фрейм концепта “guerra” как источник метафорической

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Murzin Yu. El marco del concepto "guerra" como dominio fuente de la proyección metafórica / Yu. Murzin //
Испанский язык в контексте новых вызовов XXI века: исследования и преподавание: материалы V
международной научной конференции испанистов (Москва, 26-28 апреля 2012 года) / отв. редактор М.В.
Ларионова. - М.: МГИМО-Университет, 2012. - С. 179-182.
Yu. Murzin
ФРЕЙМ КОНЦЕПТА “GUERRA” КАК ИСТОЧНИК МЕТАФОРИЧЕСКОЙ
ПРОЕКЦИИ
EL MARCO DEL CONCEPTO DE “GUERRA” COMO DOMINIO FUENTE
DE LA PROYECCIÓN METAFÓRICA
En la lingüística cognitiva la metáfora se considera hoy no como un adorno de lenguaje,
sino como una operación mental fundamental, una de las formas de conceptualización, un
importante recurso de conocer, valorar y explicar el mundo. Para comprender determinados
fenómenos abstractos e intangibles los metaforizamos para poder percibirlos en forma “física”
directa.
Según la teoría cognitiva de la metáfora, los procesos de metaforización se basan en el
procesamiento de las estructuras de los conocimientos –marcos y escenarios– mediante las
cuales se organizan nuestros conocimientos, esto es, la experiencia generalizada de nuestra
interacción con el mundo circundante (1). G. Lakoff y M. Johnson sostienen que la
metaforización es producto de la interacción –mapeo– de dos estructuras de los conocimientos:
dos imágenes puestas en correspondencia una a la otra se superponen abarcando diversos
elementos o casilleros –estructuras cognitivas– que reciben el nombre de dominio fuente y
dominio meta o destino. En caso de mapeo algunas zonas del dominio meta se estructuran como
las del dominio fuente. El hablante es el que elige el dominio fuente y las características de éste
para proyectarlas sobre el concepto del dominio meta que él quiere metaforizar. Generalmente, el
dominio fuente suele ser más concreto y comprensible que el dominio meta (2).
El marco del concepto de “guerra” con su correspondiente casillero se obtiene a través
del análisis de las definiciones lexicográficas del vocablo “guerra” que nombra dicho concepto.
Por cuanto el referido vocablo denota un evento o fenómeno, también conviene tener en cuenta
el casillero del concepto de “evento”. Partimos de que el “paquete de información” sobre el
fragmento de la experiencia humana denominado con el vocablo “guerra”, tiene la siguiente
estructura:
Casillero del concepto de “guerra”
Elementos
estructurales del
campo del concepto
Nucleares
Periféricos
Elementos del marco
Actante
Acción
Medio
Lugar
Tiempo
Causa/Condición
Meta
Modo
Efecto
Resultado
Valoración
1
Parámetro /Cuantificación
Evento concomitante
El marco “guerra” del concepto homónimo sirve de dominio fuente de la proyección
metafórica y permite modelar, partiendo de datos lingüísticos, el mecanismo de asociación de
uno u otro fenómeno con el de la guerra para, de este modo, comprender unos fenómenos del
mundo visible y del “invisible”. El dominio meta condiciona, por sí mismo, unos u otros rasgos o
características naturales (participantes, partes, etapas, etc.), así como la correspondencia entre
dichas características y entre éstas y la actividad real del hombre, estructurándose, en particular,
en términos de la guerra. En este caso tienen lugar metáforas de tipo de UNA DISCUSIÓN ES
UNA GUERRA (2).
En toda una serie de combinaciones del vocablo “guerra” con atributos, dicho hiperónimo
tiene significados hiponímicos, es decir, tiene acepciones periféricas, traslaticias de ‘pugna’,
‘disidencia’, ‘oposición de una cosa con otra’ señaladas en los diccionarios razonados. El
proceso real de enfrentamiento, de lucha armada se asocia a una oposición activa entre diversos
intereses, convicciones, tendencias de desarrollo, etc. El objetivo de tal oposición siempre es
supeditar un punto de vista a otro o una tendencia a otra (7). El estereotipo de conducta realizado
en la metáfora puede ser descrito en términos de la semántica de marcos del concepto de
“guerra”. En semejantes casos sirven de dominio fuente tales elementos del marco “guerra”
como:
a) los medios usados:
– medios “instrumentales”: guerra verbal, de palabras, guerra de declaraciones, guerra
de dimes y diretes, guerra de insultos y denuncias, guerra mediática que dan lugar a
METÁFORAS LINGUÍSTICAS;
– medios personificados –entidades mentales o mentefactos: guerra de encuestas;
b) forma de actuar: guerra coloquial;
c) actantes, conceptualizándose una situación en que intervienen:
– dos individuos: Cuando los hijos se transforman en un botín de guerra conyugal,
siempre hay un bando que pierde;
– toda la humanidad, dividida según el género, en forma explícita: guerra de sexos, o
bien en forma implícita: guerra de género.
Como actantes personificados intervienen conjuntos:
– de entidades abstractas “animadas”: guerra de los ánimos;
– de entidades mentales “animadas”: guerra de ideas, guerra de marcas, guerra de
tarifas;
– de objetos materiales –artefactos, naturfactos, etc.– que se convierten, como resultado
de un traspaso metonímico, en “sujetos animados” o instrumentos: guerra de las carteleras,
guerra de los tomates;
– una institución social: guerra de los medios.
Estos cuatro casos dan lugar a la METÁFORA DE PERSONIFICACIÓN.
Analizando contextos metafóricos hemos establecido, en particular, las siguientes
acepciones de la unidad léxica “guerra”:
– ‘acciones duras’ de una parte respecto a otra: Las guerras de EE UU y las de la Unión
Europea son de ricos contra pobres;
– ‘conflicto laboral’: La guerra entre Iberia y los pilotos;
– ‘litigio entre entidades económicas’: guerra del agua;
– ‘medidas emprendidas por una entidad oficial: Ciudad de México le declara la guerra a
los residuos;
– ‘competencia’: Antena 3 y Telecinco reabren la guerra digital y llevan al Gobierno a
los tribunales por la nueva TV;
– ‘disconformidad’ con algo, ‘crítica’, ‘rechazo’ de algo: guerra a la jubilación privada;
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– ‘medidas radicales’, ‘prohibición’: China declara la guerra a los contenidos
“vulgares” en Internet;
– ‘medidas’ orientadas a dotar de telefonía móvil a un sector de la población: La guerra
digital contra la pobreza: hoy resulta posible venderles a los pobres acceso a los teléfonos;
– ‘ataque’ de hackers a páginas web o servidores de instituciones, compañías o
particulares: guerra digital;
– ‘tensión’ en las relaciones de unos países o bandos: guerra diplomática, guerra
política.
Es obvio que en las expresiones metafóricas que contienen el vocablo “guerra” el signo
se extiende a situaciones no especificadas en su definición lexicológica dando lugar a nuevas
acepciones del vocablo y fijándolas en forma de una estructura cognitiva que refleja la
experiencia que el hombre adquiere al interactuar con el mundo circundante. Además, en este
caso concurre un amplio juego de características del fenómeno que lo concretan y amplían el
significado del citado vocablo. Se aprovecha el potencial semántico de su significado original y
de la situación relacionada con él realizándose un mecanismo de optimación del almacenamiento
de diversas acepciones y el de acceso a éstas, lo que permite almacenar en un solo paquete la
información sobre fenómenos relacionados entre sí desde el punto de vista del hablante (8).
El marco “guerra” se usa para conceptualizar diversos aspectos del mundo interior
(estado psíquico o espiritual) del individuo. Según nociones primitivas, el hombre corpóreo es
un “recipiente vacío” cuyo contenido son el alma y los “mundos” espiritual y psíquico del
hombre (metáfora CONTENEDOR) (9) que reciben –en el imaginario científico moderno– el
nombre de espacio perceptual. Dicho espacio está relacionado con el orden extensivo de
existencia de las sensaciones del sujeto provocadas por objetos o fenómenos reales. En el
espacio perceptual se localizan nuestras sensaciones, percepciones, etc. (10).
El espacio perceptual del sujeto –su mundo mental– puede ser ESPACIO de la guerra.
Esta traslación metafórica se realiza en el contexto guerra consigo mismo, en el cual la acción
se centra en el objeto lexicalizado mediante el pronombre se que forma parte de la forma
consigo, derivado del pronombre personal yo. En este caso los componentes de los mundos
mental y psíquico figuran como organismos independientes: en el contexto sujeto a análisis el
“Yo” interviene al mismo tiempo como “Yo” y como “no-Yo”, como escenario de oposición
entre ellos. El estado emocional se representa en la lengua como un desdoblamiento del “Yo” en
dos actantes antagónicos o bien en dos dominios habitados por el “Yo” (10). El mundo espiritual
del hombre se concibe como un CONTENEDOR, lo cual se basa en la competencia cognitiva
del individuo, en la capacidad de su conciencia de extrapolar representaciones espaciales sobre
fenómenos reales carentes de parámetros espaciales y corporales propiamente dichos.
El marco “guerra” sirve de fuente de la proyección metafórica sobre el marco “amor”
mediante la cual se realiza el modelo metafórico ERÓTICO. Si bien según las Normas
asociativas del español y del ruso el estímulo “amor” tiene una sola reacción “guerra”, lo cual
corresponde al 0,002% de las reacciones, en la mentalidad lingüística entre estos dos conceptos,
no obstante, existe una asociación estable. Toda una serie de fraseologismos y paremias
contenidos en diccionarios y en diversos corpus comprueban que el fenómeno “amor” se
conceptualiza en términos de los fenómenos “guerra” y “hostilidades”. Estos medios lingüísticos
se emplean como denotación expresiva de las relaciones entre hombre y mujer en cuyo caso el
vocablo “guerra” tiene sentido figurado: guerra amorosa. Tiene lugar, por tanto, una asociación
basada en las siguientes proyecciones metafóricas:
– dos partes → dos actantes (hombre y mujer);
– “carácter de interacción” → “carácter de relaciones” (son de carácter emocional, se
aplican unos medios y una táctica correspondientes);
– resultado: “triunfo” con un “botín” o “derrota”.
Los datos del acervo paremiológico prueban inequívocamente que existe una relación
asociativa entre la guerra y el amor:
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a) según ciertos indicios implícitos, pero evidentes para el hablante y el oyente: El amor
y la guerra son una misma cosa; Por la victoria el soldado y por la novia el enamorado
(luchan); Ir a la guerra ni casar, no se debe aconsejar;
b) según indicios generales explícitos que se manifiestan en forma de pasión, ardor,
placer, emociones: Guerra, caza y amores, por un placer mil dolores; Amor y guerra tienen
batallas y sorpresas.
Sustentan estas asociaciones los hipónimos de la voz “guerra” como es batalla de amor,
así como las unidades léxicas pertenecientes al campo léxico-semántico de dicha voz:
conquistar (el amor de una persona); conquista (persona cuyo amor se logra), hacer una
conquista, conquista amorosa, vencer (En la guerra y el amor, el que vence, tiene razón).
El contexto Aquella relación nos sumergía en la guerra de dolores y triunfos, de
caricias y orgasmos implica una proyección metafórica del elemento “estado (de guerra)” del
marco “guerra” al elemento “relaciones” del marco “hombre”, que imprime a este domonio meta
un carácter intenso, tempetuoso y emocional.
El fraseologismo ir (estar) pidiendo guerra implica una proyección metafórica del
elemento “hacer ver sus intentos al enemigo” del marco “guerra” en el elemento “carácter del
comportamiento” del marco “relaciones entre hombre y mujer”.
Así pues, el modelo metafórico ERÓTICO prueba que las relaciones íntimas e
interpersonales pueden entenderse en términos de la guerra. La palabra “guerra”, de elevado
contenido semántico, expresa, en su acepción traslaticia, muchísimas características de la esfera
extralingüística –de situaciones físicas reales–, incluyendo la acción del hombre sobre el mundo
circundante y la acción de éste sobre aquél, sobre sus sentidos y la conciencia, a consecuencia de
lo cual surge uno u otro estado de ánimo, conducta o actitud.
Las proyecciones metafóricas permiten ampliar de este modo nuestro conocimiento del
hombre a partir de fenómenos y cosas ya conocidos, haciendo “visible” lo “invisible” y siendo,
por ende, una herramienta cognitiva sumamente importante.
LITERATURA
1. Fillmore Ch.J. Frame semantics // Linguistics in the morning calm. Selected papers from
the SICOL.1981; Seoul, 1982. P. 11–137.
2. Lakoff G., Johnson M. Metáforas de la vida cotidiana, Madrid: Cátedra, 2001.
3. Moliner M. Diccionario de uso del español. T. 1. Madrid: Gredos, 1998.
4. Sánchez Puig M., Karaúlov Yu., Cherkásova G. Normas asociativas del español y del
ruso. Moscú-Madrid, 2011.
5. http://www.corpusdelespanol.com
6. http://www.rae.es
7. Балашова Л.В. Метафора в диахронии (на материале русского языка XI–XX веков). –
Саратов: Изд-во Сарат. ун-та, 1998.
8. Кустова Г.И. Типы производных значений и механизмы языкового расширения. – М.:
Языки славянской культуры, 2004.
9. Лагута О.Н. Метафорология: теоретические аспекты / О.Н. Лагута. – Новосибирск:
НГУ, 2003б. Ч. 2.
10. Мостепаненко А.М. Проблема универсальности основных свойств пространства и
времени. – Л.: Наука, 1969.
11. Сандомирская И.И. Эмотивный компонент в значении глагола (на материале глаголов,
обозначающих поведение) / И.И. Сандомирская // Человеческий фактор в языке:
языковые механизмы экспрессивности / Ин-т языкознания; Отв. ред. В.Н. Телия. – М.:
Наука, 1991. – С. 114–136.
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