CULTURA 20 Lunes, 11 de abril de 2005 HUMOR / 19 BARES ACOGIERON CON GRAN ÉXITO DE PÚBLICO LAS 38 ACTUACIONES DEL ‘I CIRCUITO DE MONÓLOGOS DE NAVARRA’ El arte de hacer reír Espacios televisivos como El Club de la Comedia han hecho de esta forma de narrar una moda que nació en Estados Unidos / Por Marta Sáinz. rase una vez en el lejano Oeste un grupo de atrevidos que se subían a una tarima a contar historias graciosas. Por aquel entonces no había mujeres en los poblados de los colonos norteamericanos y buscadores de oro, y para pasar el tiempo libre se vestían de mujeres y subían al escenario. Eso sí, quien no tuviera gracia, desaparecería a balazos. Áquel fue el inicio de la llamada ‘comedia de pie’ (stand-up comedy), género de entretenimiento muy popular en Estados Unidos, donde una persona se sube a una estrado con la sola compañía de un taburete y un micrófono y se dedica a hacer reír a la gente. Si nos fijamos en nuestro país, se puede decir que la ‘comedia de pie’ está ahora en auge. A la gente le gusta reír y pasarlo bien. Y parece que, en España, la mejor fórmula es áquella en la que se habla de temas con los que el público se siente identificado, con parodias de la vida cotidiana. Sólo hay que fijarse en cómicos de éxito en nuestro país como Gila o Pepe Rubianes, y, más reciente, actores de El Club de la Comedia como Eva Hache, Luis Piedrahita, Quequé y muchos más. Se ha É convertido en un género televisivo con mucha fuerza al que cada vez más gente está enganchada. Tanto que este tipo de programas se ha multiplicado. En televisión, lo último que ha salido a la palestra ha sido el programa de Buenafuente, que empieza con un monólogo del presentador, con gran éxito. Y fuera de ella, en la calle, varias iniciativas han querido seguir la estela de este formato. Una forma original de unirse a este ‘boom’ de los monólogos la ha aprovechado Vinomio, la primera agencia de marketing vinícola de España, que con el espectáculo Vinos, tapas y risas está recorriendo distintas ciudades españolas para promover la cultura del vino entre los jóvenes a través de una cata en clave de humor. Según el director gerente de Vinomio, César León, uno de los objetivos que persigue la empresa es «romper el falso mito de que si no se es un gran experto en vinos no se puede disfrutar de él». El pasado viernes 8 de abril tuvo lugar en la sala Vaivén de Pamplona una demostración de cómo beber vino y pasarlo bien. Los humoristas de Paramount Comedy Fernando Ruiz y Julio Hidalgo fueron los encargados de amenizar la velada y dar vida a los vinos a través de ingeniosas parodias. Pero no es la primera vez que la ciudad de Pamplona se une a este auge humorístico. Hace unos meses se celebró el I Circuito de Monólogos de Navarra, al estilo de El Club de la Comedia, que logró que los bares se llenaran. «Ningún bar de los que participaron llamaron para quejarse», asegura entre risas Ana Irurita, directora de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Navarra (AEHN). En el evento participaron 19 locales y se DE MODA. Andreu Buenafuente y su humor inteligente comienzan a ser una amenaza seria para Javier Sardá y su reinado en los ‘Late Night’. MARTA SÁINZ VINOS, TAPAS Y RISAS. El pasado 8 de abril tuvo lugar en la sala Vaivén de Pamplona el novedoso Vinos, tapas y risas, un espectáculo que está de gira por distintas ciudades de España y que pretende enseñar la cultura del vino a los jóvenes de forma divertida, demostrando así que no sólo es para gente de elite. Los monologuistas Fernando Ruiz, al que se le ha visto alguna vez en El Club de la Comedia, y Julio Hidalgo mostraron cómo se debe catar un vino y lograron hacer reír al numeroso público. celebraron cerca de 40 actuaciones de la mano de humoristas como Pablo del Mundillo, Juanlu Escudero, Macrea, Kike Viguri o May Gorostiaga. «Es difícil sorprender» Pablo, humorista navarro con el premio al mejor actor de teatro a nivel individual del año pasado entre sus manos, asegura que el circuito tuvo muy buena respuesta por parte de la gente, pero afirma que ahora se vive la caída de la ola. «Hemos pasado la cresta, la súper moda de El Club de la Comedia, ya que cada vez es más difícil sorprender». Pablo Sánchez Ortigosa –su verdadero nombre– se considera «bastante pionero» en actuar en los bares contando monólogos. «Bueno, bastante pionero no, soy pionero», rectifica tras la duda inicial. «Más aún cuando no he ido en función de modas». Pablo asegura que la fiebre de El Club de la Comedia le ha tocado «de rebote», pero no le hace ascos porque cree que «es fundamental que el escenario tenga vida». En su opinión, este espacio televisivo se queda «teatralmente El ‘subidón’ de los bares «El ‘subidón’ que da actuar en los bares es tremendo», asegura Pablo. «En los teatros es otra cosa, es más responsabilidad», afirma, «pero me resulta mucho más cómodo porque la gente ya sabe a lo que va, paga por escucharte». En cambio, el riesgo que tienen los escenarios de los bares («el borracho de turno que contesta a todo lo que dices, cuando se cae un vaso o cuando alguien corto», pero cree que es bueno que haya movimiento, gente que haga y ofrezca cosas al público porque «después el público tendrá donde elegir». Pablo empezó antes de que la moda estallara. «Comencé hace cinco años a actuar en bares, y entonces nadie más lo hacía». No es un humorista de monólogos «al uso», del estilo del formato que conocemos de la pequela pantalla, sino que prefiere hacer una historia en verso con su obra Cómico quiere subir a un escenario») es lo que motiva más a este cómico navarro, y es que, «para salir victorioso de esas situaciones hay que estar muy alerta». Pablo del Mundillo opina que la gente que va al teatro ha pagado la entrada y está viendo el resultado de un trabajo al que uno le ha dado importancia y asegura que eso es «súper gratificante» y que por eso se hizo actor. Sin embargo, la pelea que existe en los bares es totalmente diferente. «Dependes mucho más de ti, vas con ‘el culo pelao’», asegura. de los caminos, de la que pronto presentará la segunda parte. Es una forma distinta de hacer reír al público, aunque, como poca gente, Pablo ha vivido las dos experiencias en su piel. «Cuando yo empecé, no había nada parecido y ni siquiera había un mercado en esto», explica. Este actor navarro considera que el mercado se ha ido creando a base de otra gente que sí ha hecho actuaciones del estilo de El Club de la Comedia «y de EL ÉXITO DE CONTAR HISTORIAS / El programa estadounidense Saturday Night Live, basado en monólogos y pequeñas actuaciones, ha lanzado al estrellato a actores como Eddie Murphy, John Belushi, Billy Crystal, Tom Hanks, Bill Murray o Mike Myers durante los 30 años que lleva en antena. BILLY CRYSTAL. Nació el 14 de marzo de 1947 en Long Beach, Nueva York (EE UU). Actor, director, productor y guionista, Billy Crystal es un todoterreno del cine norteamericano. Su fama le ha llevado a presentar en seis ocasiones la ceremonia de los Oscar y es un icono de la comedia estadounidense. Con tan sólo 16 años comenzó a recorrer clubes nocturnos de Nueva York. Actuaba recitando monólogos basados en su propia experiencia personal o en conductas que observaba de las personas que vivían a su alrededor. Durante un tiempo quiso centrarse en los estudios de realización cinematográfica, pero nada más acabar volvió a los clubes. En 1977 se trasladó hasta Hollywood para trabajar en la televisión. Tras una serie de interpretaciones brillantes, le llegó la oferta de Saturday Night Live y desde 1980 apareció regularmente en el programa. Esto le abrió las puertas al mundo del cine. En 1987 fundó la productora independiente Castle Rock y sería en 1989 con la comedia romántica Cuando Harry conoció a Sally, cuando Billy Crystal se convirtió en una estrella. Otros muchos títulos de éxito acompañan la filmografía del actor (Una terapia peligrosa, Desmontando a Harry o Hamlet), pero una de sus mayores cualidades es la de ser uno de los precursores del estilo de humor norteamericano, tan exportado por todo el mundo. MIKE MYERS. Nació el 25 de mayo de 1963 en Scarborough, Ontario (Canadá). Quizá fueron sus primeras actuaciones en televisión, cuando sólo era un niño, las más serias de toda su carrera. Mike Myers comenzó participando en varios anuncios publicitarios, pero unos años más tarde crearía sus propios personajes cómicos. El humor ocupaba todo el tiempo de este joven canadiense. Escribir, actuar, improvisar sketches, cualquier cosa servía para conseguir arrancar una carcajada a su alrededor. Esto no pasó inadvertido para los profesionales del teatro y pronto le llamaron para que formara parte del grupo de comediantes Second City Comedy de Toronto. Eran los inicios de los ochenta y, sin haber cumplido los veinte años, ya estaba haciendo realidad su sueño. La televisión volvió a fijarse en él, pero esta vez para participar en el famoso programa Saturday Night Live (SNL). Era la ocasión para que Mike Myers demostrara todo su talento. Recitaba monólogos, era guionista y participaba en sketches, y, al igual que a otros actores, SNL iba a darle el reconocimiento para triunfar en el cine, sobre todo después de que en 1989 recibiera un Emmy por sus guiones. La biografía de Mike Myers está plagada de éxitos, no siempre bien acogidos por la crítica pero sí por el público. Las dos partes de Wayne´s World fueron sus dos primeras películas. Con ellas ensayó el humor irreverente que le hizo famoso, sobre todo tras la trilogía del agente secreto Austin Powers. cultura Lunes, 11 de abril de 2005 21 HUMOR / NUEVAS CADENAS DE TELEVISIÓN COMO PARAMOUNT COMEDY DEDICAN GRAN PARTE DE SU PROGRAMACIÓN A ESTE NUEVO GÉNERO otros como yo que llevamos otro tipo de espectáculos». Entre las dos experiencias, aunque duda, se queda finalmente con la de los bares, por el «contacto directo con el público». Prohibición legislativa No todo podía ser así de bonito. Existe una ley en Pamplona que no permite actuar en los bares y por eso no pueden tener lugar tantas actuaciones como los cómicos y los hosteleros quisieran. Pablo ha tenido que suspender varias representaciones porque el establecimiento en el que actuaba no tenía la licencia adecuada. «A los cómicos nos vendría muy bien que regularan esa ley», comenta el humorista navarro. Paco es el responsable del bar Beer Station de Pamplona, uno de los locales de la ciudad que tienen licencia y suele concertar varias actuaciones en su establecimiento, entre ellas, los monólogos. «Dos jueves tuve a monologuistas a nivel particular, con mucho éxito de gente, pero si vas por libre es muy difícil lograr beneficios», asegura Paco, que qui- so seguir con el humor en su establecimiento después de la buena entrada que tuvo en el Circuito de Monólogos. Ana Irurita explica que tuvo que pedir un permiso especial al Ayuntamiento de Pamplona para que se pudiera llevar a cabo el evento. «Pensamos que no iba a haber problemas porque el miedo de los consistorios suele ser el ruido que despiertan los conciertos y esto era un espectáculo diferente», comenta Irurita, que después de varias negociaciones pudo llevar a cabo su idea. Tras esa experiencia, desde AEHN están pensando en repetir la iniciativa por el éxito que cosechó y porque los beneficios económicos para la hostelería de Navarra fueron bastante satisfactorios. ¿Tanto tiempo ha pasado desde que aquellos colonos, buscadores de oro, se subían a un pequeño escenario a contar historias graciosas? Las condiciones han cambiado, y para el humorista de hoy el mayor castigo es no conseguir la risa del público. Sólo hay una cosa clara: el humor no tendrá nunca fecha de caducidad. El sentido del humor En la Puerta del Sol hay un señor que no tiene piernas, ni casa, ni dinero, pero tiene un vaso de cartón y cuando le echas una moneda sonríe y te dice que se va a comprar un chalé con piscina. Y fíjate que paradoja que por delante de él pasan todos los días señores que tienen piernas y dinero, pero que usan ambas cosas para ir a un psicólogo a que les quite la depresión. Conclusión. Es más interesante tener sentido del humor que tener piernas y dinero. El humor es una actitud en la vida. Una manera de entender y de explicar las cosas. Pero cuidado, no frivolicemos. Un señor que cuenta chistes no es necesariamente un humorista. Si está repitiendo de memoria los chistes que ha oído a otro, por muchas caras divertidas que ponga o muchas voces que imite, ese señor tiene de humorista lo que una caja de música tiene de músico. Suena igual, pero el músico está vivo y la caja es de madera. Hoy están de moda los monólogos de humor. Son de mucha risa. Y eso es una pena, porque cada vez hay más de risa y menos de humor. El humor explica la vida y de eso cada vez se ve menos. La risa y el humor tienen muy poco que ver. La risa es una reacción fisiológica ante lo inesperado: está la risa nerviosa que surge en un velatorio, la carcajada que salta después de un susto muy grande, la risa ante lo absurdo… Lo que pasa es que el humor es una vuelta más. Algo que nadie se espera. Un argumento o una actitud sorpresa. Por eso, generalmente, produce sorpresa y por lo tanto risa. Una de las dosis de humor más intensas que se puede meter uno en estos tiempos son las tiras cómicas de Mingote, o del Roto, o de Forges... Sin embargo, no llegan a sacarnos más que una sonrisa cómplice, un destello de admiración. Un decir: «qué cabrón». El mismo cabrón que decimos cuando nos explican algo en lo que nunca habíamos caído. Luis Piedrahita estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Navarra. Trabajó en El Club de la Comedia y actualmente ha dirigido su carrera hacia la escritura de guiones. Aroa Berrozpe / Ganadora del I Certamen de Monólogos de Cascante «Me sentí la estrella del pueblo» Trabaja en una fábrica de guantes, pero subirse a un escenario es su afición favorita La Casa de Cultura del Ayuntamiento se quedó pequeña para acoger a las más de 400 personas que, de pies y «con la resaca del sábado encima», decidieron acudir al primer Certamen de Monólogos de Cascante. Sólo siete participantes habían llegado a la final. Los otros 16 formaban ya parte del público. Aroa Berrozpe, de 26 años, natural de Murchante (Navarra) y trabajadora de la fábrica de guantes Areso de Cascante, representó la obra Lección de orgasmo, de Darío Fo. Durante diez minutos, Aroa se transformó en una peculiar ‘profesora de orgasmos’ que gritaba y gemía hasta ver cómo las mujeres del público «tenían que cruzar las piernas del susto». La presencia de gente mayor en la sala y un fallo imprevisto con un radiocasete hacían a la artista dudar de cualquier posibilidad de éxito. A las 21.30, el jurado ya había deliberado y ninguno de los premios de consolación había ido a parar a Aroa. La joven navarra nunca olvidará aquella tarde domingo del 12 de diciembre de 2004. -Sólo faltaba saber el nombre del ganador. ¿Cómo recuerda aquel momento? -Estaba nerviosísima. Le estaba agarrando con todas mis fuerzas a mi primo, que también estaba en la final. ‘Que vas a ganar tú’, le decía todo el rato. Cuando dijeron mi nombre se me quedó una cara de pava que no te imaginas. Pero lo recuerdo con alegría y mucha emoción. Me puse a llamar por teléfono a todo el mundo, nerviosa perdida. -¿Qué le decían en su pueblo? -Murchante es un pueblo muy pequeño y allí nos conocemos todos. Fue llegar y todo el mundo me paraba por la calle para felicitarme. Al día siguiente, vinieron los del periódico y los de la radio. No me lo podía creer. Mi madre me decía que tenía que hacerme fotos para el periódico y yo no tenía tiempo porque llegaba de la fábrica y me tenía que ir a comer. Me sentí la estrella del CONOCIDA. «Al día siguiente de ganar el concurso de monólogos, la gente del pueblo me paraba por la calle para felicitarme». pueblo y, desde entonces, mi padre me avisa de todos los concursos que hay. -¿Qué es Lección de orgasmo? -Es una obra de Darío Fo que yo ya había representado en un grupo de teatro de Tudela en el que participo. El monólogo no es de sentarse en una banqueta. A mí me sientas y me muero; tengo que estar todo el rato brincando por el escenario. Soy una profesora de orgasmo con una clase, parecida a las de aerobic, y con un montón de alumnas a las que enseño a fingir los orgasmos con sus maridos. Hay gente que se asusta, sobre todo las personas mayores. Es que echo cada grito... Hay un momento de carcajadas que es lo que llamo ‘la penetración’. Me tengo que aguantar para no reírme. Suelto unos gritos y unos gemidos que te aseguro que las señoras tienen que cruzar las piernas. -¿Por qué no esperaba ganar? -Por un lado, había mucha gente mayor en la sala y tenía miedo de que el tema les echara para atrás. Además, la gente estaba muy seca en general. Era domingo, la noche anterior habrían salido y todavía estaban con la resaca. Por otro lado, salí a hacer mi monólogo y se me estropeó el radiocasete. Hago siempre un trozo con música de fondo. En ese momento se me subieron los nervios de tal manera que me quería morir. Pero pensé: ‘Si no me va el radio- casete, ya me irá otra cosa’. Me volví y empecé a gritar como una loca. Sólo tuve que pensar la frase que me digo siempre antes de salir al escenario: ‘Me los voy a comer con patatas’. -¿Qué es lo que más le gustó? -Además del premio, 300 euros, diploma y trofeo, me gustó porque me divertí muchísimo. Me encanta ir por los pueblos y actuar. Creo que un monólogo es muy fácil de representar porque estás tú sola en el escenario y si te sale algo mal, tú te lo arreglas sin perjudicar a otros. Además, te permite conocer a un montón de gente. Te dan un aperitivo y te vas a casa tan contenta. El problema es que me gasto el dinero enseguida. Mi padre siempre me anima a presentarme a otros concursos. El 6 de mayo voy a San Adrián. No voy para ganar. Simplemente busco pasármelo bien. -¿Ha pensado en dedicarse profesionalmente a esto? -No. Para mí esto es una afición. No lo veo como una meta del futuro. Aquí no puedes ejercer profesionalmente. Si no vas a una ciudad grande como Madrid o Barcelona, no puedes hacer nada. -¿Aceptaría un papel en El Club de la Comedia? -Por supuesto. Si me dan un monólogo para representarlo allí, me iría de cabeza. Pero es muy difícil llegar. Sería un sueño casi inalcanzable; por el momento, me quedo en los pueblos de Navarra. EL ÉXITO DE CONTAR HISTORIAS / El Club de la Comedia se ha convertido en un éxito televisivo. Ésta es su sexta temporada, ya ha pasado por diferentes cadenas (Canal +, Antena 3 y TVE) y ha dejado a su paso un amplísimo elenco de comediantes que ahora ocupan nuestras pantallas. SANTI RODRÍGUEZ. Nació en Jaén en 1962. Lejos han quedado aquellos años de estudiante de Derecho en la Universidad de Granada. Este jienense recorrió toda Andalucía haciendo bolos, hasta que un buen día se le ocurrió participar en un certamen de El Club de la Comedia. Allí se daría a conocer con su humor campechano y su estereotipo de macho estúpido. Su físico acompañó inmejorablemente a la interpretación y pronto se hizo con el cariño del público. Quizá por ello, Manel Fuentes vio en él a un buen colaborador y estuvo a su lado durante dos temporadas en Fuentes y Cía. Trabajó en varias cadenas de televisión, pero el reconocimiento nacional llegaría de la mano de la exitosa serie de Telecinco Siete vidas. Ha interpretado a un personaje sin nombre, ‘el frutero’, que se ha hecho imprescindible en la serie. Ahora, Santi Rodríguez es todo un orgullo para la tierra que le vio nacer. EVA HACHE. Nació en Segovia en 1972. Licenciada en Filología inglesa, combinó sus estudios con el teatro. A los 14 años comenzó a subirse a los escenarios, pero sus monólogos en El Club de la Comedia han sido los que le han dado la oportunidad de trabajar en televisión. Su osadía, su inglés refinado y su saber estar encima del escenario hicieron que fuera galardonada como ganadora del IV Certamen de El Club de la Comedia. Ahora es fácil reconocer su cara y su estilo. Pronto paso a formar parte del equipo de colaboradores, casi todos nacidos del mismo programa, de Fuentes y Cía. Sus reportajes eran uno de los momentos álgidos del show. Pero no se quedó ahí. También actuó en la obra teatral de cincomujeres.com y ahora podemos verla junto a otros famosos humoristas, como son Florentino Fernández o Miguel Nadal, en el programa Splunge, de Televisión Española.