Shemita y Yovel: Reposo, libertad y restauración.

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Vayikra (Levítico) 25:1-26:2
Haftara: Jeremías 32:6-27
Shemita y Yovel: Reposo, libertad y restauración.
¿Quién no ha oído la frase “Año sabático”? “Necesito un año sabático” decimos algunos,
aludiendo a necesitar un descanso largo para restablecer plenamente todas nuestras fuerzas. Esta
noción de un descanso largo, completo, duradero está basado en la parasha de esta semana, en
donde vemos los dos años más importantes de la nación de Israel: El año de Shemita y el año de
Yovel (Jubileo).
La parasha de esta semana, únicamente consiste de 57 versos y su tema más relevante es el
descanso de la tierra en un ciclo de 7 años, y el año de jubileo, donde habría proclamación de
libertad a personas sometidas a servidumbre, recuperación de tierras de patrimonio ancestral y
descanso. El año de Shemita y el año de Yovel, son dos aspectos de mucho interés en la Torah.
Pretendemos en este breve comentario, abordar los aspectos más básicos de ellos y su mensaje
para nuestras vidas.
La Torah introduce estos años diciendo:
“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, la tierra
guardará reposo para El Eterno. Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y
recogerás sus frutos. Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para El Eterno; no
sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo segarás,
y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra. Mas el descanso de la
tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extranjero que morare
contigo; y a tu animal, y a la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para
comer. Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las
siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. Entonces harás tocar
fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis
tocar la trompeta por toda vuestra tierra. Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad
en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra
posesión, y cada cual volverá a su familia.” (Vaikra [Levítico] 25:2-10)
La Torah nos habla de dos años importantísimos para el pueblo judío: El año conocido como
“Shemita”, el cual es de reposo para la tierra donde no se siembra ni se siega, y el año de Yovel. El
año de Yovel consiste en libertad a personas que habían caído en servidumbre, la recuperación de
casas o terrenos que alguien había vendido por una situación adversa, todo esto, agregado al
reposo de la tierra. Estas leyes deberían de ser observadas dentro de la tierra de Israel
únicamente y por eso la Torah declara al introducir estas leyes: “Cuando hayáis entrado en la
tierra que yo os doy” (25:2)
Desde un punto de visto agrario, la Torah procuraba tener normas de equidad entre los hijos de
Israel, no fomentando la esclavitud perpetua sino reduciéndola a siete años (Exodo 21:1-2). Si
había un año de Jubileo dentro de esos siete años, el que se había vendido como esclavo, salía
libre. Además intentaba una norma de balance social y económico en la sociedad, al permitir a
personas que vendían sus propiedades por motivos adversos, recuperarlas. En una sociedad
agrícola, nadie vendería su heredad, salvo por causas de emergencia y de adversidad; en este
aspecto, la Torah permitía tiempos para redimir la heredad, y de no darse, salía en el jubileo y
retornaba a su dueño original, tal como está escrito:
“Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesión otorgaréis rescate a la tierra. Cuando tu
hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo
vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido. Y cuando el hombre no tuviere
rescatador, y consiguiere lo suficiente para el rescate, entonces contará los años desde que
vendió, y pagará lo que quedare al varón a quien vendió, y volverá a su posesión. Mas si no
consiguiere lo suficiente para que se la devuelvan, lo que vendió estará en poder del que lo
compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá a su posesión.” (Vaikra [Levítico]
25:24-28).
La justica, benevolencia, equidad, bondad son reflejadas en estas leyes como en pocos lugares al
mismo tiempo. Además de ello, algo más era requerido de la nación para poder vivir en
semejantes estándares de observancia y bendición: Total fe y confianza en El Eterno.
Se necesitaba tener total confianza en El Eterno para poder dejar de hacer trabajos agrícolas todo
un año con la plena certeza que El Eterno bendeciría a la nación. Si Israel vivía en estos estándares
de santidad, la tierra sería lo más cercano a un paraíso edénico.
Toda la evidencia señala que los años de Shemita y Yovel no fueron observados en su gran
mayoría, incluso se nos afirma en el libro de Crónicas, que en gran medida el exilio babilónico vino
por la falta de observancia de estos años y la terrible injusticia que imperó en la antigüedad, tal
como está escrito:
“Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia; y fueron siervos de él y de
sus hijos, hasta que vino el reino de los Persas; Para que se cumpliese la palabra de El Eterno por
la boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su
asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.” (Dibre Hayamim Bet [2
Crónicas] 36:20-21).
Para El Eterno estos años eran de suma importancia, pues le permitían glorificar su nombre en
Israel, dando provisión en abundancia, al ver que la nación cumplía con sus obligaciones de pacto
y nación sacerdotal. Lastimosamente, las leyes no fueron observadas.
Los años de Shemita y de Yovel aluden a la era mesiánica de igual manera que el Shabbat Semanal.
Como el talmud nos dice: “El shabbat es una sexagésima parte del mundo por venir” (Berajot
57b). El Shabbat semanal, con su reposo, dedicación al estudio de la Torah, alabanza a Elohim y
sentido de paz es una sombra del milenio, la era mesiánica, el reino de los cielos.
De igual manera, el año de Shemita presagia al reino mesiánico: Tal como en el año de Shemita, la
tierra misma daba a comer a todos, en la era mesiánica, gran prosperidad de la tierra habrá para
saciar el hambre de todos, tal como se dice: “En aquel día, dice El Señor de los ejércitos, cada uno
de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.” (Zacarías 3:10).
La tierra volverá al estado optimo y no se necesitarán grandes trabajos para hacerla producir; en
un sentido “lo que nazca de si”, nos alimentará a todos ¡Qué gran bendición ha preparado El
Eterno en su reino! ¡Cuán agradecidos y ansiosos debemos estar para alcanzar los días del Mesías
y la renovación de la tierra!
Como podemos ver, cada “Shabbat” señala un aspecto de la era mesiánica y añade más
información a esos días tan gloriosos que todo creyente debe añorar diciendo: “¡Venga tu reino!”.
Debe de ser nuestro ardiente deseo, poder adelantar el establecimiento de su reino, haciendo
buenas acciones, llevando las buenas nuevas de redención del Eterno en Yeshua y amando
verdaderamente al Eterno y nuestro prójimo.
El año de Jubileo también retiene otro aspecto de la era Mesiánica: En la era mesiánica, la
servidumbre de Israel y el dominio de los pueblos gentiles terminará. Israel será nuevamente una
nación soberana con la teocracia más justa que se haya visto sobre la tierra. El Rey Mesías
gobernará con equidad, justicia y bondad a todas las naciones desde Jerusalén. Jerusalén y el
templo se convertirán en el anhelo de todas las naciones para aprender los caminos del Dios de
Israel, tal como se nos dice:
“Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de El Eterno
como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las
naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de El Eterno, a la casa
del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion
saldrá la Torah, y de Jerusalén la palabra de El Eterno. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá
a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará
espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.”(Isaías 2:2-4)
“Yo publicaré el decreto; El Eterno me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y
te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra.” (Salmo 2:7-8).
Además de esto, el pueblo judío como un todo, volverá a su tierra ancestral, de la misma manera
que la persona que vendía su propiedad, volvía en el año de Jubileo, tal como se nos dice:
“Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos
de Judá de los cuatro confines de la tierra.” (Isaías 11:12)
“No obstante, he aquí vienen días, dice El Eterno, en que no se dirá más: Vive El Eterno, que hizo
subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive El Eterno, que hizo subir a los hijos de
Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su
tierra, la cual di a sus padres.” (Jeremías 16:14-15)
“Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a
vosotros por Dios. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo
multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los
campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones.” (Ezequiel 36:2830).
La era mesiánica será el periodo de tiempo más glorioso de todos, el rey Mesías enseñará la
palabra del Eterno a Israel, y este al mundo entero, la paz perdurará, habrá prosperidad de la
tierra y una profunda santidad, justicia y equidad.
¡Quiera El Eterno que añoremos ese tiempo y lo haga venir prontamente y en nuestros días!
‫שבת שלום‬
¡Shabbat Shalom!
Yitzjak
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