Y nada import

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ANTONIO MACHADO.- "Y nada importa ya que el vino de oro..."
(de Soledades. Galerías. Otros poemas, LXX)
Y nada importa ya que el vino de oro
rebose de tu copa cristalina,
o el agrio zumo enturbie el puro vaso...
aspectos más cotidianos
o "externos" del vivir
Tú sabes las secretas galerías
del alma, los caminos de los sueños,
y la tarde tranquila
donde van a morir... Allí te aguardan
la vida interior, el
soñar, la preocupación
por el tiempo y la
muerte (símbolos de la
las hadas silenciosas de la vida,
y hacia un jardín de eterna primavera
te llevarán un día.
esperanza de una vida
eterna
Tema: los gozos y tristezas del mundo frente a la riqueza de la vida interior, el
vivir y el soñar, el tiempo y la muerte, el anhelo de una plenitud más allá de la
muerte...
Estructura externa: una combinación de endecasílabos y heptasílabos con
asonancia (i-a) en los pares. forma métrica preferida de Machado: la silva
asonantada.
Tres "apartados" (no estrofas) que en parte coinciden con el desarrollo del
contenido.
Estructura interna: (Desarrollo del contenido)
a) Los tres primeros versos hablan de cosas que han perdido importancia para el
poeta: serían los aspectos más cotidianos o "externos" del vivir.
b) Del verso 4 a la mitad del 7 (hasta "morir...") el poeta nos habla de lo que de
veras "importa": la vida interior, el soñar, la preocupación por el tiempo y la
muerte (y ahí estarán los grandes símbolos de la poesía machadiana).
c) En su final (desde "Allí te aguardan...") el poema desemboca en la esperanza
de una vida eterna, el máximo anhelo del Machado de Soledades.
l. TEXTO (COMENTARIO)
Introducción.- Se sitúa este texto en la poesía posromántica y simbolista del
primer Machado, una poesía que entronca con una de las vetas del Modernismo
(aunque el poeta dijera que se proponía "seguir camino bien distinto"). Ahora
recordemos sólo que la poesía era para él, sobre todo, "una honda palpitación
del espíritu", el testimonio de "un íntimo monólogo": "mirando hacia dentro",
intentaba vislumbrar "los universales del sentimiento" (es decir, los
sentimientos relacionados con temas fundamentales, como los que enseguida
veremos).
Todo ello es inseparable del mencionado simbolismo, esto es, de un
lenguaje en el que aparecen reiteradamente una serie de símbolos que dan forma
poética a los grandes temas u obsesiones de Machado.
Veremos hasta qué punto es así en este poema.
Contenido
El tema de estos versos es inseparable de la simbología que encierran.
Dicho de otro modo: el significado del poema sólo aparecerá claro si se conoce
el sentido de los símbolos que se suceden del primero al último verso.
Aunque dejemos los detalles para el análisis, anticipemos que -para un
conocedor del simbolismo machadiano- aquí se condensan algunos de los temas
centrales del poeta de Soledades: los gozos y tristezas del mundo frente a la
riqueza de la vida interior, el vivir y el soñar, el tiempo y la muerte, el
anhelo de una plenitud más allá de la muerte...
Estructura
Comencemos por ver cómo se distribuyen esos elementos temáticos en el
texto.
Ante todo, el molde: una combinación de endecasílabos y heptasílabos
con asonancia (i-a) en los pares. Es una de las formas métricas preferidas de
Machado: la silva asonantada. La disposición tipográfica parece introducir tres
"apartados" (no estrofas) que sólo en parte coinciden con el desarrollo del
contenido. Veámoslo:
a) Los tres primeros versos hablan de cosas que han perdido importancia para el
poeta: serían los aspectos más cotidianos o "externos" del vivir.
b) Del verso 4 a la mitad del 7 (hasta "morir...") el poeta nos habla de lo que de
veras "importa": la vida interior, el soòar, la preocupación por el tiempo y la
muerte (y ahí estarán los grandes símbolos de la poesía machadiana).
c) En su final (desde "Allí te aguardan...") el poema desemboca en la esperanza
de una vida eterna, el máximo anhelo del Machado de Soledades.
Análisis
Pasemos a comentar los principales aspectos del plano de la expresión en
relación con el plano del contenido.
Para empezar, dos observaciones. Primera: la conjunción y que encabeza
el texto parece remitir a un suceso o una circunstancia de la vida cotidiana
previo a lo que el poema dice. Recordemos, a este respecto, que Machado
quería suprimir "lo anecdótico" del poema, para centrarse en lo puramente
lírico: unas reflexiones, un estado de ánimo.
La segunda observación concierne a esa segunda persona (tú, te ...)
presente en todo el texto. Es el llamado "tú autorreflexivo", con el que el autor
se dirige a sí mismo. Estamos, pues, en ese "íntimo monólogo" (recuérdese
aquel verso: "Converso con el hombre que siempre va conmigo"). Veamos qué
se dice Machado.
a] En los tres primeros versos quita importancia a ciertas cosas: el vino de oro y
el agrio zumo son símbolos, respectivamente, de unas alegrías y unas tristezas
que venían desde fuera a empañar la transparencia de su alma (copa cristalina o
puro vaso). Y al decir que eso no importa ya (destacamos ese ya, que recibe un
acento principal del primer verso), parece indicarnos que algo decisivo le ha
llevado a restar valor a lo externo, a los azares de la existencia, y a adoptar
voluntariosamente -al menos en este poema- una actitud que se diría "estoica".
[b] Por lo pronto, se vuelca en las honduras de su alma, en su mundo interior,
rico en meditaciones profundas. Eso es lo que va a condensarse en los símbolos
que se agolpan en los versos siguientes.
• "Tú sabes las secretas galerías / del alma...". Galerías es el título de la parte
del libro a que pertenece este poema. Y esa palabra, en su acepción de "camino
subterráneo o escondido", es el símbolo de las vías que llevan al centro de la
intimidad (el encabalgamiento pone de relieve la palabra alma). En esas
galerías del alma -y no en el mundo exterior- está lo que de verdad importa al
poeta, la verdad profunda de su vivir, su riqueza espiritual.
• La expresión "los caminos de los sueños" es complementaria de la anterior. El
camino es uno de los símbolos fundamentales de Machado. Es, naturalmente, el
símbolo del vivir. Vivir es caminar, "devenir", ir en la corriente del tiempo.
Pero vivir -para Machado- es también soñar. Por eso, aquí, el símbolo de la vida
(los caminos) va unido a los sueños.
Podrían citarse muchos versos en que se da esa misma asociación: "Entre
la tierra amarga / caminos tiene el sueño...", "Yo voy soñando caminos / de la
tarde..." El sueño ocupa un lugar fundamental en la vida y en la poesía de
Machado. Los sueños son, claro está, sus ilusiones de amor, de felicidad; pero
aún más: sus esperanzas esenciales (de Dios, de eternidad). Recuérdese el
espléndido poema LIX: "Anoche, cuando dormía / soñé, ¡bendita ilusión!...",
etc.
• Pero, como dirá en un cantarcillo posterior, "Si el vivir es bueno, / es mejor
soñar, / y mejor de todo, / madre, despertar".
ºEse "despertar" alude a la muerte. Y en la muerte desemboca también el poema
que comentamos: "... y la tarde tranquila / donde van a morir..." La tarde -el
ocaso, el crepúsculo- es otro de los símbolos básicos de Machado: representa,
en efecto, la muerte, el destino final del vivir (del caminar) y del soñar, como
se dice explícitamente en estos versos 6-7.
Ya se ve cómo, en poco espacio, se han apretado los símbolos y las
obsesiones centrales de Soledades.
[c] Pero en el poema que comentamos -como en el cantarcillo citado- la idea de
la muerte no se enfoca con angustiosa incertidumbre (lo que será más frecuente
en Machado). Aquí parece como si el poeta se aferrara voluntariosamente a la
esperanza de una vida más allá de la muerte.
Ya el adjetivo de "tarde tranquila" había dado un toque de serenidad. Y en los
últimos versos, Machado imagina, tras el ocaso, una vida eterna. Una vida
evocada -de forma acaso poco lograda- con perfiles de leyenda (referencia a
esas hadas...) y con un símbolo tradicional del "paraíso" celeste ("un jardín de
eterna primavera").
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