Semblaza de Salvador Abreu Vega

Anuncio
Breve Semblanza de Salvador Abreu Vega
Por Félix Báez Neris
Salvador Abreu Vega, es hijo oriundo del Barrio Mariana de
Humacao, la tierra que lo vio nacer un 21 de diciembre de 1921.
Siendo niño, tuvo la riqueza crecer en el campo que lo encumbró de
nobles virtudes como su sensibilidad y gentileza humana.
Sobre Salvador nos dijo José Miguel Hernández Matos amigo inseparable aquí en la Tierra, y que de seguro debe estar en
esa comitiva celestial que recibe a nuestro historiador -ambos seres
admirables donaron hasta su última gota de existencia al bien de la
humanidad. Así se expresa José Miguel de su amigo Abreu: “En su
hombría de bien, se define al puertorriqueño auténtico, nato,
producto del campo que filtrará en las fuentes de su ser las esencias
que moldearon su carácter de hombre de tierra adentro, de campo
abierto sin lindes ni fronteras. A su contacto, templó las cuerdas de
su espíritu en la armonía creadora y límpida de la belleza silvestre,
de su entraña fecunda. Aprendió temprano a amar el limitado
predio que le sirvió de cuna y gustó del plantío; de su identidad
con la naturaleza. Esta experiencia, la cual suele señalar con
orgullo, satisface sus mayores anhelos de hombre y libertad.”
Esas vivencias marcan definitivamente a Salvador, y su
trayectoria de vida es cónsona con este juramento: "amar a su
adorada tierra."
Al despuntar su adolescencia, se forma en las escuelas de
Humacao hasta su ingreso a la Universidad de Puerto Rico donde
obtuvo su grado de bachiller en Artes. En su etapa formativa
profesional cursó estudios en la Escuela Graduada de
Administración Pública. Su intelecto y su derrotero lo llevaron
allende los mares estudiando en la Universidad de Nueva York y
en España. Más tarde cursó dos años en la Escuela de Derecho de
la Universidad de Puerto Rico. La formación profesional de
Salvador Abreu es una cultivada como se podrá observar en las
más prestigiosas instituciones educativas.
1
Su estancia fuera de la ciudad natal, tanto en Estados Unidos
como en España, le permitió conocer a fondo a los grandes
creadores de la cultura, los méritos, su sistema social y las
características que distinguen a estos países.
Este periplo vital jamás quebró su virtud de hombre sencillo.
Así nos lo recuerda nuevamente su amigo José Miguel: “los
estudios no lograron diluir su querencia por las cosas sencillas,
buenas, humildes y cristianas de su campiña.”
La amistad que me une a Salvador Abreu me permite
apreciar y admirar la estirpe valiosa de este insigne humacaeño. A
través de las conversaciones que a ratos sosteníamos percibí un
profundo amor por su Ciudad. Fue un luchador incansable, que ha
ofrendó su vida por rescatar, salvaguardar y difundir el respecto y
aprecio por la historia y la cultura. La muestra fehaciente de su
trabajo y legado inmenso lo tenemos en sus valiosos escritos y
libros, que son tesoros de incalculable valor para entender y
conocer a cabalidad los destinos de la Ciudad Gris.
Su trabajo es uno matizado por la lucha constante por
salvaguardar los mejores intereses de sus compueblanos. Su voz se
ha levantado sola, como la conciencia de los humacaeños, contra
los desmanes y los desaciertos de proyectos detractores de los
genuinos valores de este pueblo. En otras ocasiones, construyendo
y encausando obras culturales permanentes para el disfrute de las
presentes y futuras generaciones. Se distingue su trabajo con el
Centro Cultural, de quien fue uno de sus fundadores junto al
filósofo Águedo Mojica, a quien le unió una amistad imperecedera,
a Tany García, Santiago Z. Maunez, Aurora Ortiz “Mima”, por solo
mencionar algunos de estos distinguidos humacaeños y
humacaeñas.
De paso pienso que la mejor forma de honrar la memoria de
Abreu es restaurando el edificio del Centro Cultural Dra. Antonia
Sáez, proyecto por el cual luchó hasta el cansancio. Otro trabajo
valioso de Abreu lo fue el proyecto de la celebración del
Bicentenario de la Ciudad y con la Plaza al Cacique Jumacao, por
mencionar algunos.
2
Apreciamos, por otra parte, su vocación de excelente orador,
su buen gusto por la poesía. Hago un paréntesis para recordar el
amor y admiración que sintió por el poeta Fabery. Atesoraba las
poesías escritas por Flor Gerena, ese gran poema Génesis; Fantasía
geográfica de Rosario César Nieves; Ciudad de Humacao de Cruz
Ortiz Stela y Silvario de espuma de Martha Lomar. De seguro todos
ellos estarán disfrutando en el mundo celestial con la llegada de
Abreu. Nosotros extrañaremos mucho los ratos de asueto e
intelecto que nos regalaba este buen amigo declamando estas
poesías y tarareando una hermosa canción con exquisita
sensibilidad. La poesía y la música vestían su alma. Por tanto,
encontramos su dedicación especial en resaltar mediante notables
semblanzas a los músicos y poetas humacaeños.
Salvador Abreu pone todas sus dotes al servicio de la
comunidad, no se dedicó –y esa es otra lección de la parábola de su
vida– a labrar un renombre para acumular riquezas materiales, sino
que pone todo su genio, como administrador, como orador, como
historiador, como hombre de cultura, al servicio de la causa de
adorado pueblo de Humacao. Salvador nos hace ese llamado de
concientización, en las páginas memorables de: Apuntes para la
Historia de Humacao, nos señalaba: “Se prefiere mejor la mano
estirada al favor ajeno aunque para ello se renuncie al más bello de
los atributos del espíritu: la dignidad.” Aquí se resume su vida,
toda ella dominada por la ética, por el sentido del deber y el
sacrificio.
Son muchos los llamados que nos hace Salvador para
conservar los principios de nuestra vida como pueblo. En la
siguiente escena nos recuerda nuestro historiador la riqueza social
del pueblo: “Tanto las veredas de la playa, sus breñales y pantanos,
como las calles y callejones del pueblo se transitaban sin cuidados,
no importaba las horas avanzadas de la noche. Notar la presencia
de alguien era objeto de alegría porque se contaba con quien
compartir. Hoy, ese mismo evento produce aprehensión,
intranquilidad. Y es que ya dejamos de ser quienes fuimos, vivimos
temerosos de unos a otros apartándonos de aquel mundo de la
comprensión y de la seguridad que fue norte y guía en otros
tiempos idos.” Por todo ese profundo legado de amor a nuestro
3
pueblo, nosotros, su gente, sentimos profundamente la partida del
Quijote Humacaeño.
A Salvador le sobrevive su viuda la Sra. Conchita Santos, su
hijo Salvador, su nuera Zenaida Sosa y cuatro nietos Bárbara, Sol,
Cristina y Salvador Esteban. Que Dios les de mucha fortaleza para
superar esta triste pérdida.
Al amigo Abreu sabemos que Dios le recogerá con sus
manos abiertas. Fue un ser humano extraordinario y este pueblo le
profesa respeto y admiración por sus lecciones, pensamientos y
porque fue un hombre cabal y un humacaeño ejemplar. Hasta
pronto entrañable amigo.
4
Descargar