Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala B Santillán, Sandra Violeta c. Solidez S.R.L. 19/06/2008 Voces ASISTENCIA MEDICA ~ CULPA CONTRACTUAL ~ DAÑOS Y PERJUICIOS ~ HISTORIA CLINICA ~ MALA PRAXIS ~ MALA PRAXIS MEDICA ~ MEDICO ~ OBLIGACION DE MEDIOS ~ OBSTETRA ~ PACIENTE ~ RESPONSABILIDAD DEL ESTABLECIMIENTO DE ASISTENCIA MEDICA ~ RESPONSABILIDAD PROFESIONAL Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala B Fecha: 19/06/2008 Partes: Santillán, Sandra Violeta c. Solidez S.R.L. Publicado en: DJ 17/12/2008, 2386 - DJ 2008-II, 2386 Cita Online: AR/JUR/6642/2008 Hechos La paciente que sufrió un cuadro infeccioso con posteriroridad a un intervención de cesárea, interpuso demanda de daños y perjuicios contra los médicos que la atendieron y el establecimiento sanitario. El a quo rechazó la demanda. La accionante apeló el pronunciamiento, que fue confirmado por la alzada. Sumarios 1. 1 - Es improcedente responsabilizar al médico que practicó una cesárea por la omisión de realizar una profilaxis antibiótica preoperatoria para prevenir el cuadro infeccioso que se desarrolló con posterioridad, en tanto los estudios de diagnóstico con los que contaba al tiempo de determinar el alta del paciente, no evidenciaban signos infecciosos aparentes, por lo que cabe concluir que no medió negligencia, imprudencia ni impericia. TEXTO COMPLETO: 2ª Instancia. — Buenos Aires, junio 19 de 2008. ¿Es ajustada a derecho la sentencia apelada? A la cuestión planteada el Dr. Sansó, dijo: 1. Contra la sentencia de fojas 843/73, que no hizo lugar a la acción de daños, interpuso la actora recurso de apelación y lo sostuvo en el memorial de fojas 889/893, contestado a fojas 906/908 por la demandada SOLIDEZ S.R.L., y la foja 911 por la citada en garantía Federación Patronal Seguros S.A. La crítica de la apelante está centrada en la apreciación que el juzgador hiciera de las medidas probatorias, en especial el acatamiento a las conclusiones del informe pericial, y la omisión de atender a las anomalías que evidenciaría la historia clínica acompañada. Acusa al sentenciador, por no haber aplicado los criterios doctrinarios y jurisprudenciales que determinan la imputabilidad profesional, cuando se comprobare que no se habría actuado conforme al estado real de la paciente, omitiendo medidas preventivas, a lo que suma insinceridad de las constancias volcadas en la historia clínica, derivándose de esto consecuencias gravemente lesivas que pudieran haberse evitado. Y que ello evidencia que existió del lado de los demandados un grado de negligencia e imprudencia, configurativos de incumplimiento de los deberes que les impone la ley 17.132. El fundamento de la atribución de responsabilidad, estaría en la ineptitud para apreciar el cuadro que se estaba desarrollando, por falta de contralor adecuado y adopción de medidas imprescindibles para hacer frente con solvencia a la crisis que concluyó en el lamentado efecto. Y la prueba de ello, la contestación en sentido negativo del perito al punto 7 del cuestionario, sobre si a la actora se le efectuó profilaxis antibiótica pre-operatoria, porque el experto responde que ese dato no consta en la historia clínica. 2. El sentenciador se atuvo a la opinión del perito de oficio, para considerar que la apelante no demostró que hubiera existido negligencia, imprudencia ni impericia; y en cuanto a las consecuencias dañosas, que no tendrían relación con acción u omisión imputables de los demandados. 3. En la actualidad se entiende que la responsabilidad médica está sujeta a las reglas generales. El factor de atribución correspondiente es la culpa, a menos que rija la atribución objetiva" (n° 1862 ter. Pág. 780 "Derecho de Obligaciones" Alterini-Ameal- Lopez Cabana). Desde esta premisa, y la de que la fuente obligacional es de naturaleza contractual, la doctrina y la jurisprudencia construyen la responsabilidad de los prestadores médicos, confinándola a los contenidos de los artículos 512 y 902 del Código Civil. Y dentro de este marco conceptual, a la verificación de los comportamientos desplegados por quienes actúan como operadores del servicio, los médicos cuyo desempeño a su vez se encuentra regulado con especificidad en las disposiciones de la ley 17.132. Se ha dicho que "Un establecimiento sanitario, asume junto al deber principal de prestar asistencia médica, una obligación de seguridad que siempre es objetiva. En algunas ocasiones éste va referido a una obligación de medios (Caso de los actos puros de profesión de los facultativos) y en otras oportunidades está destinado a afianzar resultados (p. Ej. Las cosas utilizadas: ámbitos físicos, instrumentos quirúrgicos, aparatos de rayos X, etc.) que pueden ser riesgosos o viciosos." ("Roitman de Liascovich María R. V/Asistencia Médica Privada S.A. y otro" Cam. N.Civil Sala D 8-595, JA 1996 II pág.454-1.). Los temas centrales analizados en la queja para imputar a los profesionales y al establecimiento de la accionada, versan sobre supuestas inexactitudes de la historia clínica, y respecto de la grave falta de cuidado atribuida a los facultativos, por no haber medicado adecuadamente a la paciente, profilaxis antibiótica pre-operatoria mediante. En relación con este reproche, advierto que no constituyó imputación expresada en la demanda, que si bien se incluyó entre los puntos de pericia (foja 129 vuelta; N? 7 "Determine si a la actora se le realizó profilaxis antibiótica preoperatoria"), no se explicó en parte alguna del escrito de inicio las supuestas razones por las que debería haberse recurrido a tal profilaxis, y de qué manera se hubiera eliminado el riesgo de infecciones como la que sufrió la paciente, con las consecuencias tan lesivas. De allí entonces que la respuesta del perito, informando que tal procedimiento previo a la cesárea no consta en la historia clínica, con lo cual pudiera inferirse que no se realizó, aparte de que no podría calificarse como respuesta errónea o inexacta, tampoco autoriza a concluir sin más, que la ausencia de esa práctica equivalga a una omisión en el arte, o incumplimiento de alguna de las previsiones elementales a la hora de evaluar una cirugía de parto. Todos estos extremos fueron considerados minuciosamente en el bien construido fallo de la anterior instancia. Concerniente a la acusada incorrección de la Historia Clínica la apelación destaca que a diferencia de lo que entendió el señor Juez, la constancias en general allí contenidas se exhiben como dudosas pese a que el peritaje las tiene por auténticas. Creo que la refutación intentada no trasciende como para aceptar la acusación de la recurrente, puesto que para evaluar la pretendida alteración de las constancias en la Historia Clínica, se hubiera requerido una pericia especial que no se ofreció ni produjo, y finalmente porque el perito de oficio es concluyente en sus apreciaciones al otorgar autenticidad a las referencias del instrumento. Estimo que esta impugnación no tiene consistencia, porque las conclusiones periciales deben analizarse contextualmente y no aisladamente, como si correspondieran a fenómenos distintos. La razonable definición de lo que el perito califica, apunta a una hipótesis en la que ciertamente exista actual y patente un cuadro que evidencie el foco, y no al supuesto de autos en que la evidencia de la infección aparece posterior a las consultas. Quedaría entonces por establecer, desacuerdos de fecha o de opiniones al margen, si la actuación profesional de la codemandada aparece incidiendo en el ulterior curso de la problemática de la accionante. A este respecto, el memorial persiste en señalar como una pretendida omisión, la falta de profilaxis antibiótica pre-operatoria. Esta conjetura de la apelante, definiendo una supuesta ausencia de previsión de parte de la profesional codemandada, sería aliada de la denuncia de pretendidas falsedades en los contenidos de la historia clínica. Pero por poco que se analice la crítica, queda revelada la contradicción en el discurso. Es que si los asientos de la historia clínica no son verdaderos, y la comentada profilaxis antibiótica preoperatoria fuera una precaución elemental, de manual quirúrgico, la respuesta del perito al punto 7, esto es aquella práctica no consta en la historia clínica que se realizara previo a la cesárea, también podría ser puesta en tela de juicio. Para la apelante, las constancias son inexactas a contar de hipótesis que desarrolla y cita de precedentes, pero al generalizarlas y no haberlas sometido al dictamen pericial no pueden servirle como crítica eficiente. Contradictoriamente, aquella otra falta de constancia que revela el dictamen pericial, sería prácticamente el único elemento en que se sostiene el recurso. En otras palabras, para la actora la historia clínica no es confiable, salvo en este punto que constituyó el número 7 del cuestionario sometido a peritaje. Si hubiera cuestionario y respuesta del experto de oficio, acerca de que a la fecha sugerida por la demandante (el 27 de Septiembre de 1995, seis días después de la intervención cesárea), el proceso infeccioso estaba instalado y en peligrosa evolución, y al mismo tiempo constancia indiscutible de que el facultativo se negó a hacerse cargo de la situación de la paciente en esa instancia, el incumplimiento de los deberes profesionales sería evidente. Más aún, si se aceptara que los estudios con los que se contaba en aquel momento mostraban elocuentes, los riesgos que corría la actora, no atenderla ni ilustrarla respecto de las temibles derivaciones del proceso infeccioso hubiera constituido sin espacio para la duda, un claro factor de atribución de responsabilidad. Pero al tiempo de determinar el alta de la paciente, no se detectaron signos de focos infecciosos aparentes. Justamente de acuerdo a lo evaluado "supra", no había signos de patología ni justificación de la ulterior derivación maligna, que se evidenciara en los estudios complementarios. Me inclino entonces por desechar los agravios, y proponer que se confirme la sentencia apelada en todo cuanto decide. Costas de Alzada a la apelante vencida. Los Dres. Mizrahi y Ramos Feijóo por análogas razones a las aducidas por el Dr. Sansó, votaron en el mismo sentido a la cuestión propuesta. Por lo que resulta de la votación que instruye el Acuerdo que antecede, se confirma la sentencia apelada en todo cuanto decide. Con costas de esta Instancia al apelante. Notifíquese y devuélvase. — Gerónimo Sansó. — Mauricio Luis Mizrahi. — Claudio Ramos Feijóo. © La Ley2010 Condiciones de uso y políticas de privacidad