1,4-HISTORIA DE UNA GAVIOTA Y DEL GATO QUE LA ENSEÑÓ A

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HISTORIA DE UNA GAVIOTA Y DEL GATO QUE LA ENSEÑÓ A VOLAR
Kenga era una gaviota joven que mientras volaba sobre los mares tuvo la mala fortuna de que al bajar a comer un pececillo el agua estaba sucia
de gasolina que había dejado un barco, Kenga se manchó tanto que no podía respirar pero en un gran esfuerzo consiguió sumergirse limpiar sus
alas y de un gran impulso salir volando del agua.
Kenga tenía que poner un huevo pero estaba tan enferma que no sabía si lo conseguiría. En su vuelo iba tan desorientada que cayó en el jardín de
una casa donde vivía el gato Zorbas, un gato negro muy simpático, cuando la gaviota y el gato se encontraron, ésta le pidió que le hiciera tres
promesas.
-“Me tienes que prometer que cuidarás de mi huevo, que no te lo comerás, además que cuidarás a mi gaviotita cuando nazca y por último que la
enseñarás a volar”
-“¿A volar?, ¡pero si soy un gato!”contestó sorprendido Zorbas.
-“Prométemelo, pareces un gato con un gran corazón” le insistió Kenga.
-“Te lo prometo, lo haré”. En ese momento Kenga puso su huevo y se murió.
20 largos días tardó en nacer la gaviotita y Zorbas tuvo muchas dificultades para que su ama no viera el huevo ni las ratas se lo robaran,
finalmente el huevo se abrió y una pequeñita gaviota abrió los ojos y lo primero que dijo fue “mamá” al gato Zorbas que su quedó encantado con
el pajarillo y estuvo alimentándola de moscas con la ayuda de sus amigos.
Mientras tanto las ratas que vivían en las cloacas creían que la gaviota era realmente hija de los gatos y querían quitársela para demostrarles que
ellas eran más fuertes.
Una tarde cuando paseaban por el muelle Fifí o Afortunada, que era el nombre que le pusieron a la gaviota, con el resto de los gatos para buscar
pescado iba muy orgullosa, pues creía que era uno más ya que nunca la habían tratado de manera diferente, cuando el gatito pequeño, que estaba
muy celoso del amor que le tenían todos los gatos a la gaviota, le dijo que ella no era un gato y que los gatos comían pájaros, que la estaban
criando para comérsela. Entonces Fifí se escapó y las ratas pudieron capturarla.
El gatito arrepentido fue en su busca y también cayó en las garras de la Rateza, el rey de las ratas.
Zorbas y sus amigos planearon la manera de recuperarlos e invadieron las cloacas cuando más descuidadas estaban y los rescataron sanos y
salvos.
Unos días después asumieron el reto más difícil: enseñarla a volar. Los gatos que eran muy inteligentes leyeron en la enciclopedia cómo vuelan
las aves e intentaron más de veinte veces explicárselo a Fifí pero no era capaz de despegar del suelo.
Cuando estaban a punto de rendirse Zorbas les dijo que las promesas se debían cumplir y que él buscaría la solución.
Zorbas pensó que si subiesen al campanario de la Iglesia, con esa altura Fifí podría estirar sus alas y planear y una vez en el aire podría empezar a
volar.
Ahora necesitaba la manera de subir allí arriba, necesitaba la colaboración de un humano.
Su amiga Bubolina le dejó entrar en su casa donde su dueña, que era una niña muy simpática dormía, y en sus sueños entró Zorbas ya que le
susurraba al oído lo que tenía que hacer.
Con la niña fueron todos al campanario y la pequeña gaviota que ya había crecido consiguió aprender a volar y fue así como Zorbas cumplió sus
tres promesas.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado y damós un aplauso y medio si nos ha gustado.
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