vicente ferrer. rumbo a las estrellas con dificultades manuel rivas

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VICENTE FERRER. RUMBO A LAS ESTRELLAS CON DIFICULTADES
MANUEL RIVAS
Vicente Ferrer (Barcelona, 1920-Anantapur, 2009), ayudó a salir de la pobreza, de
todas las maneras posibles, con una inteligencia y un tesón sobrehumanos, a miles de
personas en Anantapur, una zona rural y desértica al sur de la India. El escritor Manuel
Rivas traza en este libro un retrato inédito, con un zurcido invisible de historias de esos
“náufragos” y de gente que vivió junto a él, en un acercamiento a su figura
desconocido hasta ahora.
El actor Imano Arias (Riaño, 1956) se pone en la piel de Ferrer en el telefilm Vicente
Ferrer hasta lograr, incluso, un asombroso parecido físico. El primer film sobre la vida
del “Father de los intocables” narra el momento en que este regresa a India en 1969m
tras un exilio obligado en España. La lectura de esta obra de Manuel Rivas se enriquece
con las imágenes de ángel López Soto en Anantapur y el reportaje de Irene Meritxell
de las semanas de rodaje.
Manuel Rivas es narrador, poeta y periodista. Nació en A Coruña, en octubre de 1957.
Desde muy joven trabajó en prensa y una parte de su obra periodística está recogida
en varios libros. Su obra literaria está originalmente escrita en gallego. Como narrador,
entre otras, ha publicado, los libros de relatos Un millón de vacas, premio de la Crítica
Española, y ¿Qué me queres, amor?, que fue premio Nacional de Narrativa en 1996. Su
obra La lengua de las mariposas ha sido llevada al cine por José Luis Cuerda. El lápiz del
carpintero está traducida a más de 30 idiomas.
Extractos del libro
Desde aquella visita del hombre de los caminos, todo fue cambiando. Dejaron de trabajar para
los terratenientes y concentraron los esfuerzos en sus pequeñas tierras. Hicieron pozos y la
Fundación aportó bombas hidráulicas. Y herramientas. Se levantó la escuela. Se ampliaron los
cultivos, con campos de mango y zapote. Se hicieron casas y distribuyeron animales, vacas y
búfalas lecheras con microcréditos que suelen estar a nombre de las mujeres y se administran
en sanghams («asambleas»). Y así van enumerando avances, hasta que le digo a Sheeba, a la
traductora, y ella pregunta a Ramappa:
—Bien. Pero, de todo esto, ¿qué es lo más importante?
Se queda pensativo. Está echando cuentas. Ha insistido mucho en la educación. Cuando él era
joven, cuando conoció a Vicente, todos eran analfabetos.
Ahora, gran parte de los jóvenes estudia secundaria y algunos han llegado a la universidad, a
ingeniería. Pero, de repente, Ramappa dice:
—Perdimos el miedo a hablar. ¡Eso es lo más importante!
------------Ahora ya sabes que no serás abandonado.
Esa es una de las grandes intuiciones de Ferrer. Los que hablan teóricamente de la pobreza
desconocen su efecto inmovilizante. «Cuando te encuentras con los verdaderos pobres, como
aquí son los intocables en la India, hablas con ellos y te das cuenta de que están metidos en un
pozo muy profundo. Y no hay manera de salir». La manera de comunicarse de Ferrer, invierte
las posiciones. Él no tiene nada. Ellos, los intocables, lo tienen todo. Tienen que recordarlo. La
justicia se recuerda. Pero para que ese proceso se ponga en marcha, hace falta desactivar el
miedo al abandono. No solo porque llegue por el camino un héroe con las sandalias rotas. No
viene a pedir votos. Viene a pedir palabras. Cuentos de miedo. Relatos de la vida. Se le ve
satisfecho, cuando escucha preguntas. Al principio suenan como ecos. Eso que ocurre cuando
la gente habla y se sorprende a sí misma de hablar eso que habla. Ese es el principio que
bombardea el miedo al abandono.
Al ayudar, somos ayudados
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A la vez que cavaban pozos y levantaban escuelas, los pueblos se organizaban. A la vez que se
mataba el hambre, se recuperaban las palabras. Eso fue lo que inquietó de la labor de Ferrer.
La diferencia entre limosna y solidaridad.
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La eficacia de una organización como el RDT se suele medir, en la perspectiva convencional,
por logros visibles, que se puedan contabilizar. El número de escuelas, el número de personas
discapacitadas atendidas, el número de pacientes de VIH que han pasado a tener una vida
normal, el número de depósitos de agua potable, la superficie reforestada, la extensión de cultivos por sistemas de regadío ecológico, el número de casas construidas (y eso impresiona,
porque cincuenta mil casas son cincuenta mil casas), las mediaciones para impedir
matrimonios infantiles, el trabajo para rescatar mujeres esclavizadas por la prostitución... Todo
eso está ahí e impresiona. Pero hay otro trabajo que es muy difícil de cuantificar. El trabajo de
ayudar a sentir y a pensar. En el tiempo de la neolengua orwelliana se huye como la peste de la
palabra concienciación. Ferrer no tenía ese problema. Lo contrario del despertar de conciencia
es la suspensión de las conciencias. Todos los otros avances serían impensables, o fugaces, sin
ese despertar.
El diálogo. La educación. La formación. La participación. La colaboración. Todo eso está
contemplado. Desarrollado. Cada vez más extendido. No solo es cuestión de principios, explica
Anna Ferrer. Cuanta más participación, más eficacia.
------------Él, Ferrer, no era de largos discursos. Sabía escuchar, y eso hacía brotar las palabras. Esas
palabras estaban allí, esperando saltar a los labios. «Yo no fui a la India a enseñar nada que no
supieran». Esa idea refulgente de que la justicia, o la rebeldía frente a la injusticia, no se
aprende: «Se recuerda». Eso sí, su silencio sigue siendo audible. Está lleno de cosas que
quieren decir.
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Podíamos decir de Ferrer, de su modo de escuchar y activar el silencio, que tenía la cualidad de
una elocuencia inversa. La llave que abre paso. Su voz está en el agua, en los dálits del mundo,
en las mujeres, esa mitad del universo transversalmente maltratada
------------Ferrer se anticipó también en el modo de trabajo de las iglesias y organizaciones caritativas,
superando esa concepción poscolonial. La ayuda no era de arriba abajo, sino horizontal. El
objetivo no era parchear la miseria, sino el desarrollo integral. Y la palabra apropiada no era
caridad, sino solidaridad.
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