Carmelitas Descalzas de Sevilla - v centenario santa teresa de jesús

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Carmelitas Descalzas de Sevilla
En el año 1575, después de un largo y agotador viaje y gracias al empeño del P.
Gracián, nuestra Madre Teresa de Jesús viene a fundar a Sevilla, junto con otras
hermanas, entre ellas María de San José, a quién dejó de priora y a la que quería
muchísimo.
Aquí en esta ciudad sufrió mucho: le costó conseguir casa adecuada, licencias para
fundar y hasta fue acusada a la Inquisición. Pero también fue en el único sitio en que
el mismo Obispo, Cristóbal Rojas, le pide a ella la bendición.
En esta Fundación estuvo la Santa un año entero, primero en una casa que había en la
calle de Armas (hoy Alfonso XII) y después hizo el traslado a la calle Pajería
(actualmente calle Zaragoza). Tras quedar contenta con la casa a los pocos días se
marchó hacia Toledo, pasando por Malagón.
En 1586, viendo las hermanas que la casa donde estaban no era favorable para la vida
contemplativa por ser lugar de mucho tráfico y también porque no era buena para la
salud, San Juan de la Cruz compra unas casas principales en la calle de Banco y
Morga, situada en el Barrio de Santa Cruz, la actual calle de Santa Teresa.
Transcurre el tiempo y aunque ha habido guerras, revoluciones, desamortización,
dificultades económicas, etc… esta comunidad no las ha sufrido como otras, y gracias
a la Providencia se ha podido conservar el Patrimonio de tantos siglos. Tan solo la
antigüedad del edificio ha obligado a intervenir a lo largo de los siglos para la
conservación y rehabilitación del Convento, y aún hoy seguimos con algunas obras
urgentes, que con la ayuda de los sevillanos estamos afrontando.
Hoy, después de cuatro siglos, vivimos aquí 19 hermanas, con el deseo de mantener
vivo el Espíritu que impulsó a nuestra Madre Teresa, a fundar estas Casas de Oración.
Queremos que todo el que se acerque a nosotras respire la paz, la alegría y la felicidad
que brota de vivir consagradas a un Dios amigo y cercano, que se preocupa sólo de
hacernos el bien y quiere que seamos felices. Nuestro deseo es transmitir e invitar a
todos, a que se acerquen al que es fuente de felicidad y puedan gozar de este bien y
descubrir a través de la oración al Dios que vive en cada uno de nosotros y está vivo y
presente en todo momento. Un Dios-Amor, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¿Qué vivencia concreta nos da el vivir en una Fundación Teresiana? El vivir en una
Fundación Teresiana nos hace poder mantener de una forma visible, a través de
reliquias y recuerdos, la presencia de nuestra Madre Teresa por estas tierras
andaluzas. Esta comunidad ha sido muy agraciada y conserva muchísimas reliquias,
entre las que destacamos: El manuscrito de las Moradas, el retrato auténtico de Fray
Juan de la Miseria, algunas cartas… y la capa con la que murió, que en Sevilla se ha
hecho tradición, ya que se la ponen las señoras que van a dar a luz para que les ayude
en el embarazo y en el parto… y también desde hace unos años, las que tienen
dificultad para quedarse embarazadas.
Sentimos mucha responsabilidad, pues además de custodiar estos tesoros, tenemos el
deber de cuidarlos y conservarlos para que el tiempo no los deteriore y otras
generaciones los puedan disfrutar. Somos conscientes de que todo este patrimonio, no
es solo nuestro, sino de todos.
Pero sobre todo es en la espiritualidad de la Santa, donde sentimos la mayor exigencia
de mantener viva su presencia y ser transmisoras de su doctrina, del amor de Dios, de
su misericordia infinita, de la experiencia de haber optado por una vida escondida en
Cristo, consagrándonos a la misión que nos ha confiado ella: orar por la Iglesia, por los
sacerdotes, por la humanidad entera, y configurarnos con Cristo, acompañándolo y
haciendo nuestros los sentimientos de Jesús y de la humanidad entera.
Santa Teresa de Jesús. Obra de fray Juan de la Miseria que se conserva en el convento de Sevilla
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