E Denken Pensée Thought Mysl..., Criterios, La Habana, nº 39, 1º febrero 2013 l arte en los límites de lo visible* Igor Zabel V klasicnem slikarstvu je slika mišljena kot beseda, dejansko pa je slika. V novodobnem slikarstvu je slika mišljena kot slika, dejansko pa je beseda. I.G. Plamen, Beseda in slika Esa es una cita de un texto de 1969 titulado «Palabra e imagen» de I. G. Plamen (Iztok Geister), poeta, filósofo, ecologista y exmiembro del movimiento de vanguardia OHO en los años 60. Los textos de Plamen a menudo parecen, engañosamente, simples, pero son muy complejos, tanto en su lenguaje como en sus ideas (ambos aspectos están, desde luego, muy íntimamente ligados). Hasta la traducción del breve pasaje citado no es simple, debido a la afición del autor por la ambigüedad y la multiplicidad de los significados: «En la pintura clásica, la imagen es considerada [o: es concebida como] palabra, pero, en realidad, es imagen. / En la pintura de los nuevos tiempos [es decir, contemporánea, moderna], la imagen es considerada [o: es concebida como] imagen, pero, en realidad, es palabra.»1 No es casual que esa definición haya sido formulada en los años 60. Ése fue quizás un tiempo en que las complejas relaciones entre los elemen* «Art at the Limits of the Visible», texto escrito y publicado originalmente en inglés, en Primerjalna Knjizevnost, vol. 27, Ljubljana, 2004, número especial en inglés «Literature and space. Spaces of transgressiveness», ed. por Jola Skulj y Darja Pavlic, http://sdpk.zrc-sazu.si/PKrevija/2004-Literature&Space.htm 1 El texto fue publicado originalmente sin título en la antología Pericarezeracirep (Maribor, Obzorja, 1969). Fue reimpreso con el título «Besede in slike», en: Iztok Geister Plamen, Plavje in usedline, Liubliana, Nova revija, 1996, p. 124. El arte en los límites... 661 tos visuales y los no-visuales en las artes visuales se volvieron particularmente claras, y esas relaciones determinaron con fuerza el desarrollo de las artes en las décadas siguientes. «Lo que ves es lo que ves», la famosa frase de Frank Stella de 1966, marca un punto final en un desarrollo que influyó sustancialmente en las artes visuales del siglo XX. Es un proceso en el que se suponía que las artes visuales se deshicieran de todo lo que no pertenecía esencialmente a ellas: la ilusión, la narración, los elementos no visuales, etc. La historia del así llamado modernismo del mainstream ha sido entendida habitualmente como la eliminación progresiva de la obra de arte de todos los elementos que no pertenecen a su presencia visual inmediata, o, mejor dicho, a sus medios visuales básicos. Tradicionalmente, las obras de arte no sólo han representado objetos reconocibles, como en los retratos, paisajes, naturalezas muertas, acontecimientos históricos, etc.), sino que también eran entendidas como poseedoras de una especie de retórica visual, esto es, como representaciones visuales de textos. La famosa frase de San Gregorio el Grande, Quod legentibus scriptura, hoc idiotibus pictura (“Lo que la escritura es para los que pueden leer, lo es la imagen para los que no pueden”), define claramente a las imágenes como un equivalente de la escritura. Y, en verdad, a pesar de las enormes diferencias entre el arte de diferentes períodos, podríamos decir que por lo menos mucho de las artes visuales en la Edad Media, el Renacimiento, el Barroco, el Clasicismo y después, es «legible» de manera completamente deliberada. Eso significa que ellas (re)presentan (a veces casi en el sentido de una performance teatral) cierto fondo textual. Hasta un género aparentemente simple como la naturaleza muerta puede estar (debido a los significados convencionales de los objetos representados y al así llamado simbolismo oculto en ellos) muy cargado de significados y mensajes verbales (por ejemplo, morales o religiosos), y eso es así aún más en los cuadros históricos, mitológicos o religiosos. Un excelente ejemplo de esas relaciones es El juramento de los Horacios de David. La paradoja con esta obra es que —por ser tan famosa y por haber introducido gestos y procedimientos composicionales que más tarde llegaron a ser de uso común— la mayoría de la gente piensa que la «entiende». Creo, sin embargo, que muy pocos la entienden realmente. Para entenderla realmente, uno tiene que conocer un mito relativamente oscuro de la Roma republicana. También tiene que tener por lo menos algún conocimiento muy básico de la retórica visual que David usó (los significados de los gestos y expresiones, las implicaciones del escenario y de los objetos representados). Sin saber qué está ocurriendo realmente frente a nosotros, 662 Igor Zabel qué ha puesto en escena esa pintura, uno simplemente no capta algunos de sus aspectos más esenciales, especialmente sus mensajes morales. Sólo conociendo el texto «representado», puede uno juzgar la calidad de la «performance» y apreciar sus significados y mensajes particulares. Los principales teóricos del modernismo del mainstream subrayaron la importancia del hecho de que el arte mismo se deshace precisamente de aspectos tales como la representación o la narración y finalmente reduce la obra sólo a lo que es esencial en ella: su medio. Ahora bien, el medio ya no es usado como vehículo para presentar alguna otra cosa, sólo se presenta a sí mismo; es, como dijo Greenberg en alguna parte, «imitación del imitar». De los muchos pasajes diferentes que ilustran semejante comprensión, podemos citar uno del ensayo «La pintura modernista» de Greenberg, de 1961: Pronto se supo que la única y estricta área de competencia de cada arte coincidía con todo lo que era único en la naturaleza de su medio. La tarea de la autocrítica pasó a ser eliminar de los efectos específicos de cada arte todo tipo de efecto que fuera posible concebir que pudiera ser tomado en préstamo de o por cualquier otro arte. Así se haría que cada arte se volviera «puro», y en su «pureza» hallaría la garantía de sus patrones de calidad, así como de su independencia. «Pureza» significa autodefinición, y la empresa de la autocrítica en las artes pasó a ser una de autodefinición en extremo.2 Y, como Greenberg enfatizó en el mismo ensayo: Puesto que el ser plana era la única condición que la pintura no compartía con ningún otro arte, la pintura modernista se orientó a ella como a ninguna otra cosa.3 Las obras que son reducidas a sus condiciones básicas, a su medio, son, por lo tanto, idénticas a la presencia real de las superficies pintadas planas. Es esencial que esas superficies no se refieran a, o representen, nada fuera de sí mismas. Es esa misma tendencia la que culminó con «Lo que ves es lo que ves» de Stella. Se supone que una obra de arte (visual) sea completamente tautológica. En cierto sentido, no hay nada que uno 2 3 Clement Greenberg, «Modernist Painting», en: Francis Frascina y Jonathan Harris (eds.), Art in Modern Culture. An Anthology of Critical Texts, Londres, Phaidon Press, 1992, p. 309. Ibíd. El arte en los límites... 663 pueda decir sobre tales obras. Todo en la obra es visible, y ella es nada más que lo visible. Más o menos en el mismo momento en que Stella formuló su enunciado, también había —incluso en los círculos a los que el propio Stella pertenecía— otras ideas, muy diferentes, sobre lo visual y lo verbal en el arte. En sus «Párrafos sobre arte conceptual» (1967), Sol LeWitt habló sobre el arte en que la realidad física y las características visuales eran sólo de importancia secundaria en comparación con la idea, el concepto en que la obra estaba basada: El arte tridimensional de cualquier tipo es un hecho físico. Ese carácter físico es su contenido más obvio y expresivo. El arte conceptual se hace para inducir a participar la mente de los espectadores, no sus ojos o emociones. Así pues, el carácter físico de un objeto tridimensional se vuelve una contradicción con su intención no emotiva. El color, la superficie, la textura y la forma no hacen más que enfatizar los aspectos físicos de la obra. Cualquier cosa que llame la atención e interese al espectador en ese carácter físico es un factor que desvía de nuestra comprensión de la idea y es usada como un procedimiento expresivo. El artista conceptual quisiera mejorar este énfasis en la materialidad tanto como sea posible o usarlo de una manera paradójica. (Convertirlo en una idea.) Este tipo de arte, pues, debería ser enunciado con la mayor economía de medios. Cualquier idea que es enunciada mejor en dos dimensiones, no debería serlo en tres dimensiones. Las ideas también pueden ser enunciadas mediante números, fotografías o palabras o cualquier modo que el artista escoja, sin que importe la forma.4 Esas referencias también pueden servir como un recordatorio de que la construcción de la tradición del modernismo del «mainstream» reprimió realmente diferentes corrientes y enfoques que no enfatizaban ningún medio «puro», mera presencia, ni la naturaleza puramente visual del arte. Esta es una línea que se puede rastrear en el pasado hasta llegar a las vanguardias históricas y, desde luego, a la obra de Marcel Duchamp. En 4 Sol LeWitt, «Paragraphs on Conceptual Art», en: Charles Harrison y Paul Wood (eds.), Art in Theory 1900-1990. An Anthology of Changing Ideas, Oxford, UK Cambridge, USA, Blackwell Publishers, 1992, pp. 836-837. 664 Igor Zabel vez de la reducción (como en el modernismo), esta línea recalcaba la idea de la «extensión». No fue una coincidencia que Joseph Beuys hablara de una «noción ampliada del arte». Los principios del collage, la multimedialidad y la intermedialidad, la especificidad para un sitio, los objetos readymade y la gradual desmaterialización del arte (Lucy Lippard empleó esa expresión al describir los procesos que tenían lugar en el arte de los 60) crearon obras de arte que son heterogéneas y en las cuales los elementos visuales y no visuales, materiales y conceptuales, permanecen en tensión y, al mismo tiempo, en una unidad compleja y a menudo con muchas capas. Desde los años 60, la tensión entre lo visual y lo no visual en las artes ha seguido siendo una cuestión central en el arte. El artista conceptual criticaba la idea misma de una visualidad «pura», señalando los elementos y condiciones estructurales no visuales de lo visual. La tendencia a investigar las condiciones del ver y la visualidad y, por ende, a «desmaterializar» las obras de arte han sido problemas cruciales en el arte de la última década. Los materiales, obras y acciones hallados y ya hechos que sólo están disponibles a través de documentación, los elementos no visuales tales como el sonido o incluso el olfato, todos ellos han sido medios en esos esfuerzos. El uso del texto ha sido un método particularmente importante e interesante (y que remite a una larga tradición, puesto que la relación entre texto e imagen ha sido esencial a lo largo de la historia del arte). Ha sido siempre un modo eficaz de desmaterializar la obra y, finalmente, desarrollarla como un (auto)reflejo de sus propias condiciones. Por otra parte, desde luego, los textos escritos tienen un aspecto material, visual, y el modo y el contexto de su presentación pueden afectar su significado. Podríamos mencionar un interminable número de ejemplos de tales complejas relaciones entre los elementos visuales y verbales en el arte, y específicamente de obras en que el texto tiene el papel principal o incluso reemplaza la presencia material de la obra. Mencionaré únicamente tres de ellos. En 1968, Lawrence Weiner montó una exposición con Seth Siegelaub, un sobresaliente curador y promotor de arte conceptual. La exposición consistía de 28 frases, impresas, una por página, en un libro titulado Enunciados. Esos enunciados son, por ejemplo, «Un marcador de tinte común arrojado al mar», o «Un campo creado por explosiones simultáneas de TNT». Weiner no excluyó el lado material de tales obras; él no sólo sí evocó una imagen mental de materiales y acontecimientos reales, sino que tales enunciados podían ser ejecutados como situaciones y procesos materiales, y hasta comprados por coleccionistas o museos. Pero tal ejecución El arte en los límites... 665 no es inevitable; las palabras solas también pueden ser suficientes. El artista definió eso de la manera siguiente: «1. El artista puede construir la obra. 2. La obra puede ser fabricada. 3. La obra no necesita ser construida.»5 Ya en 1964 el artista croata Josip Vaništa, fundador del Grupo Górgona, había producido una pintura que sólo existe como una descripción. Su Pintura tiene el siguiente aspecto: «FORMATO DE LIENZO HORIZONTAL / ANCHO 180 CM., ALTO 140 CM., LA SUPERFICIE ENTERA BLANCA, LÍNEA PLATEADA QUE CORRE HORIZONTALMENTE / A TRAVÉS DEL MEDIO DEL LIENZO / (ANCHO 180 CM., ALTO 3 CM.)».6 Un caso famoso en la historia del arte conceptual es la así llamada Muestra de Aire por el grupo Art & Language. Las historias del arte conceptual a veces sostienen que el grupo expuso una columna de aire indefinida como obra suya. En realidad, el caso es aún más complicado. La columna de aire no es más que un ejemplo virtual en un ensayo escrito por el grupo. Art & Language no está tan interesado en «producir» objetos virtuales (columna de aire, etc.), sino en el proceso de describir críticamente la posición y función de una obra de arte. Su arte tiende a ser idéntico a esa (auto)descripción crítica.7 A pesar de que tales tendencias, en su discrepancia de la ortodoxia modernista, revitalizan una larga tradición artística de relaciones entre textos e imágenes, a menudo provocan dudas y críticas. Si un texto asume el papel principal en una obra y el lado material es solamente marginal, si la obra es desmaterializada radicalmente, ¿podemos hablar todavía de obras de arte (visual) en algún sentido? Muchos parecen pensar que no es así. Recientemente di con un comentario crítico dirigido a la obra de Jenny Holzer, que decía que un texto no puede ser una obra de arte. Aquí tal vez deberíamos recurrir nuevamente a Sol LeWitt, a otro texto de él: «Afirmaciones sobre arte conceptual», de 1969. En su decimosexta afirmación, dice: Si se emplean palabras, y ellas proceden de ideas sobre el arte, entonces son arte y no literatura; los números no son matemática.8 5 6 7 8 Lawrence Weiner, «Statements», en: Harrison y Wood, ob. cit., p. 882. Branka Stipancic, Rijeci i slike / Words and Images, Zagreb, Soros Center for Contemporary Arts, 1995, p. 17. Terry Atkinson y Michael Baldwin, «Air Show». Publicado por primera vez en Frameworks — Air Conditioning, Coventry, Art & Language Press, 1968. Sol LeWitt, «Sentences on Conceptual Art», en: Harrison y Wood, ob. cit., p. 838. 666 Igor Zabel Ahora podríamos regresar a Iztok Geister y sus notas sobre las relaciones entre palabras e imágenes en el arte. El pasaje citado señala la compleja relación de lo visual y lo verbal en el arte moderno, así como en la tradición pictórica occidental. Como enfatiza él correctamente, la pintura tradicional se entendió a sí misma con gran frecuencia como una forma particular de texto, por ejemplo, como «escritura para los analfabetos» en la Edad Media, o como un modo de ejecutar un texto en el arte francés de los siglos XVII y XVIII. Y, sin embargo, ese arte puede ser entendido como esencialmente visual, como un empleo particular de su «medio». Por otra parte, sin embargo, Geister tiene una actitud explícitamente crítica hacia las ideas del arte «puramente» visual y absolutamente «autónomo». La visualidad «pura» del arte modernista está basada en una narración particular, en un discurso crítico que determina su carácter y tradición. Sólo sobre la base de tal discurso se es capaz de percibir la naturaleza «puramente visual» de las pinturas modernistas. La posición de Geister es un tanto distinta de la de los críticos modernistas tales como Greenberg. Él señala la complejidad y multiplicidad de las relaciones entre lo visual y lo no visual (especialmente lo verbal) en obras de arte (visual), tanto tradicionales como contemporáneas. Mucho arte reciente ha sido descrito, de una manera muy general, como conceptual o post-conceptual. Creo que es esa complejidad de relaciones y no alguna referencia directa a la práctica actual de los artistas conceptuales de los 60, lo que influyó en la naturaleza de ese arte. Para ilustrar las diferentes posibilidades de esas complejidades, presentaré brevemente la obra de tres artistas: Jenny Holzer, Lewis Baltz y Joze Barši. Jenny Holzer La obra de esta artista está basada en textos que ella misma escribe. Esos textos van de breves oraciones a largos poemas. Los textos, sin embargo, son presentados siempre de una manera particular y en un contexto particular, y la obra sólo es establecida a través de esa presentación y localización. A finales de los años 70, ella produjo una serie de afirmaciones breves, significativas, a veces paradójicas u oximorónicas, que ella llamó Verdades de Perogrullo [Truisms]. La artista introducía esas afirmaciones en diferentes entornos (predominantemente urbanos), usando múltiples medios diferentes: afiches, vallas electrónicas, camisetas, etc. Aunque ella siempre ha estado muy atenta a los aspectos formales de tal presentación, El arte en los límites... 667 el principal problema es la posibilidad de dirigirse a la gente de diferentes contextos sociales. El principal espacio para las Verdades de Perogrullo ha sido, por lo tanto, el espacio público (urbano). Más tarde, los textos de Holzer se volvieron más largos, más cercanos a la poesía. Aunque a menudo seguían siendo directamente críticos y políticos (por ejemplo, la serie Ensayos incendiarios), había también un enfoque más personal, íntimo (por ejemplo, la Living Series, Bajo una roca, Supervivencia y Lamentos). También para esos textos, el artista empleó estrategias de presentación similares (afiches, camisetas, anuncios, o placas de metal). Cada uno de esos medios, desde luego, tiene sus connotaciones particulares, las cuales la artista siempre toma en cuenta cuando produce sus piezas. Otro aspecto esencial, desde luego, es la posibilidad de dirigirse a la gente fuera de un contexto artístico, de un modo directo e inesperado. El texto, su diseño formal, el uso de los medios y la contextualización de la pieza, producen, por lo tanto, la unidad específica que podría ser descrita como la obra de arte. Para ella fue un importante paso el comenzar a producir obras para el contexto del museo. Ahí, desde luego, perdió las cualidades de lo directo e inesperado que son características de las obras en el espacio público, pero ganó la posibilidad de una relación más concentrada e íntima que le permitió hacer obras más complejas. Su decisión estuvo quizás vinculada en parte al deseo de acentuar aún más los aspectos traumáticos en su obra, lo cual el contexto del museo posibilita. No obstante, la naturaleza básica de sus obras sigue siendo la misma. Los textos adquieren significados específicos, adicionales, cuando son presentados en una forma y medios particulares y colocados en un contexto particular. Sus textos son hasta cierto punto independientes de la presentación real. Ella ha usado los mismos textos en diferentes medios y contextos; es posible leerlos en libros o revistas. Y, sin embargo, se debería decir que el principal tema de su obra sigue siendo las relaciones entre texto, espectador, forma y contexto. Lewis Baltz En la obra del bien conocido fotógrafo contemporáneo Lewis Baltz, el proyecto Muertes en Newport tiene cierta particularidad. El artista se vio atraído por un caso que tuvo lugar en su ciudad natal, Newport Beach, en 1947. Una muchacha y su novio fueron acusados de asesinar a los ricos padres de ella. La investigación y recopilación de materiales llevadas a 668 Igor Zabel cabo por Baltz dio por resultado un proyecto de exposición que presentaba cierto número de fotografías y otros materiales documentales sobre el caso (tales como retratos de los principales protagonistas, fotos del juicio, y artículos de la prensa local). Baltz a veces incluye imágenes halladas o fragmentos de ellas en sus complejas instalaciones fotográficas; en este caso, sin embargo, el material hallado reemplazó a su propia obra por entero. Pero esos materiales fueron complementados por un texto más extenso que también apareció como un libro. El texto tiene varias capas. Es un relato sobre las circunstancias que llevaron al artista de regreso a su ciudad natal y dieron inicio a su interés en el caso. Es también un informe (cuarenta años después) sobre un suceso que fue importante para su tiempo y había quedado sin resolver. Se refiere —aunque de una manera menos inmediata— a la propia infancia y familia del artista. (Su padre, el funerario local, tuvo un papel relativamente importante en el proceso como uno de los testigos.) También se refiere a las condiciones personales del artista mientras preparaba el proyecto y escribía el texto. Todas esas capas son, sin embargo, básicamente memorias, personales y sociales. No sólo eso: ellas aluden a cierto número de sucesos traumáticos pasados y recientes, también tanto personales como sociales. Como tales, están, desde luego, sujetas a los procesos del inconsciente. En este sentido, las memorias y narraciones podrían ser entendidas tanto en calidad de mecanismos de represión como en calidad de medios para su regreso y (re)presentación. Un aspecto aparentemente menor, pero en realidad crucial del libro, son cuatro citas que Baltz emplea en el comienzo y el final. Se refieren de una manera ambigua a las ideas del hogar, las memorias (falsas) y el crimen. Dos de las citas proceden de Freud, una de ellas de su ensayo «Dostoievski y el parricidio». Las explicaciones de Freud sobre la identificación del escritor con los criminales arrojan una luz adicional sobre el intrincado entrelazamiento de narraciones y relaciones. También aquí tenemos una preocupación casi obsesiva con los criminales que (quizás) mataron a los padres de la muchacha. Esa preocupación tiene una dimensión adicional en las memorias de la infancia y el papel que el padre del artista desempeña en el texto. Me parece que Baltz en verdad llegó a los límites de lo visual y visible en su proyecto. Se nos pone ante cierto número de fotografías que toman por tema la documentación existente. El enfoque sistemático en la recopilación y documentación de ese material sugiere cierto impulso obsesivo en El arte en los límites... 669 las actividades del artista, y eso es esclarecido y a la vez obscurecido más por el texto. Puesto que el artista empleó materiales visuales hallados, el punto de vista individual (representado normalmente en una obra de un fotógrafo por la visión de la cámara) fue reemplazado por el texto. El arte, en esta obra, se produce como relaciones multidimensionales entre esas capas y elementos. De tal manera, la obra desarrolla una narración muy intrigante sobre amor y agresión, hogar y exilio, memoria y olvido, represión y revelación, lo personal y lo social, etc. Joze Barši Tenemos que presentar el proyecto Caminata de Joze Barši con las circunstancias en que fue hecho. La mayoría de las cosas que hace Joze Barši son inicialmente muy simples y básicas, y finalmente resultan ser muy complejas. También la historia de Caminata era inicialmente simple. A Barši le confirieron una beca para una estancia en los EUA. Se suponía que produjera un proyecto de arte y lo presentara al final de su estancia. Barši decidió caminar todos los días en el espacio vacío de la galería. Después de su caminata diaria, se enviaría a sí mismo regularmente un email que describiría sus experiencias. Lejos de ser algún tipo de entusiasta de la «Nueva Era», estuvo, no obstante, interesado por largo tiempo en el pensamiento y las prácticas de meditación budistas. («Esas prácticas me interesan y, bien, en esto soy un tanto conservador. Siempre me gustan aquellas prácticas que tienen mil años de edad.») La meditación en caminata es una técnica de ese tipo, y Barši se familiarizó con ella durante su estancia en un monasterio budista de Sri Lanka. ¿Era su caminata un proyecto de arte? En primer lugar, la caminata misma no era ciertamente arte. Siguiendo las instrucciones publicadas en un libro sobre técnicas de meditación que él había estado usando, Barši trató de concentrarse lo más posible en la caminata como tal. Trató de excluir todos los otros pensamientos y preocupaciones, y de intensificar la experiencia de mover las piernas, de avanzar, lentamente, paso a paso, a través del espacio: pie izquierdo, pie derecho. Sin embargo, son el contexto de su decisión de empezar a caminar todos los días y el hecho de que él lo presentó en la forma de una muestra de arte los que hacen arte sus acciones. Su decisión también estaba ligada a sus pensamientos sobre sí mismo como artista visual y sobre el papel de la vista y los otros sentidos en su obra. Su idea es que la división tradicional de la percepción con respecto a 670 Igor Zabel los diferentes sentidos es demasiado mecánica y que «hay un solo sentido, la mente, que conecta todas las puertas y ventanas de la percepción en el acto de sentir».[9] La percepción puede estar dirigida hacia fuera, así como también hacia dentro. Las cosas importantes son la atención, la percepción y la observación. Las acciones no comienzan con el pensar, sino con una observación muy cuidadosa. [...] Ver más, y con más precisión, es una posibilidad de hallar una vía. Esto podría sonar un poco como un estúpido esoterismo, pero el hecho es que en los entornos actuales que nos abruman y bombardean constantemente con sensaciones, es difícil ser un observador atento. Así, no es necesario trabajar muy duro para hallar una idea, ésta simplemente surge de la observación. Pero la experiencia no es suficiente; es completamente personal, y Barši, siendo un artista, también está interesado en la comunicación, en la «traducción» de sus experiencias. Tuvo que hablar de algún modo sobre su decisión y señalar su actividad. Sólo describiendo sus experiencias en los mensajes de e-mail (un proceso que era una reflexión, pero también una «revisión secundaria», como lo habría llamado Freud) y presentando esos mensajes en una muestra, pudo Barši re-conectar su actividad con el arte y de ese modo hacerla significativa también para otras personas. «Desde luego, soy un artista probablemente porque quiero mostrarle esto al público. [...] No creo que el arte sea este pedazo de papel que le muestro al visitante; el arte es la propuesta que él o ella puede hacerse a sí mismo, puesto que es tan estúpidamente simple y difícil a la vez. ¡Inténtelo!». «Caminata» es, por lo tanto, una representación de un proceso solitario y de las propias experiencias del artista durante ese proceso. Pero lo que es más importante es que presenta una decisión de un artista en una situación en la que se le pide que produzca arte (significativo). La obra Caminata es simple y significativa a la vez, al mostrar que siempre existe la posibilidad de hacerse a un lado y concentrarse en sí mismo; pero también que siempre existe un sendero de regreso a los otros, al mundo intersubjetivo. Traducción del inglés: Desiderio Navarro 9 Esta cita y las siguientes proceden de una carta en la que Barši me explicó su proyecto. © Sobre el texto original: Mateja Kos Zabel. © Sobre la traducción: Desiderio Navarro. © Sobre la edición en español: Centro Teórico-Cultural Criterios.