alimenta

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Enfermedades de la alimentación
Enfermedades producidas por mala alimentación.
Beriberi, enfermedad causada por una deficiencia en la dieta de vitamina B1. Se caracteriza por
neuritis, atrofia muscular, mala coordinación, y con el tiempo parálisis. La muerte suele deberse a una
insuficiencia cardiaca. La enfermedad ataca en especial en aquellas zonas de Oriente donde la alimentación
se basa en arroz molido. La recuperación es rápida cuando se restablecen en la dieta las proporciones
adecuadas de vitamina B1.
Anorexia nerviosa, enfermedad que se caracteriza por el miedo intenso a ganar peso y por una
imagen distorsionada del propio cuerpo (dismorfofobia). Conduce a un grave adelgazamiento debido a una
dieta exagerada y a un exceso de ejercicio. No se asocia con ninguna otra enfermedad orgánica previa. Se
presenta habitualmente en adolescentes, especialmente en las mujeres. La enfermedad produce alteraciones
en los ciclos hormonales, una inmunodepresión con aumento del riesgo de infecciones, y aproximadamente
entre el 5 y el 18% de los anoréxicos muere por desnutrición. Los pacientes también padecen a menudo
bulimia, que consiste en ingerir enormes cantidades de alimentos y después provocar el vómito para
permanecer delgados; los vómitos repetidos alteran el equilibrio hidroelectrolítico, produciendo, en general,
hipopotasemia que puede afectar al funcionamiento cardíaco.
No existe un tratamiento universalmente aceptado para la anorexia nerviosa. Frecuentemente se
asocia con depresión y baja autoestima, y los pacientes suelen mejorar con antidepresivos. La normalización
del peso corporal es un paso importante en el tratamiento de la enfermedad. La psicoterapia y la terapia
familiar a menudo son importantes. La mitad de los pacientes se curan definitivamente, aunque a veces, la
enfermedad acaba produciendo alteraciones metabólicas y hormonales que agravan el proceso puramente
psíquico.
Muchos pacientes con anorexia nerviosa nunca acuden al médico, por lo que no se conoce con
exacitud la frecuencia de aparición de la enfermedad.
Bocio, enfermedad de la glándula tiroides caracterizada por un aumento de su tamaño que se
visualiza externamente como una inflamación en la cara anterior del cuello. En el bocio tóxico la actividad
metabólica basal está elevada.
Bocio simple
El bocio simple se caracteriza por un aumento global de la glándula, o de uno de sus lóbulos, que
suele estar causado por un déficit dietético de yodo. La aparición de la enfermedad es más frecuente en
adolescentes. El bocio simple existe en todas las zonas del interior de todos los continentes. La
administración de yodo, o de tiroxina, la hormona que contiene yodo, previene de forma eficaz la
enfermedad. La profilaxis requiere la ingesta de pequeñas cantidades de yodo durante largos periodos de
tiempo. Su ingestión durante el embarazo evita el desarrollo de la enfermedad en el lactante así como en la
madre. Las medidas de salud pública, que incluyen la adición de yodo a los suministros de agua o a la sal de
mesa, han ayudado a reducir la incidencia de bocio simple en determinadas zonas. El yodo es más eficaz
cuando se administra a niños que padecen la enfermedad. La tiroidectomía, o extirpación quirúrgica de la
glándula, puede ser necesaria en los casos en los que el aumento de tamaño es muy importante.
Bocio tóxico
El bocio tóxico, también denominado hipertiroidismo, o tirotoxicosis, es una manifestación habitual
de dos tipos diferentes de enfermedades del tiroides, la enfermedad de Graves y el bocio tóxico
multinodular. La enfermedad de Graves, así llamada en honor del médico irlandés Robert James Graves, se
debe a un exceso de secreción de tiroxina. La causa de este aumento de secreción no está clara, pero se
piensa que tiene un origen autoinmune. El bocio multinodular es una fase más avanzada del bocio simple
que se produce cuando la función de la glándula es independiente del control que ejerce sobre ella la
hipófisis. Los síntomas del bocio tóxico pueden incluir taquicardia, temblores, aumento de la sudoración,
aumento del apetito, pérdida de peso, debilidad y fatiga. Algunos pacientes con la enfermedad de Graves
presentan alteraciones oculares, como mirada fija y protrusión de los globos oculares. En el tratamiento del
bocio tóxico se utiliza algunas veces yodo y tiouracilo, así como irradiación de la glándula con yodo
radiactivo.
Botulismo, intoxicación producida por el consumo de alimentos contaminados por Clostridium
botulinum, una bacteria tóxica. El organismo, que procede del suelo, crece en muchas carnes y vegetales. La
destrucción de las esporas se consigue mediante ebullición durante 30 minutos y la de la toxina con calor
húmedo a 80 °C durante el mismo tiempo. Debido a que las esporas crecen mejor en ausencia de oxígeno,
los alimentos mal conservados en recipientes precintados ofrecen un medio idóneo para su desarrollo. En la
actualidad, las comidas preparadas industriales son causa infrecuente de esta enfermedad, si bien la
esterilización incorrecta de las conservas de alimentos no ácidos de manufactura casera es origen de muchos
casos.
Los síntomas suelen aparecer de 18 a 36 horas después de su consumo. La toxina no es destruida por
las enzimas del tracto gastrointestinal y afecta al sistema nervioso central interrumpiendo la transmisión de
los impulsos nerviosos, aunque las funciones cognitivas se mantienen. La incapacidad progresa desde la
dificultad para deambular y deglutir junto a un deterioro de la visión y el habla, hasta la aparición de
convulsiones ocasionales, y por último parálisis de los músculos respiratorios, asfixia, y muerte, todo en un
intervalo de pocas horas o días según la cantidad de toxina ingerida. Dos tercios de los sujetos afectados
fallecen. La antitoxina botulínica es eficaz si se administra con rapidez. La apertura quirúrgica de la tráquea
y el uso de un respirador puede salvar la vida. La investigación sobre el empleo del botulismo en la guerra
biológica ha dado lugar a un toxoide para inducir inmunidad.
Brucelosis, también denominada fiebre ondulante, es una enfermedad infecciosa causada por varias
especies de bacterias del género Brucella, transmitida a los seres humanos por animales como las vacas,
cerdos y cabras. La enfermedad se adquiere por contacto con animales infectados o al ingerir su leche. Esta
afección se ha conocido con el nombre de fiebre de Malta, enfermedad de Bang, fiebre mediterránea y fiebre
de las cabras. En los animales, la enfermedad puede producir esterilidad parcial, disminución de la
producción de leche y abortos. En el ser humano, la brucelosis puede presentarse en forma aguda o crónica.
La forma aguda se caracteriza por debilidad, escalofríos, fiebre nocturna elevada, y con frecuencia produce
alteraciones del sistema nervioso central, dolores articulares y aborto espontáneo.
La brucelosis crónica es difícil de diagnosticar, porque los síntomas son imprecisos y muy variables.
Sin embargo, en casi todos los casos aparece fiebre remitente y alteraciones del sistema nervioso central.
Hay una prueba de aglutinación sanguínea que permite detectar la enfermedad. Como norma, la persona que
padece brucelosis responde a la administración de antibióticos de amplio espectro. La pasteurización de la
leche es fundamental para el control de la brucelosis. Además, el desarrollo en la década de 1950 de una
vacuna denominada cepa 19, que se puede inocular al ganado vacuno, ha reducido de forma significativa la
incidencia de brucelosis bovina. El organismo que produce la enfermedad fue descubierto en 1887 por el
médico y anatomopatólogo británico David Bruce.
Bulimia, desorden alimenticio causado por la ansiedad y por una preocupación excesiva por el peso
corporal y el aspecto físico. Se caracteriza por episodios repetidos de ingesta excesiva seguidos de
provocación del vómito, uso de laxantes, dietas exageradas y/o abuso del ejercicio para controlar el peso.
A veces el comportamiento bulímico se observa en los enfermos de anorexia nerviosa o en personas que
llevan a cabo dietas exageradas, pero la bulimia por sí misma no produce pérdidas importantes de peso. Lo
que sí produce a veces, debido a los vómitos provocados, son problemas gastrointestinales e hipopotasemias
(concentraciones bajas de potasio en sangre) graves, así como lesiones en los dientes debido a la acidez de
los vómitos. La bulimia aparece sobre todo en adolescentes, en especial en las mujeres, debido a diferentes
mecanismos psicológicos; el más obvio es la respuesta a la presión social que valora la delgadez como
atractivo físico, pero también por las dificultades para asumir un cuerpo sexuado. Para tratar la enfermedad
se utilizan diversas terapias de grupo y terapias de condicionamiento. Los antidepresivos pueden también ser
efectivos, pues muchos de los bulímicos sufren también depresión.
Cirrosis, enfermedad crónica del hígado que cursa con destrucción irreversible de las células
hepáticas. La cirrosis es la fase final de muchas enfermedades que afectan al hígado. Se caracteriza por áreas
de fibrosis (cicatriz) y muerte de los hepatocitos (células hepáticas). Sus consecuencias principales son el
fracaso de la función hepática y el aumento de la presión sanguínea en la vena porta (que transporta la
sangre desde el estómago y tubo digestivo al hígado). En Europa occidental, el alcohol y la hepatitis B son la
causa principal de la cirrosis. En el Reino Unido, dos tercios de los casos son debidos al alcohol; en países
donde el consumo de alcohol es menor (por ejemplo en los países islámicos), la incidencia de cirrosis
disminuye de forma paralela. Pacientes cuyo consumo de alcohol no alcanza el grado de alcoholismo pueden
padecer lesiones hepáticas producidas por el alcohol. Un 30% de los casos de cirrosis son de causa
desconocida (podrían deberse a otras hepatitis virales como la hepatitis C). El cáncer primitivo hepático
puede ser una complicación de la cirrosis hepática.
Cólera, grave enfermedad infecciosa endémica en India y en ciertos países tropicales, aunque
pueden aparecer brotes en países de clima templado. Los síntomas del cólera son la diarrea y la pérdida de
líquidos y sales minerales en las heces. En los casos graves hay una diarrea muy importante, con heces
características en "agua de arroz", vómitos, sed intensa, calambres musculares, y en ocasiones, fallo
circulatorio. En estos casos el paciente puede fallecer a las pocas horas del comienzo de los síntomas.
Dejada a su evolución natural, la mortalidad es superior al 50%, pero no llega al 1% con el tratamiento
adecuado.
El organismo responsable de la enfermedad es el Vibrio cholerae, una bacteria descubierta en 1883
por el médico y bacteriólogo alemán Robert Koch. La única forma de contagio es a través del agua y los
alimentos contaminados por heces (en las que se encuentra la bacteria) de enfermos de cólera. Por tanto, las
medidas de control sanitario son las únicas eficaces en la prevención de la enfermedad. Durante el siglo XIX
las epidemias de cólera se diseminaron por Europa y Estados Unidos, hasta que mejoraron los sistemas de
distribución de agua potable y alcantarillado.
En muchos países asiáticos, el control del cólera sigue siendo un importante problema sanitario. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el 78% de la población de los países en vías de
desarrollo carece de agua con suficientes garantías de potabilidad, y el 85% no dispone de un sistema de
tratamiento de aguas residuales. Las epidemias más recientes tuvieron lugar en Calcuta (India) en 1953; en
Vietnam del sur entre 1964 y 1967; entre los refugiados del Bangla Desh que emigraron a India en la guerra
civil de 1971; y en Perú en 1991. En la epidemia de 1971 fallecieron 6500 personas.
El tratamiento consiste en la reposición oral o intravenosa de líquidos y sales minerales
(rehidratación). Hay preparados para diluir con la composición adecuada de sodio, potasio, cloro,
bicarbonato y glucosa, disponibles en muchos lugares del mundo gracias a la campaña de difusión realizada
por la OMS. Casi todos los pacientes se recuperan entre los tres y los seis días. Las tetraciclinas, la
ampicilina, el cloramfenicol, el trimetoprim-sulfametoxazol, y otros antibióticos acortan la duración de la
enfermedad. Hay una vacuna de bacterias muertas que confiere una resistencia a la infección de tres a seis
meses de duración.
Algunos estudios experimentales han demostrado que la bacteria del cólera produce una toxina que
estimula la secreción de líquido por el intestino delgado. Esta toxina es la causa de la gran pérdida de
líquidos que se produce en el cólera. La búsqueda de una vacuna más eficaz sigue dos líneas de
investigación diferentes: utilizar una toxina inactivada, o utilizar una vacuna de bacterias vivas atenuadas
incapaces de producir la toxina.
Anemia (del griego, 'sin sangre'), enfermedad de la sangre caracterizada por una disminución
anormal en el número de glóbulos rojos (eritrocitos o hematíes) o en su contenido de hemoglobina. Los
hematíes son los encargados de transportar el oxígeno al resto del organismo, y los pacientes anémicos
presentan un cuadro clínico causado por el déficit de oxígeno en los tejidos periféricos. La anemia puede
deberse a: 1) defecto en la formación de glóbulos rojos, ocasionado por déficit de nutrientes, hormonas,
enfermedades crónicas u otras situaciones; 2) excesiva destrucción de glóbulos rojos, habitualmente por
determinadas enfermedades hereditarias, y 3) sangrado excesivo (traumático, quirúrgico, por hemorragia
interna).
Los síntomas más comunes de la anemia son palidez, disnea, fatiga, astenia, falta de vitalidad,
mareos y molestias gástricas. La anemia más frecuente es la ferropénica, por déficit de hierro, elemento
esencial para la fabricación de glóbulos rojos; se produce cuando aumentan las demandas de hierro del
organismo para otras funciones, como en la infancia, adolescencia y gestación, o cuando existe un déficit de
hierro en la ingesta (dietas mal controladas). La anemia perniciosa se produce por un déficit de vitamina
B12, esencial para la fabricación de hematíes, habitualmente por defectos de absorción intestinal de la B 12
en mayores de cuarenta años, a veces por carencias alimenticias. La anemia de células falciformes se debe a
un defecto hereditario en la síntesis de hemoglobina.
La transfusión de sangre o de hematíes concentrados es el tratamiento de elección utilizado en las
anemias graves (habitualmente en las anemias agudas por sangrado). El tratamiento de algunas anemias
producidas por exceso de destrucción de hematíes conlleva la extirpación del bazo, principal órgano de
eliminación de los eritrocitos. Las anemias ferropénicas deben tratarse con suplementos de hierro y las
perniciosas con inyecciones de vitamina B12. La eritropoyetina (hormona producida por el riñón que
estimula la producción de glóbulos rojos), sintetizada de forma artificial, se está empezando a utilizar
experimentalmente en casos muy especiales de anemias. Otros enfoques experimentales se centran en la
corrección de los déficits nutricionales u hormonales.
Disentería, enfermedad aguda o crónica del intestino grueso humano. Se caracteriza por
deposiciones diarreicas acuosas de pequeño volumen, acompañadas con frecuencia por sangre y moco, y
dolores abdominales intensos. Se pueden producir úlceras en las paredes intestinales. Cuando los gérmenes
causantes atraviesan la pared intestinal y pasan a la sangre, se produce además fiebre. Esta diarrea está
producida por la ameba Entamoeba histolytica o por bacilos del género Shigella.
Disentería amebiana
Causada por el parásito (ameba) Entamoeba histolytica, es endémica en muchos países tropicales,
pero más debido a la falta de condiciones higiénicas que al clima o al calor. Es el tipo de disentería más
frecuente en Filipinas, Indonesia y el Caribe, y se puede dar en algunos países de clima templado.
La disentería amebiana se transmite por el agua, por los alimentos frescos contaminados y por los portadores
humanos sanos. Las moscas pueden transportar los quistes de ameba desde las heces de los enfermos hasta
los alimentos. Cuando la enfermedad se hace crónica las amebas traspasan la pared intestinal y colonizan el
hígado, formando abscesos hepáticos. En raras ocasiones se forman abscesos amebianos en otras
localizaciones. Si se deja evolucionar, puede llegar a producir la muerte.
Para tratar la enfermedad se emplean varios fármacos: metronidazol, ementina y preparados de yodo. Los
abscesos hepáticos deben ser tratados mediante cirugía.
Disentería bacilar
Está producida por algunas especies no móviles de bacterias del género Shigella. Esta forma de
disentería también es más frecuente en las regiones tropicales del planeta con higiene deficiente, pero, como
es más contagiosa, se producen brotes epidémicos en todo el mundo. Se trata de una diarrea autolimitada que
rara vez sobrepasa la afectación intestinal; no obstante, la enfermedad es grave, especialmente en los niños y
los ancianos. La disentería bacilar se propaga por contaminación del agua y los alimentos. Las heces de los
enfermos y de los portadores sanos contienen grandes cantidades de bacterias. Las moscas transportan las
bacterias en sus patas, en su saliva y en sus heces, y las depositan en los alimentos; al parecer las hormigas
también pueden transmitir la enfermedad.
Para el tratamiento de la disentería bacilar es fundamental la correcta reposición de agua y
electrolitos. Como antibióticos se pueden utilizar las sulfonamidas, las tetraciclinas y la estreptomicina. El
cloramfenicol es efectivo para tratar las cepas resistentes. Las quinolonas (norfloxacina, ciprofloxacina)
también son efectivas frente a las Shigellas.
Enanismo, condición que se caracteriza por una estatura inferior a los 1,27 metros. Algunos enanos
no han sobrepasado los 64 cm al alcanzar la madurez esquelética. La primera causa de talla baja son las
alteraciones genéticas; la segunda causa las carencias afectivas; y, a continuación, los trastornos endocrinos
y ortopédicos (como las displasias).
El cretinismo es una de las causas de algunos casos de enanismo. Se produce como consecuencia de
una enfermedad de la glándula tiroides. La detección precoz de esta alteración mediante un test que se
realiza de forma habitual en la mayor parte de los países desarrollados permite el tratamiento eficaz. Otras
causas de enanismo son: el síndrome de Down (un proceso congénito cuyo cuadro clínico tiene cierta
relación con el cretinismo); la acondroplasia (enfermedad caracterizada por extremidades cortas debido a
una alteración del tejido cartilaginoso en el estadio fetal); la tuberculosis de la columna vertebral; o las
alteraciones de la función endocrina de la hipófisis o los ovarios.
El tratamiento precoz del cretinismo con tiroxina o extractos tiroideos permite un crecimiento y
desarrollo normales. El enanismo hipofisario se puede tratar con la hormona del crecimiento humana
desarrollada por ingeniería genética.
Enteritis, enfermedad inflamatoria del intestino. Se puede manifestar por dolor abdominal,
punzadas, fiebre, pérdida de apetito (anorexia), náuseas y diarrea. La enteritis crónica por antonomasia es la
llamada ileítis terminal o enfermedad de Crohn; se trata de una enfermedad autoinmune que precisa de
tratamiento inmunosupresor y a veces de cirugía. Las enteritis agudas, aunque suelen ser poco duraderas,
autolimitadas y menos graves, son debilitantes, sobre todo en los niños y en los ancianos, y en ocasiones
llegan a poner en peligro la vida del enfermo por deshidratación aguda. Las enteritis agudas pueden estar
causadas por irritación química, alergias o alteraciones emocionales; pero su causa más frecuente son las
infecciones, bien virales, más benignas, o bien bacterianas, como la fiebre tifoidea y la disentería.
Escarlatina, enfermedad infecciosa producida por cepas de estreptococos hemolíticos del grupo A
que son responsables también de las amigdalofaringitis estreptocócicas. La bacteria penetra en el organismo
a través de la nariz o la boca. Se transmite de persona a persona por contacto directo, es decir, por la difusión
de gotículas procedentes del tracto respiratorio de una persona infectada, o por contacto indirecto, a través
del uso de utensilios que previamente han sido manipulados por el individuo infectado. La enfermedad se
observa preferentemente en niños entre los dos y los diez años.
Los síntomas típicos iniciales de la enfermedad son cefalea, dolor de garganta, escalofríos, fiebre y
malestar general. Dos a tres días después de la aparición de los primeros síntomas se observan manchas
rojizas en el paladar y una tumefacción rojo brillante de las papilas de la lengua, que recibe el nombre de
lengua aframbuesada por su aspecto característico. En el tronco aparece una erupción cutánea típica que se
suele extender a toda la superficie corporal con excepción de la cara. La erupción palidece con la presión. La
fiebre, que con frecuencia se eleva entre 40 ° y 40,6 °C, dura sólo unos pocos días, aunque se puede
prolongar durante una semana o más. La erupción suele palidecer aproximadamente al cabo de una semana,
y en ese momento la piel se empieza a descamar.
La escarlatina se puede complicar con una infección de las celdas mastoides del oído medio o de los
senos craneales, o incluso con una neumonía. Después de la escarlatina se produce en ocasiones una
inflamación renal (nefritis glomerular). Sin embargo, desde la introducción de la penicilina, la mayoría de
los casos se curan sin secuelas permanentes.
Escorbuto, enfermedad causada por un déficit prolongado de vitamina C (ácido ascórbico) en la
ingesta. Aparece en los adultos tras una carencia alimenticia mayor de 6 meses. Se caracteriza por astenia
progresiva, inflamación de encías, caída de dientes, inflamación y dolor de articulaciones, fragilidad capilar
y equimosis. Con frecuencia también aparece la anemia como consecuencia de estas pequeñas hemorragias.
La falta de vitamina C bloquea la producción de sustancia intercelular para los tejidos conectivos (tejidos de
soporte de las paredes de los vasos, del hueso, de la dentina, del cartílago, etc.).
El escorbuto era muy frecuente entre los marineros cuando pasaban meses de navegación sin tomar frutas o
verduras frescas; muchos acababan muriendo. En 1795 se empezó a repartir regularmente jugo de lima a
todas las tripulaciones británicas, procedimiento que al parecer llevaban aplicando durante siglos los
marineros holandeses. Hoy día se utilizan como antiescorbúticos las naranjas y los limones, más ricos en
ácido ascórbico que las limas
Tifoidea, Fiebre, enfermedad infecciosa aguda producida por el bacilo Salmonella typhi. Se
contagia por la leche, el agua o los alimentos contaminados por heces de enfermos o portadores. Los
portadores son personas sanas que sufren una infección asintomática y excretan periódicamente el bacilo. El
esquema de transmisión epidemiológica se puede simplificar con las siglas DAME (dedos, alimentos,
moscas y excretas).
Gastritis, inflamación aguda o crónica de la mucosa del estómago. La enfermedad fue descrita en
1833 por el cirujano estadounidense William Beaumont cuando estudiaba la mucosa de un paciente que
presentaba una herida de bala en el abdomen. En la gastritis aguda se producen erosiones de las células
superficiales de la mucosa, formaciones nodulares y a veces hemorragia de la pared gástrica. En la gastritis
crónica se produce, además, una transformación progresiva de la mucosa a tejido fibroso (cicatricial o
inflamatorio crónico). La enfermedad está acompañada por un descenso en la velocidad del vaciado gástrico
(experimentado por el paciente como digestiones lentas o pesadas) y de pérdida de peso. Las causas más
frecuentes de la gastritis son el abuso del alcohol, el tabaco y las bebidas excitantes (café, té, refrescos de
cola), una secreción excesiva de ácido clorhídrico en el jugo gástrico, y varias infecciones entre las que se
encuentran la sífilis, la tuberculosis y algunas infecciones fúngicas. Se ha demostrado recientemente que la
bacteria Helicobacter pilorii está presente en la mucosa gástrica y duodenal hasta en el 80% de los pacientes
con gastritis y úlceras pépticas (de estómago o duodeno): este descubrimiento ha revolucionado el
tratamiento de estas enfermedades, hasta el punto de que los antibióticos han pasado a ser uno de sus pilares
básicos. El estrés psicológico también está implicado en el desarrollo de la gastritis.
Indigestión, término común que se utiliza para describir molestias físicas del tracto gastrointestinal
superior, asociadas con la ingestión de alimentos sólidos o líquidos. Los síntomas son: ardores o acedías,
acidez, eructos, distensión gaseosa, flatulencia, sensación de plenitud, presión, náuseas y vómitos.
Algunos de los síntomas de la indigestión son similares a aquellos propios de enfermedades graves, por lo
que la automedicación no se debe prolongar.
Malnutrición, estado o condición dietética causado por una insuficiencia o exceso de uno o más
nutrientes en la dieta. Una persona corre riesgo de malnutrición si la cantidad de energía y/o nutrientes de la
dieta no satisface sus necesidades nutricionales (véase Líneas nutricionales). Si una dieta carece de energía,
se utilizan primero las reservas de grasa del cuerpo y después la proteína de los músculos y órganos para
proporcionar dicha energía. Por último el cuerpo se queda demasiado débil como para funcionar como es
debido o combatir una infección.
Los niños, en especial los menores de cinco años, sufren los efectos de la inanición mucho antes que
los adultos. Desarrollan un estado que se denomina malnutrición proteico-energética. Las dos formas más
comunes de este estado, marasmo y kwashiorkor, aparecen en algunos países en vías de desarrollo y
representan una amenaza para la vida. El marasmo se da cuando a un niño se le deja de amamantar
demasiado rápido y se le pasa a alimentos pobres en energía y nutrientes. El niño puede sufrir también
repetidas infecciones (tales como gastroenteritis) debidas a la falta de higiene, y es posible que se le trate con
fluidos no nutritivos como el agua o agua de arroz. Un niño con marasmo pesa muy poco, carece de grasa
corporal y sus músculos están muy poco desarrollados. El kwashiorkor se da cuando a un niño se le deja de
amamantar demasiado tarde y se le pasa a una dieta tradicional a base de féculas y baja en proteínas. A
menudo se produce después una infección aguda. Con frecuencia una falta de peso corporal seria queda
oculta por la retención de agua, que ensancha la cara e inflama el vientre.
En los países desarrollados, las consecuencias de llevar una dieta muy baja en energía se da en
personas que sufren de anorexia nerviosa, y a veces entre las personas mayores. En estos países, la forma
más común de malnutrición energética es la sobrenutrición, como por ejemplo la obesidad, que aumenta el
riesgo de enfermedades como la diabetes y las enfermedades del corazón.
Si una dieta carece de nutrientes, quien la consume terminará por desarrollar síntomas de deficiencia
nutritiva. En general, las enfermedades carenciales se asocian a la falta de vitaminas o minerales, y suelen
ser poco frecuentes en los países desarrollados. (De hecho, es más común en estos países ver problemas de
salud causados por el exceso de cantidad). Los efectos de los déficits de nutrientes pueden ser graves y tener
gran efecto en los índices de morbilidad y mortalidad (referentes a la incidencia de enfermedad y muerte
respectivamente) en los países en vías de desarrollo, donde son más frecuentes. La insuficiencia de
vitaminas o minerales puede deberse a varias razones. Es evidente que una dieta de pocos alimentos puede
carecer de ciertos nutrientes. Por ejemplo, en países donde el maíz es el alimento básico, las dietas suelen
carecer de niacina, una vitamina del grupo B. El resultado es que a veces aparece la enfermedad causada por
esta deficiencia, llamada pelagra. Para otros es difícil cubrir sus necesidades nutricionales; algunas mujeres,
por ejemplo, tienen una demanda muy alta de hierro, lo que puede llevarles a padecer anemia si no
satisfacen dichas demandas, o bien tienen una alteración genética causante de la insuficiencia. Puede haber
también motivos geográficos, como en algunas zonas remotas donde el suelo (y por tanto los vegetales que
crecen en él) contiene poco yodo. Debido a que cuentan con muy pocos alimentos que contengan cantidades
importantes de yodo, las personas que viven en estas regiones pueden sufrir una deficiencia prolongada del
mismo, lo que deriva en bocio y cretinismo.
Los efectos de la insuficiencia de vitamina o minerales en el cuerpo dependen de la función del
elemento concreto que falta. Por ejemplo, dado que la vitamina A es importante para tener una buena visión,
una insuficiencia grave puede producir ceguera. Algunas vitaminas o minerales tienen muchas funciones,
por lo que una insuficiencia larga tiene una amplia gama de efectos sobre la salud.
Mixedema (del griego myxa, ‘limo’ y oidema, ‘tumefacción’), enfermedad deficitaria debida a la
producción insuficiente o nula de hormonas por el tiroides. Los pacientes que padecen mixedema sufren
cansancio, estupor, somnolencia, intolerancia al frío, falta de agilidad mental, tienden a ganar peso y tienen
dolores generalizados. El rostro aparece hinchado y su cutis muestra tumefacto, rugoso y de color
amarillento. La piel se seca y el pelo, quebradizo y seco, se pierde con facilidad. A menudo desaparece
también la porción externa de las cejas. Estos y otros síntomas son consecuencia de un descenso en la
actividad metabólica debido al déficit de la hormona tiroidea, que es un estimulante del metabolismo. El
mixedema tiene la misma causa que el cretinismo, pero se distingue de éste en que se desarrolla después del
nacimiento y no produce un retraso cerebral tan marcado. La enfermedad puede afectar a varios miembros
de una misma familia. Cualquier alteración que lleve consigo una disminución en la producción hormonal
del tiroides puede causar mixedema. El tratamiento consiste en la administración de tiroxina u otros
extractos tiroideos, o de preparaciones sintéticas como la levotiroxina.
Pelagra, enfermedad producida por deficiencia dietética debida a la ingesta o absorción inadecuada
de niacina, uno de los compuestos del complejo de la vitamina B. El médico americano Joseph Goldberger
demostró que la enfermedad estaba producida por una deficiencia vitamínica. Aunque la pelagra es frecuente
en todo el mundo, su incidencia en algunos países occidentales es baja gracias a la suplementación del trigo
procesado con vitamina B. La enfermedad afecta en especial a aquellas personas que siguen dietas pobres en
proteínas, en especial cuando la dieta está basada en el maíz como alimento principal, y en quienes padecen
enfermedades gastrointestinales que originan una alteración de la absorción de vitaminas.
La enfermedad suele comenzar con debilidad, laxitud, insomnio y pérdida de peso. La piel expuesta
del cuello, manos, brazos, pies y piernas, se vuelve áspera, rojiza y escamosa, y en especial después de la
exposición a la luz solar, y aparecen lesiones dolorosas en la boca. Los síntomas gastrointestinales consisten
en pérdida de apetito, indigestión y diarrea. La afección del sistema nervioso se produce más adelante en el
curso de la enfermedad e incluye síntomas como cefaleas, vértigo, dolores generalizados, temblores
musculares y trastornos mentales. La deficiencia de niacina puede ser mortal.
El tratamiento consiste en la administración de niacina y otras vitaminas del grupo B. Es necesaria la
ingestión diaria de cantidades adecuadas de leche, carne magra o pescado, cereales de grano entero y
vegetales frescos para curar y prevenir la enfermedad.
Raquitismo, enfermedad producida por déficit nutricional, caracterizada por deformidades
esqueléticas. El raquitismo está causado por un descenso de la mineralización de los huesos y cartílagos
debido a niveles bajos de calcio y fósforo en la sangre. La vitamina D es esencial para el mantenimiento de
unos niveles normales de calcio y fósforo. El raquitismo clásico, enfermedad carencial de la infancia
caracterizada por desarrollo inadecuado o fragilización de los huesos, está producido por una cantidad
insuficiente de vitamina D en la dieta, o por ciertas enfermedades que impiden la asimilación de las sales de
calcio por la eliminación excesiva en el riñón de calcio y fósforo o por radiación ultravioleta solar
insuficiente, lo que bloquea la conversión en la piel de 7-dehidroesteroles, tales como ergosterol y 7dehidrocolesterol, que originan las vitaminas D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol) respectivamente. En
adultos, la deficiencia de vitamina D se manifiesta como osteomalacia (reblandecimiento de los huesos),
trastorno debido a la mineralización inadecuada del hueso. En los niños existe un fracaso adicional de la
mineralización del cartílago de crecimiento en los extremos de los huesos. El hueso nuevo inadecuado es
propenso a deformarse. El tipo de deformidad esquelética depende en gran medida de la edad del niño
cuando se produce la deficiencia de vitamina D. En general, se deforman los tobillos y las muñecas y
aparecen abultamientos en las costillas formando el llamado rosario raquítico; la cabeza se agranda y el
tórax se estrecha. Un niño que todavía no ha aprendido a andar desarrolla deformidades vertebrales, mientras
que un niño que ya anda las desarrolla en las piernas. El sistema nervioso también sufre alteraciones, los
niños afectados son irritables, tienen dificultades para dormir y presentan sudoración excesiva. Las
alteraciones producidas en los músculos provocan el abultamiento del vientre, característico de esta
enfermedad.
Solitaria, parásito segmentado cuya forma adulta infecta el intestino del huésped final. El ciclo vital
incluye un huésped intermediario en el que viven las larvas de la solitaria. El huésped intermediario ingiere
los huevos de la solitaria, después las larvas alcanzan el intestino del huésped definitivo cuando éste ingiere
al intermediario. Los seres humanos pueden infectarse como huésped definitivo por diferentes tipos de
solitaria, como la Tenia saginata y la Tenia solium.
Teniasis, la teniasis es la infección del intestino humano por una tenia. La Tenia saginata se
adquiere al ingerir carne de vaca cruda o poco cocinada y es común en América del Sur y del Norte, África y
partes de Asia. La Tenia solium se contrae al comer cerdo crudo o poco cocinado y se encuentra en
Suráfrica, América Central y del Sur y partes de Asia.
El ser humano es el huésped definitivo de estas tenias y las larvas viven en el ganado vacuno o en
los cerdos que ingieren los huevos. Los síntomas consisten en trastornos gastrointestinales, náuseas y
pérdida de peso. La enfermedad se suele diagnosticar cuando se encuentran en las heces segmentos del
parásito que contienen huevos. El tratamiento es farmacológico y la tenia se elimina por las heces un día o
dos después de iniciar el tratamiento. La tenia del perro (Echinococcus granulosus) produce la hidatidosis
que a menudo es asintomática (no da síntomas aparentes en el hombre). Se extiende por toda Europa
(excepto Escandinavia), Asia, África del Norte y del Este, América del Sur y del Oeste, Canadá y
Australasia. Parece que su incidencia está descendiendo en todo el mundo. Las poblaciones rurales tienen
una incidencia más elevada, así como aquellas en contacto con perros. La erradicación de la tenia del perro
ha sido total en Islandia, que presentaba la incidencia más elevada de todo el mundo en el siglo XIX, y
donde un tercio de todas las autopsias demostraban la existencia de infección. En Tasmania y Nueva
Zelanda han conseguido buenos resultados con las campañas de prevención, interrumpiendo el ciclo vital del
parásito.
El ciclo vital de este parásito suele incluir al perro y a la oveja, pero también puede incluir zorros,
lobos o chacales en lugar de perros, y numerosos herbívoros (camellos, canguros, búfalos y cerdos) en lugar
de la oveja. Al ingerir la carne de los animales infectados, el ser humano se convierte en un huésped
accidental. Cuando los huevos alcanzan el intestino humano se convierten en embriones con tres pares de
ganchos en su cabeza. Estos embriones atraviesan la pared intestinal y alcanzan el torrente sanguíneo desde
donde llegan hasta los pulmones, el hígado o cualquier otro órgano. Cuando los embriones alcanzan un
órgano, forman quistes con una cubierta externa elástica, que crece con el embrión en su interior. Suelen
crecer hasta alcanzar los 20 mm, pero el quiste más voluminoso encontrado en seres humanos contenía 50 l
de líquido. Por lo general, estos quistes se detectan sólo después de la muerte o de forma accidental. Sin
embargo, pueden producir síntomas dependiendo de su localización. Por ejemplo, si se localizan en el
pulmón provocan tos y si lo hacen en el hígado dolor.
Triquinosis, nombre genérico aplicado a una enfermedad propia de ratas, cerdos, osos, gatos, perros
y humanos, causada por la infección por las larvas de un gusano nemátodo, Trichinella spiralis. Este
pequeño gusano tiene una distribución casi mundial.
El hombre suele contraer la enfermedad por la ingesta de carne de cerdo infectada. A pesar de las
estrictas medidas de control sanitario de la carne, el cerdo infectado puede pasar a veces la inspección
debido a que es muy difícil reconocer la presencia de la enfermedad. Los quistes de triquina en el cerdo se
pueden destruir completamente mediante la congelación de la carne a una temperatura de -15 °C durante 21
días o -30 °C durante alrededor de 25 horas. Las larvas de triquina que no están enquistadas se destruyen al
calentar la carne a 66 °C. Los procedimientos habituales para salar y ahumar no ofrecen seguridad para el
consumo de la carne de cerdo.
Durante la fase de infección, después de que los gusanos inmaduros salgan de sus quistes, las larvas
en proceso de maduración producen una irritación grave del tracto intestinal. Los síntomas de la infección
consisten en dolor abdominal, náuseas, vómitos y emisión de heces líquidas. Con la liberación, o migración
de las larvas hacia la sangre, es muy frecuente la aparición de un edema facial, en especial alrededor de los
ojos, y de cefaleas e incluso delirio. También es habitual la afectación del músculo cardiaco. La fase
invasiva está determinada por espasmos musculares y dolores en las articulaciones. Las personas que
padecen triquinosis se suelen recuperar en un plazo de seis meses, una vez que la larva madura se ha
enquistado.
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