LA ANDROMACA,

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4-
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LA
ANDROMACA,
MELO-DRAMA TRAGICO
EN UN ACTO.
POR DON LUCIANO FRANCISCO COMELLA.
P E R S O N A S .
Andrómaca , viuda de Hector.
Pirro , amante de Andromaca.
A stiaaacte , hijo de Andrdaiaca.
Ulises , General Griego.
lia escena se representa en las inmediaciones de T roja despues de su ruina.
Selva con un pirámide dedicado al triunfo de Hércules á la derecha-, y sepulcro
de Héctor á la izquierda con cipreies. L a mitad del foro figurará marina con
iiista de la armada Griega anclada^ y la otra mitad los muros y edificios arruina­
dos de Troya con varias quiebras ó roturas^ al pie de las quales habrá muchas
ruinas que facilitarán la subida y entrada de aquellas : noche sin mas luz que
la que arroje el fuego de la pira que está delante del sepulcro : aparece Andrómaca sentada en la galería de éste llena de la mayor consternación tan pronto
derrama lágrimas de dolor sobre el sepulcro de su marido^ como mira con ren­
cor la armada de los Griegos. Despues fixa los ojos con la mayor ternura en
las ruinan ; en seguida desgaja ramas de ciprés , las echa en el juego del ara^
y se entra despechada por las quiebras de los muros de Troya : sale Pirro^
y cesa la música que habrá expresado todas las pasiones
de Andrómaca,
P / V . S o l o el sagrado fuego de la pira,
que alum bra de H ector el sepulcro
frío,
en tan lóbrega noche comunica
a lg u n a escasa luz á estos recintos.
L a obscuridad me im pide que ver
pueda
de A n dro m aca , m i bien, el dulce
hechizo.
H e venido á estas horas á encon«
tra r la
p ara manifestaría mi cariño;
qu e no quiero exponerm e á sus
.desayres
A
L a A n d ro m a ca .
ì^ir. h n el sepulcro ds H éctor se ha
d o n Jc tilgun Epirota puedd oirlo.
tl
h o r r o r d e las s o m br a s me
1^.
csconiiido.
o^uUa
M ttsica lù g u b re y cuyos ecos r e y por hallarla en vano me fa ti- f e t i r à n las trhm¡>as m ie n tra s A n ^drópiíjca e n tra en el p a n te ó n y
g o .,..
,
.
Q . é iri^te sóiédád! todo es silencio,
,Sí3ca la u rn a donde e stá n las
lobreguez y pavor..», solo al oido,
ceni'z.as ae H é c to r.
Audi E n la u rn a funesta que te
conducidos del céfiro suave,
m aestro
llegan d e rato en rato los suspiros
se encierran los humanos desper>
de un co razo u doliente que se
dicios
queja.
que
tu pad re dexó de su existencia:
Quién podrá se r?
arrím alos al pecho j que au nque
Golpe de música que anuncia las
fríos
p isa d a s de Androinaca.
conservan aq u e l fuego ardiente y
Parece ijue oigo ruido
noble
hácia las quiebras del cascado rouq ue causó al Griego tantos exter­
minios:
y de entre ellas con paso contenido
inflám ate con é l , con él disponte
van saliendo dos sombras.
á ca&tigar su b árb aro hcmicidio,
A n d . Astianacte,
á vindicar la m uerte de tu abuelo,
L e saca d e las r u in a s ó quiebras.
y á r e s ta u ra r de T r o y a el g ran
hijo del coriizon, dexa el a&íio
dominio.
que á tu persona ofrecen los es­
J
ú
ra
lo por los manes de tu p ad re,
combros
la
vida
de tu m a d r e , y po r ti
de la iufeltce T ro y a : ven conmigo,
mismo.
que el h o rro r de la noche y el si­
P o r mi p a d r e , .por vo s, por mi
lencio
lo juro;
de tu m adre protegen los desig­
tem an los G riegos ^ tem an de mi
nios.
brio.
T ir , Si la voz y el deseo no me en­
A n d . N o hagais alarde , bárbaros,
gañan
del triunfo,
esta es la viuda de H éctor con su
que aun H ic to r no m urió vivien­
hijo.
do su hijo.
And. L a obscuridad m e dexa asegu­
P
ir
.
jQ
u anto su noble orgullo aviva
rada.
el
fu tg o
P ir . Desde aquí puedo verla sin ser
q
ue
esparce
en este pecho su a t r a c ­
visto.
tivo
!
A nd. Esperare u n i n s t a n t e , luego
And.'^& i la rosada a u ro ra se aproxim a,
vuelvo.
M e lo -d ra m a ,
y oculfaríe otra vez será preciso:
P / r . E n vano lo recatas.
A n d . Pues qué viv e?
a d z a el sacro fuego de la pira
entre tanto que vuelvo.
Ast. A y , padre mío !
A n d r o m a c a se lle'va la u rn a a l
p a n te o n : A s tia n a c te echa ra m a s
d e ciprés en el a ra : ‘v u e lv e á
sa lir A n drom aca , y to m ando de
la m ano a l niño le conduce á las
q u ieb ra s d ü m u r o , a l lleg a r d
él p á r a la m úsica que h a b r á
exp resa d o to d a la acción
m u 4 a.
A n d . V u e lv e al funesto a s í l e , y no
receJcs
q ue á la vista me q u ed o .... Ya he
cumplido
con el deber de m adre: abo ra cum*
piamos
con el de esposa.
JPir. Yo m e determ ino.
And. C o n m is l á g r i m a s , H é c t o r , á
tus manes
to rno à ofrecer devotos sacrÍ6cios.
P /r .¿ E s posible, s e ñ o ra , que tus ojos
han de dar de dolor eterno in d i­
cio ?
D e x a ya de ofrecer tributo al lianto5
h a rto tiem p o hasllo rado átu marido.
Del reyno de ía m uerte tu congoja
no le puede s a c a r: g u ard a á tu hijo
la vida que te quitas con ia pen a...
A n d . N o te burles , señor , de riiis
martirios:
A stianacte m urió la noche h o rrenda
que vió la infeliz Tr^jya su e x terminlo.
PíV. P a ra volver á Ilión el sér perdido.
Esa es voz q u e los Griego» es­
parcieron:
quisiera su fuFor tener motivos
de ofrecer nuevas v ía im a s al o '’lo
que á los T eucros ju ra r o n v e " g a ' tivos.
P ir . N o te niego que en A u lid c de
T ro y a
ju ré con los demás el exterm inio;
mas si ántes del trata d o , de tus
gracias
hubiese yo a d m ira d o los prodigio«,
n iT ro y » , ni tu casa de los G r i e hubiera sido infausto de!«perdicfo.
A nd. T u generosidad es sospechosa.*:tu pecho no es ca paz del heroísmo.
P ir. El am or ha m ud ado mis afectos.
ií n íí .N o puede n in g ú n G rie go ser be­
nigno.
•
P ;r . Esa es obstinación.
A n d . Solo es constancia.
P / r . Basta ya de r i g o r , dulce bien
m io:
del vencedor del Asia adm ite afa­
ble,
el trono que te ofrece en sacriBcio
con la m ano y el alma. Dcxa el
llamo,
a p a rta de esos fúnebres vesfigíos
tus afligidos ojos.... y á lo menos
po r un m omento fixalos «n P ino.
¿Ni una m irada quieres conce­
derme?
ya que de este favor no me hallas
digno,
Aa
4
L a Andromaca,
concedeiae la gracia de v o lv erte
al paveíloii que am or te ha preveDiü o:
recibe allí los votos que á tus aras
cfi'íce reverenie mi cariño,
que au nq ue ia suerte te hizo escla­
va iBÍa,
á ser esclavo tu y o yo he nacido.
Go^pe de m úsica con el qual se le^
^Varita de la p o s tu r a que te n ia de
consternación sobre el sepulcro de
H é c to r ; le coje de la m a n o ,
y dice.
P i r . Q u é intentas?
And. Solamente reco rd a rte
que eres hijo de Achiles , que eres
P irro:
que tu padre inm oló sangriento y
ñero
a} defensor de T r o y a $ á tni m ari­
do:
que inhu m ano á su carro m andú
asirle,
y en polvo y s a n g r e , y en sudor
tcnidO)
en torno de los muros de su p àtria ,
tres veces le a r r a s t r ó , dexando
impio
con su m uerte u n exetrtpio á
barbarie:
he aqui los miserables desperdicios^
del crimen mas atroz y mas san>
griento;
con mirarlos renueva mis m a r t i ­
rios.
Observa los regueros de su s a n gre:
m ir a en aquel ciprés de sus vesti­
dos
los míseros despojos : en redad os
en ese á rid o tronco sus m architos
y tupidos cabellos : en la arena
iodos sus miembros yertos esparci­
do: :
allí está su cabeza ; aquí sus b ra­
zos:
allá su corazon aun semivivo:
ín iraIo ..te confundes? ¿te ex irem eces?
te cubres de pavor? [ ah , esposo
mio!
tu corazon palpita todavía,
alien ta que el ard o r de mi carino
te re m o n ta rá á la vida po rq u e
pueda»
extinguir esa ra z a de asesinos,
de verdugos sangrientos y crueles
que han hecho extrem ecer con su»
delitos
Ha máquina del orbe: vuelve, vuelve,
H écto r m io , á la v i d a , cobra brio:
reanim a tus cenizas.,> Ya recobra
el sér q u e le quitaron y ya le m iro
coa las arma&que Achiles obstentaba
lanzarse qual león embravecido
sobre la arm ada G r i e g a , q ue me*
drosa,
fugitiva y dispersa busca a<iilo
en las ondas del m a r : c o r r e , no
tardes,
extingue de una vez á esos impíos,
au m en ta con su sangre el m a r un­
doso,
d e cadáveres puebla su recinto;
hiere , m ata , destruy e y aniquila
q u an to pueda oponerse á tus desig­
nios,
y si de h erir cansado desfáileces^
Andrófiiaca sabrá p restarte brio.
P a u s a sin m ú sic a , en que recano^
ce su deplorable s itu a c ió n , y des­
p u é s ^ u e l‘ve en s í -, y dice en
tono débil.
D ó n d e está H éctor ?... ¿ dónde están
los G riegos Ì
M as ay ! q u e solo veo á mí martirio
y las tristes memorias que conducen
m i existencia infeliz i su exter­
minio.
R e liq u ia s a d o ra d a s , que n o püeda
sobre vosotras (p e seá mi conflicto!)
exhalar el d o l o r , angustia y p«ns,
el corazon e m b u e lto e a u n suspiro!
S in d ud a que no soy m&dre n i es­
posa
q u a n d o á tales torm entos sobrevivo.
S e apoya despechada sobre el se^
'pulcro ; P ir r o p ro c u ra consolarla^
*vá á le 'v a n ta r la , y d e p ro n to ce»
sa la m úsica que h a b r á acom^
p a n a d o estos se n tim ie n to s,
A p a rtate.
p i r . Sin causa me aborreces.
F u i yo de H éctor acaso el asesino?
A nd. Sino lo fuiste l ú , lo fue tu p ad íe.
P ir . ¿ Y por qué á raí me impones el
castigo ?
/ 4r}d.Ese m onton de ruinas espantosas^
ese sin fin de templos y edifícios
^ e l fuego calcinados , Polisena,
P r i a i n o , P olidoro y a u n tú mis­
m o,
p u eden satisfacer á tu p reg unta:
los laureles que en Txoya has ad ­
quirido
no los ciñó en tu sien la augusta
g lo ria ,
sino el fraude , el h o rro r y los d e ­
litos.
Aborrecerle d tb o éternamenre,
clamando esiá mi b árb aro desuno,
p ara excitar mi odio ín ex ó ra b k :
el h a d o in ju s to ,e l hado vengativo
m« hace a rra s tra r tus hurcidas c a ­
denas,
no me cpnduce ai tálam o de Pirro.
JP/r. Mis cadenas , señora ?... ^ío me
ames',
sf'gue en tu obstinación , parezca
P irro
á la viitta de Á n d rú m a c a el objeto
mas execrable , mas aborrecido.
P ero yo he d e p a rtir contigo el
trono,
en ti he de transferir mi poderío,
p o r mí has de dispensar las digni­
dades,
las hon ras, las riquezas, y e n C p iro
has de m an d ar qual R e y n a , reci­
biendo
aq u e l culto amoroso que sumiso
dedica u n pueblo fíel ai Soberano:
íi te parece corto el sacrificio,
d ilo .. mas sin decirlo sabré hacerlo,
á tu gusto sujeto mi alvedrio:
ya no tengo desde hoy voluntad
propia,
comienzo á ser vasallo en mis do­
minios.
“Bien sé que me dirás que tu belltza
a u n merece m ayores sacrificros;
si no te basta el trono que té cedo,
ni el corazon de un R e y como el
de Pirro,
toda la G re c ia , ju n to con sus Reyes
ofrezco subvi'gar á tu servido:
B
L a A tid r ó m ^ c a .
qué la G ic c ia n o m as?-Ia l a d i a , el
nuiudo,
que 10 ia a corta ofrenda á tu ca­
tino.
A n d . L a v íu ia de H éctor p ara con­
solarse
necesita , s e ñ o r, de otros alivios.
P ir. ¿Quieres que á vista de la a r m a ­
d a Griega
rom pa y pise el laurel qi-te m e ha
ceñido ?
¿ quieres que y o renuncie á sus
tratados ?
j quieres que vuelva á T rp y ^ d ser
antiguo ?
y finaliiieiue,¿quieres.que mi sangre
expie á tu presencia mi delito?
Si esta o fren da d esaniia fu¡> enojos,,
tom a el acero , vengutc de Pirro:
q ue mas quiero la m uerte de tu
m ano,
que ser de tu odio objeto aborrecido.
And. Q uiero solo á mi esposo.
Pi'r. N o es posible.
A n d . Pues ddxame , s e ñ o r , con mis
niariirios. i,
T^ir. Yo debo con so larte: si perdiste
en el hijo de Priamo u n m arido
digno de ser llo ra d o , en mí sin
serlo,
y sin mas Ínteres que mi heroísmo,
encontraras no solo quien de esposo
cumpla amoroso con el sacro oficio,
sino un Rey poderoso que te sirva
de escudo y defensor en tus peli­
gros:
todavía haré mas para que veas
que mas grande será mi patrocinio:
despues que el trono ocupes de
mis padres,
á pesar de la Grecia ; todo E p iro ,
con su Rey , ju r a r á por R ey de
T to v a ,
al succesor de D á rd an o tu hijo.
A n d . A mí hijo, señor?... ¡Ay Ástian a c te !
jP ir. L ^e g o vive ?
And. N o , no ha m uerto P i r r o .
P i r . E n vano disim u las, triste madre:
que ya m ayor que tu a rd id es tu
cariño.
Astianacte m urió.. Cielos! Ulises!
q u é d e m¿ilesal verte pronostico!...
P ir . D ónd e vas?... por qué h uyes?...
And. N o lo alcanzo,
m i afecto me arrebata de este sitio.
V ase á las ru in a s ,
Pir. £1 am o r m a tern al de aq u í la
aparta:
o h , q uánto com padezco su destino!
Sale U lises con Griegos*
U/ij. L a g u a r d ia de E p iro tas que te
escolta
me dixo que aq u í estabas.
P ir .iQ ü é motivo
te ha obligado á buscarme ?
Ulis. El mas sagrado;
la obediencia que debo á mi
caudillo.
P ir. ¿Luego á e n c en trarm e vienes ea
su nom bre ?
Ulis. Sí , Pirro.
p i r . Q . é me ordena ? •
Ulis. Escucha.
P ir . Dílo.
UZ/'i. A u n q u e á los patrios L ares están
prontos
M e lo -d r a m a ,
á d irig ir (as proas los navios;
exige el bien común de toda
Grecia
que hasta cum plir el órden del
destino
suspendan la salida : el hijo de
H éctor,
según afirma C alch a s, está vivo:
su formidable raza , sus proezas
nos dicen que debemos prevenirnos
c o n tra toda esperanza que algún
dia
p u e d a excitar d« nuevo el valor
Frigio.
L o s hijos de los héroes desde luego
á imitar á sus padres h an nacido;
H é c to r lo f u e ,s u hijo puede serlo,
y sagaces debemos impedirlo.
A este fin te previene nuestro gefe
q ue procures arm ado y con sigilo
espiar do nde A n d ró m a ca le oculta
p ara quitar á Grecia este etiemígo;
no difieras cumplir con el precepto
q u e te o rden an la G re cia y el
destino.
P /r. R esponde que no puedo obede­
cerlos.
U/ií. Quien te lo im p ide?
JP/r. Ese destino mismo
que la noche fatal del fiero In­
cendio
cortó su vida con h o r r o r impío.
^Ih . Esa es voz que su m adre ha
prop;igado:
lös oráculos dicen que está vivo;
y supuesto que a rra s tra tus c a ­
denas
debes d a r cuenta á G recia de su
hijo.
7
P / r . T o m a d a T r o y a se rompió el
contrato
que con G recia me unía.
Vili. M ira , Pirro,
que Agam enón te impone este pre­
cepto.
P i r . T u gefe m an da en A r g o s , yo
en E p iro.
Vlis. E n vano le defiendes. Ya conoces
d e ülises el ard id y el artificio;
yo le sabré buscar a u nqu e se es­
conda
en los profundos senos del abismo.
P / r . Supongasé“ q ue vive , y que la
G recia
previene de antem ano ios peligros
p ro c u ra n d o e v itar qu e de otra
T roya
tenga que destru ir el poderío.
¿Acaso puede el m ísero Astianacte
á T ro y a restaurar ? j quales a r ­
bitrios
tiene un ra p az sin fuerzas ni alia­
dos
de arm as y de valor destituido!
jqué un pueblo vencedor de toda eí
Asia,
qué un pueblo de quien tiembla el
orbe mismo
se envilezca en pensar tan baxamente !
Ulises , no lo alcanzo , no concibo
como G re cia se ocupa en un nego­
cio
de tan poca im portancia. A tu cau­
dillo
Je dirás que se ocupe en adelante
en asunto» mas grandes y aias
dignos.
B 2
L7 /.; M ira qi:e con las arm a s en ia
inano...
P/V N o prosigas; bí son tan atrevidos
que provocan las m í a s , yo haré
verlos,
nada les haré ver que no hay an
visto.
P u e s , P i r r o , como sabe toda G r e ­
cia
la victoria en la lid lleva consigo.
Ulis. Eva es m ucha arrogancia.
P ir. Basta , Ulísesj
y no niegues lo mismo que tu
has visto.
Después de A chiles ¿quién ha.cons­
ternado
los esquad ron esT eucros siooPirro?
¿ q u ié n después que cantaban la
victoria
hasta los m uros supo perseguirlos,
tranform and o su gloria en vilipenr
dio
y en funesto dolor el regocijo?
¿ q u á n ta s veces volvieron nuestras
tropas
ya fugitivas sobre el enemigo,,
pasando á vencedoras de vencidas',
solo con el esfuerzo de mi brio ?
¿Hccfor , el g ran de H e d o r , teme­
roso
n o reusó batallas con los míos,
porque sus esquadrones al tniraim ?
volvían hacia T ro y a fugitivos?
Yo del paladión salí el prim ero;
yo y A tam ante los primeros fuimos
en propagar la m u e r te y e l incendio:
yo fui el prim ero , en f i n , que de
los Frigios
contrarresté el v a lo r, y k Polidoro
que a l paso, m e salió p ara im­
pedii lo ,
el pecho le pa?é de p a r t e a part?,
el qtial huyendo eu roxo hu m o r
tenido,
y la cabeza ya empapada en m uerte,
inuríéBdo reclinó sobre aquel mis­
mo ,
á quien de.bia el..ser,, que eo la de­
fensa
de su hijo em puñar el y e rro quiso,
qu an d o ya con el mío traspasado
espiraron los dos á u n tiempo
mismo.
N o te canses,U iises.Y o.heresuelto
defender á mi esclava, y á su hijo;
si el conservar sus di ;s á la G recia
pareciere algua h o rrid o delito,
qu e á castigarlo pase con sus huestes
que del. m odo que supo el fuerte
P irro
hum illar la soberbia de lo s T e u c ro s
ab a tirá de G recia el podí-río.
T a la rá sus provincias furibundo,
y con la fuerza de su brazo invicto
lanzará m uerte , h o rro r , llam as,
espanto,
que d estruya su orgullo y sus d o ­
minios.
Ü /iJ .jQ u é el am or obscurezca así tus
glorias !
P ir * A n tes con el am or cobran mas
brío.
Viis. M ucho siento llevarle esta res­
puesta.
P / r . A n d a á hacer tu deber que yo
haré el mío.
V a se U lises con los suyos*
T i r . Ya se fué Ülíses : no perdam os
tiempo,
que auaie n ta la d ítn o ra
ligro.
su p e-
P ir r o hace u n a seña- á- los suyos,
salen y les d á á e n te n d e r q le se
esperen ^ y se 'v á despechíUlo h a ­
cia las r o tu r a s de las ru in a s ^ y
a l. ir á e n tr a r y A n .iró m a c a le detie n e y cesando de p ro n to el p c r io '
do de m úsica que h a b r á acorné
p a n a d o e sta escena m uda.
And. A dónde vas? espe ra...jq ué p r e ­
tendes ?
p i r . A iidróm aca infeliz , salv a á tu
hijo.
^ n d . Qué es lo qwe hablas ?
P ir . h i Grecia te lo pide...
si á h erir vienes su pecho, hiere
el mío.
S e a rro d illa . P ir r o cc^e a l niño
de la m ano ; le lle'va h a s ta el
sepulcro ; y al tiew po qtte % á á
en treg á rselo á los suyos,
*ve á U lises.
P ir . Escondedlo en las naves , que
est-a noche
p artirem os de T ro y a p a r a E p i r o .
Uti&es ! sátvale.
A n d , Yo no sé d 'n d e .. .
P ir. En el sepulcro de í'U p.idre mismo.
D e vista no le pierdas entrcranto .
que mis naves y tropas apvrcito.víí.
And. E n t r a , h i j o , al i r c m e n i o : g jarda^, esposo,-■
el pedazo dci alm a que te fío.
■en mis naves tendrá seguro asilo.
H sconde el nino en el P a n te ó n .
Salen Vlises con los^ suycs sig u U n Grit-go,
do con la •vista á P i r t o ^ y después
y alucinar p re ie n d ts mi cariño,
les d a á. e n te n d e r que y a le p e r ­
p i r . Ojalá fuera c i e r t o !... vamos, va<> d ió de m ista , y que e ste n a p ermos.
cibidos p a r a q iu n to les ordenare:
j 4 nd. I l u m i n a t n e , c i e l o , e n tal con-v luego f i x a la a ttn c io n en A n d r ó '
Qícto.
m aca ; o b se rv a donde ella d irig e
P ir . Su m uerte ha decretado#
su s m iradas'. A n d ró m a c a a l 'verlo
And. D u ro golpe!
se c o n ste rn a toda , y el a fe c to de
¿ Qué- temor puede d a r á Greciam a d re a r r e b a ta su 'lis ta y su
un n iñ o ?
c o ra zo n in v o lu n ta r ia m e n te
P i r . .Resuelvete , yo vengo .i profe-^
hácia el sepulcro.
A n d . Q né m iras ? á qué vienes ?
tegerte;
por el cielo.lo j u r o y tus hechizos*. Ulis A pedirte,
A nd Q u é h i r é ? podré fiarm e?
de p a rte de Jos G rie g o s , á tu hijo.
P ir .
receles.
Piugui.era al cíelo que esta triste
And. E n tra por él... mas no , detente,-.
madre
A u d ..i^o te creo.... no en tre s.... eres
Pirro.
Y e n A itianacte ,v e n hijo querido:
L e saca.
d isfru tara , s e ñ o r , de su cariño:
desde el dia fctial del fiero incen>»
dio,
eu mi am argo dolor dam e ese ali­
vio.
JJUs. El am or m atern al nada repnrn;
rarle
con ics demas esclavos confundido.
la tern u ra que tienes à rn hijo,
A n d . iC rees que aunque le vie;« en­
se la tií. n<.n los Gric-gO!» á los suyos;
tre cadenas
y deíipues de diez años d e peligros,
fuera erro r exponer á T a ltm a c o
b á rb a ra m e n te de su peso h erido,
ro deado de llamas , ó esperando
al furor de A stianacte,si está vivo.
el fatal golpe de un atroz cuchillo, A n d . Pues os complace su destino in­
d e su lado un instante me ap a rtara ,
fausto
hasta que diese el litiimo suspiro?
deleitao s, crueles , e n oirlo.
D ó n d e e s tá s , hijo m io ? ¿ q u é te
Astianacte murió.
Ulis. Quién lo asegura?
has hecho ?
¿con todos los demas has perci.¡do, And. Mis lágrim as.
ó andas errante con !os que esca­ Ulis. N o bastan : necesito
paron ?
otra seguridad.
dón d e te en c u en tras? ¿ qué es de A nd. Si no se halla
tu d estin o ?
el niño q ue me pides confundido,
Ulis. E n vano finges: tratas con Ulise i
e n tre los huesos áridos y secos
de las m adres conozco el artificio:
de un negro p a n te o n , todo el cas­
no te valgas de inútiles rodeos;
tigo
dime sia mas dem ora , q u e es de
del fiero v e n c e d o r, con el de! cielo,
tu hijo.
caiga sobre esta m adre.
Ulis. El artificio
ap.
A n d . Q u é es de mi hijo , bárbaro ?
qué es de Hecror ?
m e valga , que sin él no será fácil
Ì de P riam o , de T ro y a y de los
descubrir la verdad : au n q u e sen­
Frigios ?
tirlo
Ulis. T u ¡)¡ii d u d a q u errás q ue la vio­
debe tu corazon , si reflexionas
lencia
en la [m uerte c r u e l , que el hado
te a r ra n q u e la verdnd.
impio
A fid. N o me intimido:
había decretado a l tierno infante*
quiero y debo m orir.
te debes alegrar de su destino.
Uíis. Esa constancia
Desde la to rre , que h a q uedado
n Vísta del rigor perderá el brio.
¡lesa
A nd. N o coa la m uerte , no , si con
del iocendio fatal , hub iera sido
la viJa
a rro jad o A stianacte.
pu<íierü> contu rbar el pecho mío:
j^ n d . Ay D io s ! yo muero...
la muentc es todo, el bisa que yo Ulis, T o da se estremeció : buscad al
dc^cOj
niño,
ignoro el parad ero que ha tenido.
U lis.Td privas de su am or por no mi­
su terror aum entem os : ¿qué os de*
tiene ?
en busca de A stianacte dirigios;
no dex-'is templi s , c;isas ni ruinas
qu2 cauto> no inircis ; y si es.p;;rciso,
renovad p ara hallarle ios estragos
del fuego y del a z ;ro .
p ara estorbar tus bárbaros designios.
Ulís. Yo cum plo con e4 orden de los
Diosts.
A n d . Yo detesto á les Dioses ; los
maldigo.
Ulis. Eres n n i g e r , 6 furia ?
A n d . Soy es};Osa,
soy m ad re tierna,..¿ó quán do no lo
he sido ?■
Ulis. Incendiad ese tú m u lo al lnst?n^e
Ulis. A quién buscas , A n dró m a ca Ì
de Ilion con los maderos c o n s :.. i ' A n d . A mis males.
Ulis. T ra e d le presurosos á este sitio.
B árbaros in hum ano s! sOi .
¿ P o r qué Andróm aca miras el se­
p ara acabar de serlo , este di.'
os fa lta b a ; qué horro r ! ya á . r i i c
pulcro ?
empieza.
¿ A qué viene el tem or m uerto tu
¿Qué no pueda ? p a g a r con mis sus­
hijo ?
piros
A nd. El tem or se ha hecho en raí n a ­
turaleza.
este voraz incendio ! Sanguinarios,
Ulis. Ya. que á A stianacte oprime su
yo no temo el rigor del fuego activo:
destino,
inmóvil estaré... ya se prcp. ga...
y con mas suave m u e rte calmó el
ya se acerca tai vez al tierno rjiño...
odio
ten piedad de una m a d r e , de una
que G re cia le tenia : de! Olimpo
esposa.
se arrodilla.
oye el nuevo decreto : dice Calchas,, Ulis. D a d increm ento al fuego des­
q ue no puede esperar feliz arribo,
tructivo.
ni ser purificada nuestra ilota,
And. A y l qi)e va á perecer,..
si el enojo del mar embrabecido
S e e n tr a y saca á A s tia u a L te ,
con las cenizas de H éctor no te m ­ Ulis. E spera , a g u a rd a ...
plam os.
iííjíi.A quí tien es,crue l , á tu enemigo:
E n t r a d por ellas luego.
y m ira que enemigo , un inocente
And. A y hijo mio !
del cielo , y de los hom bres perse­
N o habéis de en tra r , tira n o s , que
guido.
de m u ro
L f h u m illú á su s p ie s , y Ulises no
les se rv irá mi p e c h o ;lle g a iniquo^
p u e d e menos de d e r r a m a r lá-'
que a u nqu e débil m e h a llo , en p e ­
g r im a s : m úsica que m a iiinas tantas,
J ie s t a la situación.
ellas mismas encienden mi carino,
D e l vencedor abraza las rodillas.
m e inñam an de valor y de cons­
Con la v g u id e x .
tancia
hu m íllate á sus pies, ya eres cautivo.
Aiìd. P u ro ? P i r c o ?
l2
JLa A n d r ó m a c a ,
incíiíia el real cueílo á la cadena,
S e lle v a n a l niño p o r d e tr á s d d
sometele á las leyes dei destino:
sepulcro , A n d r ó m a c a le sig u e , y
resígnate al dolor , y á la congoja,
v ie n d o la im p o s ib ilid a d , se
pues miras que tu m ad re l u c e lo
a bandona.
mismo.
Ya h e d e x a c o de ser m adre y es­
U//J. Llevadlo.
posa,
A nd.i^o putece..mirando sivieneVirro.
ya del poder , del auge que he te ­
perdona si deseo ver á Pirro.
nido
M ir a tid o a l p a n te o n .
no conservo otra cosa-que la idea.
S e queda A n d ró m a c a p o r u n tn s¿ L)ónde está el scnticniento y los
ta n te a b r a z a d a con el niño : ü / / m uitirlos
ses d á á e n te n d e r que se lo a rra n que no vienen atroces y crueles
q uen de los b r a z o s , a l e x e c u ta r á arran c arm e una vida q ue a b o ­
lo , la m adre lo im pide p a s a n ^
mino ?
do desde la m ayor la n g u id e'z al
C óm o el am or m aterno no me in ­
m ayor despeclio , habiendo e x p re ­
flama ?
sado la m úsica todos afectos
. ¿*cómo no^m# arreb a ta mi carino
d e h o rro r y compasion de
á salvar á A stian acte? ¿ y c o n qué
a rm as ?
e s ta acción.
And. ¿ Discurrís arran c arlo de mis
con las de mi dolor-, y mis conilic*
brazos ?
tos^
£ n vano lo intentáis: m iradle asido
sí P irro m e cumpliese la p a la b ra ..,
al seno m aternal naturaleza
mas no viene , y q u iz á m e h a b rá
contra vuestro rig o r le presta brio:
vendido.
p e r m i t e , U lis e s , por un breve ins­
D e tam o p a d e c e r, ya n o padezco:
tante,
tal e s to y , que no sé si muero ó vivo.
q ue la ternura cum pla con su ofíMas que tropas son estas que se
aeercan ?
cio:
oh dulce p r e n d a ! n o , dexad que
D e quién serán ? de P irro : corre
P irro
vuelva
á estrecharm e o tra vez : consuelo
á conservar los dias de A stianacte,
ahora mismo le llevan los impíos.
mío:
qué no te he de ver mas? ¿ D ónde
Sale P ir r o con su s tro p a s,
Pir. A dónde le conducen ?
le llevan ?
á m o r i r , á morir : cómo no espiro? A nd. H á cia T ro y a .
Pir. P a ra hacerse á la vela mis navios
Ulis. Obedeced la ócden.
solo falca mi órden , nada tem as,
And. H e d o r , ííécto r,
sal de tu sepulcro á d ife n d e r á tu
q ue el cielo-favorece mis desig*
ilios.
hijo.
M eìO 'drLim a.
ij
And. V i á salvar k A s tia n a c te , corre, And» N o puedo d arte auxilio,
m e l ó im pide el doler y h congoja;
vuela,
d e vi>>i.'i ¡ ;¡y de niil j ya lii he
que y o o frtz co v e n c erm eá lu cariño.
p e r d id o !
P / r . L a gloria solo del lionor rae i n ­
L os crueles Ircanos , tos Escitas,
flama,
podrían hacer mas? cielos divinos!
y aqueste premio basta á mi he«
nadie recojerá su cuerpo amable
roisino.
vass.
|si me dieran siquiera el triste alivio
P erdon a , am ad o esposo , puede
de poderle abrazar despues- de
mucho
m uerto !
en una m ad re el tierno am or de
Si esta rá ya en la to rre ? ¿ mas qué
u n hijo.
m iro ?
M as tú tibies la culpa : si las almas
ya está en lo alto de ella... ¡que la
conservan las pasiones que h an te­
esfera
nido;
desplomada
no caiga en esioj üitios
si el am or no se esítingue con la
sobre
eso^i
in
hum anos!yo no pu edo
m uerte,
fíxar la vista mas en el su p lid o ...
I cómo sufres que el G riego ven­
• I pcífido de P irro me ha engañado,
gativo
c o n q u e poca cautela ha procedido!
op rim a co n el yugo á tu consorte,.
ya le precipitaron : infelice I
y a Astianacte prepare cruel supÜ»*
S e oye u n g r a n ruido dim a n a d o
cío ?
¿ P o r q ué tu s o m b r a , como la de de alg u n a s p ie d r a s que caen de
k i to rr e : u n a g r a n d e »vendrá á
Achiles^
n o se psesenta a r m a d a ? ¿ m a s qué p a r a r j u n t a d los cipreses ^ A n ^
d ró m a ca cae en el s u e lo : la m ú ^
miro ? ...
sica m a n ifie sta todo el horror
espectáculo a t r o z ! dónde le llevan?
d i la situación.
A ia to rre dirigen los iaiquos
su inocencia.... traid ores.... in h u ­ A n d . M ísera! dónde estoy? ¿qué ne­
gro abismó­
m a n o s ....
me
llena
de terror ? v to las furias
A tra * viesa p o r el m uro VUses con*
h
o
rren
d
as
del aberno que á mi hijo
duciendo a l niño A s tia n a c te á la
p
re
te
n
d
e
n
vinvUcai con sus to r­
to rr e con tro p a s,
mentos.
A lt. M ad re ? m ad re ?
Ah p é r fid o ! ha cruel y aleve P irro !
C orre a rr e b a ta d a A n d ró m a c a ,
m onstruo i n f e r n a l , ho rror de los
como que quiere su b ir ; p fr o a l
m ortales;
m ism o tiem po m a n ifie sta que e l
q u é te hizo A stinacte ? que te hizo?
dolor se lo esto rb a \ a s i que se
I qué te ofendieron inocenieti sngs
o c u lta n , dice con el mayor
p a r a venderlo á viles asesinos?
sentim iento.
14
A ndrom aca,
mas por qu e m e detengo et» vanas
E n breve pasarás del negro lete
las turbulentas olas : el ladrido
quejas...
del tfjple can te llenará de e«panfo
muera a mis m a n o s , s í , perezca
m ientras la e r ra n te sombra de m í
Pirro.
hijo
¡ Q u é tigres , qué s e rp ie n te s, qué
persigue
atro z tu criminal persona,
leones, '
turb
and
o
la quietud de u n fem en ­
sedientos de su sangre y su exter­
tido.
minio
siento que me devoran las entrañas! F u e r te cortísim o que a n u n cia el
Y a me arrojo á su cuerpo fementido: ru id o de los Soldados de P ir ro
le ro m po el pecho , el corazon le que se acercan escoltando á éste
que s a ld r á despues que d ig a .
arranco:
P / r . A n d ró m a ca , tu hijo...
le veo palpitar con regocijo.
A n d r ó m a c a llena de f u r o r pene~
Ya le miro en la tierra rebolcado:
tr a por e n tre las tro p a s á
en el polvo y la sangre sumergido;
b u sca r á P ir r o diciendo.
pálid o y hierío despedir la horrible
vida f e ro z , envuelta entre suspiros^ And. L o sé todo,
p i g a r á s con tu m uerte...
con él perezcan los desapiadados
A
l
'vet á P ir r o con A s tia n a c te
Dioses que mi desastre h an p e r­
en
los
braz,o %, se q ueda con el h ra mitido.
xo
le^vantado
en a p titu d d e irlo
Tam bién perezca G recia : el m ar
á
h
e
rir
:
tie
m
b
la n todos su s m iem ­
soberbio
inunde sus c a m p a ñ as: de los riscos bros , se le cae e l p u ñ a l , / corre
á a b r a z a r a l hijo : q u a tro com pa­
inñ.imados volcanes se desgaxcn,
que en llamas los confundan : com ­ ses de u n p ia nísim o acom pañan íh
sorpresa , su tem blor y su
batidos
regocijo.
los exes de la tierra en sus caberA y hijo mió ¡
nas,
y es v e r d a d ? y no sueno ? Dioses
trague tam bién su cuerpo semivivo,
santos,
escombros , fuego , rayos , laba y
qué placido momenfo!yo me humillo
hum o,
ante vuestros arcanos misteriosos:
d es tru y a n ese imperio aborrecido.
de una m adre aitiorosa lOs delirios
"Pirro desde lejos sin ser ^isto»
p erdo nad generosos p ara siempre.
P ir . Andrói<>acH ?...
P
tr
, Ya ves á q u an ta casta te he ser­
Aod. Qué escucho ! ¿ y au^fi se atreve
vido.
HH nom bre á pronunciar el mons­
A
nd.
T
ú herido ? ¿ tií cubierto con tu
tru o impío 1
sangre
? ‘
'
Usa Andfóiií'ics ,bárbaro,te ag u a rd a
P
/r.
Por
salvar
á
Astianacte,
p ara duHe el castigo tnefecido.
d ra m a .
And. H.idos impios 1
¿ qué o<; hizo la v ir tu d , qu e de este
m odo
l a c n t r e g i i s al fu ro r de un negro
vicio I
M ira á tu bienhechor : m ira á tu
p ad re,
enxuga sus heridas : dale auxilio:
m ai h a y a mi desden!
p i r . T a n dulces voces
pagan enteram ente mis servicios.
And. Vám onos á las naves.
P i r . N o , no temas,
q u eU lisesv i'elvaá provocar á P írro :
queda bien cast ig ido.
¿ P e r o cómo
á A siianacte salvaste del peligro?
N o le precipitaron ?
P / r . N o señora:
una p arte del m u ro estremecido
del sacrificio ho rrendo del In fa n te ,
se desplomó de p ro n to : yo lo miro,
el polvo y el desorden ine protegen;
s u b o á la to rre , me abalanzo al niño«
ai verme los aceros presentaron,
y burlándome astuto de sus filos, '
m e lancé sobre Ulives, que nic hiere;
yo en vez de desm ayar cobro mas
brío,
q uitándo le el Infante de las manos,
y destilando sangre y perseguido,
p o r medio de las iiuestes enemigas
a l seno m aternal le he conducido,
despues de haber frustrado e n tera­
mente
los medios que tomó p ara im pedirlo.
And.¿Tú me dexas señor avergonzada:
de esta m adre que exijes ?
p i r . Solo exijo
15
que recibas t i tron o q ue te c«do,
que adm itas la corona que te ciño,
que crrpicccs con.u R c y u a á dictar
leyes,
y á m^indar sin reseiva en mis domiuius.
E p i r o t a s , mirad á vuestra R ey n a,
re n didla el vasallage que la rindo,
y jiitad como yo por Rey de T ro y a
al hijo de H éctor que decide lioy lo
es mío.
E n mí titnes un padre que amoroso
g ra v a rá en tu niñez grandes prin­
cipios
im prim iendo en tu pecho las ideas
del h o n o r , la v irtud y el heroy^mo.
E n premio de mi noble ofrecimiento,
de híiber salvado al niñodel p eligro
q u e b ran tan d o los pactcs con los
Griegos,
y del estrago que amenaza á E p iro,
solo exijo, señora , que mis dones
a d m itas generosa en sacrificio;
y que dexes honrarme con ei nom bre,
queatu hij; Astianacte he prometido.
Por tu u a d r e y por tí vierto csia
sangre,.
y m o riré mil veces si es preciso:
mira á tu padre,>ú m ira ..a tu esclavo
que de ser o tra cosa no soy digno,
á menos que apiadada::- pero basta:
que á otro premio no aspira el n o ­
ble Pirro
q u e a l honor y á la gloria deservirte;
y y a que mi valor lo ha conseguido,
q uedo recom pensado. L o s mortales
respetarán m i nom bre en todos si«,
glos,
m i g e n e r o s id a d ,m ih o n o r, miglori.i:
haber salvado en m edio á los p e ­
ligros
la oprimida in o cen c ia, consolando
de una doliente m adre los conflictos:
estos son los laureles q ue pr»tendoj
pero si no pudiese conseguirlos
me entregaré de nuevo á los com ­
bates,
lucharé con el m a r embravecido,
y con valor in trép id o y sereno,
descenderé á los senos d el abismo
por au m en tar d e A nd róm aca los
bienes,
y conservar las glorias de su hijo,
And. A costà de su sangre teha salvado,
corrida m e ha dexado su heroísmo.
Recompensar ofrezco tus virtudesj
ellas te hicieron de mi m ano digno,
p ro c u ra restaurarte... P eroU H ses
vien e con nuevas tropas á este sitio:
á em barcarnos, El cielo nos protege,
y sabrá defendernos del peligro:
y ese monstruo sangriento que p r e ­
tende
ser de la hum anidad verdugo impio,
tema el justo castigo de los Dioses:
tem a mi maldición , y del abismo
las furias i n f e r n a l e s ; ¡q u e no salgan
á d e v o ra r su pecho endurecido !
I á degollarle el hijo porque pruebe,
del dolor p atern al el cruel conflicto!
Oh! quien pudiera haber á T e le m a c o ,
p ara inm o la rle á mi rencor impío,
y al cruel de su padre en un combite,
harta rle de las carnes de su hijo.
Pí’r. Si eliiado no cumpliese tus deseos,
cumplirá lo que tiene ya prescrito:
au n q u e mas lo prevengas in h u m an o
serás victima atro z de un parricidio
que es h a r ta desventura para un pa>
dre
haber dado l a vida á su asesino.
A n d . Vámonos á las naves.
P ir . Vamos luego.
Los 2. Y á fin de que se muestre el mar
propicio
a l cielo dirijam os nuestros votos,
im plorando su sacro patrocinio.
F o r m a n , e n tre Jos que se h a n em barcado ^ tro p a s de U lises que se aso-'
m a n , P ir r o , A n d r ó m a c a , Ulises y A s tia n a c te , u n qu a d ro ^vistoso,
y cae el telón.
F I N .
EN VALENCIA
PO R
J O S E
F E R R E R
AÑO
DE
ORGA.
1814.
Se hallará en la Librería de José Cárlos Navarro , Calle de la Lonja de la
Seda : asi mismo un gran surtido de Comedias antiguas y modernas, IVa»
gediasj Autos Sacramentales , Saynetes y Unipersonales,
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