CATEQUESIS PARA LA FIESTA 2014 Chinita del Carmen, mujer

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CATEQUESIS PARA LA FIESTA 2014
Chinita del Carmen, mujer valiente de nuestra fe,
Ruega por todos nosotros, en el camino y encuentro
Con el Maestro y Señor.
Monseñor Guillermo Vera Soto
Obispo de Iquique
Muy queridos hermanos y hermanas:
Ciudades y pueblos, en todo el norte de nuestro país, se llenan ya de la música
de bandas que acompañan a los Bailes Religiosos. Se acerca ya la fiesta de la
Virgen del Carmen en la Tirana.
Ante todos los preparativos que son necesarios para llegar de buena manera a
La Tirana hay uno que es fundamental: la preparación espiritual. La fiesta que
nos congregará dará mucho fruto en nuestra vida si nos disponemos
adecuadamente a ella.
Hay un salmo de la biblia que dice: “Dichosos los que encuentra en ti, Señor, su
fuerza al iniciar su peregrinación” Sal. 84(83), 5
Sí, cada uno de nosotros vamos a peregrinar hasta el santuario de la Madre. El
que peregrina sabe muy bien de donde sale y adonde desea llegar, distinto de la
persona errante que le da lo mismo por donde caminar y adonde llegar.
Como creyentes nos sabemos miembros de un pueblo que camina al encuentro
con el Señor, y esta verdad de la fe la significamos de muchas maneras, una de
ellas es peregrinar.
LA PEREGRINACION EN LA HISTORIA DE LA FE
Lo que ahora vamos una vez más a realizar es la continuación de una larga
historia en la vida de los que creemos en Dios y de los que habitamos en esta
tierra bendita de Tarapacá.
Hace ya unos cuatro mil años atrás un hombre anciano, Abraham, fue invitado a
levantar sus tiendas y caminar hacia una tierra que se le mostraría, una tierra que
según el hablar de la Biblia, manaba leche y miel. Abraham que ya había hecho
su vida, escuchó la voz de Dios y comenzó a caminar, fue valiente y decidido.
Gen.12ss
1
Algunos siglos después. El pueblo que había comenzado con Abraham y sus
descendientes, fue hecho esclavo en Egipto. Dios escuchando su clamor lo
liberó por medio de Moisés que lo llevó por el desierto hasta la tierra prometida;
fue un peregrinar de cuarenta años, no exentos de dificultades pero en los cuales
siempre estuvo presente Dios, a pesar de que en muchos momentos el pueblo no
fue fiel. Éxodo 3ss.
Mucho más adelante en la historia encontramos a Jesús, Dios hecho hombre, que
junto a María y José, peregrinaban cada año, desde Nazaret hasta Jerusalén a
celebrar la Pascua Lc. 2,41. Era un viaje de tres días de camino, con el calor del
día y el frío de la noche. La tierra del Señor era un desierto muy parecido al
nuestro. Pero ellos como hijos fieles del pueblo de Israel, con alegría
peregrinaban. Al acercarse a Jerusalén, cantaban ese salmo 121 que muchas
veces tú y yo cantamos: “Que alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del
Señor, ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén”.
PEREGRINAR HOY
Siguiendo el ejemplo de tantas personas a través de los siglos, también nosotros
hoy vamos a peregrinar, vamos a levantar nuestras tiendas y emprenderemos un
camino que sabemos nos llevará al encuentro con Jesús por medio de María.
Te invito a recemos juntos:
“Señor, envía tu luz y tu verdad
para que ellas me enseñen el camino que lleva a tu santo monte,
al lugar donde tú vives.
Llegaré entonces a tu altar, oh Dios, y allí te alabaré al son del arpa,
pues tú, mi Dios, llenas mi vida de alegría” Sal.43,3.
En este tiempo, como consecuencia del terremoto que nos ha azotado, muchos
hermanos han vivido o viven todavía en carpas, aspiran con todo derecho y
reclaman por llegar a tener su casa definitiva. Así también nuestra vida en esta
tierra es como estar en carpa, pero hemos de desear y caminar hacia la casa
definitiva que el mismo Señor nos ha preparado. Peregrinar a La Tirana se
convierte entonces como en una representación de nuestra vida. Hemos de estar
siempre en camino hasta llegar a la casa definitiva junto al Padre Dios.
Les invito entonces a que el peregrinar hasta el querido Santuario sea expresión
de muchos sentimientos y decisiones que hemos de tomar en la vida.
2
Recemos juntos:
“Señor, más vale estar un día en tu santuario, que mil fuera de él.
Prefiero ser portero del templo de mi Dios, que vivir en lugares de maldad.
Porque Dios el Señor nos alumbra y nos protege; el Señor ama y honra a los
que viven sin tacha, y nada bueno les niega.
Señor todopoderoso, ¡felices los que en ti confían!.” Sal 84,10ss.
El que desea peregrinar, levantar tiendas y caminar, ha de ser capaz dejar cosas
y de llevar lo realmente importante para la vida; ha de ser valiente y decidido.
¿Qué cosas he de ser valiente de dejar porque me impiden caminar al encuentro
con Jesús (pecados, vicios, malas costumbres? ¿Cuáles son las personas y cosas
realmente importante en la vida que debo cuidar porque me acompañan en el
caminar y con ellas quiero llegar hasta el cielo?.
Ya les decía anteriormente que el peregrino sabe de dónde sale y adonde quiere
llegar por eso mismo se deja guiar, otros ya han hecho el camino y le han dejado
indicaciones y las escucha y sigue; porque si no hace caso corre el riesgo de
perderse o tardar mucho en llegar.
Por eso que nosotros como pueblo peregrino, escuchamos en primer lugar la voz
del Señor. No nos olvidemos que la Virgen nos dice: “hagan todo lo que Él les
diga”, y esta voz la encontramos en su Palabra contenida en la Biblia y en las
enseñanzas de la Iglesia. No queramos caminar sin estas orientaciones. Siempre
leamos la Palabra de Dios, escuchémosla con atención en la Iglesia, estudiemos
el Catecismo, no dejemos de participar en los Encuentros y Retiros que se nos
propongan.
PEREGRINEMOS JUNTOS
Leyendo el evangelio entendemos que el peregrinar de la Sagrada Familia, era
con otros, iban en caravanas. Hoy nosotros por regla general no vamos solos.
Son familias enteras, grupos organizados los que subiremos hasta el santuario.
Vamos con el mejor espíritu de comunión.
En un grupo de personas no es difícil que surjan en algún momento tensiones.
Te propongo un criterio que nos recuerda San Pablo: “en cuanto de ti dependa
procura estar en paz con todos “ Rom. 12,18. Si tú y yo hacemos algo de esto la
fiesta la llevaremos en armonía y paz.
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PEREGRINEMOS PARA REZAR.
Al llegar al Santuario, nos encontraremos con la imagen bendita de la Virgen
que llevando en sus brazos a Jesús, nos lo muestra. Muchas veces le hemos
rezado: “muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre”. Les invito a que en
los días que arriba estaremos, tomemos a Jesús en nuestras vidas y corazones.
Que sean días de mucha oración. Busca el espacio para rezar tranquilo, la
Capilla del Santísimo y otros lugares estarán dispuestos para que de verdad
puedas conversar con el Señor, llorar ante El, darle gracias, con El mirar tu vida
y tomar decisiones que realmente marquen tu vida para el bien. Lleva tu Biblia o
libros de oraciones. Jesús el Señor, siempre estaba con mucha gente pero Él
necesitaba momentos a solas para rezar, para conversar con su Padre.
En la fiesta nos encontraremos con el Señor en el canto, la música y el baile.
Estaremos con mucha gente y esto es hermoso, les invito a que busquemos
momentos de soledad y silencio, imitemos también a Jesús en esto. A Dios se le
encuentra de manera especial en el silencio, dice el Señor “te llevaré al desierto
y te hablaré al corazón” Oseas 2,14. Si no hacemos esto corremos el riesgo de
estar en una linda fiesta pero no encontrarnos con Jesús. En las liturgias
procuraremos que junto al canto y al baile tengamos silencios intensos que nos
hagan sentir la Voz de Dios.
En el Santuario, estaremos también los sacerdotes. Será una buena ocasión quizá
para qué tú puedas conversar con alguno de nosotros y también poder
confesarte; también nosotros lo haremos y que así estando todos en gracia de
Dios, podamos vivir de verdad días de cielo.
PEREGRINEMOS COMO FAMILIA MISIONERA
La Tirana, es lugar de encuentro con Dios, por medio de María. Junto a la
Virgen viviremos fuertemente nuestra ser familia de Iglesia y también serán
días de fuerte vivencia como grupo familiar. Les invito a aprovechar este tiempo
para conversar, compartir, rezar juntos. Que esposos, padres, hijos abuelos,
nietos, amigos, experimenten el gozo agradecido de ser familia. ¡Pásenlo bien,
disfruten, que sean días plenos!. Vivamos el evangelio de la familia, la buena
noticia de estar juntos y querernos.
Al terminar la Fiesta, habrá que guardar los trajes de bailes, empacar y volver a
bajar. Habrá que continuar la vida de siempre, pero no como siempre. Que la
experiencia de Dios, de fraternidad, de Iglesia que vivamos nos marque y haga
posible que bajemos con nuevas fuerzas a continuar el peregrinar de todos los
días. Encontraremos dificultades en medio de las alegrías, gozos en medio de los
cansancios, pero con la certeza que no estamos solos, que Dios nos acompaña,
que la Virgen vela por nosotros, podamos llenar nuestros días y de los demás
con más color esperanza.
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De Moisés se dice que cuando salía de estar conversando con Dios su rostro
resplandecía, que algo así suceda con nosotros. Que al volver nos vean
contentos, noten en nosotros una alegría sobrenatural, que brota del saberse
amado por Dios y por la Virgen, que no caminamos a la deriva, sino que
buscamos con ilusión la casa que Dios nos ha preparado.
Si hay algo que podemos ofrecer a nuestro mundo es un poco más de alegría y
de la certeza que nos da la fe. Al volver sintamos la responsabilidad de ser
misioneros del Señor; que llevemos su mensaje y su cercanía a aquellos que
todavía parece van errantes en el camino de la vida, ayudémosles a ser
peregrinos, que sepan muy bien de donde salen y adonde deben llegar: al
corazón mismo de Jesús donde la Virgen nos quiere a todos encontrar.
Recemos juntos
“¿Por qué voy a desanimarme?, ¿por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando.
¡Él es mi Dios y salvador!” Sal. 43,5.
Nos vemos en ese pedacito de cielo que es el santuario de la Tirana,
Les bendigo con cariño
Su obispo
+Guillermo
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