Todos los pequeños pueblos del mundo tienen un lugar secreto, un lugar que únicamente conocen los ancianos, y esto también ocurre en Alonsotegi, Atxgaiztu es nuestro…. lugar secreto, el escondite favorito de todos los niños del pueblo, aunque no todos se atreven a entrar hasta el fondo de la cueva. A algunos, les da miedo la oscuridad. Un día, hace mucho tiempo, cuando los niños al salir de sus clases, podían jugar libremente por la calle, un grupo de niños, picados por la curiosidad, decidió entrar en la cueva y averiguar lo que había dentro. Aunque algunos estaban asustados, no se atrevían a decirlo para que no les llamaran “gallinas”. Los más mayores, se pusieron los primeros para entrar, haciéndose los valientes, y el resto les seguía, uno detrás del otro, agarrándose de las manos. Ninguno se atrevía a soltarse pues cada vez se veía menos. El temor crecía entre todos por igual y más de uno iba temblando, ¡qué miedo!, ¡hasta cerraban los ojos de miedo para no ver!, y de repente, uno de ellos que estaba muy asustado, se tropezó con una piedra y soltándose la mano, se cayó al suelo dando un fuerte grito. Este fue el detonante. ¡Todos comenzaron a gritar asustados y a correr en todas las direcciones!, chocándose unos contra otros y acabando todos en el suelo. Piernas, brazos, lagrimas, y un enorme tumulto entre gritos y empujones, todos querían escapar de allí. Solo se veía un pequeño resplandor en la entrada al refugio y ese fue el faro que le guió para buscar la salida, esa leve luz y el griterío de júbilo de los primeros que alcanzaban la calle. Fue un susto enorme, algunos, con lágrimas en los ojos, reían al verse en la calle, felices dándose palmadas y felicitándose por la aventura y que habían tenido. Uno decía: “No sé si volveré a entrar, he pasado mucho miedo”. ANONIMORUM