Boletín 22

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Publicaciones INIA Quilamapu
INFORMATIVO AGROPECUARIO
BIOLECHE - INIA QUILAMAPU
GOBIERNO DE CHILE
MINISTERIO DE AGRICULTURA
INIA QUILAMAPU
Una planta parásita que hay que controlar
LA CÚSCUTA O CABELLO DE ÁNGEL
Víctor Kramm M.
Ingeniero Agrónomo, M. S.
Alberto Pedreros L.
Ingeniero Agrónomo, Ph.D.
Investigadores INIA-Quilamapu
La cúscuta o cabello de ángel (Cuscuta spp.) es una planta parásita reportada por primera vez en el país a mediados del siglo
pasado, cuando el botánico Claudio Gay, en sus primeros estudios, indica la existencia de 5 especies.
FOTO 1. Cúscuta en remolacha
azucarera.
La cúscuta, al estar desprovista de clorofila, es considerada como una parásita obligada, y como tal está clasificada como
planta Holoparásita, es decir, que para completar su ciclo requiere de un huésped. Pertenece a la familia Cuscutaceae, familia
cosmopolita compuesta por un solo género y cerca de 170 especies.
Su importancia económica está definida por el ataque que se presenta sobre algunos cultivos como remolacha azucarera y tomate, y
sobre algunas forrajeras como alfalfa y trébol rosado. El control de esta planta parásita está supeditado a un número limitado de herbicidas,
cuyo efecto no es del todo satisfactorio, ya que deben ser aplicados en forma repetida y con altos costos para el productor.
Ciclo de vida
El ciclo de vida de esta planta consta de dos fases, una que ocurre en el suelo, al estado de semilla y plántula emergente, y otra
que corresponde al estado parasítico propiamente tal, cuando se ubica sobre los tallos y hojas del hospedero, extrayendo agua, sales y
todo el nitrógeno y carbono que necesita para sus procesos vitales.
La cúscuta se reproduce exclusivamente por semillas, las que produce en grandes cantidades durante todo el verano. La cantidad
de semillas producidas y el largo del período reproductivo es una de las características que diferencia una especie de otra. Una
vez deshidratada la testa de la semilla, éstas entran en un estado de dormancia, aspecto que puede permitirles permanecer viables
por largos períodos. Se indica, por algunos autores, que la cúscuta puede permanecer viable en el suelo por períodos superiores a 30
años, por lo que el estudio de su biología reviste especial importancia.
La dormancia se rompe una vez que la testa se hace permeable al agua y al aire, germinando rápidamente. Desde el suelo emerge un
tallo muy tenue, similar a un cabello rubio (de ahí su nombre), el que se dobla y rota sobre su eje hasta encontrar una superficie
sólida donde establecerse. Si este objeto es una planta apropiada u hospedero, los tallos filamentosos de la cúscuta se fijan fuertemente
a los tejidos por medio de estructuras de fijación llamadas "haustorios", órganos distintivos y exclusivos de las plantas parásitas. Una
vez establecida la conexión fisico-química con el hospedero en la epidermis de los tallos, los haustorios penetran hasta llegar a los
vasos conductores del floema (conjunto de tejidos que constituyen parte del sistema de conducción de la savia en plantas superiores)
desde donde extraen los solutos (savia) que requieren para su supervivencia. El crecimiento de esta planta parásita puede alcanzar hasta
7 cm al día.
Hospederos
La cúscuta posee una gran cantidad de plantas que pueden ser hospederas. El rango de hospederos comprende una gran cantidad
de especies cultivadas, malezas y algunas especies de la flora silvestre, la mayoría de ellas, dentro de las dicotiledóneas.
En Chile, ha sido calificada como la maleza parásita más importante para la remolacha azucarera (Foto 1), tomate (Foto 2) y
especies forrajeras como alfalfa (Foto 3) y trébol rosado. En forma más aislada, ha sido reportada en cultivos de viñas, (foto 4),
tabaco, papa, pimiento, cebolla, garbanzo, lechuga, espinaca y algunas cucurbitáceas. También ha sido vista atacando cítricos
como limonero y naranjo. En malezas como hinojo, sanguinaria (Foto 5) y quingüilla (Foto 6) se han descrito fuertes ataques.
FOTO 2. Cúscuta en tomate.
Daños
Los daños han sido evaluados en las especies cultivadas de importancia económica. Es así como la Industria Azucarera Nacional S.
A. estima que los rendimientos de remolacha pueden afectarse en más de un 35% en la producción total, disminuyendo, además,
el contenido de azúcar o calidad industrial en 3 a 4 grados. Esta misma empresa indica que el debilitamiento de las plantas infestadas
las hace más propensas al ataque de enfermedades como marchitez, amarillez virosa y pudriciones.
En alfalfa se informan daños de hasta un 35% de la producción y se indica que es fundamental poner atención en ataques en
el establecimiento y desarrollo de las plántulas, ya que de no controlarse en este estado, las pérdidas pueden ser totales.
En tomate no existen evaluaciones de daño económico, pero las observaciones visuales efectuadas durante la temporada 1995/96 (Foto
3) indican la severidad con que esta planta parásita puede comprometer el cultivo.
FOTO 3. Efecto de no control
de cúscuta en alfalfa.
Si consideramos, sólo en remolacha, el nivel de daños, sabiendo que aproximadamente el 50% de la superficie de este cultivo podría
estar comprometida, el valor monetario del daño alcanza varios millones de dólares. Por otro lado, el único producto que se ha
comportado en forma más o menos satisfactoria en labores de control es la propyzamida, del cual se requiere, al menos, dos
aplicaciones con un costo aproximado a US$50 / ha por aplicación, encareciendo los costos de producción en 2 toneladas/ha.
Métodos de control
Control mecánico. El uso de cultivadores en la entrehilera de la remolacha azucarera produce un buen nivel de control, pero es
inefectivo para las plantas que emergen junto a la remolacha sobre la hilera del cultivo, siendo las que más lo afectan. El control
manual no es efectivo ya que después de arrancada la cúscuta, ésta rebrota desde los puntos de contacto y provoca un nuevo
ataque.
En el caso de la alfalfa existe una característica favorable, ya que debido a su vigoroso crecimiento, provoca un efecto de
sombreamiento que no le permite prosperar a la cúscuta en forma adecuada durante la mayor parte del desarrollo de esta forrajera.
De hecho, este método de control sí es importante en los estados iniciales de la leguminosa, ya sea en el establecimiento como después
de cada corte.
El sistema actual de control de la cúscuta en alfalfa es en forma química o mecánica al establecimiento del cultivo, o bien, una
vez establecida, eliminar los focos de cúscuta antes de que produzcan semillas. La forma de control más utilizada es a través de corte
de los focos de infestación y eliminación de los residuos a través de la quema con petróleo. Sin embargo, algunos autores plantean que
esta práctica podría estimular el rompimiento de la dormancia de otras semillas, con lo que se agravaría el problema.
Control químico. La literatura menciona el uso de productos químicos fumigantes, especialmente en el caso de viveros, práctica que
no es factible de utilizar, a nivel comercial, en el campo.
El uso de herbicidas parece ser la alternativa más promisoria de control, pero debe considerarse que el uso de estos productos tiene
un grado de fitotoxicidad en el cultivo, aunque últimamente, al usar dosis subletales de algunos productos de acción total, se logra
controlar la maleza, sin afectar mayormente el cultivo hospedero.
FOTO 4. Ataque de cabello de ángel en
Viñas. Pencahue, 1999.
Para entender mejor la acción de estos herbicidas sobre la planta parásita, se revisarán en dos grupos. En el primero se estudiará el
efecto de los herbicidas de Presiembra Incorporados (PSI) y de Preemergencia (PRE), para luego revisar los estudios sobre el efecto de
los herbicidas de contacto y sistémicos que se aplican de postemergencia (POST), una vez que la maleza se encuentra establecida en
el cultivo.
1- Herbicidas PSI y PRE
Uno de los primeros herbicidas usados en el control de cúscuta fue el clorpropham, el cual mostró un buen efecto sobre la alfalfa
aplicado antes de la germinación de la cúscuta en primavera. En la actualidad, este herbicida se encuentra discontinuado.
FOTO 5. Cúscuta en sanguinaria.
Otro herbicida del grupo de los carbamatos es la propyzamida o pronamida, activado a la dosis de 2 kg i.a./ha, teniendo mayor
persistencia en el suelo. Sin embargo, esta persistencia disminuye cuando la temperatura aumenta, coincidiendo con la mayor
germinación de la cúscuta. Se ha reportado alta selectividad en garbanzo, remolacha azucarera, cebolla y cranberry.
Las dinitroanilinas: trifluralina y pendimetalina, presentan un alto potencial para el control de la cúscuta. La trifluralina da un
resultado incompleto en su formulación líquida, aun cuando es incorporada al suelo. En otros países existe en formulación granulada, la
que daría mejores resultados. La pendimetalina es, actualmente, el herbicida más usado para el control de cúscuta en semilleros de
alfalfa, y es aplicado en PRE del cultivo a dosis de 1 4,5 kg i.a./ha, antes de que la cúscuta germine. Sin embargo, no la controla
cuando ésta ya está establecida. Posee menor volatilidad que la trifluralina, por lo que no requiere ser incorporada, pero los
mejores resultados se obtienen cuando la aplicación es seguida de un riego o una lluvia dentro de los siguientes 10 días.
Ethofumesato ha sido usado en forma exitosa en aplicaciones PRE y POST en remolacha azucarera en dosis de 0,6 a 1,6 kg i. a./ha,
pero es dañino para la alfalfa. Este herbicida inhibe la germinación de la semilla y también la elongación de la plántula de cúscuta.
FOTO 6. Cúscuta en Quinguilla.
2- Herbicidas que controlan la cúscuta establecida
Varios de los herbicidas mencionados han sido utilizados exitosamente como herbicidas de postemergencia.
En la bibliografía se indica dos tipos de acciones al respecto: a) herbicidas de contacto y b) sistémicos.
a) En alfalfa se conoce el comportamiento de diquat y paraquat a diferentes dosis, pero su aplicación se recomienda cuando el cultivo
se encuentra en latencia invernal o se asume un grado de daño que posteriormente se recupera. Son los tratamientos más indicados
para "desmanchar" sectores infestados, en lugar de arrancar a mano o quemar. Es importante destacar las limitaciones de uso de
estos herbicidas, ya que pueden presentar efectos tóxicos agudos en las personas que los aplican.
Dentro de los herbicidas "translocables" o sistémicos se destaca el glifosato que, en dosis bajas, se moviliza por el cultivo y se
acumula preferentemente en la maleza parásita, causándole un daño de consideración. En dosis de 75 - 150 g i.a./ha presenta un
control selectivo de la cúscuta en alfalfa establecida, con un daño mínimo para el cultivo. Lo interesante de estos tratamientos es que
se aprecia que el riesgo de daño a la alfalfa es reducido y la cúscuta absorbería la mayor parte del herbicida, alejándolo de los centros
de crecimiento de la planta huésped. Se necesitan varias aplicaciones, toda vez que el tratamiento no erradica la maleza. Estas aplicaciones
de glifosato en dosis subletales se han informado como exitosas, además, en cultivos como cítricos, cranberries y zanahoria.
Imazethapyr, en dosis de 75 - 100 g i.a./ha, se ha comportado de igual forma en varios cultivos de leguminosas, entre ellos soya, habas
y arvejas.
En el Cuadro 1 se presentan las alternativas de control químico utilizadas para la cúscuta:
Cuadro 1. Herbicidas selectivos para el control de cúscuta en diversos cultivos.
Herbicida
Dosis
(kg. i.a./ha)
Cultivos
Tipo de Aplicación
Trifluralina
0.5 1.5
Maravilla, arvejas, zanahorias,
otras.
PSI
Pendimetalina
1 4
Alfalfa, arvejas, papas,
maravilla, tabaco.
PRE
Propizamida
23
Raps, remolacha azucarera
PRE Y POST
0.075 - 0.1
Soya, habas, arvejas,
leguminosas de grano en
general
PRE y POST
Imazethapyr
Control integrado. Se refiere a la integración de todos o parte de los métodos antes descritos, de forma de disminuir la posibilidad
que la maleza se establezca exitosamente. Así, con labores como atraso en la época de siembra, uso de semilla limpia, rotación con
cultivos no susceptibles, remoción de los hospederos alternativos silvestres, además de las medidas de control químico, biológicas,
etc, se realice un manejo más eficiente de la maleza y del cultivo. El punto más importante es la prevención, es decir, evitar que la
maleza llegue a un potrero o predio, y cuando ésta aparezca, emplear todos los medios al alcance para evitar su diseminación.
Es importante señalar que existen estudios destinados a buscar algunas propiedades farmacológicas de la cúscuta, con lo cual se
podría obtener un beneficio, pero mientras esto no ocurra, hay que evitar que invada los campos de cultivo.
Recomendaciones generales para evitar el ingreso de la maleza a un predio no infestado.
1. Usar sólo semillas certificadas o limpias. Las semillas de cúscuta son muy similares a las de alfalfa.
2. Limpiar prolijamente los equipos al trasladarse de un lugar infestado a otro limpio.
3. Confinar los animales que ingresan por primera vez a un predio a sectores donde puedan eliminar las fecas de los alimentos que han
consumido en otros predios.
4. Evitar el uso de guanos orgánicos de origen desconocido en suelos limpios.
5. Usar trampas de malezas en los canales de acceso de agua, ya que ésta es una de las formas más comunes de entrada de esta
maleza.
Conclusiones
El estudio de la cúscuta como maleza parásita y su control, pareciera ser más fácil que lo que ocurre con otro tipo de malezas
parásitas como Orobanche spp. Ello debido, principalmente, a que es un parásito aéreo que no depende de estímulos de su hospedero
para germinar y establecerse en un cultivo. Es decir, germina espontáneamente cuando las condiciones de temperatura y humedad
son favorables.
Se han realizado numerosos estudios sobre esta maleza parásita a nivel mundial como consecuencia de su distribución cosmopolita, pero la
mayoría de ellos se han efectuado en alfalfa y otras especies forrajeras, existiendo poca información sobre los efectos y los métodos
de control más adecuados cuando ataca la remolacha azucarera. Esta especie es la más afectada entre los cultivos anuales en
Chile, donde se siembran, cada año, alrededor de 50.000 ha.
Existen una serie de herbicidas y otros métodos de control que han mostrado buenos efectos sobre la maleza, quedando por
realizar estudios que apunten hacia el control efectivo de esta especie.
Un control integrado, promoviendo las rotaciones más largas en remolacha, acompañado de tratamientos profilácticos, como el uso
de ethofumesato y/o propyzamida, podrían mejorar la situación en que se encuentra aproximadamente el 40% de la superficie de
la remolacha azucarera. Un aspecto de vital importancia es la identificación certera de las especies y/o biotipos presentes en Chile, ya
que de esa forma se podrá elaborar una estrategia de manejo integrado de esta maleza parásita.
En general, el control de la cúscuta es complejo ya que los herbicidas que se emplean no tienen el grado de efectividad esperado, y
además atentan contra la limpieza del medio ambiente. Un esquema de control integrado, donde se conjuguen métodos culturales,
químicos y hasta biológicos, se vislumbra como el más apropiado para enfrentar este problema, que en la actualidadse presenta
con progresiva importancia desde la III hasta la X regiones.
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