LOS OBJETIVOS DE LA UNCIÓN

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LOS OBJETIVOS DE LA UNCIÓN
INTRODUCCIÓN
Los objetivos de la unción van más allá de solamente traer la llenura del Espíritu Santo. Tiene
metas más sublimes y elevadas: rompe cadenas, libera, alivia.
Implica responsabilidades y demandas de parte de Dios para nosotros.
Jesús fue ungido con el poder del Espíritu Santo, luego de su bautismo en las aguas en del
Jordán y siendo maestro y señor, uno con el Padre, se sujetaba al Espíritu Santo, tal ejemplo
debemos seguir nosotros cuerpo de Cristo.
Nosotros tenemos la presencia del Espíritu Santo, poder de lo alto el cual nos fue enviado
desde el Padre. Sin embargo, no es solamente un auxilio en la lucha terrenal, sino que nos
trae compromisos para con Dios.
DESARROLLO
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los
pobres, me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista
a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año favorable del
Señor. Lc 4:18
1.
El objetivo del Espíritu Santo:
Muchas son las labores que el Espíritu Santo realiza en nosotros: nos conduce a toda verdad,
nos enseña, habita en nosotros, recuerda las enseñanzas de Cristo Jn 16:13. Sin embargo,
como objetivo principal se sugiere uno, aquel que consiste en formar o reproducir la imagen
del Hijo de Dios en nosotros Rm 8:29; 2 Cor 3:18, esto es, desarrollar a Cristo en nuestra
vida.
De allí que debemos notar, que si primeramente no tenemos una visita del Espíritu Santo, es
imposible que Jesús se desarrolle en nosotros.
Como ejemplo podemos ver:
A María la tuvo que visitar primero el Espíritu Santo para que Jesús pudiera ser en ella. Si
el Espíritu Santo no visita a María, Jesús no hubiera podido estar en ella. Aquel que
quiere tener a Jesús por dentro, desarrollándose, tiene que tener contacto con el Espíritu
Santo, debe ser un ungido.
Sin la unción es imposible tener a Cristo desarrollándose en cada uno. No hay forma
humana para lograr esto, debe ser mediante la unción del Espíritu Santo.
2.
La unción de Dios:
Cristo Jesús recibió la unción de Dios en el Jordán e inició su ministerio. Esto porque recibió
del Espíritu Santo, la unción, esto es la capacidad o poder venido de parte de Dios, para
realizar los prodigios y milagros que Dios quería que Él realizara. Jesús era el Ungido de Dios,
ese es el significado del nombre Cristo.
De esa manera, también nosotros somos ungidos de Dios cuando nos bautiza el Espíritu
Santo. Esa unción o poder que nos es dado tiene objetivos de Dios para nosotros.
Notemos que con sólo ver a María, quien llevaba ya en su vientre al Salvador del mundo,
Isabel y Juan se llenaron de la unción Lc 1:40. Fueron tocados por la unción.
3.
El ungido provoca:
Isabel le dijo Señor al que todavía no había nacido Lc 1:43, era un feto en el vientre de su
madre. En María ya se estaba desarrollando Jesús, el Espíritu Santo ya la había visitado, y lo
primero que María hace es visitar a su familiar. De allí que podamos pensar, que una de las
actividades de los ungidos del Espíritu Santo, es visitar a sus familiares y provocar con la
unción que ellos reconozcan como Señor a Jesús.
4.
El ungido no habla de sí mismo:
María no habló nada de ella, sino habló del Señor, le dio gloria Lc 1:46-55, no discutió vanas
cosas. Entonces, su prima Isabel sintió la unción. A algunos no les creen, porque no tienen
unción o bien la pierden. Los ungidos buscan glorificar a Dios, se humillan, encuentran gracia
y como resultado, Dios recibe gloria y sus obras se cumplen.
5.
El ungido se enfrenta a problemas:
A Jesús pequeño no lo buscaban para matarlo, causaba admiración entre los oyentes, solo
hablaba teoría. No hacía señales, no estaba ungido aún, tenía el Espíritu Santo pero no se
manifestaba. Sin embargo, crecía en estatura, gracia y sabiduría Lc 2:52.
Jesús ya desarrollado y en el poder del Espíritu, decía la verdad y los religiosos de su época lo
buscaban para matarlo Jn 11:47-53. Hacía grandes señales y prodigios que no podían negar y
los confrontaba con la verdad de Dios, una de las señales del avivamiento. De allí que los
religiosos que no tienen a Cristo vivo en su corazón, ni al Espíritu Santo, no soportan las
señales del avivamiento.
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6.
Dios se complace en sus ungidos:
El Jesús maduro quiere cumplir toda justicia, entonces el Padre Celestial le envía la fuerza de
lo alto. El Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corpórea como paloma Mt 3:16. Aquí
el Padre mostró su complacencia en El, antes no.
7.
Los ungidos maduros son vencedores:
Lo llevó el Espíritu Santo al desierto para ser tentado Mt 4:1-10 y no cayó, venció al diablo,
ya era un Jesús maduro, pero iba en el poder del Espíritu Santo.
8.
La Palabra confirma la unción y la direcciona:
Entonces entra en la sinagoga y lee: El Espíritu de Jehová está sobre mí; la Palabra le estaba
confirmando la unción; Palabra sin unción no está completa. Entonces notamos los objetivos
de la unción que le fueron dados:
Predicar la buena nueva.
Libertar.
Sanar.
Anunciar el año favorable.
Entonces cerró el rollo y habló, ministró. Jesús maduro lo hizo, estaba ungido.
9.
La unción no fue solamente para emborrachar:
La provocación de signos visibles de la presencia del Espíritu Santo en nosotros,
emborrachamiento, risa, llanto, éxtasis, no es el objetivo de la unción solamente. Sino que
la misma tiene que ver con la misión que Dios quiere que realicemos para Él. Por ejemplo, la
unción que recibió Jesús le capacitaba para llevar a cabo la misión de la salvación de la
humanidad perdida.
10.
La unción nos hace pescadores:
En el caso nuestro recibimos unción que nos capacita para ser testigos de su obra y
portadores de la buena nueva.
Notemos que en el capítulo 1 del libro de los Hechos y versículo 8, Jesús resucitado anuncia
a los discípulos su próxima misión:
Recibir poder: esto es primero, la fuerza necesaria para realizar una función.
Ser testigos de El: esto es testificar de la obra salvadora realizada por Cristo Jesús.
En Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra: establece el orden en la realización de
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la obra del anuncio de la salvación, la buena nueva del evangelio. Primero Judea, los
íntimos, parientes cercanos. Samaria, personas que nos rodean; y los confines, todo aquel
que no tenga a Jesús. En los Hechos de los Apóstoles notamos que en esa forma se inició
la evangelización: primero los de Judea, luego Samaria y posteriormente el resto de la
tierra conocida. Se sugiere también de esa manera la forma como nosotros debemos
realizar la obra de la evangelización: primero los familiares, luego las personas que nos
rodean y finalmente todos aquellos que nos puedan oír.
Al recibir la unción, automáticamente debemos ser testigos de la salvación que se encuentra
en Jesús. Notemos que Pedro, después de recibir la unción del Espíritu Santo, lo primero que
hizo fue predicar el Evangelio Hch 2:14, salvando almas.
11.
El ungido siente amor por otros:
Cuando alguien es ungido, automáticamente siente la necesidad que tienen los demás de
recibir la buena nueva, el evangelio salvador en Cristo Jesús y quiere hacer a los demás
partícipes también de lo mismo: recibir el evangelio, sanidad de corazón, libertad, vista
espiritual, liberación y certeza en la gracia y misericordia de Dios.
12.
Conservando el avivamiento:
El avivamiento se puede ir de las iglesias porque únicamente se quedan con la borrachera,
esto es, las manifestaciones de la unción del Espíritu Santo. Notemos que en Pentecostés
Hch 2:1-4, la gente del lugar pensaba que estaban borrachos. Pedro lo primero que hizo al
ver la muchedumbre que los observaba, fue predicarles el evangelio, nunca antes lo había
hecho con unción personal. Como resultado ese día, tres mil almas fueron pescadas, Pedro
en adelante con la unción cumpliría con la misión que le anunció Jesús: ser pescador de
hombres.
La iglesia que quiere conservar el avivamiento debe evangelizar, el poder de Dios viene para
proclamar la buena nueva.
13.
El avivamiento atrae:
El Espíritu Santo se encarga de publicitar su presencia de poder en una determinada
congregación, tiene sus propios medios que son fuera de lo común. Su objetivo es convocar
para que se reúnan en un lugar muchísimas almas para que escuchen el mensaje de
salvación. Por ejemplo:
En Pentecostés, ruido atronador, lenguas de fuego, lenguaje que todos entendían no
obstante ser de diferente idioma, emborrachamiento, alabanza para Dios Hch. 2:2-12.
En Samaria, Felipe hacía muchos prodigios y milagros Hch 8:5-6.
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14.
La unción capacita:
Notemos que Jesús resucitado ya no evangelizó a nadie, no predicó más el mensaje de
salvación, sino que delegó a sus discípulos Mt 28:19. De esa manera, es el cuerpo de Cristo
el encargado, mediante el Espíritu Santo de proclamar la buena nueva, el evangelio en el
mundo. O sea, continúa el cuerpo de Cristo, la obra que fue comenzada por el Señor Jesús.
CONCLUSIONES
La unción de Dios, su presencia y poder manifiestos en nuestra vida mediante el Espíritu
Santo, con señales externas e internas, esencialmente nos es dada para cumplir los
planes que Dios tiene para nosotros en lo personal y en la edificación de su Cuerpo.
Dios se complace en sus ungidos, los cuales le dan la gloria, conducen a otros al camino,
a Cristo; pero también enfrentan problemas, luchan con el diablo y lo vencen.
El avivamiento llama la atención de los demás y atrae, entonces la iglesia debe ganar
almas. La congregación que se queda solamente con las manifestaciones externas, corre
el riesgo de perder el avivamiento.
La unción traslada a la iglesia la función de Jesús, la evangelización de todas las gentes,
capacitando para el cumplimiento de la gran comisión.
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