Estrategias de investigación: emplazamientos epistémicos

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Para Beatriz, que incentiva estas y otras estrategias de investigación.
Estrategias de investigación: emplazamientos epistémicos-metodológicos.
Retos y posibilidades
Por. Antonio Correa Iglesias1.
El tema que convoca este libro, emplaza una de las problemáticas
fundamentales a los enfoques de la complejidad. ¿Cómo “diseñar” estrategias
de investigación compleja sin tener en el centro de su configuración la cuestión
del método? ¿Bajo qué emplazamiento epistemológico podemos establecer
dichas estrategias? ¿Cómo estas dialogan con una tradición instalada en la
cultura y hasta cierto punto somatizada institucionalmente?
Las estrategias de investigación han sido establecidas histórica y culturalmente
desde los programas de investigación y las metodologías. He aquí un campo
extraordinario de trabajo y sistematización, campo incluso que puede ser
historiado. A partir de todo ello se puede “concretar” lo que K. Popper2 llama los
problemas de la investigación científica, expresada si así se quiere en formas
lógicas, lingüísticas y categoriales a partir de las cuales podemos conocer y
expresar una forma de conocimiento. Sin embargo cuando hablamos de
estrategias de investigación establecidas desde programas y metodologías, no
podemos
perder
de
vista
que
estas
han
sido
formuladas
desde
emplazamientos que constituyen modelos y por tanto paradigmas en tanto
fundamento epistemológico. Es decir, “obedecen” a idealizaciones científicas y
culturales que cargan consigo los límites socio-culturales de estos paradigmas.
Si continuamos esta línea arqueológica y en cierto sentido arquitectónica
tampoco podemos olvidar que las “estrategias de investigación” no importa su
naturaleza, constituyen en tanto que paradigma, formas hegemónicas a partir
de las cuales se organiza y también, porque no, se constriñen los procesos
cognitivos. Todos los argumentos anteriormente expresados no niegan la
legitimidad de las “estrategias de investigación”, sin embargo si enfatizan en el
hecho de que mucho queda fuera de estas estrategias.
Las “estrategias de investigación” constituyen una derivación sustancial de los
métodos de investigación científicos, lo cual “supone” un diálogo necesario en
1 Profesor Asistente de Filosofía, Epistemología y Estética del siglo XX. Investigador agregado, Instituto de Filosofía. La Habana. Cuba.
Presidente Cátedra para el Estudio de la Complejidad. Profesor invitado Universidad Alanus, Alemania. Profesor de la planta internacional de
profesores de la Multiversidad Edgar Morin. México. Miembro del Consejo Editorial de la Revista Argumentos. Estudios críticos de la sociedad.
División de Ciencias Sociales y Humanidades. Coyoacán, México.
2 Para un mayor análisis del tema en cuestión véase K. Popper “La lógica de la investigación científica”
la medida misma en que este sea expresión de las intencionalidades de las
estrategias. Ciertamente en la tradición de pensamiento occidental, lo que
puede ser llamado método de investigación científico ha tenido a su haber dos
momentos
fundamentales:
la
instalación
cartesiana
newtoniana
y
la
sistematización positivista desde la ciencia. Este argumento puede ser muy
discutido pero lo cierto es que los intermensos posibles han tenido en estos dos
pilares una determinación fundamental. No pretendo hacer el vademécum de
estas utopías, sin embargo no podemos obviar que en oportunidades los
deseos de “estrategias de investigación” son más que las posibilidades.
Desde este contexto y reconociendo igualmente la legitimidad de los enfoques
de la complejidad, hay que partir de tres elementos fundamentales para
comenzar a constituir “estrategias de investigación”.
I
Las ciencias de la complejidad han tenido en los últimos años desarrollos3 que
consolidan sus emplazamientos epistemológicos, expresados en modos
concretos de aplicación y modelación no solo de agentes sino también de
escenarios plausibles. Sin embargo, no logro establecer cierto criterio de
nivelación -si es que este es legítimo- sobre lo que puede ser considerado lo
metodológico y lo epistemológico, más allá de lo “estrictamente” científico como
dominio de ciencia. Mucho se ha avanzado en este sentido pero mucho nos
queda aún por hacer. Este “desnivel” ha condicionado los modos de decir y
hacer en prácticas y metodologías “intercambiables” que no siempre reconocen
las referencialidades y legitimidad a partir de las cuales han sido establecidas
como modelaciones.
En un principio atribuía todo ello a la necesidad de reconocer en la ciencia un
emplazamiento fuerte. El tiempo, pero sobre todo la lectura crítica de una
producción me llevó paulatinamente a modificar este criterio. Comencé a
Las ciencias de la complejidad han abierto un campo de estudio pródigo en formulaciones y posibilidades. Si solo tomamos los desarrollos en el
campo de la biología, la vida artificial y las neurociencias podremos encontrar un arsenal de nuevas conceptualizaciones que están
revolucionando nuestras perspectivas epistemológicas y los modos a partir de las cuales establecemos analíticas. Ejemplos de esto pueden
encontrarse en las llamadas neurociencias computacionales, Langton, 1996 que se ha venido ocupando de la simulación y la producción de
sistemas autoorganizados, emergentes y distribuidos; mientras que las neurociencias -Dayan y Abbott, 2001- se han ocupado principalmente del
análisis de estas mismas estructuras en el sistema nervioso. Especialmente interesantes son las líneas de investigación que atraviesan ambas
disciplinas; aquí encontramos la robótica evolutiva -Harvey 1997-, la robótica neurocientífica -Krichmar y Edelman, 2002-, el programa de
simulación de conducta cognitiva mínima -Slocum 2000; Gallagher y Beer 1999- los estudios de complejidad en el sistema nervioso -Tononi
1998-, biorobótica -Webb, 2001-, y un largo etc. de iniciativas que buscan integrar lo que sabemos de los mecanismos neuronales para sintetizar
conducta cognitiva en robots con la intención de avanzar en la compleja tarea de naturalizar operacionalmente el fenómeno de la cognición.
3
visualizar un ejercicio de yuxtaposición que dando bandazos construía una
discursividad cargada de neologismos vaciados ontológicamente. De pronto
toda la conceptualización que Prigogine establece sobre las estructuras
discipativas venían como anillo al dedo para comprender los sistemas sociales,
de igual modo la teoría fractal de Mandelbrot podía explicar de forma pasmosa,
aunque con una agudeza extraordinaria los procesos de la experiencia. O
sencillamente la física quántica -así de genérica y empaquetada- podía dar
explicación a “las tendencias de la voluntad de poder en las construcciones de
la finalidad política y sus relaciones con la configuración de la política misma.
Toda esta “conceptualización” se travestía desde una ortodoxia que me
recordaba mucho cierto marxismo todo-explicativo4. Una ortodoxia que mucho
tiene de glamur y de performatividad. Súbitamente la complejidad lo explicaba
todo y no solo lo explicaba bien, sino que lo explicaba del mejor de los modos
posibles. Dejamos de ser de la mañana a la noche reduccionistas para ser
complejos, perdiendo de vista que en esta acción nos reducíamos nuevamente.
Esta perniciosa extrapolación ha contribuido a generar un estado a partir del
cual la complejidad es asumida como una teoría que no solo lo explica todo
sino que moviliza una “posibilidad” mediática amparada en best-seller como
salida postmoderna a la crisis de la racionalidad occidental.
Aunque lo anterior no es siempre evidente para sus hacedores, lo cierto es,
-como recuerda el psicólogo Abel Rodríguez Macip- que los enfoques de la
complejidad corren el riesgo de envejecer antes de hacerse adultos cuando
desde esta perspectiva se anula la indagación rigurosa para ponderar una
“búsqueda” que gusta de la extrapolación acrítica.
II
El segundo aspecto para comenzar a pensar en “estrategias de investigación”
debe ubicarse en el plano epistemológico y metodológico como base
intencional de todo proceso cognitivo. En este particular caso no hay mucho
Recordemos aquel medular ensayo “Réquiem al marxismo” en el cual mi colega y amigo Alexis Jardines emplaza a cierta “conceptualización” y
a sus hacedores. Dice Alexis Jardines “Si Marx viviera, de seguro hubiera sido el primero en pronunciarse en contra de esta monstruosa
ampliación. Resulta que todo conocimiento, toda teoría, tiene un condicionamiento histórico-social (y, por tanto, límites naturales y sociales); pero
esta concepción marxista no parece funcionar cuando se trata de aplicarla al marxismo mismo. Las propias obras de los clásicos fueron
extremadamente sobrevaloradas -y lo que es peor aún- totalmente mistificadas, convertidas en verdaderas Lámparas de Aladino. Bastaba
frotarlas para que de ellas emergiera insólitamente la explicación de los ovnis o la previsión del SIDA. Para una lectura detallada véase “Réquiem
al Marxismo” Alexis Jardines. Editorial. de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1991
4
camino transitado. La monumental obra El Método de Edgar Morin así como La
transdisciplinariedad, Manifiesto de Basarad Nicolescu, pautan los escenarios
de discursividad en términos de sistematización, estrategia y “metodología”.
Las implicaciones epistémico-metodológicas de estas dos obras, hilvanan los
universos simbólicos a partir de los cuales comenzamos a pensar los enfoques
de
la
complejidad.
Sin
embargo,
¿cuánto
se
ha
“avanzado”
-epistemológicamente hablando- desde la publicación de estas obras?
El Método, esbozado en siete tomos constituye hasta hoy el ejercicio más
sistémico de aproximación, por diferencia a lo que Morin llama “Anti-Método”.
Desde una orientación cuyos contacto con lo epistémico-metodológico son
evidentes, Edgar Morin esboza los cimientos del pensamiento complejo, una
vez que reconoce la trama como forma de relación y posibilidad cognitiva.
El viso de lo metodológico como constreñimiento en la cultura occidental
expresado en una forma canónica5 de entendimiento, va a suponer la “crisis de
los fundamentos”6, crisis entendida desde una perspectiva epistemológica,
aunque Morin extienda sus implicaciones no solo a los fundamentos sino a la
base de la cultura y el pensamiento occidental. Esta ruptura crítica con una
tradición
y
una
metodología
se
formula
desde
un
criterio
de
complementariedad. El método todo está sintonizando con esta crisis una vez
que presenta una forma y una posibilidad otra de pensar la naturaleza, la vida,
el conocimiento, la humanidad, las ideas, la ética pues “nuestros principios de
conocimiento ocultan lo que, en adelante, es vital conocer.”7
La noción de máquina es uno de los ejes centrales en toda la conceptualización
del “Método”. Pero “máquina” no es una suerte de taxonomía aplicable a
circunstancias aleatorias, es en todo caso como ser, como entidad que
funciona desde esta distinción. De aquí el subrayado que Morin propone sobre
5 Las formas canónicas del pensamiento en occidente han sido expresadas en determinaciones concretas, es decir, en formas que ponderan un
margen de demarcación. De este modo lo a-priori, a-temporal, el espacio y tiempo absolutos e independientes, las dicotomías, la lógica clásica y
la mirada exterior, lo regular, lo estático, la monodimensionalidad (Cláusula Ceteris Páribus) la linealidad (Interpolable, extrapolable), el
epresentacionalismo (Apariencia-Realidad – Modelo/Copia- Espejo) y la perspectiva que se modela desde el mecanicismo determinismo. A partir
de estos dispositivos se promueve una modelación de los procesos cognitivos que reconoce la separación radical entre el espacio externo y el
interno (Objeto-Sujeto), la “correspondencia” entre la imagen del mundo y lo que éste es, la problemática de la verdad asumida desde la
objetividad del conocimiento que ha nacido a partir de la metáfora óptica, la imagen especular independientemente de las imágenes anteriores y
de las que vendrán abonando la a-histórica del conocimiento y un sujeto completamente pasivo (una superficie reflectante-una tabula rasa en la
que se imprimen las imágenes)
6 Edgar Morin. El Método. Tomo III “El conocimiento del conocimiento” Cátedra Madrid. Pág. 45. Edgar Morin. El Método Tomo I “La naturaleza e
la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 23
7 Edgar Morin. El Método Tomo I “La naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 23
el ser máquina artificial (sma) y el ser máquina viviente (smv)8 una vez que se
expresa la distinción en términos de: información, organización, computación y
programación. Esta es entonces la razón por la cual la noción de máquina no
puede ser concebida como un “simple” objeto, como tiene en el caso de la
dimensión clásica de la física al mecanicismo. Morin “recupera” las
posibilidades de la organización como sistema9 en la conceptualización del sermáquina en tanto emplazamiento metodológico.
Esta disposición de la y en la organización transformar la diversidad en unidad,
sin derogar la diversidad en y por la unidad. La capacidad organizacional
transforma y forma10 en los sistemas nuevas entidades desde la autoorganización de los mismos. Sin embargo la noción de máquina desde la esta
configuración del método, supone ser al menos en dos dimensiones: ser en la
organización y expresarse en un sistema. Estas dimensiones toman como
referente las distinciones de ser-máquina artificial y viviente en igualdad de
condiciones. La máquina artificial y la máquina viviente se manifiestan en la
organización y en la conformación de sistemas. Lo que varía y posibilita su
diferenciación, son las formas que estas propician al interior de estos
aconteceres.
De este modo se une la posibilidad del ser-máquina como idea de totalidad en
la interacción, una vez que esta da cuenta de sí y segrega una autonomía en la
contextualización. Sus procesos, si bien autónomos, van, desde una
contextualización a determinar la naturaleza de sus acciones e interacciones.
El ser-máquina desde esta metodología reconoce la unidad compleja, unidad
que propicia una comprensión de la totalidad en la organización en sentido de
círculo relacional. Por ello el emplazamiento metodológico de la “noción sermáquina toma como referente los aportes de Wiener en el plano de la
cibernética como nueva visión que concibe la máquina, no como producto
social o instrumento material, sino como ser físico organizador agenciado en la
El ser-máquina artificial está dado según Morin por la mega-máquina antropo-social, de este modo el ser-máquina viviente expresado en ser
físicos o biológicos se genera a sí mismos pero la idea de ser no es en ninguno de los casos una noción sustancial, es cuando más una idea
organizacional.
9 Morin parte sin lugar a dudas del reconocimiento de la noción de sistema que Ludwing von Bertalanffy establece en General Systems Theory
sobre todo por las implicaciones que supone reconocer el sistema como un todo no reducible a las partes y formulado como sistema abierto al
intercambio En la crítica que establece Morin a General Sistems Theory está precisamente el hecho de no develar más allá del carácter “holista”
del sistema en cuestión, como “oposición” al reduccionismo, al tiempo que esta formulación “holista” se convierte con perfecto derecho en otra
forma de reduccionismo. Sin desechar la noción de sistema Morin trata de establecer y explorar la unidad compleja desde la organización que
contempla al sistema y viceversa. Por ello el ser-máquina tanto artificial como viviente es un sistema que implica armonía, funcionalidad, síntesis
pero también disonancia, la oposición, antagonismo.
10 Morin llama a esta posibilidad de formación Morfogénesis. Véase Tomo I, obra citada, Pág. 30
8
información y en el programa que propicia la organización y la autoorganización”11 expresado en principios explicativos. Este carácter funda no
solo una distinción en la conceptualización sino que abre un espacio relacional
donde se expresan otras formas conceptuales, expresión si se quiere de un
diálogo de saberes sustancial a las formas teóricas de la complejidad.
En este sentido, el esbozo metodológico que Morin propone recupera nociones
como formas de emergencia12, bucle13, observador14 para desarrollar y
amplificar las resonancias epistemológicas de esta forma conceptual.
Emergencia, bucle y observador, -particularmente- van a dar cuenta de los
procesos desde lo epistemológico y lo metodológico. La emergencia15 viene
entonces a ser uno de los rasgos de distinción. Las formas que emergen
descubren implicaciones en el todo, al tiempo que se expresan en el sistema
donde propician y “modifica” al sistema en cuestión aunque, no necesariamente
a la organización y a la auto-organización del mismo. “Las formas emergentes
inciden no solo en el sistema sino en sus formas de organización, autoorganización, temporalidad e identidad. De este modo el ser-máquina enfrenta
los procesos de emergencia desde la posibilidad de un bucle retroactivo, la
articulación de este bucle va a propiciar la rearticulación y las interacciones que
desde la emergencia inciden en el sistema todo...”16
Ahora, el bucle17 generativo en tanto que emplazamiento metodológico no
viene a ser una característica en términos estructurales. El bucle propulsa el
ser-máquina desde la dispersión pero también desde el antagonismo que
conduce18 a la organización activa. De este modo, los agenciamientos en las
interacciones, pueden ser entendidos como totalidades en la activación de las y
en las emergencias. El elemento -no ya estructural- adquiere dimensión de
Edgar Morin. El Método Tomo I “La naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 200
La emergencia puede ser entendida como cualidad en relación con los elementos que constituyen el y al sistema. Emergencia puede ser una
acontecer que si bien no tiene necesariamente continuidad una vez que se manifiesta en el sistema tiene carácter irreductible.
13 La idea de bucle, como bucle retroactivo emergió en y por la cibernética wieneriana (corrective feed-back loop). Morin asume el bucle no
como morfología sino como idea de circulación, de flujo, de interacciones-acciones que implican, “aseguran” la existencia y la constancia de la
forma. El bucle puede ser entendido igualmente como el agenciador de las interacciones.
14 A la naturaleza del observador le dedicaremos un momento importante en este epígrafe. La noción de observador entra en la dimensión del
ser-máquina desde lo que H. von. Foerster llama “epistemología de los sistemas observables y epistemología de los sistemas observadores”
15 La emergencia como cualidad nueva con relación a los constituyentes del sistema. Puede ser entendida como evento, surge de forma
discontinua una vez se ha constituido el sistema; tiene, carácter de irreductibilidad; es una cualidad que no se deja descomponer, y que no se
puede deducir de los elementos anteriores.
16 Edgar Morin. El Método Tomo I “La naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 234
17 Recordemos que la figura del bucle tiene expresión no solo en los principios de la cibernética sino también en la secuencia del ADN. Cada una
de estas posibilidades implican zonas de estudios cuyas fronteras se hacen borrosas y demuestran la ductilidad de las nociones contemporáneas
en el pensamiento.
18 Esta conducción no está expresada ni manifestada desde la inevitabilidad del sistema. Las formas conceptuales que se han manifestado en el
contexto de la así llamada “revolución epistemológica” han superado los términos de inevitabilidad tan cercanos al paradigma clásico del
determinismo y el mecanicismo y han comenzado a pensar en términos de necesidad. 11
12
totalidad una vez que actúa en el sistema, lo modifica, co-existe en el mismo o
sencillamente interviene en alguno de sus aconteceres.
Es pertinente entonces pensar que lo metodológico en Morin como esbozo
facilita reconocer el carácter en sí y de sí de los procesos fenómenos
analizados. Este en sí y de sí no es el supuesto de autonomía del para sí del
modelo determinista y simplificador. “El sí es lo que nace por sí mismo, lo que
se vuelve sobre sí, como en el pronombre reflexivo sí, lo que vuelve a sí, lo que
reinicia el sí (en la regeneración, la reorganización). El principio de identidad no
es: Sí = Sí. La identidad no surge como equivalencia estática entre dos
términos sustanciales, sino como principio activo que procede de una Lógica
recursiva”19
La derogación de los sustancialismos trascendentalista como fundamento de
formas seculares en el pensamiento y la cultura, vienen a constituir uno de los
emplazamientos fundamentales en los esbozos de lo que Morin llama “antimétodo”. Esto supone una lógica de inclusión//exclusión en la declaración del
carácter abierto del sistema, una vez que este en sí y de sí está ligado al
proceso productor de recursividades. Ello implica la validación de un nivel que
ha superado el imaginario del ser en sí y para sí de la autonomía determinista,
autonomía que conduce al reconocimiento de un ser como individualidad
a-islado. Es decir, la idea de sí para el ser máquina, es capital pues es la
condición sobre la cual puede ser y puede ser en la temporalidad20 de la
relación de productos-productores-producción-de-sí.
De aquí la tetralogía genésica de la organización y de la producción-de-sí, va a
establecer las relaciones de desórdenes/interacciones/orden/organización. Ello
supone una relación de complementariedad, concurrencia, antagonismo y
aleatoriedad respecto a la organización que va a incidir significativamente en la
configuración de la totalidad de lo metódico. Se puede entonces establecer una
relación en términos de organización activa21 como relación de dependencia
mutua, sin que una “estructura” “jerárquica” prevalezca en la relación con el
Edgar Morin. El Método Tomo I “La naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 244
“… el tiempo forma parte de la definición interna de toda organización activa de todo ser máquina. Es el tiempo secuencial, que efectivamente
atraviesa y recorre el sistema, y es el tiempo del bucle, que se vuelve a cerrar sobre sí mismo. Es decir, que el tiempo forma parte doblemente de
la definición de la organización activa, puesto que es a la vez tiempo irreversible y tiempo circular (de Rosnay, 1975, página 212).
Pág. 248
21 Morin entiende la organización activa como: “…reorganización permanente, intercambios materiales/energéticos, con el exterior. aperturacerramiento existencial, interacciones con el entorno, ser existencia, si (en cuanto a sí), vínculos con otros sistemas, nacimiento, evolución, fin en
un: tiempo irreversible, cíclico, circular, evenencial…”El Método Tomo I “La naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 267La idea de
organización activa, comporta: producción/transformación/praxis, ser máquina, producción-de-sí, bucle recursivo/generativo,
apertura/recerradura, existencia.
19
20
otro en el sistema. Dichas relaciones no se manifiestan en el contexto de una
causalidad lineal, sino que se establecen los marcos de lo que Morin llama endo
y exo causalidad generativa. De este modo, las posibilidades pueden hallarse
en las interacciones que se establecen entre las endo y las exo causalidades,
que por demás participan de naturalezas diferentes. “La endo-causalidad es
local y la exo-causalidad general. La exo-causalidad proviene de un juego
diverso de fuerzas, no necesaria ni principalmente organizadas; la endocausalidad va unida a una organización activa singular. La exo-causalidad es
estadísticamente probable. La endo-causalidad es marginal, improbable en
relación a los determinismos y alea físicos exteriores, y resiste probablemente
a esta probabilidad mediante su recursividad propia. La causalidad circular, es
decir, retroactiva y recursiva, constituye la transformación permanente de
estados generalmente improbables en estados local y temporalmente
probables...”22
El recurso metódico como estrategia de investigación que Morin traza, registra
una posibilidad para establecer un estudio de las acciones causales en la trama
lo metódico mismo. Ello viene a enfatizar -esto es lo interesante- una
posibilidad que “supera” los enclave aristotélicos de la causa-efecto y con ello
su linealidad. Este esfuerzo no es desde una perspectiva puramente lingüística
sino procesual y analítica. Ello conjetura un cuerpo epistémico-metodológico
como herramienta para entender los procesos multi-causales a los cuales
estamos abocados, sobre todo, a partir del reconocimiento del tejido de
relaciones que suponen los objetos contemporáneos del saber desde lo
transdisciplinar.
El reto está precisamente no solo en “aceptar” estas pautas conceptuales sino
en comenzar a pensar precisamente desde esta lógica multi-causal, donde
cada acción tiene repercusiones en la totalidad del sistema. Esto requiere
entonces una acción que vehicule la multi-causalidad, al tiempo que una
orientación expresada en ella. Su objetivo: “superar” el sentido teleológico de
una forma cultural de pensar.
22
Edgar Morin. El Método Tomo I “La naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 295
Desde lo metodológico, Morin establece una distinción sustancial entre la idea
de teleología23, la noción de finalidad interior, la causalidad finalitaria y los fines.
Este proceso está dado por la reintroducción del concepto finalidad desde el
legado de la cibernética. La finalidad de los procesos -incluidos las estrategias
de investigación- no es exterior a la acción del observador. La interioridad de
sus procesos modela la acción e interacción de la información en los contextos
de programación. La propia derogación de los teleologísmo at-tempore,
propician la emergencia de una finalidad no desde una lógica causalista sino
más bien desde la auto-organización del sistema como totalidad, pautando no
solo las estrategias indagatorias sino también lo metódico mismo.
Esta noción de finalidad en constitución y constitutiva, no puede perder de vista
lo que Morin llama causalidad finalitaria24. La finalidad establece su permanente
reorientación en ese diálogo interior con una causalidad que se activa en el
reconocimiento de las contextualizaciones y de la totalidad. La finalidad se
desvirtúa sobre el criterio del ser-máquina artificial o ser-máquina viviente,
como tras-nominación. El primero está en función de finalidades antroposociales, el segundo está en función de la auto-organización del sistema. A
partir de esta distinción, Morin no reduce la idea de finalidad -no importa su
naturaleza- a una instancia receptiva. La finalidad en el contexto de esta
propuesta epistémico-metodológica está en el reconocimiento del carácter
complementario de la finalidad, en tanto formas concurrentes y antagónicas:
“(…) las finalidades degeneran, como consecuencia de las transformaciones,
desplazamientos, permutaciones de finalidades (…) Y, por supuesto,
continuamente se crean finalidades -en cada nuevo bucle- y continuamente
mueren finalidades (en cada transformación o desintegración de bucle)”25
Comprender la naturaleza de estos esbozos metodológicos como estrategias
de investigación, supone acceder a lo que Morin llama causalidad compleja,
cuyos vínculos conceptuales podrían estar en relación con la idea de sistemas
El término introduce la idea antropomórfica, tomada del modelo de la actuación humana, de que en el mundo existe finalidad o que el finalismo
constituye una de las claves para entenderlo. El sentido de la causalidad final en Aristóteles es una de las respuestas a “porqués” que deben
hacerse para explicar el cambio, y donde aparece una visión del mundo biológica en el que el destino de cada cosa, incluido el mundo entero, es
el desarrollo de todas las potencialidades de la propia naturaleza, junto con la afirmación de que el primer motor mueve como mueve el fin. El
sustrato de la idea de teleología puede estar igualmente en la teología e incluso en la forma determinista del pensar desde la ciencia expresada
en la linealidad y en el sentido de predictibilidad. Ya Kant establece una crítica fundamental a esta forma conceptual expresada en la posibilidad
de ser conocido objetivamente.
24 “La causalidad finalitaria es un aspecto de la endo-causalidad. Su carácter particular respecto del determinismo clásico es el no tomar forma
más que una vez que la meta (el efecto) se ha logrado. (…) La causalidad finalitaria, a diferencia del determinismo clásico que no es más que
constreñimiento, expresa activa y práxicamente la virtud de la endo-causalidad: producir autonomía, más allá, posibilidades de libertad. Morin
Edgar Morin. El Método Tomo I “La naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 297
25 Edgar Morin. El Método Tomo I “La naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 302-303
23
dinámicos de estabilidad26 y sistemas caóticos de inestabilidad27 que Ilya
Prigogine desarrolla desde el contexto de las estructuras disipativa. Causas
similares pueden entonces conducir a efectos diferentes y/o divergentes,
causas diferentes pueden producir los mismos efectos. Grandes causas
pueden, aunque no necesariamente conducir a pequeños efectos y pequeñas
causas pueden conducir, aunque no necesariamente a efectos inesperados.
Algunas causas incluso, pueden generar o propiciar efectos contradictorios e
inciertos.
La percepción de la causalidad compleja28 propuesta por Morin implica validar
una comprensión no-lineal sino circular e inter-relacional de los procesos
fenómenos al interior del sistema y al interior de sus metodologías. Ello viene a
“derogar” el pathos del trascendentalismo, así como las formas de
sustancialidad vinculadas al paradigma de la omnipotencia, así como sus
consecuentes efectos de omnidependencia.
Este espacio legitimo pero no suficiente, supone establecer estrategias de
investigación donde el reconocimeinto de la complejidad emerja como
posibilidad conceptual y sistémica. Las formas de la cognición así como los
procesos que de ella se generen, deben articular relaciones, que al tiempo
impulsen un nuevo tipo de unión. Es decir, una analítica donde lo
organizacional constituya la base de las interacciones y el espacio de la
emergencia de nuevas posibilidades sistémicas.
Lo propiamente epistémico-metodológico, nos sitúa en esta posibilidad crítica.
Si leemos con detenimiento “El método”, nos enfrentamos primero a una obra
colosal que supone un ejercicio y un empeño riguroso de intelección. Sin
embargo, las resonancias epistémicas que en todo ello se esboza, se nos
revela desde una perspectiva inter-disciplinar que a ratos parece un
conglomerado de acciones. Lo que continúa pendiente desde las prácticas
conceptuales de la complejidad es un cuerpo epistemológico desde la
epistemología propiamente dicha. Este argumento no anula en lo absoluto las
resonancias que la obra propone, todo lo contrario, es un acceso preliminar a
Pequeños cambios de condiciones iniciales producen efectos pequeños.
Pequeños cambios de condiciones iniciales producen efectos inesperados. 28 “La causalidad compleja abarca un conjunto de causalidades diversas en cuanto a origen y carácter (determinismos, alea, generatividad,
finalidad, circularidad retroactiva, etc.) y comporta siempre una dualidad fundamental endo-exo-causal.” Edgar Morin. El Método Tomo I “La
naturaleza e la naturaleza” Cátedra Madrid. Pág. 308
26
27
una plataforma epistemológica desde el reconocimiento del sistema como
reticulación no jerarquizada.
Ahora, junto a la monumental obra “El método” de Edgar Morin en tanto pauta
de discursividad en términos de sistematización, estrategia y “metodología”,
viene a complementar este segundo aspecto para pensar en “estrategias de
investigación”, la conceptualización que sobre la transdisciplinariedad nos
propone Basarad Nicolescu. Estas dos obras, constituyen dos de los
emplazamientos más significativos para pensar en términos de “estrategias de
investigación”.
Los desplazamientos epistemológicos que lo transdisciplinar supone, comienza
a reconocer una nueva dimensión y carácter como expresión crítica de una
ciencia desde la disciplina. El condicionamiento de lo transdisciplinar, ubica
objetos desde los marcos de articulación y rearticulación de sus relaciones.
Desde esta perspectiva el objeto desborda el margen de la disciplina y emerge
una posibilidad con implicaciones en la totalidad del sistema. Lo transdisciplinar
se articula entonces como acción contracultural, como “necesidad de
transgresión jubilosa de las fronteras entre las disciplinas, sobre todo en el
campo de la docencia, para superar la pluri y la interdisciplinariedad”29.
III
El tercer y último aspecto para comenzar a pensar y construir “estrategias de
investigación” debe ubicarse en la recuperación de las tres preguntas
kantianas. ¿Qué puedo pensar? ¿Qué debo hacer? ¿Qué cabe esperar? Estas
nos deben situar en zonas de influencias a partir de las cuales debemos
generar “estrategias de investigación” como salida a un emplazamiento de
crítica.
La ciencia clásica podríamos decir que ha subsistido y se ha expresado a partir
de tres principios fundamentales: determinismo, reducción y disyunción. A partir
de todo ello se ha organizado una lógica de pensamiento y metodología
amparado en leyes “universales” cuyo carácter matemático las hace
refrendables al tiempo que se complementa con el principio de identidad, no
contradicción y tercero excluido. Este panorama ha permanecido incólume
29
“La transdisciplinariedad Manifiesto” Basarab Nicolescu. Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. México 2009
desde Galileo hasta “nuestros días” en tanto que articulación e interiorización
de la ideología científica. Este es nuestro contexto y nuestro margen de
demarcación. Hemos asistido a una crítica sistémica que ha hurgado en la
legitimidad o no de estos emplazamientos. Pero, qué pasa cuando el
pensamiento crítico se nos agota como anotara mi colega y amigo Enrique del
Percio30. Requerimos entrar en el campo de lo que el mismo autor llama
“pensamiento audaz”.
Ello quiere decir que hasta hoy, a diferencia de las ciencias “duras” lo
epistémico-metodológico, a diferencia de los emplazamientos anteriormente
anotados, se han movido esencialmente en una crítica como desmontaje
analítico.
Pensar en “estrategias de investigación” implica superar la aparente
contraposición reduccionismo-complejidad para centrarnos en lo que constituye
un emplazamiento fundamental. La complejidad pide que se traten de
comprender las relaciones entre el todo y las partes. El conocimiento de las
partes no es suficiente, el conocimiento del todo en tanto todo no basta si se
ignoran las partes; entonces somos llevados a hacer un ir y venir en bucle para
reunir el conocimiento del todo y de las partes. Así, el principio de reducción se
sustituye por un principio que concibe la relación de implicación todo-partes.
Ello viene a reclamar la necesidad de metodologías positivas, en el sentido
propositivo y heurístico. Todo ello viene a complementar la estrategia que
Morin proponen como “anti-método” esbozado desde el principio dialógico, el
principio de recursividad (morfogenetismo sistémico) y el hologramático.
Pensar en “estrategias de investigación” supone igualmente reconocer una
producción de sentido que nos lleva por la vía de las revoluciones científicas.
Este acontecimiento si bien desmonta cierta lógica y por extensión, cierta
analítica, no garantiza lo epistémico-metodológico, razón que enfatiza en la
naturaleza
de
las
“estrategias
de
investigación”
como
intelección
y
propedéutica.
Establecer “estrategias de investigación” presume modelar principios que
ayudan a conocer. Principios que enfaticen en el cómo conocemos lo que
conocemos
desde
una
perspectiva
integradora
que
acentúe
en
Hay un extenso ensayo titulado “Política o destino” donde Enrique del Percio aborda desde una perspectiva sociológico-jurídica lo que este
autor llama pensamiento audaz. 30
la
intencionalidad de los procesos fenómenos. Una intencionalidad como
representación individual, mental y semántica31.
Finalmente,
pensar
en
la
posibilidad
constitutiva
de
“estrategias
de
investigación” supone ubicar unidades de análisis como vehículo para
visualizar las problematizaciones en el inter-juego de la episteme -es decir, que
pasa en su interior- así como en el complexus cultural. Establecer “estrategias
de investigación” suponen pensar en términos de una dialéctica positiva,
propositiva que establezca coordenadas epistémico-metodológicas más allá de
la fundamentación cartesiana y positivista como sumatoria. En este sentido,
propiciar “estrategias de investigación” implica construir un episteme donde la
visión de complexus o entretejido, comienza a abrirse paso. En cualquiera de
los casos, pensar en “estrategias de investigación” supone tener en cuenta
todo el condicionamiento socio-histórico de los actuantes y retroactuantes.
Ejemplo de ello son las tres líneas de análisis histórico de que Vigotsky
propone para como condicionamiento analítico. El objeto y los conceptos de la
época, la relación con la praxis social de ese objeto y la relación con el sustrato
socio-histórico, se constituyen en tres de los emplazamientos fundamentales
para cualquier condicionamiento epistémico-metodológico.
En última instancia, las “estrategias de investigación” se modelan a partir de la
intervención de un sujeto establecido en el complexus socio-histórico, ecológico
y cultural. De este modo, no podemos perder de vista que el establecimiento de
“estrategias de investigación” habla igualmente de la condición del humano que
investiga a través de ella. En este sentido las “estrategias de investigación”
deben dar cuenta de las relaciones entre el sujeto y la sociedad como modo de
emergencias de un diálogo en los constructos de la episteme. Es decir, el
constructo que elabora el sujeto cognoscente entra en el juego de la propia
producción y fundación social del sujeto.
Más allá de los programas de investigación Popper, Carnap, Russell, Rorty y la
salida del positivismo como posibilidad para la construcción de estrategias de
investigación, hoy nos enfrentados a retos que tienen mucho que ver con el
establecimiento de metodologías propositivas. Estamos en el momento de
entrar en zonas que promuevan sentidos como coordenadas epistémico
Para un análisis más detallado recomendamos la obra de Pierre Jacob “What minds can do”. Este texto ofrece un extenso estudio sobre la
perspectiva intencional y no intencional del mundo expresado en procesos fenómenos.
31
metodológicas. Ya sabemos hoy donde encontrar cierto consenso, lo
fundamental comienza a ser los pasos que debemos dar para construir, entre
todos, modelaciones posibles en ese océano inacabado del conocimiento.
Bibliografía.
Alexis Jardines. “Réquiem al Marxismo” Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1991.
Basarab Nicolescu. “La transdisciplinariedad Manifiesto”. Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. México 2009
Edgar Morin. El Método. Tomo 1. “La naturaleza de la naturaleza” Cátedra. Madrid. España. 2000
Edgar Morin. El Método. Tomo 3. “El conocimiento del conocimiento” Cátedra. Madrid. España. 2000
Enrique del Percio “Política o destino” Editorial Sudamericana. Buenos Aires. Argentina. 2009
K. Popper. “La lógica de la investigación científica” Tecnos. Barcelona. 1999
Pierre Jacob “What minds can do: intentionality in a non-intentional world” Cambridge University Press. Great Britain.
1997.
Marcelo Pakman. (compilador) “Construcciones de la experiencia humana” Gedisa. Barcelona. España. 1996
Noam Chomsky. “Reflexiones acerca del lenguaje: adquisición de las estructuras cognitivas” Trillas. México. 1991.
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