Diálogo y pistola

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Diálogo y pistola
Escrito por Fernando Luis Egaña
Al notorio Reichsmarschall del nazismo, Hermann Goering, se le atribuye una frase siniestra:
"cuando oigo la palabra cultura saco mi pistola". Cambiando lo cambiable, algo parecido se les
podría aplicar a los jerarcas del Gobierno bolivariano cuando oyen la palabra "diálogo"....
Así por ejemplo, el ministro de Educación, Héctor Navarro, casi se ofende cuando algún
periodista le pregunta si se va a tomar la molestia de dialogar con los representantes de la
educación privada, en materias, por lo demás, nada ajenas al proceso educativo nacional. El
madrugonazo de la Ley Orgánica de Educación rinde cuenta de ello.
Y qué decir del director encargado de Conatel, Diosdado Cabello, que se ufana de no sentarse
en la misma mesa con los directivos de la Cámara Venezolana de la Radiodifusión, a los que
encima de cerrarles las emisoras, los califica de oligarcas contra-revolucionarios, y los
amenaza con dejarlos en la calle.
Y este mismo funcionario, ahora en sus funciones de Ministro de Obras Públicas y Vivienda,
también se jacta de no dialogar con los miembros de la Cámara de la Construcción, más o
menos por las mismas razones.
Otro tanto alega el presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, cuando proclama que no negociará
contratos colectivos con sindicatos que no sean probadamente rojo-rojitos. No le importa la
ilegalidad de semejante arrogancia, porque él se siente por encima de la Ley y tan sólo por
debajo de su comandante en jefe.
El ministro-presidente de la CVG, Rodolfo Sanz, tampoco se digna a conversar con los
sindicatos de Guayana, salvo los que porten la boinacolorá. El ministro de Comercio, Eduardo
Samán, considera irrelevante dialogar con las asociaciones comerciales; y el de Salud no se le
ocurre convocar una reunión con los dirigentes del gremio médico.
El alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, se enfada cada vez que le
recuerdan su obligación legal de asistir al Consejo Metropolitano de Gobierno. Y las
autoridades nacionales en los estados que tienen a un gobernador independiente, hacen todo
lo que pueden para sabotear su gestión. Mucho más que ignorarlos los atacan por todos los
flancos.
Y ni hablar de los diputados de la Asamblea Nacional, que aprueban --o más bien "tramitan"-proyectos de ley, ignorando de manera expresa las peticiones de participación que formulan las
más variadas instancias y organismos del país. Si acaso, una que otra reunioncita para
sustanciar el latiguillo de que se trata de "una ley consultada con todo el mundo".
Pero el que más se parece a Herr Goering es el señor Chávez. Divide a los venezolanos entre
leales y enemigos. Con los primeros no dialoga sino que les ordena, y a los segundos les saca
la pistola nada metafórica de la "revolución armada" cuando el conflicto político clama por un
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Escrito por Fernando Luis Egaña
diálogo nacional.
Y después se quejan de que los comparen con lo peor de la historia.
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