BECQUERIANA «Silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa.»

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BECQUERIANA
«Silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.»
sfiilicrrcí
REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
PASEO DE SAN
V I C E N T E , 20
M A D R I D
PRECIOS
Madrid.....
Provincia»
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DE SUSCRIPCIÓN
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A LOS COLECCIONISTAS
Los números atrasados de
macaco
el
periódico
los
de
niños
30 c é n t i m o s , 3 0
Todos
los
niños
del
mundo
leen
Planas
a
todo
color,
Historietas,
Cuentos
encuadernables,
Construcciones,
M uñ e oo s
recortables
Concurso
m a c a c o
el
mejor
semanario
infantil
GUTIÉRREZ
se venden, al precio corriente, en el kiosco de la calle de
Alcalá, frente al Teatro Alcázar.
SE PUBLICA LOS DOMINGOS
RIVADENEYRA
SECCIÓN
Los dias de pago en nuestra Redacción (Paseo de San Vicente, 20) son
los lunes, de cinco a siete.
S. A
D E PUBLICACIONES
PASEO DE SAN VICENTE, 20
MAD RI D
Gutierre
MADRID,
ANO
IV.
4
DE
OCTUBRE
-
DE
1930
NUMERO
174
EGO S~UM
FÉLIX RODRÍGUEZ
Torero
de cuerpo entero;
quintaesencia
de la taurómaca ciencia;
fino artista,
gutierrista
de Santander o Valencia.
"Gutiérrez", montera en mano,
llega torero y gitano
hasta la misma barrera,
que el sol madrileño baña,
y brinda por la Montaña
y brinda por la ribera.
CARICATURA
DE
K-HITO
GUTIÉRREZ
las joyas del teatro extranjero
v e n d e t t a
Drama de Sem Bcnelli, traducido al castellano for un ladrón de caminos, canales y puertos, y estrenado en el segundo peldaño de la Scala de Milán.
Personajes: Los que vayan saliendo.
Decoración: Habitación de una posada en Sicilia. Muebles adecuados, comprados a plazos. Al foro, puerta para
entrar y salir. En la izquierda, ventana para mirar al campo. En la derecha,
lavabo para hacerse la toilette. Ambiente, dramático.
* **
Al levantarse el telón, en escena BEPPO y FRANCHETTA.
s i c i l i a n a
Beppo es un hombre que me juego la
cabeza a que ha cumplido los cuarenta
años. Un tipo groserote y bizco.
Franchetta es una joven de veinte
años, dos de los cuales fueron bisiestos, hermosa como la torre de Pisa y
tan torcida como ella.
Es de noche.
FRANCHETTA.—¿Partes, Beppo?
BEPPO.—Sí; parto. La noche ha cerrado como un comerciante en domingo, y ya es hora de hacer el alijo...
(Beppo es contrabandista.)
FRANCHETTA. — ¿ Quiénes te acompa-
ñan hoy?
O. — Martuchio y su hijo. S o n
gestes de fiar. En caso de inutilizarme
yo, no tendría inconveniente en entregarle el - alijo al padre y en confiarle
el dinero al hijo.
FRANCHETTA..—¿Es que piensas sacarle al alijo dinero?
BEPPO.—Ya me conoces. Yo le saco
dinero al alijo, al hijo, al padre y a un
tío del padre y del hijo.
FRANCHETTA.—¡ Eres terrible í
BEPPO.—¡ Bah! Contrabando y n a d a
más...
FRANCHETTA.—Te amo por una cosa:
por valiente...
BEPPO.—¡ Valiente cosa! Pero, ¡ por la
Madona!, ya es tarde. Me voy aceleratio... Adió, Franchettal Deja que te
atice un beso antes de partiré... (Beppo
coge a Franchetta brutalmente por un
braso y le da tres besos seguidos, que
la dejan señal.)
FRANCHETTA. — Arrivedere,
amere!
(Devuelve los besos o Beppo, porque
pertenece a esa clase de mujeres que
no acostumbran a quedarse con lo que
les dan.)
BEPPO.—¡ Las armas!
FRANCHETTA.—E vero! (Hace mutis y
vuelve con doce pistolas, seis Puñales
y un pisapapeles. Beppo se lo ciñe todo
al cinturón.)
BEPPO.—Adió, carina!
FRANCHETTA.—Que la Madona de Por-
tinari te saque con bien.
(Beppo, tras un último beso feroz,
hace mutis por el foro. Al abrir la puerta, un turbión de agua invade la estancia. Dentro se oye relampaguear de un
modo que eriza el vello y el feo. En seguida suena, alejándose, la voz de Beppo, que se marcha cantando.)
BEPPO
(dentro).
La vita c fácile,
la vita c bella.
Golfo di Nápoli!
Civilta Vccchia!
II
—Caballero, ¿usted cree en el poder de la voluntad?
Creería si usted se hubiese marchado hace media hora.
(La voz se va apagando como las
bombillas Osram. El momento es de
una gran emoción.)
FRANCHETTA.—Ya se va... Canta para
GUTIÉRREZ
que los carábinieri no sospechen que es
un contrabandista... ¡ Madona, cuánto
sufro! Si Beppo sospechara que le engaño con Fesciullo, el carábinieri del
próximo cuartelillo... (En la ventana
suenan unos golpecitos.) ¡ Oh! Este es
Fesciullo... (Va a la puerta, la abre y
entra FESCIULLO, que es un carabinero
parecido a Rodolfo Valentino, sólo que
con otra cara.)
FESCIULLO.—Amata
mía!
FRANCHETTA.—Rudolfo! (Se abrazan
con ansias sicilianas.)
FESCIULLO.—He visto salire a túo marito...
FRANCHETTA.—Iba de contrabando.
FESCIULLO.—Dejémosle, y entonemos
tú y yo la sonata del amore eterno...
FRANCHETTA.—Por Edmundo de Ami-
cis, ¡ cuánto te amo !
FESCIULLO.—B vero?
FRANCHETTA.—Si non é vero, é ben
tróvalo!
FESCIULLO.—Ham!
(Se besan. Se besan de un modo que
da asco. Y es que los italianos son tan
apasionados...)
DOS HORAS DESPUÉS
BEPPO (abriendo bruscamente la puerta del foro, entra, y la vuelve a cerrar
a escape. En su rostro se pinta la tragedia más horrorosa.).—¡ Por San Franchesco de Asís, qué espanto! ¡ Yo que
creía que Martuchio y su hijo eran unos
buenos compañeros!... Resulta que nada
más hacer el contrabando, han dicho
—¡Caramba, don Deseado; después de cinco años sin verle, le enque si yo moría tocarían ellos a más, y
cuentro igual que siempre! ¡No ha cambiado usted nada!
se han liado a tiros conmigo de un
•—Sí. Un duro para pagar esta cañita.
modo, que si no corro me hacen la
autopsia... Ahora están apostados ahí
fuera, y en cuanto salga me sacuden
hora. (Se va por el foro, y nada más
seis balazos... (Dentro suenan dos ti- prendo. Amas a mi mujer, y has venisalir,
Martuchio y su hijo, que, apostado
a
pasar
un
ratillo
con
ella...
¡Bah!
ros.) ¿No lo dije? ¡Qué bestias de los
dos
en
la oscuridad, aguardaban la sa¡
Cosas
de
jóvenes!
Todos
hemos
esApeninos!
lida de Beppo, fríen a tiros a Fesciullo.)
tado
metidos
en
aventuras
así...
¡Qué
FRANCHETTA (saliendo por la derecha
FRANCHETTA.—¡ Per Dio! ¡ Han matase va a hacer!... Vete. Vete, que te
con FESCIULLO).—¿Qué tiros son ésos?
do a Rudolfo!... ¡Rodolfo!
¡Rudolfo!
perdono.
(Al ver a Beppo, con terror del más
BEPPO.—Sí.
Se
lo
han
cargado.
TamFESCIULLO.—¡ Eso se llama ser un magordo.) ¡ Oh ! ¡ Beppo!
bién
es
mala
suerte,
¿th?...
¡Quién
nos
rito bien educatto! ¡Gracias, Beppo!...
FESCIULLO.—El marito!... Me la he
lo
había
de
decir!...
¡Pobre
bambino!...
Adiós... Adiós, Franchetta...
buscatto!
BEPPO.—¿No la besas?
Cae el telón sobre la terrible vendetta
BEPPO (comprendiendo lo que ocurre,
FESCIUIAO.—Es verdad. Con tu persiciliana.
al ver a Franchetta en camisita, y forPor la traducción.
mándose un plan instantáneamente; muy miso, Beppo... (Besando a Franchetta.)
ENRIQUE JARDIEL PONCELA
amable). — Salud, Fesciullo... Ya com- ¡Adiós! Volveré mañana, a la misma
GUTIÉRREZ
sucesos vergonzosos
en n u e s t r a r e d a c c i ó n
de ojos morados, que tenía un puñal
con mango de oro damasquinado claEn enero de 1915, cuando la barba- vado en el corazón.
rie europea estaba en el apogeo de su
Toda la policía de Scotland Yard se
furor, los que teníamos quince años re- puso en movimiento, sin que los más
cordamos aquel Londres triste, brumo- expertos sabuesos hallaran la pista de
so, frío, silencioso, cuyo silencio rom- los dos extraños acompañantes de la
pía a intervalos el estampido horríso- víctima, que quizá hubieran podido deno de las granadas que arrojaban los cir algo sobre su muerte misteriosa...
"zeppelines".
Por aquellos días, las vecinas de las SEIS AÑOS DESPUÉS
orillas del Támesis se vieron sorprenNo obstante, seis años después, en el
didas por la presencia diaria de una papresidio
de Tolón...
reja extraña, compuesta de tres persoPero no, dejemos al pasado que se
nas.
Una mujer elegantísima, alta, esbelta, esfume en la bruma del tiempo y hagade ojos morados y aspecto vampiresco; mos constar únicamente que, a partir
un joven, elegante, grueso, con gafas de aquel suceso, data la conocida eney perilla, y un hombre de edad indefini- mistad de nuestros colaboradores Gable, con aspecto de haber sufrido mu- lindo y J. Simón Fuentes.
Desde entonces en la tumba de la hercho, ojos miopes, gesto cansado, harapiento. Un despojo humano, un hom- mosa desconocida aparecen todas las
mañanas, sobre la tierra húmeda y fría,
bre vencido en la lucha por la vida.
Ella es un misterio; el joven grueso una rama de ojiacanto y dos charcos.
¿Qué mano es la que coloca la hucon gafas era J. Simón Fuentes; el
despojo, Galindo. a quien el oleaje milde ofrenda? ¿Qué ojos son los que
hacen los charcos con sus lágrimas?
de la existencia había llevado a Wittechapel desde Tokio, de donde salió acu- ¿Qué narices es todo este lío?
sado como espía de los paraguayos.
Un día no paseó la pareja por las EL SUCESO
orillas del Támesis.
El traqueteo de la vida trajo a J. SiAl día siguiente unos bateleros del món Fuentes a Madrid, donde estableció
Volga encontraron a orillas del Támesis su fábrica de bolsillos de chaleco, que
el cadáver de una mujer elegantísima, tanto le produce.
ANTECEDENTSS
•—Mi novio es campeón de resistencia bajo el agua.
—¿...?
—Sí. El primer día que me conoció estuvo bajo la lluvia tres horas
esperándome.
,
Galindo, después de pasear su melancolía por los cabarets de Viena, por los
peñascos del Rif, por las minas australianas, llegó también a Madrid, deshecho, vencido, lleno de amargura, con los
ojos secos de tanto llorar y el corazón
endurecido por el amor.
El otro día se encontraba en nuestra
Redacción J. Simón Fuentes, cuando
apareció Galindo ojeroso, pálido, con
paso vacilante, la barba crecida, desgreñado, los calcetines del revés, el cuello desabrochado, enfin,hecho una birria.
Era jueves. Galindo se dirigió a Roberto y le dijo:
—Necesito diez duros.
Roberto, con la energía que le caracteriza, además de su nariz, respondió:
—Los días de pago son los lunes, de
cinco a siete.
Galindo avanzó hacia la mesa con los
puños apretados y gritó:
—i Necesito diez duros!—y luego, con
un hilo de voz, balbuceó: •—No son
para mí; son para ella. ¡ Mi Eleuteria!
Al decir esto se arrojó al suelo, y revolcándose, gritaba:
—Le he prometido el mejor collar de
perlas que haya en Ceylán y tengo que
conseguirlo. ¡ El vapor se va mañana!
¡ Necesito diez duros ! ¡ Abajo J. Simón
Fuentes!
El aludido, que no se había dado
cuenta de la presencia de su enemigo,
se levantó aterrado ,y viendo a Galindo,
dijo:
—¡ T ú ! ¡ El cofrecillo ! ¡ Tolón, Tolón !
Galindo se dirigió hacia él:
—¡ Calla, maldita sombra que me
acompañas por doquier! ¡Yo, por huir
de ti, he sido pescador en Islandia,
vampiro en Dusseldorf, niño en Ecija,
pirámide en Egipto, auxiliar de contabilidad en Soria, trapero en Estocolmo,
sin poder librarme de tu recuerdo, que
me acompaña como un pesadilla! ¡ Muere, muere, muere, muere!
Y arrojándose sobre él, le atenazó por
el cuello y nos costó Dios y ayuda hacerle soltar.
J. Simón Fuentes tuvo que ser asistido en una camisería de socorro próxima, y a Galindo hubo que darle los
diez duros, sin recibo ni nada.
¡ Adonde conduce a los hombres la
vida nómada y aventurera!
¡ Qué asco!
Por el reportaje,
F. PERDIGUERO
UN
T R U C O
POR
VAYA,YA LLUEVE
TEA/DRE QUEABRIR EL PARAGUAS
\ Ó E ME OCURRE^
UNA I D E A / ^
DE
V E R B E N A
ALF^RAZ
FUERTE/
Nunca oí en mi vida
un
la
6ÍWO/ ío»
que-
jumbroso como aquel
la bemol.
MI POBRE PIERNA
Cuando un médico se empeña en una
cosa, no se puede, no se debe contradecirle.
Por eso, cuando Adelardo Gallástegui
me dijo que yo tenía una pierna hecha
una birria, acaté su opinión.
Porque Adelardo Gallástegui era mi
médico.
Y porque mi pierna estaba atacada
por el microbito de la gangrena.
El mismo Adelardo me recomendó a
Canterbury, el hábil cirujano.
El hombre que no usaba cloroformo
para sus operaciones.
CANTERBURY
Todo lo que se diga ensalzando a
Canterbury será poco, piadosos lectores,
comparándolo con la realidad.
Cortando brazos era el amo, y rajando piernas no había quien le echara un
galgo. •
El fue el que, en i904, en la época
Üel sombrero hongo, batió el récord del
amputamiento cortando setenta y ocho
piernas derechas y veinticinco izquierdas, escasamente en hora y media.
Metía el bisturí con una gracia, con
una delicadeza, con una elegancia tan
extraordinarias, que, contemplándole, se
le caía a uno la baba, valga la expresión
soez.
Una vez dibujó en un .muslo un mapa
de Nicaragua con ríos y ferrocarriles.
Otra vez, con una pantorrilla, hizo un
busto de Valdemaras.
Y en la Exposición de Artes Decorativas de París, se llevó el primer premio
con una greca hecha a base de biceps
inservibles.
Y todo lo hacía sin cloroformo.
Pero hablemos de Canterbury.
—i Oh, cuénteme, cuénteme!—le dije
yo, lleno de curiosidad.
—Oído al parche—añadió Canterbury.
Y comenzó a hablar.
LA OPERACIÓN
PARÉNTESIS DEL AUTOR
Me tuve que echar en la camilla de
operaciones, y al mismo tiempo que afilaba en una piedra una sierra, me dijo:
—Tiene usted la misma cara que mi
pobre primo Venancio, el que murió en
Manila.
—No sabía que tuviese usted un primo que se llamara Venancio.
—¡ Ah! i Pero no conoce usted esa
historia? Es muy interesante.
(¿Qué tienes, mujer, que a tu influjo siempre se metamorfosea el mundo?)
EL RELATO
¡ Qué enorme poder narrativo tenía
aquel hombre!
¡ Qué pasmosa facilidad para la oratoria !
¡ Con qué facilidad brotaban de sus
kbios los vocablos!
Sonríanse ustedes de García-Sanchiz.
—Mi pobre primo—comenzó diciendo
Canterbury—hubiera sido feliz si en su
camino no se hubiera cruzado una mujer.
CONTINUACIÓN
...—Una mujer morena como una
petenera y con ojos grises y taciturnos como dos crepúsculos en Oslo, es
siempre una mujer interesante.
—Hombre, préstame cien pesetas.
—Te las prestaré cuando vuelva de París.
—¡Ah, caramba! ¿Vas a París?
—¡No!
Y Venancio sucumbió ante ella.
Y se encenagó en el vicio.
Y fue al cabaret.
Y leyó al Caballero Audaz.
Y robó.
Y aprendió a cantar tangos para llorar su pena.
Y se peinó con fijador.
Y...
UNA PAUSA
Y al llegar aquí, Canterbury hizo una
pausa.
—Me da vergüenza decírselo—me dijo—. ¡Es tan terrible!
—Continúe usted—le dije yo, sin acordarme para nada de la gangrena ni de
la pierna.
—Pues, bien—continuó Canterbury,
conteniendo un sollozo—. Escuche usted.
CONTINUACIÓN
—Venancio se arruinó por aquella
mujer y.por ella perdió hasta la última
peseta. Y noche fría y lluviosa—una de
esas noches frías y lluviosas de Manila—una sombra fatí4ie»^se d«sUz4;por
el desierto jardín de un hotelito que se
alzaba en las afueras, en el Chamartín
de la Rosa de Manila.
Aquella sombra era Venancio.
En la mano llevaba una daga con una
inscripción:
Recuerdo de Laredo.
Llegó a la habitación en que dormía
la ingrata.
A la luz de la luna, que la alumbraba, Venancio pudo contemplarla.
¡ Qué hermosa estaba y cuan seductora!
Pero Venancio no se enterneció.
Y alzó el brazo homicida.
Pero en aquel momento se oyó una
voz.
Volvióse rápidamente Venancio, y...
—¿Qué? ¿Qué?—pregunté anhelante.
—Nada—me contestó Canterbury—.
Ya no le hace falta saber a usted el
desenlace. Le he cortado ya la pierna.
En efecto; embebido con el relato
de Canterbury, me había olvidado por
completo de todo cuanto me rodeaba, y
es así como el sabio cirujano me había
cortado la pierna, sin cloroformo y sin'
que, a pesar de ello, notara ;lá menor
molestia. ;
. .
. •
CURIOSIDAD
Pero me había picado ya el abejorro
de la curiosidad.
Y cuando le pica a uno ese abejorro
ya se sabe lo que pasa.
—¡Por favor!—le dije a Canterbury—¡ Cuénteme usted el final! ¡ Cuénteme usted el final ¡—supliqué una y seis
veces.
Pero Canterbury se negaba abiertamente.
Yo ya cumplí con mi deber, la pierna no le molestará más.
Y cuanto más se negaba, más se acrecentaba mi deseo de saber lo que hizo
Venancio.
—¡ Por su santa madre!—insistí—¡ Sáqueme usted de esta intranquilidad!
Y Canterbury continuaba irreductible.
Al fin tuve una resolución heroica:
¡ Córteme usted la otra pierna!—le
dije.
'
' '.
—Como usted qiiiera-^dijo Cahtérbu-<
ry cogiendo una sierra.
•
. . .
Y nie terfdl dé íiuéyo en lá católfa.' ''
Y Canterbury comenzó a Hablar. ". '"
GUTIEWREZ
10
arriba patas arriba; en cierta ocasión,
en lugar de los dientes postizos se echó
a la boca un collar de perlas de los
chinos, y por poco se ahoga. Y un día
España degenera. Se ha celebrado un mitin político y la
se los dejó inadvertidos en el bolsillo
DOMINGO multitud
no ha gritado, ni ha corrido, ni ha hecho manifesdel chaquet, y cada vez que se sentaba
taciones ruidosas a la salida. Si esto sigue así perderemos
se pegaba un mordisco en salva sea la
el cartel de escandalosos que tan bien ganado teníamos.
parte. Ahora, que lo más dramático de
Se habla mucho de Paulino... en Régil.
él eran las distracciones, pues nunca
sabía dónde dejaba los dientes, y así
I I IMFQ
í Somos unos tíos valientes y vamos a demostrarlo diciense dio el caso de abandonarlos en un
LU1NU
¡ ( j Q c o s a s gordas, aunque nos cueste ir a la cárcel. Allá va
cacharrito con agua al irse a acostar,
una: En Valladolid se ha celebrado con gran éxito la co- no acordarse de ellos en toda la semarrida a beneficio de la Prensa.
na, y, al fin, al irlos a buscar, con la huOtra cosa gorda: ¿ Por qué no persigue el Gobierno a
medad se había hinchado la dentadura
esos individuos que arrojan cascaras de plátano en las acey no le cabía en la boca. Entonces coras?
Otra: España está mal organizada. ¿ A quién se le ha ocu- gió la dentadura entre las dos hojas'de
una puerta, como quien casca nueces, y
rrido poner junto a la Capital de la Nación un pueblecito
¡ crac, crac!, le arrancó los pedazos que
como Aravaca, tan pequeño, y, sin embargo, plantar Barcesobraban. Hasta que se le perdió del
lona a más de 600 kilómetros?
todo; inútil buscarla; perdida del todo...
Aquel día, a media noche, fallecía el
! 1VTÁRTFS I Hemos estado en la Ciudad Universitaria. Aquello está
desventurado de un cólico miserere. Y
I
¡precioso. Hay unos desmontes muy propios y lo menos cinco pinos en pie. También hay un niño vendiendo agua de su es que, olvidada la dentadura en un
café, al verse sola empezó a dar bocabotijo.
Recibimos un telefonema de la familia anunciando su re- dos a diestro y siniestro en carnes,
greso del veraneo. ¡ Ya viene el mal tiempo!
pescados, frutas, gruyeres y medias tostadas, y ¡ pa qué en el mundo!, ¡ j que
R^
^ e c o n f i r t n a 1° del re greso familiar,
se hinchó! 1
o
H o y h a c e a f l 0 S d e ¡ f a ii e c ¡ m i e n t o <je R eC aredo, que, por
cierto, no sabemos si era Recaredo o recadero.
Se va arreglando lo de los taxis. El público, ante el lío de
las tarifas, usa el tranvía y el "patinette".
Hojas del calendario
¿Pero también esta semana trae jueves?
Globos a los niños.
JUEVES
"VIERNES
SÁBADO
;
Sigue la subida de las subsistencias. En particular las
' "Doloras", de Campoamor, y "Cómo rezan las solteras" están carísimas. Las viudas están algo más baratas. Los Fabricantes de Sombreros de Paja dedican un cariñoso recuerdo al verano de 1930.
,
Comunican del Polo Norte que se está levantando un
fresquillo molesto. En vista de ello, los portales madrileños
se siguen cerrando a las diez.
Nos gustaría ver una corrida goyesca por Ramón Novarro, John Gilbert y Manolo San Germán. Toros de Pamplinas.
La semana que viene hablaremos de los Presupuestos de
Grecia.
pequeñas tragedias
Tener un defecto físico es algo horrendo; no tanto por el defecto en sí,
como porque al necesitar un suplemento
quirúrgico o simplemente industrial, nos
sujetamos de tal manera-a la voluntad
del aditamento, que nuestra voluntad
ya no e.s nuestra, es suya.
Vean ustedes algunos casos;
El desdentado glvidadiso.
Aquel pobre hombre no tenía ni un
diente. Y se tuvo que hacer una dentadura postiza. Pero como tenía tan mala
cabeza, unas veces se ponía en la mandíbula superior el casquilío inferior y
viceversa; otras, los dientes para aden—Una habitación para mi solo;
tro, frente a las anginas ;* otras, juntas
las dos falsas encías, con los dientes de pero con dos camas, ¿en?, porque
abajo cabeza abajo, y los dientes de traig* on sueñe...
11
GUTIÉRREZ
EN CASA DEL MILLONARIO
—Vengo a pedir a usted la mano de su hija, pues &•% «lia
jii vida es imposible.
—{Pero si yo BO tengo ningún» hija I
Perdone; iae habían dicho que sí.
'
DIBUJO DE
TONO
los
mártires j
cinco hombres y un cadáver SÍ
desciende considerabl
Tristes y ajetreados días los que co- pero que como yo era pequeño ya no me
rremos para el pobre repórter político. acuerdo de su físico.
Toda la complicada máquina política cláEl portero se acercó solícito al persosica española, a la que tan buenos ratos naje y éste le dijo:
debe la afición, se despereza lentamente
—Ah, monsieur le consierje! Primcon rechinar de bielas conservadoras y temps, beaucoup de la mademoiselle.
chasquidos de engranajes liberales.
Gran reverencia del portero y el perMucho trabajo le ha costado al ilus- sonaje que penetra en la casa, dejando
tre novelista señor conde de Romanones un olor a opoponax del Líbano que
derribar la Dictadura, pero aquello del atufa.
Interrogo al portero:
medio millón no podía quedar así por
dignidad nacional.
—Es el tío más listo que hay. ¿Se lia
Por eso don Alvaro juró solemnemen- fijao cómo "chamulla" el extranjero? Es
te sobre la tumba de García Prieto reco- el señor Alba, uno que dicen que fue
rrer a la pata coja el áspero camino del ministro y ahora creo que le van a hacer
sacrificio que le condujera nuevamente algo gordo.
Otro auto, y ahora sí que no se desal ingrato y desagradable puesto de gopinta. Es Romanones, el propio Romabernante, tan despreciado por todos.
La reunión de Hendaya señaló la ruta nones. Sí, hombre, sí, aquel que era cojo.
a seguir por los pobres mártires, que se Lo que tiene es que se ha quitado la
han impuesto la penosa tarea de arreglar barba, y por eso.
Va a pagar el taxi, que importa 2,10.
esto del país; pero en esa reunión no se
pudieron ultimar los detalles porque en- Se registra los bolsillos y encuentra dos
tre lo de "¿cómo está usted?", "bien y pesetas. Se vuelve al portero:
—¿Tienes una peseta?
usted", "yo, bien, gracias", "parece que
El portero se la da. Romanones entrele ha sentado bien el aire iodado del
mar", "¿echamos a los barquillos?" y ga las tres pesetas al chófer. Este le da
otras idioteces se les pasó gran parte la vuelta. El conde la cuenta y dice:
—Esta "perra" es francesa y el camdel tiempo. Luego aquello de "fíjese en
aquella bañista, qué pantorrillas tiene", bio está a treinta y siete veinticinco.
etcétera, y total, que no hubo manera de Tómala y otros diez de "propi".
Se guarda el resto y sube. El chófer
hablar nada definitivo. Había necesidad
de una nueva reunión de los elementos murmura frases ininteligibles. El portesanos de la política y se ha celebrado en ro también.
Entran del brazo Villanueva y SánMadrid.
El reportero es un tío en esto de en- chez Guerra. Al pasar los oigo decir:
—¡ Maldita sea mi sangre! ¡ Ira tie
terarse de las cosas, y le bastó leer la
noticia en la Prensa para saber que la Dios! ¡ Mal rayo me parta si de aquí no
reunión se iba a celebrar y dónde. Así sale algo gordo! ¡ Menudas tripas traigo
que a las ocho de la mañana estábamos yo hoy!
Después, una sombra pasó flotando
en la puerta provistos de cuartillas, pluma, un tintero, salvadera y una alfom- ante mí, dejando un ligero tufillo a áribrilla de limpiar las plumas, adminículos do fénico. Le conozco en seguida. Es el
que no abandona nunca el buen perio- cadáver de García Prieto.
dista.
En efecto; a las once apareció en lonLA CONFERENCIA
tananza un automóvil, del que descendió majestuosamente un bello señor con
Me introduzco en la casa por un probarbita, pelo rizoso y teñido de un bo- cedimiento que mantengo en el secreto,
nito negro marfil, tocado con un elegan- y consigo oír y presenciar la magna conte terno a rayas verdes y rosa» y corbata ferencia de donde ha de salir la soluamarilla con pintas.
ción de todo este lío.
Al descender del auto exclamó:
Alrededor de un brasero están senta—Sapristi! Éoulevard-metci tres bien, dos los cuatro vivos, mientras el espíritu
oh, la la!
de García Prieto vaga por la habitación
Aunque hablaba el francés correcta- entreteniéndose en asustar a un gato y
mente, cierto acento guadalajareño me en despeinar al Sr. Alba, que se snfada
hizo suponer que se trataba del conde mucho.
de Romanones, del cual había ofdó yo
Oigamos la conversación.
hablar mucho antes de la Dictadura,
ROMANONES.—Bueno, señores, yo creo
que ha llegado el momento. Pasado este
ligero incidente de la Dictadura, nosotros estamos haciendo mucha falta. Ya
Las viejas comadres de nuestra políti
chean en torno al brasero. No hace fal
pleitos de vecindad lo que les reúne, chía
grande. García Prieto, aquel mártir del
de 1923, acude en espíritu a la reunión
ridículo, como siempre.
le
1 a p o l í t i c a
concentran para salvar el país
mente la temperatura
sabía yo que todo eso había sido una VILLANUEVA.—(Tomando un chato de
broma por hacernos rabiar.
vinagre.) ¡ Brrrrr! ¡ Voto a mil millones
AI.BA.—Rira bien qui rira le dernier. de bombas!
ROMANONES.— (A
Sánchez
Guerra.)
¿Y tú, qué opinas, Pepe?
SÁNCHEZ.—Yo diré con el poeta:
"Estos, Fabio, ¡ ay dolor!, -que ves ahora
campos de soledad, mustio collado..."
ROMANONES.—Bueno, ¿ pero vosotros
sois constitucionales?
VILLANUEVA.—¡Hígados de un verdugo! ¡Yo constitucional! Antes me peg:>
mil tiros en la nuca.
SÁNCHEZ.—"Dicen de un sabio que un
[día
tan pobre y mísero.estaba..."
ALBA.—Qu'est que ce cecit
ROMANONES.—No seas cursi, Santiago,
y contesta.
ALBA.—Son siete años de alejamiento
en plena metrópoli parisina. Yo opino
que si en la mayoría se esfuma el deseo
incompleto de la moralización idónea
nos. abstraemos en el dogma más armónico que obstaculiza... ROMANONES.—Basta, basta; ya sólo
falta la opinión de Cambó.
VILLANUEVA. — (Chato
de
vinagre.)
¡ Brrrrr! Pero si se ha quedado afónico.
ROMANONES.—No digas tonterías. ¿ Concibes tú a Cambó sin La Veu?
ALBA.—C'est la verité.
GARCÍA PRIETO.—(En espíritu.) ¡Que
estoy yo aquí! ¡ Uuuu'uu!
SÁNCHEZ GUERRA.—"Aparta, fantasma
[vano..."
GARCÍA PRIETO.—¡ A que te achucho el
gato, "ratón pelao"!
ROMANONES.—¡Ji, ji, ji! ¡Qué cosas
tiene este Manolo! Cuando estaba vivo
era igual.
VILLANUEVA.—(Bebiendo el vinagre en
la botella.) Bueno; pero, ¿nos concentramos o qué?
ROMANONES.—Yo opino que debemos
encargarnos del Poder.
ALBA.—¿Mais le peuple será..., digo el
pueblo, estará capacité para unos gobernantes como nosotros?
GARCÍA PRIETO.—¡Uuuuuu! ¿Y si nos
quiere la nación?
ROMANONES.—Si nos fijamos en ton-
terías así, no vamos a ninguna parte, A
ver, Manolo, ¿tú en Astorga, con cuántas actas cuentas?
. juntan sus cuerpos caducos y cuchioírles para saber de qué hablan. Son i
es de portería, de casa más o menos
eber que falleció el 13 de septiembre,
marcarse un farol más y a quedar en
GARCÍA PRIETO.—Tantas como mante-
cadas.
ROMANONES.—Tendrás un ministro. El
de Cultos, por ejemplo. ¿Y tú, Pepe?
SÁNCHEZ GUERRA.—"Allá va la nave.
¿Quién sabe do va?"
ROMANONES.—Que te frían un oficial
de Correos. Bueno, el caso es concentrarnos, y luego repartiremos los ministros. A mí me tocan más, que para eso
me pusieron medio millón de multa por
broma.
SÁNCHEZ GUERRA.—"Poderoso caballero
es don Dinero..."
ALBA. — Oh,
l'argent,
l'argent!
Oh,
la, la!
ROMANONES.—Es menester pensar ea
nuestra vejez. Querernos una vejez tranquila en el Poder, para luego poder dejar nuestras carteras a nuestros yernos
y nuestras actitas a nuestros sobrinos.
Cuantos más yernos y sobrinos haya
más segura estará la cosa.
VILLANUEVA.—¿Y el mitin republicano
del otro día, tendrá trascendencia, voto
a diez mil rayos?
ROMANONES.—¿Qué mitin?
ALBA.—Uno que dicen que hubo en la
Plaza de Toros.
ROMANONES.—¡Ah, sí; ya me lo han
dicho! ¡ Bah, eso son tonterías! Si son
republicanos, que se vayan a las repúblicas. Pero aquí, ¿qué hacen habiendo
Monarquía?
SÁNCHEZ GUERRA.—"Llevaba la lechera
su cántaro al mercado,
sin hacer provisiones
allá para el invierno;
le dijo la Fortuna
¡insensato, despierta!"
¡ Bueno, creo que me estoy haciendo
un lío!
ROMANONES.—Entonces, ¿ estamos conformes?
ALBA.—Eso es. Vosotros unid vuestras
modestas inteligencias para conseguir
la insignificante labor de obtener un
amplio superávit en el Presupuesto, aha
considerable de vuestra divisa, pacifica •
ción Ensata y duradera de los espíritus,
y entonces me dignaré a poner mis altas dotes gubernamentales al servicio de
esta nación, a la que tanto estimo como
vecino, y que espero que con el tiempo
se hará digna de mí .
E L GATO.—¡Miau!
SÁNCHEZ. — (Incorporándose
súbita-
mente.) "¡ Oh, no me causan pavor
vuestros maullidos esquivos...!"
VILLANUEVA.—¡Voto a tal! ¡Me ha- i
tirado el vinagre!
•
ROMANONES.—Bueno, ¿quién tiene ua :
pitillo ?
j
!
MENDA '
GUTIÉRREZ
14
LOS ABSURDOS MARATONES
Villa Alba, 16.—Las clases sensatas de
esta elegante capital se encuentran algo
moscas debido a la estúpida costumbre
adoptada por los jóvenes de establecer
los más variados y absurdos maratones.
La cosa, en efecto, es bastante molesta, pues no pasa un día sin que quince o veinte muchachos, que ya debían ir
pensando en los problemas políticos y
dar vivas a don García Prieto, se dedique a batir otros tantos "récords" sin
provecho ni gloria para nadie.
Unos se suben a los árboles en camiseta y allí se están, colgaditos por el
.íuello, enseñando la lengua a todo el
que pasa, hasta que viene el señor Juez
de guardia a amonestarles; otros se ponen en la plaza más concurrida con un
repleto carro de lechugas y las venden
a quince cada una, hasta que logran batir el "récord" de la venta pública porque se les queda el carro vacío. Entonces se van a una taberna y piden huevos fritos y blanco con seltz; algunos,
en fin, se ponen a estudiar para abogados del Estado y no cesan hasta obtener
plaza número uno.
Este estado de cosas no demuestra,
iespuéá de todo, más que una refinada
incultura y una incipiente neurastenia,
que conviene atajar por cuantos medios
se hallen al alcance de la sociedad anónima.
Esta noche se reunirán las fuerzas vivas y frescas de aquí para estudiar este
problema y comerse unas habas con jamón, que las hace muy buenas la Eladia.
Villa Alba, 16.—Se ha celebrado la
reunión que anunciaba en mi anterior
continental. Las habas, muy duras, deslucieron el espectáculo que bajo tan
agradables auspicios había sido preparado. La fama de Eladia ha sufrido un
fuerte descalabro. Esperamos de tan
gran artista un espléndido y pronto desquite. El que tiene la onza la cambia, señores, y el tiempo da gusto a todos.
Pese a los detractores, que nunca faltan
al juzgar a un genio, la espina no durará muchas horas en la morena carne
de Eladia. Y nosotros que lo veamos.
De los maratones se habló poquito.
Únicamente el señor alcalde dijo en un
discurso que hay que ver qué chicos estos, que son de la piel del diablo, y que
en sus tiempos no se enamoraba nadie
de la Greta Garbo. Le contestó el secretario que ahora tampoco, y fue amonestado severamente por el orador, que fue
muy aplaudido.
: —¿Quién? ¿Pérez? ¡Pero, hombre, si lo conozco yo desde que
era así! NOK han dado el biberón juntos; hemos crecido juntos; hemos extudiado juntos...
—¿En el mismo pueblo?
—¡En la cola de las cédulas'!
PARTE FACULTATIVO
Mientras la Eladia servía las habas ha
ingresado en la enfermería don Secretario del Ayuntamiento con un chichón
tipo auto-giro Cierva, producido por botellazo de alcalde, que le impide continuar con la Eladia.
El desgraciado diestro se lamenta de
que con éste van veinticuatro los percances sufridos en este mes. La gente
hace comentarios sobre la carencia de
facultades, que convierte al secretario
en lo vulgarmente llamado carne de alcalde.
Villa Alba, 17.—A pesar de los trabajos realizados por la Comisión de Fuerzas Vivitas prosiguen los absurdos maratones. Un individuo con una sortija en
un dedo lleva treinta y dos horas con
un pie metido en una tina de agua. Miles de personas de varios sexos acuden
constantemente a su domicilio a presenciar la prujba y a ver si pueden llevarse
algo del perchero.
De éste no queda ya ni el biselado del
espejo. El descontento reina entre el público, que atribuye esto a falta de organización. El pie del maratonista, que
consiste en una bella pata de palo, ha
empezado a dar brotes a causa de la humedad, y se cree que antes de ocho días
tendrá ciruelas.
Se espera con interés el final de tan
interesante descubrimiento.
Villa Alba, 18.—Acabo dé tener conocimiento de un maratón que tuvo lugar
hace doce años y que seguramente es el
primero verificado en Villa Alba. Parece
que el entonces anciano matrimonio,
compuesto por Ella y por El y seis chicos, heredaron una inmensa fortuna en
pasadores de cuello para dos y cuatro
telas. Emocionados con la suerte que
por la puerta les entrara, decidieron tener extravagancias de millonario para
darse postín. Llamaron a su primo Pepe,
que es muy bromista, y le rogaron que
los cortara la cabecita y los enterrara en
una era próxima, con la condición de
sacarlos tan pronto como ellos avisaran
por medio de una señal convenida, pues
sólo se trataba de sentir la emoción de
estar muerto y enterrado, pero de mentirijillas.
Qfreció Pepe lo pedido, y en el más
• profundo secreto procedió a la decapitación graciosa de las ocho personas,
así como al sepelio en un abandonado
y tétrico jardín. Pero como todos los
oficios tienen sus quiebras, el pobre
Pepe, fatigado por «1 esfuerzo que realizara, se quedó dulcemente dormido,
GUTIÉRREZ
15
y al despertar se encontró con la desagradable sorpresa de no recordar en
absoluto en qué sitio del jardín estaban guardaditos sus familiares. Tomó
rabos de pasas, rezó un padrenuestro a
San Antonio... ¡nada! La infiel memoria no daba el menor fruto.
Entonces Pepe, un poco avergonzado
de su distracción, guardó la fortuna de
pasadores en un maletín, y se fue a
Méjico sin despedirse de nadie.
El anciano matrimonio ha presentado
una denuncia por incumplimiento de
contrato.
Villa Alba, 18.—El último maratón
de que tenemos noticia también se las
trae. Parece que el niño Rafaelito Pérez y Pérez está intentando batir el
"record" de duración del llanto. Empezó a sollozar hace quince días, y hasta ahora la perra es imponente. Se le
aprovisiona en pleno vuelo por medio
de tubos de goma. El niño ha manifestado por señas que no abandonará su
empresa hasta que le traigan el Lucero
del Alba para un dije y una copia del
Censo Electoral sin ningún camelo.
El padre de la criatura, señor Pérez
y Pérez, ha marchado al desierto del
Sahara con la idea de ver caravanas
con camellitos.
La majná, señora Pérez y Pérez de
Pérez y Pérez, ha ingresado en las
Arrepentidas.
La han admitido; pero la han dicho
que Arrepentida, sin llorar, ¿eh?, sin
llorar.
ULTIMA HORA
Villa Alba, 18.—Ha terminado de llorar el niño Rafael Pérez y Pérez. Se
asegura .que el Maestro de escuela le
ordenó el silencio más impenetrable,
aumentándole, en caso contrario, con
enseñarle los retratos de todas las reinas de belleza elegidas en todo el Mundo durante un año.
El niño enmudeció en el acto y corrió a esconderse bajo la cama, temblando de horror.
¡ Señor Maestro, no vale asustar a los
pequeños! Ellos pueden ser mañana la
salvación de la Patria.
El telegrafista,
ÁNGEL
UNA VISITA DE LAS QUE NO MOLESTAN
La frailuna y simpática figura de Alfaro (1), nuestro anfitrión de Valencia, ha pasado unas horas por
Madrid y—¡cómo no!—se ha llegado un momento a abrazar a "Gutiérrez". Con él, y camino de Lisboa, donde va a dejar a los portugueses con la boca abierta, venía Félix Rodríguez (2), ese muchacho que lo mismo
arma un alboroto en la plaza toreando como nadie, que comiendo butifarrones. A Félix, que es un chiquillo,
acabó por fastidiarle la seriedad de la visita y se puso a jugar al alto y al bajo, momento en que le sor';prendió nuestro fotógrafo. Ocasión que aprovechan! os nosotros, como todo buen español que se estime,
para retratarnos y salir en los periódicos.
GUÍIERREZ
16
Quiere la U. M. N.,
por la cuenta que le tiene,
seguir su marcha "triunfal";
pero alguno se ha escamado
y en Bilbao les ha negado
el alquiler del local.
Habrá pensado el gerente
con el susto consiguiente:
"¡Ca! ¡De ninguna manera!
Si queréis, chillad afuera,
pero en mi teatro, no.
¡ Para que armen alborotos
y luego los vidrios rotos
los tenga que pagar yo...!"
¡ Claro está!
Como en la U. M. va
el señor Calvo Sotelo,
no habrá quien se exponga ya
a "cargar con el mochuelo",
porque allá donde aparece,
el pueblo en masa se ofrece
a darle a Calvo "pa" el pelo.
* **
Sin decir "¡ aquí estoy yo !"
en Barcelona surgió,
como un fantasma, Maciá,
otro jefe desterrado;
pero a éste no le han dejado
ni decir qué tal le va.
En seguida unos agentes
lo cogieron diligentes
sin dejarle respirar,
y aunque estaba hecho una fiera,
pusiéronle en la frontera
sin chistar.
Y el buen Maciá protestaba,
e indignado se quejaba
de que las autoridades
le han hecho (y esto le pesa)
despedirse a la francesa
de todas sus amistades.
No es raro que su ira estalle,
pues se teme que el prenderle
su buen nombre desvirtúe,
porque esto ha sido ponerle
de patitas en la calle,
o, mejor dicho, en la "rué".
UN ÉXITO DE SAMUEL ROS
el ventrílocuo
y
la
muda
Samuel Ros, nuestro querido colaborador, ha obtenido un triunfo loco con
su libro "El ventrílocuo y la muda", publicado recientemente en la colección de
"Las grandes novelas humorísticas".
Es el humorismo de Samuel Ros algo
tan sutil y exquisito que podemos claJ
sificar al autor de "El ventrílocuo y la
muda" entre el maestro sueco Hans
Szberrtg y el delicioso narador lituano
Th. Peiskry, más comúnmente conocido
por el "tío de la pajolera gracia".
Coloquemos entre los dos a nuestro
Samuel, en la seguridad de que, si toman algo, pagarán los otros.
Tan formidable éxito no nos extraña
nada; es más, lo estábamos esperando
de un momento a otro. Desde La Araucana y desde aquello de "silenciosa y cubierta de polvo veíase el "arpa", no se
había escrito nada gracioso.
Ya está ahí "El ventrílocuo y la muda", la obra cumbre de humorismo español, magnífica y espléndida, que se
está agotando a la carrera.
GRAN CONCURSO
DE
GUTIÉRREZ
¿Qué caras son éstas?
—Amigo. Le ha fallado él tiro.
- —No h»y que confundir, señor. Es que me ha dado lástima.
Terminado el plazo de admisión de soluciones para este concurso el día i, no nos ha sido posible dar en este número el resultado por la enorme cantidad
de soluciones recibidas.
En el próximo número—si el
tiempo no lo itnpjde—conocerán
nuestros lectores la verdad, dulce
para unos y amarga, ¡ay!, para
lobinas.
GUTIÉRREZ
^ H a b r á tenido hermosos ojos esa señora
EL.—Sí; las niñas, demasiado verdes.
4
-¿Hay hierro viejo que vender?
17
GUTIÉRREZ-
18
de
p r o
música
g r a
m
DEL CONCIERTO QUE CELEBRARA LA ORQUESTA CARPETOVETONICA
EL PRÓXIMO DÍA I.° DE OCTUBRE EN EL TEATRO DEL MONOLOGO RUSO
PRIMERA PARTE
TERCERA PARTE
NOTA.—En la primera parte no se tocará nada, para esperar a que el público acabe de sentarse.
Sonata en erre que erre, Beethoven.
Sinfonía a medio hacer, Schubert.
Los ruidos de la mudanza, Ravel.
Intermedio. En este intermedio, los
parientes de las personas del público
pueden entrar en el teatro a charlar un
rato de política con ellas.
SEGUNDA PARTE
El vuelo del moscardón, Rimsky Korsakoff.
Sinfonía alpina, Strauss.
Cero cuarenta, Beausterjonsen.
Descanso y venta de bocadillos.
CUARTA PARTE
Obertura de "Una tienda de comestibles", Murga.
El barómetro (sinfonía en
cuatro
tiempos), Mersk.
;
i.° Buen tiempo. (Allegro.)
2.° Tiempo de Artís del Mono (Allegretto.)
3." Tiempo lluyioso. (Andante con
moto y gabardina.)
4° ¿Qué tiempo hará mañana? (Chi
lo sa.)
Solo de violín por el señor Bermúdez.
También se quedará solo, como de
costumbre, tocando el acordeón el señor
Rubiales.
EXPLICACIÓN DEL ARGUMENTO DE ALGUNAS
DE ESTAS COMPOSICIONES, QUE SE INTERPRETAN EN MADRID POR PRIMERA VEZ
Cero cuarenta, Beausterjonsen.
En esta admirable página musical se ;
describen maravillosamente las angus- \
tias de un hombre que toma un taxi
de 0,40 llevando sólo dos pesetas en el
bolsillo, y que ve con espanto cómo va
corriendo el contador del auto. La apa- •
rición en el contador de la cifra dos
pesetas está expresada con un emocionante toque de timbal. Al final, el taxi
choca contra un árbol, muere el chauf- ¡
feur, y el pasajero, ileso, ve concluir
sus sufrimientos, lo que le lleva a entonar una romanza.
Todos los efectos musicales de esta
composición de Beausterjonsen son estupendos y le colocan en el pináculo
(entrando, a mano derecha).
• *
—Una señorita pregunta por usted.
—¿Qué tal es?
—Pasable.
—Bueno; pues que pase.
*
Los ruidos de la mudanza, de Ravel.
Esta excelsa obra fue escrita por Ravel para molestar a Wagner, c u y o s ,
Murmullos de la selva han quedado
realmente empequeñecidos con la comparación.
El asunto es sencillo como una túnica: se trata de la mudanza de una familia de la clase media, de Moscú. Hay
dos momentos en ella: la rotura del filtro del comedor y el instante en que
el piano de cola pilla un pie a uno de
los mozos que lo transportan—el cual
emite espumarajosos juramentos, que
son de una emoción insuperable.
Los violines expresan -los juramentos
tan bien, que esta composición sólo ha
podido tocarse entera, y sin que interviniera la policía, más que una sola vez,
y para eso fue en la cueva de una cervecería de los alrededores de Tomsk.
GUTIÉRREZ
Í9
—Tiene buen oído tu muchacha. Se le pegan bien las músicas.
—¡Ah, pues no has visto las judías! ...
El auditorio madrileño tendrá la suerte de oírla entera, por lo cual queda
terminantemente prohibida la entrada
a los niños menores de dos años.
Obertura de "Una tienda de comestibles", de Murga.
Se han dado diferentes explicaciones
del asunto de esta brillante composición que interpretará la Orquesta Carpetovetónica. Pero sólo nosotros sabemos cuál es el verdadero asunto. En la
Obertura de "Una tienda de comestibles" el asunto es armar ruido, mucho
ruido.
* **
El barómetro
(sinfonía
tiempos), de Mersk.
en
cuatro
Mersk, formidable músico europeo,
conocido por el sobrenombre o seudónimo de "El majo de Andorra", escribió esta portentosa sinfonía en cinco
días, durante los cuales ni comió, ni
durmió, ni jugó al marro.
El barómetro encierra un ideario de
almanaque. Se supone que cada uno de
sus tiempos corresponde a una estación
del año: Primavera, Verano, Otoño y
Veguillas. Parece ser que Mersk escribió cinco tiempos de sinfonía; pero se
le perdió una, y cuando se dio cuenta
de que había perdido el tiempo, el genial compositor se suicidó ahorcándose
con la cuerda de una pianola de esas
tan bonitas que hacen en casa de Hazen.
En El barómetro hay derroches de
técnica musical y audacias enormes, tales como mezclar una semimínima entre
dos semitonos, y dos arpegios de ja alternados con un bemol, un sostenido y
un apuntalado. Y todo ello ejecutado
con la mayor. Con la mayor frescura;
PRECIOS DE LAS LOCALIDADES
Palcos (sin antepalco). 2
pesetas.
Palcos (con antepalco). 50
—
Butacas resistentes
11,50 —
Butacas cojas
0,30
—
Entrada general
2 entorchados.
A las seis y media en punto.
NOTA.—En caso de incendio, el público no debe alarmarse. Tirando al sue^
lo las paredes de este teatro, se vacía
en dos minutos escasos.
j
Por la copia del programa,
Conde ENRICO DI BORSALINO.
20
GUTIERRBZ
olfato
de
detective
Un individuo aficionado a las cosas
relacionadas con el detectivismo paseaba con unos amigos suyos entusiastas
de esta clase de estudios, y el primero,
para darse con ellos un poco de importancia, les empezó a explicar lo fácil que
era ser un buen detective, teniendo solamente un poco de atención cuando se
está en todos los sitios, con sólo fijarse
en las huellas de los que han estado antes que nosotros.
—Por aquí ha pasado un carro. Las
huellas de las ruedas en el piso lo delatan.
—Es verdad—afirmaron los amigos.
—Con el carro iban caballerías.
—También es cierto; se ven las huellas de las herraduras—contestaron los
amigos.
—Y también iban dos hombres que
eran primos.
—¡ Caramba! Lo de los hombres también lo vemos por las huellas de los pies;
pero, ¿y el parentesco?
—Lo de que eran primos lo aseguro,
porque debían haber ido montados en el
carro—respondió el aficionado.
/
\
-
- -Y entonces es cuando saqué la moneda de dos pesetas, y resultó
qne eran falsa».
- ; Qué mala suerte! ¿Las dos?
Ángel SÁNCHEZ.
pintor en
blanco
(Este número ha sido visado por el Director.)
Estaba cierto día un pobre loco ante
un lienzo totalmente blanco montado
sobre un caballete. A cuantos por allí
pasaban, gritaba:
—¡Mirad, mirad el cuadro; esta es
mi mejor obra pictórica!
Todos, al ver en blanco el lienzo, ponían así también sus ojos de compasión,
sin hablarle palabra. Un mirón se atrevió a preguntarle:
—¿Qué representa?
—¡ Está claro! El paso del mar Rojo
por los israelitas.
—¿El mar dónde está?
—Se ha retirado para dejarles paso.
—¿Y los israelitas?
—Ya han pasado.
—Pero... ¿y los egipcios?
—Vendrán en seguida.
ZOZAR
Aviso a los espontáneos
Dinero sobre cuentos,
anécdotas y otros objetos.
—;.Y cómo consiguió "el Pinturas" que lo absolviesen por falta de
pruebas?
- Muy fácilmente. Mató al único testigo del asunto.
(De Passing Show, Londres.)
"LA FARSA"
publica esta semana
OLIMPIA
Comedia d e M O L N A R y traducción de
TOMAS BORRAS y ANDRÉS REVESZ
GUTIÉRREZ abre un concurso de anécdotas o cuentos cortos, que deben remitirse a esta Redacción escritos
en ana postal
corriente de
quince céntimos. Por cada uno
que se publique abonaremos
de cinco a veinticinco pesetas,
a juicio de la Dirección, y después de insertados cincuenta,
un jurado competente designará cuál de ellos es el más
ingenioso.
GUTIÉRREZ abonará a su
autor
Ciento cincuenta
pesetas.
en concepto de premio.
ELLA.—Este periódico habla de
un hombre que ha estado quince
años sin dirigir la palabra a su mujer.
EL.—Es que no querría interrumpirla.
(De Life, New York.)
NIÑOS
leed «macaco»
VAGABUNDO MODERNO
—Gracias, buena mujer... ¿No podría usted darme también un poco da
gasolina pasa mi coche?
(De Le Rire, París.)
GUTIÉRREZ
22
Sabes que te ha prohibido el médico que te dé el sol en la cabeza.
—Pero ¿estafe loca? Pues ¿para qué me he puesto debajo del árbol?
(De Pages Gaiies, Iverdoi).!
macaco
Londres.)
solo cuesta
periódico
niños
(De Eoerybodg's,
macaco
es el mejor
de
—Dé usted una pesetilla para un pobre ciego, señora.
—¡ Pero usted no es más que
tuerto!
—Vaya, pues déme usted dos
realitos.
—Por cinco francos me quedo cor
él; pero júreme que es auténtico
¡Se hace ahora cada falsificación!
30 céntimos
(De Rie et Rae, Paris.)
EL DOCTOR.—Ya lo sabe usted.
Una cucharada después de cada comida. El Ayuntamiento le dará gratis la medicina.
EL MENDIGO.—¿Y la comida?
EL GORDO (al vecino, a quien le han robado una enorme calabaza).—¿Tengo yo aspecto de alguien que ha robado una calabaza?
EL VECINO.—¡Precisamente!
(De hondón
Ofrinión,
Londres.)
estampa
es la revista nacional que interesa a toda España; es la revista para
el hombre; es la revista para la mujer; es la revista para el niño.
Ofrece siempre: la imagen del momento, el comentario oportuno, la
Información interesante, los escritores preferidos.
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POR GALlNDO
LOS DE LA REJA.—Son dos elementos subversivos detenidos en Pamplona.
—Pues hay que tener cuidado de que no se desencadenen los elementos.
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