Fuerte diferenciación Norte-Sur en el crecimiento del

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Fuerte diferenciación Norte-Sur en
el crecimiento del PIB estatal
a mediano plazo
El último dato del PIB estatal recientemente publicado por el INEGI, señala que en
la última década el desempeño de las entidades federativas mexicanas ha sido muy
heterogéneo, caracterizado por un importante proceso de polarización. Así,
mientras los estados del norte del país y algunos del centro, han mostrado un
destacado crecimiento económico, las entidades del Sur-sureste no han logrado
incrementar su producción a tasas superiores al promedio nacional.
Esta evidencia confirma la capacidad de los estados del norte para insertarse con
mayor éxito a la nueva dinámica de la economía mundial, sustentada no sólo por su
proximidad geográfica al principal mercado de exportación, sino también de una
mayor competitividad en infraestructura en comunicaciones y transportes, capital
humano e instituciones, entre otros factores.
En los últimos 25 años México ha experimentado un importante proceso de divergencia económica entre el norte y el
sur, la cual se ha magnificado con la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en
1994. Ello refleja la existencia de habilidades y capacidades económicas distintas en las diferentes entidades y regiones
del país para adaptarse al nuevo contexto de competencia mundial y beneficiarse del nuevo esquema de desarrollo
económico.
Así, bajo el modelo de crecimiento económico nacional basado en la apertura comercial, los beneficios se han
concentrado principalmente en las regiones más próximas al principal mercado de exportación y mejor dotadas de
infraestructura competitiva. Por el contrario, la región Sur-sureste, al presentar deficiencias importantes en la dotación de
factores competitivos han mostrado grandes dificultades para su inserción en el actual modelo de desarrollo. Entre los
rezagos más relevantes destaca la escasa dotación de capital físico, humano, tecnológico e institucional; ubicación
geográfica alejada de los principales centros de exportación; orientación productiva en sectores de bajo valor agregado;
baja capacidad de sus empresas debido a su reducido tamaño e incapacidad gubernamental para impulsar el desarrollo
económico de dichas regiones.
En este contexto, el presente análisis estudia el crecimiento económico estatal en el periodo 1993-2006, utilizando para
ello la tasa de crecimiento medio anual del producto interno bruto estatal (PIBE) en niveles y per cápita, así como los
niveles de PIB per cápita por entidad federativa. Ello permite tener un panorama a mediano plazo sobre el desempeño
económico de los estados y regiones de México, evidenciando las zonas y territorios que han logrado obtener mayor
provecho del nuevo esquema de desarrollo del país.
Crecimiento económico de las entidades federativas mexicanas
El mapa 1 presenta la tasa media anual de crecimiento del PIB para cada uno de los estados de la República Mexicana.
Como se observa, todos los estados fronterizos presentan un alto crecimiento económico en el periodo bajo estudio,
contrario a lo que sucede en el sur y sureste del país. De esta forma, mientras que a nivel nacional el crecimiento fue del
3 por ciento, las regiones Norte, Centro, Capital y Sur-Sureste, crecieron a tasas del 4.02, 3.21, 2.20 y 2.42 por ciento,
respectivamente.
A nivel sectorial, las actividades de transporte, almacenaje y comunicaciones; servicios financieros, seguros, actividades
inmobiliarias y de alquiler; electricidad, gas y agua; e industria manufacturera presentan las mayores tasas de
crecimiento: 6.17, 3.90, 3.95, y 3.17 por ciento, respectivamente. Por el contrario, actividades como agricultura,
silvicultura y pesca; minería; y construcción, crecieron a tasas apenas de 1.94, 2.30 y 2.20 por ciento, respectivamente.
Esto muestra que el crecimiento de la economía depende cada vez menos del sector primario y se basa cada vez más
en actividades relacionadas con el comercio, servicios y manufacturas.
Es importante destacar que la orientación productiva de la región capital en buena forma determinó que ésta presentara
un bajo crecimiento en manufactura; construcción; electricidad, gas y agua; así como en comercio, restaurantes y
hoteles.
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Por otro lado, los estados que más crecieron fueron, Aguascalientes y Querétaro con tasas del 5.34 y 5.03 por ciento,
respectivamente, crecimiento explicado principalmente por las manufacturas; transporte, almacenaje y comunicaciones;
y servicios financieros, seguros, actividades inmobiliarias y de alquiler. Esto muestra que el potencial para crecer se
encuentra en buena medida en el sector terciario de la economía.
Por su parte, las entidades de menor crecimiento son Guerrero, Nayarit y Distrito Federal, con tasas del 1.45 y 1.68, 1.74
por ciento, respectivamente. La primera se especializa en servicios comunales, sociales y personales; agricultura; y
comercio, restaurantes y hoteles. Mientras que el Distrito Federal se especializa en servicios financieros, seguros,
actividades inmobiliarias y de alquiler; y comercio, restaurantes y hoteles.
Si bien el crecimiento del PIB estatal es útil para medir la capacidad de expansión de la producción local, no toma en
cuenta el crecimiento de la población y, por tanto, el nivel promedio de ingreso o bienestar material del que gozan los
habitantes de cada estado. Es así que un incremento del PIB del 10 por ciento, ante los mismos niveles de incremento de
la población, dejará a cada ciudadano en niveles similares de bienestar. Por el contrario, si la producción crece a tasas
mayores que la población, al incrementarse el PIB por persona, en promedio cada ciudadano dispondrá de mayores
bienes y servicios.
De esta forma, el mapa 2 presenta el crecimiento promedio anual del PIB por persona. Como se aprecia, existe una
mayor tasa de crecimiento del PIB per cápita hacia el norte del país, especialmente en los estados del norte y centronorte, mientas que el sur y sureste presentan los menores niveles de crecimiento. En particular los estados de Baja
California Norte, Tamaulipas, Estado de México y Morelos retroceden un nivel; mientras que los estados de Sinaloa,
Jalisco, Veracruz, Durango, Zacatecas y San Luís Potosí avanzan un nivel. A nivel regional, es importante destacar que
bajo este método, la región sur-sureste crece a tasas superiores a la región capital.
Por su parte, Baja California Sur y Quintana Roo presentan un alto nivel de de crecimiento del PIB en niveles, pero un
bajo nivel de crecimiento del PIB per cápita. Ello debido al alto crecimiento de la población, consecuencia de la
inmigración y su crecimiento natural. Baste mencionar que, mientras la tasa de crecimiento de la población a nivel
nacional fue de 1.29 por ciento en el periodo bajo estudio, Baja California y Quintana Roo tuvieron tasas de 3.07 y 5.04,
respectivamente.
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De manera similar, Baja California pasa de un nivel alto a uno medio, ello debido en buena forma al crecimiento de su
población del 3.37 por ciento.
El mapa 3 presenta el PIB per cápita estatal en 2006. Como se aprecia, los estados fronterizos, a excepción de
Tamaulipas, presentan un elevado PIB por habitante, junto con Aguascalientes, Querétaro, en el centro, y Campeche y
Quintana Roo, en la Península de Yucatán. Destaca el estado de Campeche con un alto PIB per cápita, lo que sin duda
es resultado de la importancia que tienen en la entidad las actividades petroleras. Sin embargo debido al decrecimiento
de la producción del Cantarell, el segundo yacimiento petrolero a nivel mundial, a partir de 2004, es probable que esto se
haya reflejado en un bajo crecimiento del PIB en el periodo bajo estudio, puesto de manifiesto en el mapa 1.
Es importante destacar que en 2006, los estados más ricos, Distrito Federal y Nuevo León, tuvieron un PIB por habitante
de 184 mil 804 pesos y 139 mil 703 pesos, respectivamente. En el otro extremo se encuentran los estados de Chiapas y
Oaxaca, con 31 mil 275 y 32 mil 197 pesos por persona, respectivamente. Esto muestra las profundas disparidades
entre los distintos estados y regiones del país, las cuales se han magnificado desde que la economía nacional se abrió a
los mercados internacionales.
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Conclusiones
Desde mediados de los ochenta, la economía nacional cambio hacia un modelo de desarrollo abierto, con lo que las
empresas mexicanas comenzaron a competir a nivel global. Esta apertura se aceleró con la entrada en vigor del TLCAN
en 1994, frente al cual las distintas regiones del país han mostrado diferentes capacidades para competir e insertarse a
estas nuevas condiciones. Así, el crecimiento del PIB durante el periodo 1993-2006 evidencia que los estados del norte
del país y algunos centrales han mostrado la mayor dinámica económica, mientras que, por el contrario, las entidades
del sur y sureste el más bajo crecimiento económico.
Si bien, fuera de la región norte, los estados de Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, en la región centro, y Quintana
Roo, en el sureste, presentaron también altos niveles de crecimiento económico, en general, los estados más próximos
al principal mercado de exportación, pero también mejor dotados de infraestructura física, humana e institucional, han
demostrado su mejor y mayor capacidad de insertarse a la nueva dinámica del actual esquema de desarrollo nacional y
mundial.
Esta evidencia hace ver la urgente necesidad de diseñar e implementar políticas públicas orientadas a dotar de las
condiciones de competitividad a los estados de las regiones con mayores desventajas, de tal forma que les permita en el
mediano y largo plazos adaptarse a la nueva realidad que el país enfrenta en materia competitiva. Es por ello importante
evaluar de manera seria y detallada las variables que influyen en el proceso de divergencia regional en México; a partir
de ello, se tendrá mejor conocimiento para impulsar la creación de las condiciones para el desarrollo acelerado del sur
del país, y así contar con un desarrollo regional más equilibrado, igualitario y con más y mejores oportunidades para
todos los mexicanos.
aregional.com ®
Abril 14, 2008
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