Tengo en el alma amargura, de hiel se llena mi corazón, la cólera

Anuncio
Martes 26 de julio: RECONOCERSE PECADOR.
Marcha Azul
La corrupción es el pecado que, en vez de ser reconocido como tal y
hacernos humildes, se levante como sistema, es una costumbre mental,
una manera de vivir. No sentimos más la necesidad de perdón y de misericordia, nos justificamos, y justificamos nuestros comportamientos. (…) el
corrompido es aquél que peca y no se arrepiente de ello, el que peca y finge ser cristiano y cuya vida es escandalosa. Ignora la humildad, no considera que necesite ayuda, y lleva incluso doble vida. (…) La corrupción no
es una acción, sino un estado personal y social, en el cual tomamos la costumbre de vivir. El corrompido está tan encerrado en su suficiencia y satisfecho de ésta, que no se deja tocar por nada ni por nadie. Ha construido
una estima de sí basada en sus comportamientos fraudulentos. Pasa su vida en los atajos del oportunismo, a precio de su propia dignidad y la de los
demás. El corrompido parece siempre a alguien que dice: “No soy yo que
lo he hecho.” Es lo que mi abuela llamaba “hacer el santito”. (…) La corrupción hace perder el pudor
que esconde la verdad, la bondad, la belleza. Muchas veces, el corrompido ni se da cuenta de su estado, lo mismo que aquel que tiene mal aliento lo ignora. No es fácil para el corrompido de salir de
su estado gracias al remordimiento. Generalmente, el Señor lo salva por las grandes pruebas de la
vida, de las situaciones inevitables que rompen la cáscara que se ha construida poco a poco, permitiendo así a la gracia entrar (Papa Francisco, El nombre de Dios es misericordia, 101-105).
¿Tengo en mí la necesidad del Perdón de Dios?
Hoy, oro para reconocer mi pecado.
Tengo en el alma amargura, de hiel se llena mi corazón, la cólera me sulfura:
perdón te pido, Señor. Te ruego calmes tu enojo concediéndome tus gracias para
ser humilde y manso, siguiendo tus dulces trazas. Yo soy de comportamiento testarudo como un toro; hazme en tu seguimiento tan dulce como cordero, haz que
en la paz serena conserve yo la paciencia al realizar mi faena y en lo que pienso
de veras. (Montfort, Cántico 9, 27-28).
Qué Dios todopoderoso nos haga misericordia,
Que perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Al final de la tarde de este martes del 26 de julio, segundo día de marcha
Estoy invitad@ a resumir, con algunas frases, mi experiencia, mi reflexión, mi oración….
Hoy he caminad@ con ……………………………………………
Marcha Verde
Descargar