El hombre que sabía demasiadoPDC

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 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” El hombre que sabía demasiado
Autor: Javier Carril. 2012.
Sígueme en Twitter: @JavierCarril
Por cortesía del Autor, esta obra está disponible para descargar en
http://PortaldelCoaching.com/ Fabián era una auténtica wikipedia humana. Era un hombre sabio, con unos
conocimientos inmensos sobre historia, filosofía, política, sociología, física,
psicología, matemáticas, ingeniería e incluso de literatura. También sabía sobre
arte, y conocía igual la pintura de Picasso que la de Gauguin, Velázquez o Miguel
Angel. Su memoria era prodigiosa e inexplicable. Su mente privilegiada era
capaz de retener miles de millones de datos, con una precisión matemática,
como si una enciclopedia andante se tratara.
De niño siempre le fascinó estudiar. Al contrario que la mayoría de sus
compañeros en el colegio, le gustaba memorizar, aprender y retener
información. Evidentemente, sus notas eran extraordinarias, y siempre era
calificado como un superdotado, aunque también como un niño raro.
En su familia, era su padre quien le había inculcado el interés por el
conocimiento. Profesor de física en la Universidad, defendía la importancia del
conocimiento por encima de cualquier aspecto de la vida. Leía varios periódicos
al día, y devoraba libros de todo tipo, libros que acumulaba en su gigantesca y
abarrotada biblioteca del salón. En realidad había libros por todas partes, en
todas las habitaciones de la casa, convirtiéndose en omnipresentes.
Fabián, desde niño, tomó como referencia vital a su padre y trató siempre de
que aquel huraño intelectual le hiciera algo de caso. Sin éxito, intentó llamar su
atención imitándole hasta los más mínimos detalles, deseando fervientemente
agradar a su padre, pretendiendo ser aceptado y querido por él. Pero su padre
estaba demasiado ocupado llenando su cerebro de más conocimiento,
información y sabiduría. Y jamás le prestó la más mínima atención.
Cuanto más lejos sentía a su padre, más empeño ponía Fabián en llamar su
atención estudiando más y más horas, superando sus imposibles calificaciones y
llegando a tener matrícula de honor en todas las asignaturas. Pero no
1 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” funcionaba. Fabián se sentía muy desdichado por la absoluta ignorancia e
indiferencia de su padre, y no sabía hacer otra cosa que seguir estudiando y
estudiando, memorizando y llenando su mente de datos y más datos.
Esa tortuosa relación con su padre hizo que Fabián adquiriera una gran
facilidad para recopilar información rápidamente, y terminara por sentir
adicción a incorporar más y más datos a su enciclopedia mental.
Después de terminar sus estudios brillantemente, estudió varias carreras
universitarias a la vez: Filosofía, Ingeniería informática, Derecho y Sociología.
Posteriormente, se aficionó a ver programas de concursos de tipo cultural en
televisión, y después de un tiempo se atrevió a ir a concursar él mismo, ya que
invariablemente se sabía todas las respuestas. Ganó varios de esos concursos,
donde se realizaban preguntas cada vez más avanzadas sobre cualquier ámbito
del conocimiento humano. Dichos concursos comenzaron a llamar la atención
de la gente hacia Fabián, quien se fue haciendo muy popular en su país.
Fue entrevistado en varios periódicos, emisoras de radio y programas de
televisión. Fabián se sentía algo abrumado por esta sorprendente deriva de su
vida. De pronto era famoso, e incluso la gente le pedía autógrafos por la calle. Su
madre orgullosa presumía ante sus amigas y vecinas del portento de hijo que
tenía, pero su padre tenía una actitud muy diferente. De hecho, despreciaba lo
que estaba haciendo su hijo con su sabiduría. Opinaba que no se debía
comerciar con algo tan sagrado, y le resultaba muy frívolo que su hijo
aprovechara su capacidad para ganar más dinero y fama.
Fabián ya había dado por imposible la relación con su padre. Se había
distanciado definitivamente porque le hacía demasiado daño su indiferencia y
ahora su desprecio. Por eso, decidió marcharse muy lejos de su casa, de su
ciudad, de su país.
Su facilidad para memorizar le hizo aprender en muy pocos años varios
idiomas, entre ellos el inglés, el español, el chino, el ruso, el italiano, el francés y
el alemán. Por tanto, no tenía ningún problema en irse a vivir a cualquier país
del mundo, y además había ahorrado dinero más que suficiente para un año
gracias a los premios que había ganado en los concursos de la televisión. Se
instaló en Londres dispuesto a olvidar a su padre y su pasado.
Por casualidad, conoció a Frank Burton, un productor de espectáculos astuto y
ambicioso. Producía y financiaba obras de teatro, pero también shows de magia,
2 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” monólogos de humoristas y cualquier tipo de espectáculo que pudiera atraer al
público. En seguida, Frank se dio cuenta de que tenía una oportunidad de oro
ante sus narices: Fabián era un superdotado que podía convertirse en la
sensación del momento con su inigualable memoria y su registro impresionante
de información de toda clase. Fabián firmó un contrato con Frank de 5 años, y
gracias a los contactos y el dinero del promotor, fue creciendo su fama en toda
Inglaterra.
El espectáculo consistía en lo siguiente: Fabián salía al escenario del teatro
vestido muy elegante, con un impecable traje negro, camisa blanca y pajarita
negra. El teatro estaba siempre lleno hasta la bandera, y en cuanto Fabián
aparecía, el recinto era inundado con los aplausos y la expectación del público.
Entonces, saludaba y desafiaba al público a que le preguntase cualquier cosa,
sobre cualquier temática, ya fuera de historia como de psicología, ingeniería o
leyes. Podían preguntarle sobre el pasado reciente o sobre acontecimientos,
escritores, artistas o gobernantes de hace cinco o diez siglos, o de las
civilizaciones antes de Cristo. También podían plantearle un problema
matemático de la máxima complejidad, o una fórmula química, o los
componentes de un fármaco. Todo, absolutamente todo era respondido por
Fabián con la máxima precisión y exactitud, ante el asombro del público.
En el escenario, un hombrecillo de unos 40 años, vestido con traje oscuro y
corbata, permanecía sentado en una silla junto a una pequeña mesa, en la que
sostenía un ordenador portátil conectado a Internet. Cada vez que alguien
realizaba una pregunta, se apresuraba a escribirla en el buscador de wikipedia.
Lo que aparecía en la pantalla del ordenador se proyectaba en tiempo real en
una gran pantalla detrás de Fabián, que el público podía visualizar.
Inmediatamente después de que Fabián respondiera, el hombre del ordenador
accionaba el buscador de wikipedia para comprobar si era cierta la respuesta o
no. Siempre acertaba. Y cada vez que en la pantalla se podía ver que la respuesta
era correcta, el público atronaba el teatro con efusivos aplausos y vitoreos.
Algunos incluso se levantaban para demostrarle su devoción.
A su espectáculo iban desde personas que iban simplemente a divertirse, hasta
intelectuales, filósofos, ingenieros, abogados, universitarios y políticos que iban
a poner a prueba su memoria y su sabiduría. Nadie podía con él. Jamás había
cometido un solo error durante años de espectáculos. Contestaba a todo y a toda
3 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” clase de preguntas. En una de aquellas sesiones, por ejemplo, una mujer de
unos sesenta años se levantó y tras coger el micrófono que le proporcionó una
azafata del teatro, preguntó:
-
¿Qué día y año nació Calderón de la Barca?
-
Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600 -contestó Fabián con
un aplomo sorprendente. Aplausos.
-
¿Qué es un sintagma nominal? –preguntó a continuación un profesor de
lengua mientras se ponía de pie.
-
En sintaxis, el sintagma nominal es el grupo de palabras que forma un
constituyente sintáctico maximal, cuyo núcleo está constituido por un
nombre (sustantivo o adjetivo sustantivado) o pronombre.- Gritos de
Bravo y Viva.
-
¿Qué es el coste por oportunidad? –preguntó un recién licenciado en
Economía. Fabián miró hacia arriba, buscando la inspiración, y a los veinte
segundos respondió:
-
El coste de oportunidad o coste alternativo designa el coste de la
inversión de los recursos disponibles en una oportunidad económica, a
costa de la mejor inversión alternativa disponible, o también el valor de
la mejor opción no realizada. El término fue acuñado por Friedrich von
Wieser.
Aplausos y vítores de nuevo.
-
¿De qué país es originario el cubo Rubik? –Preguntó un joven con gafitas
redondas y aspecto desaliñado.
-
De Hungría –contestó Fabián con firmeza. Como siempre, el hombrecillo
del ordenador comprobaba en wikipedia la respuesta y ésta se proyectaba en la
gran pantalla donde todo el mundo podía validarla, con enorme entusiasmo y
admiración.
-
¿A qué heroe se le atribuye la creación del estrecho de Gibraltar? –se
escuchó una voz femenina formulando la nueva pregunta en la oscuridad de un
palco.
-
A Hércules, sin duda, señorita.
Una tras otra, Fabián iba respondiendo como una máquina perfecta a cuantas
preguntas se le hacían, mientras el público estaba atónito y no podía creer que
existiera un hombre tan extraordinariamente sabio.
4 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” -
¿Qué es lo que viaja a 186.200 millas por segundo?
-
La luz, por supuesto.
-
¿A qué le tienen miedo las personas que sufren eritrofobia?
-
A sonrojarse, que es lo que le está sucediendo a usted ahora –la mujer
que había preguntado, de unos treinta años, efectivamente, se había sonrojado
con la alusión de Fabián, mientras el auditorio reía a carcajadas con la
ocurrencia de Fabián. Y seguía el interrogatorio colectivo:
-
¿Qué muro era más largo, el muro de Berlín o el muro de Adriano?
-
El muro de Berlín. -Estruendo de aplausos.
-
¿Cómo ha evolucionado el nivel del mar en los últimos cien años?
-
Ha aumentado 15 cm. –Varias personas se levantaron de la butaca
mientras aplaudían para demostrar su total rendición ante la sabiduría de aquel
portento. Mientras tanto, un hombre calvo y vestido con cazadora de cuero
negra, cogió uno de los micrófonos que le facilitó una azafata y le hizo una
pregunta de lo más extravagante y superficial, algo que también era común en el
espectáculo:
-
¿Cuántos piercings llevó John Lynch en su cuerpo para lograr un nuevo
record Guinness en 2008?
-
Doscientos cuarenta y uno.
El hombre calvo alzó los brazos mirando hacia arriba con un gesto triunfal
dentro del éxtasis colectivo. Otras personas formulaban preguntas rebuscadas
para poner a prueba la memoria de Fabián. Un ejecutivo de unos treinta y cinco
años, vestido con traje gris y corbata granate le preguntó con mucha intención:
-
¿Quién fue el presidente de EEUU que estuvo menos tiempo en el cargo,
y el presidente que estuvo más tiempo?
-
William Henry Harrison fue el que menos tiempo permaneció en el
cargo, con tan sólo 32 días, y Franklin D. Roosevelt, con sus 12 años en
el puesto, fue el que permaneció por más tiempo -Fabián respondió sin
titubear, con absoluta calma y frialdad, y el ejecutivo se quedó con cara de tonto,
mirando con admiración y refugiándose en su butaca con cierta vergüenza. Una
joven universitaria tomó el relevo y se levantó reclamando un micrófono,
mientras el resto de la audiencia aplaudía a rabiar después de comprobarse que
la respuesta era correcta. La joven hizo otra de esas preguntas especialmente
difíciles:
5 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” -
Quién fue denominado por la neurociencia como el hombre más feliz del
mundo, hace cinco años?
Fabián frunció el ceño, miró hacia abajo. La tensión se podía cortar en el teatro,
el público estaba inmóvil, paralizado, mirando fijamente a Fabián, pensando
que tal vez le había llegado la hora de fallar, de olvidar la respuesta, de hundirse
en el fracaso. A veces Fabián jugaba con los silencios, con sus gestos de
preocupación o concentración, con el fin de alimentar el suspense y hacerlo más
emocionante. Pero siempre tenía todo bajo control. Aunque supiera la respuesta
a los cinco segundos, él esperaba con paciencia fingiendo que dudaba o que no
conocía la respuesta. Como en esta ocasión. Recordaba perfectamente cómo
hace varios años le sorprendió el enorme rostro de un tal Mathieu Ricard en la
portada del Magazine del periódico español El Mundo. El titular era “El hombre
más feliz del mundo”, y lo increíble es que quien hacía tal afirmación era un
grupo de científicos que había examinado su cerebro durante años a través de
diversas resonancias magnéticas. Su cerebro había mostrado altos índices de
actividad en las zonas asociadas a las emociones positivas, en concreto en el
cortex prefrontal izquierdo, en comparación con la media de numerosos sujetos
que también habían sido examinados mediante resonancias magnéticas.
Mathieu Ricard era el asesor personal del Dalai Lama, y llevaba décadas
practicando la meditación. Fabián leyó con avidez el reportaje y lo memorizó.
Ahora había llegado la hora de aprovechar esta información:
- Mathieu Ricard fue calificado el hombre más feliz del mundo, según la
neurociencia. Ricard es un monje budista, asesor del Dalai Lama.
La tensión dio paso a un alivio colectivo seguido de un aplauso general y
entusiasta por parte de la audiencia del teatro.
El espectáculo duraba una hora y media. Y cuando terminaba, el público se
levantaba para aplaudir a Fabián con un entusiasmo desbordante, mientras
Fabián saludaba ceremoniosamente, a veces durante casi diez largos minutos.
Sin embargo, Fabián vivía su éxito con distancia, sin ninguna euforia, con
frialdad. Cuando llegaba cada noche a su casa después de la función, se quitaba
la ropa, se ponía el pijama, se lavaba los dientes y se pasaba la seda dental de
forma meticulosa. Una vez en la cama, le era imposible dormirse. Todas las
preguntas de esa noche revoloteaban como pajarillos por su cabeza, como un
ruido constante que le impedía relajarse. Este proceso iba calmándose,
6 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” reduciéndose, como si de un estanque revuelto se tratase. Hasta que tres horas
después de acostarse, caía rendido y se dormía.
Al día siguiente de cada función, después de desayunar siempre hacía lo mismo.
Encendía su ordenador y se conectaba a Internet para devorar toda la
información que podía: leía varios periódicos tanto nacionales como
internacionales, en varios idiomas, y después entraba en wikipedia y repasaba
durante horas millones de datos. Su vida era el conocimiento. Y había llegado a
convertirse en una obsesión.
Después de varios años de creciente popularidad en Inglaterra, Fabián comenzó
a ser reclamado en todo el mundo, y tuvo que empezar a viajar para interpretar
su espectáculo en China, Rusia, toda Latinoamérica y Estados Unidos. El éxito
fue arrollador, y tanto Frank Burton como Fabián se hicieron ricos gracias a la
gira internacional que les tuvo viajando durante tres años más.
Fabián, en apariencia, era un hombre de éxito. Sin embargo, él no se sentía
satisfecho ni realizado con su vida. Más bien todo lo contrario. Después de
tantos años triunfando por todo el mundo, sentía un vacío inmenso dentro de sí
mismo. No entendía por qué le sucedía. Todo le sonreía a su alrededor, tenía
éxito, fama y dinero, y había tenido relaciones sentimentales con varias mujeres.
Pero cada día se sentía más triste y desanimado. Fue entonces cuando comenzó
a indagar en temas relacionados con la psicología humana. Investigó en
profundidad a Freud, el conductismo, la Gestalt y otras muchas teorías y
tendencias de la psicología, con el fin de entenderse a sí mismo. Sus
conclusiones, después de varios meses leyendo y memorizando más
información relacionada con la conducta humana, fueron claras: por un lado
Fabián sentía un gran vacío por su nula relación con su padre desde hacía años.
Con su madre continuaba comunicándose por teléfono y por carta, pero su
padre se negaba a hablar con él desde que interpretó sus actividades como una
traición al pasado intelectual de su familia.
Por otro lado, Fabián estaba harto de su trabajo como showman. Sus enormes y
sobrenaturales capacidades le habían facilitado fama, dinero y estimulantes
experiencias por todo el mundo. Pero a él le gustaba estudiar, leer, seguir
aprendiendo, como si su cabeza aún tuviera sitio para más información.
Curiosamente, su motivación coincidía con las preferencias de su padre. Este
7 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” fue uno de los descubrimientos que realizó gracias a su investigación
psicológica.
Pero la toma de conciencia de su insatisfacción y sus causas no le ayudaba a
actuar. Se veía a sí mismo incapaz de romper con todo lo que había creado en su
vida, y que le había proporcionado riqueza y fama por todo el mundo. Por otro
lado, el hecho de resolver sus diferencias con su admirado padre le resultaba
una utopía, no sólo por la personalidad de su padre sino por su propia cobardía
para afrontar la situación. Estuvo años torturándose con estos pensamientos, y
lo que más le indignaba era que todo el conocimiento y la sabiduría de la
historia del hombre no le valían para ser feliz. Él era el ejemplo vivo de la
inutilidad del conocimiento y la información. Nadie en el mundo sabía tanto
como él sobre el hombre y el universo, desde el punto de vista médico -porque
también había memorizado millones de artículos y libros sobre el cuerpo
humano, las enfermedades y los tratamientos y operaciones de cirugía-, desde el
punto de vista sociológico, histórico, legal…y recientemente también desde el
ámbito psicológico.
Y conociendo exhaustivamente el comportamiento del ser humano, y sabiendo
cuales eran los orígenes de su amargura, no podía hacer nada para cambiarlo.
¡Qué extraña era la vida! Se dijo el pobre Fabián. Todo lo que había aprendido
con voracidad durante su vida no le servía para el propósito más importante de
su vida: ser feliz.
Sí, lo sabía todo, todo lo que el ser humano pudiera conocer, pero ¿De qué le
servía tanta información, tanto conocimiento? Por saber, incluso sabía cual era
la solución a su problema vital. Sabía que la clave era hacer algo, tomar alguna
decisión, actuar. Lo había leído también en decenas de libros de superación
personal y motivación. La acción era la llave que abría la puerta de una vida más
plena, más feliz. Pero ¿Por qué entonces no actuaba? No lo entendía. Estaba
bloqueado y desorientado.
Al menos imaginaba durante días enteros cuales eran las acciones que podrían
dar un giro radical a su vida. La primera era cambiar de trabajo, dejar el mundo
del espectáculo y dedicarse a la investigación o a la enseñanza. La segunda era
igualmente peliaguda: acercarse a su padre, retomar la comunicación con él y
conseguir tener una relación normal de hijo y padre. Pasaron años mientras
estuvo pensando e imaginándose cómo ejecutaría ambos cambios. Pero todo
8 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” quedaba en el plano teórico. Y Fabián se iba hundiendo cada vez más en su
agujero particular de conocimiento inmenso sin ninguna utilidad para resolver
su vida y sus desafíos.
Su huida hacia delante consistía en profundizar más y más en los conocimientos
que existían sobre el cerebro humano, sobre el comportamiento, sobre las
limitaciones psicológicas de nuestro inconsciente, y también leía biografías de
personajes famosos que habían superado dificultades en su vida. Pero todo el
tiempo del mundo dedicado a la lectura y el estudio no le resolvían su problema.
El hombre que sabía demasiado no sabía lo más importante: cómo vivir su vida.
Así estuvo muchos años, paralizado, encarcelado por su propia sabiduría. Hasta
que un día tomó la primera decisión. Una pequeñísima decisión. Pero al menos,
era un primer paso para desbloquear su inacción durante tantos años. La
temporada de funciones se interrumpía siempre durante el mes en agosto, y
aquel año Fabián decidió volver a España, donde vivían sus padres. Esa fue la
decisión, no se planteó acercarse ni siquiera a varios metros de la casa de sus
padres.
Se alojó en un hotel del centro de la ciudad y allí permaneció durante días y
noches, encerrado en su habitación, una vez más deseando tomar una decisión
sin tomarla. Se había llevado su portátil y a través de él continuaba con el
aprendizaje y revisión de su inconmensurable sabiduría.
Había leído, entre millones de libros, uno relacionado con la efectividad de las
pequeñas decisiones y las pequeñas acciones. El libro defendía que nuestro
cerebro activa el miedo cuando nos planteamos grandes cambios o grandes
decisiones, y eso hace que nuestra corteza cerebral se bloquee y no actúe a pleno
rendimiento, paralizando nuestro progreso. Fabián había decidido por fin
probar en la experiencia real alguno de los miles de millones de datos que tenía
acumulados en su mente. De momento se encontraba en la ciudad donde había
nacido y crecido, donde vivían sus padres. Ahora que ya lo había logrado, se
planteaba la segunda pequeña decisión: aproximarse y mirar desde lejos la
fachada de la casa de sus padres.
Al cabo de una semana de llegar, ya estaba plantado espiando el edificio donde
vivían sus padres. Su corazón latía a gran velocidad e intensidad, porque hacía
muchos años que no veía a sus padres. Después de varias horas soportando el
bochornoso calor, Fabián tuvo su recompensa. Su padre y su madre salieron por
9 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” el portal de la casa, con un paso lento y pausado. La imagen resultó de gran
impacto porque Fabián no era consciente de cuanto habían envejecido. El paso
de los años había caído implacable sobre ellos, en especial sobre su padre.
Fabián vio cómo tomaban un taxi que estaba aparcado junto al portal desde
hacía cinco minutos. El taxi arrancó y Fabián sintió en el estómago una dolorosa
contracción. No sabía si era tristeza o culpabilidad. Estaba confuso. Pero al
mismo tiempo se sentía orgulloso de estar dando pasitos pequeños hacia su
objetivo: recuperar a su padre.
Volvió al hotel, y en los sucesivos días regresó a su esquina, para observar la
vida y movimientos de sus padres. Hasta que un día se decidió por caminar
hacia la puerta y llamar al timbre. Cuando estaba en la puerta, apenas
comprendía cómo había llegado hasta allí. Probablemente porque no lo pensó.
Cuando su madre abrió la puerta, Fabián esbozó una amplia sonrisa y abrió los
brazos en señal de apertura. Su madre, después de unos segundos bloqueada y
confusa, se abalanzó sobre él y le cubrió de besos mientras lloraba de emoción.
Fabián y su madre habían mantenido su comunicación en la distancia, y por
tanto el reencuentro no fue difícil. Sin embargo, cuando Fabián entró en el salón
donde estaba sentado su padre, sintió que se le tragaba la tierra. Su padre no se
levantó, giró pesadamente su cabeza y lo miró como si no lo conociera.
-
Hola, papá…Soy Fabián -dijo con temblorosa voz.- ¿Cómo estás?
Su padre se quedó unos segundos mirándole, y después, bajando la cabeza con
desolación, contestó con una voz débil:
-
Hola.
Era la primera palabra que le dirigía su padre hacía ocho años. Fabián se sentía
cada vez más seguro, con más confianza, y con más ganas de seguir actuando,
tomando decisiones, avanzando.
A partir de ese día, Fabián se instaló en su casa. Faltaban aún diez días para que
tuviera que regresar a Londres, y decidió recuperar el tiempo perdido. Durante
la primera semana de estancia en su antiguo hogar, Fabián cruzó tan sólo frases
sueltas o monosílabos con su padre, aunque poco a poco iban comunicándose
con más riqueza, a pesar de hablar de aspectos triviales.
Sin embargo, para Fabián aquello era el paraíso, porque su padre le dirigía la
palabra. Se sentía cada vez más tranquilo y feliz. Pero necesitaba afrontar de
verdad su relación con su padre, necesitaba decirle determinadas cosas. Pero
10 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” sobre todo, necesitaba decirle que le admiraba y le quería. Así de simple y de
complicado.
Su padre había envejecido rápidamente, se movía con torpeza, y además había
sufrido serios problemas cardiovasculares, por lo que era posible que un día de
aquellos se marchara definitivamente. Eso pensaba Fabián, y por eso no quería
dejar de intentarlo antes de volver a Londres. Su madre también lo animaba a
que expresara sus sentimientos a su padre, porque con los achaques y la
enfermedad se había ablandado su carácter.
Por fin, el último día de su estancia en España decidió sentarse junto a su padre
en la terraza que daba al salón. Estaba anocheciendo, y el calor era aún
sofocante. Su padre estaba sentado cómodamente leyendo una revista científica.
Fabián se sentó y se mantuvo en silencio unos diez minutos. Su padre se quitó
las gafas que utilizaba para leer, y dejó la revista en la mesa. Sin mirar a Fabián,
le preguntó si se marchaba al día siguiente.
-
Sí…Me vuelvo mañana.
Pasaron tres minutos más en silencio, como si el tiempo se hubiera detenido.
Entonces Fabián prosiguió hablando:
-
Voy a dejar mi trabajo en el teatro. Y quiero decirte que no es porque tú
lo quieras. Es porque es lo que quiero yo. He ganado mucho dinero
durante estos años gracias a mis conocimientos, y tengo bastante
dinero ahorrado. Con ese dinero puedo permitirme estar un par de años
buscando un trabajo que realmente me guste. ¿Y sabes? Quiero
dedicarme a la investigación científica. Me siento como un payaso
saliendo día tras día a un escenario lleno de histéricos que sólo buscan,
digamos, mi parte extravagante.
Supongo que este cambio te parecerá bien…o puede que ya no te
importe. No lo sé…pero para mí lo importante era decírtelo.
Fabián estaba sudando, entre el calor y los nervios. Además, su padre no
reaccionaba, era como si no le escuchara ya que ni le miraba. Pero Fabián se
armó de valor para continuar con lo que había decidido hacer desde que salió de
Londres.
-
Verás…quería decirte también algo. Quería decirte que para mí siempre
has sido una referencia…te he admirado mucho desde que era pequeño.
Y…y…te quiero.
11 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” ¡Ya lo había dicho! Fabián suspiró aliviado, y se acomodó en la silla. Miró los
edificios lejanos de la ciudad en el ocaso. Su padre continuaba quieto, sin
moverse apenas. Fabián, crecido, continuó:
-
Quería decirte esto antes de irme…y también quería darte las gracias
por
haberme
inculcado
la
pasión
por
el
conocimiento
y
el
aprendizaje…aunque ¿Sabes una cosa? Si ese conocimiento no lo
transformas en una acción o una decisión, no vale de mucho en el
mundo real.
Pasaron veinte minutos más. El padre de Fabián se mantuvo mirando hacia el
horizonte, respirando pausadamente, en silencio. Por su parte, Fabián sentía un
enorme alivio, y al mismo tiempo se sentía vacío. Pero era un vacío muy distinto
al que sentía cuando llegaba de representar su función del hombre más sabio del
mundo. Este vacío era de paz interior, de plena conciencia. Finalmente, se
levantó y se fue a dormir.
Al día siguiente, Fabián cogía un avión para Londres a las 12 h. Sus padres
fueron a acompañarle al aeropuerto, para despedirse de él. Aquella visita
significaba, sin duda, un antes y un después para los tres. La relación se había
restablecido, incluso con su padre, aunque éste apenas hubiera dicho diez o
doces frases en los diez días que había estado Fabián en su casa.
Cuando llegó el momento de la despedida, su madre se despidió con alegría de
Fabián, con mucho cariño. Entonces, Fabián se volvió a su padre. Éste, con ojos
llorosos, le miró a sus ojos directamente y abrió sus brazos. Fabián se dejó llevar
y se fundió con su padre en un abrazo profundo, sentido y doloroso por el
tiempo perdido. Cuando se desprendió de sus brazos, Fabián vio que su padre
estaba llorando. Fabián entendió emocionado. Su padre también había
entendido, por fin, a su hijo.
Cuando llegó a Londres, Fabián se dirigió directamente a la oficina de su
promotor, Frank Burton. Éste le estaba esperando cómodamente sentado en su
despacho, y le recibió con gran alegría. Entonces, Fabián le comunicó su
decisión de abandonar su carrera como showman, y Burton trató de convencerle
de lo contrario con mil artimañas. Le ofreció más dinero, un porcentaje en la
empresa productora, más tiempo para descansar. Pero fue inútil. Fabián había
aprendido, por fin, a tomar decisiones, a actuar. Había aprendido a afrontar su
vida. Y ya no había marcha atrás.
12 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” Salió de la oficina de Burton con una sensación de plenitud. Era el mismo vacío
que había sentido cuando expresó a su padre todos los sentimientos retenidos
durante toda su vida. En ese momento, sonó su teléfono móvil. Era su madre.
Su voz era apenas audible, temblorosa y desgarrada.
-
Fabián…tu padre…
Fabián comprendió al instante. Su padre había sufrido un ataque al corazón
hacía apenas unas horas y no lo pudo resistir. Fabián sintió una profunda
tristeza por la pérdida de su querido y admirado padre. Probablemente la
persona más importante de su vida, para bien y para mal. La persona que
inculcó en él la pasión por la sabiduría, pero también la persona que limitó
gravemente su vida y le infligió tanto dolor y resentimiento por su desprecio e
indiferencia. Al final, Fabián comprendió que su padre, simplemente, tenía una
grave incapacidad para expresar lo que sentía. Tanta sabiduría y conocimientos
tampoco le habían servido para ser feliz.
Por otro lado, Fabián se dio cuenta de la trascendencia de sus decisiones del
último mes. Decidió romper con su parálisis y decirle a su padre lo que durante
toda su vida quiso transmitirle. Justo a tiempo, un día antes de su muerte. La
vida era extraña, pensó. También se enfrentó a la otra persona decisiva en su
vida: Frank Burton, para comunicarle su firme decisión de abandonar su carrera
profesional para dedicarse a lo que verdaderamente le había motivado en su
vida: el aprendizaje y el estudio. Pero a partir de ese día, nunca más su inmenso
conocimiento ni la infinita información que inundaba su cerebro le impedirían
vivir de verdad. Nunca más su vasta y gigantesca sabiduría bloquearían su
capacidad para actuar y cambiar el rumbo de su vida.
El hombre que sabía demasiado miró al cielo azul, tan sólo surcado por algunas
nubes blancas como la nieve. Y comenzó a caminar hacia una nueva vida llena
de incertidumbre, pero también de esperanza. Una vida que sería vivida con
toda plenitud.
13 “Cuentos para adultos…que quieren ser felices” MENSAJES DEL CUENTO
▪
En nuestra sociedad existe una gran obsesión por el conocimiento, por
tener más datos, más información. Leemos demasiados periódicos,
vemos demasiados telediarios, absorbemos sin cuestionar las lecciones
de los gurús de cada sector. Sin embargo, todo eso no nos garantiza la
felicidad. Más bien, al contrario.
▪
La mayoría de las personas saben lo que tienen que hacer en sus vidas,
pero no lo hacen. ¿Por qué?
▪
El conocimiento y la información ya no es la fuente del auténtico poder.
El poder está en la acción.
▪
La sabiduría y el conocimiento son importantes. Pero llega un momento
en que tenemos que actuar, tenemos que afrontar nuestra vida.
▪
Deja de pensar tanto, deja de tomar sobredosis de información. Actúa,
actúa y actúa. Cambia lo que no te satisface de tu vida, toma las riendas
y no te arrepentirás jamás.
¡¡¡Si te ha gustado el cuento, regálaselo a tus
contactos!!!
Twitter del autor: @JavierCarril
Blog Javier Carril: http://coachcarril.blogspot.com.es/
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sobre motivación, liderazgo, gestión de emociones o coaching, envía un e-mail a
[email protected]
Javier Carril es socio director de la empresa Execoach, www.execoach.es
• Profesor del IE Business School.
• Miembro de Top Ten Business Experts
http://toptenbusinessexperts.com/expert/javier‐carril/ y experto de la red
Enevolucion www.enevolucion.com/ y del canal web MotivaciónyMas.
http://www.motivacionymas.com/expertos/
• Autor de los libros “Zen Coaching”, Ed. Díaz de Santos 2008 y
“Desestrésate” Alienta 2010; y coautor de “Profesionales en
evolución” LID, 2010.
• Ha realizado coaching o formación para directivos de Telefónica, Banco
Santander, Repsol, Philips, Kyocera, Grupo Volkswagen, Abbott y Cepsa.
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