J Sebastian Bach, un genio abierto a lo espiritual

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J Sebastian Bach, un genio abierto a lo espiritual
Escritores Actuales / López Quintás Alfonso
Por: D. Alfonso López Quintás, Universidad Complutense. Madrid |
Un profesor alem de piano, para animarme a profundizar en las obras del Clave bien temperado, me contque, cuando acud a visitar al
gran Backhaus, ya entrado en as, lo encontraba siempre interpretando a Bach. Un d se decidia preguntarle por quel gran intprete de
Beethoven y Brahms conced ahora esta primac al cantor de Leipzig. El pianista contestcon acento timo: Cuando usted sea mayor, harlo
mismo: volvera Bach.
Para comprender la grandeza inigualable de Bach se requiere madurez. Sus contemporeos lo admiraron, ciertamente, pero no
adivinaron toda su val. En sus as de plenitud se convirtien un extra para las gentes de su oca. Su gran testamento musical, El arte de la
fuga, tuvo una acogida glacial, y el editor vendilas planchas al peso. La monumental Pasi segn San Mateo empeza ser debidamente
valorada un siglo despu de su estreno cuando Mendelsohn consiguiofrecer una versi digna de la misma.
Las personas m dotadas advirtieron en las obras de Bach una capacidad formativa singular. Mozart se sintienriquecido de forma
emocionante cuando descubria Bach, y buena prueba de tal enriquecimiento es el estilo adoptado en el Kyrie de su Requiem. Johannes
Brahms le idamente las partituras de Bach segn las iba publicando la Sociedad Bach. Estos ejemplos se multiplicaron, y hoy d es comn
admitir que, por encima del vaiv de las modas, tendencias y oscilaciones estilticas de cada oca, el sobrio Juan Sebasti Bach constituye el
magisterio musical por excelencia.
Su prestigio es tal que inspira incluso patentes exageraciones como la cometida por un organista de la catedral de Colonia que, tras
interpretar una tocata de Bach al gano, me susurral oo: Esto es msica. Todo lo que se escribipara gano despu de Bach es pura
Spielerei, puro tocar por tocar. Yo le suger como tida protesta, que existe un Felix Mendelssohn, un Cesar Frank, un Charles Widor. , sin
atender a estos nombres, agregpaternalmente: Con el tiempo me darla raz.
Comparaciones al margen, lo indudable es que nuestra oca sita a Bach en una cima indiscutible e inigualada, como el gran creador y el
decisivo maestro. A quse debe esta capacidad de magisterio? La respuesta tendrque ser muy matizada y amplia. Baste aqusugerir una
de las razones m poderosas.
Bach es una fuente de ensenzas porque en confluyen el mundo antiguo y el moderno y logran una stesis admirable. A pesar de su
apego al terru y su poca afici viajera, Bach se mantuvo al tanto de las grandes corrientes artticas de su tiempo y, a su trav, penetren las
raes de la estica que Occidente heredde Grecia.
Todas las categors esticas griegas est asumidas con extraordinario vigor por Bach: la armon (proporci y medida o mesura), la simetr, la
integridad de partes, la repetici... Bach, como buen barroco, repite ciertos motivos, insiste en ellos una otra vez, no con el fin de volver
mecicamente sobre lo mismo, sino de fundar bitos expresivos.
Al modo como un claustro montico reitera las columnas para fundar un bito de andar sosegado, rmicamente mesurado y adecuado a la
contemplaci, Bach, en la Misa en si menor, nos hace o la frase Et in terra pax unas treinta veces con objeto de inmergirnos en un campo
de paz, no de martillearnos el oo con una frase del todo familiar. El lenguaje poico encarna aquello que expresa, no so lo dice comunica.
Lo que Bach desea expresar no es nicamente su gusto y admiraci por el orden y la armon, la simetr y la integridad de partes, lo uno en la
diversidad y lo preclaro o resplandeciente. (Recordemos que, para los antiguos, la belleza se define como el esplendor del orden). Estas
condiciones son para el medio transparente en que debe hacer acto de presencia el mundo de valores que apelan al hombre a una vida
creadora, bien colmada.
La vida del hombre se plenifica, segn Bach, en la esfera sobrenatural. Ello explica que, aun siendo un hombre amante de todo lo bello
que ofrece la existencia humana, haya sentido una fuerte nostalgia por la hora de la muerte como trsito hacia la vida perdurable. Ven,
dulce muerte, exclama en una conocida canci en la que se entreteje una fina sensibilidad para la belleza sensorial y el anhelo del mundo
invisible abierto so a la fe.
Es impresionante la figura de este hombre vertido con ardor al cultivo de la belleza que se transmite por los sentidos y atenido
primordialmente a la trascendencia. Esta seria versi hacia el m allexplica que el ropaje pietista de muchas de sus obras religiosas no
produzca una impresi empalagosa de sentimentalmo superficial, y podamos los hombres de ocas adustas, como la presente, seguir
oyendo y reviviendo a tras a sus Pasiones como un proceso dramico que pide participaci.
Para Bach, la vida natural y la sobrenatural no se oponen entre sde modo que debamos optar por una u otra. Su robusta y sana
naturaleza espiritual le permitihallar un equilibrio y entregarse a ambas vertientes de la existencia a velas desplegadas. De esta integraci
se deriva la emotiva expresividad de sus obras, incluso de las menos comprometidas en apariencia con un contenido espiritual
determinado.
En casos, Bach se entrega a un trabajo de orfebrer musical, saca todo el partido posible a un tema y muestra las posibilidades que
encierra en orden a montar diversos tipos de preludios y fugas segn las distintas tonalidades. Alguien podr pensar que se trata de bellos
juegos de sal, de virtuosismos artesanales y malabarismos tnicos que se agotan en una mera funci didtica.
No obstante, si oye tales obras con la debida atenci y sin prejuicios, observa que las de tnica m compleja est aureoladas con un nimbo
poico. La tarea por excelencia de la poes es instaurar bitos expresivos que revelan lo m profundo del alma humana.
El Clave bien temperado, La ofrenda musical, El arte de la fuga, las Invenciones y otras obras afines presentan una apariencia de
ejercicio escolar. Se dijera que Bach ha remansado aqusu inspiraci de altos vuelos para consagrarse a tareas docentes, orientadas al
adiestramiento de los intpretes.
Toma un tema, se adentra en , lo muestra en sus mil caras y lo hace avanzar como un r que se desliza pacientemente hacia su meta sin
m pretensi que la de mantenerse en la existencia. Asistimos a un rumor incesante, pero este rumor, como indiccon bella imagen el gran
Goethe, se asemeja al rumor de la creaci en los ds del Gesis.
La marea de sonido que Bach hace sonar en nuestros oos como un oleaje siempre renovado no nos somete a una serie monona de
instantes iguales; nos eleva a un modo de temporalidad superior. Por eso no provoca tedio, sino sereno entusiasmo. No se olvide que la
llamada vida eterna no se caracteriza por su falta de temporalidad, sino por un modo de temporalidad superior al mero decurso de
instantes huidizos.
El secreto de la Estica musical radica sin duda en el anisis a fondo de los distintos modos de temporalidad que puede sugerir y plasmar
la msica. Las obras de Bach nos dan luz suficiente para plantear debidamente esta sugestiva cuesti.
La carga expresiva que confiere Bach a sus obras de corte m formal nos permite aunar los diferentes aspectos de su producci. Ninguna
de sus obras se cierra en s ni es puro juego de formas. Visto en rigor -como nos ensen la Estica y la Hermentica actuales-, el juego es
fundaci de bitos expresivos bajo el cauce de ciertas normas.
Bach se consagra al juego de la creaci arttica, pero en este juego queda albergado todo su af de vivir la vida en plenitud. La vida plena
es encuentro, y todo en nuestra existencia queda elevado y transfigurado si se lo ve como una forma relevante de encuentro. As con
todo realismo puede Bach despedirse del Jess muerto con un sencillo Gute Nacht (buenas noches), dicho con todo el cari casero de
quien se despide para ir a reposar.
Este sincero y tranquilo trasvase de un plano de la vida a otro explica en buena medida el carter pictico de muchos pasajes de las obras
de Bach, cuajadas de sbolos e imenes. Un compositor de su talla, capaz de abrumar con su capacidad de resolver problemas tnicos, no
rehuye movilizar recursos que cualquier principiante puede juzgar ingenuos.
Nada es despreciable para Bach si es natural, si estenraizado en la vida cotidiana, sea un gesto de dolor, un suspiro, unos pasos
inquietantes en la noche, una exclamaci jubilosa, el tintineo de la lluvia o el goteo de un llanto desconsolado. No trata Bach de imitar
ciertos sucesos naturales, sino de asumir sus valores musicales en temas particularmente expresivos y, como tales, poicos.
Bach no deseaba pintar con msica sucesos humanos; quer instaurar bitos expresivos en los que se pusiera al trasluz el modo de
existencia perfecta que anhelaba. Al atender por igual a lo sensible y a lo metasensible, consigue un singular equilibrio, lleno de una
forma de inquietud que es bsqueda de lo que otorga paz y no degenera nunca en desasosiego.
Contemplada de esta forma la msica de Bach, se descubre que sus caracterticas bicas no son paradicas, sino perfectamente licas. Bach
estanclado en el orden clico y abierto a la expresividad moderna, opera con el rigor de un matemico y ahonda en la realidad humana
con el tes implacable de un espitu mtico; es reposado y a la vez engico, se complace en los desarrollos tnicos y gusta de elevarse a las
alturas de lo trascendente, asume la mejor tradici griega -que toma el justo medio como mulo de perfecci- y da cuerpo expresivo a la
cosmovisi cristiana que considera la excelencia del Ser infinito como canon de autenticidad.
Bach, desde su rinc provinciano, asume las dos fuentes del gran r que forma el arte musical de Occidente. Por eso pudo culminar una
oca y abrir otra, que no por azar roturaron sus mismos hijos. Bach es una figura de encrucijada, pero no constituye un mero trsito. Es
una cumbre desde la que se divisan dos vertientes que alcanzan en ella su cima y su mima gloria.
Ello explica que volvamos siempre a Bach y que en la edad madura encontremos en su obra un lugar de reposo, es decir, un hogar
espiritual. Hogar -focus- era para los latinos el lugar donde arde el fuego. Bach nos ense a unir el amor sincero a la obra de arte bien
hecha y el ardoroso cultivo de la belleza.
Tarea de la Estica actual es sin duda revalorizar la emotividad, bien entendida, y convencer a las gentes de que el cultivo de la belleza m
alta nos eleva a lo mejor de nosotros mismos. Para llevar a cabo este doble quehacer nos servirde ayuda decisiva adentrarnos en la
obra de Bach y dejarnos iluminar un d y otro por los chorros de luz que desprende.
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