EL ÚNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES

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EL ÚNICO
MEDIADOR
ENTRE DIOS
Y LOS HOMBRES:
JESUCRISTO HOMBRE
Martes, 16 de marzo de 2010
Quito, Ecuador
EL ÚNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES . . .
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Continúen pasando todos una noche feliz, llena de las
bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, el único medidor
entre Dios y los hombres.
Dejo al ministro correspondiente para que les indique a
ustedes cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre
del Señor Jesucristo, si tienen bautisterio, lugar para ser
bautizados. Con nosotros el reverendo Franklyn, para que les
indique cómo hacer ustedes para ser bautizados; y en cada
país, en cada nación dejo al ministro correspondiente para que
haga en la misma forma.
Que Dios les bendiga y continúen pasando una noche feliz,
llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“EL ÚNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS
HOMBRES: JESUCRISTO HOMBRE.”
NOTA AL LECTOR
Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de
este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier
error en este escrito es estrictamente error de audición,
transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores
del Mensaje.
El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificado
con las grabaciones del audio o del video.
Este folleto debe ser usado solamente para propósitos
personales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.
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WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros
pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado,
porque ustedes le han recibido como vuestro único y
suficiente Salvador.
Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el
Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, porque Él
dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Aun el
mismo Jesucristo fue donde Juan el Bautista estaba bautizando
allá Jordán, y entró a las aguas del Jordán y Juan le dice: “Yo
tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí
para que yo te bautice?” y Jesús le dice: “Nos conviene
cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó. Y si a Cristo le
convenía ser bautizado para cumplir todo justicia, cuánto más
nosotros.
El bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo es
un mandamiento divino, es un mandamiento del Señor
Jesucristo, en el cual nos identificamos con Cristo en Su
muerte, sepultura y resurrección.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador,
tipológicamente muere al mundo. Y cuando el ministro lo
sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo
sepultado. Y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está
resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en
Su Reino eterno. Tan sencillo como eso es la tipología, el
simbolismo del bautismo en agua, en el cual nos identificamos
con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les
bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes
el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda
la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor
Jesucristo.
EL ÚNICO MEDIADOR
ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES:
JESUCRISTO HOMBRE
Rev. William Soto Santiago Ph.D.
Martes, 16 de marzo de 2010
Quito, Ecuador
uy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes
y los que están a través del satélite Amazonas y de
internet en diferentes naciones; es para mí un privilegio
grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con
ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la
Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo
final.
Aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando
al proyecto de La Gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y
también por el respaldo que le están dando a la Obra
misionera y evangelística en Ecuador y en todas las naciones,
y también el respaldo que le están dando a AMISRAEL.
Para esta ocasión leemos en Primera de Timoteo, capítulo
2, pasaje que ya fue leído, comenzamos en el verso 3, que
dice:
“Porque esto es bueno y agradable delante de Dios
nuestro Salvador,
el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan
al conocimiento de la verdad.
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre,
el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se
dio testimonio a su debido tiempo.
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WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo
verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe
y verdad.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos
permita entenderla.
Nuestro tema es: “EL ÚNICO MEDIADOR ENTRE
DIOS Y LOS HOMBRES: JESUCRISTO HOMBRE.”
Encontramos a través de la Escritura que desde el Génesis,
desde el tiempo de Adán, se efectúan sacrificios por el pecado,
los cuales se presentan a Dios para que Dios tenga
misericordia de las personas y acepte un animalito muriendo
en lugar del ser humano, por los pecados del ser humano; pues
si no hay un sacrificio en donde un animalito ocupa el lugar de
la persona y muere por la persona, entonces la persona tiene
que morir; porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva
de Dios es Vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Ahora, estos sacrificios que se efectuaban desde Adán en
adelante, son el tipo y figura de un sacrificio perfecto que
efectuaría el Hijo de Dios, el Mesías Príncipe en Su primera
Venida. Encontramos que también hubo un templo o
tabernáculo terrenal el cual construyó Moisés por orden
divina, el cual era tipo y figura del Templo celestial; y en ese
templo o tabernáculo terrenal hubo un orden ministerial, un
orden sacerdotal el cual estaba encabezado por el hermano de
Moisés, o sea, por Aarón, y sus hijos eran sacerdotes con él;
pero Aarón era el sumo sacerdote, era el único que podía
entrar al lugar santísimo una vez al año con la sangre de la
expiación de aquel animalito o macho cabrío que había sido
sacrificado por los pecados del pueblo.
Toda persona que ese día diez del mes séptimo de cada año
no se había arrepentido y no había pedido perdón a Dios, y no
había afligido su alma por haber pecado contra Dios, no
quedaba reconciliado con Dios, pero todos los que sí se
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acerquémonos confiadamente sabiendo que Él es nuestro
Salvador.
Si falta alguna persona por venir de los que están aquí
presentes pueden venir, y de los que están en otras naciones
también pueden venir a los Pies de Cristo. Con nuestras
manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados,
los que vienen de camino pueden continuar hasta llegar para
que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo,
es que como ustedes, pues hay más personas que quieren vivir
eternamente y han comprendido y han creído que solamente
a través de Cristo podemos obtener la Vida eterna, y así es, no
hay otra forma para obtener la Vida eterna. Con nuestras
manos levantadas a Cristo, al Cielo y nuestros ojos cerrados,
repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de
Cristo en estos momentos:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio
y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Tu primera Venida,
creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el
Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, creo en Tu
Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los
hombres en que podemos ser salvos.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un
Redentor; doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo
como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis
pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me
bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mi el
nuevo nacimiento.
Señor, me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo, sálvame
Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor
Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos
decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
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WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
Tierra, el Creador de los Cielos y de la Tierra, el Padre,
delante de Él sí que necesitamos un buen abogado, el mejor
Abogado, y Su Nombre es: SEÑOR JESUCRISTO.
Les recomiendo ciento por ciento al Señor Jesucristo como
vuestro Abogado, Él es mi Abogado, Él es mi intercesor, Él es
el mediador entre Dios y yo, y yo y Dios. ¿Y de quién más?
Pues de cada uno de ustedes también Él es nuestro mediador,
Él es nuestro Intercesor, Él es nuestro Sumo Sacerdote en el
Cielo, en el Templo celestial, allá en la Jerusalén celestial; y
por eso oramos a Dios el Padre en el Nombre del Señor
Jesucristo, porque es por medio de Él que nos acercamos a
Dios, Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie
viene al Padre, sino por mí.” En oración por eso oramos en el
Nombre del Señor Jesucristo para poder llegar a Dios con
nuestras oraciones.
Y ahora, el mismo Cristo dijo: “Todo lo que pidáis al Padre
en mi Nombre,” Él dice: “Yo lo haré,” en algunos lugares, y
también dice: “El Padre lo dará,” o “el Padre lo concederá.”
Por lo tanto, tenemos a la persona más importante del Cielo y
de la Tierra, y ese es nuestro abogado, nuestro mediador entre
Dios y nosotros, entre Dios y los hombres, ese es Jesucristo
hombre, Jesucristo con Su Cuerpo físico glorificado en el
Cielo, ese es Jesucristo hombre, Jesucristo con Su Cuerpo
glorificado allá en el Cielo sentado en el Trono de Dios, a la
diestra de Dios, a la diestra del Poder de Dios.
Él sabía todo eso, Él sabía que iba a subir al Cielo luego de
Su muerte, sepultura y resurrección, y que Se iba a sentar allá
en el Trono de Dios, por eso dio testimonio a Caifás de lo que
iba a suceder, eso está en el capítulo 26, verso 64 de San
Mateo.
Y ahora, sabiendo que tenemos un mediador entre Dios y
los hombres, sabiendo que tenemos un Intercesor, un Sumo
Sacerdote en el Cielo según el Orden de Melquisedec,
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habían humillado a Dios y habían pedido perdón a Dios,
quedaban perdonados y cubiertos con la sangre de aquel
sacrificio de expiación.
Aunque esa sangre no quitaba el pecado; porque los
animales no tienen alma y por esa causa no puede venir el
espíritu del animal a la persona; pero aquello solamente era el
tipo y figura de un Sacrificio perfecto que vendría a la raza
humana y para la raza humana.
Ahora, en aquel tabernáculo se efectuaban estos sacrificios
el día diez del mes séptimo de cada año, se efectuaba el
sacrificio del macho cabrío, sacrificio de expiación para la
reconciliación del ser humano con Dios, o sea, del pueblo
hebreo con Dios. Toda persona que se acercaba a Dios y había
pedido perdón a Dios quedaba reconciliado con Dios para
vivir un año más; el que no se había arrepentido y no se había
afligido por haber pecado contra Dios, entonces moría durante
ese tiempo; porque la paga del pecado es muerte.
Y ahora, el tipo y figura del Sacrificio del Mesías, vean
todo el beneficio que traía para el pueblo hebreo; y si el tipo
y figura hacía eso, cuánto más la realidad que fue llevada a
cabo en Cristo nuestro Salvador.
Con la sangre del animalito que se sacrificaba, solamente
era cubierto el pecado, pero estaba allí, pero cubierto y Dios
miraba a la persona a través de la sangre y no veía el pecado;
pero ahora con el Sacrificio perfecto que sería efectuado, el
Sacrificio del Mesías, Dios miraría al ser humano a través de
la Sangre y no vería pecado en la persona, ¿por qué? Porque
la Sangre de Cristo limpia al ser humano de todo pecado,
porque la Sangre de Jesucristo es la única que redime al ser
humano.
Por eso en la última Cena con Sus discípulos, Cristo en el
capítulo 26, versos 26 al 29 de San Mateo, tomando el pan da
gracias al Padre y da a Sus discípulos, y dice: “Comed de él
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WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
todos, porque este es mi cuerpo;” y tomando la copa de vino,
dando gracias al Padre, dice a Sus discípulos: “Tomad de ella
todos, porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por
muchos es derramada para remisión de los pecados.”
Y ahora, vean que la Sangre de Cristo es la que redime al
ser humano de sus pecados, el mismo Cristo lo dijo. Es que
Dios haría un nuevo Pacto con el ser humano a través del
Mesías Príncipe el cual estaba tipificado en aquellos
animalitos que eran sacrificados.
Ahora, este nuevo Pacto que es establecido por el mismo
Cristo, del cual Cristo dice: “Esta es mi Sangre del nuevo
Pacto que por muchos es derramada para remisión de los
pecados,” vean, es el nuevo Pacto del cual habló a través del
profeta Jeremías en el capítulo 31, versos 31 al 36; bajo este
nuevo Pacto el ser humano es limpio de todo pecado, es echo
perfecto ante Dios, y Dios lo bautiza con Espíritu Santo y
Fuego, luego que la persona es bautizada en agua en el
Nombre del Señor, y la persona nace de nuevo, nace en el
Reino de Dios. Recuerden que Cristo dijo a Nicodemo en San
Juan, capítulo 3, versos 1 al 6: “De cierto, de cierto te digo,
que si no naces del agua, si no naces de nuevo, no puedes ver
el Reino de Dios.”
El que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios,
así como para nosotros ver este reino terrenal, ¿qué tuvimos
que hacer? Nacer, pero Nicodemo pensó que tenía que nacer
de nuevo a través de su madre. “¿Y cómo puede hacerse esto?
¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de
su madre y nacer?” Él no comprendía lo que era el nuevo
nacimiento, y Cristo entonces le explica: “De cierto, de cierto
te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede
entrar al Reino de Dios.”
Nacer del Agua es nacer del Evangelio de Cristo. Al
escuchar el Evangelio nace la fe de Cristo en el alma de la
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medio de Cristo, no hay otro mediador entre Dios y los
hombres, solamente hay UNO, y Su Nombre es SEÑOR
JESUCRISTO, Él es nuestro Intercesor delante de Dios, es a
través de Él que obtenemos el perdón de nuestros pecados y
somos reconciliados con Dios, y no solamente eso, sino que
aún la persona luego de haber recibido a Cristo como
Salvador y estar en medio de la Iglesia del Señor como un
miembro del Cuerpo Místico de Cristo, si en algún momento
tiene algún problema, que peca, comete algún error, algún
falla, lo confiesa a Cristo, y Cristo lo perdona y con Su Sangre
lo limpia de todo pecado.
O sea, que Cristo mantiene limpio delante de Dios a todo
aquel que lo recibe como su único y suficiente Salvador; por
eso es tan importante siempre pedir perdón a Cristo por toda
falta, error o pecado que hayamos cometido, para que Él con
Su Sangre nos limpie de todo pecado y nos mantenga limpio
ante Dios.
Y ahora, Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre, Él es
el Ángel del Pacto, el mismo Sumo Sacerdote del Templo
celestial, Melquisedec, que le había aparecido a Abraham y Él
bendijo a Abraham en el capítulo 14 del Génesis y le dio pan
y vino; es el mismo Melquisedec, Jesucristo, el cual está
sentado a la diestra de Dios en el Cielo, en el Trono de Dios,
y ese Trono es el Trono de misericordia, el Trono de
Intercesión, el Propiciatorio delante de Dios.
Y por consiguiente Él está mirándonos e intercediendo por
cada uno de nosotros en todo tiempo que nosotros pedimos a
Él perdón, y que nos limpie de todo pecado con Su Sangre
preciosa; ese es mi abogado en el Cielo y yo no les
recomiendo a otro abogado delante de Dios, porque no hay
otro abogado que pueda atender nuestro caso; el Abogado
perfecto es Jesucristo, y es el único que no ha perdido ni un
caso, ni un solo caso ha perdido. Y ante el Juez de toda la
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WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
recibe como único y suficiente Salvador; Él llamó a esas
personas que lo recibirían como Salvador, los tipificó en
ovejas o con ovejas; por eso Él dice: “Mis ovejas oyen mi Voz
y me siguen.” ¿Cuál es Su Voz? El Evangelio de Cristo, lo
escuchan y siguen a Cristo, creen en Cristo y lo reciben como
Salvador, y Él dice: “Y Yo las conozco, y Yo les doy Vida
eterna.”
La única forma para recibir la Vida eterna es recibiendo a
Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Recuerden
que Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie
viene al Padre, sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6).
No hay otra forma de acercarse el ser humano a Dios, no hay
otra forma para el ser humano ser reconciliado con Dios,
solamente hay una, y es por medio de Jesucristo nuestro
Salvador. En Romanos, capítulo 5, el gran apóstol San Pablo
conocedor de este misterio de Cristo y de Su ministerio como
Sumo Sacerdote, nos dice en el capítulo 5, de Romanos,
versos 6 en adelante, dice:
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo
murió por los impíos.
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo,
pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que
siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por
él seremos salvos de la ira.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados,
seremos salvos por su vida.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por
el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora
la reconciliación.”
La reconciliación del ser humano con Dios la recibimos por
EL ÚNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES . . .
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persona, cree en Cristo y da testimonio público de su fe en
Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador, y luego
Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y produce en la persona
el nuevo nacimiento, y ahí la persona nació del Agua del
Evangelio, y del Espíritu Santo. Tan sencillo como eso.
Ahora, el Reino de Dios está en la esfera espiritual en
donde la persona obtiene ese nuevo nacimiento espiritual en
el cual nace en el Reino eterno de Dios, y luego más adelante
entraremos físicamente al Reino de Dios con cuerpos eternos
cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos y
los que vivimos seamos transformados. Tan sencillo como
eso; para eso es la segunda Venida de Cristo: para la
resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de
nosotros los que vivimos para así tener un cuerpo eterno,
inmortal, incorruptible, joven y glorificado, como el Cuerpo
glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Ahí tenemos el
Programa Divino por el cual Cristo vino y murió en la Cruz
del Calvario.
Y ahora, Cristo luego de morir, ser sepultado y resucitar
glorificado, subió al Cielo, se sentó a la diestra de Dios en el
Cielo, se sentó en el Trono de Dios y por eso Él dijo en San
Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20: “Todo poder me es dado
en el Cielo y en la Tierra.” Y también dice en ese mismo
pasaje: “He aquí Yo estoy con vosotros todos los días hasta el
fin del mundo.”
Y ahora, Cristo está en el Cielo en el Templo celestial que
estaba tipificado en el templo o tabernáculo que construyó
Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón; pero
ahora ni está el tabernáculo que construyó Moisés, ni está el
templo que construyó el rey Salomón, pero está el Templo
celestial en el cual Jesucristo está como Sumo Sacerdote
según el Orden de Melquisedec; Él es el Ángel del Pacto que
le apareció a Moisés y libertó al pueblo hebreo por medio de
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Moisés, y estableció el Pacto con el pueblo hebreo en el monte
Sinaí.
Ese Ángel del Pacto es Jesucristo en Su Cuerpo angelical
y por eso es que cuando viene en carne humana en medio del
pueblo hebreo, viene para establecer un nuevo Pacto, Él es el
único que puede establecer pactos, porque Él es el Ángel del
Pacto.
Y ahora, Jesucristo en el Cielo está como Sumo Sacerdote;
ese Orden Sacerdotal del Cielo, llamado el Orden Sacerdotal
de Melquisedec, fue reflejado, tipificado en el orden
sacerdotal que estaba en el tabernáculo que construyó Moisés,
o sea, el orden sacerdotal de Aarón; pero ya estando Cristo en
el Cielo como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre
intercediendo por cada persona que lo recibe como Salvador,
pues ya no se necesita en la Tierra un tabernáculo o un templo
con un orden sacerdotal para ofrecer sacrificios de animalitos;
porque ya Dios no acepta sacrificios de animalitos, porque ya
fue hecho un sacrificio perfecto por el mismo Jesucristo
poniendo Su Cuerpo en Expiación por nuestros pecados,
conforme a Isaías, capítulo 53, versos 10 en adelante;
encontramos que dice que Él pondría Su Vida en Expiación
por el pecado, y cuando se pone la vida en Expiación, pues
tiene que morir el que la pone, es la Expiación por el pecado
Cristo muriendo en la Cruz del Calvario.
Él mismo es el que presenta Su propia Sangre en el Templo
celestial de Dios, en el Lugar Santísimo como lo hacía el sumo
sacerdote en la tierra, en el tabernáculo que construyó Moisés
y el templo que construyó el rey Salomón; pero ahora
encontramos que la Sangre de Cristo no es presentada en el
templo terrenal sino en el Templo celestial; y allí Cristo
permanece en el Trono del Padre, el Trono de Intercesión, allá
en el Lugar Santísimo del Templo celestial, allá en la
Jerusalén celestial, donde el único orden sacerdotal que existe,
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es el Orden Sacerdotal de Melquisedec, y ese Melquisedec es
Jesucristo en Su Cuerpo angelical; pero ahora con Su Cuerpo
físico glorificado es la primera ocasión en que en el Templo
celestial está un hombre: el Ángel del Pacto, Melquisedec con
un cuerpo físico de carne pero glorificado, haciendo
Intercesión por los seres humanos que lo reciben como único
y suficiente Salvador. Tan sencillo como eso.
No hay otro Salvador, no hay otro Intercesor, no hay otro
mediador entre Dios y los hombres, solamente hay un
mediador y éste es nuestro amado Señor Jesucristo; ya en la
Tierra no hay sacrificio de animalitos por el pecado del ser
humano, pues no hay templo tampoco allá en Jerusalén, fue
destruido y allí era el lugar que tenía que ser presentado el
sacrificio de expiación una vez al año conforme a las
ordenanzas divinas, y también allá en la tierra de Israel se
llevaba a cabo la pascua en memoria de la pascua que se llevó
a cabo allá en Egipto para la preservación de la vida de los
primogénitos.
Y ahora, en la Tierra no hay sacrificios de animalitos que
tengan valor delante de Dios para expiar el pecado del ser
humano, ha sido establecido un Sacrificio perfecto, es el
Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, y hay solamente
una cosa que limpia al ser humano de todo pecado, y es la
Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, por lo tanto si alguno
ha pecado, abogado tenemos para con el Padre: a Su Hijo
Jesucristo, no hay otro abogado en el Cielo que nos pueda
defender. El Sumo Sacerdote, pues ese es el abogado, el que
intercede, como el abogado en la corte intercede por su
cliente.
Y ahora, no hay otro mediador entre Dios y los hombres,
solamente hay UNO, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.
Ese es mi intercesor delante del Padre, ese es mi abogado
delante del Padre, Él recibe al pecador, la persona que lo
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