Nociones básicas de prosodia y métrica dactílica

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Nociones básicas de prosodia y métrica dactílica
El principal procedimiento de versificación en la literatura clásica es el que se basa
en la diferencia de cantidad de las sílabas.
Sílabas largas por naturaleza (syllabae natura longae) son aquellas cuyo centro
silábico está ocupado por una de las cinco vocales largas o un diptongo. Sólo hay tres
diptongos en latín: ae, oe, au; también se consideran diptongos ei, eu, ui; fuera de éstos,
cualquier encuentro de vocales constituye en latín sílabas distintas: familia = fa / mi / li / a.
Sílabas largas por posición, o convención, (syllabae positione longae) son aquellas
cuya vocal va seguida de dos o más consonantes, bien estén en la misma palabra, cōndĕre
gēntem, bien en la palabra que le sigue, quem mala. Esta norma general se extiende
también a las vocales seguidas de consonantes dobles, x, z, e i entre vocales. La i en
principio de palabra seguida de vocal tiene valor consonántico pero no alarga la vocal que
inmediatamente le preceda: ét premer(e) ét laxás scirét dărĕ iússus habénas
(Verg.Aen.1.63).
Las vocales breves en sílabas finales abiertas delante los grupos de consonantes sc,
sp, sq, st, y las griegas ps, x, z, permanecen breves.
Vocal breve seguida de oclusiva (c, ch, g, p, ph, f, b, th, d) más líquida (l, r),
puede medirse como larga o breve, a elección del autor, pero es necesario que la oclusiva
más la líquida, (muta cum liquida), estén en la misma palabra, e incluso pertezcan a la
propia raíz: pătrem, ăgri. Si la vocal es larga por naturaleza, o la oclusiva está en distinto
componente que la líquida será larga: es larga por naturaleza en mātrem; son largas por
posición en restituīt rem, sūbrigo (< sŭb + rego).
Son breves por naturaleza las sílabas cuya vocal es breve sin que concurra ninguna
de las circunstancias anteriores. Son sílabas breves por posición las que terminando en
vocal van seguidas de otra sílaba que comience por vocal o por h (filius, veho). Esta regla
general, vocalis ante vocalem corripitur (una vocal se abrevia delante de vocal), tiene
algunas excepciones:
La i del verbo fio en aquellos tiempos en los que no hay r, fīunt, pero fĭĕri, fĭĕrem.
La -e de gen. dat. sg. de la quinta declinación cuando preceda una -i-: diēi, speciēī,
perniciēī. Los gen. y voc. de los nombres en -aius y -eius: Pompēī, Gāī.
Fluctúa la -i- de los gen. pronominales en -ius: istius, illius, ipsius; siempre largo
en alīus (nom. alĭus); siempre breve en utrĭus, solĭus, alterĭus.
Las palabras griegas (āër, Aenēas, Talīa) no se sujetan a la prosodia latina.
Son breves todas las sílabas finales cerradas por consonante que no sea -s;
(monēs, de monēre, pero monĕt); esto no quiere decir que toda sílaba cerrada por -s vaya
a ser larga: sólo lo será si lo es por naturaleza.
Se exceptúa la mayoría de los monosílabos, que suelen ser largos, ya sean sílabas
cerradas o abiertas; dic, sic, lar, par, me, se, te, de, pro, e, a, ius, mus, etcétera; pero
también hay breves: et, per, cor, fel, mel, os, ut.
La u precedida de q no tiene ningún valor prosódico, ni hace posición. Precedida
de g, tampoco lo tiene en los nombres cuyo nominativo tiene una vocal distinta de -usiguiendo al grupo gu- (lingua, sanguis, anguis, pero exiguus, exiguo); en el verbo arguo
y compuestos, y en los perfectos en terminados en -gui, sí tiene valor prosódico, por
supuesto breve.
La u precedida de s en palabras como suadere, suauis, suetus, puede no tener
valor prosódico ni hacer posición, y quedarían: [svadere, svavis, svetus]; pero en el
posesivo suus -a -um, la u siempre cuenta como vocal breve.
Fenómeno prosódico importante concerniente a la conversión de largas en breves
es el conocido por correptio iambica (abreviación de los yambos), que puede ser
enunciado así: en palabras bisilábicas con estructura yámbica (u ─ breve, larga) se puede
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presentar la segunda sílaba medida como breve. En el hexámetro clásico esta regla se
produce en pronombres personales: ego, sibi, mihi, tibi; adverbios: modo, cito, bene,
male; presentes de indicativo bisilábicos con la primera breve: amo, veto, scio, etcétera.
La regla prosódica que más se cumple es la elisión o sinalefa, consistente en la
pérdida del valor prosódico de una sílaba final terminada bien en cualquier vocal o bien en
vocal más -m, siempre y cuando la siguiente palabra comience por vocal o h; la cantidad
que cuenta es la de la siguiente, pero en la versificación dactílica clásica es raro que una
sílaba final larga sea elidida delante de una breve.
La elisión se convierte en aféresis o prodelisión, caída de la vocal inicial cuando a
una palabra terminada en vocal, -m, o en nom. sg. -us, y en latín arcaico también -is e -i, le
siguen las formas verbales es o est.
El fenómeno contrario a la sinalefa es el hiato, encuentro de dos vocales en el que
conservan ambas su cantidad propia; suele darse detrás de alguna pausa o cesura en
interior de verso: Múnera súnt laurí | et suáve rubéns hyacínthus (Verg.Buc.3.63).
Sinicesis es la contracción de dos vocales contiguas de la misma palabra en una
sola sílaba larga, proinde, eundem, etc. Algunas de estas palabras pueden ser: adjetivos o
sustantivos terminados en -eus, -ea, -eum; los casos de idem en que la segunda sílaba sea
larga: eundem / eundem; y otras como deorsum, prout, quoad, deinde, etc.
Consonantización: consiste en tomar como consonante la i o la u vocálicas. Su
efecto métrico es como la sinicesis, hacer de dos sílabas una, y además, alarga la sílaba
precedente: abiete, pariete > ab / je / te / , par / je / te.
Cantidades vocálicas de los morfemas gramaticales: Toda sílaba cuya vocal
vaya seguida de dos o más consonantes se considera larga; asimismo, en interior de
palabra las consonantes dobles i, x, z alargan la vocal que preceda; que es breve la vocal
seguida de otra vocal; y que las sílabas finales cerradas por consonante distinta de -s
resultan breves en latín clásico. La i final en sílaba abierta es larga, salvo que se
produzca la correptio iambica.
La acentuación es otro dato que se debe tener en cuenta en la cantidad vocálica.
Exceptuando algunas palabras que por apócope se deberían pronunciar como agudas, p.ej.,
illic(e), istinc(e), la gran mayoría de las palabras latinas son o graves o esdrújulas, pues el
campo acentual no pasa de las tres últimas sílabas. El acento latino está condicionado por
la cantidad de la penúltima sílaba: si ésta es larga por naturaleza o por posición, el acento
de intensidad cae sobre ella; si breve, en la que le precede: fecerāmus, pronunciación
grave o llana [fekerámus], fecĕrat, esdrújula [fékerat].
Las desinencias de los casos:
Nominativo: sg. 1 -ă . 2 -ŭs.
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-s: la -a- seguida de -s es larga (cf. la pronunciación paroxítona o llana de los
gen. -ātis: civitatis); -o: puede ser tanto larga como breve; la vocal seguida de -s de
los neutros siempre es breve.
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- ŭs, -ŭ. 5 -ēs.
En pl. todos los nominativos son largos salvo la -ă de los neutros.
Vocativo sg. 2 -ĕ, -ī.
Acusativo sg.: toda sílaba final cerrada por -m es breve.
En pl. todos los acusativos son largos salvo los neutros.
Genitivo sg: 1 diptongo: pero el gen. arcaico -āī 2 -ī 3 -ĭs 4 -ūs 5 -ēī. pron. -ūjŭs.
En pl. 1 -ārum 2 -ōrum 5 -ērum. El pl. de la 3 de los neutros en -ŭs es -ŏrum; pero
la o breve pertenece al tema de la palabra, no a la desinencia.
Dativo: sg. 2 -ō. 3 -ī. 4 -uī (-ū). 5 -ēī . pron. -ī.
En pl. 1 -īs (-ābus) 2 -īs 3 -ĭbus 4 -ĭbus (-ŭb-) 5 -ēbus.
Ablativo: sg. 1 -ā. 2 -ō. 3 -ĕ / -ī. 4 -ū. 5 -ē.
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Los pronombres tendrán la misma cantidad que los nombres cuando sus
desinencias coincidan con las de estos.
Personales: Las formas monosilábicas son largas (tu te me se nos vos); dat. y abl. pl.:
nōbīs vōbīs; dat.: mihī > mī, tibī, sibī (también breves por correptio iambica).
Demostrativos: gen. sg. -ius; dat. sg. -i.
Relativo-interrogativo: gen. sg. cūiŭs [cūjus]. Dat.sg. cui escandido en el héxametro
clásico como sinicesis; nom. sg. del interrogativo, quĭs; pero dat. abl. pl. quīs,
equivalente a la forma usual quĭbŭs.
Otros formantes gramaticales.
Comparativo: -ior, ej.: altiōra maiōra, pero en nom.sg. altiŏr altiŭs.
Superlativo: -issĭmus.
Adverbios: -ē, latē verecundē, pero los bisilábicos, como bene male, pueden abreviarse
por correptio iambica.
Enclíticas: -quĕ, -vĕ, -nĕ, -psĕ, -ptĕ, son breves.
Formas verbales. Para simplificar también estos listados se van a seguir suprimiendo
todas las desinencias cuyas cantidades quedan despejadas gracias a los puntos precedentes,
a saber, las largas por posición y las breves finales por ir cerradas por consonante distinta
de -s.
Desinencias personales activas: -mŭs, tĭs; pasivas: -rĭs / -rĕ, -mĭnī.
Desinencias del perfecto indicativo: -ī, -istī -ĭmŭs, -istĭs, -ērunt / -ērĕ.
Los presentes indic. están relacionados con la vocal temática de las conjugaciones:
I conjugación: tema en -ā, inf. pres. act. amāre, y por tanto: amo amās amāmus amātis.
Excepción es el verbo dăre que presenta la a siempre breve, dăbant dăbit dătum
dărem, menos en los monosílabos dās dā.
II conjugación: tema en -ē, inf. pres. act. monēre; moneo monēs monēmus, etc.
III conjugación: temática ĕ > e/i, inf. pres. act. legĕre; pres. ind. act.: legis legimus legitis;
pres. ind. pas.: legĕris/legĕre legĭtur legĭmĭnī.
III conjugación mixta: tema -i > i/e, inf. pres. act. capĕre; pres. ind. act.: capio capis
capimus; pres. ind. pas.: capĕris/capĕre capĭtur capĭminī.
IV conjugación: tema en -ī, inf. pres. act. audīre; pres. ind. act.: audio audīs audit
audīmus audītis; pres. ind. pas.: audior audīris/audīre audītur audīminī.
Imperfecto de indicativo: amā-, monē-, legē-, capiē-, audiē-;
-bam, -bās, -bat, -bāmus, -bātis, -bānt; pasiva: -bar, -bāris /-bāre, -bātur,
-bāmur, -bāminī, -bāntur.
Futuro imperf. act. y pas. de los vbs. con infinitivo en -āre, -ēre:
-bo, -bor, -bis, -bĕrĭs -bĕrĕ, -bĭtur, -bĭmŭs, -bimur, -bitis, -biminī.
Futuros y presentes de subjuntivo:
Es larga la -ē-, característica temporal del fut. imperf. act. y pas. de los vbs. con inf.
en -ĕre, -īre; y también la del presente subjuntivo de los vbs. con inf. en -āre.
Es larga la -ā-, característica temporal del pres. subjuntivo de los verbos con
infinitivo en -ēre, -ĕre, -īre.
Imperfecto de subjuntivo: característica temporal: -rē- que se abreviará cuando
corresponda, esto es, la 1ª pers. del sg. act. y pas. y la 3ª del sg. act. La sílaba que
precede a esta característica temporal no está sujeta a ningún cambio: amārem
monērem legĕrem capĕrem audīrem.
Imperativo presente: el sg. no tiene desinencias: ămā y mŏnē pueden pasar a breves (ăma
mŏne) por la correptio iambica; en cambio, lĕgĕ căpĕ audī; pl.: -te: amāte
monēte legĭte capĭte audīte.
Imperativo futuro: -tō (puede ser también breve) -tōte -ntō.
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Infinitivo pres. pasivo: -ī: amārī monērī legī capī audīrī.
Tiempos del perfectum: Los perfectos en -ui tienen larga la vocal que precede;
esta vocal pertenece al lexema del verbo en su tema de perfecto.
Infinitivo de pasado o de perf. act.: -isse.
Pluscuamperfecto de indicativo: -erā-: -eram -erās -erat -erāmus.
-erātis. De subj. -īssē-: -issem -issēs -isset -issēmus -issētis.
Futuro perf.: -ĕro -ĕrĭs -ĕrit -ĕrĭtĭs.
Perfecto de subj.: ĕrim, y desde la época clásica igual al fut.perf.
Los participios, gerundio y gerundivo se acogen a la declinación nominal a la que
pertenezcan. Participio de Futuro act.: -ūrum.
El llamado supino pas.: -ū. Respecto a los supinos, las vocales A E O U que
preceden al morfema -tum, -sum, suelen ser largas. La i es larga si corresponde a un
perfecto en -īvi: como audītum petītum, pero es breve si el perfecto es en -ui no
precedido de vocal: habĭtum (habui), monĭtum (monui), tacĭtum (tacui).
Versificacion dactílica
La versificación cuantitativa se basa en una sucesión rítmica de sílabas largas y
breves. Esta sucesión se estructura en una serie de unidades métricas, a saber, pie, metro,
verso y estrofa, que definen y marcan la versificación.
La marca que da significado a la cadena rítmica se denomina ictus, que en la
mayoría de los tipos de versos cae en sílaba larga. La alternancia de partes marcadas e
intervalos entre ellas es lo que produce el ritmo.
En el hexámetro concretamente, esas unidades van representadas por el dáctilo, pie
métrico constituido por una sílaba larga seguida de dos breves. La sílaba larga que inicia
esta unidad métrica es el elemento marcado del ritmo (elementum longum), o tiempo
fuerte, donde va el ictus o golpe que lo marca. El grupo de dos breves que siguen a este
elemento es el no marcado.
Las dos breves que constituyen el elemento no marcado del dáctilo ( / u u) pueden
estar sustituidas por una sílaba larga; dicho pie se denomina espondeo ( / ). Por tanto el
hexámetro es un verso de seis unidades métricas, dáctilos o espondeos, excepto el quinto
pie, que casi siempre es dáctilo, y el sexto, que siempre es espondeo: la última sílaba de
verso es indiferente a la cantidad y se señala con x , o más comúnmente por u . Este
elemento indifferens es el que ocupa el elemento no marcado del espondeo final. El
esquema del hexámetro es como sigue: 1 / u u , 2 / u u , 3 / u u , 4 / u u , 5 / u u , 6 / u
El final de un quinto pie espondeo no puede nunca coincidir con final de palabra:
por esta norma, la remota posibilidad de encontrar un hexámetro espondaico está aún más
restringida: márgine térrarúm porréxerat Ámphitríte (Ov.met.1.14).
El ictus, que representamos con tilde, va en sílaba larga; entre éstas, si hay una sola
sílaba, será larga; si hay dos, breves. Llevarán ictus la primera sílaba del verso y la
penúltima.
La recitación de un verso tan largo, entre trece y diecisiete sílabas, exige alguna
pausa en su interior: es lo que se denomina cesura. Este corte nunca rompe una palabra y
casi siempre va en medio de un pie; de lo cual se deduce que es rara la coincidencia de pie
métrico y palabra, sobre todo en segundo, tercero y cuarto pie. Las cesuras se clasifican
según el lugar del verso en que se sitúen:
a) Pentemímera, después del quinto medio pie, es la más corriente:
Cónticuér(e) omnés | inténtiqu(e) óra tenébant
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b) Trocaica, también llamada femenina, detrás de la primera breve del tercer dáctilo:
Spárgens húmida mélla | sopóriferúmque papáver
c) Heptemímera, después del séptimo medio pie:
Áccipiúnt inimíc(um) imbrém | rimísque fatíscunt
d) Triemímera, tras el tercer medio pie:
Quídve doléns | regína deúm tot vólvere cásus
e) Diéresis bucólica; cuando la pausa no va en mitad de un pie sino entre dos de ellos, se
denomina diéresis, que en el hexámetro clásico sólo se da tras el cuarto pie:
Pólli(o) et ípse facít nova cármina: || páscite táurum
Todas las cesuras, excepto la pentemímera, suelen aparecer combinadas en el
mismo hexámetro, como en: Infandum | regina | iubes | renovare dolorem, donde se dan
respectivamente la triemímera, trocaica y heptemímera.
En combinación alterna con el hexámetro tenemos el otro verso dactílico, el
pentámetro. Consiste éste en la repetición del primer hemistiquio del hexámetro antes de
la cesura pentemímera. Es un verso dividido por una diéresis central, aunque a veces este
corte está oscurecido por la elisión, bastante rara, por lo demás en el pentámetro. El juego
de sustituciones por dos breves de las sílabas largas no marcadas está rigurosamente
reducido al primer hemistiquio: el segundo hemistiquio del pentámetro debe constar de
dos dáctilos puros más la sílaba final.
Su esquema es: / u u , / u u , / || / u u , / u u , u
Este verso de cinco pies dactílicos no se da en la literatura clásica si no es como
segundo componente del llamado dístico elegíaco, que es la composición métrica más
utilizada después del hexámetro, y se compone de éste, seguido del dicho pentámetro.
En esta especie de estrofa, que puede contener una idea completa, con frecuencia
encerrada en una frase independiente, en la que el hexámetro plantea y el pentámetro
resuelve, están escritos los epigramas, las elegías, tanto las eróticas como las dolientes, y
también una buena parte de la poesía didáctica.
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