LA CAMPANA DE LA IGLESIA Cuando la Iglesia de Chilca tenía poco tiempo de construida, la población Chilcana que se caracterizaba por su ferviente catolicismo era muy feliz cuando los sacerdotes franciscanos visitaban estos lares, aproximadamente ocho días al año, con la misión de realizar labores de evangelización, entre los que se encontraban: Catequesis para los niños, bautizos, confirmaciones, primera comunión, matrimonio, misas y sobre todo dar a conocer la palabra de Dios. Como ocurre en la actualidad, cualquier acontecimiento o suceso que pasara en nuestro pueblo se daba a conocer a la población por medio del repique de campana en diferentes tonadas. Nos refieren que un día aproximadamente entre las doce de la noche, cuando el sacerdote, ya había culminado su labor apostólica y retirándose a su dormitorio a descansar para esperar tranquilo el siguiente día, una de las campanas de la Iglesia Matriz empezó a tañer muy fuerte. La población al escuchar el sonido corría a encontrar a su familia y al salir presuroso a la Plaza de Armas del Distrito ( Lugar donde se congregaba la gente cuando, hay algún acontecimiento ), el padre salió de la casa parroquial y se dirigió a la plaza como lo habían hecho los moradores, comenzó a percatarse que nada estaba ocurriendo. Los pobladores se preguntaban ¿Qué había sucedido? ¿ Por qué tocaban las campanas a altas horas de la noche y sin haber motivo?. El sacerdote en compañía de un monaguillo, se dirigió muy deprisa a las escaleras que conducen al campanario de la Iglesia, para averiguar quien era el facineroso que había osado despertar a toda la población. Al llegar al ultimo escalón, se dio con la Sorpresa que la campana emitía su sonido y se agitaba con gran fuerza, sola, no había nadie quien la tocara, ordeno a su acompañante traer agua bendita. Al llegar el monaguillo, el sacerdote arrojo el agua a dicha campana pronunciando las palabras, “ Et nomini patri, et filli, et Spiriti, Amen, esta instantáneamente dejo de tocar. El padre al darse cuenta que era el rabudo quien había hecho eso, rápidamente tomo una determinación, pidió que le alcanzaran un cuchillo, procedió entonces a cortar la soga que cuelga del badajo y prohibió a todos los pobladores que nunca nadie mas se acercaran a dicha campana, pues había sido tomado por el demonio quien, teniendo mucha rabia por la permanencia del sacerdote en el pueblo, decidió asustar a la gente.