10418994 11/10/2004 EDITORIAL 10:21 p.m. Page 5 | JUEVES 11 DE NOVIEMBRE DE 2004 Cuba: Estado totalitario PATRICIO DE LA FUENTE GONZÁLEZ-KARG l mes de septiembre de 1981 el escritor cubano César Leante pidió asilo político en Madrid, aprovechando una escala de avión camino de cierto Congreso de Escritores a celebrar en la Alemania comunista. En esa misma fecha comienza un periodo de calvario de siete años cuyos pormenores son objeto de esta desgarrada narración que reseñamos. Natividad González Freire, esposa del asilado, ha logrado plasmar en Descubriendo a Fidel Castro (ed. Pliegos) el tormento padecido por toda la familia que quedó en Cuba. Prepárese el lector para sorprenderse con cada página. Difícil concebir un sistema que combina con tal perfección el refinamiento en su maldad con la brutal eficacia. El régimen diseñado para que Castro disponga a su antojo de la vida y la hacienda de once millones de cubanos sobre la base de la mentira y el terror. Conforme se avanza en la lectura, vamos comprendiendo que el régimen no escatimará ningún medio en su propósito de destruir al disidente y de utilizarlo como escarmiento para potenciales émulos en el futuro. Ni siquiera la ascendencia íntegramente española, por supuesto no admitida por las autoridades cubanas que no reconocen la doble nacionalidad, puede salvar a la víctima. Como manifiesta la autora en su testimonio ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (pág. 237), ya el mismo día del exilio comenzaron las intimidaciones para lograr que la familia repudie al asilado. Que manifieste su compromiso con el castrismo renunciando al reagrupamiento familiar -¿se acuerdan del burdo montaje castrista con Eliancito? - y la emigración. Sigue la pérdida del trabajo, el hostigamiento de la Seguridad del Estado a través de visitas intempestivas, llamadas con insultos y silencios amenazantes, cita- E ciones en el centro de investigación y detención del Ministerio del Interior así como espías y delatores por todas partes. Una de las hijas llega incluso a ser despojada de su título universitario. La correspondencia y el teléfono son intervenidos y manipulados... Durante siete años Castro (nadie más que él manda en Cuba) insiste en no reconocer el derecho de esta familia a abandonar el país, al tiempo que exige que la estirpe tilde de "traidor" al familiar asilado. Descubrimos que la sola petición de salida conlleva efectos terribles: desclasificación profesional e imposibilidad de desempeñar más empleos que aquellos sumergidos que nadie acepta, notificación de la Seguridad del Estado al Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de la zona para que advierta a los vecinos que han de cortar toda comunicación con los disidentes. El Estado procederá a confiscar los ahorros, además de prohibir la venta de enseres domésticos. En caso de autorizarse la salida, éstos pasarán a ser propiedad del Estado (serán confiscados), etc. Además de la ordalía personal, el relato nos va poniendo en contacto con todas las realidades de la vida cubana. Los mecanismos de control de la población interna se extienden como en círculos concéntricos. En el ámbito vecinal, los CDR llevan completa relación, a través del correspondiente equipo delator, de la participación o desafección de cada individuo respecto del régimen (asistencia a reuniones y mítines políticos, participación en jornadas de trabajo "voluntario", opiniones manifestadas, etc.). Como el informe más importante a la hora de valorar cualquier instancia ante el omnipresente Estado, sea ésta para cursar estudios o para solicitar empleo, para acceder a vivienda o tener cartilla de racionamiento, es el de la CDR, no es difícil ver el tremendo aparato coercitivo que su sola existencia representa. Igual ocurre en los centros de trabajo, a través de los cuales se distribuyen, a capricho y siempre de forma tardía y escasa, los aparatos eléctricos como radios, refrigeradores o televisores: los desafectos quedan excluidos del reparto. Por descontado que los automóviles y las viviendas de alto standing son exclusiva de los incondicionales de la nomenclatura. Para aquellos que no doblegan su voluntad ni con esta marginación y que tratan de manifestar su descontento, la autora nos recuerda que el régimen todavía dispone de las Brigadas de Intervención Rápida, eufemismo utilizado para designar las cuadrillas de matones, especialistas en karate, encargadas de disolver a palos cualquier signo público de contestación. La misma función cumplen los "actos de repudio" a los que periódicamente llama Castro a sus secuaces. En ellos la turba visita la casa del disidente para insultarle y golpearle, por traidor, llegándose en ocasiones al linchamiento y la muerte como ocurrió durante el célebre episodio de los refugiados en la embajada del Perú en 1980. En el último escalón de esta omnipresente represión se encuentran Villa Marista y el resto de prisiones y calabozos de la isla para amontonar presos políticos. Algunos no son liberados, ni aun con sus penas ya cumplidas. Combínese esto con un carné de identidad que es en realidad una ficha policiaca de 25 páginas según nos informan en la página 87 del libro: "Además del nombre, fecha de nacimiento, sexo, estado civil, domicilio y profesión, consta la dirección del centro de trabajo o centro de estudios al que perteneces, cargo o grado de enseñanza que se tenga y direcciones y teléfonos de los respectivos locales. Además se deja una buena cantidad de páginas para anotaciones especiales de las autoridades a las que estás sometido (nunca mejor dicho). Jefes o directores deben escribir en ellas si has sido baja del trabajo o los estudios y causa por la que te despidieron. Puntualizar si eres ex preso político o desocupado y sobre este último punto si el motivo es que has solicitado la salida del país. Además, imitando la práctica nacionalsocialista, llegan a señalar la foto del ciudadano que ha solicitado su salida con un cuño en el lado superior izquierdo para que no haya dudas de que eres de los que no fraternizan con la tiranía..." Más refinados que los soviéticos, los pasaportes interiores son sustituidos con la obligación rigurosa de notificar el cambio de domicilio a la estación de policía, aunque sólo sea por los días que coges vacaciones y por duplicado. El original en el domicilio de origen y la copia en el de destino. Ya que hablamos del tema de las vacaciones, la autora no se olvida de explicarnos que durante más de quince años se consideró poco revolucionario tanto el tomarlas como el pedir su correspondiente pago en metálico. De este modo en el "paraíso de los trabajadores", éstos pasaron décadas sin poder disfrutar del natural asueto, si es que no querían pasar por contrarrevolucionarios. Ahí no acaba la presencia del Gran Hermano. No sólo deben comunicarse los desplazamientos interiores, sino también la presencia de invitados temporales en la propia casa, parientes incluidos, con una notificación a la policía para que consigne la extensión de sus estancias. Para que tales órdenes no se violen, volvemos a topar con el aliado ineludible: la organización nacional de los CDR, dispuesta a avisar de cualquier movimiento raro en los hogares y a denunciar a todo el que no se pliegue. ESTRICTAMENTE PERSONAL Vivir con el terror RAYMUNDO RIVA PALACIO a conciencia sobre el fenómeno del terrorismo es bastante escasa en México. El terrorismo se ve como algo distante, quizás porque no se concibe que un avión secuestrado con más de 150 pasajeros vaya a estrellarse en la Torre Latinoamericana, que se pongan bombas en el estadio Jalisco durante un juego Guadalajara-Atlas, o que se destruya el puerto de Veracruz. Se piensa que ése es un problema de naciones con ínfulas imperiales, como Estados Unidos, o de países satélites, como España, pero no es así. No hay nación libre de la amenaza terrorista, un fenómeno que no nació como producto de un grupo de locos fanáticos, sino como resultado de la desesperación de pueblos que se sintieron oprimidos y que no encontraron, por vías ajenas a la violencia, respuesta a sus problemas. México no es un país vacunado contra el terrorismo. Comparte con Estados Unidos una frontera de tres mil 200 kilómetros. Al ser su vecino el más buscado objetivo terrorista, la geografía convierte a México en una extensión del riesgo. El terrorismo es un fenómeno con el cual no sólo hay que vivir en adelante, sino aprender a vivir con él porque se puede presentar en cualquier momento, sin que hubiera peor escenario que el nunca haberse preparado para enfrentar una contingencia de esa naturaleza. Éste fue un tema recurrente durante la reunión de la Comisión Binacional MéxicoEstados Unidos que terminó este martes, pero poco difundido. No extraña, pues el Gobierno mexicano no ha querido hablar mucho del tema y la clase política no quiere admitir L que nos encontramos dentro de las naciones bajo riesgo. Los mexicanos, en general, no nos hemos dado cuenta de los peligros que el fenómeno entraña. ¿Pero cómo empezar a concienciar? ¿Cómo comprender la magnitud del fenómeno? Un simulacro realizado en Estados Unidos permite alcanzar a comprender la magnitud del fenómeno. Éste se celebró en junio del 2001, semanas antes del ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono, la Universidad Johns Hopkins se unió al Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, al Instituto de Seguridad Territorial y al Instituto Nacional de Oklahoma para la Prevención del Terrorismo, en un ejercicio en Washington donde simularon un ataque terrorista con viruela. Invitaron a varios líderes del Congreso a actuar como funcionarios del Gobierno, y a ex funcionarios, periodistas y 50 expertos en la materia para que participaran en diversas tareas. El ejercicio fue dividido en tres segmentos durante dos semanas y al final se planteaban las alternativas de acción posibles. En el primer segmento, el escenario fue que Irak había reconstituido su programa de armas biológicas y se preparaban para entrar en una segunda Guerra del Golfo. Paralelamente, mientras había desplazamientos militares hacia el Medio Oriente, se enviaban 20 cajas de viruela a Oklahoma, y habían aparecido otras tantas en Georgia y Pennsylvania. Dos estados sureños y uno en la costa del noroeste habían sido infectados con la viruela, cuya enfermedad tarda entre 12 y 14 días en incubar una vez que ha sido expuesta, y que se empieza a manifestar con fiebres altas y fuertes dolores de cabeza, seguido por el desarrollo de erupciones en dos días. Esta enfermedad, que es contagiosa, se extiende por la piel al sexto día, y para el doceavo se forman costras, dejando heridas. En la segunda semana de la infección, se produce la muerte. En el segundo segmento, el escenario ya se había complicado. La viruela es incurable, y la única forma de controlarla es mediante el aislamiento y la prevención. En el ejercicio, las 12 millones de dosis de vacunas que tenía en ese momento Estados Unidos no habían sido suficientes. Tenían dos mil casos en 15 estados de la Unión Americana, y se habían logrado aislar otros tantos en Canadá, México y Gran Bretaña. Con la escasez de vacunas, el sistema médico se saturó y, cuando no se pudo atender a los pacientes, comenzaron disturbios sociales. Las fronteras fueron cerradas para evitar una pandemia y la desesperación de la gente provocó violencia contra las minorías, en especial con aquellos que parecían de descendiente árabe. Cuando comenzó la tercera semana de la epidemia, había 16 mil casos en 25 estados, la mitad de los que tiene el país, y se habían registrado mil muertes. Preveían que al término de la tercer semana habría un total de 300 mil víctimas, sólo en Estados Unidos, y un número no especificado en otras diez naciones donde ya se había extendido la viruela. La economía ya había resultado afectada, había escasez de alimentos y se restringió la libertad de tránsito, dejando los viajes sólo para lo estrictamente esencial. Para entonces, el Gobierno estadounidense preparaba la Ley Mar- cial en todo el territorio. Los resultados del simulacro, al cual llamaron "Invierno Oscuro", provocaron conmoción dentro del Capitolio, generando memorandos para varios comités legislativos que programaron, como consecuencia, una serie de audiencias para estudiar reformas a los programas de prevención de un ataque terrorista biológico que, sin lugar a dudas, sería más devastador que cualquier otro tipo de agresión. El ataque el 11 de septiembre de ese año demostró que tenían razón. En los ataques terroristas de aquella mañana murieron poco más de tres mil personas; en "Invierno Oscuro" se calculó que cerca de 30 millones de personas morirían. No había comparación alguna. Estados Unidos ordenó, tras el ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono, 100 millones de vacunas contra la viruela, previendo un ataque de esa naturaleza. En ese pedido, el Gobierno mexicano compró diez millones de vacunas, por si fuera necesario. Esa compra fue todo lo que hizo el Gobierno del presidente Vicente Fox. Es la máxima aproximación a un ataque terrorista biológico en este país que no dispone de ninguna medida preventiva para esa contingencia. Estamos totalmente desarmados, desprevenidos, en tiempos de guerra sin fronteras ni territorios definidos y ante enemigos invisibles. Lo menos que podemos hacer, si queremos ser responsables, es tener conciencia del momento que atravesamos y prepararnos para lo peor, esperando que ese momento nunca llegue. Pero por el camino por el cual vamos, nunca llegaremos. [email protected] [email protected] | EL SIGLO DE DURANGO | 5A DIÁLOGO Malos augurios YAMIL DARWICH uando Ismael Hernández Deras ocupó la silla de gobernador del estado de Durango, sin duda que estaba enterado de que llegaba al poder en una región pobre y con carencias, como todo México, pero que se distinguía en relación con el norte del país por ser de las más atrasadas en el desarrollo integral. Nadie desconoce que el rezago social y económico de la tierra del Guadiana requiere de la mejor atención profesional, ésa que pueda administrar en situaciones de carencias, limitaciones y altas necesidades; enfrentar retos tan importantes como salud, educación y cuidados a los grupos más desprotegidos, por mencionar algunos. Dicen los administradores que el recurso más importante de las empresas son los seres humanos que la componen y, para el caso, de carencias materiales, físicas y económicas como los que se viven en la Laguna de Durango, son los profesionales que habrán de enfrentar con alta creatividad y capacidad los retos que les presenten; ellos serán la clave para obtener los resultados esperados, en la gestión administrativa del estado durante los próximos seis años. Sabemos que la lucha política al interior del PRI Estatal se dio en términos enconados; que en la misma, el aspirante por Gómez Palacio, el Sr. Carlos Herrera, hizo todo lo posible para ser elegido como candidato de su partido, cosa que no sucedió, tal vez por revanchas entre dirigentes, que no olvidaron sus posturas asumidas en la última contienda para obtener la Presidencia de la República, misma que terminó en manos de la entonces oposición. Así no es de extrañar por qué algunos excelentes administradores, de formación, profesión y vocación, perdieron su puesto en el servicio público, como el caso del Subsecretario de Educación de la Laguna de Durango, que luego de catorce años fue despedido sin más, utilizando a su persona como un ejemplo para todos aquellos que "equivocan el rumbo", como en los mejores tiempos de la mafia siciliana. Por cierto, curiosamente sus colaboradores lo despidieron de pie y aplaudiendo, a pesar de estar siendo observados por los "nuevos administradores de la citada Subsecretaría". Pero si esto es grave de por sí, lo peor estaba por anunciarse, con la toma de protesta de los nuevos funcionarios de la Laguna de Durango, que se lucieron por su ignorancia... ¿o descaro?, al pregonar públicamente su desconocimiento sobre las responsabilidades profesionales que adquirían. De entre todas le transcribo una sola, la más exquisita de ellas, que deja ver la dulzura de la ingenuidad, ésa que permite describir en pocas líneas a quienes la pronuncian: El pasado 6 de noviembre, en su página principal, El Siglo de Torreón publicó la nota sobre la toma de posesión de los nuevos funcionarios designados para puestos públicos estatales, en la que sobresalió la Sra. Ivonne Elizalde Peraza, nueva directora del Centro de Observación y Orientación para Menores Infractores (COOMI), que declaró que ignoraba cuál sería su función, pues dijo que "únicamente le indicaron que debía presentarse a la cinco de la tarde para recibir su nombramiento". La nota da para más; les dijo a los periodistas: "yo apenas voy a tomar posesión, ignoro cuáles son ...(refiriéndose a las funciones encomendadas), en realidad el COOMI no es campo mío... ¿verdad? Voy a... lo único que le puedo decir, que es un compromiso con el Gobernador, apoyarlo donde lo necesite". Le asegu- C ro que le hago una transcripción fiel de lo publicado y comprendo si usted, como yo, pensó de primera intención que se trataba de una broma. Desde luego que es por demás insistir en la importancia subrayada que tiene el cuidado de la niñez y la juventud, particularmente cuando se trata de los grupos de rezago social, ésos que requieren mayor orientación por haber delinquido, a los que les debemos la mejor atención profesional para poder ofrecerles nuevas oportunidades de integración social efectiva. El ejemplo sirve para describir el profundo malestar que ocasiona la irresponsabilidad de quienes ofenden a la profesión (la palabra tiene su origen en "a favor de lo que se cree, a favor de la fe") del político y administrador público, que ha sido invadida por personas que no pueden, no quieren o no les interesa trabajar en ese campo de servicio; algunos de ellos, finalmente, no son conscientes de la grave responsabilidad moral que adquieren con un nombramiento de tan serio compromiso social; simple y sencillamente por no estar capacitados para ejercer la autoridad y responsabilidad del puesto. En el caso, pareciera que regresamos a los tiempos de Porfirio Díaz, que pagaba lealtades con puestos públicos, en el entendido de que la sumisión al jefe era un abono de inversión que se saldaba en términos de costos sociales y económicos. La desgracia del oportunismo, el compadrazgo, complicidad y abuso de poder en México continúa siendo grave y lesivo para los intereses del ciudadano común y corriente. Permítame recurrir a nuestros refranes populares para definirle la idea: "mal empieza la semana para quien ahorcan el lunes", que queda como anillo al dedo para los pobres habitantes de la Laguna de Durango, "que les dieron gato por liebre" al quitarles funcionarios de experiencia a cambio de improvisados "con compromiso", que finalmente "no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre", en referencia a los beneficiados con "la justicia de la Revolución", con premios otorgados por la voluntad de quien detenta el poder, que aunque le fuera entregado por el pueblo es el último considerado al ejercerlo. Un administrador público que no se ocupa en dar su mejor esfuerzo para cumplir las expectativas creadas en campaña no augura el éxito de las acciones emprendidas en favor de los bienes administrados. Hay una premisa importante en la administración general, que se refiere al reclutamiento y selección de los recursos humanos, sin importar el nivel que ocupen en el organigrama y se refiere a "la persona debe ser seleccionada para el puesto, no el puesto para la persona". Me temo que éste no es el caso y me preocupa algo más: el empecinamiento que puede tener quien ejerce el poder, para no reconocer errores, detalle que los principios básicos de la misma administración general advierten: "la inmadurez de las personas les impide tomar las mejores decisiones y reivindicar sus errores. El temor a verse débiles se los impide." Como en otros Diálogos, lo invito a que no pierda de vista los resultados de tales nombramientos, en términos de eficiencia y eficacia de la administración pública del estado de Durango, particularmente de nuestra Laguna, que como decía Séneca: "No hay vientos favorables para quien no sabe a dónde va". [email protected].