La lírica romántica: Gustavo Adolfo Bécquer

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La lírica romántica: Gustavo Adolfo Bécquer
TEMA 2. LÍRICA ROMÁNTICA. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
1.- INTRODUCCIÓN.
Se conoce con el término Romanticismo el movimiento cultural que se opone a
los principios característicos de la Ilustración y que es resultado de la profunda crisis
social e ideológica de un mundo en acelerado cambio.
a) Crisis en lo social y lo político: protesta contra el mundo de la burguesía y el poder
que alcanzó. El hombre romántico está disconforme con los graves problemas
políticos, se halla perdido y angustiado en una sociedad que no le satisface.
b) Crisis en lo ideológico: aparece por una crisis del Racionalismo del siglo anterior,
reacción contra el imperio de la Razón y surge el espíritu, el poder creador.
Reclaman el derecho a la imaginación, el sentimiento y la pasión.
c) Crisis en lo estético: el autor romántico no quiere los cánones y reglas que se
impusieron en el racionalismo de la Ilustración, nada puede limitar, contener o
reprimir el espíritu. No se busca el orden y el equilibrio, sino la fuerza sentimental y
la intensidad expresiva, apareciendo lo irracional y lo misterioso. Por encima de
todo, está el “yo” creador y su libertad de creación.
El Romanticismo representa el inicio de la modernidad. Se inicia en Inglaterra a
mediados del S. XVIII con los Night Thoughts de Young, cuya obra contiene los
conceptos clave del Romanticismo y fue decisiva en la orientación de las nuevas ideas.
Young apostó por la imaginación, la melancolía, la soledad, la fugacidad de la vida y el
gusto por los escenarios sombríos. El Romanticismo se desarrolla en Europa en la
primera mitad del S.XIX.
2.- CARACTERÍSTICAS.
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Individualismo: el hombre romántico tiene una conciencia aguda y dolorosa de la
propia personalidad, de ser distinto de los demás, y afirma constantemente ese yo
frente a lo que le rodea.
La libertad: el individuo proclama su derecho a expresarse y su libertad individual
frente a la sociedad. Rechaza las reglas sociales y esto le lleva a un sentimiento de
vacío y soledad, al pesimismo y desasosiego interior y a la continua insatisfacción.
Irracionalismo: se niega que la razón explique por completo la realidad. Ese
rechazo de la razón y de lo racional justifica la preferencia de los románticos por
temas como lo sobrenatural, lo mágico y lo misterioso.
Subjetivismo: si la razón tiene sus límites, son necesarias otras formas de
conocimiento, que para los románticos son la intuición, la imaginación y el instinto.
De ahí la importancia de las emociones, los sueños o las fantasías que permiten
bucear en el inconsciente.
La inseguridad: el romántico es por naturaleza alguien inseguro e insatisfecho. Eso
da lugar a la desazón romántica.
Evasión: el romántico opta por huir de esa realidad inmediata que no le gusta. Esa
evasión lo lleva a épocas pretéritas, como la Edad Media, o a lugares lejanos como
Oriente, América…
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Soledad: además de la evasión temporal o espacial, adquiere especial importancia la
huida de la realidad mediante el refugio en sí mismo. Esto justifica la preferencia
por lugares solitarios como castillos, cementerios, jardines…
Naturaleza dinámica: el artista romántico representa la naturaleza en forma
dramática, en movimiento y con preferencia por la ambientación nocturna. La
Naturaleza se identifica con los estados de ánimo del creador. Es tétrica, turbulenta,
melancólica, como una proyección de sus sentimientos.
Nacionalismo: frente al universalismo de la Ilustración, el romántico proclama el
nacionalismo político dando relevancia a las tradiciones y al arte popular, a las
costumbres y valores tradicionales. Introdujeron supersticiones, leyendas y motivos
fantásticos y de misterio.
3.- ROMANTICISMO EN ESPAÑA.
Durante la primera mitad del siglo XIX perdurará en España el Neoclasicismo,
la Ilustración y el Racionalismo del siglo XVIII. En España, el Romanticismo es un
fenómeno tardío ya que hasta la década de los treinta no aparece el nuevo movimiento
que se introduce por el regreso de los exiliados liberales (Espronceda). Con este regreso,
el Romanticismo se impuso totalmente en España.
Entre 1834 y 1844, el Romanticismo español alcanza su máximo auge distinguiéndose
dos grandes corrientes:
- Romanticismo Liberal (Espronceda)
- Romanticismo Tradicional, más moderado (Zorrilla).
3.1. Los temas Románticos.
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El sentimiento desgraciado: angustia ante lo incompleto de la vida; la vida es un
problema: es fugaz e inconsistente. En las obras aparecen las “ruinas” como símbolo
de caducidad. Están obsesionados con la muerte.
El desacuerdo con el mundo: El hombre romántico no encuentra los ideales que
busca, lo que le produce el desengaño que se manifiesta en forma de rebeldía: el
autor lucha contra la política y sociedad de su tiempo. Busca la evasión en el tiempo
(evocaciones a la Edad Media y retornos al pasado) o en el espacio (gusto por
lejanas y exóticas tierras). Una forma extrema de evasión es el suicidio.
La exaltación del yo: el artista se siente un “genio”: superior al mundo que le
rodea. Por eso prefiere aislarse, buscar la soledad antes que perder su “yo”.
La libertad: El artista está por encima de las normas de comportamiento; se
rechazan las reglas impuestas por los neoclásicos para la creación literaria. Esta
ansia de libertad vital le lleva también a angustiarse por el destino.
La naturaleza: adquiere un papel especial, se adapta a los estados de ánimo del
escritor. La naturaleza será melancólica, tétrica, turbulenta. Gusto por la noche, la
soledad y los paisajes sepulcrales y recónditos.
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4.- LA LÍRICA ROMÁNTICA.
La poesía es el género más adecuado para expresar la actitud romántica: la
rebeldía ante el mundo y la expresión de los sentimientos más íntimos.
El paisaje y la naturaleza se convierten en fiel reflejo de la interioridad del
poeta. Es una naturaleza salvaje, turbulenta y pesimista. Sus escenarios son el mar
bravío, las ruinas, las tormentas, la noche, los cementerios, lugares abandonados, etc.
En los aspectos formales, cabe destacar la polimetría y nuevos ritmos acentuales
que confieren gran sentido musical a los poemas. El lenguaje es culto.
Se distinguen dos tipos de poesía:
- Poesía narrativa: relata en verso variados sucesos históricos, legendarios o
puramente inventados. Ej.: El estudiante de Salamanca, Espronceda.
- Poesía lírica: expresa en sus versos temas característicos del Romanticismo: los
sentimientos personales, la melancolía, el hastío de la vida, el amor, la mujer ideal,
etc. Utilizan la polimetría: se emplean numerosas estrofas y versos en un intento de
reflejar en la versificación la libertad creadora del poeta. Sobresalen poetas como
Espronceda, Bécquer y Rosalía de Castro.
4.1. Espronceda.
José de Espronceda (1808-1842) es tanto por su vida como por su obra el poeta
de Romanticismo español por excelencia. Dentro de su poesía, encontramos las dos
tendencias antes señaladas:
- Poesía narrativa, a la que pertenece El estudiante de Salamanca. Historia de
ambiente misterioso y nocturno que narra la peripecia de Félix de Montemar,
seductor al estilo de Don Juan. Encontramos en ella todas las características de la
época en cuanto a ambientación (nocturnidad, seres fantasmales, tempestades,
sepulcros,…), aspectos formales (variedad métrica, unión de lo narrativo, lo lírico y
lo dramático), mezcla de lo sublime y lo vulgar, conflicto entre la vida y la muerte, y
la rebeldía del poeta contra el orden universal.
También es poesía narrativa El diablo mundo, la obra más ambiciosa de
Espronceda que dejó sin concluir.
- Poesía lírica: sobresalen La canción del pirata, El mendigo, y, sobre todo, El canto
a Teresa (canto II de El diablo mundo), que el poeta dedica a la muerte de su amada
Teresa Mancha. El desengaño es el tema principal.
4.2. Gustavo Adolfo Bécquer.
Nace en Sevilla (1836 – 1870) cuando en Europa ya había entrado en decadencia
el movimiento romántico, pero representa la culminación del Romanticismo intimista
español.
De su producción en prosa sobresalen las Leyendas, de gran calidad literaria. Se
trata de un conjunto de narraciones breves que tienen como tema algún hecho
extraordinario o sobrenatural. Destacan: El monte de las ánimas; Los ojos verdes; El
miserere; El rayo de luna; Maese Pérez el organista; etc…
Su obra poética se reduce a Rimas, cuya primera edición completa (1871) fue
publicada por los amigos del poeta tras su muerte. Su éxito fue notable y las ediciones
se sucedieron desde entonces.
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Los editores no respetan el orden original de las Rimas. Bécquer,
probablemente, fue copiándolas sin orden preciso, pero sus amigos les dieron la
numeración que casi todas las ediciones posteriores han reproducido y que se tiene ya
por tradicional. En su conjunto, las Rimas ofrecían el desarrollo de una historia de amor
que, partiendo de una primera etapa feliz y esperanzada, celebra luego el amor, llora
después su desengaño y canta, por último, la más angustiosa soledad. Sin embargo, lo
que conocemos de su proceso de composición y la ordenación del Libro de los
gorriones (manuscrito en el que Bécquer reescribió sus versos) permiten afirmar que
Las Rimas no son una autobiografía amorosa, sino la expresión lírica de las ideas
generales del poeta sobre el amor. La clasificación temática de las Rimas sería:
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I – XI: la poesía misma.
XII – XXIX: el amor.
XXX – LI: el desengaño.
LII – LXXI: el dolor y la angustia.
La poesía de Bécquer se caracteriza por un ritmo musical, sencillo y sugerente.
Tras su aparente sencillez y espontaneidad, hay una cuidada elaboración de los textos.
Buena parte de los aciertos expresivos de Bécquer proceden de su maestría en
amalgamar los artificios retóricos de la poesía culta con los de la poesía popular. Así
sucede, por ejemplo, en la métrica: utiliza, a veces, estrofas clásicas (octava real,
serventesio, quintilla), pero lo más frecuente son las combinaciones de endecasílabos y
heptasílabos, así como el empleo de formas populares (copla asonantada, seguidilla).
Rasgo general de sus versos es la preferencia por la rima asonantada, con la que evita la
sonoridad estridente del Romanticismo. Compositivamente, los poemas de Bécquer
suelen ser breves. El lenguaje becqueriano también es sencillo en apariencia. Su
lenguaje poético abunda en vocablos referentes a la naturaleza (golondrina, búho,
viento, huracán, madreselvas, violeta, árbol, mar…) o a la música (arpa, lira, compás,
laúd…). Lo más importante del léxico de Bécquer es su capacidad de sugerencia más
allá de su significado denotativo: los elementos de la realidad se corresponden con
emociones íntimas, o a través de ellos se descubren otros sentidos insospechados u
ocultos en la misma realidad descrita.
4.3. Rosalía de Castro
Es, junto a Bécquer, la otra gran figura de este tipo de poesía intimista. Nació en
Santiago de Compostela en 1837 y tuvo una existencia difícil y penosa. Aunque escribió
también en prosa, destaca sobre todo como poetisa.
Entre sus obras destacan:
- Cantares gallegos: obra escrita en gallego donde Rosalía evoca las costumbres de su
tierra.
- Follas Novas: también escrita en gallego. Trata sobre la existencia humana
dominada por el dolor y el desengaño.
- En las orillas del Sar: escrita en castellano. Trata los conflictos internos y las
experiencias personales de la autora.
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TEXTOS DE G.A.BÉCQUER
1ª PARTE: la poesía misma.
I
Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es luchar; que no hay cifra
capaz de encerrarle, y apenas, ¡oh hermosa!,
si teniendo en mis manos las tuyas
pudiera al oído cantártelo a solas.
II
Saeta que voladora
cruza arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá.
Gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y se ignora
qué playa buscando va.
Luz que en cercos temblorosos
brilla próxima a expirar
y que no se sabe de ellos
cuál el último será.
Eso soy yo, que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.
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Comentario:
Para Bécquer, como ocurrirá después con Juan Ramón Jiménez y con
Aleixandre, la palabra es insuficiente, no está a la altura de los pensamientos del autor y
no puede expresar todo lo que el poeta quiere y siente en ese momento. La única
solución es “domar” la palabra; es decir, someter la lengua ordinaria a un proceso de
elaboración superior para que diga, al menos aproximadamente, lo que el escritor quiere
transmitir; de ahí que las palabras ya no sean simples palabras, sino realidades
portadoras de vivencias, sentimientos y sugerencias. Poesía sugeridora, poesía pura,
poesía como medio de conocimiento de la realidad íntima del creador y la realidad que
lo circunda.
En la rima II aparecen cuatro imágenes con las que se identifica el poeta (saeta,
ola, hoja y luz). Expresan el dinamismo de la vida hacia la muerte, su destino final.
2ªPARTE: el amor
XIII
Tu pupila es azul, y cuando ríes
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul y cuando lloras
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una vïoleta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radía una idea
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.
XVII
Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto… la he visto y me ha mirado…
¡hoy creo en Dios!
XX
Sabe si alguna vez sus labios rojos
quema invisible atmósfera abrazada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.
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XXI
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¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul;
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.
XXIII
Por una mirada, un mundo:
por una sonrisa, un cielo:
por un beso…, yo no sé
qué te diera por un beso.
Comentario:
En estas rimas Bécquer habla del amor como suprema ley del universo, centro
del mundo, como sentimiento humano y sentimiento sobrenatural, es la experiencia más
importante de la existencia del poeta. De ahí que pueda llegar a identificar en un mismo
contexto poético las dos vivencias más significativas de su realidad vital: la poesía y la
mujer (“…Poesía… eres tú”)
3ªPARTE: el desengaño.
XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó el llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino: ella, por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún, ¿por qué callé aquel día?
Y ella dirá, ¿por qué no lloré yo?
XXXVIII
Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?
XLI
Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o que abatirme!...
¡No pudo ser!
Tú eras el océano y yo la enhiesta
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roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o que arrancarme!...
¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No pudo ser!
En estas rimas Bécquer expresa su dolor, su soledad, su melancolía. Las rimas
de esta parte descubren que el amor ideal es un anhelo imposible, por lo que surgen el
desengaño y la frustración del poeta.
4ª PARTE: el dolor y la angustia.
LIII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
esas… ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
esas… ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de sus profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…, desengáñate,
nadie así te amará.
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LXVI
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¿De dónde vengo? El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.
¿A dónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.
LXXVII
Dices que tienes corazón, y solo
lo dices porque sientes sus latidos;
eso no es corazón… es una máquina
que al compás que se mueve hace ruido.
Este último grupo es el menos homogéneo, puesto que en él parecen haberse
reunido cuantas composiciones quedaban fuera de los anteriores. No obstante, la
mayoría de ellas se caracteriza por la situación de soledad del poeta, que nos hace
pensar en el paso final de una desgraciada historia amorosa. Aunque otras incluyen
preguntas vitales, acerca del sentido de la vida, de la inexorabilidad de la muerte.
El dolor del hombre, expresado con la meditación, con la añoranza y con la
reflexión consciente de quien siente que lo ha perdido todo; la expresión del sinsentido
de esa soledad, de esa amargura, de ese dolor, de ese sufrir… tienen aún en algunos de
los versos de Bécquer una asombrosa vigencia.
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