PALABRAS DE CLAUSURA DE LA XXXVII ASAMBLEA DE

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PALABRAS DE CLAUSURA DE LA XXXVII ASAMBLEA DE DELEGADAS DE LA
COMISIÓN INTERAMERICANA DE MUJERES DE LA PRESIDENTA DE LA CIM Y
MINISTRA DE LA MUJER Y POBLACIONES VULNERABLES SRA. MARCELA
HUAITA ALEGRE
MIERCOLES 25 DE MAYO DE 2016
Estamos a punto de concluir con la Trigésima Séptima Asamblea de Delegadas de la
Comisión Interamericana de Mujeres, la que ha congregado a Delegadas de 24 países
miembros de la Organización de Estados Americanos y ha permitido ratificar el
compromiso conjunto de avanzar en el respeto y reconocimiento de los derechos de todas
y todos, en luchar por la disminución de las brechas de género y abonar en la
construcción de una región con mejores oportunidades para las mujeres.
En estos dos días hemos sido partícipes de un proceso de reflexión y debate sobre la
situación que afrontan las mujeres en nuestros países, y hemos compartido experiencias
de buenas prácticas, las que constituyen insumos valiosos para que nuestros Estados
incorporen nuevas estrategias o mejoren las que ya vienen implementando.
En esta Asamblea dejamos aprobados importantes instrumentos que marcan el horizonte
de nuestra región y la continuidad de la labor de la Comisión Interamericana de Mujeres.
Nuestra Declaración, centrada en la igualdad y la autonomía en el ejercicio de los
derechos económicos de las mujeres, da un paso adelante en los compromisos políticos
de nuestros países sobre la materia. En ella se reafirma la responsabilidad que tienen
nuestros Estados de mejorar las condiciones de trabajo para las mujeres; visibilizar y
valorar el trabajo no remunerado en la economía de nuestros países; así como adoptar
medidas para que el cuidado sea asumido como una corresponsabilidad social del Estado
y el sector privado así como de los hombres y las mujeres.
Adicionalmente, la Declaración de Lima compromete a nuestros Estados a fomentar la
participación y liderazgo de las mujeres en las decisiones políticas relacionadas al ámbito
económico, así como a promover su participación en la dirección de empresas públicas y
privadas, compromiso que debe ser vinculado al fortalecimiento del emprendimiento
femenino como la vía para la consolidación de la diversificación productiva de nuestros
países.
En ese sentido, la Declaración articula la necesaria garantía de la autonomía económica
con la autonomía en la toma de decisiones. No olvidemos que la CIM ha promovido la
mayor participación política de las mujeres en espacios de decisión política; habiendo
pasado de reivindicar la cuota electoral a requerir la paridad de género como un
mecanismo para el logro de la igualdad y no discriminación, así como una expresión clara
de la democracia representativa que defendemos. Es preciso recordar que en la región no
tendremos igualdad mientras las mujeres no podamos decidir sobre nuestra vida,
nuestras comunidades, nuestro entorno político y económico así como el destino de
nuestros países.
Quisiera agradecer la elección como Presidenta de la Comisión Interamericana de
Mujeres y en ese sentido, reafirmar mi compromiso para continuar trabajando con las
Delegadas de la CIM y con todos los estados miembros de la Organización de los
Estados Americanos a fin de fortalecer los derechos humanos de las mujeres, la igualdad
de género y la no discriminación.
Nuestros Estados se han comprometido con la igualdad de género. Han adoptado normas
nacionales y supranacionales, han implementado políticas y vienen prestando servicios
para garantizar los derechos de las mujeres sin discriminación. Existe un consenso en
invertir en la lucha contra la violencia de género, la disminución de la mortalidad materna
y el embarazo adolescente, la participación política de las mujeres, así como garantizar su
participación en el ámbito productivo y laboral en condiciones de igualdad.
Es innegable que hemos avanzado; sin embargo, aún tenemos importantes desafíos, de
los cuales resaltaré tres que considero marcarán el camino de los derechos de las
mujeres en los años venideros.
En primer lugar tenemos el reto de visibilizar las diferentes formas de discriminación que
acompañan las identidades de las mujeres. Las mujeres de nuestra región son afro
descendientes, indígenas, migrantes, con discapacidad, lesbianas, trans; mujeres
diversas cuya experiencia está marcada por la intersección de diferentes categorías de
discriminación, las que terminan perennizando la sistemática desigualdad social en la que
aún vivimos. El reconocimiento y valoración de la diversidad como un elemento que
enriquece nuestras naciones, y no como una excusa para diferencias injustificadas,
permitirá que nuestros Estados estén en mejores condiciones para garantizar una vida
plena para todos y todas.
En el caso de las mujeres afrodescendientes, a nivel de la región, se encuentran
infrarrepresentadas en cargos de elección popular, en cargos directivos empresariales,
todo ello producto de la falta de oportunidades sumada a la discriminación por razón de
género y étnico-racial. En cuanto a las mujeres indígenas, existe también un patrón de
discriminación, por ejemplo, frente a la presencia de terceros en sus tierras y territorios,
pues el acceso a los recursos naturales que usan las mujeres para proveer a sus familias
se ve limitado por estas incursiones.
Hemos mencionado ejemplos puntuales de la situación de las mujeres afrodescendientes
e indígenas, pero podemos seguir enumerando, nos queda aún un largo trecho por
recorrer para que la diversidad de las mujeres se vea representada en cargos de toma de
decisión, para eliminar la violencia simbólica que las aqueja, así como la discriminación
estructural y sistemática contra ellas que no permite que accedan a iguales oportunidades
y recursos.
En segundo lugar, otro gran reto que tenemos es respecto a las niñas, adolescentes y
mujeres jóvenes de hoy. Respecto de ellas, un tema que requiere ser trabajado a mayor
profundidad corresponde al embarazo adolescente por cuanto la misma en algunos
estados de la región va en aumento, asimismo la brecha de acceso y conclusión a la
educación en todos sus niveles, lo cual repercute en una desigualdad de oportunidades
en el mercado laboral y una brecha salarial que pese a los esfuerzo en la región aún
permanece.
De otro lado, y quiero ser enfática en esto, sólo se garantizará la plena autonomía de las
niñas, adolescentes y jóvenes mujeres si cambiamos los estereotipos de género que
siguen generando patrones socio culturales que mercantilizan los cuerpos de las mujeres
o las asocian a roles atribuidos históricamente.
Finalmente, para el logro del desarrollo económico, con rostro social y comprometido con
el ambiente que nos acoge, tal y como lo plantean los Objetivos de desarrollo sostenible
suscritos el año pasado, es necesario enfrentar problemas estructurales de manera
articulada. El cambio climático está poniendo en riesgo nuestro futuro, está cambiando
radicalmente nuestro entorno más cercano e impacta de manera específica en las
personas más pobres y dentro de ellas a las mujeres. En un sentido similar, fenómenos
delictivos de carácter transnacional como el narcotráfico y la trata de personas con fines
de explotación ponen en riesgo la seguridad de nuestros países y tienen también un
impacto diferenciado en la vigencia de los derechos humanos de las mujeres. Son
fenómenos de muy distinta naturaleza que exigen respuestas conjuntas y de gran escala
de nuestros Estados, respuestas que deben incorporar el enfoque de género y estar
vinculadas a la búsqueda de la igualdad real para las mujeres.
Frente a estos retos es necesario que nuestros Estados se fortalezcan y adopten una
gestión pública efectiva, con una apuesta por la igualdad para las mujeres. Asimismo, es
preciso consolidar instancias intergubernamentales que articulen objetivos y estrategias
para enfrentar problemáticas como las antes mencionadas.
En ese sentido, en mi calidad de Presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres,
quiero invocar a cada Estado parte seguir contribuyendo para que esta instancia siga a la
vanguardia en la construcción de una real igualdad de género y promotora del liderazgo
de todas las mujeres de las Américas.
Asimismo, desde la Presidencia de la Comisión Interamericana de Mujeres, y en el marco
del Plan trienal que acabamos de aprobar, acompañaremos la realización de las
actividades previstas en las metas estratégicas, con especial énfasis en aquellas
relacionadas con el fortalecimiento de la institucionalidad de la CIM, así como las
vinculadas a los ejes temáticos abordados en esta Asamblea. Una primera actividad es
fortalecer el proceso de transversalización del enfoque de género en la OEA,
implementando en las secretarias, recursos humanos, comisiones y grupos de trabajo la
Política institucional de Equidad e Igualdad de Género, Diversidad y DDHH, así como dar
seguimiento continuo del Programa de Género esta institución. Una segunda actividad a
relevar en los años siguientes es la difusión entre los Estados miembros del Sistema
Integrado de Indicadores de DDHH de las mujeres (SISDEHM) para generar análisis
hemisféricos, con énfasis especial en la autonomía económica. Una tercera actividad es
continuar los esfuerzos para destacar las buenas prácticas sobre paridad y elaborar
lineamientos para promoverla en todos los poderes y niveles de los Estados, así como en
las instituciones del sistema democrático. Una cuarta actividad es el fortalecimiento, junto
con la OIT y el Departamento de Desarrollo Humano, Educación y Empleo de la OEA, de
las políticas laborales con enfoque de género en las Américas. Y por último, una quinta
actividad a la que haremos especial seguimiento es el fortalecimiento del MESECVI desde
el rol que tiene la Comisión, como Secretaría Técnica, para la implementación de su Plan
Estratégico.
Quiero agradecer su activa participación y el habernos honrado con su presencia en
nuestro país. Hago extensivo este agradecimiento al equipo de la Secretaría Ejecutiva de
la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos, por
todo el apoyo brindado en la organización y desarrollo de esta Asamblea. Quiero también
destacar y agradecer el trabajo desplegado por el Viceministerio de la Mujer, quien
asumió esta responsabilidad a través del equipo de la Dirección de Igualdad de Género y
No Discriminación; a todas y todos muchas gracias por compromiso.
Antes de terminar, no puedo dejar de reconocer el valioso aporte de la hermana
República de Costa Rica, quien a través de nuestra apreciada Alejandra Mora Mora tuvo
la Presidencia de la Comisión Interamericana de Mujeres en los últimos años.
El Perú se siente honrado y agradecido de haber sido sede de las reflexiones y decisiones
hemisféricas que apuntan a consolidar lo avanzado y proyectar lo pendiente para
garantizar el bienestar integral de las mujeres de las Américas.
A nombre del señor Ollanta Humala Tasso, Presidente de la República, del Ministerio de
la Mujer y Poblaciones Vulnerables, y de las mujeres del Perú les doy las gracias por su
participación en la Trigésima Séptima Asamblea de Delegadas. Que en los años
venideros el lema de “más derechos para más gente”, incluya más derechos efectivos
para más mujeres, a lo largo de su ciclo de vida y en toda su diversidad.
Con estas palabras declaro clausurada esta Trigésima Séptima Asamblea de Delegadas
de la Comisión Interamericana de Mujeres
Muchas gracias
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