QUE REFORMA LOS ARTÍCULOS 74 Y 89 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, A CARGO DEL DIPUTADO JOSÉ ANTONIO ALMAZÁN GONZÁLEZ, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRD El suscrito, José Antonio Almazán González, diputado federal de la LX Legislatura del honorable Congreso de la Unión, integrante del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, en ejercicio de la facultad conferida en el artículo 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en los artículos 62, 63 y 55, fracción II, del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, somete a consideración de esta soberanía iniciativa de ley con proyecto de decreto que otorga a la Cámara de Diputados la facultad de emitir las disposiciones reglamentarias de las leyes ordinarias, al tenor de la siguiente Exposición de Motivos Cada vez con mayor frecuencia el Congreso de la Unión se llena de puntos de acuerdo que buscan exhortar al Ejecutivo federal a dar debido cumplimiento a la expedición de reglamentos necesarios para la exacta observancia de las leyes. Con el nefasto dominio de los neoliberales en el gobierno de nuestra patria, se ha usado de manera constante como arma contra el pueblo los reglamentos: no se emiten, se emiten en periodos cada vez más prolongados de tiempo o en abierta violación de la ley a la que detallan. Es decir, los reglamentos se usan para obstaculizar la actividad del Congreso de la Unión. O, para decirlo en otros términos, se usan como un inusitado veto en contra de las leyes aprobadas por ambas Cámaras. Lo cual, al final de cuentas, golpea al pueblo de México, normalmente a sus sectores más débiles. Por sólo poner un ejemplo, en varias ocasiones, la última de las cuales tuvo lugar el pasado 14 de enero de los corrientes, se ha solicitado al Ejecutivo federal que emita el reglamento de la Ley para prevenir y sancionar la Trata de Personas, ley indispensable para proteger la vida, integridad y dignidad, sobre todo de las niñas y los niños de nuestro país. Sin embargo, el Ejecutivo, que tantos golpes de pecho se da a favor de la familia "en abstracto", se ha negado a emitir este reglamento de mínima justicia. Lo cual hace surgir preguntas sobre qué intereses turbios se busca proteger. A este respecto se debe recordar que los reglamentos son un acto materialmente legislativo. Desde el momento en que crean situaciones generales de derecho, crean, modifican o extinguen situaciones jurídicas generales. Por lo que sólo son formalmente administrativos, partiendo de la autoridad que los tiene como atribución: el Ejecutivo federal. En principio, la facultad de emitir disposiciones reglamentarias corresponde de manera exclusiva al Poder Legislativo; así vemos que ya actualmente es el Congreso de la Unión quien reglamenta de manera directa los preceptos de la Constitución federal. Por ejemplo, la Ley Federal del Trabajo que reglamenta el Apartado A del artículo 123 constitucional. 1 Por tanto, el hecho de que el Ejecutivo federal tenga tal facultad respecto a las leyes ordinarias, deviene de una cesión expresa de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a su favor y a costa del Congreso de la Unión. Para permitirle a tal Ejecutivo federal la elaboración de reglamentos con contenidos más eficaces en su aplicación ante su contacto más directo con la realidad a reglamentar, haciendo posible al mismo tiempo la más fácil modificación de éstos. Pero si el Ejecutivo federal se niega a emitir los reglamentos, las razones para delegarlas a su favor pierden su razón de ser. Esto equivale a que renuncia a la atribución graciosamente cedida, debiendo volver a quien desde el punto de vista material le corresponde, es decir, al Poder Legislativo. Esto en forma similar a lo que sucede, por ejemplo, tratándose de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, cuya tarea desde el punto de vista material es jurisdiccional, y bien, ante sus constantes desviaciones de una justicia recta y expedita, crece el reclamo para que la atribución de resolver los conflictos laborales entre a la esfera de la competencia del Poder Judicial. En concreto, en esta iniciativa estamos proponiendo que al Ejecutivo federal no se le debe dar manga ancha para que emita las disposiciones reglamentarias cuando se le ocurra –de manera más que discrecional arbitraria–, sino que el ejercicio de esta facultad debe estar sujeta a un término fijo, trascurrido el cual, si el Ejecutivo no emitió el reglamento, deberá ser la Cámara de Diputados la que cumpla esta función a favor del pueblo de México, en su carácter de representante de éste. Por lo que sería preferible a la Cámara de Senadores. El reconocimiento de la facultad reglamentaria de la Cámara de Diputados permitirá que la elaboración de los reglamentos sea expedita, de manera que las leyes se apliquen a la mayor brevedad, viendo el interés superior de la nación sobre intereses mezquinos del Ejecutivo federal. Lo que además favorecerá a la democracia, al quitar un coto más de poder al presidencialismo que ahoga a nuestro país. Así como la Cámara de Senadores tiene en exclusiva la facultad de aprobar los tratados de los que nacen disposiciones jurídicas generales, en el caso la Cámara de Diputados, ésta tendría en exclusiva la atribución de emitir los reglamentos. De intervenir ambas Cámaras no se alcanzaría la esencia de la reforma propuesta que es la agilidad en la elaboración y modificación de las disposiciones reglamentarias. Más adelante se expediría la Ley Federal de Reglamentos. Igualmente, la Cámara de Diputados tendría un plazo concreto para reglamentar la ley respectiva. En ese ánimo estamos proponiendo la adición de los artículos 74 y 89 de la Constitución federal. No debemos permitir que continúe el desmantelamiento de la nación mexicana; debemos empezar su rescate, lo que es sinónimo de decir que debemos impedir que el país sea sacrificado a caprichos, intereses personales o de grupo, lo que hace más daño y a la vez condiciona a las mafias de criminales. 2 Por todo lo expuesto y fundado, someto a consideración de esta soberanía iniciativa de ley con proyecto de Decreto Artículo 74. Son facultades exclusivas de la Cámara de Diputados III. Emitir los reglamentos necesarios para la exacta observancia de las leyes, en caso de que el Ejecutivo federal omita el oportuno cumplimiento de esta facultad. Al efecto, la Cámara contará con un plazo máximo de 30 días hábiles. Artículo 89. Las facultades y obligaciones del presidente son las siguientes: I. … El presidente tendrá un máximo de 30 días hábiles para emitir las disposiciones reglamentarias a que se refiere el párrafo anterior, computados a partir de que cobre vigencia la ley respectiva. En caso de omisión, emitirlas será competencia exclusiva de la Cámara de Diputados. Palacio Legislativo de San Lázaro, a 10 de marzo de 2009. Diputado José Antonio Almazán González (rúbrica) 3