que los tirantes cayeran de sus hombros.
Prolongando su anticipación, se tomó su tiempo, protegiendo las copas con
sus brazos antes de, finalmente, permitir que el resto del sujetador cayera,
enseñando sus pechos a sus miradas ávidas.
"No estoy haciendo un striptease en solitario," dijo ella, con voz ronca. "Y no
pueden hacerme el amor con la ropa puesta".
Sus palabras los empujaron a moverse. Se separaron, desvistiéndose con tal
velocidad que le divertía. Vaqueros, camisetas y un uniforme fueron
arrojados en todas direcciones, y entonces tres hombres desnudos y muy
excitados la acecharon.
"Oh, diablos” murmuró ella, mientras se alejaba.
Michael dando una vuelta por la sala, se pudo detrás de ella, atrapándola
entre él, Dillon y Seth. Se presionó contra su espalda, con su erección
deslizándose hacia arriba y hacia abajo de la zona de su culo, antes de venir
a apoyarse en la parte baja de su espalda.
Extendió la mano para rodear sus pechos, apretándolos hacia afuera,
ofreciéndoselos a ellos como premios individuales.
"Inclínate” ordenó. "Ahí mismo en el brazo del sofá."
La excitación se agitó en el fondo de su pecho, y su coño se tensó
fuertemente con la necesidad.
Él se inclinó con ella, presionándose sobre ella, obligándola a doblarse hasta
que sus manos se aseguraron contra los cojines. Todo el tiempo, Seth y
Dillon estaban de pie, observando, con sus ojos brillantes por la excitación.
Sólo hubo un breve momento de vacilación. Ella oyó el crujido del envoltorio
de un preservativo y luego su mano rozó su culo. Un momento después, él
encontró su calor, colocando la cabeza ancha de su polla en la entrada de
su coño.
La embistió, completa y dolorosamente, estirándola hasta acomodar su
miembro. La penetró una vez más, alzando su culo un poco más alto y luego
embistiendo de nuevo, hasta el fondo, tan profundo que ella quedó sin
aliento ante la increíble sensación de estiramiento.
"Tráeme el KY", dijo Michael a uno de sus hermanos, con su voz firme y
ronca al pronunciar la petición.
El suave sonido de unos pasos le dijo a ella, que uno de ellos estaba
haciendo lo que le había pedido. Su mente estaba repleta de posibilidades,
llenándola de curiosidad. La anticipación besó su piel, dejándola un
hormigueo vivo e inquieto.
Con las palmas de su mano, él abrió sus nalgas, abriendo su abertura un
poco más para su invasión. Luego acarició con su pulgar su orificio anal,
deteniéndose a la entrada y haciendo círculos en el estrecho orificio.
"Tengo una definida fantasía sobre estar dentro de tu culo”, dijo con voz
áspera. "Tú totalmente apretada alrededor de mi polla, tratando de
empujarme fuera. Dime, Lily, ¿quieres eso? ¿Quieres que me introduzca en
las partes más profundas y oscuras de tu cuerpo? ¿Quieres ese tipo de
posesión, en la que estás indefensa debajo de mí, siendo mía para hacer lo
que me gusta? "
"Hijo de puta”, murmuró Dillon desde el lateral.
“Sí”, susurró ella. "Yo soy vuestra, Michael. Confío en vosotros. Dios, os
quiero."
El sofá estaba delante de ella. Ella levantó la cabeza lo suficiente para ver
que Dillon estaba allí, a pocos centímetros de ella, su polla totalmente
erguida hacia arriba, mientras bombeaba fuertemente su erección, con su
mano.
"Levántate", ordenó Dillon. "Quiero tu boca alrededor de mi polla mientras
él te folla el culo."
Ella cerró los ojos, temblando por la fuerza con que las imágenes
bombardeaban sus sentidos.
Pero ella hizo lo que dijo, alzándose a sí misma, mientras él se movía, hasta
que su pene estuvo justo debajo de su boca.
Seth regresó, y ella oyó el sonido que hizo al extraer el lubricante y luego
sintió el pegote fresco y húmedo sobre la apertura de su culo. Michael
insertó suavemente un dedo, extendiendo más gel dentro de su apertura.
Él entraba y salía, lo que facilita su camino en el interior, añadiendo más.
Seth se detuvo a su lado para dirigir su mano hacia la curva de su columna
vertebral y luego hacia la nuca, donde masajeó suavemente mientras que
Dillon guiaba la cabeza hacia abajo sobre su polla.
Seth dio un paso atrás, y Dillon y Michael tomaron el relevo.
Dillon agarró la base de su pene y se guió a sí mismo más profundamente,
mientras su mano sustituía a la de Seth en la nuca y empujaba suavemente.
Michael se retiró de su coño y entonces instaló su polla sobre la apertura de
su culo, dando un impulso experimental.
Ella jadeó y su cuerpo instintivamente se tensó, rechazando la invasión.
Michael gimió, la sostuvo con firmeza, impidiéndole alejarse. Empujó,
persistiendo en su avance. Estirándola hasta el punto de dolor y por un
momento, Dillon se retiró de su boca, permitiéndola que respirara más
fácilmente, mientras Michael se impulsaba sin descanso hacia adelante.
"Casi estamos," soltó Michael. "No te muevas, nena. Permítanme hacer el
trabajo. No será tan incómodo cuando esté dentro de ti."
Ella cerró los ojos, inundada de sensaciones contradictorias. Malestar. Un
poco de dolor. Ardor. Y una excitación oscura e inquieta que circulaba por su
cuerpo.
Ella
temblaba,
sus
brazos
temblaban
mientras
trataba
de
sostenerse.
"Apoya tu cabeza en mi regazo", dijo Dillon en voz baja. "Relájate. Te tengo.
Pon tus brazos hacia abajo y deja que cuidemos de ti."
Ella se inclinó hacia abajo, presionando su mejilla sobre su muslo firme, y
plegó sus brazos debajo de ella.
Michael siguió impulsándose hacia adelante, y ella se estiró prietamente a
su alrededor, no estaba segura de cómo él iba a lograr su objetivo. Estaba a
punto de decirle que no, que no podía aguantar más, cuando se impulsó y
su cuerpo cedió a su alrededor.
Ella gritó, en parte en estado de shock y en parte con alivio mientras el
ardor disminuía. Dillon le acarició la mejilla, mimándola y ofreciéndole
tranquilidad y comodidad.
"Estás tan jodidamente apretada", se quejó Michael. "Dios, Lily, no te
puedes imaginar lo bien que se siente."
Empujó más hasta que sintió que sus bolas se detenían frente a su coño.
Luego Dillon levantó la cabeza e introdujo su polla en su boca una vez más.
"Te tengo", dijo Dillon nuevamente. "Te tengo. Sólo relájate."
Él se deslizó dentro de su boca, con ambas manos sujetando su cabeza
mientras
empujaba
hacia
dentro,
introduciéndose
a
si
mismo
tan
profundamente como Michael estaba.
Entonces Michael se retiró un momento, y ella se echó hacia atrás buscando
su pene, y su ano arrastrándose hacia él. Los dos hombres comenzaron a un
ritmo suave, empujando y retirándose. Michael la agarró por detrás,
extendiéndola, estirándola y abriéndola cada vez más mientras empujaba
de nuevo en su interior.
Poco a poco, su cuerpo se fue acostumbrando a la doble invasión, se
retorció inquieto, extasiado por como la excitación nerviosa chisporroteaba
dentro de ella, despertándola hacia placeres nuevos.
Como si sintieran su disposición, Dillon y Michael comenzó a moverse más
rápido, sus impulsos eran más profundos y más contundentes. La mano de
Dillon se enredó en su pelo, sujetando los mechones, mientras con la otra
mano acariciaba su cuello, sosteniéndola en su lugar mientras le follaba la
boca.
Los dedos de Michael se clavaron en su culo, y él comenzó a bombear duro
y profundo contra su cuerpo. Luego se retiró, manteniéndose sólo la punta
dentro de su cuerpo, antes de embestir hacia delante en una estocada
contundente que la dejó gritando alrededor de la erección de Dillon.
Necesitaba correrse. Tenía que correrse. Su cuerpo estaba tenso y estirado,
sus músculos demasiado apretados y necesitados, y ella se encontraba a un
punto del dolor.
Un grito ronco desgarró la garganta de Michael, y comenzó a follarla con
golpes despiadados, hasta el fondo. Más duro. Más rápido. Sus caderas
golpeaban contra su culo una y otra vez. Estremeciéndose hacia delante
contra ella y después inclinándose hacia adelante, sosteniéndose a sí mismo
mientras su orgasmo estallaba a través de su cuerpo.
Durante un largo momento descansó contra ella mientras Dillon continuaba
la deliberada follada de su boca. Entonces Michael se retiró con cuidado,
dejándola dolorida y deseando más.
Estuvo a punto de gritar de alivio cuando Seth se movió detrás de ella y
metió su polla dentro su coño. Ella elevó su culo más alto, queriendo y
necesitando su posesión. Se deslizó en su interior y de inmediato comenzó a
empujar sus caderas contra ella como si él estuviera cerca de su
culminación.
Alzándose a si misma hacia arriba, se inclinó hacia abajo, deslizando sus
dedos sobre su montículo hacia su clítoris. Tan pronto como ella se tocó a si
misma, sintió un orgasmo explosivo estallando en su interior.
Si Dillon no estuviera sujetando tan firmemente su cabeza, la habría girado
sobre sí misma mientras gritaba su clímax. Éste la extenuó y la atravesó
con una increíble intensidad. Le pareció que volaba hacia cuarenta
direcciones distintas y perdió la conciencia de todo, excepto de su liberación
final.
Ella se dejó caer sobre Dillon, pero la sujetaba, con sus dedos acariciando
suavemente su mejilla mientras sus empujes se suavizaban. Ella tomó
conciencia de los dos hombres se continuaban empujando dentro de ella,
Seth con más urgencia que Dillon.
Con un grito gutural, Seth se corrió, sus dedos se clavaron en sus caderas
mientras la sujetaba contra su palpitante y pulsante polla.
Debajo de ella, Dillon se puso rígido y empezó a empujar hacia arriba,
sujetándola con firmeza. Esperma caliente se derramó dentro su boca,
saliendo a borbotones con cada empuje.
Ella tragó con rapidez, tomando todo lo que él tenía para dar, queriendo
más mientras su erección se deslizaba sobre sus labios.
A continuación, para su sorpresa, Michael volvió, esta vez empujando dentro
de su coño hinchado, su erección no tan rígida como la última vez, pero
todavía dura y vigorosa. ¿Cómo se podía recuperar tan rápido?
Ella gimió cuando la polla de Dillon se deslizó fuera de su boca y una vez
más acunó su cabeza en su regazo, calmándola y acariciando su rostro con
las manos suaves, mientras esperaba a que Michael acabara.
Michael no tardó tanto tiempo esta vez. Él empujó contra ella sin la
paciencia que había exhibido cuando había follado su culo. Después de
varios empujones más, embistió profundamente y se aferró a ella mientras
su cuerpo se convulsionaba y sus caderas se tensaban.
Él se inclinó hacia abajo y presionó sus labios en el centro de su espalda
antes de retirarse con cuidado.
Dillon inmediatamente la arrastró fuera del brazo del sofá y la acercó a sus
brazos, sosteniéndola contra su pecho. Ella aspiraba el aire, tratando de
recuperar el aliento después de la increíble culminación. Se acurrucó contra
Dillon mientras él presionaba besos en la parte superior de su cabeza y
acariciaba con sus manos, de arriba a abajo su cuerpo, con movimientos
suaves.
Después de un momento, la maravillosa euforia comenzó a desvanecerse y
fue más consciente de su entorno. El ruido tranquilizador del latido del
corazón de Dillon contra su oído, la confortaba. La hacía sentirse segura y
protegida.
Después ella se movió, levantando sus piernas para poder acurrucarse un
poco más cerca de Dillon, y sintió el cálido fluido pegajoso entre sus
piernas.
El pánico la atravesó el pecho, y su pulso se aceleró, golpeando y palpitando
en su pecho. Se retorció para liberarse de Dillon y se agachó, deslizando su
mano entre sus piernas. Luego se llevó la mano hacia arriba para ver el
semen brillante entre sus dedos.
"Oh Dios", susurró. "¡No! ¡No, no, no!"
Capítulo 31
Lily se puso de pie, sin bajar la mano, incapaz de apartar la mirada.
"Lily, cariño, ¿Qué tiene de malo?" exigió Seth mientras se acercaba a ella.
Dillon saltó del sillón, para llegar a sus pantalones.
Su mano temblaba mientras miraba sin decir nada la humedad, la mancha
de sus dedos.
"¿Usaste condón?", exigió con una voz casi chillona. Se volvió hacia Michael.
"¿Lo hiciste?"
Oh Dios, iba a sentirse enferma. Su cuerpo entero se sacudió ahora, y Dillon
la envolvió con sus brazos, tratando de acercarla, pero ella se zafó, con su
mirada fija en Seth y Michael.
"Sí, lo hice," dijo Seth. "Por supuesto que lo hice. No te haría eso, Lily. Dijiste
que los deseaba".
"Yo también", dijo Michael con voz tensa.
"Entonces, ¿Qué es esto?” Preguntó, estirando la mano hacia adelante.
Set juró. "Uno de ellos debió haberse roto." Corrió hacia el basurero a sólo
unos metros de distancia y miró dentro. Luego sacó con cautela uno y le
devolvió la mirada a Lily con pesar y disculpa en los ojos.
"Se rompió, cariño," dijo en voz baja. "Uno de ellos se rompió. Lo siento."
Ella corrió hacia el baño, entró y cerró la puerta. Se dio vuelta a la ducha,
sabiendo en su corazón que no importaba, no había nada que pudiera hacer
ahora. Pero aún así, se metió en ella y trató de limpiarse, enjugándose la
mayor cantidad de esperma que pudo.
¿Cómo podía saber si el control de natalidad era ya efectivo? Era la razón
por la que había insistido en que usaran preservativos. No podía, no quería
arriesgarse. ¿Qué pasaría si no funcionaba?
Oh Dios, no podía quedar embarazada. Sin duda, el destino no sería tan
cruel.
A medida que el agua se vertía sobre ella, cayó de rodillas, con lágrimas
mezclándose con el calor y el vapor. Débilmente tomó el paño con la mano
y se lavó de nuevo en un esfuerzo inútil para quitarse el esperma
depositado en su cuerpo.
Inclinó la cabeza, sus hombros temblaban mientras dolor y la culpa hervía
en la superficie, explotando hacia el exterior.
"¡Lily! Lily!"
"Dios mío".
"Sáquenla de la ducha."
"Lily, amorcito, tienes que parar. Te estás frotando muy duro."
Manos fuertes la agarraron por los hombros y otra mano la agarró por la
muñeca, tirando de ella hacia arriba y obligándola a dejar caer el paño
empapado.
La sacaron de la ducha. Alguien cerró el agua, y estuvo envuelta en toallas
calientes.
No sabía quién la sostenía, quién la secaba o le hablaba. Se había perdido. A
la deriva su mente rota de dolor y pena por haber estado demasiado tiempo
encerrada en un escudo de entumecimiento.
Le secaron el cuerpo y el cabello. Incluso uno la vistió con una floja
camiseta. Todo el tiempo hablaban en voz baja y urgente, pidiendo,
rogándole que dijera lo que estaba mal.
"Sólo quiero estar sola", finalmente logró decir con voz devastada por las
lágrimas. “Por favor”, susurró. "Déjenme en paz un rato."
Ellos no estuvieron contentos. Ella sintió su frustración e impotencia, pero
por el momento, no podía pensar en reconfortarlos cuando ella misma
estaba inconsolable.
Uno por uno fue desapareciendo, saliendo del dormitorio, cerrando la puerta
detrás de ellos. Ella se acurrucó en la cama entonces, con el corazón roto y
tan pesado que cerró los ojos y rezó por olvido.
***
"Hijo de puta. Hijo de puta ", juró Seth mientras caminaba de un lado al otro
en la sala de estar. Apretó el puño y lo estrelló contra la pared con furia
impotente.
"¿Qué diablos acaba de suceder aquí?", exigió Michael.
Dillon juró y se pasó la mano por el pelo quitándoselo de su rostro mientras
sacaba el aliento. "Esto es malo. Esto es realmente malo. Ella fue tan firme
con el hecho que usáramos preservativos. Dijo que no quería quedar
embarazada. Yo lo acepté. Pero esto va mucho más allá."
"Nunca dio a entender nada sobre su pasado", dijo Michael. "No la hemos
presionado, ni lo queríamos. Creo que tenía miedo. Y tal vez pensé que
podía dejarlo pasar y si la hacíamos feliz ahora, con eso era suficiente. Pero
maldita sea, no podemos seguir así."
Seth sacudió la cabeza. "Estaba contento al ser paciente. Sé que ha tenido
mucho dolor en su vida. Le dije que esperaría hasta que confiara en mí lo
suficiente como para decirme lo que pasó y por qué estaba sin hogar."
"No podemos seguir así. Ella no puede seguir así ", dijo Michael de nuevo.
"Tenemos que saber con lo que estamos tratando. No podemos continuar
hasta que averigüemos su pasado, cualquiera que éste sea."
"¿La viste?", Preguntó con voz ronca Seth. "¿La viste? La estaba vigilando.
Estaba aquí y pero en realidad no lo estaba. Quedó atrapada en una
pesadilla horrible que sólo ella conoce. Y maldita sea, no puedo ayudarla si
no sé cómo hacerlo."
"Dale tiempo. Sólo un poco. Vamos a hacer lo que nos pidió. Por ahora", dijo
Dillon sombrío. "Pero mañana se acaba. Aunque me tenga que sentar sobre
ella, vamos a averiguar lo que la está haciendo sufrir tanto."
Lily miró por la ventana desde su posición en la cama. El amanecer estaba
arrastrándose lentamente sobre el horizonte. No se había dormido. No fue
capaz de hacer nada más que se quedarse allí y existir en otro tiempo y en
otro lugar. Sus pecados estaban a sus pies. Era inevitable.
Su agitada y llena vejiga protestó. Consideró quedarse recostada más, pero
su necesidad se hizo más persistente, hasta que finalmente se levantó y fue
hasta el cuarto de baño.
Cuando terminó, volvió a entrar en el dormitorio y descartó la cama,
odiándola de repente y la comodidad que ésta ofrecía. En silencio, mientras
caminaba hacia la sala, se detuvo un momento para ver a los tres hombres
tirados a intervalos en el sofá y las sillas.
El dolor en su corazón se intensificó, y arrastró sus pies sin sonido, todavía
vestida con sólo la camiseta que habían puesto sobre ella la noche anterior.
Por la parte de atrás, empujó la puerta corrediza de vidrio y se estremeció
mientras la brisa fresca de la mañana soplaba sobre su piel. Salió con los
pies descalzos, y miró a su alrededor con desinterés.
Su atención se concentró al ver el banco de madera encaramado en un
álamo a varios metros de distancia desde el lugar en que se encontraba.
Caminó mecánicamente, deteniéndose y mirando la madera desvencijada.
Se volvió de nuevo y lo acarició, sus manos moviéndose sobre la superficie
rugosa antes de encrespar los dedos alrededor de los bordes tan fuerte que
sus nudillos se pusieron blancos.
Cuánto tiempo se quedó allí, no estaba segura. Se centró en la cima de las
distantes montañas y en lo accidentado del terreno circundante, tratando
de absorber la paz que parecía tan común, no importando en qué dirección
mirara.
Luego miró al cielo mientras las lágrimas que no quería derramar picaban y
llenaban las esquinas de sus ojos. “Por favor”, susurró. "No puedo pasar por
eso otra vez. Si estás escuchando, te lo pido por favor. Lo siento mucho. No
merezco perdón, pero por favor, dame tu misericordia."
El sol brillaba, una esfera luminosa que se cernía sobre el horizonte, se
arrastraba más alto a cada segundo que pasaba. Los rayos la bañaban con
su calor y sin embargo, nada podía llenar el vacío, el vacío de dolor en su
interior.
"Lily, Dios mío, ¿Qué diablos estás haciendo aquí?"
Ella se volvió para ver a Dillon corriendo, Seth y Michael estaban pisándole
los talones.
"Vas a morir de frío", Michael dijo despacio. "No estás vestida, por amor de
Dios."
Seth se arrodilló frente a ella y le tomó las frías manos en las suyas. "Cariño,
tienes que entrar. Por favor. Tenemos que hablar de esto. No podemos
ayudarte si no sabemos lo que está pasando."
Él se veía borroso delante de ella mientras las lágrimas escurrían en silencio
por su cara. La frotó suavemente, con ojos tan llenos de preocupación que
ella se estremeció.
Sin otra palabra, sin pedir o exigir nada, simplemente la tomó en sus brazos
y la llevó hacia la casa. La llevó a la sala, la puso en el sofá e
inmediatamente la envolvió en la calidez de una manta.
Dillon y Michael estaban de pie en la distancia, con la preocupación grabada
en sus frentes.
Ella acercó sus piernas contra su pecho y se meció hacia atrás y hacia
adelante, orando por fuerza para decirles lo que había escondido tan
profundamente dentro de su corazón durante tanto tiempo.
Ellos se merecían saberlo. Tendría que habérselo dicho mucho antes de
ahora. Podía ser que no la quisieran después de que supieran la verdad.
Estuvo demasiado involucrada en la fantasía, la alegría y la satisfacción
absoluta que había encontrado en su relación.
Pero no podía durar. El pasado siempre te atrapaba sin importar lo mucho o
rápido que corrieras.
Michael se movió al sofá junto a ella. Dillon se pasó al otro lado y Seth se
agachó frente a ella, con su mirada suplicante de que hablara con ellos.
"Estuve casada antes", empezó a decir con voz entrecortada.
Vio la sorpresa en sus expresiones, pero se quedaron quietos, esperando a
que continuara.
"Era estudiante de arte, no me faltaba mucho para graduarme. Era
diferente. Hacía mis propias cosas. Amaba pintar y dibujar. No le prestaba
mucha atención al mundo a mí alrededor. Conocí a Charles en mi último
año. Parecía estar tremendamente atraído por mí. Amaba mis caprichos e
idiosincrasia."
Tomó
una
respiración
profunda.
"Antes
de
darme
cuenta,
estaba
embarazada. Era joven e irresponsable. Estaba muerta de miedo de
decírselo a Charles. Era mayor. Tenía un trabajo establecido y bien
remunerado como planificador financiero. Yo no tenía porqué preocuparme.
Él estaba muy emocionado. Quería casarse conmigo, y pensé que era lo
correcto. Estaba medio enamorada de él y me emocionaba la idea de que
fuéramos una familia. Insistió en que dejara la escuela. No estaba de
acuerdo con mi elección de carrera o mi deseo de pintar y dijo que no era
necesario ya que él podría mantenernos a mí y al bebé. Quería un ama de
casa. La esposa y madre perfectas para mantener su casa, cocinar sus
comidas y ser una compañera en cenas y fiestas. Me encantaba cocinar y
era demasiado joven y enamorada para resistirme a dejar de lado mi arte.
Las pocas veces que me aventuré en las labores de la casa, desdeñó mis
esfuerzos y vio mal que me tomase tiempo en mis obligaciones reales."
"Suena como un burro de primera clase," gruñó Dillon.
Ella sonrió débilmente. "Tuve un buen embarazo hasta el final. Me
diagnosticaron preclampsia y tuve que estar en reposo en cama las últimas
semanas antes del nacimiento. Estaba cansada y agotada y muy
preocupada de que algo le sucediera a mi bebé. Charles estaba trabajando
largas horas, así que estaba sola en casa. Entré labor de parto y di a luz a
una niña perfectamente sana. Rose," dijo en voz baja.
"La llamé Rose, porque era como una flor perfecta de la primavera, cuando
los pétalos son tan vibrantes y empezaban a desplegarse. Tuve un parto
largo y estaba agotada. Me enviaron a casa después de dos días, pero
nunca parecía ponerme al día. Era un mundo totalmente nuevo para mí. De
repente no tuve la casa limpia ni cocinaba. Tenía a este nuevo bebé, que
dependía de mí veinte y cuatro horas al día, y siete días a la semana. Le
daba leche materna y, a veces comía todo el día, al parecer.”
"Recuerdo que pensé: si tan sólo pudiera descansar una noche. O incluso
tomar una siesta. Sólo unas pocas horas con las que pudiera dormir e iba a
estar bien. Podría lograrlo. Charles estaba trabajando más horas. Nunca
estuvo en casa. Una noche entró a las diez y le rogué porque se llevara al
bebé solo durante unas horas para poder dormir. Me dijo que tenía una
reunión a la mañana siguiente y que, dado que él trabajaba y yo no, el bebé
era mi responsabilidad".
"Jesucristo", murmuró Seth.
"Existí de esa manera durante ocho semanas. Ocho de las más largas
semanas de mi vida. Pasé de alimentación a alimentación, de cambio de
pañal a cambio de pañal. Ella no podía dormir por la noche y estaba inquieta
durante el día. Había días en que lloraba mientras trataba de calmarla, pero
estaba tan desesperada que no sabía qué hacer. ¿Qué clase de madre ni
siquiera podía consolar a su propio hijo? No me di cuenta en el momento de
que le estaba dando alas con mi estrés y ansiedad."
La mano Dillon se movió por su nuca y comenzó a darle masaje,
ofreciéndole consuelo en silencio.
"Hubo una noche en particular, que no pude dormir en toda la noche. Ella
lloró y se movió, y yo la acunaba y calmaba. Charles se fue a la habitación
de abajo para no ser molestado. Al día siguiente estaba desesperada por
dormir una siesta. Estuve tan feliz cuando después de alimentarla, me las
arreglé para hacerla dormir en su cuna. Recuerdo su mirada fija y pensar,
gracias, Dios. Y luego me acosté en el sofá de dos plazas de su habitación.
Sólo quería treinta minutos. Tal vez una hora si dormía mucho tiempo."
Las lágrimas corrían por sus mejillas y su cuello se hinchó tanto que apenas
alcanzaba a pronunciar las palabras. "Estaba tan cansada. Necesitaba sólo
unos minutos. No podía hacerlo por más tiempo. Sólo unos minutos.”
“Me desperté cuando Charles entró. Estaba preocupado porque no nos
había oído a ninguna de los dos. Yo estaba horrorizada por cuánto tiempo
había dormido y Rose estaba todavía dormida en su cuna. Recuerdo
levantarme del sofá sintiéndome culpable porque no había cocinado. No
había limpiado. Me acerqué para comprobar a Rose pero ella estaba
completamente inmóvil."
"Oh, Dios”, susurró Michael. "Oh Dios, Lily".
"Estaba muerta," Lily se atragantó. "Estuvo muerta por lo menos una hora”,
dijo. “Mientras yo dormía en el sofá, mi bebé murió. La maté. Oh, Dios mío,
la maté porque no estuve despierta. No la oí. No estaba allí cuando me
necesitó."
Dejó caer la cara en sus rodillas mientras sus sollozos pasaban por su
cuerpo. Derramó su pecho, desgarrando su garganta.
"Él me culpó. Me gritó. Me quedé allí en la cuna mientras que llamaba al
911, y me gritó todo el tiempo que la había dejado morir. ¿Cómo me atreví a
dormir? ¿Cómo podía hacerle eso a nuestro hijo? Y yo sólo la miraba
fijamente, tan insensible, tan desconectada. No lo podía creer. La toqué y
estaba fría. Su piel ya estaba rígida. Pero aún así, lo intenté. La levanté y le
di RCP. No paraba. No podía aceptar que se había ido. Los paramédicos
llegaron y me di cuenta por sus rostros que lo sabían, pero había empezado
el RCP y tenían que seguir y fui en la ambulancia, sabiendo todo el tiempo
que no podrían salvarla.”
"Charles estaba tan enojado. No pudo perdonarme por lo que hizo. No
podría perdonarme a mí misma. Fui a su funeral. La vestí. No podía soportar
la idea de que alguien más la tocara. Le puse su manta favorita y su
pequeño oso de peluche que había traído a casa del hospital.”
"Recuerdo haberla visto, tan sola, mientras bajaban el pequeño ataúd a su
tumba. Charles estaba tan furioso. Ni siquiera podía mirarme. Cuando
volvimos a casa, me arrojó los papeles del divorcio y me dijo que firmara.
No quería seguir casado con una mujer que cuidaba tan poco de su hijo. Los
firmé y salí. Seguí caminando. No sabía a dónde. No importaba. Todo lo que
me importaba en la vida había desaparecido."
"Dulce Madre de Dios", juró Seth.
"Ese hijo de puta", dijo Dillon. "Ese hijo de puta sin valor."
Ella saltó por la vehemencia de su voz y se acurrucó aún más en las
mantas.
Michael estaba callado. Había tanta furia en sus ojos que Lily tuvo que mirar
a otro lado. La ira vibraba en ondas.
"Lily", Comenzó Seth. Tuvo que calmarse y mirar hacia otro lado por un
momento, mientras se recobraba. "Lily, cariño, no fue tu culpa. Dios
todopoderoso, no fue tu culpa."
"Yo era responsable de ella," dijo Lily en voz baja. "Si no me hubiera ido a
dormir. Si hubiera estado observándola. Muerte súbita de bebé, lo llamaron.
Pero si hubiera estado allí, podría haberlo evitado. Estaba dormida mientras
que mi hija moría".
Lo último lo dijo en un lamento mientras la pena se hinchaba en su garganta
y la echaba fuera en una angustiosa onda. Lágrimas corrían por sus mejillas.
Seth le dio un tirón de los brazos y la meció adelante y atrás, abrazándola
con tanta fuerza que no podía respirar por los sollozos.
"No fue tu culpa, nena. No fue tu culpa."
La sacudió hasta que sus sollozos acabaron. Se quedó sin fuerzas contra él,
toda su fuerza se había ido. Poco a poco y con cuidado inclinó la espalda
contra el sofá y Dillon envolvió sus brazos alrededor de ella.
Dillon le dio un golpe a su barbilla hasta que se vio obligada a mirarlo. Había
terrible dolor en sus ojos, e ira. "Lily, escúchame y escucha bien. Ese hijo de
puta de tu ex-marido es una pieza inútil de mierda. Tendría que haberte
ayudado. Tendría que haber estado cuidando de su hija igual o más de lo
que tú lo hacías en esos primeros días cuando estabas tan cansada y
abatida. No hay excusa para que hubiera abdicado de su responsabilidad.
Me importa un carajo si él era el presidente del mundo de mierda. Su
primera responsabilidad era sólo para ti y para su hija. Punto final. No hay
excusas. Y, además, el hijo de puta en realidad tuvo las pelotas para
culparte, culparte por la muerte de Rose sólo demuestra que es un
inservible de mierda. Nena, estuviste a punto de la ruptura. Te tomaste una
siesta. No sé de una madre viva que no ha dormido mientras su bebé
duerme. Recuerdo a mi madre durmiendo cuando Callie tomaba sus siestas.
No hacía guardia en la cuna de Callie para vigilar cada respiración. No
podías hacer eso. No eres una máquina. Deberías haber tenido ayuda. Tu
esposo muy bien te podría haber apoyado. Es un cobarde de mierda y era
su culpa lo que lo hizo arremeter contra ti. Él te culpó porque sabía la
mierda que era."
"Yo sólo quería descansar. Sólo por un rato. Oh Dios, Dillon, no podía
soportarlo más. Estaba tan cansada. ¿Por qué tenía que morir? ¿Por qué?"
Las lágrimas se filtraron en la camisa de Dillon mientras la abrazaba.
"No lo sé, cariño. Me gustaría tener la respuesta. Lo que sí sé es que no fue
tu culpa. No tuviste la culpa. A veces los bebés mueren y no hay
absolutamente nada que se pueda hacer al respecto. Incluso si hubieras
estado al pie de su cuna, hubiera muerto. La muerte súbita es un asesino
silencioso. No hay explicación. Simplemente sucede."
Ella cerró los ojos contra su pecho, queriendo su calor, aunque se sentía
indigna de ella.
"Así que ¿Te quedaste en la calle? ¿Durante todo ese tiempo?", preguntó
Michael, su tono de voz apretado de ira. "¿Nunca te buscó el hijo de puta?
¿Nunca se aseguró que tuvieras lo que necesitabas?"
"Sólo quería estar lejos del dolor," dijo ella en voz baja. "Soy una cobarde.
Era la única manera de apagarlo. No quería volver. No quería vivir. Así que
existía. Día a día. En las calles, donde nada importaba. A nadie le importaba
quién era. No les importa cuáles son tus pecados o lo que tu pasado es. No
eres más que otra persona sin nombre, sin rostro, que nadie ve."
"Oh Dios, no, nena", susurró Michael mientras la llevaba del abrazo de Dillon
al suyo. "No eres una cobarde. Eres una de las personas más malditamente
valientes que conozco. Cómo has sobrevivido es un milagro, pero estoy tan
condenadamente agradecido porque te trajo a mí, a nosotros. Y no vamos a
dejarte ir, Lily. No sé qué demonios estás pensando ahora mismo, pero no
somos de los que te permitiremos irte. Vamos a estar aquí. Contigo.
Siempre. Vamos a pasar esto. Siempre nos tendrás para cuidar de ti.
Siempre nos tendrás para confiar en nosotros."
"Siempre," Seth dijo en voz baja confirmándolo.
Se movió y levantó la cabeza, captando cada una de sus expresiones. Sus
ojos ardían con propósito e intensidad.
"¿Me quieren?", preguntó ella con voz chirriante, incrédula. "Después de lo
que les he dicho, ¿aún me quieren?"
“Por supuesto que te queremos," Dillon dijo. "No somos tu pasado- culo de
ex marido, Lily. No lanzaremos acusaciones débiles y nos esconderemos
detrás de la culpa. Vivir con nosotros no siempre será fácil pero maldita sea
si no damos todo lo que tenemos. Te amamos sin condiciones, y siempre,
siempre tendrás todo nuestro apoyo."
"Incluso ¿Si no deseo tener más hijos?" Preguntó en voz baja.
Michael la apretó con más fuerza y le rozó la boca en su frente. "Cariño, no
puedo imaginar el horrible dolor que sentiste con tu pérdida. Ni siquiera
puedo imaginarlo. No voy a decir que entiendo, porque nunca he
experimentado algo de esa magnitud. Pero incluso si no tenemos hijos, aún
te amaremos y quiero que te quedes con nosotros. Con el tiempo, y cuando
algo de la crudeza se haya ido, puedes decidir si los niños son algo que
desees. Y vamos a apoyarte al cien por cien. Podemos cambiar pañales,
hacer eructar y alimentar bebés como los mejores. Cada uno de nosotros
echó una mano en la crianza de Callie."
"Será diferente esta vez, Lily," dijo Seth. "Nunca jamás deberás temer
quedarte a solas al cuidar a un bebé. Si decides en el futuro que los niños
son algo que queremos, entonces les haremos frente como una unidad.
Como una familia. No sólo nos tendrás a nosotros, sino que tendrás a mamá
y a Callie y a los papás. Tienes una gran familia que te ama ahora. Te
apoyamos incondicionalmente. Eso es de lo que la familia se trata."
"Oh Dios", susurró. "He tenido tanto miedo. Había encerrado todo porque no
quería que lo supieran. Sabía que tendría que decírselo con el tiempo, pero
cada día me decía que sólo quería un día más. Y luego se convirtió en un día
más y otro y otro. Me decía a mí misma que más tarde. Se lo diría más
tarde, pero no quería arruinar algo tan perfecto y la primera alegría real que
había sentido desde el nacimiento de Rose."
Michael la besó de nuevo y Dillon le pasó la mano por la espalda.
"Ahora sobre el preservativo", Seth comenzó vacilante. "Cariño, tienes que
saber que lo sentimos malditamente. Nunca haríamos nada para hacerte
daño o ir en contra de tus deseos. Pero necesito que sepas algo ¿Ok?
Mírame."
Su mirada se desvió a Seth, a la fiereza en el rostro.
"Necesito que escuches esto. Si quedas embarazada, si tu control de
natalidad no fue efectivo, vamos a estar allí para ti cada paso del camino.
Vamos a manejar esto juntos, y te garantizo que no habrá escasez de
personal para velar por nuestros hijos cada minuto del día, para que puedas
descansar y recuperarte. Te lo juro, Lily. Por mi vida."
Dillon y Michael asintieron y la terrible tensión de ambas partes disminuyó
sólo un poco en el pecho.
“Está bien”, susurró. "Les creo."
Capítulo 32
"Ha estado de esta manera durante una maldita semana", juró Dillon.
Los tres hermanos se reunieron en la cocina mientras que Lily se había
recluido en la oficina de Dillon a pintar. Había pasado la mayor parte de sus
días allí, saliendo para la cena, incluso sonriendo y teniendo alguna
conversación informal. Pero había sombras bajo sus ojos, y el dolor todavía
acechaba en sus profundidades.
"Quiero casarme con ella", dijo Michael sin rodeos. "Tan pronto como sea
posible. Creo que deberíamos pedírselo ahora."
Seth levantó una ceja. "¿De verdad ahora es buen momento?"
"Es lo que todos queremos", dijo Michael. "Y es lo que quiero hacer ahora,
antes de saber si está embarazada o no. Si resulta que está llevando a
nuestro hijo, no quiero que piense nunca que nos casamos con ella por
cualquier otra razón que amarla y querer pasar el resto de nuestras vidas
con ella."
"Planteas un buen punto", dijo Dillon. "Prefiero hacerlo ahora, antes de
saberlo de una manera u otra. De esta forma podemos afrontar juntos los
resultados."
Seth hizo una mueca. "Espero que no esté embarazada. Tiene una gran
cantidad de recuperación que hacer antes de que podamos pensar en niños.
No tengo ninguna duda de que la habría apoyado a cada paso del camino,
pero quiero que tenga a nuestro hijo porque eso es lo que desea, más que
nada. No porque un maldito condón se haya roto."
"Estoy de acuerdo", dijo Michael en voz baja.
"Parece que tenemos un anillo que comprar, y tenemos que averiguar la
mejor manera de hacer la pregunta", dijo Dillon. "Tengo que admitir que
nunca me esperaba que el día que le preguntara a una mujer si quería
casarse con conmigo fuera un esfuerzo de grupo".
Seth resopló. "He oído eso. Pero no me arrepiento, y tal vez los dos
necesiten escuchar esto, porque va a tomar un montón de infierno en
paciencia y sacrificio de todos nosotros. Me encanta Lily y sé que a los dos
también. Estoy bien con eso. Nunca pensé que lo estaría. Voy a ser honesto.
Pero ella es increíble. La quiero y quiero que sea feliz. Y creo nosotros tres
podemos hacer eso."
"Bien maldición", dijo Dillon. "El Hermano mayor está ablandando. Me vas a
tener llorando en un minuto. Creo que me siento a punto de caer."
Seth puso los ojos en blanco. "Eres un idiota."
Michael se echó a reír. "Al igual que en los viejos tiempos. Dillon y Michael
contra Seth. Es un milagro que sobrevivieran hasta la edad adulta."
"Todavía puedo patear a la mierda a vosotros dos cabezas huecas",
amenazó Seth. "Y ahora no tienen a mamá para ocultarse como un grupo de
malditas niñas".
Dillon levantó el dedo medio.
"Está bien, vosotros dos, es suficiente. Tenemos un anillo de comprar y una
propuesta en la que trabajar. Quiero que esto sea perfecto para ella. Su
primer marido fue un completo patán", dijo Michael.
"Uno de nosotros tiene que ir a Denver para conseguir el anillo, y nos
veremos malditamente sospechosos si vamos todos, por no mencionar que
no quiero dejar Lily sola en este momento."
Dillon asintió a la declaración de Seth.
"Dillon tiene el mejor gusto cuando se trata de joyas," dijo Michael
astutamente. "Usa todos esos pendientes tan lindos. Creo que debería ser el
que fuera a buscarlo."
Dillon le disparó una mirada sofocada y Michael rió.
Seth sonrió y se volvió a Dillon. "Parece que está nominado. Lleva tu trasero
a la carretera mañana temprano para que puedas estar de vuelta. Michael y
yo trabajaremos el resto."
***
Lily garabateó sobre otro dibujo, frustrada por su incapacidad de llevar al
papel la imagen de su cabeza. Tenía que ser perfecto, sería perfecto antes
que terminara.
En los últimos días que había trabajado con la concentración de una sola
mente, dibujando y volviendo a dibujar y luego tirándolo, cuando la imagen
no cumplía con sus expectativas.
Suspiró y se recostó en su asiento, estirando sus músculos de su cansada
espalda.
Probablemente les parecería a los chicos como si los estuviera evitando. Al
igual que ella buscaba la soledad para revolcarse en su dolor. Pero la verdad
era que estaba enojada.
No sólo molesta, sino furiosa.
Lo había pensado mucho. No hizo nada más que sumergirse en su arte. Y
cuanto más pensaba, más se daba cuenta de que tendría que hacer algo si
alguna vez iba a seguir adelante.
Un golpe de luz en la puerta la sobresaltó, y se giró en su asiento para ver a
los tres hombres de pie en la puerta. Rápidamente bajó un pedazo de papel
en blanco de encima de su dibujo y centró su atención en ellos.
"Tenemos una sorpresa para ti," dijo Michael. "¿Puedes darnos un par de
horas? Tenemos algo planeado."
Intrigada y con ganas de salir de casa, ella asintió y se detuvo, frotándose
las tensiones del cuello.
"Tendrás que cambiarte de jeans y traer tu chaqueta ligera," dijo Seth.
Ella asintió lentamente. "Está bien. Darme cinco minutos y me reuniré con
vosotros en el frente."
Corrió a la habitación donde estaba guardada toda la ropa en el armario y
sacó uno de sus nuevos pares de pantalones vaqueros. Se los puso y luego
eligió una de las camisetas más bonitas que Callie le había escogido.
Sus rizos estaban más rebeldes de lo normal porque no había tenido tanto
cuidado los últimos días, pero después de mirarse al espejo, consideró que
eran aceptables y se fue en busca de sus botas.
Cuando salió por la puerta principal, los tres hermanos estaban de pie
alrededor del jeep esperando. Michael se movió al asiento del conductor,
mientras que Dillon sostuvo la puerta del copiloto abierta para Lily.
Ella sonrió y se acomodó en su asiento y Michael le devolvió su mirada
itinerante de la cara.
"Esa es la primera sonrisa que te he visto en días. La había extrañado, Lily.
Te he echado de menos.”
Ella alargó la mano para tocarle el brazo. "Lo siento. Sé que he sido difícil.
Todos ustedes han sido tan pacientes conmigo."
Él negó con la cabeza. "Eso no es lo que estoy diciendo, nena. Simplemente
me gusta verte feliz y sonriente. Eso es todo."
Ella le regaló otra sonrisa.
A medida que se daba la vuelta y se dirigía al camino, le preguntó: "¿A
dónde vamos?"
“Eso sería arruinar la sorpresa", dijo Dillon.
Algo de la pesadez le hizo levantar la cabeza. Lo había pensado mucho y
hizo un montón de búsqueda en su alma diciéndoles a los chicos la verdad
sobre su pasado. Sabía lo que tenía que hacer. Ahora sólo tenía que
encontrar el valor para hacerlo.
Pasaron por el conocido camino de la ciudad y empezaron a subir la
montaña y el zigzag que llevaba a casa de sus padres.
Ella sonrió un poco más ampliamente, cuando la casa de los Colters
apareció a la vista. Cuán rápido la habían considerado de la familia. Su
familia. Ella ya los amaba. La habían aceptado y les mostraban nada más
que su amor y apoyo incondicionales.
Los chicos salieron y Dillon abrió la puerta, tendiéndole la mano para
ayudarla a salir.
"Estás siendo muy galante hoy", dijo mientras se retiraba.
Él sonrió. "Espero ser galante todos los días."
"¿No vamos a entrar?”, preguntó cuando evitaron el porche y se dirigieron
hacia el establo.
Seth puso su brazo alrededor de ella y la empujó hacia adelante. "No".
"Oh."
Ella siguió detrás de Michael y Dillon, el brazo de Seth siguió a su alrededor.
Todos estaban siendo tan solícitos con ella. Y cuidadosos, como si fuera muy
frágil y temieran romperla.
Y en cierto modo, suponía que el miedo estaba justificado. Su derrumbe fue
monumental. Pero la liberación fue de una manera que nunca habría
imaginado.
Cuando llegaron al establo, Seth se quedó con Lily mientras que Dillon y
Michael entraron. Unos momentos más tarde, regresaron, cada uno llevando
dos monturas.
Echó una mirada sospechosa a Seth. No había manera que hubieran
ensillado los caballos que esa rapidez. Lo que significaba que fueron
preparados antes de su llegada.
Dillon se detuvo frente a Lily y Seth le entregó las riendas del caballo en el
que había viajado la vez que había ido con Callie. Entonces Dillon la levantó
a su silla y Seth le entregó las riendas.
Ella esperó a que los hombres montaran, y luego Michael se dirigió hacia el
camino que llevaba al Prado de Callie. Dillon hizo señas para que ella
siguiera a Michael, y él y Seth irían por detrás.
Tomaron un ritmo pausado y Lily estuvo encantada con los cambios que
habían tenido lugar desde que ella y Callie habían pasado por el mismo
camino.
La primavera había surgido en su totalidad. Los campos estaban cubiertos
de exuberantes flores en una gran variedad de colores que eran tan
brillantes, que exigían plasmarlos en un lienzo. Se quedó mirando la belleza
de la pradera, tratando de retener todos los detalles en su memoria. Tuvo la
necesidad de actualizar el dibujo de Callie. El prado estaba vivo con nuevo
crecimiento, lleno de vitalidad que le encantó.
La corriente, que pasaba por la pradera gorjeaba y era rápida e iba desde la
fusión de la nieve en los picos cercanos. El sonido se mezclaba con los
graznidos de las aves y los sonidos de los insectos, el espíritu y la vida del
paisaje.
Michael cabalgó hasta el arroyo y desmontó, lo que le permitió a su caballo
bajar la nariz a la corriente y beber. Seth bajó de su caballo y luego
extendió la mano a Lily.
Dejaron los caballos en el agua y se acercaron una pequeña pendiente que
estaba particularmente llena con flores silvestres. Ella no había notado
hasta ahora que Michael llevaba una cesta en una mano y tenía una manta
enrollada debajo de la otra.
Era un día perfecto para un picnic, y estaba encantada de que hubieran
pensado en su sorpresa con un gesto tan dulce. Después de estar encerrada
en su improvisado estudio toda la semana, a solas con sus pensamientos y
sus dibujos, estar fuera, rodeada por la belleza de la primavera, era un
bálsamo para su alma hecha jirones.
Michael entregó la canasta a Dillon y luego desplegó la manta. La brisa la
atrapó y la elevó. Michael la tuvo que acomodar en dos ocasiones,
organizándola sólo antes de tirarla al suelo. Dillon puso la cesta en una
esquina para que mantuviera presionada sobre la tela mientras que Michael
presionaba por el otro lado.
Luego se volvió hacia Lily y le indicó adelante.
Seth la acompañó en la manta y se sentó en la orilla. Entonces llegó hasta
ella para acercarla a su lado. Dillon se estableció en su otro lado, mientras
que Michael se sentó frente a ella.
"¿Tienes hambre?", Preguntó Michael.
"Muero de hambre."
Michael sonrió. "Dillon trajo pollo frito. Hice ensalada de patatas, y Seth hizo
brownies. Dillon también metió algo de su colección de vinos de gran valor y
trajo consigo una botella que ha estado guardando sólo para la ocasión."
Ella casi se quejó. "Todo suena fantástico."
Michael sacó los platos duros de plástico y servilletas de papel y los pasó
alrededor. Entonces sacó el recipiente en donde estaba el pollo y lo colocó
en el medio, seguido por el recipiente que contenía la ensalada de patatas.
Le entregó el vino a Dillon para que lo abriera y luego Michael distribuyó el
líquido en las copas de vino.
Era increíble. Habían pensado en todo.
"¿Ala o carne?" Michael le preguntó.
Ella sonrió. "Las dos cosas. Quiero un muslo y un ala".
Dejó dos piezas de pollo en su plato y luego repartió una saludable porción
de ensalada de patatas y se la entregó.
Ella no perdió el tiempo y no tardó en disfrutar del delicioso pollo,
perfectamente sazonado. Era tan bueno que se lamía los dedos después de
cada bocado.
Comieron en un silencio sociable. Lily miró hacia el cielo, hipnotizada por el
brillante azul que no estaba manchado por una sola nube.
"Me recuerda tus ojoss, murmuró Seth.
Sorprendida se volvió a mirarlo. "¿Qué?"
"El cielo. Hoy me recuerda tus ojos. Hermosos y vibrantes”.
"Nunca sé qué decir cuando dices cosas tan maravillosas", dijo en voz baja.
Él sonrió. "Mantener a una mujer sin palabras no es lo peor del mundo."
"Ooohhh, tuviste que continuar y arruinarlo", dijo, mientras hacía un
movimiento de apuñalarlo con el tenedor.
Michael rió entre dientes. "Supongo que dormirás el sofá esta noche."
Lily bebió el vino, saboreando el sabor con su lengua. Tomó el último
bocado de su ensalada de patatas y posó el plato con un gemido.
"Seguramente ¿Ya estás satisfecha? Todavía tenemos brownies que comer
", dijo Dillon.
"Tendría que estar muerta para declinar el chocolate", dijo.
Michael tomó una lata de metal y la abrió. Inmediatamente, el rico olor a
chocolate flotó en la brisa, jugando con su nariz y el delicioso olor.
"Oh, Dios mío”, murmuró. "Sírveme".
Seth se echó a reír. "Dale a la mujer su chocolate. Suena un poco diabólica."
Ella tomó el pedazo de brownie de Michael y hundió sus dientes en él. "¡Oh
dulce madre, esto es el cielo!", se quejó.
Seth se inclinó para rozar su cuello. "No es tan dulce como tú."
"Bueno, estás perdonado por decir que dejas a una mujer sin palabras", dijo
magnánimamente.
Su expresión se tornó grave. "Hay algo de lo que queremos hablar contigo."
Su estómago se hizo un tirón completo y miró con cautela a Dillon y
Michael.
"La estás asustando, idiota. Deja de sonar tan grave ", dijo Dillon.
"Tenemos algo que preguntarte," corrigió Michael.
Michael llegó a la cesta de picnic y sacó una pequeña caja. En realidad
parecía nervioso y hasta un poco pálido mientras se movía hacia ella y le
tendía la cajita en la palma de su mano.
Ella llegó a él, sus dedos temblando.
"Ábrela", instó Seth.
Quitó la tapa y encontró una cajita de joyería en el interior de terciopelo. Le
dio la vuelta para sacudir la más pequeña, y que aterrizó en la palma con un
plop.
Su estómago era una gran bola de nervios cuando levantó la tapa. Cuando
por fin lo tuvo abierta, diamantes brillaron con el sol, imponentes con su
brillo deslumbrante.
Se quedó con desconcierto absoluto por el hermoso anillo de diamantes de
corte princesa. En medio cuatro diamantes de corte cuadrado, juntos como
si fueran un solo diamante de gran tamaño. Y después a ambos lados de la
pieza centrales había cuatro pequeños diamantes, una vez más dispuestos
juntos como si fueran piedras más grandes. Luego más diamantes pequeños
que se incluían en la banda hasta el fondo a los lados.
Era el anillo más hermoso que había visto nunca, y era exactamente algo
que hubiera escogido para sí misma. Simple, pero muy elegante.
No sabía qué decir. Estaba completa y totalmente abrumada y sin palabras.
Seth tomó el anillo de su contenedor y lo movió suavemente en el dedo
anular de su mano izquierda.
"¿Te casarás con nosotros, Lily?" Preguntó Dillon, su voz de terciopelo sobre
su piel.
"¿Te vas a quedar con nosotros y nos amarás tanto como te amamos?",
preguntó Michael.
"En la enfermedad y en la salud," Seth le susurró a su lado. "¿Hasta que la
muerte nos separe?"
Estaba en sus labios decirle que sí. Sí, sí, mil veces sí. No había duda en su
mente o su corazón que era lo que quería. Que los amaba con cada parte de
su alma y su corazón le pertenecía sólo a ellos.
Pero también sabía que se les debía llegar a ellos completa. Sanada. Libre
de su pasado. Se lo debía a sí misma.
Así que se mordió los labios, porque no podía decir que sí. Todavía no. Oh,
lo haría. No había duda. Pero primero... primero tenía que hacer la cosa más
difícil que jamás podría enfrentar en su vida. Tenía que enfrentar su pasado.
Y entonces tenía que perdonarse.
"Los amo", dijo con fiereza. "No quiero que lo duden nunca".
Miró cada uno de ellos mientras decía las palabras.
"No tienen idea de lo mucho que quiero esto."
Tomó el anillo y con cuidado lo devolvió a la seguridad de la caja de joyería
de terciopelo.
Antes de que pudiera protestar, se volvió hacia ellos, no queriendo que
creyeran ni por un momento que estaba rechazándolos o su amor.
"Darme unos días", preguntó. "Sólo denme eso y luego me vuelven a
preguntar. Hay algo que debo hacer. Por nosotros. Y por mí. Pregúntenme
entonces y me pondré ese anillo, y nunca me lo quitaré. Hasta entonces,
esperen por mí. Y no se den por vencidos."
"Oh, cariño, eso nunca va a suceder", dijo Seth mientras la abrazaba.
Había esperado argumentos de ira tal vez. De inseguridad o que pensaran
que estaba rechazando su propuesta. Pero todos la miraban con amor y
comprensión en sus ojos.
Ninguno la sentenciaba. No había enojo. Nada más que amor. Puro, amor
incondicional.
El sol se deslizó sobre su piel y la calentó. Volvió la cara hacia arriba, con un
brillo de lágrimas al cielo haciéndose un poco más brillante. Había pasado
mucho tiempo hablando mal de Dios. Preguntándose por qué. Pidiendo un
milagro. Durante todo ese tiempo había pensado que Él hizo oídos sordos
para con ella. Que la había olvidado o que no era digna de su gracia y
misericordia. Ahora sabía que estaba equivocada.
Le había enviado el mayor milagro de todos. Tres maravillosos, cariñosos
hombres, pacientes con una capacidad infinita de lealtad y amor.
Por primera vez desde la muerte de Rose se dio cuenta de que iba a
sobrevivir. Y no sólo podría sobrevivir, sino que podía volver a ser feliz.
Capítulo 33
Lily cuidadosamente enrolló el dibujo para que la imagen no se estropeara
de ninguna manera y entonces se la metió en el bolsillo. Era perfecta. Así
como lo había imaginado.
Respiró hondo y cuadró los hombros. Eso era todo. Iba a hacerlo.
Escribió una nota para los chicos y la dejó en la barra donde tendrían que
verla. Luego tomó las llaves del coche de Seth que le había dejado en caso
de que necesitara un vehículo ya que desde ahora conducía una SUV que
era su vehículo oficial, cuando estaba en servicio.
No llamó a Holly antes de dirigirse hacia la casa de los Colter. No quiso
explicarlo a través del teléfono. Simplemente era demasiado complicado.
Sólo esperaba que Holly y Callie estuvieran en casa, porque si bien gran
parte de lo que estaba haciendo tenía que hacerlo por ella misma,
necesitaba el tipo de apoyo que las mujeres Colter le darían.
Estacionó y vio la gran variedad de vehículos que eran conducidos por Holly,
Callie y los esposos de Holly. Sí, los coches indicaban que todos estaban en
casa.
Recopilando su valor, salió y llamó a la puerta.
Adam le abrió, y aunque hubo sorpresa en sus ojos, su sonrisa era cálida y
acogedora.
Extendió
sus
brazos
y
la
tomó
en
un
abrazo
rápido,
sorprendiendo a Lily.
"¿Cómo estás, cariño?" Le preguntó suavemente.
Se dio cuenta de que Seth, Dillon y Michael le habían dicho, probablemente,
a su familia lo que había sucedido. No estaban enojados con ella. Los
Colters eran muy unidos y pareció la cosa más natural del mundo haber
hablado con sus padres sobre su situación.
Ella le sonrió. "Estoy bien. ¿Están Holly y Callie aquí? Me gustaría hablar con
ellas, si es posible."
"Por supuesto. ¿Por qué no entras? ¿Quieres tomar algo? Tengo té y
limonada."
"Estoy bien, gracias” dijo ella con timidez.
Al entrar en la sala de estar, Ryan levantó la vista desde donde estaba
sentado en el sofá leyendo un libro. Se puso de pie cuando vio a Lily, con la
preocupación dibujada en la frente.
"¿Está todo bien Lily?"
"Oh, estoy bien", dijo a toda prisa. "Solo vine hablar con Holly y Callie."
"Las iré a buscar", se ofreció a Adam. "La última vez que las vi, estaban
escondidas en la habitación de Callie haciendo compras por Internet. Que
Dios nos ayude."
Lily ahogó su risa cuando Adam salió de la habitación, pero luego se puso
de pie torpemente, quedando ante el escrutinio de Ryan mientras esperaba.
"Toma asiento", ofreció. "¿Cómo estás? ¿Estás disfrutando de tu arte? "
La tensión de Lily se alivio y sonrió, sin darse cuenta de la forma en que su
rostro se iluminó y brillaba. Pero Ryan lo vio. Él sabía el increíblemente
talento que tenía la joven muchacha. También sabía que había sufrido
mucho dolor en su joven vida. Le recordaba mucho a Holly la primera vez
que llegó a él y a sus hermanos. Un pájaro herido que necesitaba un lugar
para sanar y poder extender sus alas otra vez.
Él esperaba como el infierno que sus hijos demostraran ser exactamente lo
que Lily necesitaba. Sabía con certeza que ella era precisamente lo que
ellos necesitaban.
Adam volvió un momento después con ambas, Holly y Callie pisándole los
talones. Ryan también se preguntaba si Lily no sería la clave para calmar
algunas de las heridas que veía en los ojos de su propia hija. Lily... era
especial, y supo desde el día que la conoció que iba a hacer una gran
diferencia en su familia.
Ya estaba arraigada en muchos sentidos. Holly la quería, y Lily había
ganado el corazón de Callie el día en que le había dado el hermoso dibujo
de prado a Callie.
"Lily” exclamó Holly.
Holly era más obvia de lo que Adam y él mismo fueron. Ella envolvió sus
brazos alrededor de Lily y la abrazó fuertemente, meciéndola de un lado a
otro al igual que a una niña que necesitaba consuelo.
"Oh, cariño, he estado muy preocupada por ti. Qué terribles momentos has
tenido que pasar. Pero estás en casa ahora. Tienes una familia que te
quiere."
Lily le dio a Holly una sonrisa afectuosa que sacudió el corazón de Ryan. Él
miró a Adam, y Adam asintió en dirección de la puerta.
Ryan se puso de pie para salir, le dio un abrazo Lily que le nació de dentro.
Ella siempre parecía un poco más incómoda a su alrededor que con los
otros, pero siempre le habían dicho que no era un tipo fácil con quien
relajarse. Pero él quería que Lily se sintiera querida y acogida. Parte de su
familia.
Pareció sorprendida por el gesto y entonces lo abrazó de regreso,
brevemente apoyando la cabeza contra su pecho.
"Me alegro de que estés aquí", dijo simplemente.
“Gracias” susurró.
Él se apartó. "Te dejamos con las señoras. Adam y yo estaremos en la
granja si nos necesitan."
Tan pronto como los hombres se habían ido, Holly casi arrastró a Lily al sofá
y se sentó entre ella y Callie.
" ¿Cómo estás, realmente?"
"Estoy bien", dijo Lily. "Vine porque, por que..." Ella suspiró. "Es complicado.
Necesito su ayuda."
"Dilo", dijo Callie. "Sea lo que sea, te ayudaremos en todo lo que podamos."
Lily se inclinó para apretar la mano de la otra chica. "Estoy tan agradecida
de tenerte como amiga."
Callie sonrió. "La sensación es totalmente recíproca. Ahora dinos. ¿Qué
necesitas?"
"Necesito que vengan a Denver conmigo", espetó ella.
Los ojos de Holly se abrieron por la sorpresa.
"Hay dos cosas que quiero... necesito... hacer. La primera puede parecer
una tontería."
Mientras hablaba, sacó el papel que había puesto en su bolsillo y lo
desenrolló cuidadosamente. Las otras dos mujeres se inclinaron para
mirarlo.
"Es hermoso", murmuró Callie. "¿Son ellos verdad? Seth, Michael y Dillon”.
"¿Cómo lo sabes?" Lily preguntó con asombro.
Callie sonrió y apunto la primera banda circular, entremezclada con cuatro
colores. Un vibrante azul, verde, marrón y un quemante naranja. "Estos son
ustedes cuatro. Unidad. Sin fin. Este símbolo es para Michael, el sanador,"
dijo ella, señalando el intrincado caduceo3 que Lily había dibujado en la
banda. Luego señaló que el escudo que estaba a la misma distancia de los
otros dos símbolos incrustados en la banda de colores. "Y este es Seth, el
protector".
Holly señaló a la espada, el último símbolo en la banda. "Este debe ser
Dillon, el luchador".
"Fiereza", murmuró Lily. "Él es fuerte y leal".
3
Caduceo: símbolo de la asociación médica americana, dos serpientes enrolladas
sobre un bastón alado
"Y luego tu," dijo Callie en silencio mientras trazaba las líneas de la delicada
lirio en espiral en medio del círculo, floreciendo, con los pétalos
desplegándose.
Lily sonrió. "¿Crees que es estúpido?"
"Creo que es impresionante," dijo Callie. "Absolutamente increíble. ¿Qué vas
a hacer con él? "
"Quiero hacerme un tatuaje".
La boca de Holly quedó abierta, y los labios de Callie se dividieron en una
amplia sonrisa. "Oh, Dios mío, ¡eso es perfecto! ¡Absolutamente perfecto!
¿Dónde? Tienes que decirme dónde."
Lily pasó sus dedos sobre su cadera. "Aquí. Quiero que sea privado, pero
quiero que sea algo que ellos vean. Y que sepan que somos nosotros. Estoy
un poco asustada y no tengo ni idea de a dónde ir. Es por eso que esperaba
que me acompañaran. Dillon dijo que fuiste con él cuando se tatuó en
Denver."
Callie dio unos aplausos de alegría. "Conozco el lugar perfecto. El tipo es un
artista increíble. Casi me hago un tatuaje cuando estuvimos ahí. Me lo
hubiera hecho cuando Dillon se lo hizo, pero él lo convirtió en un lío y no me
dejó hacerlo”.
"Como debió hacer", dijo Holly.
Callie rodó los ojos.
"¿No lo apruebas?", preguntó Lily a Holly. Lo último que quería era arrastrar
su futura suegra a un salón de tatuajes si la idea le horrorizaba.
"Oh, no es eso. Callie era mucho más joven entonces y no tenía un porque
para hacerse un tatuaje. Lo que haga cuando sea mayor es su asunto. Y voy
con las dos. Suena como a mucha diversión."
Sus ojos brillaron y Callie y Lily se rieron ante la idea de Holly dejándose
caer en un salón de tatuajes.
"Oh Dios", se quejó Callie. "No podemos decirle a los papás lo que estamos
haciendo. Les dará un ataque y nos ataran a una silla por el resto del día. "
Holly puso una mano sobre su boca, pero asintió estando de acuerdo.
"Hay otra cosa," dijo Lily en voz baja.
"Continua", animó Callie.
"Necesitamos estar allí durante la noche. Quiero tener mi tatuaje primero.
Pero después... después voy a ir a ver a mi ex-marido."
Callie contuvo el aliento y la sonrisa de Holly se oscureció. Ella se acercó y
tomó la mano de Lily en la suya, apretándola.
"¿De verdad crees que es prudente? Te ha hecho daño, cariño. No le des
otra oportunidad de herirte de nuevo. "
"De eso se trata," Lily respiró. "Le dejé hacer y decir todas esas cosas.
Nunca me defendí porque no sentí que mereciera algo mejor. Creía en mi
corazón que todo lo que decía era cierto y que estaba justificado. Pero
estaba equivocado", dijo con fiereza. "No tenía ningún derecho. Se
equivocó, y no voy a dejar que se salga con la suya. Tengo que enfrentarlo.
Tengo dejar mis demonios descansar, si quiero seguir adelante con una
nueva vida con Seth, Dillon y Michael. Quiero mirarlo a los ojos y decirle lo
hijo de puta que fue por decirme que maté a nuestra hija."
Las lágrimas corrían libremente por sus mejillas. Estaba enojada. Furiosa,
incluso. Pero el sólo decir las palabras. A su hija. La hizo volar por su dolor
una y otra vez.
Callie la abrazaba por un lado, mientras que Holly envolvió sus brazos
alrededor de ambas chicas y las mecía atrás y hacia adelante.
"Te enojaras, cariño. Te cabrearas. Tienes razón. Es un hijo de puta chupa
pollas por lo que te dijo."
"¡Mamá!" Callie espetó.
Lily sacudió los hombros de risa ante el shock en la voz de Callie sobre el
lenguaje crudo de Holly.
"Bueno, lo es," Holly resopló. "¿Qué clase de idiota le echa la culpa a su
mujer cuando no fue lo suficientemente hombre para reforzar y ayudar a
aliviar su carga? Espero que no te culpes más, Lily."
Holly se apartó y le acarició con los dedos los mechones del cabello de Lily.
"Tienes que saber que no fue tu culpa. Lo que sucedió fue una cosa terrible,
terrible que ninguna madre alguna vez tendría que soportar. Pero no fue tu
culpa. Nunca fue tu culpa."
"Sé eso ahora," dijo Lily en voz baja. "Por mucho tiempo, no sentí que
mereciera el perdón. Ahora me doy cuenta de que primero tengo que
perdonarme a mí misma. Y que tengo que enfrentar al hombre que me
traicionó en una manera que ninguna mujer jamás debiera ser traicionada.
No puedo dejar de enfrentarlo. He estado pensando en esto toda la semana.
Es algo que tengo que hacer por mí. Para estar completa de nuevo."
Alterno su mirada entre Callie y Holly. "Los muchachos me pidieron que me
casara con ellos."
Toda la cara de Callie se iluminó. "¿Y? les dijiste que sí, ¿verdad?"
"Les pedí que me lo preguntaran de nuevo en unos días", dijo Lily en voz
baja. "Tengo que hacer esto primero para poder llegar a ellos libre de mi
pasado. Sin ningún tipo de carga. Así podremos tener un nuevo comienzo."
Holly puso de pie. "Bueno, entonces, ¿qué estamos esperando? Llevemos a
esta chica a Denver para que pueda regresar y librar a mis hijos de su
miseria."
Capítulo 34
"Eso no fue tan malo como pensé que sería," dijo Lily mientras ella, Holly y
Callie salían de la sala del tatuaje.
Se frotó en la cadera, sintiendo la venda a través de la mezclilla de los
vaqueros. "Yo esperaba algo mucho peor."
"Lo hiciste muy bien", la felicitó a Callie. "Creo que se ve impresionante, y
que mis hermanos pensaran que es bastante sexy. Serán como hombres de
las cavernas con esto. Para ellos será como si te hubieran marcado. Su sello
de propiedad, por así decirlo. "
Lily se echó a reír. "Voy a dejar que piensen eso, de todos modos."
"Ahora los atraparás", dijo Holly, mientras subían al Rover.
Callie se inclinó desde el asiento de atrás. "Así que, uhm, mamá, ¿qué le
dijiste a los papás que estábamos haciendo, de todos modos?"
Holly salió del tráfico y emprendió el regreso hacia el hotel. "Simplemente
les dije que iba a pasar un tiempo de calidad con mis dos hijas, y me pude
haber pasado un poco en el sentido de que los dejé creer que necesitabas a
una madre, Lily."
"Eres tan mala, mamá. Me gusta," dijo Callie con voz alegre.
"Una chica siempre puede usar la maternidad", dijo Lily mientras Holly la
miro con agradecimiento.
Holly se acercó y le apretó la mano. "Ya lo sé, cariño. Ahora, lo que tenemos
que hacer es regresar al hotel para que te puedas relajar un rato. Entonces,
¿qué dicen si pedimos al servicio de
habitaciones? Nos ponemos los
pijamas y comemos algo de deliciosa comida, mientras que organizamos un
plan de ataque para la mañana."
"Servicio a la habitación suena divino," dijo Callie. "Algo delicioso y tiempo
de chicas solo lo hacen mejor. Quiero volver a mirar a tu tatuaje cuando
volvamos al hotel, Lily. El artista hizo un excelente trabajo. Estoy pensando
seriamente en hacerme algo. Sólo que no se todavía cual es el dibujo
correcto. Tal vez me puedas dibujar algo."
Lily le devolvió la sonrisa. "Me encantaría. Siempre que tengas una idea de
lo que quieres, sólo házmelo saber y veremos lo que podemos hacer."
Un empleado estacionó en el hotel y se dirigieron inmediatamente a la suite
que Holly había reservado.
"Pónganse niñas su pijamas y díganme lo que quieren comer. Para pedirlo ",
dijo Holly.
"Escoge por mí", dijo Lily. "Voy a comer cualquier cosa."
"Lo mismo para mi mamá. Sabes lo que me gusta. Sólo consigue mucho de
eso."
Holly sonrió. “Muy bien, entonces. Voy por ello. Voy a hacer nuestro
pedido."
Callie siguió a Lily al segundo dormitorio de la habitación que compartían.
"¿Puedo verlo de nuevo?"
“Claro,” dijo Lily.
Se bajo el cierre de sus jeans, despegándoselos de la piel y las dejó caer al
suelo. Luego se tendió de un lado en la cama y con cuidado retiró la venda.
"Es increíble, Lily. En serio. Tienes mucho talento. Sé que el tipo te tatuó,
pero este es tu diseño. Es tan intrincado. Debe haberte tomado horas para
conseguir poner todo en ese diseño. "
"Invertí días," dijo Lily con tristeza. "Es en todo lo que he trabajado durante
la última semana. Dibuje y ponderé todo lo qué quería decirle a Charles."
Callie hizo una mueca y luego se dejó caer sobre la cama junto a Lily. "Te
admiro por hacer esto. Me gustaría... me gustaría tener las pelotas para
ponerme de pie y decir, a la mierda estás equivocado."
“¿Fue eso lo que te pasó?", preguntó Lily suavemente. Remplazó el vendaje
que el artista le había dicho que se dejara durante unas horas.
Callie vaciló durante un largo rato. “Sí, supongo que podrías decir eso. Yo...
yo sentí mucho por alguien. Pensé que el sentía lo mismo. Me equivoqué. Él
tomó lo que quería y entonces se fue sin decir una palabra."
Lily se levanto y luego abrazó a Callie. "Lo siento. Eso debe doler mucho."
Callie la abrazó devuelta. "Estaré bien. Corrí a casa para lamer mis heridas,
y para ser honesta, no he tenido deseos de irme de nuevo. Tal vez eso va a
cambiar o tal vez yo he cambiado. Siempre he sido muy inquieta. Lista para
tomar el mundo. Conocer nuevos lugares. Conocer gente nueva. Ahora me
gusta estar rodeada de mi familia, gente que se que me quiere y que nunca
me haría daño. Eso es reconfortante, ¿sabes?"
Lily apretó. "Sí, lo sé. Pequeña, sí que lo sé. Me he sentido así desde que
conocí a tus hermanos y fui acogida en tu familia. Nunca seré capaz de
expresarle a ninguno de ustedes lo mucho que significan para mí."
Callie sonrió. "Va a ser divertido tener una hermana."
"Oh mierda, me vas a hacer llorar", dijo Lily lloriqueando.
"No podemos hacer eso. Tenemos que mantenerte fuerte esta noche para
que mañana puedas ir a la casa de tu ex-marido y patearle su lamentable
culo. "
"Mi casa", dijo Lily en voz baja. "O al menos lo que solía ser."
Callie se agazapó a ella. "¿Quieres decir que todo el tiempo que estuviste
sin hogar, que el hijo de puta se quedó viviendo en tu casa?"
"No podía volver allí. Mañana será la primera vez que vuelvo desde el
funeral de Rose." El dolor todavía dada, vuelcos en el pecho mientras se
imaginaba volviendo atrás. Ahora. Después de tres años. Parecía que toda
la vida y al igual que ayer, eran uno.
"Me gustaría ir contigo para poder darle una patada en las bolas," dijo Callie
con una mueca feroz.
"Chicas, la comida esta aquí", llamó Holly de la habitación de alado.
"Oh mierda, hemos estado charlando y todavía no nos hemos cambiado,"
dijo Callie mientras subía corriendo.
Se apresuraron en ponerse sus pijamas y luego entraron en la habitación de
alado donde Holly ponía los platos en el pequeño comedor.
"Tengo que decir, mamá, que no cocines no importa, pero si conoces de
buena comida," dijo Callie mientras recorría la gran variedad de platillos.
La boca de Lily se hacia agua mientras miraba desde el filete mignon a la
cola de langosta, a la brocheta de camarones a la parrilla y el camarón
gigante frito en un plato aparte. Había verduras al vapor, arroz y pan. Y la
pieza calórica: tarta de queso con caramelo.
Lily se dejó caer en la silla. "Oh Dios, no sé ni por dónde empezar. Todo
parece maravilloso."
"Es por lo que probarás un poco de todo", dijo Holly.
"Una muy buena idea," dijo Callie mientras se inclinaba para tomar un
camarón. Las mujeres apilaban los alimentos en sus platos y charlaban
mientras comían. Lily se alegró de pedirles que vinieran. No es que Seth,
Dillon y Michael no habrían llegado en un instante, pero quería darles una
sorpresa con el tatuaje. Más importante aún, quería enfrentarse a Charles
por su cuenta, y estaba bastante segura de los chicos no le permitirían
acercarse a él. Ellos querrían ser los que lo enfrentan, y probablemente
sería con los puños.
"¿Estás nerviosa por lo de mañana?", preguntó Holly gentilmente.
Lily emergió de sus pensamientos y miró abajo, a su plato medio comer.
Probablemente parecería como si estuviera distraída y tal vez preocupada
por la próxima visita a su pasado. Pero de un modo extraño, estaba en paz.
Ya hizo la parte difícil.
"No estoy nerviosa por enfrentarlo. Estoy más nerviosa por ver el lugar
donde mi hija nació y pasó las primeras semanas de su vida," dijo Lily en
voz baja. "Es importante para mí no quedar como una loca furiosa. No
quiero pensar que Charles tiene algún poder sobre mí. Tengo que estar
tranquila y racional cuando le diga lo equivocado que estaba. Quebrarme
dañaría mi credibilidad”.
"Lo vas a hacer bien", dijo Callie con firmeza. "No me cabe duda ni por un
momento. Cuando pienso en todo lo que has sufrido y el hecho de que
todavía tienes un espíritu cálido, amoroso y generoso... Simplemente me
sorprende. La mayoría de la gente ni siquiera encuentra la fuerza para
seguir adelante. Pero sobreviviste y no te perdiste en el proceso. Les has
dado tanto a mis hermanos. A nuestra familia. A mí," agregó.
"Chicas tienen que parar o todas lloraremos", dijo Holly.
Lily sonrió. "Estoy muy contenta de tenerlas como familia. Cuando pienso en
el pasado, me doy cuenta de que conocer a Seth fue un regalo del cielo.
Sinceramente, creo que Dios lo envió a mí," dijo en voz baja. "O tal vez me
envió a ese comedor, ese día. No era un lugar al que fuera a menudo, pero
ese día estaba sola y hambrienta y sólo por un rato quería estar en algún
lugar que se ocuparan de ambas necesidades."
"Y se me ocurre pensar que Dios te ha enviado a nosotros", dijo Holly
mientras le apretaba la mano a Lily. "Nos trajiste de regreso a casa a Seth, y
por eso siempre estaré agradecida. Nos ha unido de nuevo, Lily. Mis hijos
son felices."
"Mam-ma, para", se lamentó Callie. "Por el amor de Dios, tú eres la que dijo
que íbamos a llorar. Si seguimos así, vamos a ser una masas hormonal de
trastornadas mujeres."
"De acuerdo con tus padres, ya lo somos", dijo Holly con una sonrisa.
"¿Cuál es el plan de mañana, Lily?", preguntó Callie. "¿Quieres que te lleve a
tu antigua casa?"
Lily sacudió lentamente la cabeza. "Preferiría que se queden aquí. Voy a
tomar un taxi. No sé cuánto tiempo voy a estar. Necesito tiempo para
pensar. Han hecho más de lo que nunca sabrán sólo por estar aquí conmigo
y ofreciéndome su apoyo."
"Está bien, entonces. Vamos a estar aquí esperándote en el vestíbulo y si
nos necesitas para algo, cualquier cosa, nos llamas y estaremos allí."
"Gracias, Holly. Creo que puedo hacer esto."
Holly se levantó y besó a ambas a Callie y Lily en la frente y les acarició con
mano el pelo. "No te quedes hasta muy tarde. Lily necesita descansar.
Mañana va a ser un día difícil. Iremos a celebrar después de que regreses de
decirle a tu ex que te bese el culo."
La risa resonó por la habitación, y Lily sintió al coraje levantarse en su firme
abrazo.
Capítulo 35
Lily estaba en la acera, frente a la casa de dos pisos que fue su hogar
durante un período de tiempo tan corto. La miró, evaluando sus emociones.
Aparte de mariposas nerviosas revoloteando en su vientre, estaba
entumecida. Y tal vez tenía que ser así para poder hacer lo que estaba a
punto de hacer.
Era sábado, pero no había ninguna garantía de que Charles estuviera en
casa. Él a menudo trabajaba los fines de semana cuando estaban casados.
Largas noches. Semanas de siete días. El no sabía el significado de tiempo
en familia. Y ciertamente no había compartido la responsabilidad de la niña
que habían hecho juntos.
Durante mucho tiempo ella había asumido de buen grado la culpa de todo.
Pero no lo haría más.
Con una respiración profunda, caminó por el sendero de piedra que
conducía a la puerta principal. Llamó a la puerta antes de darse tiempo para
echarse atrás, y esperó, cada segundo una eternidad.
Cuando la puerta se abrió, se sorprendió al ver a una mujer parada allí, con
un bebé que no podía ser mayor de ocho o nueve meses de edad en su
cadera.
“¿Puedo ayudarte?” Preguntó con voz amigable.
Por un momento, Lily no pudo encontrar su voz. Se quedó mirando al bebé
feliz y balbuceante que había envuelto sus dedos alrededor del cabello de
su mamá. La mujer suavemente retiró su mano y luego enfocó nuevamente
su atención en Lily.
“¿Aún vive aquí Charles Weston?”
“Sí, lo hace. Soy su esposa, Catherine. ¿Puedo ayudarte en algo?”
Le dolía más de lo que debería. No quería reaccionar ante el hecho de que
Charles obviamente había seguido con su vida y la había reemplazado, no
sólo a ella, sino también a Rose. Pero el dolor estaba allí, latiendo constante
dentro de su pecho.
“¿Puedes decirle que Lily está aquí y que me gustaría hablar con él por un
momento?”, preguntó con voz baja.
El comportamiento de Catherine cambió completamente. Sus ojos se
agrandaron en estado de shock y su boca se abrió con sorpresa. “¿Lily?”
Susurró. “¿Eres Lily Weston?”
Lentamente, Lily asintió.
Catherine dio un paso atrás y abrió más la puerta. “Por favor, entra. Le diré
a Charles que estás aquí.”
Sorprendida por la invitación de Catherine, Lily entró vacilante en la casa
que solía ser suya.
“Si me sigues”, dijo Catherine mientras cambiaba al bebé a su otra cadera.
Lily tomó el camino conocido a través del vestíbulo y más allá de la sala
formal a la sala de estar del otro lado del comedor. Cuando se acercaron,
Lily vio a una niña pequeña corretear por la habitación con un chillido, y
entonces vio a Charles alcanzar a la niña y lanzarla por encima de su
cabeza.
Ella cerró los ojos. Oh Dios, no podía hacer esto después de todo. Antes de
que el llanto que la ahogaba pudiera escapar, dio la vuelta, lista para huir.
La súplica de Catherine la detuvo.
“Lily, por favor no te vayas. Sé que esto debe ser duro, pero por favor habla
con Charles. Escucha lo que tiene que decir. El te ha buscado por tanto
tiempo.”
Lily se congeló y dio la vuelta con cuidado hasta que afrontó a Catherine de
nuevo. Catherine le tendió la mano. “Por favor, ven conmigo. Charles va a
estar tan feliz de verte.”
Sintiéndose como si hubiera caído en una extraña realidad alternativa, Lily
dio un paso adelante y luego otro, hasta que estuvo en la puerta justo
detrás de Catherine.
“Charles”, lo llamó Catherine en voz baja. “Hay alguien aquí que quiere
verte.”
Cuando levantó la vista, con la niña todavía firme en su agarre, Catherine se
hizo a un lado para que él tuviera una visión completa de Lily.
Él palideció y lentamente dejó a la niña deslizarse por su cuerpo hasta que
estuvo sobre sus propios pies. La dejó ir, y ella corrió atropelladamente por
la habitación hasta donde Catherine estaba de pie, gritando “Mamá” todo el
camino.
“¿Lily?” graznó. “Dios mío, ¿eres tú?”
“Charles”, dijo ella a modo de saludo.
“Dios mío”.
Catherine tomó a la niña y luego miró a Charles. “Voy a dejaros para que
habléis.”
Luego, salió de la sala familiar, dejando a Lily y Charles mirándose el uno al
otro a través de varios pies de distancia.
“Vine porque hay algo que tengo que decir”, dijo Lily uniformemente.
Estaba orgullosa de no haberse quebrado, aunque su corazón se rompía en
el interior. ¿Cuánto tiempo había esperado él para volver a casarse y tener
otros hijos? ¿Había ella y Rose significado tan poco? ¿Se había apenado él
en absoluto?
Le dolía mirar a aquellos niños, las imágenes de Charles, cuando su propia
hija le fue quitada. Una niña que nunca recuperaría. No era justo. Él había
continuado con su vida, como si nada hubiera pasado. Como si no hubiera
perdido nada. Había ganado una nueva familia. Nuevos niños. Mientras que
ella había pasado los últimos tres años viviendo en la agonía del dolor más
terrible que una madre pudiera conocer. Quería gritarle. Quería llamarlo hijo
de puta. Quería darle una bofetada tan fuerte como pudiera en la cara. Pero
no hizo ninguna de esas cosas.
“Está bien”, dijo. “Estoy escuchando.”
“Estabas equivocado. No fue mi culpa lo que le ocurrió a Rose. Te
equivocaste al decirlo. Te equivocaste al echarme de nuestra casa cuando
estaba tan destruida por el dolor que ni siquiera podía funcionar. Me diste la
espalda cuando más te necesitaba. Le diste la espalda a tu hija cuando
negaste cualquier responsabilidad en su cuidado.”
“Yo
era
tu
esposa.
Eso
debió
significar
algo.
Te
necesitaba
desesperadamente. Necesitaba tu ayuda. Estaba tan cerca de romperme
por completo. No podía aguantar un minuto más. Me fui a dormir porque no
lo hizo noche tras noche.”
Su voz temblaba, y tomó hasta la última gota de control que pudo reunir
para no permitir que las lágrimas hicieran un nudo en su garganta.
“Y ella murió.”
Tomó respiraciones por la nariz. Los ojos de Charles brillaban con lágrimas,
y su rostro estaba devastado por el dolor, y extrañamente, arrepentimiento.
“Pero no fue mi culpa”, dijo ella ferozmente. “No fue culpa de nadie. Una
cosa terrible nos sucedió, y tú debiste estar ahí cuando más te necesité.
Debiste haberme abrazado cuando lloraba, no gritarme que había matado a
nuestra hija.”
“Estabas equivocado.”
Se volvió, una vez dicho lo que había en su corazón, no tenía ningún deseo
de permanecer y mirarlo un instante más. Quería salir de esta casa antes de
perder completamente la compostura.
“Lily, espera. Por favor no te vayas.”
Las lágrimas hacían que su voz fuera más gruesa. Ella vaciló, detenida por
la pesadez y la desesperación que eran tan evidentes en su tono.
Se volvió, sorprendida al ver que las lágrimas corrían por sus mejillas
abiertamente. El dio un paso hacia adelante y luego otro.
“Por favor, quédate. Por tan sólo un momento. También tengo algo que
quiero decir.”
Ella parpadeó con confusión. No había esperado esto, y no estaba segura de
cómo manejar la situación. El alcanzó su brazo, los dedos la tomaron
suavemente mientras la guiaba hacia uno de los sofás.
“Siéntate aquí, antes de que te caigas.”
¿Fue incapaz de ocultar el hecho de que estaba completamente destrozada?
Él se sentó en la silla que estaba diagonal al sofá. Se pasó la mano por la
cara y por el cabello, con los ojos llenos de dolor crudo y terrible.
“Tienes todo el derecho a odiarme. Todo lo que dijiste es verdad.
Absolutamente, cien por ciento verdad. No tengo ninguna excusa. No te
apoyé como debí hacerlo. Trabajé demasiado. Hice de mi trabajo una
prioridad. Te dejé sola en el momento en el que más me necesitabas.
Cuando Rose murió, lo supe. Supe que había cometido errores terribles que
nunca podría retirar. Yo sabía lo cansada que estabas. Podía ver tu
agotamiento. Sabía que estabas a punto de colapsar. Sabía todo eso y no
hice nada para ayudar. “
“Estaba tan enojado. Furioso. Arremetí contra ti. Dije cosas terribles porque,
Dios, la alternativa era admitir la verdad. Que yo maté a nuestra hija. No tú.
Yo. Y no podía aceptarlo. Lo negué. No podía soportar enfrentarte. No podía
mirarte a los ojos, así que te ahuyenté. Pensé que si no te tenía cerca,
podría olvidar. Que podría vivir en la negación y pretender que tu y Rose
nunca existieron. ”
Lily miró su rostro devastado por el dolor en estado de shock. Ella nunca lo
había imaginado. Ni una sola vez.
“Te hice daño, Lily” dijo entrecortadamente. “Cuando saliste de la casa
después de firmar aquellos papeles, me quedé esperando que volvieras. Tal
vez una parte de mí quería que volvieras. Pero pasaron los meses supe que
te habías ido, que yo te había echado.
“Y entonces comencé a preocuparme. El arrepentimiento me estaba
comiendo vivo. No sólo había colocado la culpa por la muerte de nuestra
hija sobre tus hombros cuando era mi culpa para soportarla, sino también
sentía remordimiento por el hecho de que te había enviado con las manos
vacías. No te opusiste al divorcio. No te presentaste en la corte en la fecha
pautada. Nunca pediste nada. Ni un centavo.”
“Yo no quería nada”, dijo en voz baja.
“¿A dónde fuiste?”, preguntó. “Te busqué. Quería al menos mantenerte.
Pensé que merecías una indemnización, al menos. Tú renunciaste a todo por
mí y Rose. A tu arte. Pensé que podrías por lo menos terminar la escuela si
querías. Pero habías desaparecido.”
“Yo no tenía ningún lugar al que ir, Charles,” dijo con sinceridad. No para
hacerle daño, pero tampoco iba a mentir.
“Entonces, ¿dónde estabas?”
Ella encogió los hombros. “¿Dónde está cualquier persona sin hogar? A
veces están en la calle. Otros están en algún callejón.”
“Oh, Dios mío.” Charles enterró su rostro entre las manos y sus hombros
temblaban mientras sollozos silenciosos se derraman, ahogados por sus
manos.
“Estaba bien”, dijo en voz baja. “Sobreviví. No vine aquí para darte nueva
culpas, Charles. Vine porque tenía que decirle que te equivocaste, para
poder seguir adelante y perdonarme. Durante tres años he vivido con la
idea que maté a mi hija y que mi esposo pensaba lo peor de mí. No fue
hasta recientemente que se me mostró cuán equivocada estaba. Y lo
equivocado que estabas tú.”
“Sí, me equivoqué”, dijo. “Ni un día ha pasado que no pensara en ti. La
mirada en tu cara el día que te dije que te fueras. Iré a la tumba con ese
pecado en mi conciencia, Lily”.
Se sentaron en silencio, desconcertados, antes de que Lily, una vez más
comenzara a ponerse de pie.
Charles le tendió la mano. “No, todavía no, Lily. Dime, por favor. ¿Sigues
viviendo en las calles? Tienes que dejar que te ayude. Es lo que te debo.
Debías recibir la mitad de todo en el acuerdo de divorcio.”
Algo de su cólera disminuyó, sustituida por una profunda tristeza. Ambos
habían pasado los últimos tres años torturándose a sí mismos. Cargados con
la culpa y la ira. Y el dolor.
“Ya no más”, dijo en voz baja. “Ya no vivo aquí en Denver. Sólo vine
porque… para poder seguir adelante y tener una vida, tenía que
enfrentarme a mi pasado. Si te ayuda, te perdono. Pero he aprendido en las
últimas semanas que buscar el perdón de los demás no tiene sentido a
menos que puedas perdonarte a ti mismo. ”
Se quedó mirándola con tristeza, sus ojos llenos de tanto pesar, que le dolía
mirarlo. “Quiero que seas feliz, Lily. Te mereces algo mejor de lo que yo te
di. Me gusta pensar que soy un hombre mejor ahora. Ya no trabajo tanto.
Estoy aquí para Catherine y los niños. Pero nunca seré capaz de cambiar el
pasado, y no puedo traer de regreso a nuestra hija.”
Las lágrimas llenaron las esquinas de los ojos de Lily. “No, no hay nada que
ninguno de nosotros pueda hacer para traerla de vuelta. Tal vez lo más
importante es que no había nada que ninguno de nosotros hubiera podido
hacer para salvarla.”
“¿Eres feliz ahora, Lily? ¿Vas a estar bien? ¿Puedes continuar con tu vida?”
Por primera vez desde que había llegado, un atisbo de sonrisa hormigueo en
sus labios. “Sí, soy feliz. Me ha costado tres años, pero voy a estar bien.
Tengo personas que me aman. Familia”.
“Me alegro”, dijo simplemente. “Pero prométeme algo. Si alguna vez
necesitas algo, cualquier cosa, me llamarás o vendrás a mí. No hay nada
que no haría para ayudarte. Siempre”.
Lily se puso de pie temblorosa. Miró al hombre que fue su esposo. Era
extraño, la verdad. Se sentía como un extraño para ella. Antes de venir,
había convertido todo el dolor y la culpa en rabia y furia. Pero ahora todo se
había calmado y lo único que sentía era una tristeza constante por todas las
cosas que no se podían cambiar.
“Agradezco la oferta. Lo hago. Y te agradezco el haberme dicho todo lo que
me dijiste hoy. Mi esperanza es que los dos podamos continuar, ahora y ser
felices.”
Charles asintió. “Cuídate, Lily”.
Ella giró y se dirigió hacia la puerta, con Charles detrás de ella. Cuando
llegaron a la cocina, Catherine miró con ansiedad desde donde estaba
dando de comer a los dos niños.
Lily hizo una pausa por un momento mientras miraba a los dos lindos bebés.
“Tienes unos hijos hermosos”, dijo con voz ronca.
Catherine se veía como si quisiera llorar, pero le dio una sonrisa temblorosa
y dijo: “Gracias.” Luego miró a la niña, su hija. “Su segundo nombre es
Rose. Charles insistió.”
Por un momento, Lily no pudo hablar por el nudo en su garganta. “Es un
hermoso nombre para una niña hermosa”, finalmente logró decir.
Luego se volvió y se dirigió rápidamente hacia la puerta delantera,
desesperada por aire y desesperada por volver al consuelo de la gente que
la amaba.
Tan pronto llegó a la acera, las lágrimas comenzaron a rodar por sus
mejillas. Caminó más rápido, aún no queriendo conseguir un taxi.
Necesitaba respirar, necesitaba liberarse del dolor que crecía en su pecho.
Lo hizo. Lo había enfrentado, sólo que no le había dado la satisfacción que
había imaginado. Él había sufrido también. Seguía sufriendo. Y ella sabía
cómo era, la culpa terrible, el conocimiento de que habías cometido errores
irreparables.
Pero ella había dicho las palabras en voz alta. Estaba equivocado. Y la había
reivindicado, el hecho de que él admitiera que sí, que estaba equivocado.
Pero la victoria era hueca, porque al final del día, dos personas habían
perdido a una hija preciosa, y se había destruido un pedazo de ambos en el
proceso.
Unió sus brazos y los cruzó por delante, metiendo las manos en los pliegues
de los codos. Y caminó más lejos, sólo queriendo despejar la angustia
persistente.
Era libre ahora. Podía abrazar su vida con los hermanos Colter. Se había
enfrentado a sus miedos y salió entera. O al menos no tan rota como
estuvo. Curación. Estaba cicatrizando. Y quizás no sería mañana o el
siguiente día o incluso el próximo año, pero algún día, sería capaz de pensar
en Rose, sin la agonía ardiente y el peso insoportable de la desesperación.
Tal vez era su subconsciente trabajando, porque no había pensado en
caminar hasta el cementerio donde Rose estaba enterrada. Ni siquiera supo
que iba en esa dirección. Pero cuando levantó la vista, vio a las puertas de
hierro que protegía el cementerio de los niños.
Se detuvo varios metros delante de la puerta y simplemente se quedó
mirando un lugar que no había visto desde el terrible día en el que la puso
en la tierra.
Cerró los ojos y respiró profundo. Coraje. Una vez hubiera dicho que no
tenía
ninguno,
pero
últimamente,
lo
había
encontrado
con
mayor
frecuencia. La vida era sobre encontrar el coraje para vivir cada día y hacer
frente a los obstáculos de que estén delante de ti.
Caminó lentamente, casi de puntillas por el camino sinuoso. Buscó en su
memoria el lugar exacto dónde Rose fue enterrada. Tanto de aquel tiempo
era una imagen borrosa. Cerró los ojos otra vez y esta vez volvió en el
tiempo a ese día. Rose fue enterrada bajo la protección de un álamo
enorme, las ramas se expandían sobre muchas tumbas, como tomando a
los angelitos en sus brazos.
Levantó la vista y vio el árbol a poca distancia. Tragó saliva y caminó a un
ritmo más decidido hasta que buscó la lápida con el nombre de Rose.
“Rose Weston. Querida hija. Fuiste mía, y ahora eres Suya. Que Él te lleve
en las alas de los ángeles de vuelta a casa donde perteneces”.
Había escrito la inscripción ella misma y hasta ahora no se había permitido
pensar en ella siquiera, mucho menos decirla en voz alta.
Levantó la cara al sol. “Te amo, bebé”, susurró. “No me arrepiento de un
solo momento de los que tuve contigo. Siempre serás mi angelito.”
La paz descendió y la zona quedó en silencio. El calor la envolvía en su
abrazo constante. Los rayos del sol se filtraban por las ramas del gran árbol
que protegían las tumbas de la intemperie.
Miró hacia abajo otra vez y luego se arrodilló para tocar el mármol frío.
“Adiós”, susurró. “Nunca lo dije antes. No podía. Pero adiós, mi dulce niña”.
Se levantó y giró con rapidez, caminando a buen ritmo y saliendo del
cementerio. Se secó las lágrimas con el dorso de la manga y comenzó a
recorrer la calle en busca de un taxi. Holly y Callie estarían preocupadas. Se
había ido por más tiempo del que había previsto.
Sólo tuvo que caminar dos cuadras antes de parar un taxi. Se inclinó sobre
el asiento, con los ojos cerrados, mientras hacían el viaje de regreso al
hotel.
Estaba exhausta. Mental y físicamente. Pero estaba más ligera de lo que
estuvo nunca. No podía esperar para volver a casa con sus hombres. Tenía
una propuesta de matrimonio que aceptar.
Capítulo 36
“¿Dónde diablos está ella?”, preguntó Dillon mientras caminaba de un lado
a otro en la sala de estar. “Yo no me trago esa basura de que ella, mamá y
Callie están en un maldito viaje de compras y se están divirtiendo en
Denver”.
Michael asintió en silencio.
Incluso la gata parecía extrañar a Lily. Caminaba de un lado a otro entre el
salón y la puerta principal como si esperara que Lily entrara en cualquier
momento. Michael se agachó y le rascó las orejas cuando emitió un maullido
lastimero.
“Eras un maldito policía allí, Seth. ¿No puedes llamar a algunos de tus
amigos y hacer que echen una ojeada a las mujeres?”, preguntó Dillon.
Seth se echó a reír. “Uh, no. Ellas nos matarían. Mamá no nos hablaría
durante un año, y Callie solo nos patearía el culo.”
“¿No estás preocupado en lo más mínimo?”, exigió Michael.
Seth suspiró. “Por supuesto que sí, pero ella pidió tiempo y pidió nuestra
confianza. Tenemos que estar dispuestos a darle ambos. Ella volverá a
nosotros.”
“No estoy preocupado sobre su regreso a nosotros”, gruñó Dillon. “Estoy
preocupado por lo que está haciendo afuera, sola, porque piensa que
necesita hacerlo. Sola. ”
El sonido de la puerta delantera abriéndose penetró en el aire. Los hombres
dieron la vuelta, y allí estaba Lily, de pie en la entrada, con su mirada fija en
ellos.
Había una sutil cautela en su expresión, pero al mismo tiempo había una
calma y tranquilidad en su espíritu que estuvo ausente antes.
Seth contuvo la respiración. Ella iba a estar bien. El alivio lo aplastó. Por
mucho que le dijera a sus hermanos sobre el tener que darle espacio,
estuvo tan preocupado como lo habían estado ellos.
“Lily", Michael respiró apenas segundos antes de cruzar la habitación y
tomarla en sus brazos.
Ella reaccionó con la misma emoción y se envolvió en torno a Michael, que
la sostuvo firmemente contra él. Ella cerró los ojos y enterró su rostro en su
pecho mientras Michael acariciaba su cabello.
Dillon sólo le dio a Michael un momento antes de retirar a Lily de sus brazos
y llevarla hacia los suyos. Acunó a Lily de forma protectora en su fornido
abrazo, con una tierna expresión.
“¿Dónde has estado, dulzura?”
Lily se agitó y luego volvió sus ojos azules hacia Seth. Se moría por
abrazarla, pero esperó mientras ella con cuidado se desprendía del abrazo
de Dillon y luego venía hacia él rápidamente.
Cerró los ojos e inhaló el dulce aroma que identificaba como único de Lily.
“Bienvenida a casa”, murmuró.
Ella levantó la cabeza y le sonrió con tanta brillantez que él quedó mudo de
asombro.
“Es bueno estar en casa”, susurró.
“¿A dónde fuiste?”, repitió Dillon. “¿Estás bien?”
Ella se volvió hacia los otros, permaneciendo en los brazos de Seth. “Fui a
ver a Charles.”
Seth se puso rígido, mientras que Dillon soltó una palabrota y la cara de
Michael se tornó tormentosa.
Ella se echó hacia atrás y sonrió. “Tengo algo que mostrarles.”
Ella definitivamente los mantenía desequilibrados. Tal vez era intencional
para desviar su atención del hecho de que había visitado a su ex-marido sin
ninguno de ellos estando ahí para protegerla y apoyarla. Emocional y
físicamente, pero emocionalmente más que todo.
Ella se separó de Seth y se paró en el medio de la habitación a la misma
distancia de los tres hombres. Sonrió cuando la gata hizo un ocho a través
de sus piernas, rozándola y ronroneando para darle la bienvenida. Lily se
flexionó el tiempo suficiente para acariciar el cuerpo elegante de la gata
antes de levantarse de nuevo y centrarse en el asunto que tenía entre
manos.
“Fui a Denver por dos razones. Pasé toda la semana tratando de crear en el
papel algo que había en mi cabeza.”
Metió los dedos en la cintura de sus jeans y los deslizó para desabrochar la
bragueta. Luego abrió la cremallera y se contoneó con cuidado hasta que se
deslizaron sobre sus caderas, revelando un tatuaje hecho recientemente.
Presentó su cadera en silencio, rozando suavemente con los dedos el
diseño.
Dillon se acercó y tocó suavemente el tatuaje. Michael y Seth lo siguieron,
tratando de ver por encima de Dillon.
“¿Saben qué es esto?” preguntó con voz ronca.
Michael pasó las puntas de los dedos por el caduceo. “Somos nosotros”, dijo
con asombro. “Todos nosotros. Este eres tu, Seth”, dijo señalando el
escudo. “Y tú, Dillon”, mientras rozaba la espada. “Y Lily está aquí, en el
centro.”
“Esto es muy intenso”, dijo Dillon, la admiración engrosaba su voz. “¿Tu lo
diseñaste? ¿Era esto en lo que estabas trabajando que no nos dejabas ver?”
Ella se sonrojó. “No estaba tratando de esconderlo de ustedes. Quiero decir,
no escondía mi trabajo porque me diera vergüenza o no pensara que lo
aprobarían. Quería sorprenderlos.”
“Es increíble”, dijo Dillon sinceramente. “Es un hermoso tatuaje, Lily. ¿Callie
fue contigo?”
Lily asintió. “Yo no quería ir sola. Le pedía a ella y a tu mamá que fueran
conmigo.”
Dillon asintió de manera aprobadora. “Callie debió llevarte a un buen lugar.
Me habría cabreado si hubieras entrado en la primera tienda que
encontraras y que confiaras en ellos para hacer el trabajo.”
Ella se puso de nuevo sus jeans y los abrochó, y luego los miró fijamente,
sus ojos brillantes y luminosos. Había frescura en su mirada, y fue entonces
cuando Seth se dio cuenta que las sombras se habían ido. La tristeza. El
toque de dolor. Ella estaba vibrante.
“Fui a ver a Charles porque quería enfrentarlo”, dijo. "Después de lo
sucedido la semana pasada, pasé días pensando en ello y cada día me
ponía más enojada y furiosa. Me devoró hasta que supe que si no
enfrentaba mi pasado, nunca podría seguir más allá de él y éste siempre me
retendría. Y entonces me pidieron que me casara con ustedes.”
Sonrió a cada uno de ellos, con sus ojos suaves de amor. “Quería gritar que
sí. Lo quería más que nada, pero también sabía que no sería justo para
ustedes o para mí si me comprometía antes de abordar el tema de mi
pasado.”
“¿Y ahora?”, preguntó Michael.
“Pedírmelo”, susurró. “Pedírmelo otra vez.”
Seth le tomó la mano y buscó en su bolsillo. Dillon ahuecó su mejilla y luego
miró a Michael y Seth.
“Cásate con nosotros, Lily,” pidió Dillon con voz ronca.
Seth deslizó suavemente el anillo en su dedo, por encima de su nudillo
hasta que brillaba en su mano. Ella miró hacia abajo y luego curvó los dedos
en un puño, sellando su mano.
“Sí”.
Michael hizo a un lado a Dillon y tomó a Lily en sus brazos. Dio un grito y le
dio vueltas alrededor y alrededor del salón hasta que Lily echó la cabeza
hacia atrás, su risa alegre hizo eco por la habitación.
La besó, larga y persistentemente y luego bajó la mano para acariciar su
cadera vestida por los jeans donde descansaba el tatuaje.
“Ese tatuaje lo dice todo, Lily. Nosotros a tu alrededor. Tú en el centro. En
primer lugar. Siempre.”
Ella sonrió y lo besó otra vez. “Te amo”.
“Y yo te amo.”
Lily se volvió y se arrojó hacia Dillon, estuvo a punto de hacerlo caer
mientras la apretaba contra su pecho. Lo besó de manera exuberante, en la
boca, en la mandíbula, de nuevo en la boca. Por último, él se rió y se rindió.
“Ten piedad”, suplicó.
“No va a pasar”, susurró ella. “Eres mío”.
“Maldita sea, sí lo soy” admitió Dillon.
“Completa y totalmente tuyo. Puedes tenerme en cualquier momento que
desees. Todo lo que tienes que hacer es doblar en mi dirección ese pequeño
dedo alrededor del que me tienes envuelto y estaré por todas partes.”
Lily suspiró y ese enterró en el cuello de Dillon, acariciándolo y haciendo los
dulces sonidos de alegría que volvían loco a Seth.
Y entonces ella se apartó y volvió la mirada a Seth. El corazón de Seth dio
un vuelco cuando ella vino a él, sus ojos cálidos y llenos de aceptación.
Recordó el día que la conoció, cuando levantó la vista y se tambaleó por los
ojos azules más intensos que había visto nunca.
Gracias a Dios, había actuado ante la abrumadora reacción que le había
provocado. Gracias a Dios, había ido tras ella. No podía imaginar su vida sin
ella ahora.
“Me impresionas”, dijo con sinceridad. “Tu fuerza me asombra. Te amo,
Lily”.
Ella se lanzó hacia él, y la agarró mientras se tambaleaba hacia atrás, con
ella envuelta a su alrededor. Colocó ambos brazos alrededor de su cuello y
lo abrazó hasta que todo lo que podía oler o procesar era ella.
“También te amo, Seth. Eres mi ángel personal. Dios te envió hacia mí o a
mí hacia ti. De cualquier manera, nunca voy a creer que se trató de un
encuentro casual en un comedor de beneficencia.”
Su corazón apretado y la abrazó un poco más firmemente. “No, Lily. Tú eres
nuestro ángel. Siempre. Nuestro regalo”.
Ella le acarició el cuello con los labios y tembló suavemente contra él.
“Había dejado de creer en los milagros y en las segundas oportunidades.
Hasta que os conocí a vosotros, chicos”, dijo con una voz que vibraba de
emoción. “Sois mi milagro y mi segunda oportunidad, todo en uno. Os amo.
Estoy tan agradecida por vosotros.”
Seth la ayudó a bajar hasta que sus pies tocaron el suelo y luego se dio
vuelta y extendió sus manos hacia Dillon y Michael. “¿No ha cocinado nadie
todavía? Me muero de hambre. ”
Los hombres se rieron entre dientes y luego Dillon la abrazó de nuevo. “Te
diré qué haremos. Vienes a hacerme compañía a la cocina y voy a
improvisar algo delicioso.”
Seth vio como Dillon llevaba a Lily hacia la cocina seguido por Michael. Él se
quedó atrás, contento de ver por un momento y disfrutar de lo adecuado de
la situación.
Ni en un millón de años habría previsto esto, hacía un par de semanas, su
vida estuvo en Denver. Su trabajo. Ahora, su vida eran Lily y la ciudad de
Clyde. Estaba de nuevo en el redil de su familia. Más fuerte y más cerca que
nunca.
No, como Lily, él no creía por un momento que su encuentro fuera una
casualidad. Y daría gracias todos los días por el resto de su vida por no
haberla dejado salir de ese comedor de beneficencia y de su vida.
Fin
Serie El Legado de Los
Colters
01- La Mujer de Los
Colters
Holly Bardwell está huyendo de
los errores que cometió... justo
en los brazos de los hermanos
Colter.
Adam, Ethan y Ryan no están
buscando
buscando
mujeres.
una
mujer.
Están
Una
mujer para compartir sus vidas y sus camas. No quieren
una aventura, quieren una mujer que les cumplan, y, están
perdiendo la esperanza de encontrarla.
Eso es hasta Adam encuentra a Holly, caída en la nieve,
cerca de su cabaña. Sabe que ella es diferente desde el
minuto en que la coge en los brazos. Pero antes de estar
seguro, necesita conocer las reacciones de sus hermanos.
Poco después, es evidente que ella es la mujer que estaban
buscando.
Hay algunos problemas de resolver, como convencerla de
que les pertenece y mantenerla a salvo del hombre que la
quiere muerta.
02- La Dama de Los
Colters
¿Puede el amor de los Colter,
darle la fuerza para superar la
tragedia de su pasado?
Cuando el oficial de policía Seth
Colter ve a la delicada y mal
vestida belleza en la cola del
comedor donde está sirviendo,
sus entrañas se apretaron ante la idea de ella en las calles,
sola y con frío. Más desconcertante es el instinto oscuro y
posesivo, que le dice que ella le pertenece.
Para Lily Weston, su hogar es un rincón aislado en un
callejón trasero, hasta que Seth le ofrece un lugar donde
quedarse. Ella desconfía de su ofrecimiento, pero hasta una
noche fuera del frío es demasiada tentación para resistir.
Seth está convencido de que Lily es suya. El problema es,
que cuando sus hermanos posan sus ojos en ella, el mismo
instinto primitivo sale rugiendo a la superficie. Los Colter
nunca
imaginaron
que
seguirían
el
camino
poco
convencional de sus padres, pero no pueden ignorar su
mutua necesidad de ofrecerle a Lily su protección, y su
amor. Pero antes que Lily y los hermanos puedan forjar un
futuro juntos, tienen que sanar las profundas heridas de su
pasado.
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