Rosaura

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RO SA U RA : M UJER, VARO N Y M O NSTRUO
VEN SERNA
Abundan ya de tal manera las monografías sobre varios
aspectos de La vida es sueño, sin duda la más conocida
des hippogriffes. . . Notre dépaysment est total par la
magie du verbe nouveau. . .2
obra de Calderón de la Barca, que quien se propone estudiar
Como se sabe, no figura el hipogrifo en ninguno de los
el drama se siente obligado a justificarse un poco. Sin
em bargo, es más que probable que quede aún mucho más
en el tintero por verter en cuanto a uno que otro rasgo de
bestiarios antiguos por ser invención de Ariosto para su
Orlando fu rioso. Hay que recordar que no estaba antes el
m onstruo en el Orlando innam orato de Boyardo en que
se inspiró aquél. La descripción del hipogrifo que da
este tesoro de las letras españolas y mundiales.
El presente escrito más presume contribuir a mantener
A riosto es como sigue:
vivo el interés en la obra que a exponer otra novedad.
Aquí nos incumbe examinar a la m ujer engañada que se
viste de hombre por vengar su honra, quien se convierte
N on e finto il destrier, ma naturale
ch'una gium enta genero d'un grifo:
sim ile al padre avea la piuma e l'ale,
in tutte l'altre membra parea quale
era la madre, e chiamasi Ippogrifo;
che nei m onti Rifei vengon, ma rarí,
m olto di la dagli agghiacciati m ari.3
en m onstruo según sus propias palabras. Si tratamos de
penetrar en los laberintos y sinuosidades del barroco,
veremos también el recorrido y la importancia del papel
de Rosaura en términos funcionales.
Lo primero que llama la atención es aquel tremendo
A sí que esta montura de Rosaura es un combinado de
parlamento altisonante y atrevido en que prorrumpe
Rosaura al levantarse el telón. Los aspectos superficiales,
dos naturalezas: carne y espíritu, inclinación al pecado y
el lenguaje y la metáfora en torno al monstruo mitológico,
promesa de la gracia.
Es de notar cómo Calderón dispone del legado artístico
nos van preparando para las acciones bruscas y rápidos
del poeta ferrarás. Mientras que en Orlando Furioso el
cambios de fortuna que no han de tardar.
La primera escena ya nos da atisbos de cómo va a reac­
hipogrifo es del caballero Ruggiero, en La vida es sueño
resulta ser de Rosaura. Mientras que en Orlando furioso
cionar el pueblo en el tercer acto, al mismo tiempo propor­
los versos de Ariosto muestran cómo Ruggiero domina
cionándonos un caso de Rosaura de monstruo. Aunque
el hipogrifo hasta atarlo a un verde m irto, en nuestro
no se refiere directamente al vulgo en el monólogo a mano,
el caballo desbocado con su idea de fuerza brutal lo vemos
drama el caballo monstruo echa al suelo a Rosaura, la
cual no logra amaestrarlo. Es decir, aunque disfrazada
asociado al pueblo en el siguiente texto calderoniano:
de hom bre, parece que no puede funcionar efectivamente
. . .ya conoces que la plebe
m onstruo es desbocado: no hay
prevenciones que la enfrenen
cuando su mismo furor
la obligue a que se despeñe.1
Desde el primer momento del drama hay una fuerte
como varón en esta coyuntura.
Sin em bargo, coinciden ambas damas, Marfisa de
A riosto y Rosaura de Calderón, en socorrer y dar libertad
al caballero correspondiente, Ruggiero y Segismundo, a
éste del tutor Clotaldo y el sabio rey Basilio, y a aquél del
mago A tlante. Los dos hipogrifos vuelan libremente por
tensión creada por el monólogo inicial de Rosaura cuya
los aires después de cumplir su misión.
finalidad, además de deslumbrar al público, es de presentar
la situación de dicho personaje. Insisto en el múltiple
El nom bre de Rosaura, como el de Laura, se presta a
varias interpretaciones como también la onomástica res­
tante del reparto. Es posible que Rosaura sea compuesto
valor de la primera escena por la importancia que le da a
Rosaura. El que se ha metido a redactar algunos versos o
páginas de novela sabe que el comienzo es crítico porque
de Rosa y Aurora como quieren algunos, o que sea senci­
si no logra interesar al lector ya no hay producción litera­
ria, ni mucho menos, dramática. Quien m ejor ha visto
obvio el significado de Segismundo: vencedor del mundo
y de Basilio, monarca eslavo, tal vez guardando relación
el efecto de este principio es Aubrun en su artículo sobre
con otro m onstruo mitológico, el basilisco, el cual entra
el lenguaje poético de Calderón:
en el repertorio fantástico de Calderón junto con la arpía
clásica como en estos versos de Amón en Los cabellos de
Pour obtenir ce résultat, pour subjuguer le public au
point de le faire déraisonner, il faut beaucoup d'aplomb,
une science certaine de la psychologie sociale. Voici un
exem ple: La Vie est un Songe, premier acte, première
scène. Les gens dans la salle en sont encore à s'accom­
moder de leur mauvais siège ou à chercher le pied sur
lequel ils se tiendront debout, quand, dans le fracas,
sur la scène vide un jeune cavalier tombe du haut d'un
rocher et s'adresse a sa m on tu re. . .Evidemment ce
monde n'est pas notre monde, ce langage n'est pas notre
langage. Les cavaliers sont des femmes, les chevaux
llam ente eco de Rosarda de Los tres efectos de am or. Es
A b salón:
V ete de aquí, salte afuera,
veneno en taza dorada,
sepulcro hermoso de fuera,
arpía que en rostro agrada,
siendo una asquerosa fiera.
A l basilisco retratas,
ponzoña mirando arrojas
y mi juventud maltratas,
pues cruelmente m e matas
con tan m ortales congojas.4
A strea, fingido nombre de Rosaura, se encuentra en Las
arm as de la herm osura y Astolfo se halla en la obra En
esta vida todo es verdad y todo m entira. O tro príncipe
Segism undo aparece en A fectos de odio y am or, y existe
cierto Rosicler en El castillo de Líndabrida, compuesto
m om entos de la obra. Ella le indica su condición de hombre
al pedir su ayuda cuando Clotaldo la detiene en la prisión:
. . .S í has nacido
hum ano, baste el postrarme
a tus píes para librarm e.6
Al verla el príncipe en palacio en traje de m ujer es patente
de hom bre, demonio y fiera, hijo de un espíritu y una
lo que significa para él, entre otras cosas, la luz del enten­
dim iento, y el desengaño. Ya varios han señalado su parte
pitonisa. En otras palabras, es un fauno.
Es obvio que el intento del dramaturgo en el monólogo
en la conversión de Segismundo.
Cuando Rosaura se dirige a Clotaldo, no faltan las bur­
inicial es m eternos sin más ni más dentro de la ilusión
las y ambigüedades tan al gusto del barroco, por ejemplo,
teatral, presentándonos a Rosaura junto con su caballo
m onstruo como seres más allá de la ley de Dios y de los
cuando declara en la prisión que le ha dado vida y que vive
hom bres. En seguida Rosaura va a llevarnos a conocer a
otro m onstruo: un hombre, m ejor dicho un ser, bruto
desprovisto de cultura y amor, criado en las entrañas del
a cuenta de él. Más tarde éste manda ponerle una venda,
m ientras que ella dentro de poco le muestra la espada que
se le pasó. Luego le habla de su respeto, afecto y estima­
ción.
m onte, totalm ente ignorante de su condición humana.
Sus relaciones con Astolfo están generalmente en se­
A sí a lo largo de la obra vamos a ver toda una serie de
personajes, cada uno un medio monstruo, seres en con­
gundo plano a lo largo de la obra a pesar de su importancia
flicto con su propia naturaleza por razones personales o
sociales.
noce a Rosaura vestida ahora de m ujer, y accede a su ruego
de parte de Estrella de entregarle dicha representación.
Quizá figure en El criticón de Gracián el m ejor recuento
Aunque sigue fingiendo ser A strea, no puede menos de
enojarse por la burla que desea hacer el caballero. Por lo
de m onstruos:
Passaron a la otra vanda y registraron las monstruosi­
dades de la necedad, que eran otras tantas. Vieron que
no ossava comer un camaleón por ahorrar, para que
tragasse después el puerco de su heredero; un melancólico
pudriéndose del buen humor de los otros ; muchos que
porfiavan sin estrella; el de todos sino de sí mismo.
—Este es—dixo el Sagaz—un hombre que, teniendo una
consorte que le dio Dios discreta, noble, rica, hermosa
y virtuosa, anda perdido por otra que le atraçó el diablo,
por una moça de cántaro, por una vil y asquerosa ramera,
por una fea, por una loca insufrible con quien gasta lo
que no tien e.5
en la m otivación. En el episodio del retrato, Astolfo reco­
tanto, se descubre a medias.
En cuanto a Estrella, las relaciones son muy limitadas
y versan totalmente en torno a Astolfo, no con referencia
a Segismundo. Como Rosaura-Astrea ha ganado su afec­
to, aquélla le encomienda que le busque el retrato de dama
que lleva puesto al cuello Astolfo con el resultado que
acabamos de ver.
Clarín pasa de ser más que el gracioso corriente, pues
paga con la vida el asesinato del criado por Segismundo.
Sirve de intérprete del primer monólogo para el público,
sin duda, estupefacto ante la escena introductiva.
Por Rosaura vemos la ciega ambición de Astolfo, el cual
No hay ningún contacto personal entre Rosaura y Ba­
después de gozarla y deleitarse en el recuerdo según se
zarla por un casamiento más ventajoso aun contra su
silio.
La importancia de Rosaura, y por consiguiente lo admi­
sible del episodio “ parásito," se ve a las claras al considerar
voluntad. Vem os a Clotaldo incapaz de reparar el honor
las muchas funciones que cumple.
de su familia a causa de su propio interés. Basilio con sus
pretensiones de sabio y astrólogo, sujeto a la ciencia pagana
y a la fortuna, llega a ser víctima de las inclinaciones del
pueblo.
troductivo nos m ete inmediatamente dentro de la realidad
desprende del retrato que de ella conserva, acaba por recha­
En el parlamento in­
artística. Al mismo tiempo establece el marco dramáticonarrativo del drama, señalándonos el lugar, la época
En palacio se ven más a las claras los extremos de todos.
aproximada, y las condiciones de su presencia en el esce­
nario. Sabemos que está en el m onte, en Polonia, en tiem­
Estrella se rinde al m ayor monstruo: los celos, que la
ciegan hasta el punto de no reconocer a su propia contraría.
po del m ontaje o poco antes, y por qué se encuentra de
pie en traje varonil. Nos pone al tanto del motivo de sus
Segismundo se desmanda hasta el extremo de matar a un
acciones, la cuestión de su honra. Nos presenta el primer
hombre.
Las relaciones entre Rosaura y los demás personajes no
carecen de interés. Sus contactos con Segismundo son
conflicto con la sociedad en la obra. (Los restantes perso­
especialmente significativos.
y haciendo que él se defina ante ella:
En el primer encuentro en
la prisión del monte hay más que asombro y admiración
en la opinión de algunos críticos. A mi entender, no cabe
duda de que tiene conciencia o por lo menos siente instin­
tivam ente el verdadero estado del personaje. Más tarde
Segismundo se da cuenta de que la ha visto antes. Es obvio
el papel de Rosaura en el desarrollo del personaje del prín­
cipe. ■ Le lleva al descubrimiento de sí mismo en varios
najes tienen sus conflictos también.) Rosaura nos pone
ante el problema de Segismundo, describiendo su prisión
aquí, porque más te asombres
y monstruo humano me nombres,
entre asombros y quimeras,
soy un hombre de las fieras
y una fiera de los hombres . . . (p. 503a)
Durante la lucha por el trono en el tercer acto la vemos
como complemento y apoyo del príncipe. Acepta el dicta­
m en y casamiento propuesto por él al final para cumplir
con su deber y dejar que Segismundo cumpla con el suyo.
Resumamos un poco. Como m ujer hemos visto a Rosau­
ra compasiva con Segismundo en la prisión del m onte—
aunque va vestida de hombre. También hemos observado
el fuerte atractivo que ejerce sobre él aunque va en traje
m asculino. Con Estrella otra vez en vestimenta femenina
la vemos genial y comprensiva. Notamos su frialdad en
presencia de A stolfo en palacio donde no puede disimular
su enojo por la preferencia del caballero por Estrella.
Vestida de hombre la vemos resuelta al comienzo del
drama y durante el primer acto. Nos indica lo que tiene
por característico del hombre:
Cuando un hombre se dispone
restado, altivo y valiente,
a salir con una empresa,
aunque por trato le entreguen
lo que valga m ás, sin ella,
necio y desairado vuelve . . .
No tengo que prevenir,
que en un varón singular,
cuanto es noble acción el dar,
es bajeza el recibir.7
Al principio hemos visto la descripción del monstruo
que le sirve de caballo. Rosaura forma parte del conjunto
de la escena, llegando a ser una como valquiría o amazona.
En el tercer acto en el parlamento que dirige al "generoso
Segism undo" pasa lista Rosaura de sus tres estados, ter­
minando con su presencia de "m onstruo de una especie y
o tra " por ir en traje de m ujer con armas de varón.
Tanto hubo de agradar a Calderón esa primera escena
del hipogrifo caballo que la pasa a Clarín quien la declama
de una manera burlesca. Claro que sirve para presentar
de nuevo a Rosaura para el parlamento al "G eneroso Segis­
m undo" del tercer acto o jornada. Por fin, hay que recordar
el eco de la escena del bruto desbocado, aunque esta vez
con jinete varonil, en la última .hija del ingenio de Cal­
derón, la comedia H ado y divisa de Leonido y M arfisa.
City University o f New York
1 P. Calderón de la Barca, Lus cabellos ti? Absalón en Obras comple­
tas, ed. A. Vaibuena Briunes (Madrid: Aguilar, 1969), I, p. 858a. Cito
por-esta edición en lo sucesivo.2
2 C.V. Aubrun, "La langue poétique de Calderón notamment dans
La t’itia es sueño" (Paris: Centre National de la Recherche Scientifique,
1960), 61-76.
3 L. Ariosro, Orlando Furioso, ed. P. Nardi (Verona: Mondadori,
1947), IV, 18, pp. 118 y ss.
4 Calderón, p. 840a.
5 B. Gracián, El criticón, ed. M.. Romera-Navarro (Philadelphia:
Univ. of Pennsylvania, 1938), II, pp. 290 y ss.
6 Calderón, La vida es sueño, Obras, I, p. 503a.
7 Obras, I, pp. 520a y 526b.
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