accionar de las fuerzas represivas de batista ante la lucha

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 abril- mayo- junio, 2009
ACCIONAR DE LAS FUERZAS REPRESIVAS DE BATISTA ANTE LA
LUCHA REVOLUCIONARIA (1952 – 1958)
Marilú Uralde Cancio
Una nota ale ccionadora sobre la actividad de las fue rzas represivas en la dé cada
de l 50 es muy ne cesaria e n estos momentos. A pesar de lo que se ha publicado
sobre la repre sión desatada por la tiranía batistiana contra todo brote de
descontento u oposición, existe un amplio espacio no inve stigado desde Cuba, y
muchos de los libros y artículos publicados en el ex te rior, requie re n con la mayor
urgencia, de su ade cuada refutación, pre cisión o puntualización.
Como ocurre con tanta fre cuencia durante los alzamientos políticos violentos,
cada lado estira los he chos para hace r sus argumentos más convincentes. La
mentira y la de sinformación puede n se r armas pode rosas en una lucha política.
El 10 de marzo de 1952 el pueblo de C uba comenzaría a vivir una de las e tapas
más difícile s de la República neocolonial, ex tendida a casi sie te a ños de lucha y
enfrentam iento a la más sanguinaria y crue l tiranía sufrida por el país, una de
las más repulsiva y bárbara de la historia ame ricana.
El gene ral Fulgencio Batista Zaldívar, con su desmedida ambición de pode r y
disposición plena y se rvil a los inte reses de la Casa Blanca regresaba para
estable ce r un fé rre o y tiránico régimen. Desde e l año 1933 hizo de las Fue rzas
Armadas una prioridad principal, siempre e n cada propuesta apa re ce la
consolidación de su pode r dentro de la institución m ilitar, una forma de
adoquinar su pe rpe tuidad.
Para aplicar e sta política creó, pe rfe ccionó y reorganizó un aparato represivo en
función de aplastar toda oposición posible , una de las fue rzas más corruptas y
crim inales que haya conocido la República. Se articularon dentro de l Ejé rcito, la
Policía y la Marina: el Se rvicio de Intelige ncia Milita r, e l Buró de Investigaciones,
e l Buró Represivo de Actividade s Comunistas, el Comité Investigador de
Actividades Comunistas, la Policía Se cre ta, la Policía Judicial, el Se rvicio de
Inte ligencia Naval, el Departamento de Investigaciones de la Policía Nacional,
entre otros. Así como, grupos param ilitares, por ejemplo los Tigre s de
Masfe rre r.
El e jé rcito represe ntaba el principal instrumento coe rcitivo en campos y
ciudades, pe ro no es m i intención e n este espacio refe rirme dire ctamente a esta
fue rza sino a algunos de sus se rvicios.
Servicio de Inteligencia Militar. SIM
El SIM fue creado por e l De cre to Ley No 671, del 13 de noviembre de 1934, su
sede principal estaba e n Columbia y se encontraba subordinado dire ctamente al
Cuarte l Ge ne ral de l Ejé rcito y tendría como función espe cial la de informar
confidencialmente al refe rido organismo de todos aque llos se rvicios
22 estre chamente re laciona dos con la Seguridad de l Estado y de las Instituciones
públicas, cuya de fensa y prote cción estaban encomendadas al Ejé rcito.
Tenía un carácte r se cre to o confidencial, y sus miembros actuaban de acue rdo
con las órdene s e instrucciones que re cibían por conducto del C uarte l Gene ral
de l Ejé rcito y poste riormente por el Estado Mayor del Ejé rcito.
En sus inicios pe rseguía mante ne r la vigilancia inte rna en e l e jé rcito, más tarde
ex tende ría su trabajo a la vida civil. Contó con la asesoría yanqui oficialmente a
partir del año 1951, lo cual de te rminó cie rto avance y desarrollo. El 13 de Mayo
de 1952, por la orden Militar
N° 91, se hallaban prestando se rvicios en el Ejé rcito. Sus m iembros civiles y
militares actuaban a los e fe ctos legales como “policías judiciales” y mantenían
constantemente informado al Pre sidente de la República sobre la situación en las
Fue rzas Armadas y en e l país. En todas las provincias se crearon dependencias
que respondían al organismo central, e l Se rvicio de Intelige ncia Regimental.
Fue una de las pre staciones más utilizadas por e l gobie rno para la represión.
Sus m iembros e ran se le ccionados y gozaban de la confianza de Batista, al
ex tremo de que su guardia pe rsonal, por plantilla e ran m iembros de l citado
cue rpo. Este colocó allí a su gente de confianza y re compe nsó a quienes lo
había n a yudado a lle gar a Columbia e n 1952.
Buró Represivo de A ctividades Comunistas. BRA C
Luego de los suce sos ocurridos e l 26 de julio de 1953 e n las ciudades de
Santiago de Cuba y Bayamo y en e l contex to de la convulsa situación nacional
que vivía e l pa ís, e l 27 de noviembre de 1953 fue dictado e l de cre to No. 1170, e l
cual e stable cía ilegal al Partido Socialista y anunciaba la creación de l Buró
Repre sivo de Actividades Comunistas (BR AC ). Pe ro no apa re ce oficialmente en
algunos documentos emitidos por e l Estado Mayor de l Ejé rcito y otras fuentes
hasta e l 3 de mayo de 1955.
Los ante cedentes de este se rvicio hay que buscarlo en el año 1942 -el 21 de
Marzo, en plena gue rra mundial-, cuando se creó e l Se rvicio de Inve stigación de
las Actividades Enem igas, que fue organizado para coope ra r e n la de fensa
continental y para pre venir actividade s contrarias a los regímenes democráticos
por nacionales o ex tranje ros.
Este órgano represivo y de inte ligencia fue ubicado dentro de l Ministe rio de
Gobe rnación, con carácte r pe rmanente , asesora do por dicho m iniste rio en las
labores oficiales de inve stigación y represión de l comunismo inte rnacional.
Se espe cializó en formas, mé todos y proce dim ientos sutiles y me zquinos que
introduje ron en las instituciones o depende ncias de l estado, en las provincias o
municipios; en organismos autónomos, e n las corporaciones e conóm icas o
instituciones de créditos públicos y privados, organizaciones obre ras y empresas
cuyas actividades por su im portancia, trascendían al inte ré s público, tale s como
radio, te le visión, publicaciones y propaganda.
Los m iembros de este se rvicio tenían la facultad de propone r a los funcionarios
las medidas a adoptar como resultado de las inve stigaciones practicadas. Una de
las dire cciones del trabajo estuvo dirigida a que las autoridades civile s, los
23 cue rpos de seguridad y fue rzas armadas, en gene ra l e staban obligados a pone r
en conocim iento de l BR AC todo he cho, actuación o ante cedentes del cual
tuvie ran noticias en re lación con actividades comunistas.
En todas las provincias se crearon agencias de l BR AC que a la vez tenían
age nte s en los distintos regimie ntos de la Guardia Rural, con la finalidad de
trasm itir toda la información al Ó rgano Ce ntral.
En e l trabajo desple gado e stable cie ron nivele s de prioridad de ntro de la
oposición: prime ro los comunistas, contra quienes dictaron m iles de
investigacione s e hicie ron re cae r la responsabilidad de cualquie r movim iento
huelguístico o manifestación de protesta; e n se gundo lugar los auté nticos, ya
fue ran insurre ccionalistas o abstencionistas y por último, los ortodoxos.
Un lugar fundamental, y muy ce rcano al de los comunistas ocupaban estudiantes
y moncadistas, e n lo refe rente a la prioridad contra estos últimos y con más saña
luego de la amnistía, desataron una fe roz pe rse cución y trataron de involucrarlos
con o sin elementos, en toda actividad oposicionistas, constituyendo en resumen,
e l obje tivo prioridad de las fue rzas repre sivas y los se rvicios de inte ligencia.
Son realmente impre sionantes los datos encontrados en los archivos del BR AC y
de l SIM relacionados con estas organizaciones, de quiene s apa re cen inventa rios
por provincias, m unicipios, barrios y e n ocasiones hasta de las cuadras donde
residían y de sus actividades laborales, re laciones, caracte rísticas de la fam ilia
y planes de trabajo a cumplir por orie ntación de la máxima dire cción de l partido.
El BR AC con a yuda de l BI llegó a confe cciona r una ficha de cada m ilitante y
procesó, estudió y divulgó, e n e l mayor se cre to, entre todos los mandos
militares, sus documentos y dire ctivas.
Conocían cuando se
reunía e l Comité Nacional y las organizaciones
provinciales, que tra taba n y lo que se proponían rea liza r, a sí como informa ciones
re fe ridas a la actividad de l partido con los trabajadores no afiliados, la C TC
oficialista y hasta en que lugares promovían paros, protestas o hue lgas.
De esta sistemática y constante actividad de l BR AC , fre cue ntemente realizaban
de tenciones, de cre taban e l estado de ale rta pa ra las fue rzas de l orden público y
de la Guardia Rural y sele ccionaban soldados con algún conocimie nto en
actividades re lacionadas con los fe rrocarriles y e l tra nsporte urbano para
utilizarlos como rompe hue lgas.
Infiltró a sus de latores e informante s e ntre las filas de l estudiantado y e n cuanta
organización ex istía, trató de sobornar a sus dirigente s sobre todo a los de la
Unive rsidad de La Habana, quienes re cibie ron constantes allanam ientos,
de tenciones y torturas.
De e stos años de tiranía batistiana bastaba que una pe rsona tuvie ra re laciones
de am istad o fam iliares con cualquie r individuo que m ilitara o simpatizara con
organizaciones, partidos o movim ientos opositore s para que fue ra investigada,
de tenida y hasta torturada; además de se r fichada para e l re sto de su vida.
En los casos que pudo, encarceló, torturó y asesinó valiéndose de la Policía
Nacional y de l SIM, entre cuyos cue rpos desarrolló un gran inte rcambio de
información.
24 Entre los Vicepre sidentes de l BR AC Martín Díaz Tamayo, Aquilino Gue rra
González y Leopoldo Pé rez Coujil, se consolidó una maldad insostenible; se
desató una de las más despiadadas represiones contra el pue blo cubano, e je rcida
a través de algunos age ntes como los corone les Lutgardo Martín Pe réz,
Conrrado Carratalá y e l ge ne ral Rafael Salas Cañizares.
Uno de los hombres más sinie stros de l BR AC fue e l Je fe de Ope raciones Castaño,
a quien se le radicó causa por asesinato, maltrato, torturas, violación y robo, y
fue conde nado a mue rte en la Causa No. 75 en e l año 1959. De claró cínicamente
en e l juicio: “Yo no servía al régimen del dictador Batista, sólo perseguía la
infiltración soviética en mi país.”
Para la pre pa ra ción de los m iembros de l BR AC, e l gobie rno re cibió apoyo de
EE.UU. El Dire ctor de la CIA, Allan Dulles, envió al máx imo jefe m ilitar una
carta con fe cha 15 de julio de 1955, en la que expresaba su complacencia por la
creación de dicha organización y la autorización para que la CIA prestara
asistencia en el adiestram iento de algunos oficiales.
La creación por el Gobierno cubano del “Buró de Represión de Actividades
Comunistas” es un gran paso adelante en la causa de la Libertad. Me siento
honrado que su gobierno haya acordado el permitir a esta Agencia, la asistencia
en el adiestramiento de algunos de los oficiales de esta importante organización.
Tengo entendido que el general Martín Díaz Tamayo dirigirá las actividades del
BRAC y será responsable de su organización. En este caso me gustaría sugerir
que pudiera ser conveniente al General Díaz Tamayo venir a Washington en un
futuro cercano, de tal manera, que nosotros pudiéramos discutir con él algunas
de las técnicas usadas para combatir las actividades del Comunismo
Internacional. Estoy seguro que sería útil intercambiar opiniones con el General
Díaz Tamayo, como un adelanto al grupo de sus subordinados, que vendrán aquí
para entrenarse. El material que ofreceremos al General puede ser una
considerable ayuda en su tarea de organizar el BRAC, y para indicarle el tipo de
oficial
que
el
debe
seleccionar
para
el
entre namiento.
…yo le sugeriré, si le es aceptable a Ud. y a su gobierno, que extienda una
invitación en mi nombre, al General Díaz Tamayo para venir a Washington por
aproximadamente dos semanas, preferiblemente comenzando el lro.de agosto.
El Buró de Investigaciones. BI
Los m iembros del Buró de Inve stigaciones trabajaban dire ctamente con el SIM
y con el BR AC, algunos de sus agentes resultaron se r uno de los principales
emisarios del ve jamen y la represión en la dé cada de l 50.
Según testimonios de Mario Enriquez Lave rde , m iembro de l PSP infiltrado en e l
buro de investigaciones, que apare cen e n el Libro Un topo Rojo en el Buró de
Investigaciones de Luis Adrián Be tancourt, La Habana, 2006: “en esta fuerza
había de todo, militares de vergüenza, profesionales decentes, cuidadosos de
ciertos principios, personas que se ganaban la vida como policías, abusadores y
corruptos, capaces de cometer los crímenes mas monstruosos”
En e l Buró funcionaban varios departamentos, e l Confidencial Uno, e l
Confidencial 3 que se dedicaba a inte rvenir los te léfonos de aque llas pe rsonas
conside radas sospe chosas; Homicidios, un grupo de dicado a los tribunales
corre ccionales; De partamento de ex tranje ría; los narcóticos; Drogas; Robos y
25 juegos.
El De partamento Confide ncial Uno, estuvo dirigido en dife re nte s e tapas por: Juan
Caste llanos, Mariano Fage t y e l Comandante Ricardo Medina Barrios,
respe ctivamente . La importancia de l mismo de te rminaba que e l je fe de e ste e ra
a su vez la segunda figura e n e l cue rpo. En varios documentos emitidos de sde e l
Buró de inve stigaciones apare cen órde nes como la siguiente : “Qué hagan el
interrogatorio, fuerte, duro y sin contemplaciones.”
En los locale s de l Buró de investigaciones se encontraron los prime ros e quipos
e le ctrónicos para torturas, que fue ron aplicados a los re volucionarios, y que
alcanzarían gran uso y desarrollo en los pa íses latinoame rica nos, despué s de l
triunfo re volucionario en 1959.
Dentro de las fue rzas represivas ocupó un lugar importante el "Grupo Espe cial
Repre sivo",
dirigido
por
Esteban
Ventura
Novo.
Ventura Novo no integró el grupo conspirativo de ntro de la policía que dirigía e l
teniente de la motorizada Rafae l Salas Cañizare s. Sin embargo, desde su cargo
en la Segunda Estación apoyó e l golpe castre nse y preparó ambiciosos planes,
pues la naturaleza de los golpistas y sus instintos criminales tenían bastante en
común.
El Jefe de la Policía creó un "Grupo Espe cial Represivo", que tenía como sede la
Segunda Estación de la Policía, y sitúa como jefe al pinareño Ve ntura Novo. El 12
Julio de 1956 e s ascendido a capitán y en ene ro de 1957 lo designan je fe de la 5
estación. En septiembre de 1957 lo ele van al grado de comandante, y e l 30 de l
propio mes lo nombran jefe de l III Distrito policiaco, que comprendía las
estacione s 8, 9, Y 10. La dé cima estación de la policía se convirtió en laboratorio
de l crimen y re presentaba la unidad básica de la repre sión contra la población en
ge ne ral.
La carre ra me teórica de Ventura, lo lle vó a jefe de un distrito m ilitar donde
de tuvo, torturó, asesinó y robó cuanto quiso y pudo; e scogió y se rodeó para
esta tarea de e lementos sin escrúpulos que re clutó de la Se gunda Estación y de
otras unidades; utilizó también con habilidad, a varios traidores del movim iento
re volucionario.
Según Lave rde : “Ventura, recurrió al crimen, la trampa y el abuso y ese fue el
principio de su conocida carrera criminal y de sus persecuciones despiadadas
contra revolucionarios en toda La Habana y el país, cuando se percató que esa
era la mejor vía para ganar méritos ante Batista, se volvió implacable.”
Algo sim ilar ocurrió con e l Se rvicio de Inte ligencia Naval, que te nía sus oficinas
de ntro de l Estado Mayor de la Marina de Gue rra, su je fe Julio Ste lio Laurent, una
ex cepción en la Marina, Laurent fue e l responsable de torturar y asesinar a
muchos implicados e n e l Levantamiento de l 5 de septiembre de 1957 y coope ró
con Ventura para desapare ce r a un núme ro inde te rm inado de re volucionarios.
Antes de concluir quisie ra hace r refe rencia a un aspe cto muy sensible, me refie ro
a los cubanos caídos durante la tiranía batistiana. La historiografía ha tocado
este aspe cto con alguna regularidad, sin embargo desde hace unos años, se
insiste marcadamente e n dar cifras sobre los caídos durante e sta ne fasta e tapa
para la historia de Cuba, sin e l respaldo documental reque rido y ne cesario. En
ge ne ral e l lenguaje y e l tono pa re cen asépticos, donde no se toma posición de
condena frente a tan crue l represión y tiene como obje tivo dar una imagen
26 edulcorada de Fulgencio Batista Zaldivar. Por solo mencionar dos ejemplos
tenemos los artículos de Armando M. Lago “El fraude de los 20 m il mue rtos de
Batista” y de Rafae l Rojas “La cuenta de los mue rtos”.
Sobre el artículo “La cuenta de los mue rtos”: el autor infie re que como parte de
un abarcador estudio “Registro de la Memoria C ubana” se encontraba realizando
un censo de las mue rtes ocurridas en Cuba por motivos políticos y militares
durante e l proceso re volucionario cubano. En este caso haremos re fe rencia
espe cíficamente a lo que llama e tapa insurre cciona l comenzada e l 10 de marzo
de 1952, día de l golpe de Estado dirigido por Batista y finalizada e l 31 de
diciembre de 1958.
La m uestra más que un censo, es un listado de caídos o mue rtos, dentro y fue ra
de C uba, a partir de fuentes historiográficas de dife rente procedencia y
clasificación, obviando la consulta de fue ntes documentales, y e studios de
campo. En varias ocasiones e l autor cita que son los caídos en Cuba, pe ro
de ntro de las cifras apare cen dese rtores gue rrille ros e je cutados en México por
fue rzas gue rrille ras o anti- batistianas.
Independie nte mente que el autor señala que incorporó todas las fuentes que se
conocen, y que no por eso es totalmente exhaustiva, realmente hay un núme ro
conside rable de mue rtes no reportadas que no apa re ce n en e l “ce nso”,
fundamentalmente las ocasionadas dentro de la población civil y en la lucha
clandestina. Es muy prematuro en e ste tipo de estudios hace r conclusiones sin
realizar un estudio de campo, consultar los ce rtificados de Defunción, los partes
de gue rra, registros de ente rramie ntos, radiogramas oficiales, partes de la
se cción de ope raciones, registro ge ne ral de de funciones ubicado e n e l cuarte l
Cabo Parrado, ce rtificados del registro civil, e tc.
Con relación al llamado “Fraude de Bohem ia”: “Más de veinte mil muertos arroja
el trágico balance del régimen de Batista” opino que más que un fraude en
cifras, se que ría dar la imagen de un pueblo vilmente torturado. Ese es e l pe rfil
de las cifras que apa re ce n en el tex to, pues no solamente encontramos ejemplos
de ase sinatos, sino tambié n e jemplos de mue rtos entre e l Ejé rcito, la Policía y la
Marina, he ridos por pe tardo, de bala, agresione s, golpes, maltratos y se cuestros,
pe rsonas brutalmente golpeadas, maltratos a re clusos, torturas, explosiones,
disturbios, explosiones de granadas, desapa re cidos. Mue rtos a ccide nta lmente y
otros que se desconoce la causa de l de ceso.
Es conocido y divulgado por la historiografía que las fue rzas represivas de la
tiranía pa ra sostene r el pode r orde naron varios crímenes como los ocurridos en
e l Moncada, Goicuría, Desembarco de l Granma, Corintya, Pascuas Sangrientas,
Humbolt 7, 30 de noviembre , 13 de marzo, Embajada de Haití, hue lga de l 9 de
abril, 5 de septiembre, masacre de Cabaña, Pino 3 y otros. Muchos datos
escapan de la ce rteza histórica, pe ro nunca de jara de se r una lista tenebrosa de
todas y cada una de sus victimas. La represión en la Isla alcanzaba una
intensidad insólita donde soldados, marinos, policías, agentes de varios se rvicios
espe ciales, y ce nte nares de colaboradores se cre tos (Chivatos) vigilaban,
ace chaban y patrullan cada una de nuestras ciudades.
Los registros, de tenciones, torturas y asesinatos se convirtie ron en sucesos
cotidianos.
A la hora de la llamada responsabilidad creo que es impre scindible mante ne r la
27 triada Ejé rcito, Policía y Marina y se deben incluir algunos grupos e individuos
que ope ra ron como fue rzas param ilitares. Como el autor confirma e n sus
conclusiones, realmente la desproporción de asesinatos por parte de e jé rcito con
re lación a la gue rrilla lo hace responsable de un mayor núme ro de victimas. Esta
desproporción e s válida también para los caídos e n combate .
El artículo de Bohemia pudo habe r tenido su inte nción, se multiplicaron los
caídos, pe ro más que una cifra es la caracte riza ción de una e tapa por donde
corrie ron torrentes de sangre que provocaron días de luto, tanto en e l pueblo
como en los propios m ilitare s.
Desde e l 10 de marzo algunos miembros de las fue rzas armadas y fue rzas para
militares tomaron e l asunto de la llamada disciplina de masas en sus manos.
Los cue rpos acribillados a balazos de oponentes políticos comenzaron a apa re ce r
en lotes de te rreno de sie rtos en y los alrededores de La Habana. Era claramente
un mensaje de te rror dirigido a los oponentes del gobie rno. Esta espe cie de
profanación se convirtió e n una marca de l régimen de Batista bajo ex trema
pre sión, y la táctica fue empleada hasta e l fin de batistato, cuando el movim iento
re volucionario contra el gobie rno de Batista ganó ímpe tu. Batista no pudo estar
vinculado dire ctamente a la mue rte de todos los opone ntes políticos; sin
embargo, la marca, bajo su dire cción, es inequívoca.
En ene ro de 1959 los torturadore s y asesinos que engendró la tiranía batistiana
encontraron su fin. El pue blo de Cuba nunca olvidará a aquellos que izaron la
bande ra de la lucha re volucionaria, a los que se inmolaron por e l ideal
indepe ndentista, y por siempre odiará a esa mafia vestida de amarillo, blanco y
azul.
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