OBISPADO DE BILBAO DELEGACION DE LITURGIA BILBOKO GOTZAITEGIA LITURGIAKO ORDEZKARITZA LA LITURGIA DEL MUNDO: - Triduo de Pascua - Tiempo pascual Descendimiento (1995). Martín Ruizaglanda. Ciclo «A». Año 2008 Indice 1. Introducción: «La liturgia del mundo» 1.1. Texto de orientación 1.2. Oración: Liturgia de la vida 3 7 2. Triduo pascual 2.1. Celebrar la muerte y resurrección de Jesús 2.2. Elementos de apoyo: • Jueves Santo 8 10 • Viernes Santo 13 • Vigilia Pascual 20 • Texto: «Alegres en medio de la tristeza» 23 (Toni Catalá, sj) 3. Tiempo de Pascua 3.1. Salmos y oraciones 3.2. Orando con la música: BACH 31 36 4. Pentecostés 4.1. Oraciones 5. Imágenes 52 59 2 1. Introducción: «La liturgia del mundo» Liturgia del mundo es una expresión que acuñó Karl Rahner a comienzos de los ochenta. Con ella quería sintetizar buena parte de su inmensa obra teológica. La liturgia eclesial, dice, es la expresión mediante signos y palabras de la liturgia del mundo. Porque existe una liturgia del mundo de la cual la liturgia eclesial es expresión o representación espacio-temporal y social-comunitaria. Hay una correspondencia y una polaridad entre liturgia del mundo y liturgia de la iglesia. Hay como una doble liturgia en el ámbito de la existencia humana que es preciso distinguir y valorar. Olvidar una de las dos tiene consecuencias negativas pues lleva a una mutilación del hecho religioso cristiano y de la vida de fe. ¿Cómo describir la liturgia del mundo? ¿Qué es en realidad? Es la terrible y excelsa liturgia, palpitante de muerte y entrega que Dios celebra o hace que se celebre a través de la historia libre de los hombres y que Él sostiene en la soberanía de su disposición agraciante. A lo largo y a lo ancho de esta tremenda historia de nacimiento y muerte, de sacrificio y vida, por un lado llena de superficialidad, locura, insuficiencia y odio, pero por otro lado plena de entrega silenciosa y responsabilidad hasta llegar a la muerte, se da la liturgia del mundo. Y se da de tal manera que la liturgia realizada por el Hijo en la cruz pertenece a ella, de ella proviene en cuanto raíz y culminación de la gracia concedida al mundo, pero también en cuanto consecuencia letal y trágica del pecado. Ahora bien, esa liturgia del mundo, en la que siempre estamos introducidos y que tiene su punto culminante con la pascua del Hijo, en cuanto hecho de esa historia común de la humanidad, se halla velada para el ojo del hombre en su vida ordinaria y llena de ambigüedad. Está como recubierta de la banal trivialidad de lo cotidiano. Sin embargo, posee un cierto grado de expresividad y explicitud dentro de su identificación con la historia de la humanidad. Cristaliza en la aparición del hecho religioso, o mejor, de las diversas religiones, de Israel... como expresión de la dimensión profunda de la experiencia histórica. La liturgia del mundo es, en el fondo, la historia de la libertad del mundo, de la liberación de la humanidad que alcanza en Jesucristo, en su muerte y resurrección, una cima culminante y señera, su mostración más clara como dinámica íntima y teleológica victoriosa. 3 Por eso, al irse expresando cada vez de un modo más reflejo esa liturgia del mundo a través tanto de la palabra revelada (la revelación) como de la presencia social, tiene también su historia, deviene avance de explicitación reveladora. Estas afirmaciones más globales se pueden aplicar a cada persona concreta y grupo humano. Por eso dice Rahner: si nosotros en la historia de nuestra libertad individual, colectiva o grupal, hemos experimentado esta liturgia del mundo como la forma concreta de nuestra vivencia de la historia general de salvación liberadora, entonces hemos de dar expresión espacio-temporal a esa realidad de la historia salvífica centrada en Jesucristo, que culmina en Jesucristo, muerto y resucitado. Es algo a lo que nos sentimos impelidos desde nuestro dinamismo personal más recóndito. Pues bien, tal exteriorización expresiva es la liturgia de la iglesia. En la liturgia de la iglesia el cristiano, en cuanto existencia corporal que se realiza a través de las coordenadas de espacio y tiempo, da expresión espacio-temporal no sólo a las realidades o aspectos trascendentes de la vida humana (la dimensión religiosa), sino también a esa raíz y cima última de la existencia histórica que es la gracia de Jesucristo (la dimensión cristiana). Tal acción puede ser llamada celebración. Celebrar es pues ofrecer tiempo y espacio en medio de la vida cotidiana para desplegar una acción comunicante-expresiva que manifiesta explícita y de manera refleja el misterio de Cristo. De todo lo anterior se desprende una conclusión clara: en la liturgia eclesial no sucede algo que de alguna manera no suceda o haya sucedido en el mundo. Por el contrario, la liturgia de la iglesia lo que hace es celebrar, o sea, acoger y expresar lo que acaece en el ámbito mundano o lo que va sucediendo en él a través de sus distintos períodos históricos y en sus diversas regiones, culturas, etc. Quien en su vida personal extralitúrgica no ha experimentado nada de esa historia "mundana" de la gracia, de esa liturgia del mundo -salvación encarnada en la historia- tendrá la impresión, cuando se acerque a la liturgia de la iglesia presentada como fuente exclusiva de acción salvífica, de hallarse ante algo ajeno, en cierto modo extrínseco a su persona, más parecida a un espectáculo que a una auténtica participación celebrativa. Lo que pasa es que es necesaria una "mistagogía", es decir, una iniciación o pedagogía para percibir adecuadamente ese sentido del misterio, esa mística de que está entreverada la vida profana o cotidiana. Es necesario un ser iniciado a la liturgia del mundo. Es preciso ir adquiriendo un conocer sapiencial en torno al drama del mundo que tiene tanto de tragedia divino-humana. Nuestro teólogo alude aquí a los moribundos que agonizan y miran con ojos vidriosos a la muerte mientras sus seres queridos los acompañan y los ven alejarse para siempre de su cercanía. Evoca el suspiro de la creatura y del mundo que en forma de queja, gemido, lamento o protesta añora pero también de algún modo exige un futuro más luminoso, más justo. 4 Esta persona iniciada va teniendo cada vez más un barrunto de la responsabilidad de los gobernantes y de sus decisiones que presuponen o deben presuponer justicia, valor, solidaridad... y que sin embargo llevan a un futuro incierto o desconocido. Se va abriendo al reír de los pequeños por la alegría de un futuro que nada enturbia pero también al llorar de los niños hambrientos o explotados violentamente, al tormento de los enfermos, al desengaño del amor traicionado, a la dureza de los que luchan por una humanidad liberada o a la sobriedad del científico en su investigación. Va percatándose de la árida superficialidad de tantas personas que tienen cerrado su corazón a estas realidades, en un bloqueo que les impide acoger la historia concreta de una humanidad doliente, en un aburguesamiento o adocenamiento de sequía espiritual. Luego, cuando la profundidad última de la historia del mundo -historia ensordecedora hasta aturdir-, asciende desde el hondón de su existencia e inunda el ámbito de su corazón, va descubriendo que todo esto es también la experiencia de la gracia dentro del mundo y para el mundo, la cual, como juicio si es rechazada como futuro bienaventurado si es acogida, recorre y penetra toda la historia y precisamente en la cruz de Jesús alcanza su punto culminante en el que ya no puede perderse la victoria. Experimenta en la fe que esta cruz es siempre presencia y actualidad y así permanece hasta el final del tiempo. Percibe que los tristes lloran las lágrimas de Jesús, los presos se hallan en la cárcel en que está el Señor, los abandonados y marginados comparten las noches de soledad de Cristo. Se va dando cuenta de que sólo a través de esta interrelación entre los seres humanos y el Hijo del hombre puede ser percibido el misterio de la persona con su incomprensibilidad y su esperanza de futuro. Y que sólo desde ella podemos captar la realidad de la persona de Jesús sin convertirla en una teología abstracta. Por tanto, ya antes de ir a misa, la persona creyente está vinculada existencialmente al drama del Gólgota que es, era y será universal. Se ha incorporado a su dinámica de acontecimiento salvador antes de que lo piense expresamente pues tal evento abarca Cabeza y miembros. En la eucaristía se levanta de modo patente y explícito la cruz que está ya afincada en el mundo. Y ante ella el creyente dice en voz alta lo que ha dicho muchas veces antes en lo íntimo de su corazón. En la misa da su expreso consentimiento a la voluntad divina, a la vocación a la que ésta le llama, si bien sabe que el consentimiento más real, quizá, casi siempre acaece fuera de la celebración cultual, en medio de la mediocridad penosa de cada día o la lucha esforzada, dolorosa y cruel de las situaciones límite, donde se juegan muchas cosas importantes a la última carta. Cabe ampliar la descripción anterior centrándonos en las actitudes que pueden darse en muchas personas y que son la mejor expresión de cómo viven la liturgia del mundo, en cuanto base y paso previos para la celebración de la liturgia eclesial. He aquí una sencilla enumeración. 5 * quien ama sin condiciones, es decir absolutamente, incluso cuando su amor es utilizado o manipulado y no se le corresponde con la misma moneda; * quien perdona de verdad sin obtener ninguna ventaja, ni siquiera el sentimiento gratificante de ser mejor; * quien experimenta el milagro del amor que le es regalado sin saber cómo ni por qué; lo acoge y corresponde con el mismo sentido de entrega y gratuidad; * quien permanece fiel a las exigencias de la conciencia aunque esa fidelidad sea utilizada en contra suya; * quien siente lo tremendo e inexorable de la verdad en relación con algún conocimiento y lo acepta en fidelidad y admiración; * quien admite la culpa por sus acciones negativas dentro de una esperanza de perdón y reconciliación; * quien consiente en realizar el sacrificio de algo importante en su vida o de su vida misma, aun sin esperar agradecimiento ni reconocimiento. Resumiendo todo lo anterior podemos decir: en los eventos incontables de cada día tenemos siempre algo más que los datos de la inmediatez empírica. Bajo su dinámica se encuentra la acción de Dios redimiéndonos con su gracia hacia la verdadera libertad que es la libertad de Dios y la liberación nuestra. Ciertamente esto sólo acaece si reconocemos las exigencias profundas del cada día y así, a través de la muerte a nuestro egoísmo (que puede ir muriendo sin síntomas llamativos), nos dejamos liberar para la vida de Dios y en Dios. Esta será una forma concreta de vivir y celebrar la liturgia del mundo. Luis Maldonado Cuadernos de Oración nº 162 6 Liturgia de la vida (Jose M. Avendaño) El misterio derramándose en hogazas de pan tierno sobre esta tierra sufriente y hambrienta. Realidad absolutamente absoluta, misteriosamente sembrada y germinando en miles de hombres y mujeres, seres humaos, poblando lo creado, al tiempo que desvelan ráfagas y jornadas de Evangelio como algo normal. Misterio presente en toda criatura en todo ser humano como realidad relativamente absoluta, y ahí, aquí o allí, se expresa la liturgia, liturgia que es la vida, en este nuestro pueblo, con la existencia sencilla de cada día, liturgia de procurar un despertar pacífico con el otro, liturgia de facilitar la vida del dolorido, liturgia de la creación, liturgia del amor como misericordia consecuente, fraternidad, acción de gracias, petición, silencio, fiesta, presencia acompañada, solidaridad, sufrimiento y manos vacías, o soledad en compañía. Liturgia de quienes depositan en el corazón del hermano su tiempo, sus mejores deseos, a veces, su propia vida. Misterio en la liturgia que es la vida y nos posibilita cada mañana el gustar del amor de nuestro Creador derramando en el mundo que aguarda el abrazo del Amado. 7 2. Triduo pascual: Celebrar la muerte y resurrección de Jesús Evidentemente, las celebraciones del Triduo Pascual lo que denominamos son celebraciones de fe. Desde lo más hondo de nuestra creencia cristiana nos ponemos en camino hacia la gran fiesta de la Pascua que expresa nuestra comunión con el amor de Dios en Jesús y en su Espíritu. Esto está claro. Solo desde la fe se puede vivir y celebrar. Con todo, quizá, se puede plantear un interrogante: ¿estas celebraciones de fe, las vivimos con fe? Porque las celebraciones de estos días, en primer lugar las litúrgicas pero también las populares según las costumbres de cada lugar, piden también que se celebren con confianza, creyendo en su potencial de manifestación cristiana. Es decir, con fe. Sea como sea, con esfuerzo de celebrar con fe, de valorar todo lo valorable, de potenciar toda semilla creyente, todo deseo de seguir el camino y ejemplo de Jesús, el Triduo puede ser, debería ser, una gracia abierta a ayudar nuestra fe. Son celebraciones de fe en el inmenso amor de Dios que nosotros podemos acoger, celebrar, desde la pequeñez esperanzada de nuestra vida cristiana. Tres notas para vivir el Triduo: 1. La importancia de la teología, necesitamos “pensar la fe”. Puede ser un buen ejercicio, en el momento de pensar y preparar la Semana Santa, pararnos a ver qué tipo de teología vivimos y transmitimos cuando reflexionamos sobre el sentido de la muerte y la resurrección de Jesucristo. Porque el hecho es que, hace unos años, parecía como si la muerte de Jesús fuese el simple cumplimiento de un designio de Dios que envió a su Hijo para morir por nuestros pecados y así redimirnos. Como si esa muerte no tuviese ninguna relación con lo que Jesús había vivido, con lo que había hecho y enseñado. Y como si fuese la obra de unos personajes malvados que actúan por pura maldad. Habría que evitar al máximo que quedasen secuelas de esta teología. Jesús muere como consecuencia y culminación de una manera de vivir, al servicio de los pobres y los débiles, al servicio del anuncio de un Dios que es todo amor, al servicio de la liberación de una religión esclavizadora. Y los que lo matan lo hacen porque esta forma de entender la vida y la fe les estorba. Y su resurrección abre un camino nuevo de vida para todos aquellos que quieran unirse a él e intentar vivir como él. Esta es la Buena Noticia. 8 2. La importancia de “celebrar la fe”, lo que requiere preparar las celebraciones. Es importante, dedicar tiempo a preparar la celebración. Porque para lograr que las celebraciones tengan un buen ritmo y no se hagan pesadas, hay que prever todo lo que habrá que hacer, y evitar así que se produzcan aquellos tiempos muertos que desconciertan y rompen la tensión que toda celebración debe tener, y más en estos días en que se trata de celebraciones con una densidad especial. Confiar simplemente en la memoria, es inevitable garantía de errores y descuidos. Y este repaso, por otra parte, no deberá ser sólo cosa del que preside la celebración. Lo conveniente será hacerlo con los que van a intervenir en ella, y no limitarse a decirles lo que tienen que hacer. La Semana Santa es un buen momento para crear clima colectivo. 3. La importancia de la oración, buscar un “tiempo personal”. Además de las celebraciones litúrgicas y otros actos de religiosidad popular allí donde los haya, será una buena oferta ofrecer algún espacio para la reflexión personal y para la interiorización de lo que en estos días celebramos. Por ejemplo, la mañana del Viernes o del Sábado, puede ser un buen momento para reunir a todos aquellos que lo deseen y montar algún tipo de retiro, partiendo por ejemplo de uno de los relatos evangélicos de la pasión, o del discurso de la Cena del evangelio de Juan, o de algunas de las lecturas de la Vigilia Pascual... Leer los textos, ofrecer algunos puntos de reflexión, dejar un tiempo de silencio, cantar algún canto... Si se ve oportuno, también puede dejarse un tiempo de puesta en común de lo que se ha reflexionado... También puede planearse un retiro sobre un tema menos directamente vinculado a los textos de la liturgia. Pero, en todo caso, será conveniente que tenga relación con lo que estamos celebrando estos días... Ofrecer esta posibilidad, aunque participe poca gente, para los que participen será sin duda útil. Y merecerá la pena. Josep Lligadas. 9 Elementos de apoyo: JUEVES SANTO: ACOMPAÑAMOS A JESUS Hora Santa INTRODUCCION Queremos estar una hora con Jesús. No tengamos prisas. Junto a Jesús el tiempo tiene sabor de eternidad. Son muchas las cosas que tenemos que repasar, recordar y agradecer. Son, sobre todo, muchas las cosas que tenemos que escuchar. Necesitamos tiempo, aunque sólo se para «estar». En silencio, pero sintiendo su presencia. Aunque es de noche, sea ésta una hora de luz. Que Jesús nos ilumine, porque él es nuestro sol; y su palabra es nuestra luz. Esta tarde hemos escuchado palabras divinas. Vamos a guardarlas en el corazón. Aunque haga frío, sea ésta una hora cálida de amor, prolongación del amor inmenso que hemos celebrado esta tarde. Ábrete a ese fuego misterioso, que no se apaga, sino que crece, y nunca muere. Escuchemos y miremos. Miremos a Cristo con el corazón hasta hacernos uno con El. Canto: ….. ORACION SEÑOR, AUMENTA MI FE • Quiero estar cerca de ti. – Señor, aumenta mi fe. • Quiero escuchar tu palabra. – Señor, aumenta mi fe. • Quiero confiar en ti. – Señor, aumenta mi fe. • Quiero superar los miedos. – Señor, aumenta mi fe. • Quiero seguir tus pasos. – Señor, aumenta mi fe. • Quiero ser tu testigo. – Señor, aumenta mi fe. SEÑOR, AUMENTA MI AMOR. • Para que aprenda a perdonar. – Señor, aumenta mi amor. • Para que sepa compartir. – Señor, aumenta mi amor. • Para que tienda la mano al hermano. – Señor, aumenta mi amor. • Para que llegue a ser Eucaristía. – Señor, aumenta mi amor. • Para que aprenda a amar como Tú. Señor, aumenta mi amor. TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR. • Por tus palabras de vida. – Te damos gracias, Señor • Por el pan y el vino de la Eucaristía. – Te damos gracias, Señor. 10 • Por tu amor hasta la muerte. – Te damos gracias, Señor. • Por tu presencia entre nosotros. – Te damos gracias, Señor. • Por la fuerza de tu Resurrección. – Te damos gracias, Señor. • Por el aliento de tu Espíritu. – Te damos gracias, Señor. CANTO: Quédate, Señor…. REFLEXION ADORACION Adorar es algo más que rezar y meditar. Adorar es hacer silencio y estar a la escucha, para poder conectar con el silencio divino. Adorar es acercarse y dejarse quemar. «Amor de ti nos quema, blanco cuerpo; amor que es hambre, amor de las entrañas» (Unamuno). Que se quemen nuestras impurezas, que nuestras entrañas puedan así cristificarse, encendidas por el amor de Cristo. Adorar es fundir nuestra voluntad con la suya. A pesar de que lo pedimos en el Padre Nuestro, qué difícil nos resulta ponernos incondicionalmente en las manos de Dios. Fue lo que hizo Cristo en Getsemaní: … no lo que yo quiero, sino lo que quieres Tú. Adorar devotamente, rendidamente, en espíritu y en verdad. Que podamos sintonizar con Jesús, con sus sentimientos, sus sufrimientos, deseos y esperanzas. MEMORIAL En la Eucaristía anunciamos la muerte del Señor y proclamamos su resurrección. Es muerte que lleva a la vida. Memorial de un amor que llevó a Cristo a dar su vida por nosotros, para que tengamos vida. Lo importante no es la muerte, sino el amor que transforma la muerte. Lo importante no es la vida, sino el amor que lleva y fecunda la vida. Nosotros, al celebrar la Eucaristía y ahora, ante Jesús a modo de sacramento, recordamos este amor, y nos dejamos contagiar de su amor. Un amor que nos lleva a una muerte que es vida, a una vida que es muerte. PALABRA: • La Oración del huerto: Lc 22, 39-45 • EL ANGEL DEL CONSUELO: Luz en la noche, fuerza para la debilidad. Jesús se encontraba solo, no encontraba alivio en la oración, menos entre sus amigos. Estaban ahí cerca, físicamente, pero muy lejos en el espíritu. Por fin, llegó un ángel del cielo. ¡Cómo lo necesitaba! Jesús e sintió aliviado y confortado. También nosotros lo necesitamos. Puede aparecerse de muchas maneras: una presencia, una escucha, una palabra, una ayuda, una oración o bendición, una esperanza… Agradezcamos el consuelo y sepamos también que todos podemos ser ángeles de consuelo. 11 Silencio para interiorizar. Canto. • ORACION POR LOS QUE SUFREN En Getsemaní, Cristo arrodillado oraba. Mateo dice: «…cayó rostro en tierra y oraba…». Oremos nosotros con Cristo, y oremos por los Cristos que siguen sufriendo: Por los agonizantes: - Dales consuelo y fortaleza. Por los enfermos crónicos: - Dales paciencia y esperanza. Por quienes sufren torturas: - Dales toda la gracia. Por los hambrientos y cuantos viven en la miseria: - Que reciban la ayuda necesaria. Por los inmigrantes: - Que puedan integrarse en medio de nosotros. Por los encarcelados: - Que puedan recuperar la libertad y la integración social. Por las mujeres maltratadas: - Que ayudemos para que recuperen su dignidad. Por los niños esclavizados, militarizados, prostituidos: - Que les llegue la esperanza y la vida. Por los ancianos no queridos y solos: - Que no les falta un ángel del consuelo. Por…: - Dales tu amor por medio de nosotros. Oremos la oración de la fraternidad: PADRE NUESTRO. 12 VIERNES SANTO: "MEMORIA PASSIONIS" Es el último libro de J. B. Metz, que lleva como subtítulo: Una evocación provocadora en una sociedad pluralista; traducido hace poco al castellano (Sal Terrae 2007), ha constituido todo un acontecimiento teológico. "La necesidad de que el sufrimiento hable con elocuencia es condición de toda verdad", escribió Th. W. Adorno. Pues bien, contra el síndrome posmoderno de la inocencia (el egoísmo colectivo), Metz insiste con tenacidad en hablar de Dios teniendo muy en cuenta la historia de la humanidad doliente, esas experiencias cotidianas de injusticia y sufrimiento que "claman al cielo". La obra es una especie de suma de este gran teólogo; y encierra un vigoroso potencial para abrir nuevas perspectivas, tan necesarias en un tiempo como el nuestro, de estrecha polarización eclesial. La primera mirada de Jesús -insiste Metz- no se dirige al pecado, sino al sufrimiento de los otros. No es una mística de ojos cerrados como la budista, seductora hoy para los estresados europeos que buscan su interioridad perdida. La mística que Jesús vivió y enseñó es una mística de ojos abiertos: la del compromiso incondicional en la experiencia del sufrimiento ajeno. Así lo muestra la parábola del buen samaritano, con la que Jesús ha dejado una huella indeleble en la memoria cíe la humanidad. Se trata, en resumen, de una mística que entiende su pasión por Dios como "com-pasión". En esa opción se decide -a juicio de Metz- el futuro no sólo del cristianismo, sino el de la humanidad en general. El autor expone un sueño diurno. Actualmente viven más de dos mil millones de cristianos dispersos por el globo terráqueo. ¿Qué ocurriría si todos (cada uno en su propio contexto) se atrevieran a realizar el experimento de la compassio, y ésta penetrara más y más en los fundamentos de la convivencia humana? ¿Qué ocurriría si, al fin, surgiera un ecumenismo de la compassio no sólo entre los cristianos, sino entre todas las grandes religiones? Lo que puede unir a personas de los más dispares mundos religiosos y culturales es, sin duda, la resistencia contra el sufrimiento injusto, la praxis de una responsabilidad común en desterrar del planeta las causas de ese sufrimiento injusto, como son el hambre, la enfermedad, el racismo y la xenofobia. De todos modos, ante el espectáculo de los monjes budistas, abiertamente comprometidos en la lucha por la justicia y la libertad en Birmania, sería bueno meditar en el sentido de aquel antiguo refrán: "No todos los ojos cerrados duermen, ni todos los ojos abiertos ven". Xavier Basurko 13 VIA CRUCIS - En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ORACIÓN INICIAL: Señor Jesús: Nos disponemos a contemplar tu camino de la cruz. Este camino fue la prueba de fuego de tu vida. Lo habías llamado "tu hora", tu momento por excelencia. En él demostraste la seriedad y la verdad de tu causa. Tu propuesta de vida te enfrentó a los dirigentes de tu pueblo. Los desautorizaste en nombre de Dios. Su vida religiosa no agradaba al Padre porque habían descuidado la misericordia y la fraternidad. No querían construir una comunidad basada en la justicia, en la igualdad, en la verdad, en la vida para todos, en la paz, en el amor que hace hermanos, en la libertad. Les dijiste que eras tú el que venía de parte de Dios, y les traías la gloria propia del Hijo único del Padre. Te declararon blasfemo por sentirte hijo de Dios, lleno de amor y confianza en Él. Tu vida entregada, especialmente a los pequeños y los débiles, fue rechazada como inhumana por los que vivían del dominio y del ansia de riqueza y de prestigio. No creían posible igualar a los esclavos con los señores. No comprendieron las obras del Padre que tú hacías: abrazar a los leprosos, valorar a la mujer como al varón, acoger a los pecadores, poner en el centro a los niños. Tu rechazo a convertir el templo en "un comercio", tu crítica y oposición a la ley contraria al hombre, te hizo odioso a los amigos del "orden por el orden". Te declararon blasfemo y digno de muerte. Ponías en peligro su montaje religioso y civil. Era mejor eliminarte que convertirse al Reino del Padre. Era preferible que muriera un solo hombre antes que nacer un pueblo dedicado a las buenas obras. Tu camino de la cruz sigue vivo entre nosotros. La cruz recorre todos los caminos del mundo. Siguen existiendo personas perseguidas por sus ideas, mujeres y hombres violentados por hacer la paz, amigos que traicionan, acompañan en el éxito y olvidan en el fracaso, 14 también amigos fieles hasta la muerte, madres solas junto a la cruz de sus hijos, e hijos que con amor cuidan de sus padres. Necesitamos contemplar tu camino de la cruz para dar vida a nuestros caminos, para sentir el amor del Padre, para trabajar por la fraternidad, para construir un mundo pacificado, para ser fieles a los más débiles, para dar vida y amor a todos. Ayúdanos, Señor a encontrarnos contigo, a descubrirte a ti en los que sufren, a vivir el vía crucis de la vida. PRIMERA ESTACIÓN: "JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS" - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. - Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Lectura del evangelio de San Marcos: Mc 14,32-36. - Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Oremos: Señor Jesús: También nosotros, como tú, necesitamos orar al Padre. Nuestra vida, como la tuya, está envuelta en el amor del Padre. Vivimos gracias a su amor. Orar es oír tu amor que nos envuelve siempre. Que encontremos en la oración el sentido profundo de nuestra vida, los motivos para actuar y vivir. Especialmente en los momentos más amargos de la vida: ahí se pone a prueba nuestra confianza en su amor. Que no nos falte nunca la oración al Padre. Padre nuestro... SEGUNDA ESTACIÓN: "JESÚS TRAICIONADO POR JUDAS Y ARRESTADO - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Marcos: Mc 14,43-50. Oremos: Señor Jesús: Te pedimos la fidelidad, la lealtad. Ayúdanos a ser fieles y leales a la verdad, al amor, a la vida, a las personas, sobre todo a los más débiles. Guárdanos de traicionar nuestra conciencia, nuestra confianza en Ti, nuestro amor a los hermanos. Padre nuestro... 15 TERCERA ESTACION: “JESÚS, CONDENADO A MUERTE POR EL SANEDRÍN “ - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Marcos: Mc 14,55-64. Oremos: Señor Jesús: Nosotros también, en el interior, y muchas veces con palabras y gestos, hacemos juicios temerarios e injustos. Muchas veces, con nuestra vida, no respetamos las opiniones ajenas. Quien no piensa como nosotros, lo condenamos y separamos de nuestro respeto y amor. Lo declaramos enemigo: alguien a quien hay que eliminar. Cura, Señor, nuestro corazón perverso: que no juzguemos la conciencia de nadie, y, sobre todo, que no condenemos a nadie a la muerte definitiva. Padre nuestro... CUARTA ESTACIÓN: JESÚS, NEGADO POR PEDRO - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Mateo: Mt 26,69-75. Oremos: Señor Jesús: Debió dolerte especialmente la traición de Pedro. Era uno de tus amigos más íntimos. No te entregó a los enemigos, pero dijo que no te conocía, ni tenía que ver nada contigo. Los pobres, los enfermos, los fracasados... tienen pocos amigos. Pedro terminó llorando su traición. ¿Tenemos nosotros que llorar por ser cobardes ante la conciencia, ante la familia, ante los vecinos, ante los amigos, ante los pobres? Padre nuestro... QUINTA ESTACIÓN: "JESÚS, JUZGADO POR PILATO" - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Mateo: Mt 27,24-26. Oremos: Señor Jesús: ¡Cuántas veces actuamos como Pilato! ¡Cuántas veces decimos "¡Allá vosotros!", cuando sabemos que no debemos desentendernos de ese problema! Ayúdanos a comprender que no somos inocentes de muchas situaciones injustas. Ayúdanos a ensuciarnos las manos en combatir el hambre, la enfermedad, la injusticia, la soledad… Padre nuestro... 16 SEXTA ESTACIÓN: "JESÚS, AZOTADO Y CORONADO DE ESPINAS" - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Mateo: Mt 27, 27-31. Oremos: Señor Jesús: La burla cruel, el desprecio inhumano, la tortura inclemente... siguen habitando entre nosotros. Ahora te pido, Cristo nuestro, que nos libres de la crueldad en todas sus formas. Danos a entender que todo ser humano es hijo tuyo, y nunca es digno de tortura, de desprecio, de burla. Sólo la compasión y el amor son dignos de cualquier hombre o mujer. Incluso para aquellos que no supieron respetar en los demás lo que ellos exigen. Padre nuestro... SÉPTIMA ESTACIÓN: "JESÚS, CARGADO CON LA CRUZ" - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Juan: Jn 19,14-17. Oremos: Señor Jesús: Que nosotros mismos carguemos también con nuestra cruz. Que nos abracemos a nuestras obligaciones, a nuestros deberes de cada día, a nuestros dolores necesarios... Que en la medida de lo posible la cruz sea sólo nuestra. Que no carguemos sobre otros el trozo de cruz que nos pertenece. Y sobre todo que no seamos cruz voluntaria para nadie. Padre nuestro... OCTAVA ESTACION: "JESUS, AYUDADO POR EL CIRINEO A LLEVAR LA CRUZ ". - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Del evangelio de San Marcos: Mc 15,20-21. Oremos: Señor Jesús: Comprendemos que hay ocasiones en que uno sólo no puede llevar la cruz. Hay cruces compartidas, y hay cruces que están reclamando otras manos que aligeren y ayuden. Cristo Jesús: Que sepamos dejarnos ayudar agradecidos. Que estemos dispuestos a ayudar a quien nos necesita. Padre nuestro... 17 NOVENA ESTACION: “JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALEN” - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Lucas: Lc 23,27-31. Oremos: Señor Jesús: Todos necesitamos consuelo en la desgracia. Es fácil consolar con palabras. Más difícil es consolar con la compañía. Y aún más difícil es consolar con la solidaridad. Ayúdanos, Señor, a consolar como podamos. Que no nos echemos atrás en palabras de fe y confianza, en compañía silenciosa, en ayuda solidaria. Padre nuestro... DÉCIMA ESTACIÓN: "JESUS ES CRUCIFICADO" - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Del evangelio de San Lucas: Lc 23,33 Oremos: Señor Jesús: Te veneramos crucificado con "otros dos malhechores". La cercanía con los que viven al margen de la sociedad y de Dios fue una constante de tu vida: las mujeres de la vida, los explotadores del pueblo, los que no pisaban el templo... Hasta la hora de la muerte la compartes "contado entre los criminales". Ayúdanos, Señor a tener un corazón como el tuyo. Que esperemos siempre que todo ser humano puede encontrar la vida verdadera. Pero tiene que haber cerca alguien que se la ofrezca. Padre nuestro... UNDÉCIMA ESTACIÓN: "JESÚS PROMETE SU REINO AL LADRÓN ARREPENTIDO?' - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Lucas: Lc 23,39-43. Oremos: Señor Jesús: Tú no puedes dejar de ser compasivo nunca. Estás acorralado por los enemigos, y por el dolor del tormento... Pero ello no te impide que mueras consolando y dando esperanza firme a los que están a tu lado. "Te lo aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso". Cristo nuestro: Que todos los agonizantes de hoy tengan esta esperanza en su corazón. Que a nosotros no nos falte en la hora del sufrimiento y la muerte. Padre nuestro... 18 DUODÉCIMAESTACIÓN: "JESÚS EN LA CRUZ, SU MADRE Y SU DISCÍPULO" - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Juan: Jn 19,25-27. Oremos: Señor Jesús: Gracias por María, tu madre. A ella le dices: "Mujer, mira a tu hijo". Y desde entonces ella no ha dejado de mirarnos con amor de madre. Que cumplamos nosotros tu palabra:"Mira a tu madre". Tenemos mucho que aprender de tu Madre, cuando la contemplamos junto a la cruz. Padre nuestro... DECIMOTERCERA ESTACIÓN: "JESÚS MUERE EN LA CRUZ" - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Del evangelio de San Juan y San Lucas: Jn 19,28-30; Lc 23,46. Oremos: Señor Jesús: Estas fueron tus dos últimas palabras: - "Todo queda cumplido". - "Padre, en tus manos pongo mi espíritu". Te pedimos, Señor, que sean también las nuestras. Que tengamos lucidez y conciencia tranquila para decirlas con verdad. Padre nuestro... DECIMOCUARTA ESTACIÓN: "JESÚS ES SEPULTADO" - Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos... Lectura del evangelio de San Marcos: Mc 27,59-60. Oremos: Señor Jesús: Ya descansaste por fin. Tu vida ha terminado. Pero tu palabra final te ha puesto en las manos del Padre. Esa es la esperanza que nos queda al enterrar tu cuerpo. Esa es la esperanza que nos queda ante toda muerte. Cristo nuestro: que no nos aflijamos nunca como los hombres que no tienen esperanza. Padre nuestro… 19 VIGILIA PASCUAL: PREGÓN PASCUAL Introducción: ¿Porqué buscáis entre los muertos al que vive? (Lc 24,1-12) "Si Cristo no ha resucitado, tanto mi anuncio como vuestra fe carecen de sentido" (1 Cor 15,14) reconocía ya Pablo de Tarso en los inicios del cristianismo. Y esto mismo siguen reconociendo hoy todas las iglesias cristianas. Toda la vida de Jesús está dirigida a la entrega hasta la muerte, y a la aprobación de su vida mediante la resurrección. Este trance de Jesús afecta a toda nuestra vida. El bautismo es entrar en esta dinámica de muerte y resurrección. Muere el hombre sin Espíritu de Dios, y resucita el hombre con Espíritu de hijo de Dios y hermano de todos. Y los demás sacramentos son para proclamar este Espíritu (Confirmación), alimentarlo (Eucaristía), volverlo a encontrar (Penitencia), vivirlo en la vocación matrimonial (Matrimonio), encenderlo y reanimarlo como amor pastoral (Orden sacerdotal), alentarlo como esperanza en medio del sufrimiento (Unción de enfermos). La Pascua es el tiempo sacramental por excelencia. El Resucitado se acerca a los suyos y les comunica su misma vida. Ya podemos vivir como él. El Concilio Vaticano II lo expresa así: "Para que nos renováramos constantemente en Él (en Cristo) nos concedió participar de su Espíritu, quien siendo uno y el mismo en la cabeza (Cristo) y en los miembros (nosotros), de tal modo da vida a todo el cuerpo, lo une y lo mueve, que su oficio pudo ser comparado por los Santos Padres con la función que ejerce el principio de vida o el alma en el cuerpo humano" (LG 7). Los tiempos nuevos, los llamados "mesiánicos" en la Biblia, los tiempos últimos de la cercanía inaudita de Dios, ya han llegado. Jesús nos sigue diciendo: "Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba. Como dice la Escritura, de lo más profundo de todo aquel que crea en mí brotarán ríos de agua viva", Y el mismo evangelista apostilla: "decía esto refiriéndose al Espíritu que recibirían los que creyeran en él. Y es que aún no había Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado" (Jn 7,37-39). La Iglesia dedica a la celebración de la Pascua siete semanas. Desde el domingo de Resurrección -la vigilia nocturna es un adelanto del amor impaciente- hasta el domingo de Pentecostés habrá una explosión de alegría en todas las celebraciones. En ellas se intenta transmitir el cambio de rumbo de la 20 esperanza humana. Nuestra vida no mira ya sólo hacia la muerte: "Estoy seguro de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente, ni lo futuro, ni poderes de cualquier clase, ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8, 38-39). Los cantos más joviales, los vestidos más llamativos, los adornos más hermosos, las reuniones más entusiastas, hay que reservarlos para los días de Pascua. La fuerza del resucitado puso en pie al grupo acobardado y ya reducido de los discípulos. El sueño de la fraternidad volvía a despertar. La lucha contra el mal se enciende. La resignación ante la injusticia salta rota por los aires. La presencia de Cristo vivo calienta las entrañas de la fe y del amor. El Espíritu del nazareno se posa como una paloma en miles de corazones. PREGÓN Hermanos: Esta noche (este día) celebramos la fuente de nuestra fe. Hoy, Jesús de Nazaret nos dice a todos: "No temáis. Yo soy el primero y el último, el viviente: estuve muerto, pero mirad, estoy vivo por los siglos (Ap 1,17-18) Este cirio encendido es el símbolo de su presencia. Su luz llena hoy nuestra comunidad y la Iglesia entera. De su luz hemos prendido nuestras velas pequeñas. Así ha ido haciéndose la Iglesia: iluminando vida a vida. No miremos ya sólo hacia el suelo, como las mujeres que visitaban el sepulcro: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. HA RESUCITADO ". Con san Pablo me atrevo a deciros: "Si Cristo no ha resucitado, tanto mi anuncio como vuestra fe carecen de sentido, ¡Pero el caso es que Cristo ha resucitado de entre los muertos!" (1Cor 15,14) Por eso insisto: - El Resucitado esté con vosotros... - Levantemos el corazón... - Demos gracias al Señor nuestro Dios... En verdad es justo y necesario que, especialmente esta noche (hoy), demos gracias a Dios. Su Espíritu resucitó a Jesús de entre los muertos. 21 Este Espíritu pone en pie al grupo acobardado de los discípulos. Este Espíritu despierta de nuevo la fraternidad, que habían vivido. Este Espíritu aviva la lucha contra todo lo que destruye al ser humano. Este Espíritu rompe la resignación ante la injusticia. Este Espíritu, presencia de Cristo vivo, calienta las entrañas con su amor. Lo que ocurrió entonces sigue ocurriendo ahora y para siempre. La Pascua, el paso de la muerte a la vida, sigue siendo verdad. El Espíritu del Resucitado sigue llegando a nuestros corazones: nos "alumbra" la conciencia de hijos de Dios y de hermanos de todos; nos "confirma" en el coraje de la verdad, de la libertad, de la justicia, de la paz; nos "hace" del pan y del vino "comida de vida y bebida de libertad"; nos "reconcilia" con Dios Padre, con los hermanos, con nosotros mismos; nos "regala" servidores como Él, que nos reúnen y animan en su nombre; nos "constituye" en parejas, signos de su amor gratuito y permanente; nos "unta", al enfermar, con la suavidad del consuelo, del perdón y la esperanza. La Iglesia es creación del Espíritu del Resucitado, la vivifica, la une, y mueve; la rejuvenece y renueva incesantemente, y puede hacerla renacer en cada tiempo. Rufo González Pérez 22 Alegres en medio de tanta tristeza Toni Catalá, sj. Rev. ST 90 (2002) pp.849-860 1. No es posible la alegría cuando se maltrata la realidad 1.1. O alegres o resentidos La alegría o el resentimiento de los cristianos tiene mucho que ver con el Dios percibido e invocado y con las persuasiones hondas sobre qué es la vida y cómo nos ubicamos en ella, pues, según cómo nos ubiquemos percibiremos la realidad. Venimos de tradiciones que han despreciado hasta el insulto la creación y la vida concreta que nos toca vivir a los seres humanos mortales y finitos. ¡Cuánta insatisfacción acumulada! Descontentos con nuestra propia corporalidad, cárcel siniestra del alma, trabada en un mundo despreciable que no merece aprecio, por ser un mundo al que no debíamos haber venido nunca (y si hemos venido, ha sido por causa de algún tipo de castigo debido a un pecado primordial). La felicidad y la alegría se perdieron en un paraíso lejano; ahora estamos en un valle de lágrimas, en el que toda alegría es falsa o cínica, porque la auténtica siempre estará en el porvenir. Es evidente que así no se puede vivir, pues la vida que tenemos, que es ésta y no otra, se nos escapa. Da la impresión de que siempre estamos ubicados en lo que no debe ser, soportando pruebas y desgracias, rodeados de enemigos potenciales ante los que tenemos que estar siempre en guardia. En cualquier caso, siempre con nostalgias de lo perdido y esperando lo que nunca acaba de llegar. sal t 1.2. No acabamos de reconciliarnos con la vida Posiblemente nos digamos que esas tradiciones están superadas, que no somos ya dualistas ni gnósticos, que nos hemos reconciliado con las «realidades terrenas», que el mundo no es despreciado, sino acogido... Lo dudo. Se siguen percibiendo muchas insatisfacciones en las comunidades cristianas, muchos mal-estares en la realidad que nos toca vivir; una especie de incapacidad para celebrar la vida, siempre con la sospecha de que mientras haya sufrimiento es imposible la alegría y el gozo de vivir, reprimiendo la vida para no ofender el dolor de las víctimas, dando así la razón continuamente al «sarcasmo de los satisfechos» y cayendo en las redes del «desprecio de los orgullosos». ¿Qué más quieren los que manejan este mundo a su antojo que desactivar la vida, hacerla anodina, someterla al fatalismo y crear mala conciencia en aquellos y aquellas que vislumbran que esta vida tiene más posibilidades de las que nos dicen, que la felicidad y la alegría abren brechas en la realidad, que es posible vivir sin caer en la «fuga mundi» o en la acrítica «fascinatio mundi» (fascinación, por supuesto, por un mundo que no es el mundo de la vida, sino por una mentira omnipresente como es la globalización del cinismo, la mentira 23 y la injusticia)? Es peligroso vislumbrar la alegría de que somos llamados a la vida y de que esta tierra es nuestra casa; muy peligroso para aquellos que se han adueñado de las conciencias, emponzoñándolas para su propio negocio; y muy peligroso, por supuesto, para aquellos que se han adueñado de la tierra para su propio provecho y disfrute. La alegría es posible, porque es posible dejar que aflore lo más humano: vivirnos como criaturas arraigadas en la misericordia y en un amor fontal que es manantial de vida. Es urgente «recuperar la creación» (A. Torres Queiruga). 2. La insatisfacción y el resentimiento de la relación contractual con Dios 2.1. Con el Dios de la vida no caben contratos «Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba. Pero él replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; ¡y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!”» (Lc 15,28-30). «Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor”» (Mt 20,11-12). Cuando esta vida intentamos vivirla desde el Dios percibido y vivido por Jesús de Nazaret como Padre y Creador («Señor de Cielo y Tierra»: Mt 11,25), no caben los resentimientos. En el origen de muchas vidas y comunidades cristianas faltas de alegría, se está dando una relación resentida con Dios, la mayoría de las veces adornada con muchas prácticas piadosas y fidelidades extrañas. El resentimiento se da siempre que se da una relación contractual con Dios. Cuando la relación con Dios es un contrato para que me asegure la vida y las adversidades de la misma, a cambio de una vida «sacrificada» y vivida según las normas de su voluntad, que se administran e interpretan por instancias intermedias, la alegría no cabe, porque las adversidades siempre acaecen, y «seguros» de vida no existen. El vivir sacrificialmente corroe por dentro; el dolor y el sufrimiento siempre son, o bien el precio a pagar por el contrato, o bien la incapacidad de percibir que la vida se puede vivir de otra manera: como Don y Gracia. Jesús de Nazaret desenmascara con su vivir la relación contractual con Dios. La relación con el Dios de la Vida sólo se puede vivir en el ámbito de la Gratuidad. Dios no es un Amo con el que establezco un contrato, una contraprestación de servicios, sino que es el que da la posibilidad de vivir agraciadamente. Dios es la fuente de la vida. Todo el relato evangélico es una confrontación entre un Jesús que se vive desde la Vida y genera espacios de respiro, de dignificación, de perdón, y unas gentes, «mayores y primeros» (Lc 15,28-30; Mt 20,11-12), para quienes Dios es una propiedad privada que les asegura sus propios intereses a costa del desprecio de la mayoría de las criaturas. 24 Estos «mayores y primeros» no pueden soportar a un Dios que es fuente de vida y que no es patrimonio de ellos, de los piadosos, de los ladrones y salteadores que sólo han venido a robar, matar y perder. Cuando Dios es Amo, no hay en absoluto posibilidad de alegría. La alegría brota cuando emerge la vida; es inherente al mismo vivir, al igual que lo es el sufrir. Si no hay alegría en el ámbito creyente y en los creyentes, es porque no se está dando una experiencia del Dios Vivo, sino otra cosa. Y esa otra cosa es la negativa a que las criaturas recuperen lo que les pertenece: vivir su dignidad de criaturas en la parcela de la creación que les corresponde. Lo que hace Jesús es generar espacios de dignificación; pero se encuentra con gente que utiliza a Dios para arrebatar las parcelas de creación que corresponden a otros, los ladrones, para estar al acecho de eliminar a los profetas de la Vida, los salteadores (Jn 10,7-10). La alegría es inherente a la condición humana; tan sólo hay que generar espacios en los que aflore. 2.2. ¿Conmovidos o incomodados? Para relacionarse con este Dios revelado por Jesús es necesaria la conversión del ámbito de la Ley al ámbito de la Gracia. Pasar de unas percepciones que matan, desgastan y ahogan la vida, a la experiencia de la Ternura y la Compasión como fuente y suelo del vivir. Sólo desde la Acción de Gracias es posible vivir sin resentimientos, sin «pasadas de factura»; vivir para entrar al lugar de la fiesta, del baile y del banquete al que somos invitados. O bien no soportamos la alegría, porque «dios» nos está amargando la existencia, o bien porque el dolor ajeno, más que conmovernos, nos incomoda. Esta incomodidad es la que mata la alegría. Tenemos que sospechar muy seriamente de la falta de alegría que se autojustifica apelando al dolor y al sufrimiento del mundo (por lo menos en este Primer Mundo nuestro); sospecha que se basa en que hay más alegría y más fiesta entre los que nos incomodan y nos sacan de nuestras casillas que en aquellos que nos pasamos la vida queriendo asegurar nuestras posesiones. El Padre del hijo perdido se conmueve; el hermano mayor se incomoda profundamente. La conmoción lleva a la acogida y a la fiesta, porque en el reencuentro surge la vida perdida y recuperada. En el mayor, en cambio, no cabe ni la acogida ni la fiesta, porque, como nunca ha perdido nada, teme que su hermano le quite lo suyo. Mientras tengamos miedo a perder nuestras seguridades y comodidades, no cabe la alegría. La realidad que hoy vivimos en nuestro mundo es compleja; pero creo que nadie negará que un elemento decisivo de tristeza profunda en el Norte es que no estamos dispuestos a perder lo que les hemos arrebatado a los del Sur, aunque se sigan sacrificando miles de víctimas a costa de nuestra comodidad. 25 3. Vivir en gratuidad: reconocer la vida como don y no agradecer una posesión 3.1. La alegría funda la comunidad de memoria Nos hemos apropiado de tantas cosas que se nos hace muy difícil vivir en Gratuidad. Desde que en nuestra cultura le dijimos a Dios que se desentendiera del mundo; que nosotros lo íbamos a gestionar, porque era nuestro; que no se preocupara, que adultos éramos para llevarlo a buen fin..., lo que hemos conseguido, por una parte, es quedarnos sin referencias que nos recuerden que este mundo es de todos y, por otra, que este mundo se quede en manos de muy pocos, que lo manejan a su antojo. Es bueno que nos volvamos a decir que fe y justicia se implican (lo estamos olvidando), sabiendo que fe sin justicia es cinismo, y que justicia sin misericordia puede ser pura revancha resentida. Unos no dan gracias porque no se agradece lo que es posesión, lo que es mío, lo que me he trabajado yo. La inmensa mayoría no puede dar gracias porque les han quitado lo que les pertenece. Y cuando a uno lo han saqueado y le han expoliado la parcela de creación que le corresponde, se queda sin suelo, a la intemperie, sin saber qué pinta en este mundo en el que la mayoría del sufrimiento está provocado por los expoliadores. Cuando los hombres y mujeres se quedan «sin tierra», la vida se les queda sin suelo y sin raíces; la vida ya no es vida. La comunidad cristiana no puede hacer el juego a este orden de cosas. En virtud del Dios de la Vida, tiene que ser una comunidad de memoria. No podemos perder memoria, no nos lo podemos permitir en virtud de la «memoria de Jesús». No podemos dejar de recordar que es posible vivir la vida como regalo, como don, como invitación. Este recuerdo nos puede llevar a vivir de otro modo, a vivir reconociendo que todo es don; y cuando se reconoce el don, se crece en libertad y en compasión. 3.2. Colocarnos en nuestro justo lugar Cuando se vive desde el don, se crece en libertad, porque no se toma «mi vida» como único referente de sentido, sino que se mira de un modo nuevo. La oración de Jesús es en plural; se invoca a un Padre de todos y creador de todo; no excluye, sino que incluye un «nosotros» que es la condición humana. Cuando se vive desde este reconocimiento, la libertad consiste en negarle a nuestra muerte la última palabra (volveremos sobre esto). Entonces, como no es la última palabra y se reza en plural, se descubre que, liberándose del miedo a la muerte, es cuando se puede empezar a cuidar y agradecer la vida. No podemos ser tan egoístas como para creer que cuando el yo se acaba, todo se acaba. Es una pretensión egoísta y depredadora, porque el yo todo lo quiere acaparar para sobrevivir, y entonces se destroza la tierra, que es la casa del hombre y de la mujer. Se crece en compasión, porque la aflicción y el sufrimiento te implican y te envuelven. Entonces sabemos que alegrarse y sufrir al mismo tiempo no 26 siempre es posible; pero la alegría de vivir es un modo subversivo de decir que no aceptamos el orden de mentira, miedo y terror como lo que es, y que éste no puede ser de otra manera. La alegría no es cinismo (ahora lo veremos); es no dejar de percibir que el Dios de la Vida es Alegría; es adecuación de la misma raíz de la criatura a la Ternura y Misericordia. Todo esto sólo se puede vivir y celebrar en una comunidad que no pierde memoria. 3.3. Cuando se pierde la alegría, se pierde la esperanza La compasión es la continua percepción de que las criaturas maltratadas y sufrientes son la herida abierta en este mundo, herida que nos conmueve y que no nos dice que la alegría no es posible. Decir que la alegría no es posible es decir que la vida es imposible y, así, seguir dejando a los que malviven a su suerte. Es, sin embargo, decir –en virtud de la fuente de nuestra alegría, el Dios de la Vida– que nuestra preocupación fundamental es seguir curando heridas y desenmascarar a los que las provocan. En la vida acabamos ocupándonos de lo que en verdad nos pre-ocupa. Es verdad que nuestra alegría se nos puede convertir en sarcasmo y cinismo. Pero estamos percibiendo que la fuente de nuestra alegría no es la satisfacción de necesidades y deseos siempre fungibles, sino que, en virtud del vivir de Jesús, es posible mantener la alegría en medio de tanta tristeza, dolor y desolación. Este mantener la alegría surge de mantenerse en la esperanza; «que la esperanza os tenga alegres» (Rom 12,12); y esta esperanza surge porque seguimos al Crucificado, que es el Resucitado. La esperanza y la alegría cristianas saben por eso de desdicha y aflicción. No son ni una esperanza ilusa y fantasmagórica ni una alegría del satisfecho, sino que es la alegría de haber apurado hasta el final la condición humana tal como lo hizo Jesús. No me consta de ninguna acusación histórica de cinismo sobre Jesús de Nazaret; otra cosa somos sus seguidores y seguidoras. Vamos a poner los ojos en él, y que él nos oriente una vez más, sabiendo que este poner los ojos en él no lo hacemos cortocircuitando la «nube de testigos» que a lo largo de la historia han mantenido su incondicionalidad al Dios de la Vida y a sus criaturas. Mantener la alegría en este mundo sin ser cínicos supone volver sobre lo acontecido en Jesús, para experimentar que su historia, cuando la tejemos con la nuestra, es capaz de orientarnos y ubicarnos en la vida con sentido y con lucidez, pues no podemos negar nada de lo que acontece, para seguir generando espacios en los que los abatidos encuentren la alegría de ser criaturas en un mundo «querido por el Dios de la Vida». 4. La alegría en el Viernes y Sábado Santos de nuestra historia 4.1. No podemos negar lo evidente La «memoria passionis» arranca del final de la vida Jesús de Nazaret, final que es consecuencia de su modo de vivir. Este final siempre pondrá en cuestión 27 «falsas alegrías». La muerte de Jesús es consecuencia de un modo concreto de vivir: la desestabilización del orden socio-religioso de Israel en virtud de un Dios que se percibe como Padre y Creador y que lleva a Jesús a exponer su vida, hasta el final, al servicio de los sin-salida. Desestabiliza las garantías de toda «ley» y «templo» que aseguren contractualmente «la salvación». El final de la vida de Jesús es un fracaso con los fracasados de la historia y la implicación con aquellos que no encuentran sitio en esta creación, porque son expoliados y ninguneados por aquellos que se han adueñado de la tierra y la destruyen (Ap 11,18). A Jesús lo ejecutan los poderosos en el centro político y religioso de Israel. No podemos despolitizar de ningún modo la muerte de Jesús, el credo cristiano está profundamente politizado: «padeció bajo el poder de Poncio Pilato». No podemos considerar la muerte de Jesús sin que ésta nos devuelva a la vida. En la vida nos encontramos muchos silencios y muchas preguntas. Después del Viernes Santo acontece el silencio del Sábado Santo. Silencio del Dios que sigue «callando» en esta historia de fracaso y frustración para los más. Silencio de Dios sobre tantas utopías fracasadas, tantas ilusiones y proyectos que han sido devorados por la única realidad que aparece como eficaz: el poder y el sarcasmo de los satisfechos, que por tenerlo todo no esperan nada. Silencio de Dios sobre tanta Bondad y Solidaridad diluida en la trama de egoísmos, injusticias, traiciones y vilezas. ¿Cabe la alegría en este Viernes y Sábado santos? ¿Es mejor callar para siempre? El Sábado Santo de la vida nos lleva a la persuasión de que no podemos ser tan pretenciosos como para querer ver el significado de todo lo que vivimos al mismo tiempo que lo vivimos. Muchas veces tendrán que pasar muchos años para poder ver el rostro del Dios vivo en situaciones vividas de dolor y quebranto; muchas veces tendremos que empezar a entender que no podemos pretender llegar al último día con todos los interrogantes resueltos. Saber vivir en este tono vital es a lo que nos invita el Sábado Santo. ¿No será que el silencio del Sábado Santo supone el derecho de Dios a callar? ¿Qué Dios no tiene derecho a guardar silencio? ¿Quiénes somos nosotros para exigir a Dios que nos esté hablando continuamente? El silencio de Dios hay que respetarlo. Si a Dios le duele la muerte de sus fieles (Sal 116,15), ¿no estará el Padre haciendo duelo por su Hijo y por sus criaturas? Si no oramos desde ese silencio, es que no nos hemos adentrado en el amor compasivo. ¡Qué pena, que al Dios Comunidad de Amor le neguemos lo más humano que sus criaturas tenemos: el poder hacer comunidad compasiva, compartiendo el llanto y el duelo! 4.2. Estaban de duelo y llorando Los seguidores y seguidoras de Jesús no se instalaron en el silencio y en el fracaso. Es verdad que tuvieron que pasar por el llanto y el duelo («Ella fue a decírselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando» (Mc 15,10); pero algo o alguien les sacó de esta situación. 28 Compartir duelos y llantos es lo único que nos va a adentrar en la posibilidad de vislumbrar y adentrarnos en la Alegría de la Pascua. Podemos caer en la trampa de creer que la alegría es incompatible con el llanto y el duelo, que la alegría sólo se puede experimentar en un mundo sin llanto y sin duelo, siempre aplazándola para un mundo que no llega ni tiene trazas de llegar. «Ella/s», las que permanecieron, las que no huyeron, las que tuvieron capacidad de llorar en el lugar de los muertos y ajusticiados, las que nunca entendieron el seguimiento como búsqueda de relevancia y de primeros puestos, de quienes se dice lo que nunca se dice de los discípulos (que habían sido curadas y se preocupaban por Jesús y hacían comunidad de servicio), son las que se sintieron conmovidas porque «la Gracia estaba en el fondo de la pena». María Magdalena, a la que «Cristo... confió antes que a nadie... la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual» (Oración Colecta, Fiesta de María Magdalena: Misal Romano), es la que les lleva la noticia que les va a permitir no instalarse permanentemente en el duelo y en el llanto. La muerte no ha multiplicado por cero la vida de Jesús ni al Jesús de la Vida, sino que el Dios Comunidad de Amor es para siempre el fundamento último de la profunda alegría que provoca experimentar en Jesús que la VIDA es mas fuerte que la MUERTE. La alegría no está al margen del Viernes y el Sábado santos, sino que se encuentra en la hondura de ellos. Esto nunca se percibirá si no es por la implicación compasiva, dejándose afectar y conmover por las víctimas, dejando que éstas nos incomoden y nos molesten. La alegría sólo aflora en la mesa compartida, en el convite, en el convivir como criaturas entre las criaturas. Buscar la alegría en otro sitio es escaparse de la Vida; y cuando nos escapamos y nos convertimos en espectadores del mundo, vienen la tristeza y la desolación. No olvidemos que la alegría compartida de tantos hombres y mujeres que siguen tejiendo solidaridad, compasión y justicia, nunca aparecerá en los medios de comunicación. Es peligroso; sería recordarnos que la tierra y la sociedad se pueden configurar de otro modo. Lo que vende es el continuo recordatorio de que esto es muy difícil, o poco menos que imposible; y así, el anunciado final de la historia se traduce en que el mejor de los mundos posibles es éste, y mejor dejarlo como está; y, ni por asomo, recordar, ni pensar siquiera, que pudiera ser de otra manera. 5. Su alegría es nuestra fortaleza (Ne 8,10) Se comienza a percibir la vida desde otro referente: el Dios de Jesús, el Padre, fuente de la Vida que se nos da por el Hijo y que, con el Hijo, nos da su Espíritu de Fortaleza, que se identifica para siempre con los crucificados de la historia y con nuestros propios límites y dolores, no es un dios apático, sino que es un Dios implicado en la suerte de sus criaturas; es un Dios Comunidad de Amor que abre futuro, que desactiva el fatalismo provocado por la persuasión de que no hay otra salida que adaptarse al mundo presente haciendo de la muerte el único referente. 29 Asumir la VIDA es lo que impide que nos adaptemos acríticamente al «mundo presente». La Resurrección no anula ni el Viernes ni el Sábado santos; éstos no se borran ni se diluyen, porque entonces viene el cinismo. Al contrario, porque el Resucitado es el Crucificado, y no otro, mantenemos el recuerdo de que el Eterno es Misericordia y Ternura (Oración inicial de la liturgia del Viernes Santo). La alegría está en el corazón del Dios que siente Ternura por sus criaturas. La Ternura de Dios es la fuente de nuestra alegría, no está en otra parte. Recuerdo algo de lo escrito en Salgamos a buscarlo (Cuadernos «Aquí y Ahora», nº 21, Sal Terrae, Santander 1992): “No puede tratarse de una ilusión. La ilusión no dura tanto como para mantener día a día, durante muchos siglos, tantas prácticas de ternura, misericordia y justicia. Al igual que la historia no puede ser leída en clave de los vencedores, la historia de la comunidad cristiana no puede ser leída sólo desde sus incoherencias y falta de fidelidad a su Señor. La historia de la comunidad cristiana manchada de barro y de sangre es también la historia del derroche de misericordia del Viviente. Es necesario recuperar la historia de aquellos testigos que con su vida construyeron espacios de justicia, ternura y misericordia donde los excluidos encontraron y encuentran sitio. Al Viviente es posible encontrarlo. Se le encuentra allí donde hay capacidad de acogida (“quédate con nosotros, que la tarde está cayendo”), donde no se vuelve la espalda al hermano. Se le encuentra allí donde se da la capacidad de compartir el Pan y la Palabra, porque hay capacidad de compartir panes y palabras (“lo reconocieron al partir el pan”)... La confianza en el Viviente nos abre al futuro con esperanza y realismo. No negamos nada de la dureza y brutalidad de la realidad que vivimos. Nuestros contextos de Cuarto Mundo tienen mucho de Viernes y Sábado santos. Abrirnos al futuro consiste es no entrar en el juego de la muerte y sus redes. No desesperar ante las sin-salidas. Seguir apostando por la Vida, especialmente por las vidas de aquellos que para nuestra sociedad están muertos..., o sería mejor que no existieran. Seguir seducidos por la tarea de afirmar dignidades. Seguir construyendo lugares en los que se pueda compartir el techo, el pan y la palabra. Seguir aceptando el perdón, que consiste en aceptar la precariedad y debilidad de nuestra condición humana. Es el único modo de no destruirnos unos a otros». 30 3. Tiempo de Pascua 3.1. Salmos y oraciones A) ORACION DE ALABANZA (mañana) Himno La primera mañana. La primera del mundo. Tú, Señor, sonreías. Y el fulgor era tuyo. Antes del primer paso tan sólo Tú. Y ninguno. Cuando dijiste “SEA”, vibró el primer segundo. Todo estaba bien hecho. La creación. El júbilo. La libertad. El ser humano. Y tu amor siempre a punto. Salmo 23 Es el grupo que busca al Señor ¿Dónde estás, Señor, dónde estás? Mira que estamos todos y venimos a verte. Te buscamos, pero no vamos a levantar la voz. Aunque no gritemos, Tú vienes. Te sentimos, mañana te veremos sin más. Entretanto, llena nuestra vida de Ti. Cántico: Tob 13, 1-10 Si volvéis, él volverá Alejarse de ti es perderse en el vacío. El que quiere volver, tiene que empezar por el principio. El primer paso es siempre el tuyo. Ir a tu encuentro es lo que nos une. Tú nos esperas, siempre. Salmo 32 El pueblo que se escogió El se ha fijado en nosotros. Y nos favorece tanto que hay que verlo, nos favorece a todos, a todos los seres humanos. Los más débiles le ven mejor. Aunque no entendamos nada, él lo es todo. Es nuestro Padre, así nos quiere. 31 Lectura breve: Rom 13, 11b.12-13ª Ya es hora de despertaros del sueño. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Oración: Señor Jesús, Tú que eres la Luz verdadera ilumina lo más íntimo de nuestro ser y no permitas que hoy nos ciegue ningún mal deseo. Amén. B) ORACION AL FINAL DEL DÍA Himno De tanto esperar penando vivía. Ninguno sabía mi propio cantar. Sólo cuando él quiso yo le descubrí. Al primer aviso, yo me volvía en mí. No importa la hora. Al amanecer o al rayar la aurora. Mirar y querer. Salmo 138 –I- Señor, tú me conoces No siempre deseamos oír lo que los demás piensan de nosotros, No siempre queremos saberlo. Jugamos a querer conocernos, pero ni lo intentamos. A veces presumimos de conocer tanto a los demás que ofendemos sus intenciones. El Señor lo sabe todo de nosotros, lo que ni queremos saber y lo que tratamos de olvidar. Ante El nos hallamos como niños que ni saben ni pueden esconderse, pero el Señor nos mira favoreciéndonos. 32 Salmo 138 –II- No desconocías mis huesos Nos adornamos tanto para los demás, que nos olvidamos de quiénes somos. Nos gusta que nos vean triunfantes, así que exhalamos apariencias. Nos cuesta mucho admitir nuestros errores, y más aún nuestras debilidades. Saber vivir en debilidad es la única manera de empezar a ser fuertes. El Señor Jesús, está siempre tan cerca de los débiles que se identifica con ellos. Cántico: Col 1,12-20 El es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. Jesús es el único Salvador del ser humano, sin él, hombre y fracaso serían una misma cosa. Toda persona se siente llena de impulsos, de voces, de relámpagos imprevistos que no logra descifrar por sí misma. Tenemos la impresión de estar siempre lejos de alguna parte, a la espera de no sabemos qué plenitud. Sólo desde Jesús se ilumina el glorioso misterio del se humano, el mundo sólo nos ofrece soluciones cansadas. Porque tan sólo Jesús es la Vida, y de su misma vida vivimos los que somos su Iglesia. El dio su vida por todos. Lectura breve: 1 Jn 2,3-6 En esto conocemos a Cristo: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, Y la verdad no está con él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Oración: Señor y Padre nuestro, Tú que hiciste todas las cosas con infinito amor y nos las entregaste, haznos comprender que tan sólo Tú mereces el amor de nuestro corazón. Amén. C) CONFESAMOS NUESTRA FE Sobre la fe de los Apóstoles ¿Creéis en Dios Padre, cuyo Hijo ha vivido entre nosotros y cuya Palabra sostiene y renueva nuestra vida? 33 Asamblea: SI, CREO. ¿Creéis en su Hijo Jesucristo nacido como nosotros y resucitado, cuya voluntad de liberar a sus hermanos amándolos hasta la muerte ha transformado nuestra condición humana? Asamblea: SI, CREO. ¿Creéis en su Espíritu Que habita entre nosotros? El animó la fe de los Apóstoles e inspira nuestra fraternidad. Está presente en la palabra del Evangelio, en la celebración de los sacramentos y en el compromiso de los cristianos. Transforma ya el mundo en Reino de Dios. Y nos da la esperanza de nuestra propia resurrección. Asamblea: SI, CREO. Te reconocemos, Padre… Te reconocemos, Padre, en Jesucristo, nuestro hermano, Tu Palabra y tu Expresión. En la luz de su mirada que hace desaparecer el mal; en el tono directo de su voz que enciende nuestro corazón; en el religioso silencio de su muerte que nos hacer ver su dignidad. Te reconocemos como el niño que nunca ha visto a su padre pero que lo reconoce entre mil porque hierve en él la misma sangre. Te reconocemos, Padre, gracias a Jesucristo, nuestro hermano, Tu Palabra. En ese amor del corazón que nos lleva más allá de nuestros planes; en el perdón que acude a nuestros labios y que nos reconcilia contigo; en el servicio que prestamos a nuestros hermanos, que nos hace semejantes a tu Hijo. 34 Te reconocemos lo mismo que el amigo reconoce al amigo al volver a encontrarlo, como si nunca de verdad se hubieran separado. Reconoce Tú también a tus hijos en los innumerables rostros de esos hombres que se arrastran por el mundo en busca de una dicha que no encuentran. Reconoce a tus hijos en todos los que están, como nosotros, reunidos en torno al mismo pan y la misma copa, bendiciendo tu nombre. Reconoce a tus hijos en aquellos que nos hablan de Ti y robustecen nuestra fe vacilante; en aquellos que nos hablan de nuestros hermanos y reavivan nuestra caridad apagada. Reconoce a tus hijos en aquellos a los que la muerte ya ha desfigurado pero a los que tu palabra vulva a darles forma; en aquellos que se habían alejado de Ti pero que de nuevo se sienten atraídos por tu amor. Que llegue, Padre, el día en que te veamos cara a cara, cuando ya nadie tenga necesidad de decirnos quién eres. Nuestro corazón rebosará de vida y no podrá vaciarse ya jamás. 35 3.2. Orando con la música: J.S.Bach, Cantata BWV 140 : Wachet auf, ruft uns die Stimme. «Despertad, nos llama la voz» TEXTO Y COMENTARIO Esta cantata fue compuesta para el servicio religioso del Domingo 27 del Tiempo Ordinario. El evangelio que se proclama este día es la parábola de las vírgenes necias y sensatas (Mt 25,1-13). Entre los diversos aspectos que cabe subrayar de este texto, la cantata se centra en el tema del encuentro entre novio y novia. La boda es una de las imágenes de la Resurrección, y el tema principal del final del libro del Apocalipsis (capítulos 21 y 22). De este y otros lugares del antiguo y nuevo testamento (especialmente del Cantar de los Cantares) llegan las resonancias de esta cantata de Bach dedicada al gozoso encuentro final entre la Humanidad y su Creador. La tercera columna indica los pasajes bíblicos a los que hace referencia el texto de la cantata. Cuando la referencia es más velada o dudosa lo marco entre paréntesis. 1. CORAL Duración: 6’14’’ El inicio de la cantata está marcado por una coral en el que intervienen todos los músicos presentes: las cuatro voces, los oboes, el corno inglés, los cuatro violines, el violín piccolo y la viola. El cello, el contrabajo, el fagot y el órgano hacen el bajo continuo. En esta coral se presenta el tema de la Resurrección como la llegada del esposo. “Despertad, nos llama la voz” son las primeras palabras de esta coral que dan título a la cantata. Wachet auf, ruft uns die Stimme Despertad, nos llama la voz (Is 52,8) der Wächter sehr hoch auf der Zinne, de los vigías desde lo alto de las almenas wach auf, du Stadt Jerusalem ! Despierta, tú ciudad de Jerusalén. (Rom 13,1112) Mitternacht heißit diese Stunde, sie rufen uns mit hellem Munde, wo seid ihr klugen Jungfrauen. Wohlauf, der Bräut’gam kömmt, Medianoche es la hora, nos llaman con voz clara ¿dónde estáis vírgenes sabias? ¡Arriba! El novio llega (Mt 24,1- 13) steht auf, die Lampen on, Alleluja! Macht euch bereit zu der Hochzeit, ihr müsset ihm entgegengehn. levantaos, tomad las lámparas Aleluya! Preparaos para la boda, Salidle al encuentro. 36 2. RECITATIVO Duración: 53” Tras presentar el tema utilizando todos los medios musicales disponibles, Bach nos recoge en la austeridad del canto del tenor acompañado solo del bajo continuo. Como es habitual en su obra el tenor ejecuta la parte del narrador en este recitativo. Describe cómo ya está llegando el esposo y pide que se preparen para acogerlo. “Parece mi amado a una gacela, parece un cervatillo. Se ha parado detrás de nuestra tapia. Mira por las ventanas, atisba por las rejas” (Ct 2,9) Er kommt, er kommt, der Braut’gam kommt, ihr Tóchter Zions, kommt heraus, Sein Ausgang eilet aus der Hóhe in euer Mutter Haus. Der Bráut’gam kommt, der einen Rehe und jungen Hirschen gleich auf denen Hügeln springt und euch das Mahl der Hochzeit bringt. Wacht auf, ermuntert euch den Bráut’gam zu empfangen; dort, onte, kommt er hergegangen. 3. ARIA, DUETO El viene, él viene, el novio viene, vosotras hijas de Sión, salid. Aprisa desciende de las alturas A la casa de vuestra madre El novio viene, como un corzo, o un joven cervatillo sobre las colinas brinca Y os lleva al banquete de la boda Despertad, preparaos a recibir al novio Allí, ved, ya viene. (Ct 8,2) Duración : 5’20 » Este aria es el primer diálogo entre los novios: el bajo hace el papel de Cristo y la soprano el del alma. Las lámparas encendidas, o más literalmente las lámparas de aceite ardientes (brennenden Öle) simbolizan la pasión de una espera. Wenn kömmst du, mein Heil ? Ich komme, dein Teil Ich warte mit brennenden Ole. (Mt 25,1-13) Ich öffne den Saal C) eröffne den Saal – zum himmlischen Mahl. Komm, Jesu. Ich komme, komm, liebliche Seele. ¿Cuándo vendrás? Salvación mía Voy, tu porción (Sal 16,5) Te espero con las lámparas encendidas Te abro la sala C) abre la sala – al banquete celeste. Ven, Jesús. Voy ven, amada alma. 37 4. CORAL (Tenores) Duración: 3’47” La tensión y la intimidad creadas en el aria se resuelven en la anchura y la serenidad de la coral. El tenor acompañado por instrumentos de cuerda anuncia la gloriosa venida del Hijo de Dios. Zion hört die Wächter singen, das Herz tut ihr vor Freuden springen, sie wachet und steht eilend auf. Ihr Freund kommt von Himmel prächtig, von Gnaden stark, von Wahrheit mächtig, ihr Licht wird hell, ihr Stern geht auf. Nun Komm, du werte Kron’, Herr Jesu, Gottes Sohn, Hosianna Wir folgen all zum Freudensaal und halten mit das Abendmahl. Sión escucha a los vigías cantar, (Is 52,8) el corazón la hace saltar de gozo ellos velan y deprisa se levantan. Su amado viene del cielo glorioso en gracia fuerte, en verdad poderoso, su luz es clara, su estrella sube. Ahora ven, preciosa corona, Señor, Jesús, Hijo de Dios, Hosanna Te seguimos todos a la sala del gozo y participamos de la Cena Cena (Abendmahl): Término luterano para la Eucaristía. 5. RECITATIVO Duración: 1’19” Habla el esposo, Cristo. Y en su hablar describe el matrimonio que está apunto de realizar. So geh herein zu mir, du mir erwählte Braut ! Ich habe mich mit dir von Ewigkeit vertraut. Dich will ich auf mein Herz, auf meinen Arm gleich wie ein Siegel setzen, und dein betrübtes Aug’ ergötzen. Vergib, o Seele, nun die Angst, den Schmerz, den du erdulden müssen ; auf meiner Linken sollst du ruhn, und meine Rechte solí dich küssen. ¡Así que ven a mí, tú mi novia escogida! Me he prometido a ti desde toda la eternidad Te pondré como un sello sobre mi corazón y mi brazo y alegraré tus ojos afligidos. Olvida, oh alma, ahora la angustia, el dolor que tuviste que sufrir descansarás sobre mi brazo izquierdo y mi derecha te abrazará Ct 8,6 Ct 8,3 38 6. ARIA, DUETO Duración: 5’29” Los novios, soprano y bajo, ya hablan de su pertenencia mutua y de la irrevocabilidad de su amor. Sin embargo aún no están juntos. Bach siente pudor (o mejor, reconoce la incapacidad) de describir con su música el encuentro. Mein Freund ist mein, und ich bin sein, die Liebe soll nichts scheiden. Ich will mit dir C) du sollst mit mir – in Himmels Rosen ontev, da ontev die Fülle, da Wonne ont sein! 7. CORAL Mi amado es mío, Ct 7,11 y yo soy suya, Nada dividirá nuestro amor (Rom 8,35) Yo quiero contigo C) y tú conmigo – entre las rosas del cielo pacer allí la plenitud del gozo allí la delicia. Duración: 1’52” Vuelven a entrar todo el coro y todos los instrumentos esta vez para concluir la cantata.”Gloria se te cante con las lenguas de los hombres y los ángeles”. Las frases “ni ojo vio, ni oído oyó” siendo dos negaciones, son las palabras más luminosas de la cantata. Gloria sei dir gesungen, mit Menschen- und englischen Zungen, mit Harfen und mit Zimbeln schon. Von zwöl Perlen sind die Pforten, an deiner Stadt sind wir Konsorten der Engel hoch um deinen Thron. Kein Aug’ hat je gespürt, kein Ohr hat je gehört solche Freude, des sind wir froh, io, io, ewig in onte jubilo. Que se te cante gloria con la lenguas de los hombres y los ángeles, con arpas y con címbalos. Ap 21,21 De doce perlas son las puertas, en tu ciudad somos compañeros de los ángeles arriba en torno a tu trono. 1 Cor 2,9 Ni ojo vio ni oido oyó este tal gozo con que nos regocijamos oh! oh! eternamente en dulce júbilo. 39 A) Biografía: JOHANN SEBASTIAN BACH (1685-1750) Nació en Eisenach, Alemania, el 21 de marzo de 1685, formando parte de una familia en la que muchos de sus miembros fueron músicos. Fueron padres de Juan Sebastián, Juan Ambrosio Bach y Elizabeth Lämberhirt; se educó en un medio familiar musical extraodinario, donde todo concurría a estimular sus poderosas facultades. Quedó huérfano de madre a los nueve años, y un año más tarde moría su padre, por lo que hubo de ir a vivir con su hermano mayor, Juan Cristóbal, que desempeñaba el cargo de organista en Ohrdruf, y con quien continuó sus estudios. A los quince años entró en la escuela de S. Miguel, en Lüneburgo, y a los dieciocho años ocupó un puesto como violinista en la orquesta del conde Juan Ernesto de Weimar, donde permaneció algunos meses. En 1703 pasó como maestro de capilla a Arnstadt, donde tuvo tiempo suficiente para dedicarse al órgano y a la composición. En 1707, se trasladó a Mulhausen, como organista de la iglesia de S. Blas. El 17 de octubre del mismo año contrajo matrimonio con su prima María Bárbara Bach. En 1708 vuelve a Weimar como organista y músico de cámara del duque reinante. Su estancia se prolonga hasta 1717. En 1717 fue a Cöthen, donde entró al servicio del príncipe Anhalt, quien le confió la dirección de su orquesta. Se inauguró para Juan Sebastián una de las etapas más felices de su vida, gozando de grandes consideraciones y estimación. En 1720, mientras acompañaba al príncipe en Carlsbad, murió su esposa, que fue enterrada el 7 de julio. Bach recibió con dolorosa entereza la noticia de la muerte de su mujer. Al año siguiente contrajo nuevas nupcias con Ana Magdalena Wülken, efectuándose la ceremonia en el hogar del maestro el 3 de diciembre de 1721. En 1723, Bach parte para Leipzig a tomar posesión del puesto que ocuparía hasta su muerte: "Cantor de la iglesia de Santo Tomás y director de la música de la Universidad". Cumpliendo rigurosamente con los deberes que tenía encomendados, encontró la manera de hacer algunos viajes, entre ellos el que emprendió a la corte de Federico el Grande, llegando a Postdam el 7 de mayo de 1747, acompañado de su hijo Emmanuel. Se cuenta que cuando el monarca fue enterado de que había llegado, volviéndose a los músicos de su orquesta, dijo con cierto tono de impaciencia: "Señores: el viejo Bach acaba de llegar". Y dio las órdenes para que el gran maestro se presentara inmediatamente en palacio. Al llegar dijo: "señores: poneos de pie, que el gran Bach está entre nosotros". 40 En los últimos años de su vida, Bach padeció una enfermedad de los ojos que empeoró hasta dejarlo completamente ciego. Su muerte ocurrió el martes 29 de julio de 1750, alas ocho y cuarto de la noche. Son muchos los que hoy reconocen que no hay arte superior al suyo, proclamado por su elevación, por su fecundidad, por su perfección absoluta, por su inmensidad aérea; se le proclama como el mayor de los artistas de todos los tiempos. B) Cantatas LAS CANTATAS SACRAS DE BACH Por Brian Robins. Traducción de José Luis Gil Aristu. GOLDBERG 13. Se ha conservado la mayor parte de esas cantatas, de nueva composición o adaptadas de obras anteriores, creadas durante los dos primeros años litúrgicos (que abarcaron el periodo de 1723 a 1725): más de 100 cantatas, que es con mucho la mayor proporción de obras de cualquiera de las etapas de la carrera de Bach. Aunque las estructuras de estas obras tienen demasiados cambios como para detallarlos aquí, se atienen en gran medida al tipo de cantata “reformada” plenamente desarrollada que se había convertido en norma en la década de 1720, es decir, con alternancia de un conjunto de textos de escritura libre y recitativos y arias da capo enmarcados y entreverados por coros y corales. Durante 1724 Bach se centró en concreto en un género conocido actualmente como cantatas de coral, obras en las que el coral se convierte en entramado para la construcción de toda una cantata. Para el ciclo de 1725-1726 Bach compuso menos cantatas nuevas y estuvo dispuesto a interpretar, en ciertas ocasiones, cantatas de otros compositores, manteniendo en tal caso la actividad dentro de la familia, al utilizar dieciocho de su primo Johann Ludwig Bach (1677-1731). A partir de 1727 la cronología de la producción de cantatas de Bach se hace cada vez más dudosa, y esta confusión no contribuye a aclarar el número de obras perdidas y el hecho de que, para entonces, Bach reutilizaba, sin lugar a dudas, obras anteriores. Además, recurrió con mayor frecuencia a interpretar cantatas compuestas por otros músicos, entre ellos Telemann. Contexto musical y religioso Existe desde siempre la tentación perezosa, aunque comprensible, de contemplar las obras de los mayores compositores en el vacío. Ese espléndido aislamiento no ha existido, desde luego, nunca. Todo artista está influido por la obra de sus predecesores. Y no hay compositor de quien pueda decirse esto con tanta certeza como de Bach quien, al proceder de una gran familia musical conocida por la mayor parte de la región de Turingia, se hallaba en contacto permanente con la práctica musical casi desde el día en que nació. Una de las influencias tempranas más fuertes experimentadas por el joven Johann Sebastian fue, sin duda, la de Johann Christoph (1642-1703), primo de su padre, organista y clavecinista de Eisenach (lugar de nacimiento de Bach) e, indiscutiblemente, el mejor compositor de la familia Bach antes del propio Sebastian. La gran calidad de los motetes y conciertos religiosos de Christoph puede juzgarse a partir de su obra más conocida, el profundamente conmovedor lamento Ach, dass ich Wassers genug hätte. Otro Bach que tuvo una importante influencia en los años de formación de Sebastian fue un segundo Johann Christoph, su hermano mayor (1671-1721), quien, después de que el muchacho perdiera a sus dos padres cuando tenía diez 41 años, se llevó al huérfano a su casa. No se sabe si este Christoph fue compositor, pero sí fue un excelente clavecinista que había estudiado con Johann Pachelbel y que introdujo a su hermano más joven en un extenso repertorio de obras para teclado que abarcaba no sólo a maestros alemanes como Pachelbel, Buxtehude y Kuhnau, sino también obras francesas e italianas de Lully, Marais, Albinoni y Steffani. En 1700, fecha en la que Bach marchó a Lüneburg para completar su formación académica y musical como estudiante de coro, estaba, por tanto, familiarizado con un repertorio excepcionalmente amplio. La vida musical de la región donde creció Bach se centraba en torno a tres fuerzas dominantes: la Iglesia, la Corte y la Ciudad. Como Stadtpfeifer, o músico municipal de Eisenach, Ambrosius, el padre de Bach, tenía relaciones con las tres. Aunque algo menos distinguido que el de cantor (responsable de la organización de la música y la educación eclesiásticas), su puesto era, sin embargo, respetado. Además de las obligaciones profanas de Ambrosius, todos los domingos y días festivos se le podía ver en San Jorge, la iglesia principal de Eisenach, participando en los servicios religiosos. Entre la música que Ambrosius debía interpretar había conciertos religiosos vocales, con predominio de himnos o corales luteranos. Resulta difícil exagerar la importancia del luteranismo en la región donde se crió y trabajó Bach. Su influencia iba más allá de los cultos dominicales y ocupaba también un lugar central en la educación, gran parte de la cual estaba controlada por la Iglesia. Los estudios de Bach (el miembro de la familia que tuvo mayores inclinaciones académicas) giraron en buena medida en torno a las obras de Martín Lutero, cuyos escritos eran la base de su biblioteca personal. La música formaba parte integrante de la filosofía y la liturgia luteranas, que hacen hincapié, sobre todo, en la justificación por la fe y la difusión de las Escrituras. Su núcleo estaba formado por la colección de melodías corales y textos iniciada por Lutero y ampliada posteriormente durante los siglos XVI y XVII. En tiempos de Bach había cientos de corales, compuestos expresamente para fines litúrgicos o tomados de otras fuentes, a menudo profanas. Aunque la función principal de los corales era servir como himnos armonizados sencillamente para los fieles, en el curso del siglo XVII pasaron cada vez más a formar parte del armazón de obras más ambiciosas. La introducción del concierto vocal barroco italiano y el desarrollo de un repertorio organístico ofreció nuevas posibilidades, aprovechadas rápidamente por compositores luteranos como Schein, Scheidt, Schelle, Thiele y Buxtehude, que utilizaron de diversas maneras el coral no sólo en conciertos vocales y motetes religiosos, sino también en obras para órgano. Los precursores de Bach proporcionaron así al coral un marco, que estaba implantado en el alma de cualquier compositor luterano en el momento en el que Bach apareció en escena, en 1685. Ese marco sería el hilo que recorrería toda su vida de compositor y que dominaría tanto sus obras vocales religiosas como gran parte de su música para órgano. Bach y la cantata: perspectiva general Bach compuso cantatas a lo largo de gran parte de su vida creativa. Christ lag in Todesbanden, BWV 4, tal vez la primera de sus cantatas eclesiásticas, puede datar del periodo de su primer nombramiento importante como organista en Arnstadt, puesto que mantuvo desde mediados de 1703 hasta junio de 1707, mientras que las últimas obras conservadas nos llevan hasta el final de la década de 1730. Merece la pena hacer, de paso, una observación general: el propio Bach y sus contemporáneos raramente utilizaron el término cantata y prefirieron una terminología menos rigurosa, como Konzert (concierto), Stück (pieza) o simplemente Musik. Estos nombres subrayan la naturaleza flexible del género, que 42 experimentó una notable transformación y desarrollo durante el periodo en que Bach compuso sus cantatas. Las primera obras, compuestas en Arnstadt y Mülhausen (1707-1708), se ajustan en gran medida a las formas de finales del siglo XVII, con textos bíblicos y corales dispuestos a menudo en una serie de versos estróficos variados. Los solos son episodios breves, con melodías no estróficas, y los coros inicial y final, encuadrados por los solos y el coro central, mantienen una estructura simétrica. Tras su nombramiento como organista de la corte de Weimar en 1708, Bach compuso únicamente una sola cantata hasta 1714, cuando ocupó el puesto de Konzertmeister y se le exigió componer una obra de ese tipo al mes. Las veintitantas cantatas resultantes nos muestran a Bach alejándose del viejo estilo para experimentar estructuras nuevas, una evolución muy influida por los textos suministrados por su principal colaborador, Salomo Franck, poeta de la corte de Weimar. Los textos que Franck proporcionó a Bach derivaban de reformas que se remontaban al cambio de siglo, en las que partes poéticas del libreto, escritas libremente, se combinaban con textos bíblicos y corales. Una consecuencia importante de dichas reformas fue la introducción de recitativos y arias da capo que aproximaron aún más la cantata luterana al estilo de la italiana y le proporcionaron mayor capacidad dramática. La única interrupción importante en la composición de cantatas religiosas se produjo durante el periodo en el que Bach fue Kapellmeister de la corte calvinista de Cöthen (1717-1723), durante el cual todo lo que se le exigió fue la composición circunstancial de obras profanas festivas para su patrón, el príncipe Leopold. Muchas de ellas se han perdido, pero los estudiosos creen que Bach se inspiró en varias para las cantatas que compuso más tarde en Leipzig. Hay que recordar lo estrecha que es la línea divisoria entre la música vocal religiosa y profana en Bach, indistinción que trae a la memoria al propio Lutero, que no tuvo reparos en acomodar sus textos corales religiosos a melodías profanas populares. Los acontecimientos que rodearon el traslado de Bach de Cöthen a Leipzig en 1723, para ocupar el puesto de cantor de la iglesia de Santo Tomás y director municipal de música de la ciudad, son lo bastante conocidos como para que sólo requieran un breve comentario. Los biógrafos de Bach han señalado a menudo que, para él, el paso de Kapellmeister a Kantor representaba un claro descenso en la escala social, pero debemos recordar también que aquel puesto era uno de los más importantes en el mundo de la música alemana protestante y que sus titulares formaban un distinguido linaje que culminaba en el inmediato predecesor de Bach, Johann Kuhnau. Sobre todo le dio a Bach la oportunidad de componer la música religiosa por la que sentía más afecto. Impaciente por modificar la música que se escuchaba en Santo Tomás, tomó de inmediato la decisión de componer él mismo todas las cantatas. El nuevo cantor se había impuesto una tarea formidable. El número anual de cantatas requeridas era 60. En él se incluían una para cada domingo, a partir del domingo de Adviento (el cuarto antes de Navidad e inicio del año litúrgico luterano). El resto eran cantatas compuestas para los principales días festivos. Se ha conservado la mayor parte de esas cantatas, de nueva composición o adaptadas de obras anteriores, creadas durante los dos primeros años litúrgicos (que abarcaron el periodo de 1723 a 1725): más de 100 cantatas, que es con mucho la mayor proporción de obras de cualquiera de las etapas de la carrera de Bach. Aunque las estructuras de estas obras tienen demasiados cambios como para detallarlos aquí, se atienen en gran medida al tipo de cantata “reformada” plenamente desarrollada que se había convertido en norma en la década de 1720, es decir, con alternancia de un conjunto de textos de escritura libre y recitativos y arias da capo enmarcados y entreverados por coros y corales. Durante 1724 Bach se centró en concreto en un género conocido actualmente como cantatas de coral, 43 obras en las que el coral se convierte en entramado para la construcción de toda una cantata. Para el ciclo de 1725-1726 Bach compuso menos cantatas nuevas y estuvo dispuesto a interpretar, en ciertas ocasiones, cantatas de otros compositores, manteniendo en tal caso la actividad dentro de la familia, al utilizar dieciocho de su primo Johann Ludwig Bach (1677-1731). A partir de 1727 la cronología de la producción de cantatas de Bach se hace cada vez más dudosa, y esta confusión no contribuye a aclarar el número de obras perdidas y el hecho de que, para entonces, Bach reutilizaba, sin lugar a dudas, obras anteriores. Además, recurrió con mayor frecuencia a interpretar cantatas compuestas por otros músicos, entre ellos Telemann. La práctica interpretativa en tiempos de Bach y en la actualidad La función que desempeñaban en la liturgia las cantatas de iglesia de Bach hace que hoy no pueda haber algo que pueda calificarse como un oyente “auténtico”. A diferencia de las de Buxtehude, compuestas para los famosos conciertos de Abendmusik (música nocturna) interpretados en Lübeck, su finalidad era estrictamente funcional y estaba por completo vinculada al contexto de la Misa dominical. Desde la Reforma, había sido habitual que la lectura del Evangelio fuera seguida por un motete que recalcaba su mensaje. Entrado el siglo XVII, le sucedió un motete concertado con secciones e intercalado por elementos de coral. El paso natural hacia la cantata se produjo en torno a 1700. La reforma de la cantata, que supuso la inclusión de textos poéticos nuevos añadidos a los pasajes bíblicos, la elevó a lo que el destacado estudioso de Bach Christoph Wolff califica de “sermón musical”: en él se recoge el texto bíblico del día, una enseñanza teológica y las conclusiones morales que debían extraerse. La cantata se convirtió así en parte central de la liturgia, un complemento al sermón hablado que en algunos casos iba enmarcado por cantatas a dos voces. Los corales utilizados en las cantatas solían contener a menudo un plan contextual especial, no declarado, para una congregación de fieles muy familiarizada con ellos de una forma que hoy en gran medida se ha perdido. La utilidad y la conveniencia de hacer una reconstrucción litúrgica de las cantatas de Bach son, por tanto, mínimas, y sólo conozco un intento discográfico por llevarla a cabo. Se trata de la reconstrucción hipotética realizada por los Gabrieli Consort and Players de Paul McCreesh de una Misa de Epifanía en la que se ofrecen dos cantatas, la nº 65, Sie werden aus Saba alle kommen, y la nº 180, Schmücke dich, o liebe Seele. El sermón pronunciado es un breve (¿abreviado?) texto expiatorio escrito por Martín Lutero sobre los Reyes Magos que van en busca del recién nacido Jesús, tema del Evangelio y de la cantata nº 65. El álbum con dos CDs de Archiv (4576312) es un interesante experimento, y su audición es esencial para cualquiera que esté interesado en hacerse una idea de la importancia del contexto en las cantatas de Bach. Es indudable que en nuestra época, sin duda más profana, muchos dejarán de lado el objetivo religioso original de las cantatas y sólo les exigirán cierta calidad espiritual vaga e indefinida. Sin embargo, el mensaje original se mantiene. Aunque, probablemente, sean pocos quienes sintonicen, por ejemplo, con los sentimientos de hastío del mundo, acompañados de un anhelo de vida eterna que sólo se puede alcanzar tras la muerte física (un tema recurrente), sigo pensando que cualquier interpretación que no logre expresar con claridad la intención retórica de Bach y su mensaje didáctico tendrá poco o ningún valor. Evidentemente, la decisión de asumir ese mensaje es una opción personal. El asunto de la comunicación nos lleva directamente a otra cuestión relacionada con la actual práctica interpretativa: el peliagudo tema de las voces infantiles. La interpretación de la música religiosa en la Alemania de Bach era, por supuesto, un 44 coto reservado exclusivamente a los varones. En general, las partes de soprano (tiple) y contralto, tanto del coro como solistas, eran cantadas por muchachos, aunque hay pruebas de que en la música eclesiástica luterana se empleaban también falsetistas adultos. Hoy día son aún muchos los que consideran este componente de la práctica interpretativa de Bach como algo no sólo deseable sino esencial: de hecho, la primera grabación integral de Nikolaus Harnoncourt y Gustav Leonhardt para Teldec mantuvo audazmente la norma de utilizar niños para solistas y coro (salvo raras excepciones). Aunque la utilización de niños presenta ventajas indiscutibles, tiene también dificultades importantes, en especial en las arias para solistas. Es bien sabido que, en la actualidad, la voz de un tiple puede cambiar varios años antes que en tiempos de Bach. Wachet auf, ruft uns die Stimme BWV 140 La cantata BWV 140, una de las últimas compuestas por Bach, como es sabido, es también una de las más populares. Data de 1731 y fue compuesta para el XXVII domingo después de la Trinidad, fecha que sólo es posible en el calendario litúrgico cuando la Pascua cae en fecha temprana. El Evangelio del día es la parábola de las muchachas necias y las prudentes (Mateo 25: 1-13), texto totalmente adaptado al empleo que hace Bach del famoso coral Wachet auf, compuesto por Johann Rist en 1599. La construcción es una yuxtaposición de cantata coral y diálogo, y se utilizan las tres estrofas del himno. La primera constituye el fundamento del magnífico coro inicial en el que la melodía es entonada por las sopranos sobre una vigorosa fantasía coral entretejida por las voces más graves. La segunda estrofa, cantada por el tenor sobre el trasfondo de un ritornello orquestal, se sitúa en el centro de la obra, en tanto que la cantata concluye con una armonización a cuatro partes de la tercera. Al igual que el himno de Rist, los dos diálogos anónimos toman su materia de inspiración del Cantar de los Cantares, el matrimonio místico entre Jesús (bajo) y el alma (soprano). El tema está tratado más pudorosamente que en la cantata nº 49. El decoro se preserva en el primer dueto mediante la adición de una tercera parte, un florido obbligato para violín solo. Sorprendentemente, vista la popularidad de la obra, hay pocas versiones grabadas recomendables. Ya hemos mencionado más arriba la interpretación de Rifkin, con una voz por parte. La mejor de las versiones a gran escala que se pueden adquirir por separado es, probablemente, la de Eliot Gardiner. 45 C) Testimonio de un intérprete y creyente Por Mark Argent. Fotos de Michael Williams. Traducido por Carme Castells. GOLDBERG 34 MASAAKI SUZUKI Masaaki Suzuki está inmerso en un gran proyecto, la grabación de las cantatas de J. S. Bach con el Bach Collegium Japan para BIS. En otoño de 2004 debutó en el Reino Unido, dirigiendo la Academy of Ancient Music en una serie de conciertos excepcionales. Mark Argent tuvo oportunidad de cambiar impresiones con él durante esta visita. Este gran músico todavía no es excesivamente conocido en Europa, pero, a juzgar por estas actuaciones, en los años venideros su nombre nos será mucho más familiar. La presencia de músicos japoneses de prestigio es habitual en el circuito internacional, si bien en Europa son menos conocidos los especialistas japoneses en música antigua. ¿Cuál es el panorama de este tipo de música en Japón? En las décadas de 1970 y 1980 bastantes japoneses estudiaron en Europa, sobre todo en Holanda, Reino Unido y Basilea, y regresaron después a Japón. Esto hizo que el final de la década de 1980 fuera un buen momento para fundar nuevos conjuntos, si bien las dificultades financieras de principios de los años noventa hicieron que muchos proyectos no pudieran avanzar. Muchas de estas personas han mantenido una estrecha relación con el mundo de la música antigua europeo. Mi hermano Hidemi Suzuki es un buen ejemplo de ello. Ahora está en Japón, pero durante algún tiempo dio clase en el Conservatorio de Bruselas. Al terminar sus estudios en la Universidad de Tokio obtuvo la licenciatura de interpretación y composición. ¿Qué papel desempeña esta última en su vida musical? Cuando empecé quería dedicarme al órgano, pero me animaron para que estudiase también composición. Esto me proporcionó una buena formación en armonía, polifonía y en el arte compositivo y fue una experiencia excelente que me ha ayudado a comprender mejor la música. 46 Después de Tokio se fue a estudiar con Ton Koopman. ¿Cómo fue ese período? Ton era un músico muy activo en aquella época, y nos hablaba mucho de sus ideas sobre la interpretación, lo cual resultaba muy estimulante. Se sentía incómodo si sus alumnos imitaban su estilo interpretativo. Me enseñó muchas cosas sobre música, y sobre cómo vivir como músico. En aquella época (1978-1983) sus hijas eran muy pequeñas, y ello le obligaba a hacer malabarismos para compaginar la música con la paternidad. Vivía en una calle cercana a la estación central de Ámsterdam, en la que los viernes y sábados se instalaba un mercadillo al aire libre, de manera que al pasear por ella tenía la impresión de transitar por uno de esos cuadros de Rembrandt que reflejan la vida de la Holanda del siglo XVII. ¿Qué hizo usted después de estudiar con él? Antes de regresar a Japón, estudié otros dos años con el organista Piet Kee. Él también es un profesor estupendo y, entre otras cosas, me enseñó cómo manejar los grandes órganos holandeses. Sus ideas musicales son muy distintas de las de Koopman, por eso estuvo muy bien estudiar con ambos. Al final de estos dos años participé en un concurso de órgano, en Brujas, y me inquietó descubrir que Ton Koopman formaba parte del jurado porque, en aquella época, mi estilo interpretativo estaba influido por Piet Kee. Para mi sorpresa, a Koopman le gustó mi actuación, y me concedieron un premio. Una vez en Japón, ¿qué le impulsó a fundar el Bach Collegium Japan? Al poco tiempo de mi regreso, tuve la oportunidad de iniciar una serie de conciertos en la capilla de Kobe, en la que todavía se celebran muchos conciertos y grabaciones. La capilla era tan acogedora que no podía dejar de trabajar en ella, y ello me impulsó a fundar un pequeño conjunto coral, así como también otro reducido coro en Tokio. En 1985, año en el que se conmemoró el tercer centenario de Bach, organizamos algunos conciertos, y pareció natural reunir los dos conjuntos. Unimos nuestras fuerzas con otros músicos de distintas zonas del país para interpretar a Bach, con lo que el nombre de Bach Collegium Japan surgió de manera espontánea. Sucede que las iniciales “BCJ” suman 14 según la numerología empleada por Bach, que es lo mismo que “BACH”. La pasada noche reparé en que las iniciales de la Academy of Ancient Music, “AAM” también suman 14, lo cual es una curiosa coincidencia. Ahora está usted en proceso de grabar todas las cantatas de Bach para BIS. ¿Cómo surgió este proyecto? Empezamos la grabación en 1995, inmediatamente después del terremoto de Kobe. En principio, contemplamos la posibilidad de trabajar con una compañía discográfica japonesa, pero su idea sobre las cantatas era algo imprecisa. Cuando les dije que completar el ciclo nos llevaría veinte años, se quedaron consternados... Por otra parte, habíamos mantenido algunos contactos con la compañía sueca BIS, cuyo fundador, Robert von Bahr, nos visitó en Tokio. Hablamos de nuestro sueño de grabar todas las cantatas de Bach. Él siente pasión por la cultura japonesa, lo cual, probablemente, ayudó, aunque al principio se mostraba un poco escéptico. Llegamos al acuerdo de grabar durante tres o cuatro días para ver cómo funcionaba. Durante aquella sesión Von Bahr se mostró muy entusiasmado. En un momento determinado salió de pronto de la sala de control, me abrazó, y me dijo “Esto es sensacional”. También tuvimos ciertas discrepancias, pues es un hombre de carácter fuerte, yo tengo mi propia personalidad, y los miembros del Bach Collegium Japan también tienen sus propias opiniones. Estas diferencias fueron muy provechosas, porque a ambos nos permitieron conocernos mejor. Aquel año se realizaron dos grabaciones más. Al final, él dejo de 47 producirlas, pero nos envió a excelentes productores desde su sede central. Robert dirige la empresa con gran acierto, y siempre nos ha apoyado y animado mucho. El proyecto está en marcha, y me siento agradecido por ello. ¿Con qué frecuencia el Bach Collegium Japan visita Europa? Hemos efectuado ocho giras internacionales. En 2003 viajamos por Italia, Alemania, España e Israel, aunque el coste del viaje dificulta el llevar a cabo este tipo de giras. Volveremos en verano de 2005, y actuaremos en Ansbach, Alemania, así como en el Festival de Schleswig-Holstein, y regresaremos de nuevo en 2006. Algunas personas consideran que las cantatas de Bach deberían interpretarse con una sola voz por parte, aunque otras discrepan de ello. ¿Cuál es su opinión al respecto? Esta es una discusión recurrente. Este planteamiento resulta apropiado para la mayor parte de las cantatas de Weimar y para algunas de las de Leipzig, si bien en esa ciudad son muchos los musicólogos convencidos de que esto es un error. Mi opinión es que al interpretarlas con una voz por parte la calidad de la actuación depende demasiado de la calidad de los solistas. Con las cantatas corales se produce una situación interesante, cuando los corales se cantan al principio y al final, y los recitativos y las arias en la parte central. Los movimientos extremos deben ser relativamente neutrales, pues anuncian la idea que se expresará con mayor intimidad en recitativos y arias. Esto funciona bien si se cuenta con algunos ripienistas en cada parte que puedan unirse a las voces solistas en los corales. Es muy importante plantear la obra en términos de concertistas que cantan desde el principio hasta el final, con uno o dos ripienistas que se unan a ellos en los momentos adecuados, más que en contar con intérpretes que cantan sólo la parte del solista. Actualmente se presiona mucho a los músicos para que su interpretación de las cantatas de Bach alcance el máximo nivel. En el Leipzig de la época de Bach, los músicos se limitaban a interpretarlas como parte del servicio eclesiástico. ¿Cuál es la diferencia? El contexto religioso ofrece la manera más natural de entender las cantatas, pues todas ellas fueron escritas para formar parte de la liturgia y tenían una estrecha relación con el salmo y los himnos que cantaba la congregación. Esto no sucede en los servicios religiosos actuales, ni siquiera los de las iglesias luteranas, porque no suelen prolongarse más de una hora y la duración de la mayoría de las cantatas oscila entre los veinte y veinticinco minutos. En la época de Bach el culto se prolongaba durante cuatro horas, de manera que la cantata ocupaba una proporción menor, mucho más adecuada, del mismo. También hay un problema con el texto, cuya antigüedad impide su correcta comprensión. Hoy en día resulta más fácil apreciar las cantatas en la sala de conciertos, aunque siempre deberíamos tener en cuenta el contexto para el que fueron escritas. Experimentar las cantatas en el contexto litúrgico sólo de vez en cuando nos plantea una dificultad adicional, pues es necesario que el culto nos resulte familiar. De no ser así, la “liturgia musical” o la “liturgia con Bach” no producen la misma emoción. Como cristiano, usted forma parte de una pequeña minoría en Japón, y entre los cristianos, pertenece al reducido número de personas familiarizadas con la devoción luterana del siglo XVIII. ¿Qué supone ser parte de una minoría dentro de una minoría? El cristianismo es una religión minoritaria en Japón, si bien, sorprendentemente, ejerce una gran influencia cultural. Todo el mundo sabe qué es la Navidad, y muchas personas deciden casarse en una iglesia, aunque la mayor parte de los funerales se celebran en templos budistas. Hay mucha gente deseosa de comprender el cristianismo, e incluso 48 dispuesta a creer en el Dios de los cristianos, pero no se deciden a ir a la iglesia. Ello se debe, en parte, a que en Japón parece difícil entrar en una congregación por razones sociales. Sólo el uno por ciento de la población es cristiana, pero los que manifiestan una actitud receptiva al cristianismo suponen un porcentaje mucho mayor. Por lo general, cada vez que interpretamos una cantata suelen acudir unas mil personas, cuyo interés no sólo se centra en la música, sino también en comprender los textos, de ahí la importancia de mantener esta actividad cultural desde el punto de vista cristiano. Es una verdadera evangelización. Nuestro propósito no es evangelizar de manera directa, pues un concierto es un concierto, pero la música puede apreciarse como parte de la creación de Dios. Aún hay otro sentido en el que pertenezco a una minoría dentro de una minoría, pues soy miembro de la Iglesia Reformada japonesa, influida por Calvino y cuya línea de pensamiento nos exhorta a ser conscientes del valor de este mundo. En Japón hay algunos cristianos de la iglesia libre evangélica que son muy activos, pero sus creencias sobre la Biblia son muy conservadoras. Algunos de ellos parecen tener escasa relación con este mundo, lo cual, desde mi punto de vista, es peligroso. La mayor parte de los miembros de nuestra orquesta y coros no son cristianos, pero no están en contra del cristianismo y tienen verdadero interés en comprender los textos. Me entusiasma trabajar con ellos, y son muy buenos músicos. Nuestra prioridad es interpretar la música con la mayor excelencia posible, pues si no hay calidad, la música de Bach no dice nada a nadie. ¿Cree usted que el público japonés tiene más interés en comprender lo que Bach pretende expresar que el público occidental, que lo considera parte de su cultura? Creo que sí. Nosotros tenemos que traducir constantemente, y ello significa dar vida a los textos. Para el público alemán, pongamos por caso, frases como “alabemos al Señor” pueden parecer clichés. En nuestro caso no es así. ¿Hasta qué punto se siente cercano a la espiritualidad de Bach? Poco es lo que puedo decirle desde el punto de vista espiritual. Pero en cuanto a su actividad profesional, no cabe duda de que Bach era un músico llamado por Dios, y que su vocación consistía en hacer música, ya fuese en la iglesia o en contextos seculares. Tal vez no hubiera mucha diferencia entre dirigir el collegium musicum de Leipzig y dirigir las cantatas durante el culto. Mi impresión es que su profesión era hacer música, transmitir a su auditorio el mensaje de la Biblia y los textos de los corales en las cantatas. Y cuando no hay textos, como sucede en una pieza orquestal, la interpretación es la que debe hacer apreciar la música. Por otra parte, también era un hombre práctico, y no sólo espiritual, algo que yo también procuro ser. La espiritualidad no puede existir sin la práctica. Quisiera plantearle una cuestión sobre las melodías corales. Bach podía citarlas sabiendo que sus oyentes las reconocerían y asociarían con determinadas palabras, lo cual es mucho más difícil para el público contemporáneo. ¿Hay algo que usted pueda hacer para compensarlo? Es un problema complicado. Tenemos un buen ejemplo de ello en la Cantata 12, “Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen”, en cuya última aria, para tenor, se exhorta a los oyentes a “Sei getreu” (a “tener fe”), pero no dice a quién. La trompeta toca “Jesu meine Freude” como contramelodía, dejando absolutamente claro a quién se debe adorar. Si la gente no reconoce la melodía no puede entender el mensaje, por ello es muy importante explicárselo con antelación. En realidad, esto significa dar conferencias, conceder entrevistas y escribir mucho, para que todos sepan que al escuchar una melodía coral sin palabras también se está expresando alguna cosa. Cuando después de un concierto algunas personas se me acercan para preguntarme qué era el coral citado, ya es demasiado tarde para ese concierto, pero al menos puedo decir algo que les ayude a prepararse para el próximo. 49 Esta es su primera actuación en el Reino Unido, en la que dirige a la Academy of Ancient Music en un programa que combina las cantatas con la música profana. ¿Qué importancia tienen las obras seculares en su carrera musical? Es muy importante contemplar las obras sacras y profanas en conjunto porque tienen mucho en común. Los movimientos de danzas son un buen ejemplo de ello. Cuando es difícil fijar el tempo y la emotividad de un aria, merece la pena comprobar si en su fondo hay una ritmicidad o estructura propia de una danza. Puede parecer extraño que en un compás largo el aria emplee, por ejemplo, el ritmo de una gavota, con su anacrusa. Este es un aspecto crucial para comprender la música de Bach. En este programa interpretamos la primera Suite orquestal y el Concerto para clave en re menor. El estilo del concierto es muy importante para la comprensión de las cantatas, pues algunos fragmentos de música concertante fueron transcritos en las cantatas. ¿Cómo se siente usted dirigiendo a la AAM? Es una experiencia maravillosa, pues el ambiente de trabajo es excelente. No suelo prodigarme demasiado como director invitado, pero en este caso muchas personas me dijeron que era muy agradable trabajar con ellos, y tenían razón. Usted es profesor de la Universidad de Tokio, ¿cuál es el papel de la docencia en su vida musical? La enseñanza es un aspecto muy importante en la vida de cualquier músico, y yo intento dedicarme a ella todo lo posible. En cuanto a la interpretación con instrumentos antiguos se refiere, ahora tenemos unas ideas mucho más claras, que son distintas del enfoque que se aplica cuando se trata de instrumentos modernos, pero sigue siendo importante transmitir los conocimientos a la siguiente generación. En Tokio tenemos desde hace cuatro años un departamento de música antigua, que es muy activo y que cuenta con cuarenta estudiantes. Muchos de ellos están encantados de poder trabajar con instrumentos antiguos y modernos. En el pasado, lo habitual era decantarse por uno de los dos, pero la mayoría de estos estudiantes muestran gran flexibilidad, de manera tocan ambos tipos de instrumentos realmente bien. Y esto es estupendo. Si mira hacia atrás, ¿cuáles son los principales logros que ha obtenido con el Bach Collegium Japan? Uno de los momentos más importantes para nosotros fue grabar el primer CD para BIS. Sólo dura 48 minutos, pues no teníamos la seguridad de que el proyecto saliera adelante. En el mismo concierto incluimos algunas piezas de otros compositores, pero no podían figurar en una grabación exclusivamente dedicada a Bach. No es el mejor disco que hemos grabado, pero sigue siendo el más especial. Otro episodio destacado fue nuestra gira por Estados Unidos, en 2003, en la que interpretamos la Pasión según san Mateo. Fue inmediatamente después de que los norteamericanos empezasen a bombardear Irak. Tuvimos algunas discusiones muy serias sobre la conveniencia de ir o no, que acabaron convirtiéndose en una buena oportunidad para que todos los miembros del Collegium hablásemos de qué significaba para nosotros interpretar a Bach, y especialmente esta Pasión. También tuvimos una experiencia interesante en Israel, donde fuimos invitados a interpretar la Pasión según san Juan y el Mesías en uno de los actos inaugurales de una nueva sala de conciertos en Tel Aviv. Me inquietaba un poco pensar cuál sería la reacción de un público israelí ante esta música cristiana. Sin embargo, la respuesta fue sorprendente. Al día siguiente, una crítica publicada en uno de los periódicos llevaba por título “Ha venido el Mesías”. En esta gira mantuve una conversación fascinante con un musicólogo israelí, quien me explicó que la música de Bach era muy conocida en su país, si bien a algunas personas les resultaba problemática porque se habían acercado a ella desde una perspectiva judía. En Japón, hablar con personas de otras confesiones religiosas sobre su reacción a la música de Bach es algo relativamente excepcional, ya que la mayor parte 50 de los no cristianos no profesa ninguna religión. Esto se debe, en parte, a un sistema educativo que se declara aconfesional, por lo cual no ofrece ninguna formación religiosa. Por lo tanto, las discusiones sobre este tema son muy poco frecuentes, y por ello este encuentro en Israel fue tan estimulante. Cuando acabamos de interpretar la Pasión según san Juan una persona se acercó a mí y me dijo, con gran convicción, que esta música no estaba dirigida al pueblo judío, sino al conjunto de la humanidad. Yo comparto plenamente su parecer. ¿Cuáles son sus planes para el futuro? En primer lugar, proseguir la grabación del ciclo de las cantatas de Bach. Para captar todos los matices es preciso trabajar despacio, de manera que no podemos grabar más de tres o cuatro al año. Por otra parte, estamos explorando un nuevo repertorio, con obras de Monteverdi y Schütz. Como organista, interpreto también música romántica, pero, como grupo, es poco probable que el Bach Collegium Japan aborde autores posteriores a Mozart o Mendelssohn, a lo sumo. Asimismo, me gustaría seguir actuando como solista. Muchos de los grandes intérpretes al teclado, que posteriormente se dedicaron a la dirección, dejaron de tocar en público, pero yo haré lo posible para que esto no suceda. Por esta razón, me satisface mucho que el programa que ofrecemos con la Academy of Ancient Music me permita interpretar un concierto para clave. 51 4. Pentecostés TEXTOS BÍBLICOS «Nosotros, unos locos por Cristo; vosotros, ¡qué cristianos tan sensatos!; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros célebres, nosotros despreciados; hasta el momento presente no hemos parado de pasar hambre, sed, frío y malos tratos; no tenemos domicilio fijo, nos agotamos trabajando con nuestras manos; nos insultan y les deseamos bien; nos persiguen y aguantamos; nos difaman y respondemos con buenos modos; se diría que somos basura del mundo, desecho de la humanidad, y eso hasta el día de hoy». 1 Cor 4, 10-13 «Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que esa fuerza tan extraordinaria es de Dios y no viene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; paseamos continuamente en nuestro cuerpo el suplicio de Jesús, para que también la vida de Jesús se transparente en nuestro cuerpo; es decir, que a nosotros que tenemos la vida, continuamente nos entregan a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se transparente en nuestra carne mortal. Así la muerte, actúa en nosotros y la vida en vosotros. Sin embargo, poseyendo el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel texto de la Escritura: "Creo, por eso hablo", también creemos nosotros y por eso hablamos, sabiendo que aquél que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará a su lado con vosotros. Y todo esto es por vosotros, de suerte que, al extenderse la gracia a más y más gente, multiplique la acción de gracias para gloria de Dios. Por esta razón no nos acobardamos; no, aunque nuestro exterior va decayendo, lo interior se renueva de día en día, porque nuestras penalidades momentáneas y ligeras nos producen una riqueza eterna, una gloria que las sobrepasa desmesuradamente; y nosotros no ponemos la mira en lo que se ve, sino en lo que no sé ve, porque lo que se ve es transitorio y lo que no se ve es eterno». 2 Cor 4, 7-18 52 HIMNOS Te adoramos santo Espíritu de Dios, mientras que con lo mejor de nuestras fuerzas intentamos adivinar quién eres tú para nosotros. Te llamamos con nombres humanos, con palabras humanas, para poder dirigirnos a ti de alguna forma. Abrimos nuestro corazón para acogerte y para entender cómo estás penetrándolo todo aunque invisible. Eres el aire que respiramos y el horizonte que miramos, el espacio que nos ha caído en suerte. Tú eres la luz suave que nos hace atrayentes para los demás. Eres el dedo de Dios con el que como jugando ha ordenado el universo. Eres el amor exquisito con el que Dios nos ha creado a todos. Te rogamos, Espíritu de Dios, que lo has creado todo, que termines en nosotros lo ya empezado; apártanos del mal que podamos hacer, impúlsanos tan sólo hacia el bien, haz que seamos fieles y pacientes, enciende en nuestro corazón la amistad hacia todo lo que vive, danos alegría por todo lo que es humano y bueno. Tú das fuerza a todo lo que vive, tú obras de modo extraño e inexplicable, oculto en lo profundo de cada uno como un fermento, como una semilla de fuego. Tú eres nuestra ansia de vida, el amor que nos hace echar raíces en la tierra y que nos ata a nuestro Dios. Tú nos alientas a llegar hasta el final, dispuestos a soportar lo que sea, esperando siempre como el amor espera. 53 Eres el alma de nuestras oraciones: ¿qué es lo que no podremos esperar de ti? Sabiduría para entendernos unos a otros habilidad para ayudarnos constantemente. Eres el regalo que Dios nos ha hecho: quédate en medio de nosotros y sé Dios en nosotros. TU HABLAS EN EL SILENCIO Tú hablas en el silencio, todas las lenguas te proclaman. Tú eres la verdad de cada palabra, de cada palabra la sustancia y el consuelo que ella nos trae. Todo espíritu abierto te puede entender en su lenguaje y en su vida. Pon en nuestros labios palabras cariñosas y de alivio, haz que respetemos el derecho y la justicia y que anhelemos la nueva creación. Guía nuestro corazón y nuestra fe, haz que dé fruto nuestro cansancio, y danos el pan de tu paz. Tú eres la brisa de la tarde y el sol del mediodía, en ti pronunciamos el nombre de Dios, tú eres el viento que esparce el evangelio allí donde vive un hombre. Todo eso es obra tuya, todo, milagro inspirado por ti cuando hay alguien que experimenta personalmente que Jesucristo está vivo. Y es tu entusiasmo, tu fuerza en nosotros la que hace que le sigamos, que él sea nuestro camino que merece cualquier esfuerzo en esta vida. Danos firmeza para que perseveremos en la fe sin abandonarle nunca aunque no le veamos. Haz que podamos estar siempre buscándole a él, que es nuestro Dios, y nuestro hermano. Te pedimos todo esto tal como somos, caducos e impotentes. Tú eres el espíritu de la vida y nos hace libres; peligroso y torrencial para todos los que se aferran a sus propios bienes como a la propia sangre. 54 Tú eres la promesa, la incertidumbre, eres la pobreza y eres la gracia. Nadie está sin pecado si tú no estás con él; pero contigo llega el perdón de los pecados. De este modo has sido derramado en nuestro mundo, de este modo aún eres enviado hoy a la iglesia, que, huérfana y desvalida, espera de ti un nuevo comienzo. Te rogamos que nos despiertes a la vida como hiciste al principio al alentar al hombre enriqueciéndole con tu gracia, como resucitaste de entre los muertos a Jesús, nuestro hermano. Da nueva vida y plenitud al cuerpo mortal de la iglesia; haz que nos demos cuenta de todo lo que Jesús vivió. Haz de nosotros fuego de tu fuego, luz de tu luz, como en ti es luz Jesucristo, hijo de los hombres, que es luz de la luz eterna y Dios de Dios, hoy y todos los días, hasta la eternidad. 55 LAS LLAMAS DE LA FE Como todos saben, hay en el mundo siete llamas que forman juntas el aire que respiramos y el suelo bajo nuestros pies, todas las cosas en suma. Pero en todo hombre hay también siete llamas, porque todo hombre es un pequeño mundo y precisamente por esto hay siete candelas encendidas en este candelero. La primera es la llama del sol que es la fuente y el guardián de todo, y todos los niños, de algún modo, un poco han nacido del sol y el sol los conserva. La segunda llama es la del lenguaje. Los hombres se buscan con palabras de fuego, y es mejor una lengua ardiente y balbuciente que no una cabeza sabia que calla. La tercera es la llama del entusiasmo. Esta nos enseña a amar, se apodera de nuestro ser, por ella el hombre se hace un alma ardiente, un árbol en llamas que no se consume. La cuarta llama es la del hambre y la sed, según está escrito: el hambre es un fuego que devora las piedras, la sed es un fuego que ningún mar logra extinguir. La quinta llama es Dios que manda sus chispas sobre todo lo que vive en el cielo y en el abismo. La sexta llama es la de la música, que se puede situar en el oído para escuchar, y en la boca para cantar, y en las manos para tocar, y en los pies para danzar. La séptima llama es la de la esperanza que hace de los hombres niños, caballeros andantes y profetas que cantan: setenta veces siete árboles florecerán allí donde habitamos, y la luz refulge sobre el agua. 56 ENVIA TU ESPIRITU Envía tu Espíritu sobre joven y viejo sobre hombre y mujer sobre alto y bajo sobre este y oeste. Derrama tu fuego en el corazón del hombre en la boca del hombre en los ojos del hombre en las manos del hombre. Envía tu Espíritu sobre los que creen sobre los que dudan sobre los que aman sobre los que están solos. Derrama tu fuego en las palabras de los hombres en el silencio de los hombres en el hablar de los hombres en las canciones de los hombres. Envía tu aliento sobre los que construyen el futuro sobre los que conservan los valores sobre los que protegen la vida sobre los que crean belleza. Envía tu Espíritu sobre las casas de las familias sobre las ciudades de los hombres y mujeres sobre el mundo entero sobre todos los seres humanos de buena voluntad. Aquí y ahora sobre nosotros derrama tu Espíritu y que esté con nosotros para siempre. 57 PRECES Celebremos la gloria de Dios quien, al llegar a su término en Pentecostés los cincuenta días de Pascua, llenó a los Apóstoles del Espíritu Santo, y, con ánimo gozoso y confiado, supliquémosle diciendo: Envía tu Espíritu, Señor, y renueva el mundo • Tú, que al comienzo de los tiempos creaste el cielo y la tierra y al llegar la etapa final de la historia quisiste que Cristo fuera cabeza de toda la creación. Por tu Espíritu renueva la faz de la tierra y conduce a los hombres a la salvación. • Tú que soplaste el aliento de vida en el rostro de Adán, envía tu Espíritu a la Iglesia, para que, vivificada y rejuvenecida, comunique tu vida al mundo. • Ilumina a todos los hombres con la luz de tu Espíritu y disipa las tinieblas de nuestro mundo, para que el odio se convierta en amor, el sufrimiento en gozo y la guerra en paz. • Fecunda el mundo con tu Espíritu, agua viva que mana de Cristo, para que la tierra entera se vea libre de todo mal. • Tú, que por obra del Espíritu Santo conduces sin cesar a los hombres a la vida eterna, dígnate llevar, por este mismo Espíritu, a los difuntos al gozo eterno de su presencia. 58 6. Imágenes 59 60